Ante todo, quiero agradecer el inesperado apoyo que ha tenido mi fic, iniciado en una de mis tantas tardes de ocio… Avisos: tengo buenas y malas noticias… Las buenas es que los capítulos son de ahora en adelante más largos… La mala, es que comencé con las pruebas, así que entre una actualización y otra trataré de hacerla semana de por media… puede que me demore un poco más. Por favor, sigan apoyándome igual, espero que les guste!
Parte III: Reflejo Flashback
Quiero conocer Japón, soy medio japonesa y apenas sé hablar japonés, grita escandalizada Hitomi a su papá porque era octava vez en su vida que éste se lo negaba. Conocía Europa y Norteamérica mejor que una guía turística, pero la tierra natal de su padre con suerte la ubicaba dentro del mapa. Ya a Hanamichi se le acababan las excusas: el no tengo tiempo, que estás muy chica, que tu escuela, de qué vamos a vivir, etc, etc.
Pero esta vez ya lo está hartando, ella deseaba ir con todas sus fuerzas, puesto que, en muchos aspectos aún era esa niñita de mamá, mientras más se lo prohibieran, más deseos tenía…
- Papá, tengo derecho a conocer mis raíces, a tu hermana y mis primos los veo dos veces por año, y mi abuelo James falleció el año pasado – ella le dice enfadada – no tenemos familia en América.
-Pero no has terminado la escuela – dijo Hanamichi. ¿Y qué importa, no empieces a decir estupideces, yo que sepa allá hay escuelas también – le contesta la pelirroja.
- ¿Y mi carrera, le dice él.
- Has pensado retirarte varias veces, además cada vez tienes más resentida la espalda; y ya sé que me preguntarás del dinero, hasta mis nietos sin trabajar, se mantendrían por el resto de su vida – le contesta nuevamente Hitomi.
- ¿Y el idioma? – le pregunta Hana. Sé lo básico y lo aprenderé, para eso también está el dinero, estudiaré – le contesta por tercera vez.
A Hanamichi se le acaban los argumentos, todo lo que decía su hija era cierto y posible, pero no quería regresar, ya se había hecho la idea que nunca más volvería a su hogar… No podía, no debía… No podría ver a Haruko con el zorro maldito, que le desgració la vida a él y a Camilla, porque ella supo que la quiso pero que nunca la amó… No se daba cuenta, se quedó un rato callado, pensando y muchas otras cosas sin percatarse que Hitomi esperaba una respuesta, el silencio era agobiante…
¿Sabes lo que pienso, talentoso Hanamichi Sakuragi? – habla al fin la pelirroja, haciendo sacar recién del trance a Hanamichi – ¡TÚ OCULTAS ALGO! Si voy para Japón, me enteraré de algo que no quieres que se sepa¿verdad?
Hitomi sólo siente un ardor en su mejilla… la única vez que la había sentido antes fue cuando tenía doce, porque se desapareció por tres días por la amenaza de Hanamichi de ponerla en un internado de señoritas.
- Lo sabía – grita llorando – pero aunque me tenga que irme escondida en la caja de un barco, me iré a Japón y voy a saberlo todo. Hitomi se fue corriendo de la casa.
¡Tú ocultas algo!; voy a saberlo todo, esas frases retumbaron en la mente de Hanamichi varias veces antes de darse cuenta de lo que había hecho. Y la que tenía menos culpa de todo esto, estaba saliendo herida y más encima, es la persona que más ama en la vida. Cuando hizo el juramento de no volver a Japón, Hitomi no pensaba ni existir. Sabía que en esa época no existía la persona que lo hiciera dimitir, ahora sí … Además pensaba ir sola, lo que podría ser peor. Definitivamente ella es más valiente que él, estaba dispuesta a enfrentar algo que ni siquiera sabía lo que era, lo que él no ha podido hacer en tantos años. Piensa algo que nunca creyó que lo diría alguna vez, volveré a Japón, yo no soy un cobarde…
Corrió a ver a Hitomi, que estaba llorando con la cabeza en sus rodillas, sentía que era injusto el proceder de su padre. Hanamichi trató de acariciarle la cabeza, pero apenas la tocó, ella lo rechaza apartándole bruscamente la mano. Déjame en paz – lloraba. Eso de verdad, a Hanamichi le partía el alma. Está bien, haremos lo que tú quieras, eres más importante que cualquier cosa, le dijo finalmente Hanamichi, iremos a Japón después de que me retire.
La chica lo mira dejando de llorar, se seca las lágrimas y abraza a su padre feliz, porque al fin iría al país natal de éste… e internamente, a saber que es lo que tanto recelo guarda.
Fin del flashback
Eso recordaba Hanamichi mientas iba dormitando en el avión, no podía quedarse dormido porque tenía miedo, mucho miedo. Estaba saliendo de una burbuja en la que se sentía protegido, no quería enfrentar ese pasado, lo que pasó un día antes que volara a los Estados Unidos… Hitomi dormía como un angelito, realmente se había esforzado para ir, en menos de dos meses dominaba el idioma como si hubiera vivido toda su vida en Tokyo.
Se fue de la forma más improvisada y discreta posible, no le dijo a nadie que abandonaría el país, sólo su hija supo el día anterior que se iban. Todo fue muy rápido… Tenía pensado en cualquier locura para que no lo reconocieran en el aeropuerto, en ese sentido no había cambiado y no se le ocurrió nada mejor que andar con una gorra y lentes de sol a las tres de la mañana; su hija sólo lo miraba con cara de "yo a ése no lo conozco".
Sentir tierra nipona otra vez, hizo que el pelirrojo volviera a nacer, sentir ese acento que tan característico, sentirse en casa… Eligió para vivir, una de las casas más lujosas de toda Kanagawa, que se ubicaba cerca del mar.
- Viejo estúpido, es un pecado que no me hayas traído antes – le decía Hitomi algo molesta mientras veía por la ventana de su nueva habitación, el atardecer en el mar.
- Pareciera que este gran padre no te hubiera enseñado modales, señorita – le dice Hanamichi enojado.
La casa era inmensa para que vivieran dos personas más todo el personal de servicio: dos sirvientas, un cocinero, un mayordomo y un guardaespaldas (para cuando lo necesitasen). La casa era completamente blanca, el color favorito de Hanamichi, y con estilo postmoderno que le daba un toque de clase a la casa; sin contar con las seis habitaciones que estaban disponibles sólo para invitados y la piscina que esta en el exterior.
Aunque no lo pareciera, Hanamichi siempre estaba pendiente hasta del último detalle de su hija: tutores, ropa, cariño, absolutamente todo… Pero necesitaba, en primer lugar, saber en que preparatoria se iba a inscribir; la chica no titubeó… quiero estudiar en la misma que tú, Shohoku. Esa era la sentencia de Hitomi, Hanamichi sabía que la vida estaba llena de riesgos y éste era naturalmente, uno más.
Después de una semana, entre tantos trámites y papeleos aceptaron a Hitomi, casi entró más por méritos de su padre que los propios, ya que el estudios no es su fuerte; pero la chica es terca y no quería entrar a otra preparatoria que no fuera la de Shohoku… bueno fue eso y la fuerte donación de Hanamichi a la preparatoria hizo que su hija entrase.
Ella, en su primer día de clases, estaba feliz paseándose en los pasillos… todo el mundo la miraba raro, para sus quince años era altísima, ese metro setenta y ocho de estatura, ojos almendrados y el cabello encendido hacían parecer a la niña una bella pieza exótica.
- ¿Qué acaso no han visto nunca una mestiza que miran tan raro, parecen descerebrados, nada que ver con la genio Hitomi Sakuragi, jajajajajajaja – decía la chica.
No eran ni las diez y ya tenía dos llamadas de atención por distraída y una por hablar en clases, dos peleas de pasillo y un encuentro de pelea a la salida - ¿Qué crees, que porque soy mujer no sé pelear, te enfrentas a una talentosa – decía ella orgullosa. La pelea sería en el techo de la escuela en el descanso, y para sorpresa de todos, la chica esperaba con ansias que llegara a esa hora, los músculos se me están atrofiando, me hace falta una buena camorra…
Era la séptima vez que trataba de no quedarse dormido, la última reprimenda de su madre le hizo la amenaza que si no iba a clases, haría lo imposible para que al chico le diera alergia al balón… Pero sus ojos ganaron ante tal pelea campal, para variar, otra vez no iría a clases otra vez, durmiendo tranquilamente. También le aburría que toda chica con falda (y más de alguno con pantalón) le dedicaran tan discretas miradas, con sólo observarlo se sentía desnudo; odiaba ser el capitán del equipo, era más popular, y adonde iba escuchaba el clásico ahhhhhhhhhhh, qué guapo. Sabía que las detestaba y que no buscaría jamás una chica de ese tipo, las encontraba sin una neurona dentro de la cabeza sino que las tenían ubicadas en otras partes.
Lo que no sabía que en el mismo lugar había una chica no precisamente de ese perfil, huyendo de la clases de matemáticas porque si oía al profesor Mitsuya cinco minutos más, iría por primera vez a la cárcel. La chica encontraba que el techo de la escuela era un lindo lugar en donde se podía ver la ciudad completamente, así como estaba distraída viendo el paisaje sin darse cuenta que estaban unas piernas en su camino… Resultado, cayó como una bola de plomo al piso.
- ¿Quién fue el maldito idiota que se puso al medio?- gritó furibunda.
- Fíjate por donde andas, tarada – le contesta Youji con su mirada de hielo.
- Tú deberías fijarte por donde duermes, chico anémico – dijo ella sarcásticamente – sólo a los estúpidos se les ocurre dormir en cualquier lado.
- Cállate semáforo, contribuyes más callada – le dijo él dándose cuenta que era la frase más larga que había hilado en la preparatoria con una chica.
- Por lo menos no tengo cara de amargada y tener que dormir en el techo por no tener amigos que me acompañen - le dijo la pelirroja.
- ¡Y tú eres una chica que es malcriada por su mamá! – gritó Youji, Hitomi ya lo estaba sacando de quicio.
El chico, sin saber, tocó el punto débil de la muchacha. Tocaban a su mamá y habían dos opciones, pero escogió la más pacífica… Se ojos lucían brillosos – ojalá estuviera mi mamá para que me malcriara – dijo ella. Youji sólo con eso se dio cuenta que había metido las patas a fondo y no supo, solos se movían sus pies para terminar en secarles las lágrimas que de repente salieron de sus ojos castaños. Al mirarle la cara, se dio cuenta que los ojos de Hitomi eran hermosos… Ella sólo lo miraba pensando un "no está mal, pero es un fastidioso"
- ¡Sakuragi vinimos a darte tu merecido! – gritaba desafiante un chico que es un compañero de salón de Youji, quien estaba acompañado por cinco chicos más haciendo que ellos se separaran
- Cobardes, le van a pegar a una mujer - le dice Youji en un tono seco al grupo – enfréntense a uno de su porte.
- Yo puedo sólo anémico, vete a dormir mejor – le decía Hitomi al Youji.
- Vete Rukawa, es lo mejor que puedes hacer – le dijo un segundo chico.
- ¡Rukawa, así que tú eres Youji Rukawa – Hitomi mira con desafío al chico.
Pero el chico no alcanzó ni a responder porque se fueron todos encima de ellos, Youji estaba pendiente que a la chica no le pasara nada pero al poco tiempo se dio cuenta que Hitomi no era precisamente una damisela en peligro. Se dividieron a medias con los gamberros y ella terminó antes que él… Son muy fuertes, ya me las pagarán – dijo un tercero, y acto seguido, todo el grupo salió corriendo despavoridos con el miedo a que fueran golpeados. Los chicos quedaron nuevamente solos, pero por un rato se quedaron en silencio, hasta que el chico de ojos azules lo rompió.
- Con un gracias es suficiente, niña torpe – le dijo en forma fría y distante.
- ¿A quién le dices torpe, estúpido? Con la genial y preciosa Hitomi Sakuragi sería suficiente para acabar con todos, jajajajaja – lo gritaba en forma muy engreída.
- ¡Sakuragi ¿Eres algo del basketbolista Hanamichi Sakuragi? – le preguntó el chico con cierta emoción en sus ojos que estaban más abiertos de lo normal.
- Es mi padre – dijo la niña orgullosa de su progenitor.
El chico abrió los ojos a más no poder… - ¡Eres la hija de mi IDOLO! – le dijo – aunque mi padre lo encuentra que es un tarado y un pobre diablo, yo he visto todos sus partidos, juega grandioso.
- ¿Cómo dice eso tu padre si ni siquiera lo conoce? – le dijo molesta.
- Eso es lo mismo que pienso yo – comentó Youji. Para Rukawa y Haruko el tema Sakuragi era tabú en esa casa, no querían darle explicaciones u oír recriminaciones por parte de sus hijos.
- Oye, cambiando de tema, no sabía que el chico dormilón era el capitán de basketball, un día de éstos podríamos enfrentar un uno a uno, me tengo que ir almorzar, adiós – dijo la chica animada, al fin encontraba al capitán del equipo de basketball para desafiarlo.
Mientras tanto, el chico que quedó solo en el techo de la escuela y trató de quedarse dormido mas no pudo, no podía dejar de pensar en la excéntrica chiquilla que acababa de conocer. Se sentía frenético, su corazón no podía dejar latir tan rápido, no tenía la más mínima idea de que le había pasado si era una tonta chica… con una cabello precioso, ojos deslumbrantes y la clásica "no soy como las demás"; no le eran indiferentes a Youji, sintiéndose las mejillas afiebradas…
Era domingo y habían pasado un poco más de tres semanas desde que Youji se había encontrado por primera vez con Hitomi, y se encontraban de vez en cuando en la escuela, él a veces no la saludaba dando a entender a todos que nunca saludaría como a todos los demás, pero en realidad lo que pasaba es que se sentía muy nervioso estando con la chica, pero todo se lo atribuía a que ella era la hija del basketbolista que más admiraba.
- ¡Llegaste media hora atrasado Rukawa, apuesto que te has quedado dormido – le gritó Hitomi a Youji desde la cancha. El chico no dio respuesta alguna, sólo la leve sonrisa que lo caracterizaba siempre y aunque ella no lo reconociera, era lo que más le encantaba de él, con sólo esa expresión le perdonaba todo.
- Hoy acabaré contigo, Sakuragi – le dijo Youji, con una pose de defensa neutra, como si hubiera de analizar cada uno de sus movimientos. Ella empezó a driblear con el balón y él hizo una espectacular defensa, pero aún así ella pudo burlarlo y encestar una preciosa canasta. Luego él logró una canasta de tres puntos, ella enojadísima quería la revancha. Ninguno de los dos se daba por vencido, la cuenta fue cerrada, aplicando sus estilos tan distintos entre sí: la elegancia japonesa versus el callejero newyorkino (palabra extraña, pero no sé si se escribe así, corríjanme si hay alguien que sepa eso). Pero al final hubo un ganador…
- Yo soy toda una basketbolista, al final fui yo la que te di una lección, Youji Rukawa – se lo decía en un tono muy sarcástico mientras se apoya en el soporte de la canasta. El la mira muy fríamente borrándose completamente toda expresión a su rostro y caminando en dirección hacia a ella. Ella seguía riéndose de la derrota de su rival hasta que él estaba a menos de medio metro de distancia de ella. Miró a Hitomi con unos ojos tan penetrantes que ella no pudo evitar temblar ante tanta presión. ¿Pero qué es lo que está pensando, ella pensaba, sabía por sus compañeras el estilo que tenían la familia Rukawa, podía pasarle cualquier cosa, menos… besarla… No se podía imaginar la chica que unos labios estaban encima de los suyos, ni que el dueño de ellos era el chico más popular de la escuela.
Youji muerde delicadamente los labios de la chica, mientras con sus manos se dejan enredar en el cabello rojizo, ligeramente ondulado de la muchacha, que le llegaba a media espalda. Hitomi trata de luchar contra aquel beso pero su cuerpo no la deja ir, lo único que la hace luchar contra aquel muchacho es su lengua, que no quedará satisfecha hasta explorar hasta el más recóndito lugar de la boca de su rival… A estas alturas, a Youji le importaba un soberano pepino si era hija de un ex jugador de la NBA, de un vendedor o del repartidor del periódico… entendió que se había enamorado perdidamente de ella…
- Parece que yo también te amo, chico anémico – le dice finalmente ella después del beso, mientras que él recupera su linda sonrisa y acompañado de un tenue rubor en sus mejillas… Sin decirse una palabra más, ambos entendieron el mensaje… desde ese minuto eran novios.
- ¡Yupiiiii! Tiene novia, tiene novia, Youji tiene novia, mi hermano tiene novia, viva, viva – gritaba Daisuke, fue el primero que reaccionó después de que Youji le dijo a su familia que por primera vez tenía una novia. Sus padres estaban en estado de shock, su primogénito ya no era un niño, sino ya estaba en camino de ser un hombre.
Grrrrrrr – fue la primera reacción de Rukawa, que sólo de oír el término de novia se acordó de un viejo adagio "nuera, no era lo que quería para mi hijo". Haruko reaccionó más normal, que alguien fuera feliz en la familia era una novedad, además nunca se ha llevado muy bien con su hijo mayor, así que ésta podría ser una buena oportunidad para llevarse mejor con él.
- ¿Y cómo se llama la desafortunada? – Haruko le decía en un tono de broma a su hijo.
- Se llama Hitomi y es mi novia hace una semana – responde Youji con un poco de molestia por la pregunta.
- ¿Acaso la tarada no tiene apellido? – dijo Rukawa, que estaba celoso del brillito que tenían los ojos de su hijo al relatar sobre aquella muchacha. Youji no respondió esa pregunta, eso quería que fuera una sorpresa, además quería conocer algún día a Hanamichi para aprender de él, pero ella le dijo que lo haría después de que él le presentara sus padres; ya que iba a ser más difícil que su padre pelirrojo entendiera las cosas, puesto que ellos siempre habían sido dos y nadie más.
- A propósito, papá, Hitomi quiere ser manager del equipo, si vieras como juega, te daría pena que fuera una mujer – le decía Youji, en un tono neutro, pero para el lenguaje Rukawa se intuía un tono de una total emoción.
Rukawa no quería aceptar, pero no le quedaba otra, no tenía ganas de pelearse con un hijo por la culpa de una adolescente llorona y coqueta; asimismo, si era cierto lo que su hijo le decía, cuadraba que su Youji estaba tan interesado en ella. Dile que mañana vaya al gimnasio después del entrenamiento, fue su respuesta.
… Mi nombre es Hitomi Sakuragi…
Si le hubiesen preguntado cuál era el nombre de la chica, no creo que se lo hubiese aprendido ni en mil años pero el apellido se lo grabó con sangre en su cabeza, abrió una cicatriz en todos los recuerdos del pelirrojo se le asomaron como flashbacks montados un sobre otro como si los viviera otra vez en tan sólo unos segundos. Las notas que tenía en las manos se les resbalaron, no había un solo indicio que le diera una mínima esperanza que ella no tuviera nada que ver con Hanamichi, todo le recordaba a él: sus ojos expresivos por los que soñó en sus tiempos en la preparatoria, su piel bronceada que de sólo pensar tocarla le excitaba, su sonrisa que le dio alegría a su corazón todos los días y su cabello rojo que le encendía sus más bajos instintos...
- Youji, déjanos a solas – fue lo único que atinó decir después de recuperarse parcialmente de la presencia de Hitomi.
- Pero papá, yo…- dijo Youji mas fue interrumpido antes que terminara de hablar.
- ¡Vete ya! Y no te quedes escuchando detrás de la puerta, si no, considérate fuera del equipo – gritó en forma muy severa Rukawa. Hitomi rara vez se asustaba, sin embargo, ésa era una de las ocasiones en las cuales sentía pavor, ese hombre le provocaba temor y más encima tenía que aguantarlo porque era el padre de Youji, el chico que ama.
Youji los dejó solos, no estaba muy convencido que las cosas saldrían bien, tampoco entendía la reacción de su padre tan violenta y mucho menos por qué quería hablar a solas con su querida pelirroja, algo estaba mal, pero qué.
- ¿Tu papá te mandó, verdad? – le dijo Rukawa con una mirada destructiva.
- ¿De qué habla usted viejo? – le dice ella extrañada.
- No te hagas la que no sabes, tú sí sabes de lo que estoy hablando, nunca creí que iba a caer tan bajo – la voz de Rukawa era más ofensiva.
- Le juro que no tengo la más mínima idea de lo que habla – ahora es ella quien comienza a gritar de asustada por no entender absolutamente nada.
- Tu padre debió haber urdido este plan, pero por qué utilizan a mi hijo¿por qué? – Rukawa le dice gritando zamarreando a la chica; siendo que a ésta le comenzaban a salirle las lágrimas.
- Yo ni siquiera sé quién es usted, ¡mi padre nunca me habló de alguien de apellido Rukawa, ¿Cómo usted conoce mi papá? – le grita con una sinceridad y desesperación que congeló a Kaede. No sabía que le dolía más al morocho: que la hija de Sakuragi estaba ligada a su hijo o que Hanamichi nunca le hubiese hablado (aunque sea con odio) de él; la indiferencia le era peor, eso significaba que para Hanamichi, él no significó nada… absolutamente nada.
Sus ojos se pusieron vidriosos, ella quedó conmocionada, hace treinta segundos era un ogro y ahora era una estatua de hielo. Cuando casi entendía lo que pasaba, se volvió a enredar todo otra vez. Rukawa empieza a mirar a la niña con dulzura, casi con súplica por haberle hecho pasar tan mal rato.
- Disculpe¿viejo te sientes bien? – le pregunta ella.
- Creo que todo fue un error, muchacha – dijo Rukawa realmente arrepentido por lo que estaba pasando. Inesperadamente, toma a la chica de los hombros y la acercó a su cuerpo, abrazándola muy primitivamente (pero así es él). Hitomi estaba totalmente enajenada de toda esta escena, me grita y me abraza¿en qué demonios piensa?… El mientras la abrazaba, cerraba los ojos, podía sentir ese aroma… ese rico aroma, más exquisito que cualquier otro perfume en el mundo, ni en eso se podía decir que no era una Sakuragi, era su verdadero reflejo… Fue en eso cuando pensó…
- Hoy vas a cenar en casa con nosotros, tómalo como una disculpa – dijo el moreno con el mismo tono frío de siempre.
- ¿Pero qué va a decir la señora Rukawa de todo esto? – preguntó Hitomi con cara de cuestionario.
- Ella sabe de todo esto – le contesta parcamente.
- Pero el que no tiene idea de esto es mi papá, ni mucho menos que tengo novio, si supiera como es – dijo Hitomi en forma muy divertida.
- Lo sé perfectamente – dijo él por lo bajo.
- ¿Dijo algo? – pregunta la pelirroja.
- Eh, no, nada – Rukawa le responde con mucha rapidez. Pero no importa, ya veremos como te ayudamos con tu padre para que acepte que tienes novio¿de acuerdo? – Kaede le propone un plan a la chica. La chica sólo asintió con la cabeza.
Sin embargo, Kaede Rukawa tenía otra idea en mente…
REVIEWS
kaehana9: Será memorable, imagínate saber que tu hija está ligada al hijo del ser a quien más odias… Simplemente son sentimientos encontrados, pero eso será en el capítulo subsiguiente… ya doy el aviso.
Shadir: Parece que todos se están comiendo las uñas para ver que éstos se encuentren, y si me desaparezco ahora! Creo que me buscarían para lincharme… Pero no te preocupes, ya se viene…
pauchan: Lo que pasa es que los capítulos no tienen mucha unión entre sí, pero se perfilan poco a poco. Apelo a la habilidad de los lectores para que la sigan, ya que están escritas en distintos tiempos. En el cap. 5 ó 6 tendrán secuencia más lineal, por la misma razón costó entenderla, por eso actualicé casi inmediatamente el cap. anterior… Pero no se malacostumbren, me demoraré más con los que siguen… Gracias de todos modos que la sigas!
inuyashaluchi: Gracias por tu apoyo Luciana, pero mi fic ya tendrá tiempos mejores, un beso y que la continúes leyendo.
Nian: Sí Hana es tierno, me encanta el físico que tiene (porque no tenía compañeros con ese pedazo de cuero cuando yo tenía 15), y en cuanto al grupo, me tendrías que señalar más detalles, por mí encantada. Y por el fic, de eso se trata, de dos historias separadas, que se van uniendo poco a poco por las coincidencias de la vida…
Elian: Gracias, espero que este cap. haya sido de tu agrado; en cuanto a actualizaciones, si no tuviera que estudiar, por mi encantada actualizaría día por medio… Cosas del oficio.
Sakare: No sabía que mi historia producía esos efectos (creí que eso sólo pasaba con las maestras del yaoi: fadet, Khira, Dannan, entre otras), así que la que ahora que grita de emoción soy yo. Mi pareja no yaoi también he observado que tiene su pequeño fans club… Bueno, y prepárate, Haruko es la protagonista del próximo cap.
