Parte XXII: El pasado que te condena

- Haber, Hanamichi Sakuragi – dijo Rika, con una cara de asombro era decir poco – sé que eres pésimo para mentir, y ésta ha sido la más ingeniosa mentira que he oído desde que tengo uso de razón.

- Te juro que es cierto – lo dijo con tanta seriedad, que su hermana no le quedó otra que creerle, aunque eso estuviera fuera de su imaginación – ese día Rukawa me besó…

- No me cabe en la cabeza, no puede ser… ¿y Haruko?

- Qué sé yo, la cosa es que ese día me besó… cuando llegué a casa, cerré la puerta de mi habitación y boté todo lo que había a mi paso…

- Sí me acuerdo, ahora entiendo lo que te pasó – dijo Rika, al recordar el día que estaba mencionando el pelirrojo, éste había hecho un tremendo escándalo – estabas tan alterado, que mamá te dejó faltar por unos cuantos días a la preparatoria… así cualquiera…

- No, eso no era lo que realmente me alteraba… lo que me tenía mal es que ese era mi primer beso, me lo había dado un zorro apestoso… ¡y me había gustado mucho! – la ojimiel abrió los ojos de la sorpresa ante la confesión de su hermano.

- ¿Te-te gustó? – cada cosa que le decía Hanamichi era más increíble que la anterior.

- Sí… por eso, me alejé lo más que pude de ese zorro maldito…

- No entiendo…

- ¿Qué?

- Es que conociéndote – le aclaró su hermana – hubieras hecho un escándalo que la preparatoria aún se acordaría de él.

- No lo hice por vergüenza, no quería que el mundo supiera que el primer beso del 'talentoso Sakuragi' se lo había dado un homosexual asqueroso – se lo dijo con rabia mezclado con tristeza – yo quería que me lo diera una chica, a quien yo le pediría que fuera mi novia y así…

- Sé que debió haber sido fuerte que un chico te besara… pero ¿crees que es razón suficiente para no venir a Japón durante tantos años? – se lo dice molesta – además tiene hijos, aparte… – Hanamichi la interrumpió.

- Youji Rukawa fue concebido por mi culpa – se lo dijo en forma muy determinada.

- ¡Qué! – Rika, quien había estado de pie hasta ese momento, se sentó en un sillón. Cada vez entendía menos.

- Ya entenderás todo – le dijo para calmarla – quise alejarme de él lo más posible, me sentía humillado, lo odiaba pero no quería que se me acercara… y lo peor… lo peor de todo era que no podía dejar de pensar en Rukawa.

- ¿Te gustaba? – lo preguntó, aunque todavía no estaba recuperada del shock.

- No lo sé, si me preguntas, no sabría exactamente qué decirte – con un tono algo dubitativo – la cosa es que para mi mala suerte, el torneo comenzó un mes y algo antes de lo que debería porque ni me acuerdo lo que estaban organizando… llegue al extremo de no pasarle el balón…

- ¿No crees que estabas exagerando? – dijo Rika un poco disgustada – era sólo un pobre chico gay.

- Entiéndeme, me sentía fatal, como si yo mereciera lo peor del mundo; como las chicas me odiaban, sólo podía ser la atención para un chico – cuando dijo esto, el pelirrojo se entristeció, y la ojimiel se compadeció de él – pero esa no fue la razón por la que no quise volver a Japón.

- ¿Ah no?

- No… lo peor fue cuando se lesionó – Hanamichi trató de especificar – me acuerdo que por un rebote, un jugador se cayó encima de él, recayendo todo el peso del jugador y del mismo Rukawa en su muñeca… me acuerdo que Rukawa casi se desmayó por el dolor, cayendo en mis brazos…

- Cuéntame algo que yo no sepa – protestó Rika – yo estaba allí cuando pasó todo eso.

- Ya lo sé – respondió el pelirrojo – lo que tú no sabes es que mis peores miedos se hicieron realidad cuando él estaba en mis brazos, hacía que mi corazón latiera con fuerza y sentir una sensación que en mi vida había vivido antes… – miró de reojo la reacción de su hermana, quien no tenía una expresión definida, no podía asumir que Hanamichi fuera… quién sabe… ¿bisexual? – al irme al hospital, me sentí en la obligación de abandonar esos sentimientos como diera lugar y a costa de lo que sea.

- ¡Qué radical! – al fin la ojimiel pudo exclamar algo – me dices que querías olvidarte de él ¿verdad? – le preguntó con un toco inquisitivo, obteniendo un asentimiento por parte del pelirrojo – pero yo me acuerdo que fuiste a verlo todos los días al hospital ¿cierto?

- Es verdad… yo fui todos los días, excusándome a mí mismo que era mi obligación como capitán del equipo… sin embargo, le preguntaba a su médico hasta el más mínimo detalle… Eso sí, él nunca se enteró de mis visitas…

Se acordó, en ese instante, que el último día que estuvo, entró a la habitación… y allí estaba él, para variar durmiendo. Avanzó hacia Rukawa dudoso hasta que se sentó en su cama; cuanto más se prohibía hacerlo, más ganas le producía acariciar su rostro. Sin darse cuenta, finalmente lo hizo. Pero cuando se percató de lo que estaba habiendo, salió casi corriendo de la habitación.

- El último día fue cuando me encontré con alguien… – prosiguió Sakuragi.

Flashback

Hanamichi había salido del hospital algo alterado, estaba descubriendo nuevos sentimientos que provocaba en su rival, que no le agradaba en lo absoluto… sonrojos, pensamientos sobre Rukawa (sobretodo aquel beso), preocupaciones y angustias eran cada vez más recurrentes en él…

NO, NO, NO Y NO… ÉL SÓLO TIENE OJOS PARA HARUKO AKAGI Y NO EN UN ZORRO AFEMINADO… HANAMICHI SAKURAGI ES TODO UN HOMBRE…

Estaba tan absorto en sus pensamientos, que no se dio cuenta que se había tropezado con alguien.

- Lo siento – el pelirrojo hizo una reverencia.

- No te preocupes… ¿tú eres Hanamichi Sakuragi, verdad, pues eres justamente a quien ando buscando – habló un hombre occidental con un perfecto japonés que estaba pasado de los cuarenta años, algo más bajo que Hanamichi, rubio de ojos verdes y con una expresión totalmente seria – me presento, mi nombre es James Edwards, buscador y representante de talentos en la NBA.

- ¿La NBA?… ¿no será la FBI? – preguntó inocentemente Hanamichi.

- Sí, la National Basketball Association – dijo el rubio extrañado de la ignorancia del muchacho – es una liga de basketball estadounidense, la más importante y famosa del mundo ¿es que acaso no lo sabías?

- Claro que sí, jajajajajaja – mintió para no quedar mal - ¿y que se le ofrece, señor?

- Vine desde Norteamérica, he estado siguiendo a un muchacho excepcional… es tu compañero de equipo, Kaede Rukawa…

"Maldito zorro estúpido, hasta en el extranjero lo conocen", el pelirrojo lo pensó a modo de protesta.

- Sin embargo – continuó James – te he visto jugar y me parece que también eres muy bueno… ¿hace cuánto tiempo que juegas al basketball?

- Dos años y medio, señor…

- ¡Qué! – estaba boquiabierto, nadie podía jugar así en tan poco tiempo - ¿estás hablando en serio?

- ¿Y para qué iba a mentirle? – preguntó el pelirrojo algo molesto.

Ahora James entendía algo al muchacho, era algo torpe, pero como todo brillante en bruto, habría que pulirlo…

- ¿Podemos ir a tomar un café? – invitó el rubio.

Fue en el casino del hospital cuando le hizo la proposición de irse a Estados Unidos, con riegos y beneficios que ello llevaría, que podría ser muy famoso… pero debía irse pronto, una semana y media más…

- ¿Tan pronto? – preguntaba Hanamichi, quien no podía creer la oferta del hombre.

- Hubiéramos hablado antes si te hubiera conocido, ya había hablado de esto con Rukawa… pero…

- Pero…

- Estoy en este lugar porque acabo de hablar con el médico tratante de Rukawa – explicó el rubio ante la expectación de Hanamichi – dice que las operaciones resultaron exitosas, reconstruyeron su articulación, sin embargo… el doctor me comentó que lo más probable es que nunca más pueda jugar basketball a nivel competitivo… y yo pensaba que podía haberme llevado a los dos… es una verdadera lástima…

Sakuragi, trató de asimilar todo lo que le decía Edwards, pero el que más se resistía era su corazón… por un lado, la preocupación y la angustia al saber que para Rukawa, todos sus sueños se habían ido por la borda; y por otro, la felicidad que por fin había superado al zorro apestoso en algo y justo en lo que más ama, Haruko estaría orgullosa de él y sería su novia…

Esa sería su mayor venganza…

Fin del flashback

- Tengo un mal presentimiento de todo esto… – dijo Rika asustada de lo que le estaba conversando su hermano – debiste haber sido cruel.

No…eso no se comparaba nada cuando ejecuté ese plan…
Caminaba a paso lento por las calles de Kanagawa, y no importaba, ya que no estaba tan caluroso como antes… eso sólo significaba que pronto llegaría el otoño y el cielo nublado estaba dando la razón… Y eso iba muy bien con él, estaba triste, otra vez había sido rechazado… por eso se burla de sí mismo… ni siquiera había sido rechazado, puesto que no pudo hablar… pero ella sabía, sabía exactamente lo que estaba sintiendo y no le daba una oportunidad…

Todo esto pasó por seguir el estúpido código de los amigos, porque cuando se había decidido a hablar, ya era demasiado tarde…

Era justamente la chica que hizo olvidar de los cincuenta rechazos a su mejor amigo…

Él podía ver que Hanamichi estaba feliz al fin, pero nació algo en él cuando tuvo que conversar con ella por primera vez, para ayudar a su amigo pelirrojo ¡Qué vueltas tiene la vida! Se negó muchas veces a ese sentimiento, su 'mejor amigo' ya la había visto primero…

Y la mujer del amigo, tenían que ser hombres para ellos, ése era el código del ejército.

Así que se resignó a amarla en secreto y solamente acercarse como su amigo, además que ella tenía un amor que jamás sería correspondido… era el consuelo del tonto, pero algo es algo…

El día que le dijo Hanamichi que emprendería su destino en Estados Unidos, no pudo sentirse más feliz, era su amigo y tendría un futuro por delante, sin embargo, tendría el camino libre con ella.

Sólo con ella…

Además supo que finalmente, Sakuragi había sido rechazado, así que su paciencia al fin daría frutos. Sabía que si ellos fueran novios, como era de esperarse, Hanamichi al principio se enojaría y que al final estaría feliz que ella había encontrado un chico tan bueno como su amigo.

Sí… así iba a ser…

Sin embargo…

No podía creer que ella se le había acercado y que necesitaba hablar urgentemente a solas con él… desde que se fue Hanamichi, había estado muy rara, pero no creyó que hablaría con él… ése fue su primer 'tal vez' de tantos, pero no le duró mucho, sus palabras titubeadas y su llanto desconsolado, no presagiaban nada bueno…

"Creo que estoy embarazada… perdóname, Yohei… no tenía en quien más confiar…"

¿Embarazada?… ¿de quién?

Si era de Hanamichi, juraba que le rompería la cara y que lo traería aunque fuera desde Norteamérica a patadas para que asumiera sus responsabilidades. Pero cuando le dijo que el padre no era nada más y nada menos que Kaede Rukawa, se quería morir…

Eso era imposible…

Se planteó entonces la posibilidad de asumir él mismo esa responsabilidad¿sería capaz de ser padre del hijo de otro hombre? Antes de responderse, el estúpido de Rukawa quiso asumir como padre, ante la sorpresa de todos.

Ya no podía luchar más, ella estaba siendo correspondida y sería feliz… Y él, se iría a Kyoto donde sus abuelos para olvidarla.

Ahora, dieciocho años después… ella vivía un matrimonio infeliz, en donde su marido ni la mira, y más encima, coqueteándole de la forma más baja a su rechazado mejor amigo…

¿Qué tienen ellos que no tenga él?

Suspira en medio de la calle, sacando su billetera del bolsillo trasero. Está viendo una fotografía, en donde está su ex esposa Minako y sus tres hijos, Sakura, Touya y Miyuki… ninguno de esos tres chicos tiene la menor idea de cuánto los añora…

Pero lo que más le duele es que Haruko nunca estará allí…


Hitomi estaba temblando y sus ojos expresaban la sorpresa misma, más abiertos no podían estar… ¿qué su padre le hizo el amor a Rukawa¿qué hijo espera algo así de sus progenitores? Aparte, no entendía nada, si ellos no se hablaban¿cómo habían terminado juntos? Sin duda la relación entre su padre y Kaede Rukawa era la más complicada que haya visto jamás…

Mientras tanto, Kaede se había relajado, lo había dicho todo y ya no importaba, sólo seguiría hasta que terminara. Además ya no aguantaba lo que tenía atorado hace tanto tiempo en la garganta. Si la hija del torpe quería saber todo, lo iba a saber. Él también necesitaba desahogarse y ella le estaba dando la posibilidad de hacerlo.

- ¿Me estás mintiendo ver-verdad? – reaccionó después de un largo e incómodo silencio.

- Me gustaría, pero no… – el moreno bajó la cabeza, mirando hacia el suelo, buscando una respuesta que no tenía.

"Si estaba enamorado de mi padre… ¿por qué le da tanta tristeza recordar que estuvieron juntos?"

- Cuando me fui al hospital por mi lesión, me sometieron a tres operaciones para reconstruir mi muñeca y estuve una semana hospitalizado… era un tropiezo para irme en Estados Unidos, pero apenas me recuperara, me iría con el señor Edwards, que si no me equivoco, era tu abuelo – la chica asintió con la cabeza – así que estaba con ánimos para la rehabilitación, durante todo ese tiempo, jamás vi a Hanamichi… bueno, ya me lo esperaba… aunque, una semana y media después de exámenes y ejercicios, me llamó el doctor y allí empezó el día más terrible de mi vida…

Flashback

- Kaede, quiero que te sientes y te relajes – el doctor tenía una gesto extraño en la cara, algo que no pasó desapercibido en el zorruno muchacho – tenemos que hablar sobre tu lesión, es muy importante.

- ¿Qué pasó?

- La operación resultó todo un éxito y tu muñeca está respondiendo a todos los tratamientos, así que en algunos meses estarás bien y podrás recuperar el movimiento normal de la articulación, si sigues al pie de la letra todas las indicaciones que te he dicho – le dijo normalmente, pero tomó un poco de aire, e hizo un silencio, lo siguiente sería difícil.

- ¿Cuándo podré irme de Japón, doctor? – preguntó Rukawa con ansiedad.

- Me temo que nunca… – no lo pudo mirar al chico a los ojos, el pelinegro no entendía que era lo que quería decir el médico – mira, Kaede – no iba a ser nada fácil explicarle un chico que no podía cumplir sus sueños – podrás recuperar el movimiento de tu articulación para llevar una vida totalmente normal e incluso podrás en algún tiempo jugar basketball… pero…

- Pero… – el muchacho comenzaba a exasperarse.

- Pero tú nunca más podrás jugar basketball a nivel competitivo, lo siento…

Para Kaede, esto no estaba pasando, esto era una pesadilla, no podía estar sucediéndole esto… Esto era su vida, su sueño, sus anhelos y, por qué no decirlo, su vía de escape. Desde muy pequeño, les señalaba a sus padres que él estaría allí… en donde sólo se veía la pantalla de televisión, que transmitía un partido de la NBA… eran entre los Lakers y los Celtics…

Kaede Rukawa NO tenía otro futuro…

- ¿QUÉ MIERDA ESTA DICIENDO? – gritaba el moreno desesperado por primera vez en su vida, golpeando con su puño sano la mesa y poniéndose de pie - ¡ESO NO ES CIERTO!

- Tranquilízate, Kaede, tu muñeca prácticamente se hizo trizas – le explicó el doctor lo más suave posible.

- ¿CÓMO QUIERE QUE ME TRANQUILICE? – Rukawa prácticamente había perdido el control - ¡NO PODRÉ JUGAR MÁS! – sus ojos ya se estaban humedeciendo.

- Sí podrás… pero…

- ¡Nada! – increpó el pelinegro - ¿usted no sabe que me están esperando?

- Habló Edwads conmigo… sabe los resultados de los exámenes y me dijo que ya encontró a otro jugador…

"Ya encontró a otro jugador…"

"Ya encontró a otro jugador…"

"Ya encontró a otro jugador…"

"Ya encontró a otro jugador…"

Esa frase retumbó varias veces en la cabeza de Kaede…

- Mira, nosotros – trató de decirle algo el médico, pero el chico se lo impidió.

- ¡YA CÁLLESE! – fue lo último que dijo antes de salir corriendo del hospital, trataron de alcanzarlo, mas no pudieron.

Rukawa se fue corriendo, tan rápido como sus piernas pudieron, sólo quería ir a un lugar. Sólo aquél le daría el poco consuelo que podría darse, porque su orgullo e infortunio hacían que no se sacara de la cabeza que había otro estúpido que gozaría del privilegio del que él ya no podría acceder. Cuando llegó, estaba vacía… tantas veces que practicó en ese lugar, tantas veces entrenó bajo las órdenes del profesor Anzai… y sobre todo… las tantas veces que estuvo, jugó, peleó y se besó… con él.

Cerró la puerta, y se apoyó en la pared de la cancha… por ahora, sólo podía hacer una cosa y la hizo…

Llorar…

Lloró con todas sus fuerzas, por una vez no ocultó sus emociones, haciendo que sus lágrimas corrieran sin control por su rostro. Gemidos de rabia e impotencia no pudo reprimir, todos sus esfuerzos durante tanto tiempo habían sido en vano. No sabe cuanto tiempo lloró hasta que se abrió la puerta del gimnasio, fue ahí quien vio a la primera o, quizás, a última persona quien quería ver en ese momento. Tenía un rostro de furia en el rostro, marcado en la cara y miraba con odio al zorruno muchacho, a quien se le acercó Sakuragi.

- Vaya, vaya miran a quien me encuentro, a la 'mariquita' llorando – dice el pelirrojo al ver a Rukawa en la esquina de la cancha - ¡bah! No me extraña, si es sólo un zorrito afeminado.

- Si no tienes nada mejor que hacer, lárgate Sakuragi – esto era lo único que le faltaba.

Pero no, Hanamichi lo agarró de la ropa y lo arrinconó en la pared, lo miraba con rabia. El pelirrojo no podía creer que Haruko había escogido a un homosexual encubierto y, ahora, fracasado en vez de él; eso y que Rukawa lo confundiera, le hacía hervir la sangre.

- ¿Sabías que me acaban de rechazar por tu culpa? – dijo furioso – pero ahora que lo pienso¿qué diría Haruko y tus demás admiradoras, que aparte de ser fracasado, eres un maldito maricón? – se lo dijo en un tono que mezclaba ira y burla.

- Que eres un tarado y déjame en paz – se logró zafar, para salir del gimnasio, no lo quería oír más.

- ¿Qué dijiste zorro estúpido? – gritó Sakuragi – ah no… quizás te quedaría mejor que te dijera zorrita – le dijo ya estando en la calle.

- Claro… como te encantan los besos que te da 'esta zorrita'…

- Ahora sí te golpeo, desgraciado – dijo Hanamichi, sacado de sus casillas.

- Mmm… sí apenas te la puedes con un 'zorrito afeminado', ya te veo si te pelearás con un hombre de verdad… además… ehhh… ¿cómo se llama aquél que golpea a otro con desventaja? – con eso pudo anular las intenciones del pelirrojo de golpearlo… o eso creía, porque le dio un golpe en la cara, aún así, se pudo mantener de pie.

- Prefiero pasar por cobarde, que por gay – dijo enojado – fíjate en uno de tu especie, porque yo ni en esta vida ni la próxima me iría a fijar en ti – le dio un empujón.

- ¿Entonces por qué estás tan pendiente de mí? – le pregunta molesto – lárgate de mi vida y déjame en paz, ya me viste humillado, eres mejor que yo, ganaste… ¿qué más quieres?

Hanamichi fue en ese momento que lo empujó a un callejón, furioso con Rukawa.

- ¡A MI NO ME INTERESAS! – gritó el pelirrojo.

Rukawa ya empieza a sospechar que él no le es indiferente a Hanamichi, es que como tanto la fijación con él, pareciere que a lo mejor está confundido…

¿Significa que esto podría ser una oportunidad para él?

Se acercó a Hanamichi, acariciándole el rostro… el pelirrojo no sabía que hacer, como si estuviera congelado, preguntándose a sí mismo por qué no podía decirle que 'no' a ese chico de mirada zorruna, su mente lo hacía sentir repugnante; pero su cuerpo le pedía a gritos que Rukawa siguiera.

Sin darse cuenta, Rukawa lo besó. Esta vez, el beso fue más apasionado que el anterior, y Hanamichi sí opuso resistencia pero cada vez era menor, cediendo a sus instintos que actuaran por él.

Hanamichi sólo suplicaba que alguien le explicara qué es lo que le pasaba con él…

Porque podía ser cualquiera cosa menos eso…

¿Por qué justamente ahora que quería comenzar una nueva vida?

Fin del flashback

- Ustedes sí que son extraños para tratarse… – suspira Hitomi, quien no sabía si reírse o enojarse.

Si hubiera sabido como terminaría todo… no me hubiera atrevido nunca a besarlo…


Si lo estuvieran viendo Sakuragi y Miyagi, seguramente estarían muertos de la risa, definitivamente, cuidar niños no es lo es lo suyo. Toda su ropa está manchada de comida, no tiene idea como Rika puede darle comida a su hija, porque Sanae disfruta tirándosela a él.

Hablando de Rika… ¿dónde se habrá metido? Porque últimamente, ella ha estado un poco rara…

- Papá, teléfono – dijo Kenji – es la tía Ayako y me dijo que era urgente.

- ¿Ayako? – pregunta Mitsui – que raro¿qué querrá?

De repente, su mente hizo cortocircuito, se acuerda cual es el tema más probable que Ayako quisiera hablar con él y eso no le da muy buena espina.

"La que me espera…"

- Aló – dijo Mitsui cuando contestó, sin muchas ganas, el teléfono.

- ¡ANOCHE CASI DOY A LUZ POR TU CULPA! – gritó enfurecida, haciendo que el peliazul alejara su oído del auricular.

- Ehh… eso de enojarte no le hace bien a tu bebé…

- ¿Cómo se te ocurre haberle dicho lo de Sakuragi y Rukawa a Hitomi? – no le prestó la más mínima atención.

- Pero…

- ¡Pero nada, idiota! – seguía alegando, pero más tranquila – tú me juraste que nunca le íbamos a decir a nadie sobre eso.

- ¿No viste el tremendo problema que tiene esa niña? – se defiende Mitsui – imagínate qué hubiera pasado si hubiera sido el hijo de Rukawa quien los hubiera visto… lo sabría hasta la prensa amarillista…

- Aún así, no debiste haber dicho nada.

- Si se lo dije, fue por dos cosas, una es porque ya lo sospechaba, Rika me contó que hace tiempo, ella le anduvo haciendo preguntas sobre el pasado Rukawa y Sakuragi… Y la otra, es que yo le debo un favor a esa niña y me lo cobró…

- ¿Qué clase de favor? – la voz de Ayako era capciosa.

- No seas mal pensada… – Mitsui se molestó.

- Yo no pienso nada… ¿o te están cubriendo las espaldas, Mitsui?

- Estás loca – tenía una idea donde quería llegar la mujer de los rizos – yo nunca engañaría a Rika ni mucho menos su sobrina me encubriría…

- Quién sabe, yo no me meto… en todo caso, es lógico que jamás me dirías si engañas o no a tu esposa… eso es cosa tuya, pero no metas a Hitomi en tus asuntos…

"Pero sí fue ella quien se metió…", gruñó el peliazul, pero no lo dijo.

- Me desviaste del tema – habló Ayako molesta – lo que importa es que ahora la misma Hitomi está encarando a Rukawa.

- ¿Y tú crees que lo haga hablar? – se oye una risilla por el teléfono – con suerte le habla a su familia.

- No subestimes a la chica… heredó la inteligencia de la madre y la persistencia de su padre… cuídate de ella, quizás Rukawa se debe estar arrepintiendo de haberla aceptado como nuera y tú después lo harás, quién sabe por qué…

- Lo tendré en cuenta…

- Sólo espero que no estés ocultando nada malo… dale mis saludos a Rika y a los niños de mi parte, adiós…

- Adiós… – antes de terminar de hablar cortó Ayako.

Pensándolo bien, nunca supo cómo se había metido en ese enredo, cuando ya no podía salir de él se dio cuenta en qué lío se estaba metiendo. Ni él sabía bien lo que estaba realmente pasando, incluso sabía que su sobrina política estaba más al tanto del asunto, porque estaba claro, ellas dos le estaban ocultando algo¿pero qué?

Sea lo que sea… Ayako tiene razón… esa niña es más inteligente de lo que aparenta…


El silencio inundaba la casa, Hanamichi y su hermana estaban conversando casi a tartamudeos, como siempre se ha referido Rika, el 'secreto más guardado de Hanamichi Sakuragi'…

- Eso es lo que yo llamo hablar tanta estupidez junta – se quejó la ojimiel – se notaba a distancia que el chico te volvía loco.

- No había nadie que me aconsejara…

- ¿Y yo estaba pintada? – eso ya era un reclamo – yo nunca te dejado de querer porque anduvieras con un chico, a lo mejor, mamá hubiese pegado un grito en el cielo pero yo sí te hubiera apoyado.

- Si lo hubiera sabido…

- Es que aunque lo hubiera sabido – Rika lo retó por segunda vez – tu orgullo y tu confesión hubieran hecho que te negaras a escuchar.

- Lo sé…

- ¿Pero qué le hiciste a Rukawa que te ha tenido tan mal? – ya no aguantó más Rika en hacer la pregunta del millón – porque no creo que hayan sido las típicas burlas adolescentes.

- Obvio que no…

Flashback

"¿Quién?… ¿Quién te ha enseñado a besar así?"

Esa era la pregunta de un encendido pelirrojo que sentía la lengua de su rival haciendo lo que quería en su boca. Ni cincuenta y una chicas hicieron que él se estremeciera de esa manera ¿Por qué él sí? Tal vez, si hubiera sido otro chico, la respuesta la hubiera encontrado inmediatamente.

Pero no… era él, la persona que más odiaba en el mundo…

Él…

El chico que había conquistado el corazón a Haruko…

Quien era el primero que se burlaba cuando cometía una torpeza…

El que se lucía en el basketball, haciendo que todos se maravillaran de sólo verlo…

Con el que se peleaba cada vez que se podía…

El que tenía la preparatoria revolucionada, a pesar que ellas ignoraran que a él le gustaran los hombres…

Quien le había robado su primer beso…

Kaede Rukawa…

Sus manos no obedecían a su mente que decía que debía dejar todo hasta ahí, que se fuera corriendo, con suerte, no lo volvería a ver. Pero él era un hombre de impulsos, nunca le ha hecho caso a su mente y ahora no iría a comenzar. La piel de ese zorro era como imán para sus manos, puesto que no dejaba de acariciarla; su sangre estaba totalmente caliente y fuera de control…

Entonces surgió… el "¿Por qué no?" Si al otro día se iría, sería su única vez con un hombre, y una vez es ninguna… Era su primera vez… mejor, así ensayaría antes de estar con una mujer, ése sería 'su estreno de verdad'; ahora no importaría mucho si se equivoca.

Sólo así se sacaría el empacho y se le acabarían los deseos que ha estado sintiendo con Rukawa desde que lo besó. Sin querer, sus manos ya estaban curioseando los pantalones del moreno, sintiendo sus suaves nalgas blanquecinas.

- Aquí no – murmuró Kaede, quien tenía la mirada iluminada, le estaba correspondiendo el pelirrojo – mi departamento queda cerca de acá.

Sabía que era su última oportunidad para rechazarlo, pero esos ojos azules lo incitaban a la lujuria…

Era cierto que el departamento de Rukawa quedaba bastante cerca, porque las ganas y los nervios de ambos podía notarlo el otro. Kaede sentía que si este era el precio de quedarse con el pelirrojo, feliz lo pagaría, tenían toda una vida por delante para amarse, sólo era una cuestión de tiempo para que el pelirrojo se diera cuenta.

Después de eso, todo fue desenfreno y pasión, sus prendas se desparramaron por doquier, las caricias por todos lados que los hacían perder la razón, los besos que les hacían vivir sólo el hoy; mañana, ya veremos…

Pero para Sakuragi era eso… sólo hoy…

Sus cuerpos se hicieron uno solo… Kaede, por esa vez, se entregó al pelirrojo. Consideró que esto de estar con hombres era nuevo para él, lo que lo asustaría si hacía el rol de pasivo. Le dolía la muñeca por someterla a esos 'ejercicios', pero no se comparaba al placer que le producía la mano de Hanamichi masturbando su hinchado miembro.

Las embestidas eran cada vez más profundas, sus gemidos sonoros e irreprimibles eran signo de la excitación que estaban sintiendo; sus caderas se movían perfectamente a un ritmo que era creciente hasta que ambos llegaron al mismo tiempo al orgasmo y Kaede se durmió, no sin antes mostrarle una sonrisa al pelirrojo.

Fue ahí cuando Hanamichi se le enfrió la cabeza y, un rato después, la palabra arrepentimiento la tenía impresa en la cara…

Para variar, no pensó en las consecuencias… si iba a ser un jugador famoso, no le convenía para nada que se supiera esto… Porque si alguien se entera, nadie apreciaría a un gay, obviamente que tendría problemas con sus compañeros de equipo… Y a él, no le gustaban los hombres… si hizo esto fue por calentura, porque se iba y, más que nada, por experimentar, Kaede Rukawa y él no se volverían a ver…

Pensó en ese instante, que lo mejor era irse de ese lugar, ya le dirían a Rukawa que él se fue a América, no cree que el moreno siente algo más profundo que él ¿Cómo se enamoraría de alguien con el que sólo se pelea todo el día?

¿Qué le hubiera encontrado?

Es risible el sólo pensar que ese zorro taimado estuviera enamorado de él y si fuera así, él JAMAS renunciaría a la oportunidad de su vida por Rukawa. Por favor, nadie en su sano juicio lo haría. Es sólo poner en la balanza dinero, fama, mujeres y una vida acomodada contra un zorro que tiene analfabetismo emocional, incapaz de amar….

En conclusión, lo que pasó fue sólo una calentura que no tendrá mayores consecuencias y nada más…

Como lo tiene decidido, se sienta a una orilla de la cama y se comienza a vestir, aunque no se da cuenta que ha despertado a su "amante", quien lo está observando con una mirada ilusionada.

- Hana, quédate conmigo – le pide el moreno, aferrándose de la cintura de Hanamichi – todavía no ha atardecido – le da un beso en su cuello.

- ¿Estás delirando? – fue la respuesta del pelirrojo, deshaciendo el abrazo de Rukawa y se puso de pie – esto es debut y despedida… no me digas que creíste que iba a ser el inicio de una relación – su voz era despectiva.

- Yo…

- Mira zorro, ya te lo dije… no me interesarías ni aunque fuera el fin del mundo – lo dijo firme – tengo muchas cosas más importantes que hacer que andar contigo… yo soy heterosexual, esto para mí, esto no fue nada…

A Kaede le dolió, se había entregado en cuerpo y alma por amor, y para Hanamichi, esto no había sido nada… absolutamente nada…

- ¿Entonces para qué te acostaste conmigo? – preguntó con rabia.

- Porque se me dio la gana y ya – respondió como si no le importara – y como eres rarito, pensé que te regalabas a cualquiera – en respuesta a eso, el pelinegro le dio un tremendo zurdazo, haciendo que Sakuragi se estrellara en la pared..

- ¡IMBECIL, YO ESTUVE CONTIGO PORQUE ESTOY ENAMORADO DE TI! – lo gritó con ira.

Hanamichi comenzó a reírse mientras se sobaba la cara, ésta sí eran ironías de la vida, las chicas huían de él y se le acaba de declarar su enemigo declarado, que es un gay escondido del clóset; pero su risa rabiosa, porque ése era precisamente por quien Haruko lo había cambiado; a lo mejor su necesidad hormonal lo obligó a estar con este maldito zorro…

No era normal que a sus diecisiete años nunca había recibido un beso… y la soledad mata lentamente…

- Lo siento mucho, Rukawa – se lo dijo con sarcasmo – pero mañana me voy a Estado Unidos con el señor rubio – unos ojos azules se abrieron como platos.

"Habló Edwads conmigo… sabe los resultados de los exámenes y me dijo que ya encontró a otro jugador…"

"Entonces ese otro jugador es… es… es Hanamichi…"

- No… no… es imposible… no… no puede ser… tú no… – Kaede no podía evitar que las lágrimas se le cayeran de los ojos y sentía que su orgullo andaba por los suelos – ¡NO TE VAYAS, POR FAVOR!.

- Sí, así es… este talentoso irá a jugar a la NBA… ¡ay, las vueltas de la vida, eso te pasa por creído, zorrito – su tono era sarcástico – ahora menos te querría, eres solamente un zorro fracasado…

- Dime que no es cierto…

- Así, nadie puede quererte… y ni siquiera el destino te ha querido ¡Mírate, no podrás cumplir tu sueño de ir la NBA!

- ¡CÁLLATE! – "ya no más" – ¡LÁRGATE DE AQUÍ!

- Eso quise desde un principio, permiso… – estaba dispuesto a largarse, pero esto siempre lo quiso decir desde primero, así que se devolvió – ahh… espero que me veas por televisión – lo dijo con burla, luego se fue, dando un portazo a la puerta.

Kaede quedó desconsolado… ¿no se supone que la primera vez es maravilloso, todo es romántico y pareciera que uno está en el paraíso? Porque ahora sentía de todo menos eso, era como si se estuviera muriendo. Ahí estaba a su suerte, desnudo y enredado a las sábanas; se acostó y comenzó a llorar nuevamente, esto era demasiado…

Primero, sus sueños se fueron al bote a la basura; y ahora, Hanamichi, que lo desprecio de la peor forma posible…

"Si esto es una pesadilla, que alguien me despierte…"

Fin del flashback

- Ese es el peor error de mi vida – dijo el pelirrojo tapándose la cara – te juro que me arrepiento de lo he hecho…

- Tú-tú no pudiste haber hecho eso… tú no – Rika se negaba, ése no era el Hanamichi que conocía – lo que hiciste es horrible.

- No… es monstruoso… y pensar que estoy enamorado de él ahora…

- Ay, no – es lo poco que podía decirle a su hermano, no tenía idea de cómo aconsejarlo… porque a pesar de todo, haga lo que haga y ame a quien ame… son hermanos y ella siempre va a amarlo, con sus virtudes y defectos. Sólo se le ocurrió abrazarlo, las palabras eran de sobra…

- Me gustaría que el tiempo retrocediera – dijo Hanamichi, luego de un rato.

- Hanamichi… yo te creo, sé que estás arrepentido… pero te recuerdo que si no hubiera pasado eso, Hitomi no existiría… – el pelirrojo la miró, tenía un sentimiento encontrado ya que su hija era lo más querido en el mundo – ya no puedes pensar en el pasado, lo hecho, hecho está… ahora sólo debes pensar en el futuro y reparar tus errores…

- Gracias por perdonarme… – habló notablemente emocionado.

- No… yo no soy la que debo perdonarte, sé que hiciste mal pero el mal se lo hiciste a Rukawa, no a mí…

- Creo que si aplicáramos nuestros consejos a nuestras vidas, no tendríamos ni la mitad de problemas de los que ya tenemos – eso les arrancó una risa a los dos, abrazándose otra vez.

- ¿Sabes, Hanamichi?… siento que hoy te he recuperado…

Eso le dio valor… para hablar con Kaede, su Kaede…


- Luego, después de salir de mi casa, salí a emborracharme – dijo Rukawa ante la atónita mirada de Hitomi – nunca había bebido porque yo era 'deportista', pero como mi vida de basketbolista se había a la mierda, ya no me interesaba… había que tirarse al frasco… – recordó eso con dolor, no importaba cuantos años han pasado, ése era su sueño frustrado – sin embargo, era menor de edad y no me vendieron una botella, así que le pedí a alguien que comprara por mí y así lo hizo… me fui al parque en donde me encontré con Haruko, quien no iría a la despedida de Sakuragi porque ella se sentía muy mal por haberlo rechazado tan feo…

- Fue ahí cuando… – preguntó Hitomi, suponiendo lo que vendría.

- Sí… – lo admitió – empecé a decir ciertas babosadas mientras ella me miraba con una cara de embeleso, creo ni atención me prestaba y yo, bebía que bebía… estaba consciente que ella era la culpable de que Hanamichi se haya ensañado conmigo y eso me hacía hervir la sangre de resentimiento, cómo esa estúpida se decía que me amaba cuando nunca supo quien era yo en realidad… la odiaba… ella pagaría por Hanamichi, le haría lo mismo que él me hizo a mí… la llevé a mi departamento, la hice mía…

- ¡Dios Santo! – esto era peor de lo que pensaba, si Youji se llegara a enterar en las circunstancias en que fue concebido, no sólo repudiaría a su padre sino que sería un golpe muy duro de superar – ¡estabas ebrio!

- Sí, pero estaba lo suficientemente consciente de lo que hacía, estando sobrio hubiera actuado igual – argumentó – estaba lleno de rencor hacia ella…

- Hay dos cosas que no me cuadran… primero, si la odiabas¿por qué te casaste con ella, si perfectamente hubieran sido padres cada uno por su lado?… y por la forma en que estaba mi papá la primera vez que se vieron, yo creí que tú le habías hecho algo ¡el cínico de Hanamichi Sakuragi me va a escuchar, es un maldito cerdo! – lo último lo gritó.

- Haber, señorita, quiero que le quede claro si yo te conté esto no es para que le recrimines a tu padre, éste es un asunto entre él y yo ¿de acuerdo? – la chica asintió de mala gana, todavía tenía la espinita del pecho porque era su padre quien no estaba de acuerdo en la relación entre ella y Youji – si acepté casarme con Haruko fue por dos motivos, el primero es que yo no conocí a mi papá…

- Eso no es cierto… Youji me ha hablado mil veces de su abuelo, inclusive me dijo que se llamaba igual que él – lo contradijo la pelirroja.

- Él no es mi padre, se casó con mi madre cuando yo tenía tres años y me dio el apellido – esto sorprendió a Hitomi – yo no quería que mi hijo sintiera esa incertidumbre, aunque él me quiso, siempre me he imaginado como sería mi verdadero padre, qué es lo que está haciendo…

- ¿Cuál era el otro motivo?

- Encubrir mi homosexualidad… si se daban cuenta, me negarían hasta visitarlo porque sería mala influencia para él…

- Pienso que su madre es mala influencia para él – se le escapó a Hitomi, haciendo sonreír a los dos.

- Además, tú sabes como son los chicos de escuela, no quería que los niños le gritaran a Youji que su papá era gay, eso lo hubiera traumado…

- Pero igual es homofóbico…

- Creo saber sus razones, pero dejaré que él te las explique…

- Será…

- Y en cuanto al enojo de Sakuragi, creo que es porque sabe que yo estuve con Haruko por despecho y por vengarme de él, no le gustó que yo la incluyera en todo esto… y si me preguntas, sé que hice mal, pero ya es tarde para arrepentimientos, cambió para siempre nuestras vidas…

- Suegro¿te puedo decir algo?

- Claro…

- ¡Creo que no tienes orgullo! – Hitomi se lo dijo duramente, haciendo que Kaede abriera los ojos ante tamaña directa – has estado casi veinte años añorando un amor, que lo único que has recibido de él son migajas, te haces el indiferente, pero en tus ojos se ven que suplicas por un poco de atención… es casi patético… ¡mi padre no te merece!

- "…" – se quedó boquiabierto, nadie le había hablado así, pero era cierto.

- Aunque… - suavizó su voz – a veces la vida tiene caminos muy misteriosos… desde que te vi besándote con mi papá me he preguntado por qué me tenía que enamorar de Youji y no de otro… ¿será que ustedes dos se les dio una segunda oportunidad? Si eso fuera así, hay que pensarlo bien, porque yo nunca he oído que la vida otorgue terceras oportunidades…

- Eres muy madura para tu edad, si hubiera tenido una hija, me hubiera gustado que fuera como tú – Rukawa le dio un beso en la frente - ¿no quieres que te lleve a tu casa?

- No, gracias, necesito estar sola para pensar…

"¿Seré capaz de soportar todo esto?"

- Lo entiendo… antes de irme, Hitomi, quiero pedirte que no condenes a tu padre, sé que él te quiere mucho y ha sido bueno contigo…

- Está bien…

Se despidieron, y Kaede se fue al que todavía es su departamento, ahí se juntaría con Hanamichi. Nunca lo pudo vender, no se le ha quitado ese carácter solitario que siempre ha tenido y ése era su refugio, un lugar donde él estaría en paz, protegido de todos los problemas.

Al llegar, ve que está todo limpio, la señora a quien le encarga mantener el aseo lo ha hecho hace pocos días atrás, así que se acuesta en la cama pensando en qué le iba a decir. La cuestión ya no era perdonarlo, sino como había dicho Hitomi, darle una segunda oportunidad o no…

"¿Y si le perdonara?… ¿o es que siempre deberé dejar mi orgullo de lado para estar con él?"

Suena el timbre y, raramente en él, llega puntualmente, al parecer, no se le ha olvidado la dirección.

- Hola, Ka-kaede – Hanamichi estaba turbado.

- Hola, pasa y siéntate… – el pelirrojo hizo lo que dijo Rukawa y luego hizo éste lo mismo.

¿De qué querías hablar, Sakuragi?…


¡Hola a todos! Bueno, bueno… espero que después de esto no me demanden por cruel o algo por el estilo, jajajajaja. Ehhh… tengo malas y buenas noticias, la mala es que definitivamente ya no podré entregar un capítulo semanal; pero ahí va lo bueno, los capítulos serán un poquito más largos, ya que la trama se empezará a complicar un poquito más. Bueno, estoy de mejor ánimo, hace poco cumplí 21 años, pero sigo trabajando de nana en mi casa, uffff.

Quiero agradecer la enorme cantidad de reviews que he recibido, no saben lo contenta que me ponen… Pero, por esta vez, han sido tantos que los puse en mi profile. Así que si alguien quiere ver su respuesta, marca mi nick ("Paulyta") y la ven.

En cuanto al fic, Hanamichi definitivamente es un imbécil de marca mayor, ruego que sus fans no me asesinen, aparte que lo dejé justo cuando iban a conversar los dos, así que si me matan, no podré continuar, jajajaja… ¿se arreglarán las cosas o creen que eso sería muy pronto? No sabemos exactamente qué ha pasado con Hitomi, en el próximo capítulo esto estará más claro. Lo único que puedo adelantarles es que el próximo episodio es no apto para cardiacos, será un verdadero campo de batalla.

Quiero dedicarle el capítulo, como un humilde regalo de bodas a Hipolita, para que valga la pena 'descuidar sus deberes', jejejeje.

Cuídense mucho y besos… Hasta el próximo capítulo…

Paulyta.

PS¿Es mi idea o cada vez me he puesto más habladora?