Hola, q huena los que siguen leyendo hasta este capitulo, la verdad esque hace mucho que no publicaba, me agarro la vida supongo y no me soltó más. Espero que les siga gustando o al menos pasen un buen rato, xaus.
Mansión Malfoy
Estaba lloviendo en los campos de Hogwarts, era un día oscuro y nublado, y Hermione melancólica miraba por la venta de la sala común, despidiéndose del mundo que tanto adoraba, despidiéndose de las amistades que había forjado (siendo que las mejores de ellas, las había perdido) y mirando toda su historia en Hogwarts como que jamás iría a volver. El momento lamentablemente había llegado, las cosas ya las tenía empacadas y había procurado de dejar una carta para Ron sobre su cama, intentado de explicar más calmadamente como se dieron las cosas y cuanto lo había amado en su momento. No tuvo mínima intención de hablar o despedirse de Harry, solo Ginny apareció el día de la despedida en la sala común para abrazarla y desearle lo mejor. Unas lágrimas cayeron por los ojos de las dos amigas y Ginny prometió ir a visitar y mantenrse siempre en contacto con ella. Asique Hermione había supuesto que eso era todo, solo quedaba tomar sus pertenencias y caminar a la oficina de la Profesora MacGonagall, donde se encontraría con Draco para aparecer ambos en la Mansión. Hermione se alegró de encontrarse con Draco aquella mañana. El esperaba frente a la oficina de la profesora y al ver a Hermione, sonrió y se acercó a ella. Hermione como tirándose sobre sus brazos lo abrazó y calladamente colocó la cabeza sobre su hombro y cerró los ojos. Draco le acarició el belo y el cuello y dijo:
-Amor, todo va a estar bien, Te Amo.
En ese mismo instante apareció la profesora MacGonagall por el pasillo acompañada de Dumbledore. Abrió la cerradura con una llave y dejo que entraran. Dumbledore miró a Hermione por un largo instante, como queriendo recordar su imagen, y luego con sus manos tomo la cabeza de Hermione y le dio un beso en la frente.
-Cuidense entre ustedes y siempre tendrán paz y tranquilidad.- Dumbledore paso de mirar a Hermione a mirar a Draco y le dio un apretón de mano a este.
La profesora MacGonagall también se despidió seguidamente.
-Señorita Granger, tenga mucho cuidado, la queremos de vuelta próximo año y usted también Señor Malfoy.- MacGonagall le pestañeo un ojo a Hermione y le deseó suerte a los dos.
Draco le tomó la mano a Hermione y miró las llamas que se extinguían en la chimenea.
-¡A LA MANSION MALFOY!- grito Draco fuerte y claro, acto seguido tiró el polvo que alojaba en su mano y la pareja desapareció de la sala, solos quedaron Dumbledore y MacGonagall mirando como las llamas de la chimenea se consumían.
Mientras tanto Draco y Hermione aparecieron en un lugar totalmente desconocido. Por venir de un ambiente con tanta luz y claridad, Hermione apenas pudo ver con tanta oscuridad. Hermione tenía el presentimiento de que estaban en el lugar equivocado. Una ola de frío le congelo los brazos desabrigados y no sentía a Draco cerca suyo. Comenzaba a sentir miedo cuando Draco la abrazó por la espalda.
-Ahí estas, ¿Amor estas seguro que estamos en el lugar correcto?
-Mione, bienvenida a lo que mi padre llama, la Mansión Malfoy, ¡Lumus! – con un simple movimiento de la varita una centena de candalabros permitieron ver en tanta oscuridad y finalmente no era lo que Hermione se esperaba con un presentación tan escalofriante. Se encontraban en un salón enorme, seguramente la recepción de la casa y muy lejanamente por el pasillo, se podía ver la chimenea por la cual se habían trasladado. A pesar de los candelabros la casa seguía siendo un lugar en penumbras y sumamente tenebroso. En las paredes colgaban retratos que miraban siniestramente y de vez en cuando intentaban asustar a quien los mirara y sobre las repisas y los estantes reposa el polvo hace quien sabe cuantos años.
- Da asco como mi padre mantiene esta mansión, además que sus elfos no son lo más eficiente que se ha visto.
-Asi que tienen elfos.- Hermione obvio comentario alguno, prefiriendo que la conversación acerca de los elfos terminara ahi.
-Si, como esperas que esta case funcione si no los tuviéramos- Al terminar la frase, dos elfos más pequeños que la mediana aparecieron frente a Hermione y Draco como por arte de magia. Por su vestimenta Hermione supo que uno era macho (que porcierto le recordaba a Dobby) y la otra hembra.
-¿El señor Draco nos llamó?- dijo el elfo macho. – Buenas tardes, mucho gusto conocerla, señorita…eeeemmmm…….Sangre Sucia si no me equivoco, así es como le dijeron a Canopus que se llamaba.- el elfo sonrió con mucha gracia y miro directamente a Hermione.
Hermione se imaginaba ciertos comentarios así viniendo de Lucius Malfoy, asi que intento no mostrar la rabia interior.
-Canopus, no te atrevas nunca más a decirle así a ella, o te irás de esta casa y no te irá para nada bien. Se llama Hermione, y así la llamaras, señorita Hermione.-
-Disculpe Señor Draco, a Canopus le dijo el Amo Malfoy que así se llamaba la Señorita…bueno...supongo que a usted también la hace caso Canopus, entonces...Señorita Hermione le mostrare su habitación…-El elfo tiró a Hermione del pantalón para que lo siguiera. Pero antes que pudieran avanzar mucho, sono un portazo viniendo del segundo piso y unos pasos caminando en la vieja madera. Los dos elfos, se pararon rigidamente y levantaron la cabeza. Por la escalera iba bajando nadie menos que Lucius Malfoy y su voz resono por el salón.
-Aguarda Canopus, tengo interés de hablar con mi hijo y la señorita.- Llevaba el pelo suelto como acosumbraba y su túnica arrastraba el suelo, a Hermione le corrió un escalofrío por todo el cuerpo y sintió el deseo de sacar su varita. Intento contenerse agarrándose el brazo de la varita con la mano. Como llegaron, los dos elfos se esfumaron.
-Síganme- Lucius dobló en un pasillo en el primero piso que tenía más o menos el mismo aspecto que toda la casa. Los dejó entrar a una habitación que al parecer era su oficina. Varios retratos hablaban y cuando Lucius entró los hizo callar rápidamento. Draco entró y ayudo a Hermione a sentarse.
-Así que tú eres la famosa Hermione…. Te quedarás acá hasta que tengas tu hijo y quiero que a los dos les quede muy claro que nadie sabrá nada de esto. –Lucius paso de mirar a Draco a mirar Hermione como alertándolos de lo que podría pasar si alguno abriera la boca. –Hable con Dumbledore y quedamos que en cuanto tengas el hijo, volverás al colegio. En lo que te concierna a ti Draco, trabajaras conmigo y no quiero escuchar ninguna palabra más. Draco te pediré que te vayas que quiero hablar a solas con Hermione.-
Draco miró a su padre con enemistad y salió por la puerta
-Bien…..Hermione….Cuando tengas aquel bebe, dejaras a mi hijo en paz. Los dos sabemos muy bien que no hacen buena pareja y que quiero otra cosa para mi hijo que tú. ¿Nos entendemos?-Hermione estaba esperando un comentario así de Lucius Malfoy, después de todo era él, él que más odio tenía hacia los muggles.
-No dejare a Draco. Nos queremos y usted no es nadie para decirme que hacer.–Hermione contuvo el reaccionar apresuradamente, asique permanecio inmovil esperando lo que tuviera el padre de Draco que responder.
-Mira no me hables así sangre sucia, ahí veremos que es lo que sucede, pero te advierto Hermione, no te metas conmigo. No le digas nada de lo que dije a Draco si no quieres asumir las consecuencias y pagar por la vida de alguien querido- Lucius cerró su puño y golpeo la mesa.
-Me retiro, muchas gracias por ofrecerme su casa, pero si me dice sangra sucia y me alenta tanto el permanecer en esta casa, temo que prefiero irme lejos con Draco.- Hermione se levanto insultada y herida y salió sin volver a mirar a la cara a su desgradable suegro. Afuera estaba Draco apoyado sobre la pared con los brazos cruzados y la frente fruncida. Al ver a Hermione con lágrimas en sus mejillas se altero y penso altiro en su padre.
-¡¿Qué hizo Lucius Hermione!-
Hermione pensó en contarle, pero luego decidió que permanecer callada era la mejor opción. Sabía lo que hombres que se relacionaban con Voldemort eran capaces de hacer. Asi que inventó la primera mentira que pudo, a pesar de ser en cierto sentido algo que hace tiempo le venía preocupando.
-No, no fue tu padre Draco…Tengo que ir a contarle a mis padres que estoy embarazada… ¿Me acompañas?- Hermione se había dado cuenta que había pasado por alto contarles, en Hogwarts tan alejada de su ciudad natal y de su familia, practicamente olvidaba comunicarse con ellos y siendo algo tan importante, no deseaba hacerlo por correspondencia. De esta forma, esa misma tarde, Hermione y Draco visitaron la casa de sus padres. Por suerte Lucius desapareció después de esa terrible experiencia y no tuvieron impedimento para salir fuera de la mansión. Usaron nuevamente la chimenea como medio para aparecerse, solo que esta vez, el lugar de aparición era totalmente distinto.
El living de la casa de Hermione a primera impresión era completamente blanco, sillones y cojines blancos, las paredes eran blancas y la alfombra para variar blanca. Se notaba la perfecta y simple vida de una familia muggle.
Al escuchar repentinamente el ruido causado por la chimenea los padres de Hermione bajaron alarmados la escalera y se impresionaron al encontrarse con su hija.
-Hermione! ¿Que haces acá? ¿No deberías estar en Hogwarts? - dijó el padre de Hermione, que al parecer tenía problemas nombrando la escuela donde estudiaba su hija.
-Papa, Mama, vine a visitarlos, el es…Draco, mi novio.
Los dos estaban tan preocupados de su hija que no se habían dado del extraño a su lado y había sido aun más incómodo cuando Hermione había dicho aquella palabra como tirandola al aire; mi novio.
- Mi pequeña ya tiene novio, que vuela el tiempo, la próxima vez que nos visites vas a estar casada. Bueno, que es esto de andar conversando parados, vamos a sentarnos.- la mama de Hermione indico los sillones y los cuatro tomaron asiento.
- Cuéntame Hermione, ¿Porque no están en Hogwarts?- preguntó el papa.
-Para llegar a eso, tengo que contarles algo- Hermione tomó la mano de Draco y la apreto fuerte.
-¡Hija que me asustas!- exclamó la mama.
- Lamento decirles, papas, que estoy embarazada – Hermione ya se había hecho tantas veces la idea de como les diría que por primera vez se sintió segura de si misma. Además ya nada podía ser peor, había perdido a sus dos mejores amigos y no estaba donde debería estar.
-¡Hija! ¿Me estas hablando en serio? Mi pobre Hermione embarazada tan joven.-La mama de Hermione estaba decepcionada, Hermione siempre había sido una hija perfecta y escuchar una noticia así, hacía caer la realidad tan perfecta y hermosa que siempre vivió la familia Granger.
-Hermione, soy tu padre y te quiero mucho, pero esto esta fuera de límite, deberías haber pensando antes. Ahora tendrás que asumir que, tendrás que casarte y los dos tendrán que pensar en como mantener una familia.-
-Les prometo que ya estamos pensando en ello, respecto a casarnos, creo que sería complicado en este momento.
-Hermione es fundamental que se casen, imaginense la suerte del pobre niño- la mama de Hermione tenía la misma postura que el padre de Hermione.
-Lo se, pero creo que no estoy lista todavía para casarme y no creo que Draco lo este.- Draco no dijo ni una sola palabra, se quedo callado toda la visita y cuando decidieron volver a la mansión, la madre de Hermione le dijo:
-Lamento que no haya podido conocerte mejor, pero estoy segura que tendremos otras oportunidades. Apoya a mi nena que la quiero mucho.
De regreso, el elfo Canopus apareció nuevamente e insistió en mostrarle a Hermione la pieza en donde estaría quedandose. La llevó primero al segundo piso y luego por un pasillo a la izquierda, le habían dado una de las últimas piezas. El Elfo utilizo una de las tantas llaves que colgaban de su pantalón y dejó entrar a Hermione. Para ser una mansión tan terrorífica, aquella pieza tenía su lujo. Una enorme cama, con quizás tres colchones, cojines de pluma y frasadas de seda. Veladores tachados en madera y preciosas decoraciones a la antigüa. El baño y la habitación tenían vista a los jardines. Por primera vez vio Hermione algo verdaderamente hermoso en esa propiedad y era en definitiva los jardines. Un hermoso río cruzaba el territorio y un pequeño bosque lo rodeaba. Arreglos florales y piletas llenaban los espacios vacios y los animalitos corrían libres por los pastos. Hermione miró hacia fuera de la ventana, volvió a mirar su habitación y se sintió una persona distinta. Esta persona tenía que ser responsable y levantar alto la cabeza y mirar hacia adelante. Porque ahora lo más importante era cuidar de esa criatura que ya sentía parte de ella.
Entonces se escucharon unos suaves golpes a la puerta y Hermione preguntó quien era. Resultó ser el que ella esperaba.
-¿Te gusta tu nueva habitación?-La beso suavemente y sonrió.
-Si Draco esta muy linda, de verás muchas gracias por todo lo que estas haciendo por mi.
- Elegí esta pieza porque es la más aceptable de las piezas de huéspedes que tenemos. Amor mío, eres lo más hermoso que tengo y nuestro bebe es mi mayor alegría, no me agradezcas nunca más. Solo dime que si.- Hermione se rió sin saber bien a que se refería.
- ¿Si a que? ¿No me permites agradecerte por nada más? –
- No….Mione, quizás no llevamos mucho tiempo juntos, pero estas semanas han sido quizás las semanas más hermosas que he tenido en mi vida. Nunca nadie me dijo que se pudiera sentir tanto por una persona, y nunca nadie me advirtió que esa persona podría estar frente a mis ojos y yo nunca hiciera nada. Solo quiero que seas feliz, solo quiero que seamos felizes juntos, porque estar contigo para mi lo significa todo, Hermione...¿Quieres Casarte Conmigo? – Draco se arrodilló y saco de su bolsillo una pequeña cajita, la abrió y repitió la pregunta.
-¿¿Hermione Granger….Te Casas Conmigo?-Draco puso la mirada más tierna del mundo y miró largamente hacia los ojos de Hermione.
-¡¡¡¡¡Si!- Hermione se coloco el anillo y Draco la tomo por la cintura. La elevó en el aire y la besó. Esta vez se besaron por mucho tiempo, él no la quería soltar nunca más en su vida. Pero no en ese momento no fue posible porque detrás de la puerta se escuchó:
-Alohomora- Era el padre de Draco que entró arruinando el momento perfecto.
-En mi presencia van a tener mucho cuidado Jovencitos. Pero no se emocionen tanto, van a tener que posponer esa boda porque he estado conversando con viejos amigos. Draco, arregla tus cosas que te vas esta noche.-
