Kaede también estaba hecho una fiera, ver al pelirrojo casi besándose a su mujer no era una escena que le agradaría mucho que digamos; la maldita Haruko, de todos los hombres del mundo justamente tenía que encapricharse con Hanamichi para ponerle los cuernos o peor aún, para ponerlo celoso. Si su objetivo era esto último, lo había logrado, pero no como ella pensaba…
Él estaba compitiendo por el amor del pelirrojo, y lo más chistoso de todo, es que su rival era su propia mujer¡qué ironías de la vida!
Aunque lo que más le gustaba era ver al pelirrojo vestido de esa forma, ese jeans y esa camisa ajustada ya lo estaban volviendo loco. Además, el muy bobo se había arreglado para ir a ver a Haruko y el que estaba gozando de lo lindo era él¡nadie sabe para quién trabaja! Esbozó una sonrisa al pensar eso.
En esa hora que estuvo libre, se compró una soda con bastante hielo, necesitaba estar relajado para lo que vendría. Se sentó en una silla y se puso a pensar que exactamente le diría al pelirrojo, ya se estaba cansando de jugar un papel inactivo en todo esto.
Primero por su hijo. Sabía que lo estaba pasando bastante mal por su culpa y pasó de ser su ídolo a un imbécil arcaico, no se podían ver con su novia cuando querían y hasta en el basketball le estaba afectando. Además ¿dónde se ha visto un guardaespaldas para su hija, simplemente no se le ocurriría a nadie más que a él.
Además ya le caía bastante en gracia Hitomi, sin quererlo, la chica llegó a su corazón; empezó a simpatizarse por ella y no sabe cómo empezó a tomarle afecto Lo que más le gustaba era que era bella y alocada como su padre, muy perceptiva y observadora.
Y por último, por él… ese torpe sería suyo ahora y para siempre…
Tenía una idea para poner en práctica desde ese día pero era demasiado ¿loca, tal vez, al menos no era de la personalidad de un tipo como Kaede Rukawa…
Se acercó en el lugar que habían quedado, viendo lo estupendo que se veía el pelirrojo, le dirigió una mirada de calidez siendo respondiendo por una fría de Hana.
Bueno¿y de qué quieres hablar, zorro apestoso?
- Vas directo al grano, tarado – le dijo Kaede - ¿qué hacías con Haruko? – le interroga el zorrito, tratando de ocultar los celos mas le costaba mucho no demostrarlo.
- ¿Cómo supiste que Haruko y yo estabamos allí? – le responde Hanamichi con otra pregunta.
- Eso es de mala educación responder con otra pregunta– le dice con expresión neutra pero con voz coqueta.
Flashback
Kaede estaba bajando la escalera, recién despertando de su siesta de la tarde cuando oyó que su esposa estaba hablando con alguien. Para variar, no le prestó ningún interés, hasta que oyó claramente dos palabras que lo sacaron de su indiferencia:
… Disculpe¿se encontrará el señor Hanamichi Sakuragi?…
El pelinegro se preguntaba que demonios hacía Haruko llamando a Sakuragi, pero prefirió no interrumpir la conversación, a lo mejor salía algo interesante. Y para la mala suerte del zorrito, habían quedado de juntarse en el parque ¿para qué lo quería¿por qué¿lo utilizaría¿ lo hace para sacarle celos a él?
Para lo que fuera, no lo permitiría…
Ella cuelga el teléfono y se va a terminar sus menesteres antes de irse a ver a Hanamichi. El zorruno hombre sale desde donde estaba y piensa que es lo que puede hacer. Mira el teléfono y se da cuenta que hay un papel. Lo toma para verlo y sólo ve un número y un nombre, "Hitomi" ¡La muy descuidada había dejado el número de la casa de Hanamichi! Ante su felicidad, toma el papel y se lo mete rápidamente rápidamente en el bolsillo.
Kaede se va con anterioridad al parque y con su celular llama a la casa de Hanamichi.
- Buenas tardes¿se encontrará Hitomi? – habla Kaede.
- ¿De parte de quién? – le pregunta Charlie.
- Un compañero de salón – responde secamente.
Si le decía quien era, lo más probable era que le cortaran el teléfono, así que optó por mentir.
- Aló¿cuál de todos los idiotas de mi salón me llama? – dice Hitomi cuando contesta.
- Soy yo, Kaede Rukawa¿se encuentra tu padre? – le pregunta, fingiendo total ignorancia, dejando sorprendida a la chica.
No se encuentra¿para qué lo quieres?
- Necesito hablar con él sobre algunas cosas, con urgencia – le responde el zorro, recalcando esto último.
Hitomi pensó que su novio y ella podrían ser las posibles cosas de las cuales podrían hablar, así que vio que tal vez podría ser muy conveniente.
- Si quieres, te puedo dar su celular – sugirió la pelirroja, provocando las mayores sonrisas del pelinegro.
Fin del flashback
- Y así fue – dijo Kaede, omitiendo detalles de lo sucedido.
- ¡Hitomi traidora! – exclamó el pelirrojo enfadado.
- Ahora responde¿qué quieres con Haruko? – le interroga en forma muy determinante.
- Algo que tú nunca has sabido darle, amor y aprecio, lo que a mí me sobra para darle – le contestó con la misma determinación.
- Si quieres te la regalo, no me interesa – le contesta el zorro con total indiferencia y a la vez lleno de rencor y de celos.
- ¡Zorro maldito! – le grita - ¿entonces para qué lo hiciste? – le pregunta cada vez más furioso.
- Porque se me dio la gana – la respondió con total neutralidad – además eres…
- ¡Ni se te ocurra decir lo que creo que pienso o te parto la cara! – le grita con odio en sus ojos, agarrándole de la camisa a Rukawa.
Al parecer, tendría que inventarle una buena excusa a Haruko…
Hacía mucho calor, así que decidió abrir la ventana, que estaba adjunta a su cama. Hitomi estaba acostada en ella escuchando música a través de su walkman, pensando lo mismo que pensaría una chica de quince años, que era obviamente, el chico que le quitaba el sueño. Hacía algún rato que su padre había salido y que Rukawa había llamado ¿para qué?… uff – suspiró.
A veces le gustaría ser una chica normal, para no tener barreras para vivir su amor; lo malo, es que ni siquiera sabía cuáles eran.
Estaba tan ida pensando en todo, cuando vio pasar de la nada una piedra a su pieza, casi dándole a su cabeza. Furiosa, salió a la ventana para decirle al estúpido que lo había hecho, que lo iba a lamentar de por vida. Pero, en vez de eso, se quedó derretida ante un chico de zorruna mirada.
- Si mi papá te viera, te mata – dijo la chica sonriente que su amor viniera a verla.
- Yo sé que salió y no tiene cara alguna de volver tan pronto – le dice Youji con esa leve sonrisa que la mataba.
Hitomi salió corriendo para ver a su amor sin ser vista por los empleados de la casa ni mucho menos por Jones. La chica prácticamente se tiró encima de él, encontrando muy hermoso el gesto de verla, arriesgándose a las reacciones explosivas de su padre.
Youji Rukawa no era de los que decía todos lo días "te amo" pero lo hacía a través de los hechos, y eso es lo que importa, las palabras se las lleva el viento.
El hijo del zorrito estaba calmado, sin embargo, la chica lo besaba irrefrenablemente por toda su cara, hasta que terminaron con un beso bastante apasionado, era su primer momentos a solas desde hace mucho tiempo… bueno, casi…
¡Aaaaaachú!
Los dos miraron a un pequeño niño de cabello castaño de ojos azules que no le gustaba para nada ser el mal tercio.
- Como mis padres salieron, me dejaron cuidando al enano – le explicó Youji con cierta molesta que su hermano estuviera allí.
- No seas malo con él – lo reta en broma a Youji mientras la pelirroja acariciaba las mejillas del castaño.
- Además vine a ayudarte - dijo Daisuke molesto por el comentario de su hermano mayor – yo me encargaré de distraer a los que están adentro para que no salgan – añadió entrando a la casa sin que nadie lo invitara.
- ¡Maldito enano, regresa! – le ordenaba al niño que volviera e iba a buscarlo, pero el brazo de su novia lo detuvo.
- ¿Por qué no aprovechamos de dar un paseo por ahí, no creo que haga nada – le dice Hitomi a su novio – también quiero hablarte y hacer otras cosas más…
El muchacho no le quedó otra que aceptar de inmediato...
El zorro tenía que hacer algo antes que lo golpeara. Hanamichi estaba furioso y la no pensaba detenerse, así que se forcejeó como pudo para soltarse.
- ¿Lo único que sabes hacer es propinarle golpe a la gente, idiota? – le dijo enojado Kaede mientras se arreglaba la ropa.
- ¿A quién le dices idiota, estúpido? – le pregunta Hanamichi sin bajar su intensidad.
- A ti¿a quién más? - le dice - Porque sabes que Haruko nunca estará contigo, que no has venido a Japón en casi veinte años porque me temes – le dijo el zorro que ve que el pelirrojo hace una mueca negando eso – y porque eres un egoísta que no deja que su hija ser feliz.
- ¡TODO ESO ES UNA MENTIRA! – grita Hana – aparte, antes muerto que tu hijo con mi hija.
- ¿Qué tienes contra él? – pregunta Rukawa molesto - ¿Lo conoces?
- Me basta conocerte a ti – le responde.
- Pero también conoces a su madre y no tienes nada en contra de ella – le replica – dale siquiera una oportunidad – esto se lo ruega.
- NO, NO, NO Y MIL VECES NO – Hanamichi no está dispuesto a ceder.
- Te propongo un trato, juguemos un partido a 30 puntos – dijo serenamente el ojiazul – si gano, dejarás en paz a los chicos; si ganas, yo te ayudo a separarlos¿te parece?
A Hanamichi le parecía una excelente idea. Encontraba al zorro un verdadero imbécil por hacer esa clase de apuestas, no iba a poder con un recién retirado de la NBA. Sin embargo, se le había olvidado una de las mayores virtudes de Kaede Rukawa, no dejarse vencer ante nada y ante nadie.
Al parecer a éste se le ocurrió esto al ver un balón dejado botado, no sabía que pasaría con esta absurda decisión.
Lo único que sabía es que se lo jugaría el todo por el todo.
Empezó el juego, Rukawa tenía el balón. A pesar de ser más rápido, Hanamichi no podía moverse con toda libertad de tan ajustados que eran sus pantalones, lo que a Kaede le daba risa y excitación para sus adentros, pero no era momento para eso, tenía que concentrarse… Por una finta, el zorrito pudo anotar sus dos primeros puntos, no era un jugador de la NBA aunque por poco no lo fue y había tratado de mantener esas condiciones.
El pelirrojo se arrepintió de haber subestimado al zorro, más encima se maldecía a sí mismo por andar con esos pantalones que ya le estaban incomodando. A pesar de todo, igualmente pudo encestar su canasta, aunque debía reconocer que lo hizo con cierta dificultad.
Así se fue dando el uno contra uno que estaban jugando, ninguno quería darle ventaja al otro, punto tras punto; sudando entre tanto ejercicio y metidos ciento por ciento en el juego.
Ru estaba asombrado de sí mismo, jamás había jugado de esa forma, no le daba tregua a uno de los mejores del mundo, no entendía como lo estaba logrando; realmente era una pena que nadie viera este juego tan bueno. Estaba disfrutando, no había cosa más excitante que estar con sus dos pasiones al mismo tiempo.
Los esfuerzos del mono pelirrojo fueron en vano, Rukawa evadió la defensa del pelirrojo y lanzó el balón. Hanamichi miró el curso del balón a la canasta, siéndole extraño que ni siquiera llegara al aro. Miró a Rukawa y abre los ojos como platos…
¡ZORRO!
Hitomi y Youji se fueron a pasear por la playa, caminando totalmente solos en ella en silencio y con muestras de amor provenientes de ambos jóvenes (recuerden que la casa de Sakuragi era cerca del mar). Vieron la puesta de sol, de modo que el ambiente estaba muy romántico.
Al anochecer decidieron regresar a casa, conversando de todo un poco…
- Que lástima que ya se acabó – señalaba el chico por el paseo.
- Sí – contestó la chica mirando para el suelo – todo esto es por mi culpa por provocar tantos conflictos.
- ¡Torpe! – le dice Youji firmemente, haciendo que ella levantara la cara.
- ¿A quién le dices torpe? – le pregunta ella molesta.
- No veo a ninguna otra – le dice el chico mirando a todos lados – tú no tienes culpa de nada, recuérdalo - agrega – son ellos que no han resuelto sus problemas de juventud y se desquitan con nosotros – le dice con firmeza, seguido de un beso.
- Por lo menos tus padres nos apoyan – dice Hitomi con cierta resignación.
- No sabemos lo que realmente pasó – le habla el chico, acariciándole la cara de la chica - después de tu tía Rika¿supiste algo? – le pregunta Youji.
- No, mi papá es un candado de siete llaves – le contesta la pelirroja - ¿y los tuyos?
- Las mismas tonterías de siempre, aunque mañana yo sé a quien preguntarle – le contesta el zorrito – ¿vendrás a casa mañana? – pregunta, su cara era neutra pero su voz sonaba con ilusión.
- No creo – le dice ella con cierta tristeza – mi padre ya no me cree que voy a hacer trabajos en las casas de mis amigas.
Así caminaron hablando de trivialidades hasta llegar a la casa.
- ¿Crees que tu hermano no haya hecho alguna travesura? - le dice Hitomi, cuando de repente…
¡Aaaaaaaaahhhhhhhh! Se oye un grito feroz.
- Es Frankie – dice preocupada la chica.
- Esa es tu respuesta – le contesta el chico con cara de "qué demonios hizo este chiquillo".
Entraron a la casa y los gritos estaban por toda la casa, Yukime y María corrían para todos lados, Jones estaba arriba de una silla con una mueca con miedo y Charlie estaba con una escoba. Daisuke estaba mirando por todos lados, andando en cuatro patas buscando algo.
- ¿Dónde estás Shin? – pregunta Daisuke, buscándolo por todos lados.
- Dai¿trajiste a Shin? – le pregunta Youji sorprendido.
- Te dije que los iba a distraer – le contesta el niño satisfecho por su labor, Youji sintió en ese momento vergüenza ajena.
- ¿Quién es Shin? – le pregunta Hitomi a su novio sin entender.
- La mascota del enano – le responde – es una rata de laboratorio – especifica.
La pelirroja entiende el porqué del revuelo de la casa. Lo que no se imaginaba es que un gigante de más de dos metros estuviera arriba de una silla y aterrado por un ¡ratoncito! De sólo verlo, a la chica le dio un ataque de risa, no podía parar de reír.
- Jajajajajajajaja – se reía revolcándose en el suelo mirando a Jones – si hubiera sabido, me hubiera comprado una, jajajajajaja.
- Espera que me baje de esta silla chiquilla del demonio – le decía Jones avergonzado, más rojo que la cabeza de Hana.
- ¡LO ENCONTRE! – gritaba Daisuke, agarrando a un pequeño ratón blanco y se los mostró a las mujeres.
- ¡Aaaaahhhhhh! – chillaban María y Yukime abrazándose entre ellas al ver a Shin.
- Vámonos enano antes que no nos quieran ver más – le dice Youji mirando a su hermano bastante molesto.
Ambos se despidieron de la familia Sakuragi, el mayor de los hijos de Rukawa obligó a su hermanito a pedir disculpas por todas las molestias causadas. Jones al ver que los chicos se fueran se baja de la silla y toma de la oreja a la chiquilla suavemente.
- Tú abusas de mi bondad – le dice Jones a la chica.
- Acuérdate quien te cubría las espaldas para verte con Natasha y no para irte a la playa – le dice Hitomi al negro, poniéndose éste rojo.
Hitomi lo mira divertida y lo abraza – por eso te quiero tanto – le dice – gracias por todo.
Jones piensa que es imposible no querer a esta chiquilla…
Hanamichi ve la razón por la que el zorro había errado tan feo esa canasta. Estaba con su muñeca bastante adolorida, hacía rato que le molestaba pero ya no aguantaría mucho más, colapsando en ese momento.
El pelirrojo era un tarado pero no una mala persona así que corrió para ver el estado del zorro. Lo llevó a sentarse a un costado de la cancha y examinó la parte afectada del zorro. Este ya tenía los ojos vidriosos de dolor, recordó que el médico le había dicho que no debía forzarla más de lo normal sino su lesión se iría a resentir.
- Espérame un momento – le dijo Hana. Fue a buscar su mochila y se la trajo consigo, dejándole a un lado de ambos. Sacó una crema analgésica y una venda.
- Dale gracias a mi mujer y a mi hija – le dice Hanamichi, el zorro le mira con cara de extrañeza.
Hanamichi le cuenta, mientras le masajea la muñeca con la crema, que una vez se lesionó un tobillo haciendo futting en la calle y que desde esa vez Camilla siempre le dejaba en sus bolsos un mini botiquín con lo necesario para no pillarlo desprevenido. Cuando ella murió, su hija la reemplazó en esta labor.
- ¿La querías mucho? – le pregunta Rukawa, con curiosidad.
- Sí, era imposible no hacerlo – Hanamichi sonreía al recordarla, sin mirar porque estaba concentrado vendándole la muñeca a Kaede – pero lamentablemente no pude amarla – lo dijo con mucha pena en sus ojos.
Habían terminado de vendarlo y Hana reprendió al zorro - ¿cómo se te ocurre zorro estúpido jugar en esas condiciones?
- Recuerda que lo hicimos por una apuesta – le responde – uno hace lo que sea por sus hijos.
Estaban quedaron en silencio, el pelirrojo se enterneció completamente con su respuesta y no se había dado cuenta que seguía tomado de las manos con la de Kaede, éste lo mira como si fuera lo único que existiera; ninguno de los dos se daba cuenta que sus rostros se estaban acercando, como si estuvieran envueltos por una fuerza. Inconscientemente, ambos cerraron sus ojos y ya podían sentir las respiraciones del otro.
Rukawa recién cuando faltaba poco para rozar sus labios, desvió su cara y le dijo al oído "No te acuerdas que me dijiste que yo sólo era un zorro fracasado que ni siquiera el destino me quería y que por eso no iba a ir a la NBA".
Kaede se para mirándolo fijamente, Hanamichi abre los ojos y lo mira, recordando perfectamente las palabras que precisamente había dicho.
- Mañana quiero que vayas a mi casa y con tu hija – le ordena Rukawa – y sin excusas, te encontrarás con alguien si vas.
Después de eso se va dejando solo y a un desconcertado Hanamichi.
Kaede se moría por besarlo, no podía negarlo. Pero él no podía desconocer que todavía Haruko estaba rondando por su cabeza y él no quería ser el segundo plato¡no señor!
El era un zorro con orgullo, si el mono pelirrojo sería suyo, no lo iría a compartir con nadie.
Sin embargo, lo que había pasado en el parque era más de lo que se esperaba, ahora sí que a Rukawa no lo detendría nadie…
Hanamichi estaba enfurecido¡CASI SE BESO CON HARUKO Y CON EL ZORRO! Llegó a su casa dando un portazo y con una cara de demonio, así que nadie se atrevió a dirigirle la palabra. Todos se extrañaron, ya que contrastaba completamente con la expresión de felicidad que tenía cuando salió de la casa. La única que no lo estaba era Hitomi, que ya se imaginaba quien era el motivo de su furia.
Se fue a su habitación y cerró la puerta apoyándose en ella ¡Qué día más extraño! Estaba enojado porque fue interrumpido por Rukawa cuando iba a besar a Haruko, estaba furioso con Hitomi porque le dio el número de su móvil al zorro apestoso, estaba más enojado que el zorro por la plática en el parque.
¡Maldita sea, su vida estaba girando entorno a Kaede Rukawa! Sin embargo, no quería reconocer que lo que lo tenía más enojado era porque deseaba ese beso con aquel zorro de ojos azules.
Mañana, tanto como Haruko como el zorro lo habían invitado a almorzar en su casa ¡Ni muerto iría¿Con qué cara la vería a ella? Además todavía tenía ganas de partirle la cara al zorro, por lo tanto, él no iría, no y no, y esa sería su última palabra.
Después de una hora, salió de su habitación dirigiéndose a la habitación de su hija, sólo diciéndole:
Hitomi, espero que no tengas ningún panorama porque mañana vamos a salir…
¡Holas! Lo que más me gusta Hanamichi es la firmeza en sus opiniones, jajaja. Creo que ahora sí recibiré palos, machetazos, palabrotas y demases. Pero creo que el zorrito es lo suficientemente orgulloso para recibir migajas, por eso no quise que se besaran aún. Las recompensaré en dos capítulos más, no se preocupen… Espero que no haya quedado meloso el capítulo, porque lo quería con cierta ternura ¿Quién será la visita de la familia Rukawa? Lo verán el próximo capítulo.
Besos para todos…
REVIEWS
Shadir: Realmente es una pena, yo hubiera esperado con ansias uno de tus fics. Con respecto al zorrito, fue demasiado inteligente, pero ya viste que fue más astuto aún ¡Qué se nos prepare el pelirrojo!. Y por Rika, el tema se tratara, pero no quizás de la mejor manera. Besos.
Miguel: Sólo algo acertaste, de a poco se va soltando la madeja de este par. En cuanto a lo que te dejé escrito "alguien por descuidado", recién el próximo epidosio sabrás algo a lo que me refiero. Y creo que también sería un lindo fanart de que padre e hija se abrazaran al zorrito gigante, lo malo es que hasta un niño de kinder dibuja mejor que yo. Besos.
Paulikun: Veamos cuántas teorías descartaste o agregaste poreste capítulo, ya que estás REALMENTE INTRIGADA. Un abrazo y un besito.
Sakare: Aquí ya hay un poquito de ruhana, pero Haruko no se quedará así como así. Cuídate mucho.
