Parte XVIII: Vergüenza

En la terraza de la preparatoria Shohoku en la hora del descanso, hay dos jóvenes sentados, que se encuentran abrazados. Se nota que ambos son novios y que, en este momento, están conversando.

- ¡Qué¿Cómo es eso que tu papá se fue y no sabes dónde está? – pregunta Youji sorprendido.

- Sí, mi papá se fue ayer en la tarde y no me dijo ni para donde se fue ni cuando volvería – le explica Hitomi.

- ¿Y por qué?

- Qué sé yo, salió como siempre, volvió hecho un loco y se fue.

- ¿Qué le pasó?

- Ni idea – levantó sus hombros y negó con la cabeza.

"Aunque estoy casi segura que la razón se llama Kaede Rukawa"

- Discúlpame, pero tu papá está bastante loco para tomar sus cosas e irse a cualquier lugar.

- No te preocupes, es el pensamiento común de mi casa – habla con voz seria – aunque sigo muy preocupada por él.

- Es el gran Hanamichi Sakuragi, estoy seguro que sale bien de ésta – le dijo con convicción.

Hitomi no puede creer que su novio, a pesar de conocer el carácter alocado de su padre, lo siga apoyando. Se nota que el muchacho lo sigue admirando y no sólo por sus habilidades basketbolisticas. Al parecer, el muchacho también ha empezado a estimar a aquel hombre, que es un poco inmaduro a su gusto pero que es una persona muy preocupada y gentil.

- Hablando de él – cambia de tema Youji – ¿va a ir a…?

- Quién sabe, si le dio por dárselas de excursionista y como no tengo idea donde anda, le aviso hoy para ver si quiere ir, lo dudo… en fin – le responde a la pelirroja - ¿a tu papá también lo invitaron?

- Sí, y a mí también.

- ¿Vas a ir? – le pregunta Hitomi ilusionada.

- Sólo si mi novia va, me aburren esos compromisos.

- Tonto, tú sabes que tengo que ir – le pega con el puño suave en el hombro – tengo que ir en representación de mi papá.

Volvieron a acariciarse y a besarse, como los chiquillos adolescentes que son. Está contenta, sin embargo, no haya mejor momento para preguntarle a Youji lo que tiene atorado en la garganta. No sabe cómo reaccionaría si le dijera que encontró a Kaede y a Hanamichi besándose. Sabe que no lo tomaría muy bien, como ella, pero por lo menos debe saber algo sobre qué piensa acerca del tema.

- You…

- Dime…

- Es que no sé si contártelo – se hace la indecisa.

- Ya empezaste, así que termínalo – "mujeres".

- Es que este tema siempre ustedes lo toman distinto.

- Es que…

- ¿Vas a contar o no? – ya harto de la típica indecisión femenina.

- Bueno, está bien, te cuento… es que el otro día vi algo que me chocó mucho – empezó su relato Hitomi – resulta que vi a dos. hombres bastante cariñosos y que se besaban apasionadamente – tan mentira no era, pero no les dijo quienes eran exactamente.

- Mal nacidos, creen que a todo el mundo le agrada ese tipo de espectáculos – lo dijo muy enojado.

- ¿Tienes algo en contra de ellos? – viendo que reaccionó peor de lo que esperaba.

- Son unos enfermos que deberían estar en el psiquiátrico.

- Youji…

- Creo que ni siquiera merecen vivir…

- No digas eso, ellos son personas…

- Pero están enfermos, si fuera normal, no te hubiera chocado verlos – tocan el timbre anunciando el descanso – mejor vámonos antes que estos malditos me arruinen el día.

Hitomi sólo podía pensar una cosa…

"Esto es la crónica de una tragedia anunciada"…


Ya habían pasado diez días desde la partida del pelirrojo, y mientras está con un paradero desconocido, su hermana menor tiene demasiados problemas para preocuparse de él, total ya es grande y (se supone) que ya sabe lo que hace.

En estos momentos, tiene en sus manos el celular de su marido, que de por casualidad lo dejó en casa, y por su cara, no deben tratarse de buenas noticias, puesto que acaba de leer un mensaje de texto.

Juntémonos mañana donde tú quieras para arreglar ese asunto pendiente. Ya no aguanto más, me voy a divorciar de mi marido… Cuídate mucho, ángel… Makoto.

- Maldito mmm… - murmura ésta y otras palabras menos agradables para el padre de sus hijos.

No sabe hasta donde va a llegar con su descaro, tal vez llegue con la amante para que la atienda y sean amigas; esto lo piensa con ironía. No sólo le duele el corazón, sino también el orgullo. No puede obligarlo a mantenerlo con ella, pero si la dejan, debe ser por algo mejor, no por cualquier cosa. De puro recordar la zorra con la que andaba, le daban ganas de castrarlo.

Es ahí cuando se acuerda del consejo de Akira…

"No te rebajes a su nivel y no le armes escándalos, cuando sea el momento oportuno le hablas y le pides el divorcio, sé dulce pero mortal…"

No puede creer el poder que tiene ese hombre para tranquilizarla, se nota que es de ésos que siempre logran lo que se propone. Es de ésos que nunca pierden la calma y es bastante optimista en la vida. También se ha dado cuenta las cosas que tienen en común. Ambos son acuarianos, nacidos bajo el mismo mes (febrero), les gustaba comer cosas cítricas, los ambientes campestres y así podemos seguir mencionando.

Se sentía muy bien con él.

¿Pero le gustaba?

En primer lugar, no había que ser inteligente para saber que él un hombre bastante atractivo, con un magnetismo único y esa sonrisa que podía encantar a cualquiera. No era difícil que alguien se enamorara de él.

Es atractivo¿no?

¿Pero de ahí a gustarle?

No… eso no puede ser, su marido será todo lo que quiera, pero no iba a caer en el mismo juego que él, eso sería indigno por su parte.

Pero tiene bastante claro que Akira sí está interesado en ella.

Y cada vez le cuesta más convencerse que esto no puede ser…


Era su undécimo día desde que decidió partir, y hace más de tres que no puede dormir. Nadie sabe que ahora más que nunca está atormentado con esa voz que lo persigue cada vez que quiere conciliar el sueño.

"No te vayas"…

Sabe que ha cometido un error muy grave pero no sabe cómo repararlo. Esa máscara de odio la ha usado para no verse débil ante los demás, que no se vea la vergüenza que tiene en su alma; se ha dado cuenta, muy a su pesar, que ha sido un monstruo y que no se considera digno del amor de nadie…

Ha llorado como nunca, recordando las súplicas de Kaede, que no se fuera a los Estados Unidos y las burlas que hacía él al respecto. Recordó que gozaba mientras lo estaba haciendo, al fin Rukawa pagaría por todas las cosas que le dijo durante la preparatoria.

Pero eso no se comparaba… Sabía perfectamente que el zorro estaba enamorado de él…

Y, en ese tiempo, eso era lo que más rabia le daba.

Saber que 'su Haruko' anduviera detrás de un homosexual que apenas le dirigía la palabra, un 'marica' que andaba loco, por nada más y nada menos que él mismo, no le fue nada agradable.

¿Pero vengarse de él de esa forma?

No… lo que pensaba no era para justificarse, eso no tiene perdón…

¿Cómo miraría a la cara si alguna vez su hija se enterara? Lo más probable es que lo odiaría…

Y, por otro lado¿qué es lo que haría con Haruko? Porque haberla dejado plantado de esa forma, fue algo muy feo de su parte. Pero no se sentía capaz de continuar, aunque la deseaba.

¿En realidad? Es entonces cuando otra pregunta viene a su cabeza ¿Entonces por qué cuando el zorro apestoso se le acerca, puede hacer y deshacer en él?

¿Es eso el amor?

No… no puede amar un hombre.

Ni mucho menos al zorro, quien jamás le perdonaría lo que le hizo; sería una carga amar cuando ya es demasiado tarde para los dos.

¿O aún no lo es?

- Ahhhh… - suspira, otra vez ha quedado en la encrucijada.

Siempre se da vuelta en lo mismo ¿no es él el hombre que puede con todo, el que en su juventud se autoproclamaba "el talentoso Sakuragi?

¿Qué le pasa ahora?

Las lágrimas vuelven a caer otra vez en su rostro, no puede hallar una respuesta. Cree que lo mejor es dar un paseo por la playa, eso siempre le hace bien a cualquiera; además el lugar le acompaña, es un pequeño pueblo donde la gente es humilde pero le ha dado la mejor de las acogidas. Nadie lo ha reconocido, al parecer el trabajo es más importante por estos lugares, donde se sale muy temprano a pescar y donde regresan a sus casas al atardecer.

Deben ser un poco más de las cinco y media de la mañana y se sienta en arena para ver si su alma puede tener paz, ésa que ha estado buscando y que aún no encuentra.

Mientras tanto, un hombre de aproximadamente sesenta años lo observa. Es el cuarto día consecutivo que ve a aquel hombre con la mirada perdida en el mar y con la tristeza pintada en el rostro. Cree que lo mejor es acercársele, uno nunca sabe en que puede ayudar.

- Hola – lo saluda el pescador.

- Hola.

- ¿Puedo sentarme aquí?

- Claro, este lugar es de todos – le responde con una tenue sonrisa, haciendo que el hombre se sentara a su lado.

- Quisiera hacerte una pregunta – con un tono bastante paternal – si es que no te molesta.

- Dígame.

- No quiero entrometerme en tus asuntos, pero ¿puedo saber qué es lo que te abruma? – le pregunta el hombre – te he visto desde algunos días con una cara de funeral…

- Preferiría no saberlo, me odiaría…

- Deja eso que lo decida yo, tal vez este viejo de mar te podría aconsejar.

- No lo creo – le responde algo acongojado.

- Soy un desconocido, tal vez vea las cosas desde otro punto de vista.

- ¿Tiene tiempo? – le pregunta Hanamichi, al ver lo larga de su historia.

- Claro… parece que es una mujer la que te tiene así.

- No… - agachó la cabeza, por miedo a que el hombre lo rechazara – es por un hombre.

En vez de que el hombre se fuera, puso más interés en aquel pelirrojo, cuya mirada volvió a perderse en el horizonte.

- ¿Por qué no empiezas por el principio? – le sonrió.

Hanamichi no podía creer la reacción del hombre, al parecer estaba siendo muy comprensivo con él… Demasiado… Tenía miedo que al terminar, el hombre lo odiara por eso.

- Bueno, lo que pasó es que al entrar a la preparatoria, yo me enamoré de una chica y ella estaba enamorada de… bla bla bla.

Tuvo que pasar casi una hora y media para que terminar su relato, recordar todo lo había pasado le había hecho un poco mejor: sus años de preparatoria, su vida en Norteamérica, su regreso a Japón y todas sus confusiones con respecto a ese hombre de mirada zorruna.

- Y yo pensaba que Soujiro era cruel, de verdad te pasaste muchacho – le dice el anciano una vez terminado su relato – pero creo que tu problema es más fácil de lo que crees.

- ¿Quéeeee? – Hanamichi no puede creer que su problema podría ser tan fácil "¿Qué piensa este estúpido? Yo he estado así por mucho tiempo y me dice que esto es fácil"

- Mira – empezó – en la vida siempre hay dos caminos que tomar, uno fácil y uno difícil; siempre queremos tomar el fácil pero no siempre es lo mejor para nosotros…

- No entiendo…

- Quizás quieres estar con Haruko porque ella es el camino fácil, te es atractiva y nadie te criticaría de tu decisión, salvo de que esté casada y al par de meses, todos olvidarían el incidente y ya. En cambio, Kaede es el difícil, este mundo aún no los tiene considerados para esta sociedad y vivirían muchas dificultades, pero es el que realmente te hace feliz, si me dices que no te puedes resistir a él, por algo será¿no crees?

- Pero…

- En palabras más simples, te da vergüenza amar a un hombre…

- No eso no es cierto – se defiende el pelirrojo – tenemos hijos los dos y eso es muy complicado.

- ¿Y cuándo no los tenían? – le pregunta el pescador curioso – ¿Me puedes explicar qué fue lo que pasó?

- Eh… – Hanamichi comenzó a ponerse nervioso.

- Creo que tú eres de ésos que le gusta que la gente los admire sin importar a quien se lleve por delante y aparte eres un cobarde, no quieres pedir perdón porque te da miedo que Kaede no te perdone – dijo algo molesto – ¿pero qué esperas, muchacho¿qué te diera un premio?

- ¿Qué sabe usted? – pregunta Hanamichi molesto – ni sé por qué le conté todo esto.

- ¿Sabes quién es Soujiro? – preguntó de repente.

- No – sorprendido por la repentina pregunta.

- Te cuento con la condición que vuelvas a contarme que pasó contigo, con Haruko y con Kaede.

- De acuerdo, pero cuente luego…

- Esta es la una de las historias de amor más conocida de la caleta – comenzó su relato – Ryo…

- ¿Ryo? – pregunta Hanamichi muy extrañado, ese era el nombre de otro chico.

- Sí, esta es una historia de chicos – le aclaró el hombre – Ryo era el muchacho más guapo de estos alrededores, todas las mujeres se arrastraban a él y tenía una amabilidad única, siempre era amistoso con todo el mundo; todas las madres querían ligarlo con sus hijas pero él no miraba a ninguna de esa forma. Un día, extrañamente, lo echaron de su casa, sus padres nunca aclararon el motivo, cosa que extrañó aquí en la caleta.

- ¿Y Soujiro?

- Era de los típicos revoltosos que son el alma de la fiesta, era muy alegre pero de un fuerte carácter y que tampoco le llamaban mucho la atención de las chicas. A Ryo no le iba ni le venía, creía que era de esos niños perfectos que los admira todo el mundo y nada más. En algunas ocasiones, se saludaban y sólo llegaban a eso, hasta que un día Ryo pidió alojamiento a la madre de Soujiro.

- ¿Y qué pasó? – Hanamichi estaba cada vez más enganchado.

- Que la madre de Soujiro lo admitió, y a él, no le gustó mucho la idea porque invadían su privacidad pero con el encanto de Ryo, lo superó rápido, haciéndose muy buenos amigos, iban juntos para todos lados, eran inseparables, compartían todos los secretos que tenían y muchas de las chicas le pedían a Soujiro que le hiciera de 'celestino'.

- ¿Y? – el pelirrojo estaba expectante, vuelve a preguntar.

- Ay chiquillo, que eres impaciente – le regaño el hombre – Lo que pasó fue que un día, Ryo le dio una carta a Soujiro, en la cual decía que siempre había estado enamorado de él y que lo habían echado de su casa porque a él le gustaban los hombres.

- ¿Qué hizo Soujiro?

- Le dio tanta rabia que le mostró la carta a toda la caleta, diciendo que el Ryo perfecto no era más que un maldito afeminado.

A Hanamichi le dio pena, la palabra 'afeminado', le recordaba mucho a él mismo cuando se lo dijo a Rukawa, por primera vez sintió el real alcance que tenían esas palabras. Su semblante cambió al de tristeza.

- Y Ryo todos lo miraban con desprecio y nadie le hablaba, no le quedó más remedio que dormir en la playa, pasando frío y hambre. Mientras que Soujiro se había arrepintido de lo que había dicho. Poco a poco extrañaba la compañía de Ryo, su sonrisa, su simple compañía… se sentía muy bien con él y lo perdió por los prejuicios de los demás… ufff, el pobre muchacho se dio cuenta que siempre estuvo enamorado…

- Por lo menos fue más rápido que yo – se ríe en forma irónica.

- Ni tanto muchacho, pasó un año y medio antes que Soujiro se diera cuenta que estaba enamorado…

- Yo todavía no sé, y ya son dieciocho años… - se lamentó Hanamichi - ¿Al final, qué pasó con Ryo y Soujiro?

- Primero, creo que estás seguro, sólo que tienes el orgullo del porte de una ballena para admitirlo – le reprendió – y en cuanto a Soujiro, decidió pedirle disculpas, pero le dijeron que Ryo había salido sólo al mar. Entonces decidió esperar a que regresara, sin embargo los días pasaban y nunca volvió…

Hanamichi quedó helado… ¿Ryo había muerto justo cuando Soujiro había aceptado sus sentimientos? Eso no era justo, él siempre estuvo enamorado de Soujiro, eso no era justo…

Y si…

¿Encuentra que Kaede ya no le quiera o, que ya no puede decir lo que siente¿Pero qué es lo que siente?

¿Por qué los demás lo encuentran tan obvio y él no?

¿Es que el hombre tiene razón al decir que necesita la admiración de los demás¿Es que a ese grado llega su inmadurez?

Maldición… ya no puede evitar de llamarle Kaede…

Primero no puede dejar de molestarlo, luego lo conoce mejor y le agrada, después no se puede resistir ni a sus caricias y a sus besos; para que al final revuelva toda su preestablecida vida.

Suspiró en son de resignación…

Ya no puede negarse más… ya ha luchado demasiado y reconoce que ha perdido…

No puede hacerlo, esto es superior a él…

Se ha enamorado de Kaede Rukawa…

Se quedó sumergido en sus propios pensamientos acerca que al fin había aceptado sus sentimientos hacia cierta persona…

¿Qué está haciendo ahí parado?

- Muchacho¿te sientes bien? – le preguntó al ver que estaba distraerme.

- Tengo que irme, muchas gracias, no sabe lo que ha hecho por mí… - y se fue antes que pudiera decir algo.

- ¡Muchacho, no te he contado el final!

- Soujiro¿ese pelirrojo no es el famoso basketbolista? – se le acerca un hombre de la misma edad.

- ¿Cuál?

- Siempre tan despistado… ¿y qué hacía por estos lugares?

- Tenía dudas sobre si estaba enamorado de un tal Kaede y parece que las resolvió.

- ¿Quién lo diría? Enamorado de un hombre – rió sorprendido el otro hombre – no me digas que le contaste…

- Sí – le sonríe Soujiro ampliamente – ¿no me digas que ahora te da vergüenza?

- No…

- Tú sabes que te amo… Ryo.

- Yo también – ambos se besan tiernamente - ¿y qué crees qué les espera?

Ahora todo esta en manos de Kaede, sólo espero que se reconcilien…


Hanamichi apenas llegó a la cabaña, empacó todo para volver, al fin tenía consigo una respuesta; un desconocido se la dio, no sabe cómo pagárselo. Mientras empaca, piensa qué es lo que siente por Haruko, no tiene una respuesta pero, de lo que está seguro es que salió hace mucho de su corazón, por algo no quiso hacer el amor con ella.

… o quizás, sólo quería tomar el camino fácil.

Bueno, después resolverá los sentimientos con Haruko y lo primero, es lo primero… hablar con el zorro. Eso es lo primero que debió haber hecho apenas lo vio por primera vez, pero como es tan orgulloso y estúpido, no lo hizo.

No es momento de recriminarse, si ya no lo hizo…

Maneja con ansiedad, sólo quiere volver a verlo… aunque no tiene muchas esperanzas, no cree que pueda perdonarlo fácilmente…

Claro, si es que lo perdona…

Llega a su casa ya de noche, cree que ya no es buena hora para reunirse con Rukawa, así que lo dejará para el día siguiente. Además debe estar con su familia primero, quien lo debe estar esperando.

- ¡Hola familia! – grita Hanamichi a todo pulmón al entrar.

Todos los reciben corriendo para abrazarlo, no creyó que lo extrañarían tanto. La que más lo abrazaba era María, quien casi lloraba por el regreso del pelirrojo. Pero había algo extraño y preocupante, Hitomi no estaba por ninguna parte, por más que la buscaba con la mirada, no estaba.

- ¿Y Hitomi? – hizo la pregunta de rigor.

- Eso es lo que te quiso decir toda la semana y tú ni le pusiste atención – le contesta el negro "éste nunca va a cambiar".

- ¿Qué?

- Toma Hanamichi – María le pasa un sobre…

"Tenemos el agrado de invitar al Señor Hanamichi Sakuragi a una fiesta que se celebrará en el Kanagawa Empire Hotel el día 26 de septiembre a las 21 horas, con motivo del homenaje que será a su honor. Se le agradecerá su presencia en traje de la gala".

- Pero esto es para hoy – dijo Hanamichi después de leer la invitación.

- Hitomi también la invitaron y tendrá que disculparte – le aclaró Jones.

- ¿Y por qué no fuiste con ella, Paul? – le preguntó enojado el pelirrojo, por su descuido.

- Por la simple razón que también van tu hermana y tu cuñado, tu amigo al que todavía no entiendo por qué le llamas puercoespín y la familia del novio de tu hija, quien la pasó a buscar quince minutos antes que tú llegaras – le explica.

- El señor Rukawa se veía tan guapo – agrega Yukime sonrojada y con suspiro de tonta.

- ¿Ru…Rukawa también va? – pregunta Hanamichi curioso.

- Sí – respondió Yukime, todavía en su nube.

- ¿Qué hora es? – pregunta Hanamichi de repente.

- Un cuarto para las nueve – responde Charlie.

- María, prepárame mi frac y el de Jones, en tres cuartos de horas partiremos.

- Pero si acabas de llegar, se nota que estás cansado – le replica María.

- No importa, con un baño me repongo – y corrió a subir las escaleras para bañarse.

Vaya, vaya, el destino estaba jugando a su favor, sin querer, vería a Rukawa esa misma noche ¿cómo se vería? Se rió con ese pensamiento, le recordaban sus tiempos de adolescente. Se sentía mucho mejor consigo mismo, ya no se sentía reprimido por aquel sentimiento que no lograba identificar. Se abrochaba uno a uno los botones de su camisa muy nervioso, algo ilusionado por lo que podía pasar. Además vería a su hija, que también la había extrañado mucho.

- ¿Cómo me veo? – habló cuando bajaba de la escalera.

- Te ves muy guapo – le decía muy alegre María, Hanamichi sólo sonríe.

- Vamos, Jones… esta noche va a ser muy larga…

- Sí – lo sigue el aludido.

"Sólo espero que Kaede quiera escucharme"…


¡Hola a todos! Lo prometido es deuda, espero que les haya gustado mucho el capítulo, en algún momento pensé hacerlo un one shot de otra historia, pero 'creo' que no quedó tan mal¿eh? Bueno, quiero desearles a todos un feliz día de los santos inocentes (cuidado con las bromas).

Ahora lo importante, el fic, al fin Hanamichi reconoció que ama a Kaede, esperemos que ahora éste quiera escucharlo. El próximo capítulo no adelanto nada salvo que Sendoh se llevará la sorpresa del año… ¿Y qué pasará Hitomi ahora que sabe que Youji es homofóbico? Prometo que actualizaré para año nuevo (para el cumpleaños de nuestro zorrito)…

Un abrazo y un besito para todos…

Paulyta.


REVIEWS

Elena: Bueno sólo esperemos que ahora con este remezón entienda quien ama verdaderamente... Y la que armará Youji ni te cuento, sólo espero que entienda, aunque adelanto que no será nada fácil... Besos.

hipolita: Me siento muy honrada que una persona que no le guste el yaoi le agrade mi historia, bueno espero que la sigas leyendo... Un abrazo y un besito

Darling Kitty: Creo que Hana quiere más que respetarlo,es irrespetaral zorro, jajajajajaja, ahora que está claro de dudas. De hecho quedará la grande con Youji, no sabes cuanto. Y la pobre Rika esta confundida por la culpa deun estupendo puercoespín, esperemos que no le dé un infarto cuando sepa quien es... Besos...

Marion Mayfair: Se nota que eres venezolana, ese dicho de la novia es típico, jejejeje.Lo de los flashbacks ehh... es que solito no puede aterrizar, jajajaja. Por lo menos ya sabes el nombre de esa mujer,y veamos qué pasara con el guapo de Sendoh. Lainvitación no fue nada del otro mundosalvo los invitados... Nos vemos...

inuyashaluchi: Se nota el amor que le tienes a Haruko, ay mujer...Tienestoda la razón,él es el único queno ve algo tan obvio, bueno, es Hanamichi... Besos amiga.

Nian: No me respondiste al final si teníasmsn. Feliz navidad para ti también y los tuyos, y me alegro mucho que te guste tanto mi fics... Cuídate mucho.