El departamento estaba inundado de incertidumbre. Ambos se miraban a los ojos, uno buscaba respuestas en el otro, el ambiente estaba muy tenso. Hanamichi se secó las lágrimas y Yohei ya no podía más con su paciencia.
- Estoy esperando – le dice Yohei – nada por ahora, me dirás todo y punto.
- Yohei.
- Estoy esperando – le habló más fuerte y firmemente.
- Está bien… ehh… - comenzó el pelirrojo con su relato.
- Todo comenzó cuando mi suegro habló con el médico tratante de Rukawa, ya que quería contratarlo a él y quería saber sobre su lesión, recuerda que su caída fue bien fea. El doctor le dijo que había que operarlo y que le haría los exámenes de rigor, pero lo más probable era que no pudiera jugar más. Así que James fue hablar con mi mamá para que le diera la autorización para dejarme ir a los Estados Unidos…
- ¿Y eso qué tiene que ver? – le pregunta el moreno.
- Espérate – le contesta Hanamichi molesto con su relato.
- Acuérdate que también todo fue rápido, a la semana y media y ya tenía todo listo para irme, pero no quería hacerlo sino antes declararme a Haruko. Entonces le conté todo, tanto lo que le pasaba a Rukawa como a mí. Casi se puso de gritar de felicidad cuando le dije que me iba a Estados Unidos pero no supe como reaccionó con lo de Rukawa, ya que no hizo comentario y estábamos hablando por teléfono. Al final le dije que el sábado nos juntaríamos en el parque número diez.
- Yo sabía que ella estaba metida en todo esto – le interrumpió Yohei – pero por lo que me acuerdo, te fuiste un día domingo.
- Así es – le afirma Hanamichi – todo pasó antes de irme.
Flashback
Hace dieciocho años atrás…
Hanamichi quedó de juntarse a mediodía con Haruko Akagi, estaba muy nervioso porque iba a declarársele y como había sido su único amor durante la preparatoria, ya se había desacostumbrado a los rechazos que había tenido continuamente durante la secundaria. No sabía cómo reaccionaría si éste era otro. Aunque daba para pensar que no sería así, puesto que la cercanía de los chicos había aumentado por el transcurso del tiempo.
A lo lejos, vio la silueta de su amada, que estaba vestida con un vestido azul con tirantes y con su pelo tomada con una cola de caballo. La chica estaba muy bien vestida porque iba a despedir, al que era, su mejor amigo.
- ¡Sakuragi! – le gritaba desde la distancia, empezando a correr hacia su lado.
Hanamichi sólo la saludó con la mano, contento de que ella lo haya ido a ver.
- Podemos ir a tomar un helado – le sugirió la chica.
- Cla… claro – le dijo con un tono muy nervioso.
Empezaron a caminar, Haruko hablaba hasta por los codos sin darse cuenta que Sakuragi estaba muy ansioso. El pelirrojo comenzaba a ver cuales eran las palabras correctas para demostrarle lo que sentía hacia la chica, sabía que en este sentido, no era el mejor para estas cosas.
Ambos comieron el helado y se devolvieron al parque, donde Hanamichi tenía la intención de declararse a Haruko. Se sentaron en una banca, cerca de una fuente a conversar.
- Hanamichi – empezó a hablar la muchacha – no puedo creer que hayas llegado tan lejos, mañana te vas a los Estados Unidos – le dijo muy alegremente.
- Así es, eso es lo que pasa con los talentosos, jajajajajaja – el muchacho le contesta engreídamente – ¡qué se preparen los norteamericanos, que no podrán conmigo!
- Así es como se habla – la chica lo alentaba - te felicito - añadió.
- Muchas gracias, Haruko – le dijo el pelirrojo sonrojado.
- Prométeme que no perderemos el contacto.
- Nunca – le contestó decididamente el muchacho – pero de eso no quiero hablarte.
- ¿Ah no?
- No – dijo bajito – lo que pasa es que te cité porque no podía irme sin decirte algo.
- ¿Qué? – preguntó ella algo intrigada.
- Loooo… que… lo… queee pasa esssss – decía el pelirrojo casi tartamudeando.
- "…".
- Loooo… lo… lo que… lo que…
- Hanamichi, dime de una vez – dijo la muchacha impaciente.
- Es que… - Hanamichi seguía sin encontrar las palabras exactas.
- Sakuragi – Haruko ya estaba harta de que le diera tantas vueltas al asunto – dime ya.
- Es que … ¡YO TE AMO! – Hana le expresó sus sentimientos de una vez, sorprendiendo mucho a la muchacha.
- Yo… yo – empezó a balbucear la castaña – no me había dado cuenta.
Hanamichi comenzaba a vislumbrar que iba a ser rechazado nuevamente, ya se sabía por libro como las chicas rechazaban en una declaración.
- Lo siento, pero yo no siento lo mismo por ti – le dijo con lástima.
- "…" – Hanamichi sentía una punzada en su corazón y ganas de llorar, lo único bueno que pensaba en ese momento, es que al día siguiente se iba y que dejaría todo atrás.
- Tú sabes lo que siento – le dijo ella apesadumbrada – y quien es el dueño de mi corazón – se sonroja.
- ¿No me digas que todavía te gusta Rukawa? – le preguntó en un tono entre molesto y nervioso.
- Sí – ella le responde sinceramente y emocionada.
- Él no… digo… él no te puede gustar – Hanamichi comienza hablar alterado.
- ¿Por qué no? – ella es la que se empezó a molestar con el comentario.
- No puedo decírtelo – le dijo enojado – pero no te puedes fijar en él, él nunca te corresponderá.
- ¿Por qué dices eso? – le preguntó enojada – discúlpame, que yo no pueda corresponder tus sentimientos, Sakuragi, pero eso no significa que te ensañes con el pobre de Rukawa.
- ¡Rukawa! – le dijo enojado – es un pobre desgraciado, es un fracasado, no merece tu amor – agregó.
- Es que tú siempre quisiste ser como él - le dijo ella casi gritándole.
- ¡JAMAS! – grita – ¡Jamás sería como ese zorro maldito!
- Él juega mejor que tú, es más guapo y hasta tiene más calificaciones que tú – ella le dijo – siempre le has tenido envidia.
- No es cierto – le dijo el pelirrojo – nunca le tendré envidia a él, y ahora mucho menos; él no te querrá como yo te quiero a ti – le dijo con un tono más conciliador.
- ¡Pero el que yo amo es Kaede Rukawa, y es él el que se iría si no hubiese sido por su lesión! – le grita Haruko con toda su rabia porque insultaban de esa forma a su amor.
Fin del Flashback- Fue en ese momento cuando la rabia me cegó y salí huyendo de ahí, esa fue la última vez que la vi antes de irme de Japón – le dice el pelirrojo finalmente.
- Es una desgraciada, me imaginaba que algo así había pasado – protesta Yohei – pero tú también te exasperaste mucho, no podías obligarla a que te correspondiera.
- Tenía mis motivos – se defiende el pelirrojo – pero eso no termina ahí
- Ah no.
Flashback
Hace casi diez años atrás…
Estaban en los funerales de Camilla, era el único que se había quedado hasta el final mientras comenzaban a retirarse el resto de los que concurrieron a darle el último adiós a la señora Sakuragi. Era un día muy frío, aún así, fue bastante gente.
Hanamichi se quedó solo mirando el ataúd que ya estaba debajo de la tierra, estaba vestido con un pantalón y una camisa negra, acompañado con un abrigo del mismo color. No había expresión en su rostro, sólo miraba. No tenía idea que estaba siendo observado por alguien, quien precisamente quería hablar con él. Quería hablar con él, aunque no estaba segura que fuera el mejor momento y lugar pero no desconocía que no habría otro momento de hacerlo.
Se acercó hasta quedar a su lado.
- Sakuragi – le dijo Haruko, en voz baja, aunque audible.
Él la vio y la miró a la cara, sorpresivamente, la abrazó.
- Gracias por venir – le dijo el pelirrojo – en verdad no esperaba que vinieras.
- Es lo mínimo que se puede hacer por un amigo – le dijo correspondiéndole el abrazo – lo siento mucho – refiriéndose a Camilla.
- Gracias – dijo él terminando con el abrazo, pero aún la tenía de las manos - ¿cómo has estado? – preguntó.
- Bien, no ha pasado nada relevante en mi vida – le contestó.
- ¿Cómo está tu hijo¿o es una niña? – le preguntó melancólico.
- Es un niño, Youji, tiene siete años – le respondió – ¿y tu hija¿sabe lo de su madre?.
- No aún no – le dijo – pero se lo diré ahora cuando vaya al hospital – respondió haciéndole ver la difícil tarea que le esperaba.
- Sakuragi.
- Dime.
- Sé que no es el mejor momento – le dijo la castaña – pero no sé cuando será la próxima vez que nos veamos y quiero pedirte disculpas por lo que ocurrió ese día en el parque, fui muy grosera – le habló con la cabeza bajada.
- No te preocupes – le levanta de la cara, tomándola de la barbilla – ésas son cosas que pasan en la juventud – sólo espero que ese zorro te haya feliz o se las verá conmigo.
Fin del flashback- Y eso – dice el pelirrojo al terminar su relato – después de eso, hablamos otras trivialidades hasta la salida del cementerio y allí nos despedimos – agrega.
- Me asalta una duda, Hanamichi¿qué pasó con Rukawa? – pregunta el peliverde – porque casi no lo has mencionado y conociéndote, después de esa pelea con Haruko, lo más seguro es que lo hayas ido a buscar para darle, por lo menos, un tremendo sermón¿o me equivoco? – afirma lo dicho – además, todavía no encuentro un motivo suficiente para que no vinieras a Japón.
Hanamichi se afligió cuando Yohei le dice que prosiguiera, el pelirrojo no lo desea, no quiere siquiera recordar lo que pasó después, ni mucho menos contarle a su mejor amigo ¿Qué pensaría de él, lo más probable es que tampoco sabría que pensar, eso definitivamente traspasaba la imaginación de cualquier persona en su sano juicio.
Hanamichi miró a su amigo, tomó la decisión que siempre había tomado…
- Lo siento mucho, no quiero seguir – le dijo a Yohei y trató de irse, sin embargo, el moreno lo tomó del brazo para que siguiera – ¡no quiero recordar! – exclamó, pudiendo soltarse e irse, dándole un portazo a la puerta.
… huir.
Salió de la casa casi llorando, teniendo los ojos húmedos. Era un martirio recordar esa parte de su vida, gran parte de ella creyó en una cosa, siendo que estaba descubriendo otras que iban en contra de eso. Lo del metro sólo lo había confundido más y todo se ha revuelto. Sí es cierto, había visto algunas veces a Haruko pero cada vez su ansiedad era menor y que cada vez le coqueteaba menos; ni tampoco podía dejar de lado lo que había pasado con Rukawa, las sensaciones que había sentido, las noches enteras en que últimamente había recordado lo que había ocurrido y la frialdad con que lo trataba en este momento…
Pero en ese instante, sólo podía pensar en una cosa.
"¿Qué demonios me pasa?"
Al día siguiente… Un lunes cualquiera…
No sabía que hacer, a ella le costaba mucho entender las decisiones egoístas de su marido. Si ella no lo entendía ¿Cómo lo podría hacer un niño de ocho años? Menos mal que Sanae es muy pequeña y no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor pero su hijo Kenji, sí se da cuenta que su padre no está en casa casi nunca.
Rika está dibujando, o mejor dicho, está trabajando en sus diseños. Hace tiempo las cosas no le han resultado bien y mucho menos después de que su Hisashi le dijera que le ofrecieron a que hiciera una cátedra de postgrado en la Universidad de Kanagawa, lo que obviamente, significaba que iba a pasar menos tiempo en casa.
Por otro lado, ya le había le había llegado su cuarta nota de aquel misterioso personaje, dueño del pub "Green Star", al que cada vez iba con más frecuencia. Aunque la última nota, la estaba dejando más entusiasmada que las otras veces:
"Espero que te sientas mejor, aunque últimamente te he visto triste. Pronto nos veremos las caras, así que cuídate mucho".
No puede creerlo, él sabe mejor de sus estados de ánimo que su marido.
¡Lástima!
Tan ensimismada en sus pensamientos, que no se dio cuenta que su hijo la estaba llamando.
- Mami, mami – le llamaba un niño de cabellos negro azulados y de ojos grisáceos – te he estado llamando hace rato y no contestas - protesta.
- Es que estaba distraída, perdóname, cielo – se disculpó Rika - ¿qué quieres? – le pregunta.
- Es que papá todavía no ha llegado y él me dijo que me iba a ayudar con la tarea de geografía – le dijo el niño peliazul.
Ese día iban a comenzar las clases y no iba a terminar antes de las nueve. Creo que por esa vez y algunas otras más, su padre iba a ausentarse.
- Creo que por hoy, yo te ayudaré, papá se va a tardar y no creo que regrese temprano – le dijo la ojimiel, disculpándose por él - ¿Vamos? – le pregunta, mientras le acaricia el cabello.
- De acuerdo… - un momento después - …Mami.
- ¿Sí?
- ¿Puedes decirle a papá que no salga tanto? – le dijo Kenji triste.
A Rika, se le encogió el corazón de pena.
- Está bien, se lo diré – le responde Rika.
¿Podrá hacerle entender a un terco que no está haciendo bien las cosas?
Es difícil saberlo… Sólo sabía que no faltaba mucho para tocar fondo, o al menos, eso creía…
Dos días después…
Kaede Rukawa, para variar, se había quedado enredado en las sábanas más de lo que debía por la culpa de la intensa noche anterior con funestos resultados, no olvidaría el que había sido su amor durante veinte años de la noche a la mañana; pero al menos, no podíamos decir que no lo había intentado. Así que cuando ocurría eso, se quedaba entrenando cuando anochecía, después del entrenamiento de Shohoku. No hacía un entrenamiento exagerado por su lesión, pero sí lo suficiente para mantenerse todos los días en forma.
De repente, se sintió observado. Bueno, eso a veces era normal, no faltaba la mujer que lo observaba practicar para después invitarlo a una cita en cualquier lugar de la ciudad, lo que sólo lograba del ex jugador un más que escueto "Sal de mi camino y déjame en paz".
Por eso mismo, sólo continuó con su entrenamiento sin distraerse por aquella visita. Cuando terminó, la luces de los postes de luz comenzaban a encenderse. Rukawa se estaba preparando para enfrentar a la de turno, cuando… ¡Sorpresa! Aquélla, o mejor dicho aquél no se iba a sacar de encima con 'sal de aquí y lárgate de mi vista'.
Además, no lo quería, porque era el mismo Hanamichi Sakuragi.
Estaba con gorro y lentes, aún así, igualmente lo pudo reconocer.
"¿Qué está haciendo allí?", era la única pregunta que se podía hacer.
El pelirrojo se acerca a Kaede.
- Hola – Hanamichi lo saluda.
- ¿Qué haces aquí? – le pregunta sin devolverle el saludo.
- Es que tu hijo me dijo que venías aquí a entrenar por las mañanas – se explicó – vine en la mañana, pero no estabas, así que decidí venir en la tarde para ver si estabas.
- Ah¿y a qué vienes? – el pelinegro le pregunta en un tono parco.
- Eh… - saca algo de su mochila negra – vengo a devolverte esto – eran los lentes y el gorro que el zorro le prestó el día que fueron al metro y se las pasó.
- No sé para qué te tomas tantas molestias – le dice Rukawa – si te las pasé hace casi un mes.
- Es que siempre se me olvidaba, jejejeje – se disculpa el pelirrojo.
Kaede, en ese instante, se da cuenta que hay un calor ajeno en sus manos. Las de Hanamichi, al pasarle las cosas, no se habían soltado en lo absoluto. Le dio una descarga eléctrica y su corazón empezó a latir más fuerte, quería mantenerse así con él, pero su voluntad es más fuerte…
- Oye¿podrías soltarme, torpe? – le dijo el moreno algo molesto, mirando primero los ojos color chocolate del pelirrojo para después bajar la mirada
Al darse cuenta de lo que pasaba, Hanamichi lo soltó, algo sonrojado.
- Lo siento mucho – le dijo avergonzado.
- ¿Viniste sólo por eso o vas a seguir molestándome? – le pregunta el pelinegro fríamente.
- No – le contesta – es que a Hitomi y a mí se nos ocurrió la idea de que el sábado podrían ir todos para que conocieran nuestra casa, nos gustaría bastante que vinieran a visitarnos.
- No podemos – le responde en forma cortante – iremos a Yokohama por el fin de semana a visitar a mi cuñado y a su familia.
- Ahhh, no lo sabía – le dice algo desilusionado – entonces mándale saludos al gori de mi parte.
- "…"
- Creo que se hace tarde – dice el pelirrojo al mirar su reloj – entonces nos vemos, adiós zorro – le dice Hanamichi mientras se despide de él.
Obviamente Kaede, quien no entendía ni creía lo que acababa de pasar, no se despidió. Estaba asombrado por el hecho de que el mismo mono pelirrojo lo había invitado a su casa en ¿forma amistosa? Era lógico que no iría, estaba en plan de alejarse de ese hombre, tenía que sacárselo de la cabeza como diera lugar…
Y el mismo sábado…
Aunque se estaba terminando el verano, todavía hacía un calor infernal y, como no iban a haber visitas, Hanamichi no podía andar más casual, con una polera sin mangas azul y un bañador negro.
- Estoy aburrídisima y muerta de calor – le decía Hitomi a su padre – es una verdadera lástima que no puedan venir.
- Ya vendrán en otra ocasión, – la consuela Hanamichi – y además para entretenerse, no es necesario tener novio, hija – le dijo con una mueca de risa en la cara.
- Grrr – gruñó la pelirroja por el comentario.
En ese mismo instante, suena el timbre. Se acerca el mayordomo a abrir la puerta, pero el pelirrojo no se lo permite.
- Yo abriré – le dice el pelirrojo, haciendo que se retirara y a medida que se acerca a la puerta, eleva la voz para que su hija lo escuche – Y tengo que decirte, que aunque pudieran, ese zorro desgraciado no vendría aunque le pagarán – gritó.
Y abre la puerta, viendo dos hombres, muy parecidos entre sí. El mayor de los dos solamente le dijo.
¿Es que acaso hablas siempre así de tus invitados?…
¡Holas! Bueno, otra de mis actualizaciones flash, si no lo hacía ahora, lo iba a hacer el miércoles. Espero que les haya gustado este capítulo, que me ha costado un millón en hacerlo. Más que nada, por la declaración de Hanamichi, quería que la reacción de ambos fuera la más realista posible. Aunque Haruko la odio con toda mi alma, quise darle un toque más humano, no quiero que un personaje sea un malo con una mente casi de sicópata y que los demás sean unos ángeles; sino todo lo contrario, que los personajes sean personas que también puedan cometer errores.
En cuanto al fic, supongo que saben quien es la visita de Hanamichi… Así que el próximo capítulo estará más que interesante ¿Seguirá el zorro con esa frialdad hacia su pelirrojo? Si les digo que el próximo capítulo es "Impulsos", tendrán una pista, jejejeje.
Besos y cuídense mucho…
Paulyta.
REVIEWS
Elena: Con razón eres tan simpática, si de allá mismo somos… Mirch, compatriotas¿eh? Tienes razón, si hasta este capítulo habrá tanta pensadera, que necesitarán una aspirina, jajajajajaja; desde el próximo veremos más "acción". De a poco se aclararán estas cosas, pero definitivamente, escribiendo esto, odio más a Haruko que nunca.
Paulikun: Cuando leí tu review, te imaginé con una libretita con cada una de las teorías que tienes sobre esta historia, jajajaja ¿Cuál sería la número 4? Me entró curiosidad. Y Haruko tiene más sorpresas de lo que te imaginas y Hana ya está empezando a encauzar por el camino correcto. Y en cuanto a Mitchy ¡ES MIO! Y todavía lo haré sufrir más, nuestra querida Rika será tentada, uy uy uy de que forma, no sé si me gustaría estar en su lugar o no… Besos.
Darling Kitty: Sólo se ve que está arrepintiéndose de lo que hizo pero no está claro que fue. Rika es una persona bastante comunicativa y simpática, y le dijo a Hanamichi lo que el no quiere reconocer. Una escena fogosa, veamos qué te parece la del próximo capítulo. Un abrazo..
Marion Mayfair: Sí eso era. No sé si explique de qué se murió Takamiya, eso es un detalle, eso dependerá el avance de la historia, sé de lo que se tratará el fic en grandes rasgos pero no en detalle. Jejeje, la conversación de Rika y Hana es de lo más entretenida, el pelirrojo necesita una opinión externa del asunto… y se la dieron. Que no le haya gustado, ese es otro cuento. Nos vemos en msn.
Miguel: Miguelín precioso (espero que no te moleste que te diga así), hay que decirte en primer lugar que en este fic, nadie es o será un ángel, ni los chicos se salvarán de esto, sólo adelanto que Youji se mandará un carril del porte de un buque. Además hay que decir que al final del cap, Hanamichi dice que Ru también le hizo algo a él, te prometo que el fic de a poco adquirirá sentido, Hana tampoco es un descarado que odia porque sí. Y sí, a Mitchy y a Rika les esperan muchas sorpresas, te desmayarás al ver lo que les tengo preparado, mejor dicho, a quien, jejejejejeje… En cuanto al fic, ya lo terminé de leer (¡me encantó!) y te lo comentaré cuando nos encontremos (no creo que sea este fin de semana porque tengo examen final el lunes) e igual tengo problemas con el vídeo porque no tengo el programa con que lo pueda ver, así que ahí vemos… Muchos besos y nos vemos por msn.
Nian: ¿Cómo estás, guapa? Bueno los secretos serán revelados en el curso del fic y no todo de una vez. Y por supuesto que no dejaré nunca de actualizar, puesto que me ha gustado mucho escribir. Besos y cuídate mucho.
