Parte XIV: Impulsos
- Zo… zo… zorro – balbuceaba Hanamichi al ver que, para variar, había metido la pata.
Eran precisamente Kaede Rukawa y su hijo Youji quienes estaban parados en la puerta, cosa que le causó mucha extrañeza debido que el moreno le había dicho que iba a pasar todo el fin de semana en Yokohama.
Extrañamente, por ello, Hanamichi estaba feliz de la llegada de los visitantes, aunque no lo demostrase. Pero no era el único, detrás de él, salió una chica desesperada por abrazar uno de los zorros y literalmente se le abalanzó encima. Los padres de ambos chicos sólo los observaban con algo de risa, aunque Rukawa casi no la demostraba; por el hecho de que Hanamichi andaba vestido de esa forma tan casual, le estaba ocasionando muchos problemas al zorro para mantener la vista fija en otro lado.
Después de 'lanzarse' a su novio, se perdieron como que nada, ya que Hitomi quería que su zorrito conociera su casa, ya que las otras veces no había tenido mucha oportunidad de conocer bien la casa.
- Adolescentes – suspiró Hanamichi, viendo que la cara de Rukawa seguía tan impasible como siempre - ¿quieres algo? – le pregunta un poco después.
- No gracias – fue una parca respuesta zorruna.
Al pelirrojo siempre ha odiado que lo moleste pero ahora que no le dice nada, le molesta aún más. No le gusta ver a ese zorro más apagado de lo acostumbrado.
- ¿Y al final por qué venieon el zorro junior y tú? En realidad no los esperábamos – le dijo Hanamichi - ¿Y Haruko? – preguntó.
"Para variar, preguntando por Haruko", bufó Kaede para sí.
- No nos gusta mucho ir, sobre todo a papá – le aclara Youji, saliendo de la nada con Hitomi colgándose de él – no se lleva bien con mi tío y a mí, tampoco me caen muy bien que digamos.
- ¿Quién se lleva bien con él, jajajajajajaja – eran las burlas del pelirrojo hacia Akagi – no sé quien fue la desafortunada que se casó con él, wuajajajajaja.
Kaede sólo suspiró e hizo como que no oyó lo último que dijo el pelirrojo – además, venir aquí… peor es nada – dijo el pelinegro, haciendo sentir mal a Hananichi.
- Mejor nos vamos, no quiero ser la primera muerta – dijo la pelirroja al ver la situación actual – Además tengo algo que mostrarte – agregó, guiñándole un ojo a su novio, sabiendo que con eso bastaría para obedecerla.
- Sólo espero que no se maten – les dijo Youji a su padre y a su suegro antes de irse.
Cuando los chicos se fueron, había un irritante silencio, Hanamichi estaba molesto con el comentario de Kaede.
"¿Por qué no se fue a otro lugar si no quería venir el zorro apestoso?", pensaba el pelirrojo.
- Si ya viniste – habló de mala gana – por lo menos ven a conocer la casa¿no?
- Será.
Ahí pasaron a conocer las habitaciones, la cocina, los sirvientes (a Kaede le llamó mucho la atención que lo trataran como su familia). Lo chistoso fue cuando le presentó a Jones, los dos hicieron como que no se conocían, si no, al pobre Hana le daba un ataque ahí mismo y despediría en el acto al negro por traicionarlo.
Fue así hasta que llegaron a un salón. Rukawa nunca había tenido mucho dinero en su vida, así que miró con asombro toda la casa, si había que reconocerle al torpe es que tenía buen gusto y a pesar del dinero que tenía, conservaba la misma sencillez que poseía en la preparatoria.
"Basta, Kaede, olvídate de él", pensaba al imaginarse de las cualidades del pelirrojo.
De repente, ve un retrato. Era el de una mujer muy bonita de no más de veinticinco años, pelirroja, ojos verdes y con aspecto de ser buena persona; no era muy difícil de saber quien era exactamente, aún así, igualmente preguntó.
- ¿Tu mujer?
Hanamichi le pide tácitamente el retrato, lo que Rukawa hace enseguida.
- Así es – le contesta con cierta melancolía – si tú la hubieras conocido – añadió.
- Era muy linda – le decía Rukawa. No podía sentir celos, por lo que sabía de Camilla, ella había sido una excelente persona, su pelirrojo había quedado en buenas manos y lo hizo feliz mientras estuvo viva. Pero eso sí, no dejaba de envidiarla, ella había sido la dueña de las caricias y besos de Hanamichi.
El pelirrojo dejó el retrato en su lugar, la miraba con una mezcla de alegría y tristeza. Kaede quería sacarlo de ese estado, así que trató de observar algo que le llamara la atención. Al fin encontró algo que lo dejó atónito.
- ¿Libros? – dijo el pelinegro, avanzando hasta donde se encontraban - ¿tú tienes libros? – pregunta bastante sorprendido.
- ¿Y qué tiene? – se dio vuelta el pelirrojo – hay autores muy buenos, García Márquez y Kentaro Matsumoto.
- ¡Tú y los libros! Es que no pegan ni juntan – dijo el zorro aguantándose de la risa.
- ¿Crees que soy tonto? – le pregunta Hanamichi algo molesto.
- Torpe.
- ¿QUÉ DIJISTE RUKAWAAAAA? – gritó el pelirrojo.
- ¿Aparte de tonto, eres sordo?
- Tú eres un zorro maldito y odioso.
- Pero no un pelirrojo comete fouls – le dice – en la NBA tenías un promedio de tres fouls por partido.
- Eso fue el primer año, idiota – se dio cuenta de algo y le preguntó algo divertido - ¿es qué me veías por televisión?
- ¡Ja! Yo no veo pobres diablos – le dice Kaede con burla – sólo soy fanático del basketball.
Se miraban con rabia, ya se veía que otra vez iban a los puños. Los ojos sólo reflejaban los del otro y Hanamichi empezó con una sonrisa, luego Kaede con una carcajada reprimida, después una de ambos con más soltura.
Al final, estaban muertos de la risa, no podían parar de reír.
No habían cambiado en nada, al parecer ellos tenían más carácter de adolescentes que sus propios hijos.
Sin embargo, Hanamichi se sentía algo distinto…
Youji estaba solo en la terraza, a las orillas de la piscina, ya que le dijo Hitomi que la esperara un rato. Miraba para todos lados, se sentía cohibido entre tanto lujo. Se sentó en una silla de playa que estaba a la sombra. Eso era lo que odiaba de ser tan blanco, que al sol se quemaba como jaiba.
- ¿Me demoré mucho? – le dice la muchacha, captando la atención del moreno.
- No… no… te… te … - Youji tartamudeaba, fijando la vista en la pelirroja (mejor dicho, en el cuerpo de ella).
Hitomi tenía puesto un bikini negro, haciendo resaltar su esbelta figura. Su metro setenta y ocho eran justificados por sus largas y bellas piernas, su estrecha cintura, su busto firme y su bronceada piel lo tenían loco; no podía creer que ella era sólo para él. Y eso también era un problema, específicamente a su entrepierna, tenía que pensar y rápido, se moría de la vergüenza si ella se daba cuenta.
- ¿Te pasa algo? – le pregunta Hitomi, aproximándose al pobre chico.
- Nada, sólo que hace calor – le confiesa Youji, que en ese momento se le ocurre algo para enfriar sus hormonas.
Se saca la polera, las zapatillas y los calcetines, dejándose los pantalones, y se mete a la piscina lo más rápido posible.
- ¡Loco! – exclama Hitomi, sorprendida y entretenida por la repentino actuar de su novio.
Se mete ella a la piscina y él comienza a tirar agua para 'ganar tiempo' para que se desincentive su 'amigo'. Al final entre tantos juegos, abrazos y besos en el agua, pasó desapercibido; ahora estaba al sol para que se secaran sus jeans (aunque no daban señal que lo harían muy pronto). Aún así, estaba feliz, lo tenía todo y no le podía pedir más a la vida.
"¿QUÉ DIJISTE RUKAWAAAA?"
Bueno casi… siempre hay cosas que mejorar…
Haruko estaba en la casa de su hermano en una tremenda reunión familiar y ella se sentó a conversar con él, ya que hacía un par de meses en que no se veían, no hablaron nada importante salvo…
- ¿Y tu marido? – le pregunta el gorila a Haruko.
- Se quedó con Youji en Kanagawa – le contesta la castaña.
- Yo no sé cómo sigues con ese insociable – le dice Takenori a su hermana – te mereces algo mejor, me arrepiento haberle dicho que se casara contigo.
- No digas eso – Haruko lo defiende – tú sabes que Kaede es buen padre y… - se cortó
- ¿Buen marido? – adelantándose a ella.
- Sí – responde casi en un balbuceo después de un rato de silencio.
Lo tiene claro, su marido se ha portado mejor que nunca en todo sentido, incluso le regaló flores, pero no sabía cuanto tiempo le iba a durar. Quizás ya tenía una idea de lo que le pasaba, pero no quería admitirlo…
Trataba de enamorarse de ella por sus hijos, aunque nunca lo ha logrado.
- Claro, no es infiel – dice en un tono casi burlesco – ese tonto a excepción de sus hijos no ama a nadie más que el mismo.
Ahí sí que no pudo rebatirle, recordó vergonzosamente en ese minuto que incluso había llegado a contratar a un detective para ver si le encontraba una amante; se sorprendió mucho cuando después de seis meses, éste le entregó resultados negativos.
Era eso o que… Kaede siempre ha estado enamorado…
¿Pero de quién?
La risa de los dos hombres inundó el salón, se habían reído por un buen rato. Kaede miraba los ojos del pelirrojo, los cuales reflejaron lo que no lo habían hecho en el parque, cuando se resintió la muñeca, ahora mostraban una cierto ¿deseo? El zorro no podía creer lo que observaba.
Hasta ahí llegó Rukawa, ya no había caso fingir ser el marido ideal, cuando nunca podría amar a la que ha estado haciendo su mujer durante todo este tiempo. Se sentía distinto, y aunque había sufrido mucho, otra vez obedecería a los impulsos de su corazón.
- Parecemos niños – decía Hanamichi sonriendo.
- Sí – le decía un Rukawa con la cara sonriente. A Hana le encanta verlo así, parecía que su rostro fuera más bello y más iluminado que siempre.
"¿Por qué no sonríe más?"
- Zorro¿no crees que ya estamos grandes para pelearnos por estupideces? – le pregunta un rato después el pelirrojo, riéndose de ellos mismos.
- Sí – lo miró seductoramente – pero creo que para otras cosas aún no lo estamos – agregó, acercándose peligrosamente a Sakuragi.
El pelirrojo no reaccionaba – ehhh..., Rukawa – es lo único que atina a decir, totalmente intimidado, sólo faltaba un paso para…
Fue en ese instante cuando el pelinegro, con sus dos manos, toma la cabeza de Hanamichi y posa sus labios sobre los del pelirrojo. Allí ambos se quedaron quietos. Sakuragi, al estar consciente de que lo estaban besando, puso sus manos en el pecho de Kaede para hacer oposición. El moreno aprieta sus labios con la comisura de los de su pelirrojo, quien seguía forcejeando, pero cada vez era menor la oposición, transformándose en caricia, que pasaban por los pectorales de Rukawa.
Éste no pudo evitar un gemido por lo que estaba pasando en su pecho, soltando un poco al pelirrojo, para posar en sus labios otra vez. Esto lo hace lentamente y sin introducir su lengua, por miedo a que Sakuragi lo rechace, sin embargo esto no ocurre, hasta que finalmente el pelinegro lo suelta finalmente por la falta de aire.
Ambos se miraban a los ojos, sin emitir palabra alguna por algún rato, hasta que Kaede rompe con el silencio, la suerte estaba echada.
- Lo siento – dice – no va a volver a ocurrir – agrega con una mirada triste.
Tiene la intención de retirarse del salón, cuando un fuerte brazo no se lo permite. Rukawa gira la cabeza y con el otro brazo de ese fornido ser, agarra la cabeza del pelinegro para atraerlo directamente a su boca. Ahí no hay preámbulos, ambos desde el primer instante introducen su lengua en la boca del otro casi violentamente para probar un sabor extraño, pero ansiado. En un principio, Kaede se sorprende pero inmediatamente le sigue el ritmo al pelirrojo para no dejarse dominar.
En ese mismo momento, el otro brazo del pelirrojo se fue directamente a la cintura de Rukawa. Igualmente, seguían besándose y cuando se les extinguió el aire, Hanamichi comienza a besarle las mejillas, yéndose luego a cuello.
- Dime – le decía el pelirrojo entrecortándose entre cada uno de sus besos – dime por qué.
- Ahhh – decía el zorro en forma de suspiro por la excitación que estaban sintiendo, arqueando su cuello hacia atrás.
- Dime – lo besaba en el cuello con pasión – dime por qué no me puedo resistir a ti – le dice, volviendo a instalarse en su boca.
Kaede se dejó llevar completamente, y sus brazos, que habían estado inactivas hasta ese momento, se aferraron al cuerpo del torpe, atrayéndolo más hacia sí. En ese momento, sus cuerpos se juntaron y sus miembros se rozaron furiosamente, haciendo que reaccionaran y gimieran ante tal suceso.
No podían dejar la boca del otro, como si hubieran esperado mucho tiempo por esto, beso tras beso, intercalado por jadeos de auténtico deseo. Exploraban sus cuerpos entre sí, las manos de Rukawa ya se estaban perdiendo por debajo de la polera del pelirrojo, acariciando su bronceada piel; mientras que éste ya estaba bajando sus manos a los muslos de Kaede, y…
No podían parar de besarse, pensaba que no los iba a frenar nada... pero en ese momento…
"¡PAPÁ?"…
¡Holap! Corto, preciso y conciso me salió este capítulo pero no menos intenso, ése sí que es beso, me estoy quemando por el fuego que salió de la pantalla; el próximo creo que será larguísimo. Este beso se lo dedico a todos los que han dejado reviews y los que han leído anónimamente la historia, que de seguro, han tenido la gran paciencia de esperar este momento. De aquí en adelante, las cosas se nos ponen un poquito más calentitas, jejejejeje (y pensar que este fic empezó tan inocente, jajajajaja).
Estoy con los exámenes más arriba del cuello, así que casi no he estado en internet, así que piedad con mi persona, sobre todo aquellos amigos con los que he conocido en el msn, en que no creo que estén un día de semana a las cuatro de la mañana despiertos, jejejeje. No se preocupen, sigo con vida, aunque el martes casi me matan. Así que el cap lo publico porque hoy recién tengo un poquito de tiempo.
Por esta vez, no dejaré comentarios del capítulo, salvo dos cosas. Primero, Kentaro Matsumoto lo inventé yo, ya que no conozco autores japoneses y García Márquez es un autor que me fascina. Y segundo, la forma abrupta en que terminó el capítulo… Hagan sus apuestas… ¿Hitomi, Youji o ambos?… o tal vez… Bueno, ése y otro misterio sí se van a aclarar en el próximo episodio.
Besos a todos y hasta la próxima…
Paulyta.
REVIEWS
Shadir: Tranquila todo tiene su tiempo y su lugar, ya empezamos a complicar más las cosas. Y el zorro, ahora también le están brillando otras cositas, jejejejejeje. Besos.
Miguel: Mira, precioso, Hanamichi no maduraría ni en mil años, además si Ru se enamorara de él, creo que es por eso. Tienes razón, el zorro es algo villanesco¿no te has dado cuenta qué hace cada vez que tiene una desilusión con Hana? No es muy sano que digamos. Nadie se salva, Yohei tampoco ha sido tan pulcro al amenazar de esa forma a Haruko por el "secretillo" de ésta. En cuanto a que retuerzo la historia, no te esperas quien entra a escena en el próximo episodio, ahí se va a complicar más aún la cosa; no te puedo adelantar nada más. Y la otra pareja yaoi no aparecerá sino casi al final, pero ¡qué parejita! Un abrazo y un besito para ti.
Darling Kitty: ¡Qué lástima! Soy mala, jejejejeje (risa maquiavélica), al parecer tienes toda la razón del mundo, ya ves que al zorrito le funcionó la indiferencia, aunque en lo personal, siempre lo ha aparentado, jejejeje. El próximo cap, te darás cuenta quien es de las notitas, veamos si es el que tú apuestas. Un abrazo.
Khira: Me emociona saber que alguien tan genial como tú se interese por saber lo que pasó y es cierto, si uno se pone a pensar, tal vez no sea tan difícil saber lo que realmente pasó ¿por qué no me lo puedes preguntar? Si quieres, te agrego al msn y hablamos, si tú quieres. Besitos y cuídate mucho.
