Disculpen la tardanza pero bueno, al fin, apenas salí de ello, redacté el cap. 5. En recompensa por la paciencia, subiré el sexto en algunos días más… Así que gracias por esperar, un besoy cuídense mucho…
Parte V: Desconcierto
Youji estaba apunto de abrir la puerta, pero se arrepintió a último momento, no tenía la más mínima idea de lo que quería decirle a su suegro, que por cierto, éste no tenía una cara precisamente de darle la bienvenida y insertarlo en la familia como si fuera el hijo varón que nunca tuvo. ¿Qué te pasa, tarado, acaso te da miedo, se dice dándose golpes en la cara para darse valor.
Mientras tanto, Hanamichi ya estaba desesperado ya que había pasado un buen rato desde que tocó el timbre, así que decidió tocar por segunda, tercera y cuarta vez el timbre, sin embargo, ésta última era como si hubiera cargado todo su peso en él.
- ¡Déjenme pasar, malditos secuestradores¡Devuélvanme a mi hija! – dijo el pelirrojo, alterando al muchacho, así que sin pensar, abrió la puerta antes de que saliera todo el barrio para ver qué estaba pasando.
- Buenas noches, señor Sakuragi – le dijo Youji con cierta emoción, haciéndole una reverencia a la visita. En ese momento, el chico se levanta, el pelirrojo está incrédulo a lo que veían sus ojos: ese chico con cara de sueño, esos ojos azules encantadores, esa piel de seda blanca; lo que veía… ¡era el zorro, lo dijo en voz baja. Se restregó los ojos, pensó que estaba ebrio ¡pero qué estupidez, nunca he bebido!. Cada vez estaba pensando en forma más incoherente, y las ideas no se hilaban unas con otras. Youji veía a un hombre que lo observaba boquiabierto, que le miraba como si lo hubiese conocido en la otra vida, aunque era la primera vez que se habían visto y ese trato de zorro, que había alcanzado a escuchar ¿qué es eso?
- Disculpe, creo que me equivoqué de casa – fue a lo único que atinó el pelirrojo, a quien ya le habían empezado a sudarle las manos. De repente, el mismo Hanamichi, le dio un portazo a la casa que casi dejó sin nariz al joven Rukawa.
Sólo la impresión, lo enmudeció, apenas había vuelto a Japón y ya estaba alucinando con el fantasma de su eterno rival ¿qué demonios me pasa, decía con una voz furiosa consigo mismo, porque ese ser era parte de su pasado… o mejor dicho, para él nunca había existido. Iba a salir de la casa, pero se percató de los gritos de una chiquilla que la podría reconocer aunque estuviera sordo… ¿Hitomi, pensó fuerte en su mente. Entonces ¡la dirección era correcta! Se devolvió a la casa e iba a tocar el timbre otra vez, quizás todo fue un producto de su imaginación.
Youji, que había quedado en la puerta a observar el extraño comportamiento del padre de Hitomi, abrió la puerta nuevamente antes que Sakuragi tocara el timbre. Este último, volvió a ver que era el mismo muchacho igual que Rukawa que le abrió hace pocos momentos atrás, ya no quedaba duda alguna y mucho menos podía creerlo… esa era la casa de Kaede Rukawa…
Y hablando del rey de Roma, éste se asoma a la puerta sigilosamente sin que nadie lo viera… ¡Kaede pareces una chiquilla de quince, pareces una gelatina, sí es sólo un hombre, se reprendió a sí mismo al ver que el hombre que estaba en la puerta era nada menos que Hanamichi Sakuragi, y para su sorpresa, más bello y sexy que nunca a pesar de la cantidad de años que han pasado… Se enamoró, o mejor dicho, se volvió a enamorar de ese mono pelirrojo a primera vista, como hace veinte años atrás en el tejado de la preparatoria en donde estudiaron.
Pero no se movió del lugar en donde estaba, presentía que algo no estaba bien…
Hanamichi vio por segunda vez a aquel muchacho; al ver que era igual que Rukawa, cayó en estado de locura temporal, como si no hubiera pasado un día desde la última vez que lo vio. Entonces, agarró al muchacho por la camiseta, lo sacó a empujones a la calle y comenzó a gritar.
- ¡Maldito zorro desgraciado, juro que me las vas a pagar – gritaba frenéticamente mientras que el chico apenas podía respirar, sólo pensaba, otra vez me llamó zorro ¿por qué?
- Señor, yo puedo explicarle todo – le gritaba Youji desesperadamente.
- Ay, Rukawa – en tono de burla - ¿desde cuándo eres tan educado, imbécil, si no eres más que un ma… – en ese momento, Hanamichi ya había perdido el control, y cuando le iba a golpear al chico con el puño cerrado, una mano fuertemente lo detuvo.
- Suelta a mi hijo, pelirrojo o no respondo – ése era el mismo Kaede Rukawa que había salido de su escondite a defender a su hijo – él no tiene nada que ver en esto– añadió en el mismo tono de siempre. En ese momento, Sakuragi volvió a la realidad y vio a dos Rukawas, casi tan iguales como dos gotas de agua, sólo que uno se veía mayor que el otro.
- No puede ser, esto es una pesadilla – decía mientras se agarraba la cabeza al verlos - ¿Alguien me puede explicar qué está pasando aquí?.
- Eso mismo te pregunto yo, papá – dijo Hitomi con sus manos en la cintura y su respiración notaba que había corrido al ver todo - sé que eres un loco de remate, pero ¿cómo se te ocurre hacer un espectáculo en la calle, si no hubiese sido por el señor Rukawa, hubieras golpeado a Youji.
Hanamichi enmudeció y sus ojos se abrieron. Oyó ese nombre que había maldecido todo el camino, entonces se dio cuenta que el chico con que estuvo hablando era el menor de esos Rukawas, que por cierto, fue bastante insolente. Sacó una conclusión que era casi obvia, el apellido de ese tal Youji era… Ru-ka-wa.
- ¡Ahora entiendo malditos estúpidos qué querían con mi hija! – Hanamichi nuevamente se abalanza sobre el chico, pero la que lo detiene esta vez es Hitomi.
- Nadie aquí me iba a hacer nada ni me obligaron tampoco, si estoy aquí es porque ¡YOUJI RUKAWA ES MI NOVIO! Si te gusta bien; si no, también – le dice ella muy determinante. Ahora sí que Hanamichi sentía que el mundo se le caía encima, sus oídos no daban crédito a lo que estaba oyendo.
- ¡QUE ESTUPIDECES ESTAS DICIENDO¡ESO ES MENTIRA ¡MENTIRA ¡ESE MALDITO PERVERTIDO NO PUEDE SER TU NOVIO! – gritaba el pelirrojo, haciendo que todos los vecinos salieran a la calle, siendo que su hija ya no aguantaba la vergüenza.
- No has cambiado nada, tarado – le dijo Rukawa – entremos a la casa, no quiero que todos se enteren por tus escándalos.
- ¡YO NO VOY A ENTRAR A NINGUNA PARTE NI MUCHO MENOS A TU CASA! – Sakuragi gritaba sin parar, Youji trató de calmarlo pero el pelirrojo le dio un tremendo empujón – Apuesto que fuiste tú quien planeó todo esto, Rukawa ¡eres un cerdo asqueroso, te voy a partir la cara! En ese momento, el pelirrojo se disponía a golpear al moreno más viejo… ¿Sakuragi?
Esa voz era de Haruko, quien estaba en la puerta como todos los demás vecinos. El pelirrojo se olvidó del resto del mundo, que fue el habitual de sus tiempos de preparatoria; la había reconocido inmediatamente… encontrándola realmente hermosa; para él, a ella no le habían pasado los años en vano. Su corazón latió muy fuerte, como la primera vez que la vio. Sin explicación lógica, dejó de empuñar el puño, se fue caminando a la casa y entró junto a la mujer como si nada hubiese pasado.
Youji y Hitomi estaban en estado de shock sin entender absolutamente nada, no encontraron nada mejor que siguir a Kaede, que se fue detrás del torpe. Al entrar a la casa los tres, vieron una escena que no se la esperaron nunca.
¡Hanamichi estaba abrazando a Haruko! Y no era un abrazo de amigos sino un abrazo lleno de deseo y de sentimientos reprimidos, como si quisiera poseerla completamente en ese mismo instante, tomando a la mujer de la cintura y acercando su cuerpo contra el suyo; sentía una profunda necesidad de hacerle el amor, de verla completamente desnuda, de tocarla, de sentirla… Mientras que ella, no tenía idea que hacer, hace tanto tiempo sentía la necesidad de ser querida, de ser lo único que le importara a alguien en el mundo y mandar al resto del mundo al mismísimo carajo. Así que sin querer, le correspondió.
En ese momento, Rukawa se muerde los labios para no demostrar la furia que siente de verlo abrazado a ella; se le estaba quemando el pecho y cada vez le costaba más disimularlo. Los celos lo invadían por completo, ya hubiese preferido que el pelirrojo lo matara a golpes que someterlo a esa tortura y lo peor, con su propia mujer. Inconscientemente, toma a Sakuragi por la espalda, éste se da vuelta y le propina un derechazo que lo dejó en el suelo; y Kaede, por el golpe que dio, quedó con la muñeca adolorida.
- ¡Maldito desgraciado, eso es para que no te metas con las mujeres ajenas! – le gritó Rukawa con una furia nunca antes vista.
Haruko estaba feliz, pero esas felicidades que uno las siente desde el fondo de su alma. Nunca en todos los años que habían estado juntos, había mostrado celos por ella; quizás ésta, era una luz en su matrimonio.
Hanamichi, casi al mismo tiempo, iba a golpear a Kaede, pero esta vez su hija se lo impidió.
- Papá, será que nos vayamos de aquí, has hecho muchas estupideces por hoy – le dice a Hanamichi, que aún está muy alterado, pero se da cuenta que ella tiene razón.
- Mira zorro hijo desgraciado, no se te ocurra estar cerca de mi hija, si no ¡te mato ¿me oíste ¡te mato! – sus palabras fueron amenazantes, haciendo sentir miedo a Youji.
- Házle algo, y serás tú el hombre muerto – Rukawa le devuelve la amenaza a Sakuragi apuntándole con un dedo, y éste último sale de la casa hecho una fiera.
- Señores Rukawa, disculpen lo ocurrido, perdonen a mi padre por favor – se despedía Hitomi mientras esta les daba una reverencia.
- ¡HITOMI! – gritaba Hanamichi desde afuera.
- Lo siento, debo irme, adiós Youji – decía Hitomi mirando al chico con ojos vidriosos. Y finalmente la chica abandonó la casa corriendo. El que estaba furioso ahora, era el primogénito de los Rukawa, no podía comprender el comportamiento de sus padres.
- Exijo una explicación – miró a sus padres con una mirada llena de frialdad y rabia.
- Tú no estás en lugar de exigir nada – Rukawa lo acalló en ese mismo momento. Haruko lo miró y éste la empezó a empujar para que la mujer subiera las escaleras - ¡Sube ¡Apúrate! – continúo pero con gritos. Youji se quedó sólo en el piso de abajo, se sentía mal, pero había alguien sintiéndose peor que él...
Hanamichi esperó a su hija que salió con lágrimas en los ojos. El no tuvo piedad de ella, así que prácticamente la lanzó al auto, dando un feroz portazo. Comenzó a conducir sin darse cuenta que aumentaba la velocidad drásticamente, mientras que ella sentía miedo de que él terminara perdiendo el control.
- ¡Papá, por favor no! – gritaba con todas sus fuerzas, con una respiración ahogada, mientras se afirmaba fuertemente en el asiento. Hanamichi recordó que su hija estaba traumatizada desde la muerte de su madre, y que se ponía histérica cada vez que un auto acelerara más de la cuenta; por eso, el pelirrojo desaceleró el auto y la chica comenzó a sentirse un poco mejor.
- Perdóname, pero no quiero que vuelvas a ver a ese sujeto – le dijo él en un tono normal, pero firme.
- ¿Por qué? – le pregunta la pelirroja, ante tal petición.
- No me parece que sea para ti, se nota que no es un buen muchacho – le contesta.
- ¿Cómo dices eso, si apenas lo conoces? – le replica Hitomi.
- Llámalo instinto paternal – Hanamichi le contesta por segunda vez.
- ¿No será que tu instinto paternal estará guiado porque conoces a sus padres? – le dice con un tono desafiante. Hanamichi con los nervios, casi choca con una auto, escuchándose a lo lejos el grito de un conductor furioso ¡fíjate estúpido!
- Estás alucinando, yo no los conozco – dijo Hanamichi muy nervioso, y a la vez maldiciendo su suerte porque se notaba que una de sus virtudes no era precisamente mentir, por lo tanto, su hija lo notó de inmediato.
- No te creo nada – la chica lo miró sonriéndole irónicamente – tú no abrazas a cualquiera, si no lo conocieses ni tampoco andarías gritando zorro sin parar.
- ¡Yaaaaaaaa ¡los conozco! – casi grita neurótico, dándose por vencido – son gente mala y manipuladora, por eso no quiero que estés con ellos, quería que te ahorrarte la desilusión.
- ¡MENTIROSO! – ella seguía sin creerle – ya veía que se le hacías el amor a la señora Rukawa enfrente de nosotros, bien merecido tienes el golpe y agradece que no te mataron.
Hanamichi, con ese comentario, se sonrojó completamente, recién dándose cuenta de lo que había hecho en la casa de Rukawa.
- ¿Lo ves? – le dice Hitomi, viendo la reacción de su padre - ¿cuál es el verdadero motivo entonces? – le exige.
- Eso a ti no te interesa – le responde – Si quieres mantenerte en Japón, no te volverás a acercarte al tal Youji, hijo del zorro maldito; seguramente planearon utilizarte para vengarse del talentoso Sakuragi – dijo determinante.
¿Por qué mi suegro me dijo lo mismo en la cancha, pensó Hitomi.
El resto del camino pasó en silencio dejando a los dos Sakuragis pensativos… Hitomi pensaba como arreglárselas para ver a Youji a escondidas y además, se sentía ridícula porque se veía como una "Julieta" de los tiempos modernos, se notaba a leguas que su padre y el de su novio se odiaban a muerte. En tanto, Hanamichi pensó que tenía que alejar a su hija del hijo de Rukawa como diera lugar; tal vez tenía razón, quizás era un chico bueno como su madre, pero no podía correr ese riesgo; mientras más lejos estuvieran ambos chicos, menos podría tener contacto con Haruko… y sobre todo, con Rukawa.
Y había encontrado el método perfecto para hacerlo, era la única forma segura.
Llegaron a su casa muy taciturnos, sin dirigirse la palabra. Charlie, María y Yukime (las dos últimas eran las mucamas), saludaron a los recién llegados pero ninguno de los dos se inmutó ya que todavía estaban pensando en lo sucedido. De repente Hanamichi alzó la voz pidiendo algo, de forma insistente.
- ¡Jones, ven inmediatamente, te necesito! – gritó el pelirrojo. En eso, aparece un negro corpulento, casi diez centímetros más alto que Hanamichi: éste era su guardaespaldas personal, que lo seguía para todos lados. Era su más fiel servidor y era el único que gozaba de la total confianza del ex jugador, y cómo no, el suculento sueldo y beneficios lo valían.
- ¿Necesitas algo, Hanamichi? – le pregunta.
- Quiero que desde mañana vigiles a mi hija para todos lados – le ordena el pelirrojo – y sobretodo, no dejes que se junte con cualquiera que se apellide Rukawa ¿entendido?
- Sí – Jones se para firmemente, aunque encuentra poco lógica la orden que le dio, pero sabe que él no estaba para cuestionarlo.
- ¿Te volviste loco? – le pregunta ella llena de indignación.
- Entonces te devuelves a los Estados Unidos, tú eliges – Hanamichi le habla mirándola fijamente a los ojos.
Hitomi ya estaba que nuevamente se le cayeran las lágrimas ante tal injusticia y sólo pasó una cosa por su mente… Voy a descubrir cuál es la verdad entre tú y Kaede Rukawa…
¡Al fin se reencontraron!. ¿y qué va a pasar ahora? Creo que esta vez, Hanamichi se pasó… Pido disculpas nuevamente porque fue sin querer dejar tanto tiempo de suspenso para este capítulo, pero me leí como 25 veces el capítulo antes de publicarlo porque con nada estaba satisfecha, incluso ya me sabía los diálogos de memoria; es sumamente complicado describir tantas emociones juntas… sólo espero que les haya gustado y dejen reviews, por favor…
REVIEWS:
Marion Mayfair: ¡Gracias por el cumplido! Y aprovecho de responderte los dos reviews, ya que publiqué antes de saber que ya habías subido un review… Ya leíste que no fue tan terrible¿o sí, jajajajaja. En cuanto a Youji, dejémoslo en suspenso porque la que tiene más problemas en este momento es Hitomi. Cuídate y un beso…
Shadir: No te lo dije la vez anterior, pero cada vez que leo tus reviews, me da un ataque de risa. No le pasó nada a la casa, el chico salió ileso gracias a Rukawa; pero creo que todos necesitarán un seguro contra la curiosidad de cierta pelirrojita, jejeje…
Saku1986: Bueno, el carácter de Hanamichi da para imaginarse fácilmente esas cosas… Si en la serie se ponía celoso de Rukawa, que ni sabía que existían las mujeres… Con su hija debe ser mucho peor. ¡Gracias por tu apoyo y un beso!
kaehana9: Hana, de naturaleza, no es nada tolerante, y sí acertaste que faltó poco para que le rompiera la cara pero llegó Haruko… Además el que dio el golpe fue Ru, nadie se lo esperó¿verdad?
Enide-Kant-BlackBlueFox: El amor es así, en casi todos los fics que he leído Ru cambia un poco por la influencia de Hanamichi, y Youji es algo frío, pero no al extremo de Kaede… Además en familia, te comportas con más confianza; si yo fuera como Rukawa en la preparatoria al igual que en la casa, mi madrecita me mataría... Muchas gracias por tu observación, ayuda a que una se fije más en los detalles (es mi primer yaoi, aunque no es excusa)… Y bueno, como pasó en el cap. 5, esto se armó…
Sakura: Bueno, hasta que por fin se encontraron… Aunque el rosario de palabras amables, se los llevó, en su mayoría, el zorro hijo. Espero que te haya gustado el encontrón de estos dos, un beso y espero que sigas leyendo…
