Cuarto Capítulo
Una semana después Hermione había vuelto a la normalidad con Ron, como si nada hubiera pasado, eran de nuevo la pareja feliz que todo Hogwarts extrañaba durante su separación. Pero Hermione se sentía cada día peor, por la gran traición a penas podía decirle a Ron que lo amaba cuando el se lo repetía cien veces si era necesario queriendo escucharlo de ella. De todas formas, Ron se sentía feliz con ella y pensaba que solo le tomaría tiempo hasta dejar en el pasado la tristeza de su separación. Quien hubiera pensado que Hermione ni siquiera se le pasaba por la cabeza los problemas con él, ya que tenía suficiente con encontrarse en cada rincón con Draco y siempre sintiéndose en una situación incómoda y vergonzosa no intercambiaban palabra alguna. Además hace tiempo que no se insultaban o se hacían la vida imposible y Hermione había comenzado a extrañar aquellos momentos. Draco, se comportaba tan extraño que Hermione aseguraba que se acordaba de todo lo que había pasado.
Una tarde, estaban Ron y Hermione acostados en la habitación de los hombres, el la abrazaba y ella miraba hacia el techo mientras que estaba lejos de aquella habitación. Recién volvió a la realidad cuando escucho a Ron hablar.
-Hermione, sabes quería hablar de algo contigo que me ha dejado pensativo estos días.
-¿Que cosa?
-Creo que llevamos harto tiempo juntos y estoy seguro de lo que siento por ti Hermione y..- Ron comenzó a besarla en el cuello y luego en la oreja y paro solo para decirle-Estamos solos Hermione, los demás están jugando Quidditch y no volverán hasta un rato más.
-¿Qué estás diciendo? –dijo Hermione, sabiendo a donde quería llegar él y intentando alejar su rostro para que no siguiera besándola
-Bueno tu sabes a lo que me estoy refiriendo Mione.- le decía y se acercaba cada vez más a ella.
-Ron sabes que te quiero, pero si eso es lo que querías deberías haber pensado antes de actuar, nunca espere esto de ti, enviando a jugar Quidditch a todos para estar solo ¿¡Qué con lo que yo quiero o no quiero! – Hermione se comenzó a alterar, sabía muy bien porque reaccionaba de esta forma. Se levantó y se dirigió hacia la puerta.
-¡No lo tomes así Mione!..No te vallas…no…-Ron se quedó hablando solo, no entendía que es lo que había hecho mal.
Hermione mientras tanto corrió fuera de la sala común, y sin saber porque y a donde corrió por los pasillos del colegio en busca de algo o alguien. Estaba alterada por todo lo que había pasado y sabía que Ron no tenía la culpa, pero ella sabía que era muy tarde para volver. De repente llegó a los pasillos cerca de la sala común de Slytherin y no supo porque había llegado hacia el sector de Slytherin sin si quiera querer. A unos cuantos metros, se encontró con un cuadro que le parecía tan conocido. Se quedo un instante mirándolo y de pronto escucho una voz de tras de ella.
-¿Que es lo que miras Granger?- Era Draco, volviendo de alguna hora de clase, tenía los libros en la mano y la mirada arrogante que acostumbraba llevar.
-Nadie te preguntó.-Hermione seguía mirando el cuadro, no se atrevía a mirarlo a los ojos, primera vez que hablaban desde aquella noche.
-Bueno es que justo estas en mi camino, ese cuadro es la puerta hacia mi habitación.- Draco en cambio la miraba detenidamente y se preguntaba porque la mirada de Hermione lo evitaban de aquella forma.
-Que lástima. Me llamó la atención el cuadro, pero nada personal.
-Sabes justo quería hablar contigo, créeme esto no se va a repetir nunca más, pero tendré que pedirte que entres, no quiero que nadie me vea conversando contigo.- Draco le ofreció la entrada, y Hermione le temblaba la voz cuando habló.
-Que sea breve, tengo mejores lugares donde estar que tu habitación.
Entraron. La habitación seguía tal cual como Hermione la recordaba, después de todo, no había pasado tanto tiempo. Draco se apoyo contra la ventana y miró a Hermione, pareciera querer descifrar sus pensamientos, la miraba profundamente, sin parpadear y sin moverse ni un solo milímetro, su mirada no era precisamente agradable. Ella por el otro lado a penas podía quedarse quieta, las piernas le temblaban y temía hablar por no escuchar sonido alguno salir de sus labios, miraba al suelo, miraba sus manos y cuando Draco le dijo que si se quería sentar que a el no le molestaba, se sentó inmediatamente.
-Mira, se que es bastante extraño que te pidiera que vinieras. Yo mismo no se porque querría estar con una sangre sucia en la misma habitación.
-Malfoy, podrías llegar al punto.
- Esta bien. No se que hiciste pero, ¡No puedo dejar de pensar en ti! Estoy desesperado, ya que tú y yo sabemos el odio que hay entre nosotros. No quiero saber que es lo que hiciste conmigo, si era una broma Granger, créeme que te vas a arrepentir el resto de tu vida. ¡Ninguna poción amorosa va a cambiar lo que siento por ti!-
Draco no cambio la cara que tenía desde que comenzó a hablar hasta que terminó. Hermione, había entendido, Draco no se acordaba de lo que vivieron y nunca lo haría, ella tampoco se acordaba, pero cuando despertó aquella mañana junto a él, sabía que lo que había pasado no había sido solo un accidente, los dos lo habían querído y los dos habían permitido que pasara.
-Malfoy, no puedes acusarme así, es cosa tuya en quien piensas y en lo que pierdes tu tiempo, si lo haces es por algo y quiero que sepas que nunca te di una poción y nunca he tenido intención, si tuvieras un poco más de cerebro estarías al tanto que yo también siempre te he odiado y no quiero que te acerques más a mi, porque yo no me merezco esto.-
Hermione queriendo decirle tantas cosas, contarle todo lo que había sucedido, gritarle que había sido el quien la había traído a su habitación, que el mismo había estado en esta cama con ella! Pero se quedo callada, le dijo que se iba, no quería seguir esta conversación sin rumbo alguno. Draco no hizo nada por evitar que se fuera, tampoco le respondió nada después.
Apagó la luz, se desvistió y se acostó. Odiaba todo de aquel día de porquería, odiaba a todos, odiaba su vida, odiaba estar en ese colegio. Pero más que todos los odios del mundo, odiaba el no odiarla como antes lo hacía.
