Parte XI: Sensaciones y Confusión

Los últimos rayos del sol comenzaban a dejar de iluminar el hogar de los Rukawa, lo que significaba la hora de partir a sus hogares. O eso es lo que debería significar supuestamente, porque Yohei no tenía donde quedarse, así que Haruko y Hanamichi se ofrecieron a que se quedara en sus respectivas casas; Yohei finalmente se decidió por la primera.

- ¿Y por qué no te quedas con nosotros? – le pregunta el pelirrojo – tenemos bastantes cosas que conversar, tú me entiendes – le dijo mirando de reojo a Haruko, entendiendo perfectamente su amigo la señal.

- No te preocupes – Yohei insiste – no quiero molestarte, amigo – lo dice en tono de disculpa- ¿Daisuke, no quieres ir a jugar conmigo? – le pregunta el niño.

Daisuke asiente, retirándose a su habitación con su tío Yohei.

- ¿Y por qué no se quedan con nosotros también? – le sugiere Haruko – Hitomi se queda en el cuarto de invitados y ustedes aquí abajo, veo que tienen mucho que conversar – le sonríe divertida.

La pelirroja, sólo pensar que se quedaría, puso cara de lotería.

- ¿No hay problema, Haruko? – Hanamichi preguntaba feliz que se quedaría bajo el mismo techo que ella.

- No te preocupes – dijo Haruko - ¿cierto Kaede? – le pregunta a su marido.

- Sí – responde el moreno con neutralidad pero con el corazón casi paralizado.

- Entonces, yo también me quedo – aceptando el pelirrojo la invitación de Haruko – pero usted, se va a ir a su casa, señorita – Hanamichi se lo advierte a su hija, ya que adivinó con anterioridad de las intenciones de la muchacha.

- Pero papá… - protesta la pelirroja.

- Obedece – le ordena Hanamichi.

- ¿Cómo me voy a ir? – Hitomi le pregunta para ver si se puede zafar.

- En auto – le responde, sorprendiendo más aún a todos.

- ¡Papá, tengo quince años! – le responde molesta la pelirroja.

- No te hagas la que no sabes manejar, Brian me dijo que te enseñó – le indica su padre.

"¿Quién es 'Brian'?" – pensó Kaede curioso y, por qué no decirlo, con cierto recelo.

- Me van a detener si saben que soy menor de edad y no tengo permiso de conducir – la muchacha reprende a Hanamichi.

- ¿Y por qué no la vas a dejar tú, ya que tienes permiso, y luego te devuelves en metro? – le sugiere Kaede a Youji, tratando de disimular la cara de cartón ganador que tenía él – ya que ella no puede irse en metro a estas horas – le cierra un ojo que no fue desapercibido por Hanamichi.

Pero en vez de enojarse…

"Wow, así se ve… se ve… no sé… ¿guapo?

Perdón… ¡guapo¿A quién le dices que es guapo?

¿Al zorro apestoso¿Le estás diciendo 'guapo'?

¿Cómo es eso? Detente Hanamichi… ¿Qué te pasa?

¡Mira cómo te has puesto, estúpido¿En qué piensas?

Un momento, esto no está pasando, no, no y no.

Se supone que tú estás enamorado de Haruko.

¡Maldición! Esto no es normal, no es normal…

Todo empezó por culpa de ese maldito casi beso"

El pelirrojo por su discusión interna, vio que su hija se fue sin que se diera cuenta. Lo cual se tiró al sillón y lanzó un suspiro lleno de rabia. Kaede salió del living a tomar un vaso de agua, le mataba saber quien es el dichoso 'Brian'. Al parecer, por el tono, era alguien de la confianza del pelirrojo.

"¿Pero quién soy yo para preguntarle?… Nadie"

Mientras que Haruko se quedó conversando con Hanamichi.

- Espero que tu hijo no le haga nada, si no, lo descuartizo – le advierte a Haruko.

- ¿Y es qué tú nunca saliste así con Camilla? – le pregunta Haruko con coquetería, aprovechándose de que Rukawa no estaba allí en ese momento.

- Ehhh, sí… pero… – dijo Hanamichi, sonrojado con el comentario.

- No te preocupes – le dice la castaña – Youji es todo un caballero, le hemos educado bien – agrega.

- Confiaré sólo porque tú eres su madre – le sentencia el pelirrojo finalmente, obteniendo una cara de satisfacción de ella.

- A propósito – dice Haruko de repente – como tu amigo nos interrumpió el paseo… bueno… eh… ¿no te gustaría salir conmigo esta vez?., sé que acaban de inaugurar un lindo restaurante.

- Esta vez yo invito, tómalo como una disculpa – responde el pelirrojo – ¿te parece el sábado? – le propone.

Haruko le devuelve su respuesta con una sonrisa.

En ese momento, vuelve Kaede a escuchar lo que estaban hablando. Desde que Haruko citó a Hanamichi en el parque y pasó lo que ya sabemos que pasó, el moreno ya no confía en su esposa para nada. No desconoce que no la ama, que no ha sido ni ha querido ser un buen marido y no hablemos de la cama.

Era más que obvio que tirara sus dardos hacia otro lado… "pero por qué a él…"

- Hanamichi, solamente tenemos una habitación de invitados – le advierte Haruko – espero que no te moleste dormir en el sillón y le pediré a Kaede que te preste un pijama para dormir.

Está de más decir a quien quería el zorro en su cama y a quien quería en su sofá…


Rika llegó a su casa con una sonrisa en su cara ¿quién había sido el que le dio tal mensaje? Como una babosa adolecente se lo imaginaba bello, inteligente, con estilo, detallista y seductor. Es que siempre le habían gustado los hombres así…

Ojalá fuera moreno, porque ése es su tipo físicamente, pero ¿ella está en lugar de exigir?

- Hola, al parecer se te quitó el enojo, por lo que veo – le afirma Mitsui al verla con esa felicidad pintada en la cara de su esposa.

- Es que la pasé bien – se excusó Rika.

- Rika… perdóname por ser tan tonto – se disculpa el peliazul por la discusión de la tarde.

La ojimiel tiene cargo de conciencia por los pensamientos que le invadieron casi todo las tarde con aquel desconocido que le dejó ese papel en el pub.

Así que se entrega a lo inevitable.

Mitsui comienza a besarla desesperadamente.

- Sashi, los niños – le dice para calmar las cosas.

- Tranquila están durmiendo – responde despacito, llevándola a su habitación.

Ella lo empuja a la cama, decidiendo dominar la situación, sentándose arriba de él. La ropa comienza volar para todos lados, él juguetea con sus senos mientras ella se encarga de su entrepierna…

…Y como siempre, él fue magnífico.

Si algo no le criticaba a Hisashi Mitsui era a la hora del sexo…

"¿Pero eso es lo que quiere?"

¿Qué al final, después de una discusión, siempre ponga su cara de perrito faldero y "me perdones" y que le diga que no lo volverá a hacer, hagan el amor y aquí no ha pasado nada?

Y así es hasta que vuelve otra vez a las mismas. Más encima, ya sospecha que le es infiel. Está cansada de hablarle, siempre es lo mismo.

Su matrimonio sólo es una aparente tranquilidad…


Por fin la casa de los Rukawa estaba en paz. Recién se apagaron las luces a las dos y media de la mañana, empezando porque Hanamichi no se quedaría dormido si no sabe que su princesita está en su casa a salvo. Ella llamó a su casa, diciendo que había llegado bien. Youji se demoró en ir y en volver en dos horas, lo que hace pensar que Youji no se quedó más tiempo del que debía en su casa. Hanamichi se dio cuenta que el chico no había abusado de la confianza que había depositado, a la fuerza, en él.

En el fondo, admitía que Haruko tenía la razón… Youji era un buen muchacho.

Y por qué no decirlo, adoraba a su hija…

Luego, Yohei bajó a conversar con Hanamichi. Conversaron holgadamente de muchas cosas, entre ellas, que había pasado con Minako, la esposa del primero, lo que en ciertas partes sólo respondió con evasivas, sólo le dijo que había cometido una bien grande. El pelirrojo se dio cuenta que aún no estaba preparado para hablar sobre ese tema; así que por ahora, lo más recomendable, era no insistir.

Después de esa larga conversación, Hanamichi se dispuso a dormir. Iba a descansar tranquilo, total ya se había dado cuenta que el zorro y Haruko no iban a hacer algo aparte de dormir. Lo único que le preocupaba un poco fue ese fugaz y turbador pensamiento con Rukawa. Creía que sería sólo tontería del momento y que luego se le quitaría, más que mal, había que reconocer que era un zorrito atractivo.

"¿Otra vez con eso, Hanamichi?"

Dos horas después, alguien lentamente baja las escaleras en plena oscuridad, con mucho sigilo para no despertar a nadie. A pesar de la oscuridad, los rayos de luna pueden reflejar la una cabeza roja, así que tiene una clara guía para dirigirse a ella. Cuando está a su lado, se arrodilla al lado de Hanamichi.

Comienza a acariciarle el cabello, se siente muy suave; igualmente se estremece al contacto. Luego baja su mano al rostro que siempre ha amado tanto, apreciando con su tacto cada centímetro de su piel, terminando de acariciar sus labios con su dedo pulgar.

No aguanta más, sabe que es peligroso que lo bese en su propia casa pero ésta es su única oportunidad.

"Porque él nunca me amará…

¿Por qué me hiciste esto¿Por qué me dejaste?

Sólo hay una respuesta…porque nunca me verá".

Sus labios los acercó a los suyos hasta toparse con ellos, la falta de luz hacía fuera más excitante ese simple roce de labios. No quería profundizar el beso porque temía que su pelirrojo se despertaba y ¡se sentía tan bien! Pequeños besos cubrían la boca del pelirrojo, seguido de unos ojos azules que lo miraban profundamente.

Y menos mal que sólo lo miraban porque se sentían unos pasos…

Rukawa se dio vuelta al darse cuenta que era el mejor amigo de su pelirrojo.

- ¡Rukawa¿a estás horas? – Yohei pregunta sorprendido - ¿qué estás haciendo aquí? – habla mientras prende la luz.

- No pienso hacerle daño – le contesta el zorro con una voz indiferente pero a la vez ofendida, dándole la espalda a Mito.

- Ya sé que no eres capaz – le dice con voz conciliadora – si Hana no se hubiera enamorado de Haruko, tal vez, serían buenos amigos – añade.

"¿Solamente 'buenos' amigos?"

- Y además, no lo tomes a mal Rukawa – Yohei le avisa – pero si hubieses sido una chica, hubiese jurado que estabas enamorado de él.

Menos mal que todavía estaba dándole la espalda, si no, se hubiera dado cuenta el color rojo carmín de su cara y la turbación que sentía en su interior al sentirse descubierto.

- Jajajajaja – Yohei sigue hablando – y que lástima que no lo fueras, Hanamichi te hubiese correspondido.

"¡Qué lástima!"

- Vamonos de aquí antes que nos despierte el torpe – le dice Kaede – si se despierta, no va a dejar dormir a nadie.

- Tienes razón – le sonríe el más bajo – es como es otro que no perdona a los que los despierten.

El pelinegro sólo lo miró con una mueca de desagrado.

Estaba a punto de ser un nuevo día…


A las seis de la mañana, los Rukawa ya se ponían en pie. Yohei, Rukawa y Sakuragi estaban con sueño, así que decidieron dormir un poco más. La noche no les había ayudado ha recuperar sus energías, aunque se acordaron que tenían que trabajar o buscar un empleo en el caso del primero.

A las ocho, el extraño trío decidió tomar desayuno.

Los tres estaban solos.

- ¿Qué harás Yohei? – le pregunta Hanamichi a su amigo, mientras que se devoraba todo lo que veía.

- Como Kanagawa es tan pequeña, me conformaré con darle a una empresa servicios técnicos – le contesta, ya que estudió ingeniería en informática – ya no abusaré de tu hospitalidad, Rukawa, así que me iré por mientras a una pensión y de ahí, arrendaré un departamento.

¡Pobre Yohei, tenía que comenzar de cero!

- ¿Y tú Hanamichi? – le decía Mito – me dijiste anoche que habías conseguido trabajo pero no sé en qué.

- Hace una semana y media me contrataron para ser el entrenador de la Universidad de Kanagawa – contesta el pelirrojo orgulloso – puedes darme tu curriculum y hablo con el rector.

- ¡Fantástico! – exclama de emoción Yohei Mito – te lo agradecería eternamente.

Así siguieron conversando Yohei y Hanamichi hasta que terminaron el desayuno, lavaron y secaron todo. La pensión en la que quería hospedarse estaba cerca de la casa de Rukawa, a pesar de que Hanamichi había insistido para quedarse en su casa, no quiso. Estaban dispuestos a salir cuando…

- ¿Cómo vas a salir así, torpe? – le pregunta Rukawa.

- ¿Así cómo, zorro apestoso? – le responde con otra pregunta Hanamichi.

Rukawa sale a buscar algo y vuelve inmediatamente. Era una gorra y unos lentes de sol, que se los pone al pelirrojo.

- Así para que nadie te reconozca – le dice parcamente – como eres un mono pelirrojo escandaloso – le explica.

- ¡Maldito Rukawa! – protesta Hanamichi – Rukawa – le llama un rato después, mientras el moreno se iba a otro lado.

- "…" – sólo se da vuelta a mirarlo.

- Gracias…

De este modo, los tres partieron rumbo a la pensión. Pero en realidad era un condominio de pequeños departamentos, que tenían una sola habitación que tenía un pequeño baño contiguo, y el living-comedor junto a la cocina. Se veía cómodo pero nada que ver a lo que había tenido en Kyoto.

Viendo que la habitación era muy sencilla…

- Yohei, no quieres ir a mi… - le dice el pelirrojo.

- Te digo que no – le responde divertido – quiero salir adelante sólo y además tu casa queda lejos de todo.

"¡Te dicen que no, torpe…

Primero Haruko,

después el tal 'Brian'

y ahora Yohei Mito

¿Por qué todos absorben tu atención?

¿Pero quién soy yo para exigir?… Nadie"

Después de ayudarle a acomodarle las pocas cosas que llevaba, Rukawa y Sakuragi se fueron caminando. Sin querer, otra vez se quedaron a solas, Kaede no sabía que hacer, parecía una adolescente que se leyó en una revista de chicas los pasos de la conquista y se le olvidó el siguiente. Menos mal que después de permanecer un buen rato en un incómodo silencio, el pelirrojo quiso romper con él.

- Zorro¿tienes algo que hacer? – le pregunta Hanamichi.

- "…"

- Lo que pasa es que a las doce tengo que presentarme en la universidad pero no puedo ir con la misma ropa de ayer – le habla, seguido de un sonrojo – aparte que no traigo boxers puestos. Bueno, la cosa es que si quieres ver un entrenamiento universitario.

- Sí – fue una respuesta parca pero acompañada de una tenue sonrisa del moreno.

- Deberías sonreír más seguido

"Vamos párale, ahora tírale un piropo, que este zorro maldito se haga, se haga… ahhhh"

- Para que se te quite lo amargado – el pelirrojo lo agrega inmediatamente, para arreglarla.

- Tarado, apresúrate – le dijo algo molesto, haciéndose el que no oyó el comentario – ya son más de las diez y media, todavía tenemos que tomar el metro, y más encima, tu casa queda al otro lado de la ciudad.

- Grrr – gruño Hanamichi y tenía razón, así que optó por seguirlo.

Hanamichi era la primera vez que tomaba el metro de Kanagawa en dieciocho años, así que lo miraba como si fuera la primera vez que estaba en ese lugar, observándolo todo. Parecía un niño pequeño, fijándose hasta en el más mínimo detalle. Rukawa lo miraba encantado, lo que más adoraba de su pelirrojo era su inocencia. De repente, recordó que estaban atrasados.

- Pareces turista, torpe – le dijo tomándolo de un brazo – vámonos antes de que te reconozcan y no salgamos antes de navidad – le advierte con un tono irónico.

- Pero si estoy con gorro y lentes – le dice casi en un tono infantil, haciéndole el quite al brazo de Rukawa.

El que los viera lo encontraba patético… parecían un niño y su papá en típica discusión entre los "no me quiero mover de aquí y vámonos".

- ¡VAMOS! – grita Rukawa desesperado – ni Daisuke me da tantos problemas – reclama por el comportamiento del pelirrojo.

El pelirrojo, después de tanta pelea, decidió irse con Kaede. Era una de las primeras estaciones del metro y se tenían que bajar en la última, así que estaba casi vacía. Ambos asumieron que tenían tres cuartos de hora por delante, Rukawa ya se resignó que iban a llegar tarde, menos mal que los entrenamientos no son antes de las dos, pero Sakuragi debía llegar antes para revisar algunas cosas y para practicar algo para no perder condición.

A medida que avanzaba el tren, los pasajeros subían y subían, como si fuera la hora de mayor afluencia de público, dejándolos bastante apretados.

Ninguno de los dos sabía que a esa hora circulaba tanta gente, si lo hubieran sabido, se hubieran ido por otro medio de transporte. Y, sin saber cómo, el zorrito todo apretujado y apoyado en una de las paredes del metro, estaba ubicado detrás de cierto pelirrojo.

- Rukawa, ponte en otro lado, que estoy muy apretado – le dice Hanamichi con voz de "ya no puedo más".

Kaede trató de buscar otro lugar, pero no había otro, al parecer ya no caía un solo alfiler.

Lo que sí tenía claro es que cierta parte noble de su cuerpo chocaba con los muslos del pelirrojo, dejándolos en un contacto bastante… Y cada vez los apretaban más, y aún, quedaban más de la mitad de las estaciones; cuando se acordó, para su mala suerte, que su objeto de deseo no tenía puestos los boxers.

Y lo peor de todo, se sentía excitado.

Ahora sí que el moreno cayó en angustia… lo estaba disfrutando y su cuerpo no tardaría en reaccionar a ello.

Al parecer el zorro estaba adivinando, no había tardado en reaccionar, ya estaba su miembro luchando con sus blue jeans. Más encima, empujan al pelirrojo en contra de él, haciendo que quedara esa íntima parte más pegada al muslo de Sakuragi.

Eso no era lo que más temía. Aún así, igualmente estaba pasando, Hanamichi se estaba dando cuenta que algo pasaba entremedio de sus piernas, y no era precisamente la bolsa de una vieja impertinente estrellándose con todos.

Hanamichi estaba poseído, lo único que quería era propinarle un golpe que pasara a la historia, pero no podía coordinar sus movimientos, sentía que estaba fuera de órbita.

El pelirrojo comenzó a sudar y respirar más rápido de lo normal. Era obvio, no le era nada desagradable la sensación que estaba sintiendo y no se la estaba proporcionando cualquier idiota sino "el zorro maldito".

Hablando de éste, lo único que quería era que se abriera la puerta de la siguiente estación para bajarse y que el pelirrojo nunca más le viera la cara, pero existían dos razones de peso por las que no podía bajarse.

La primera era que estaba demasiado lejos de la puerta para bajarse; y la segunda, fue cuando sintió un leve gemido de Hana, que sólo Kaede pudo percibir.

Fue en ese momento cuando el zorrito perdió toda cordura, lógica y explicación. No le importó nada, se dejó llevar completamente por sus impulsos, su pelirrojo estaba gozando como él e iba a seguirle el juego; además, le era muy excitante el sexo con ropa y en la vía pública, tratar que nadie se diera cuenta lo hacía aún más emocionante.

Entonces acomodó su miembro la forma que pudo. Ya le dolía por la enorme erección que traía consigo y los jeans que no le daban tregua alguna. Su rostro se acercó lo más que pudo a la nuca de Hanmichi, quería tener constancia de que él también lo estuviera a gusto.

Pero fue para peor, lo único que provoco que esos cuerpos no sólo tuvieran un contacto, sino también un roce que no fue indiferente para ninguno de los dos. Kaede le gimió suavemente en el oído de Hana, haciendo que éste se pusiera bastante nervioso.

Ahora sí que pelirrojo se sentía terrible. Le encantaba lo que estaba sintiendo, sin embargo no podía soportar el estado de inactividad, puesto que estaban en público y él no era precisamente un desconocido para hacer cualquier cosa a vista y presencia de todos.

Nadie podía atender los ojos de Hanamichi, por los lentes que llevaba puestos, sus ojos estaban completamente más abiertos de lo normal, no podía pensar otra cosa que en el miembro que estaba metido entre sus piernas.

Su cuerpo también comenzó a reaccionar, viéndose envuelto en una situación embarazosa ¿ y si alguien los descubría? O peor, si alguien sentía que su sexo estaba erecto.

Fue entonces cuando sólo atinó a taparse esa parte con su clásica mochila y…

- Deja hacer eso…, por favor – le susurra Hanamichi muy intimidado, imperceptible para todos, menos para el zorro.

- No quiero – le contesta, susurrando seductoramente al oído.

Las respiraciones de ambos estaban acelerándose y Kaede como zorro astuto, comenzó a rozar con su mano, disimuladamente, la pierna del pelirrojo, quien se sobresaltó con aquella caricia. Su mano subió lentamente, quedándose más tiempo en sus muslos, llegando hasta las caderas e iba a tocar lo que estaba debajo de la mochila, pero el metro se empezó a vaciar y alguien los podría descubrir.

El único que respiró con alivio fue Hanamichi Sakuragi, esta situación lo había llevado al límite.

Rukawa se saca la chaqueta rápidamente para que nadie se diera cuenta de la gran locura que había acabado de cometer. Se iban desocupando los asientos y los dos se sentaron juntos sin cruzar palabra alguna, ni siquiera se miraban. Ambos se taparon sus partes íntimas y rogaban que éstas bajaran sus revoluciones.

Todavía quedaban diez minutos para llegar a su destino.

El ángel del silencio los tenía cegados, no podían pensar en nada, era demasiado íntimo lo que había pasado, las palabras estaban de más. Cuando se bajaron de la estación, estaba casi vacío, ellos se quedaron parados viendo que quedaron solos.

En ese momento, Hanamichi recién se recuperó de lo sucedido, trató de analizar lo que había pasado, pero lo animal fue más fuerte en él, y le dio una rabia, que le dio un certero golpe a Rukawa en la boca del estómago, dejando al moreno sin aire y en el suelo.

- ¡No te me acerques más, zorro degenerado, o te mato! – le grita el pelirrojo, yéndose inmediatamente del lugar, dejando solo a Kaede.

Rukawa se sentía pésimo.

Otra vez el muy idiota se había dejado llevar por sus pasiones, era obvio que no era tiempo aún y por una calentura, se había arruinado todo. Sólo podía pensar en una cosa:

"Lo perdí, él nunca será para mí.

¿Cómo lo perdiste, Kaede, si nunca lo has tenido?

Tengo que olvidarme de él,

no resisto a que me desprecie más.

Lo borraré de mi mente,

aunque tenga que alejarme para siempre".

Mientras tanto, Hanamichi tenía que caminar muchas cuadras antes de llegar a su casa, no había pasado media hora desde que había sentido todas esas sensaciones en el metro ¡Por poco, el zorro le corre mano! Pero esa no era lo que más rabia le daba.

Lo que le daba más rabia era… que ésa fue la experiencia más excitante que había tenido en su vida.

No quería admitirlo… Sentir ese Kaede osado, sin miedo a nada le producían sensaciones que nadie más había provocado en él…

Pero, más que mal, sólo le caía un pensamiento, sin que nadie se diera cuenta que en sus ojos habían lágrimas:

"¿Por qué me pasa esto con él?

¿Por qué a él nunca puedo resistir?

El no se da cuenta, hace lo que quiere conmigo.

No sabe el maldito cuánto lo odio,

tiene todo lo que yo quiero y no le basta.

No sé que tiene que me afecta tanto.

¿Por qué no me deja en paz¿Qué es esto?

¿Envidia¿Odio¿Obsesión¿Locura?

O en realidad ¿hay algo más aquí?"

Estaban tan mal los dos, que tuvieron que ausentarse de sus respectivos entrenamientos…

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Dos semanas después…

En el departamento de Yohei había una discusión algo intensa, Yohei se juntó con los del ejército para que éstos se reunieran con Hanamichi, ya que ellos no lo habían visto ni se habían comunicado. Sin embargo…

- ¡NO!., Yohei yo no quiero volver a verlo – decía Noma con violencia – Hanamichi ha cambiado.

- Eso no es cierto, yo he estado hablando con él y sigue siendo el mismo de siempre – Yohei lo defiende

- Yo tampoco quiero verlo Yohei – le dice el ex rubio – no es amigo el que no te visita en casi veinte años.

- No fueron veinte – le replica – además debió haber tenido una buena razón para hacerlo.

- A sí, entonces, dime Mito – le dice Noma con ironía – ¿fue la carencia económica por la que no pudo visitarnos?

- Además, yo no le perdono lo que nos hizo – protesta Ookus – lo único que lamento es no ver a Hitomi, que es un encanto – se lamenta, pero sigue disgustado.

- Chicos, ya cálmense – los calma Yohei – ustedes saben como es Hanamichi. El no conoce la maldad, no tiene malas intenciones en su corazón. Mientras nosotros nos reíamos de sus rechazos y lo felicitábamos de sus derrotas, él siempre fue nuestro amigo incondicional – argumenta.

- Pero eso no es comparable a … - dice Noma sin que Mito lo dejara terminar.

- Sé perfectamente a lo que vas – le dice – pero Hana no ha cambiado, lo más probable es que algo le pasó y no nos quiere contar, debió haber sido algo terrible.

- Y según tú¿qué crees que le haya pasado a nuestro pelirrojo estrella? – le pregunta Ookus con sarcasmo.

"No lo sé, pero estoy seguro que Haruko Rukawa tiene mucho que ver en esto".


Bueno, como ven, he vuelto con todo a esta historia…

Primero, quiero agradecerles a todos los que me dejaron un review y me desearon suerte en mis estudios, en realidad muchos besos. Gracias a Dios me ha ido bien hasta el momento y con muchos ánimos de seguir adelante. Además la pena y amenazas que recibí por la ausencia de este fic, me hicieron continuarlo lo más pronto y de la mejor forma posible, jajajajajajaja.

Se preguntarán que hago aquí… Soy una maldita floja y desvelada que en vez de estudiar se tira al ocio. Nadie sabe en la universidad como tengo buen promedio casi sin estudio, creo que kami-sama me adora demasiado y no sé por qué… Un misterio. Además si no publico hoy, no lo hubiera hecho hasta el martes. Así que les pido perdón por la paciencia que se tuvieron que armar, así que no lo haré más, pediré disculpas sólo si me atraso, en el cap siguiente…

Pedí tiempo porque me gusta hacer esta historia pero hay que reconocer que cada vez es más difícil recrearla por la cantidad de personajes que abarca y quiero exponerla lo más fluido que pueda; pero en fin, estoy demasiado viciada con el yaoi.

Ahora vamos lo que les importa: la historia propiamente tal. Espero que les haya gustado esta escenita que expuse en el metro (¿quién dijo que andar en metro era aburrido, jajajaja), les advertí que iba a subir los grados, aunque al final al zorrito le dio cargo de conciencia y Hana quedó más enredado que trenza de Rapuncel, jajajajajajaja.

Por este capítulo, no expuse a los chicos porque era más bien un capítulo casi dedicado a ellos dos (la mayoría debe estarme diciendo ¡ya era hora!), por eso también he reflejado sus pensamientos.

Y por último quiero dedicarle el beso de Kae a Luciana (inuyashaluchi) que hace rato quería uno, aunque fuera robado, un abrazo y un besito para ti.

Bueno, ahora sí los dejo hasta el siguiente capítulo…

Besos a todos…

Paulyta.


REVIEWS

Shadir: Sólo te diré una sola cosa… ¿decías?

Miguel: Amigo, con gusto leeré la historia es sólo que me avise el nombre de la historia y bajo que seudónimo lo publicarás. Ahora hablando de la historia, lo chicos no aparecen mucho pero sí lo harán más en el próximo capítulo y veremos si se reafirman las sospechas de la pelirroja o no; pero tienes toda la razón, desde un principio sospecha que su papá está ocultando algo y cada vez está más cerca. Lo que sí vemos con claridad es la soltura de Haruko, al principio no la pensé hacer tan (tú me entiendes) pero así se me fue dando el fic y ya sé en que va terminar. Y bueno, no sólo se está confundiendo Hanamichi, sino toda la familia Sakuragi, veamos que le ocurrirá a Rika y a Mitsui… Besos.

Marion Mayfair: Don't worry, a ti te perdono todo. Bueno defino este fic una historia atípica con los elementos típicos. Espero que de ahora en adelante la sigas, besos y nos hablamos por msn.

Darling Kitty: ¡Oh my god, qué review más largo! Se me cayeron las lágrimas de sólo leerlo. Bueno, tu observación es correcta pero no pienso hacer sólo una pareja yaoi, sólo que la otra prácticamente saldrá al final de la historia. Sólo puedo decirte dos cosas tienes razón en cuanto lo que guarda Hana y veamos si sale cierto lo que dices sobre Rika… Cuídate mucho.

AGUILA FANEL: Obvio, creo que alguien con tanto orgullo no aguantaría un pelirrojo a medias, pero a veces la pasión lo debilita y se ven los resultados como se ven arriba, jejejejeje… Un abrazo y un besito.