Agradezco a todos lo que me enviaron un review (ufff y eso que era el primer capítulo, así que estoy contenta), pero están contestados al final…que bueno que les haya gustado este fic!

Parte II: Hitomi Sakuragi

Fue algo muy melancólico que Hanamichi recordara al zorro justo cuando soplara las velas de su cumpleaños, ya hacía años que no le pasaba, creía que tal vez era porque tenía la pretensión de volver a Japón; estaba a dos días de su último partido en la NBA, porque en febrero pasado le había anunciado al mundo entero su retiro… La NBA era algo que no sabía qué demonios era sino en sus últimos días de preparatoria, cuando conoció a James Edwards, un buscador de jóvenes talentos para convertirlos en grandes estrellas a nivel mundial. Pero en realidad, Edwards al que quería representar era a Kaede Rukawa, al que había estado siguiendo desde el año anterior y sabría que se convertiría en un gran jugador; entonces viajó al país nipón para estar en ese campeonato (el último en el que participó Ru), para después pedirle que se fuera con él.

Al mismo tiempo, en esa época, Hanamichi había mejorado y mucho. Ya estaba rozándole los talones a Rukawa, y ya era verdaderamente respetado por sus rivales y también en ese año fue el capitán de su equipo (ya que Rukawa no hablaba ni con su amigo imaginario, según lo que Miyagi decía). El pelirrojo jugó de una manera espectacular durante su último campeonato nacional, lo que llamó mucho la atención de Edwards y viendo las estadísticas, durante esos tres años era el que tenía mayor índices de rebotes, y el de canastas iban aumentando considerablemente; éste no podía creer que estaba dejando pasar por alto a un jugador tan bueno.

Pero se decidió por Sakuragi una vez que supo sobre la grave lesión de Rukawa… Es una verdadera lástima, se dijo a sí mismo, aunque el pelirrojo con un poco más de disciplina se transformaría en todo un jugador profesional, quizás en un Jordan o un Pippen.. Habló con el muchacho, lo encontró un poco torpe al principio, pero entendió que era debido a su ignorancia, no se podía imaginar que sólo llevaba dos años y medio en ese deporte… Así que propuso llevárselo a EEUU, Hanamichi aceptó porque no tenía nada que hacer en Japón, no encontraba que ninguna carrera universitaria que podía satisfacerlo y había encontrado en el basketball una nueva forma de vida.

Pero el muchacho era atolondrado, en estos tres años seguía estando enamorado de Haruko Akagi, la niña que lo introdujo en este mundo y le cambió la vida para siempre aunque nunca le confesó sus sentimientos, y no porque ésta anduviera detrás de Rukawa, sino que por primera vez, la timidez lo vencía. Pero ahora que se iba a ir, tenía el deber de hacerlo, tenía que confesar todo lo que tenía atravesado en la garganta así que la llamó para se juntaran en un parque cerca de la preparatoria ya que tenía que decirle algo muy importante.

Llegó el momento, y a pesar que era sólo mediodía, a Hanamichi le sudaban las manos como si fueran las cuatro. Haruko llegó puntualmente a la cita y muy preocupada por lo que él tenía que decirle. Para calmarse, el chico le cuenta que al día siguiente se iría a los Estados Unidos porque iba a buscar suerte como jugador profesional y que no iba a terminar sus estudios. Haruko le oye muy emocionada, sabía que sus esfuerzos no habían sido en vano… Pero luego le dijo que podía irse sin decirle cuanto la amaba, que ella siempre había sido su inspiración para jugar, y no le importara que lo rechazara, sólo quería que lo supiera… Pero el que yo amo es Kaede Rukawa, y es él el que se iría si no hubiese sido por su lesión, le gritó ella. La respuesta de Haruko le hizo subir la sangre, y salió corriendo… Hanamichi en ese momento tomó una decisión, pero las consecuencias de eso, juró que se lo llevaría a la tumba…

Al día siguiente, como era de esperarse, se juntó con aquel rubio hombre (Edwards) para irse a la tierra de las oportunidades, a cumplir su sueño americano. Ya en el avión, las doce horas de vuelo, Edwars le transmitió todo: que tenía que aprender inglés (con las notas de Hana, no creo que haya aprendido mucho), que viviría en su casa, que tiene que aprender modales, etc, etc; eso le dio a entender que no era llegar y jugar; pero con un genio como él, no habrían problemas.

Ya había sido demasiado para Hanamichi por lo del día anterior, para que más encima aguantara a ese viejo bocón que le hablara todo el rato, no lo soportaba; para él, la única persona que en ese minuto existía en su mente era Haruko, la mujer que lo había rechazado, la que sin querer lo hirió calando en lo más profundo de su alma, la que había amado en silencio profundamente durante todo este tiempo. Eran un montón de sensaciones que le sabían a amargura, cortándole la hiel y todo por la culpa de ese maldito zorro, que lo único que había hecho fue amargarle la vida…

Pisando suelo americano, se encontró una forma de vivir muy diferente, empezando tenía mucho sueño aún siendo de día porque no estaba acostumbrado al cambio de hora, no sabía casi nada de inglés y además la comida era muy distinta. Pero lo peor para Hanamichi tenía nombre y apellido: Camilla Edwards… Y eso lo que más se lo advirtió James, que nada de mirar a su hija, que por cierto, debía de reconocer Hanamichi, que la muy condenada estaba muy atractiva. Le asombraba el sólo hecho que midiera 1,80; teniendo su misma edad, tenía una esbelta figura, era pelirroja de ojos verdes y siempre andaba con una sonrisa en la boca, eso le parecía patético, no se la cambiaban con nada.

La conoció cuando llegó a la casa de los Edwards, que parecía un palacio, nada que ver con el departamentito en el que vivía con su mamá y hermana menor en Kanagawa. Como no estaba acostumbrado a tantas comodidades, miraba para todos lados, sintiéndose más niño de lo que ya era, mirando todo como si fueran juguetes nuevos. Qué miras tanto, le pregunta la chica en inglés sonriéndole.

Hanamichi se asustó mucho con la voz, siendo que además no entendía ni pío lo que decía, con lo que puso muy rojo y puso una de sus tantas caras ridículas (que es lo que más nos encanta de él). Quién eres tú, le pregunta en japonés.

La chica era bastante intuitiva y era lógico que le preguntara quien era, sin saber una palabra de aquel idioma, que además en la voz de Hanamichi lo encontró bastante encantador… Camilla Edwards, se presentó. Aunque Hanamichi tenía cincuenta y un rechazos en su haber, produjo un efecto embriagador en la muchacha, se enamoró a primera vista del pelirrojo; esa primera vez lo miró de pies a cabeza disimuladamente, sin perder ningún detalle de aquel chiquillo que le hacía sentir de una manera tan extraña, siendo que nunca le había pasado así con otros jugadores que había representado su papá.

A él ni le va ni le viene, piensa que Camilla es una chiquilla rica y caprichosa que lo ve como un juguete nuevo, y si él se llegara a fijar en ella, lo botaría; así que para que se olvidara de él se portaba más engreído de lo que ya era. Aunque las cosas objetivamente no eran así, lo atendía como un rey, lo acompañaba a los entrenamientos, le aclaraba todas sus dudas en inglés y hasta lo defendía de su padre, que era muy estricto con Hanamichi.

Pero él sólo piensa en aquella chica que le robó y le rompió el corazón… Pasaron los meses y ya estaba en un pequeño equipo de basketball con un futuro bastante prometedor, se le fue mitigando el dolor hasta que un día llamó Takenori Akagi… El gorila no era para nada tonto, tarde o temprano se iba a enterar de Haruko, por lo que prefirió que lo supiera de su boca antes que lo fuera de otra forma peor. Bip, bip, bip… ese era el sonido del teléfono cuando escuchó la noticia, Hanamichi ya no quería oír más, Haruko y él, con un bebé, sintió un vacío en el estómago como si estuviera bajando en una montaña rusa, pero claro que lo era, era el destino que le abofeteaba la cara. No se inmutó durante mucho tiempo hasta que salió frenético al patio de la enorme casa… Lloraba, sacar toda ese dolor que le enterraron en el alma sin anestesia… tomó otra decisión de la cual nada ni nadie le harían echar pie atrás… volver a Japón.

Y fue cuando vio a la chica… por primera vez. Hanamichi lloraba sin control por la vida que ha tenido, puesto de que le servía luchar para entrar en la NBA si no era feliz, nunca se había quejado de la vida tan negra que le había tocado, pero ya no aguantaba más. Camilla lo estaba observando, se acercó a él y lo consoló, aunque después le dijo con los ojos llorosos algo que lo dejó casi tan choqueado como la noticia del gori: si miraras sólo un poquito a tu alrededor te darías cuenta que hay alguien quien tú eres su mundo… Hanamichi no sabía si sentirse feliz o más podrido, eso era una declaración de amor, se dio cuenta que lo de la chica no era un simple capricho.

Pasaron los días y el chico pelirrojo se esforzó al máximo, entrenando más fuerte que nunca, quedando todos los días extremadamente exhausto para no recordar a Haruko ni a Camilla, que por cierto, cada día crecía el cariño hacia la pelirroja, sin que él lo pudiera controlar. Eso fue monótono hasta que Edward firmó el contrato de su vida, Hanamichi Sakuragi era el próximo Rookie de los Chigago Bulls! No iba negar que estaba feliz, al fin sus seres queridos tendrían un motivo para estar orgullosos y sus enemigos que se tragaran las palabras de que él terminarían sus días en la cárcel…Sin embargo, ante tanta felicidad, no se sentía completo… había algo que desde lo más al fondo de su ser le gritaba, pero eso era imposible… aunque también había alguien que daba una inquietud en su ser y ya no podía serle indiferente.

En ese tiempo estuvieron distantes, tanto que hasta James lo notó, era una calma cínica en el ambiente, porque los muchachos se seguían llevando muy bien. Esa noche que firmó el contrato, se dio cuenta que Camilla ocupaba una parte muy importante de su vida, y acto seguido, sin pensar, se lo confesó. La chica estaba contenta, después de tanto luchar, el hombre de su vida en algo le estaba correspondiendo, no terminó de pensar cuando… era el primer beso de ambos, miel que hizo que Hanamichi añorara olvidar sus pesares que dejó en Japón.

Sorprendentemente, y con más bulla que una boda de Hollywood, Cami y Hana (así les puso la prensa) se casaron tres meses después… nadie sabía como el hombre más íntegro y conservador del mundo del deporte apoyó a su única hija en semejante locura. Bueno, en realidad, hubo quiebre de platos, gritos y amenazas por la parte de James pensando que entre ellos ya había existido algo más; pero Anne, la madre de Camilla, ayudó a que se calmara su esposo dándole ver que Hanamichi era engreído e impulsivo, pero era muy bueno y respetuoso; y eso podía comprobarlo puesto que había estado más de un año viviendo en la misma casa con ellos. Con la boda nuestro pelirrojo estaba contento, sin duda, le tenía un gran cariño a Cami, pero sólo estaba seguro de una cosa: eso no era amor…

Sin querer, nueve meses después nace Hitomi, el pelirrojo se enamoró de ella a penas la vio, le fascinaban los niños, muchas veces se ha sentido como uno a pesar que ya tenía veinte años a cuestas… Hanamichi no tenía idea de la razón, pero siempre le encantó desde siempre ese nombre. Él y Camilla hicieron una graciosa apuesta mientras ésta última estaba embarazada, si se parecía más a ella, su nombre sería inglés y si era de él, sería japonés. Bueno, al parecer él ganó, porque era calcada a su padre con esos ojitos almendrados que pueden derretir el corazón más duro; pero… ella había heredado la cabellera de su madre, profundizando más el parecido con Hanamichi, era su versión femenina.

Así pasaron los años tranquilamente (cinco exactamente) y su familia era feliz, jugaba de maravilla, ganaba millones de dólares y con una preciosa y traviesa niñita… Qué malo podía pasar? Bueno, nada es para siempre. Esa vez, quería reunirse con las dos mujeres de su vida, puesto que era una ocasión muy especial, pero como estaba sometido a un entrenamiento especial en Texas, ambas lo buscarían en el aeropuerto.

Hanamichi esperó y esperó, pero ya eran más de las nueve y no llegaban, comenzó a preocuparse y empezó a sentir que algo le apretaba el pecho. Diez minutos después, su suegro lo llamó, hubo un terrible accidente automovilístico, ambas estaban gravemente heridas. Hanamichi voló al hospital en donde se encontraban, las lágrimas corrían por su cara con un claro sentimiento de culpabilidad… Si yo hubiera ido a la casa, si me hubieran ido conmigo al entrenamiento, eso se lo repetía un sinnúmero de veces mientras manejaba a toda velocidad.

Llegó al hospital, el mundo se paró en un segundo… El médico le informó que estaba consciente, pero Camilla no tendría posibilidades de sobrevivir; podía pasarla a verla pero sería la última vez. Hana se secó las lágrimas que le corrían solas mientras lo conducían al pasillo, ya que no quería despedirse de Cami llorando, quería que ella le dé una última sonrisa que en un principio le parecía tan patética. Yo sé que está pasando, mi cielo, no tienes que fingir, le decía Camilla mientras le agarraba la mano. Hanamichi le volvieron a salir las lágrimas, por más que trataba de no aflorarlas otra vez… DIEZ! Cuídala mucho Hana, Hitomi te necesita todavía; NUEVE! Dale todo el amor que yo no podré darle; OCHO! Sé que serás un excelente padre; SIETE! Tienes que rehacer tu vida; SEIS! Si supieras tus sueños, te darás cuenta a quien realmente amas; CINCO! Te amaré siempre, Hana; CUATRO! Dale un beso de mi parte a Hitomi; TRES! Camilla ya no hablaba; DOS! el sonido de una máquina era plano; UNO! Camilla le suelta la mano a Hanamichi.

Empezó a llorar como un loco, abrazando a Camilla, sin darse cuenta de los gritos de las personas del hospital, era una cuenta regresiva que señalaba que estaba a punto de comenzar un nuevo año…

Hitomi no estaba tan grave pero debía quedarse unos días en el hospital… Era lo mejor, Hanamichi pidió expresamente que no fuera a los funerales de su madre, ni siquiera sabía como explicarle que ella ya no estaría con ellos. El año nuevo fue triste, la noticia de la señora Sakuragi dio la vuelta al mundo. Todos sus antiguos amigos fueron, incluida Haruko, sin la compañía de Rukawa ni Youji; extrañamente sentía más la ausencia del zorro que la presencia de la mujer quien realmente amaba a su lado; ésa fue la única vez que la vio en diecisiete años…Pero algo de consuelo tenía, algo que no le había pasado antes cuando le pasaban cosas terribles: sintió que nunca más estaría solo, Hitomi siempre estaría a su lado, ella llenaría su vida.

Ahora sí la vida iba a serle difícil, por lo que se retiró temporalmente de las canchas… Ahora él comprobaba que la justicia divina sí existía; con la muerte de su madre, se volvió una niña rebelde y hostil, igual que él en sus tiempos mozos. A la niña le echaban de todos los colegios porque era una peleadora, dejando a sus pares del sexo opuesto llorando, siendo temible además por ser mucho más alta que sus compañeras. Más de alguna ocasión, le pateaba las canillas a sus profesores cuando le mandaban a algo que no quería o la reprendían por su conducta.

Hanamichi trató de hacerse cargo de la situación (sin darse cuenta, maduró de una sola vez), pero la chica no cambiaba; así que tuvo que meterla a una escuela pública porque en las privadas no la aceptaban por su comportamiento. Y se tranquilizó, no supo por qué hasta que un día fue a darles una charla, puesto que Hitomi era hija de un célebre jugador.

La vio en una cancha de basketball callejera, de esas cuyos barrios no dan un muy buen aspecto, jugando con una alegría que no vio en la chica hacía años, descubrió el talento que ella tenía, heredado por él. Según lo que recordaba, Camilla le dijo que no le debían enseñar ese deporte, sino se sentiría presionada al seguir el mismo camino de sus padres, que ella forjara el camino que ella quisiera… Le dio mucha alegría y orgullo que haya escogido el mismo que él…

Ya habían pasado diez años desde la muerte de Cami, era una mañana cualquiera, se miró al espejo. Su cabello corto, aplastado y desordenado no daban cuenta de los treinta y tantos que ya tenía; y en sus ojos denotaban que ya se había acostumbrado al dolor; había ganado durante los últimos cuatro años el premio como el mejor jugador de la NBA y ya le decían el "Jordan japonés", puesto que nunca se quiso cambiar de los Chicago Bulls, puesto que el uniforme siempre le recordaba sus tiempos en Shohoku

Pero sentía después de esa enésima discusión que había tenido con Hitomi, era la única vez en sus quince años, que ella tenía algo de razón. Decidió que era el momento de retirarse, lo dijo en una multitudinaria conferencia que quería dedicarle más tiempo a su hija y eso era verdad; pero había algo más que él guardaba internamente… ya era hora de enfrentar el pasado, tenía que regresar a la tierra del sol naciente…

Si lo sé… Fue triste, snif, snif… No me posteen como una cruel... El próximo capítulo veremos cómo Hitomi y Youji se conocen y además se verá una "inesperada" reacción de Ru… Hasta la próxima, REVIEWS, por favor!


REVIEWS

pauchan: No te discuto que es harto enredadita la historia, pero sólo contextualizar la historia recién me tomarán unos tres capítulos, si sólo en éste recién supimos que fue de Hana en estos 17 años, por esa razón va un poco rápido… Así que no sé si por felicidad o por desgracia tuya, este fic da para harto rato, porque hay más personajes involucrados… Espero que la sigas leyendo.

Nian: Qué bueno que te haya gustado, pero desgraciadamente no podré decirte si este par se quedarán juntos, lo que sí, es que se reencontrarán por sus hijos… Y lo otro, como ves, la vida de Hana tampoco ha sido de cinco estrellas, así que disfruta la historia!

Saemi Takey: Espero que lo que sigue sea de tu agrado, pero por lo pronto, no se aclarará el misterio de por qué Ru se acostó con Haruko (que a propósito yo también la odio, es tan …), pero tuvo mil motivos y tal vez uno de ellos, tenga que ver con nuestro Hana-kun… Pero para saberlo, tendrás que leer los próximos capítulos.

kaehana9: Es verdad, a Ru, la suerte no puede sonreírle siempre (como le pasaba en el anime, a excepción cuando chocaba con su bici, jajajaja), por eso creo que todas las escritoras de yaoi siempre lo hacemos sufrir; pero como dije ambos cumplieron el sueño del otro, pero ninguno fue muy feliz que digamos… Lo serán al final de esta historia, la respuesta no te la puedo dar yo, por lo menos en este momento…

jachi: Qué bueno que te haya gustado, pero qué esperabas de la hija de Hanamichi Sakuragi, una niña dulce y tierna?… ehhh, no… Si leíste este capítulo, ella no es precisamente un pequeño angelito. Pero la reacción de Ru, como comprobaste en este capítulo, no la verás aún, sino en el siguiente.

sakare: Aquí está la continuación… espero que te haya gustado, pero la gracia de las historias es que no se sepan los finales, pero pobre Ru ser suegro justamente de la hija de ÉL… Veamos si Haruko se pone mala o va a ser una blanca palomita cuando se vuelvan a ver estos dos (porque se supone que esto es un Ruhana, no?)

HIPOLITA: Ya mujer, actualicé luego, pero no creo que lo haga tan seguido puesto que encontré que debí haber subido ambos cap al mismo tiempo… Pero igual se quedaron con ganas porque la historia no avanzó sino que hizo un pequeño flashback, porque Hana también le pasaron muchas cosas, pero que alegría y tristezapara todos que él está libre para Ru… jejejejejejejeje.