Parte XXIII: Dar vuelta la página

No sabe aún cómo llegó a su casa, estuvo todo el camino de regreso distraída, pensando en que sus sospechas que tenía antes de irse de Norteamérica eran ciertas, su padre ocultaba algo terrible. Aunque nunca se le pasó por la cabeza que era eso¿a quién se le pasa la cabeza que su padre tuvo algo con otro hombre? Además, todavía le era algo confuso, porque todavía no había oído su parte.

Porque su papá tenía una justificación para lo que sucedió… o eso supone…

La otra cosa que la mantenía preocupada es la conversación que resultaría entre ellos dos ¿Sería Rukawa capaz de perdonarlo? No se veía muy convencido, pero aún así, todo era posible. Eso era cosa de ellos, pero si lo miraba en forma más egoísta, no quería que se juntaran.

Pero si le había dicho que le gustaría que se quedara con su padre.

¿Se contradice o simplemente es cínica?

No… antes de saber lo que había ocurrido en realidad, hasta llegó a pensar que podrían hacer una linda pareja, eran dos hombres¿por qué no? Sin embargo, si fuera por ella, que Youji nunca se enterara que pasó entre ellos ni mucho menos que él es el producto de una desastrosa noche.

Si ni ella sabe por qué ha venido al mundo.

Esa es su otra gran interrogante… ¿Hanamichi amó a su madre?

Pensar en eso, le hacía pensar en Haruko. No era su persona favorita, estamos claros, pero su esposo sea un homosexual, no debe ser algo menor. Piensa que ya es terrible que te engañen con una mujer, casi todos los hombres lo hacen por lo menos una vez en toda la vida. Pero que te engañen con un hombre… eso debía ser denigrante… Y sólo para ser de pantalla, el mismo Rukawa lo había dicho, que ocultaba su verdadera sexualidad por sus hijos…

- Vaya niña, al fin llegas – dijo María apenas llegó la pelirroja – tu padre salió de aquí preocupado por ti.

- Ah… – asintió sin mucho ánimo y se dispuso a subir las escaleras.

- ¿A dónde vas? – le pregunta molesta – tienes que venir a almorzar.

- No tengo hambre…

- Pero… - la empleada no pudo decir nada más, Hitomi subió por las escaleras.

Cerró la puerta de su habitación y finalmente, hizo lo que siempre quiso desde un principio… llorar hasta que se secara por dentro. Era como su padre, enfrente de los demás era una persona fuerte e incapaz de caer, aunque por dentro estuviera desarmada. Y ahora, realmente lo estaba.

Su papá… se acababa de caer de su pedestal…

Se tiene la impresión que los padres siempre son mejores que uno, y que incluso, se los culpa cuando se equivocan porque deben ser nuestro ejemplo. Con los años, vemos que tienen defectos y, a pesar de ello, casi en todos los casos, los encontramos como ejemplos a seguir. Hitomi encontraba que Hanamichi era algo bruto para sus cosas, terco y con mal carácter; sin embargo, lo consideraba una persona con un gran corazón.

Hasta hoy… el padre que ella conocía era incapaz de jugar con los sentimientos de una persona enamorada…

Aunque eso sí… no se arrepentía conocer la verdad, no podía vivir con la ilusión que su padre es algo que no es, y ahora que lo piensa mejor… Youji tampoco…

Estaba en una total contradicción, quiere que por una parte, Youji se entere de una vez por todas, no es justo que él adore a su padre por alguien quien no es, pero sabe que eso significa que si sabe que Hanamichi tiene que ver en su existencia, ella se va de su vida.

Y eso es lo que menos quiere…

"¿Qué demonios voy a hacer?..."

- Hitomi¿estás bien? – María toca la puerta un rato después que ella se fue a la habitación, sabía que a la chica le pasaba algo.

- Nada, Nany…

No le creía, no en vano la había criado desde que era una bebé; lo mismo que pasó con Camilla. Pero con Hitomi había pasado algo especial, ella ocupó el lugar de madre después que la niña había perdido a su mamá cuando era muy pequeña.

- Yo sé que te pasa algo – insistió la latina.

- "…"

- Hitomi… – su voz era dulce y maternal.

La pelirroja abrió la puerta, sabía que de todas formas no la engañaría y se abrazó a María, quien la estuvo consolando. Lo que no entendía era qué tenía tan afectada a la muchacha. Hitomi se sentía mejor, por lo menos había desahogado su tristeza… aunque no lo había hecho su rabia.

- ¿Te sientes mejor? – le preguntó María, al ver que había parado de llorar.

- Sí… – le contestó aún acongojada.

- Entonces te lavas la cara y te pones bonita… porque un joven guapo te está esperando abajo – le dijo la latina, pensando que era lo mejor…

Hitomi sabía perfectamente a quien se refería.

"¿Cómo… cómo le voy a ver la cara?"

Youji Rukawa era la última persona a quien quería ver…

- Ahh…Nany, casi se me olvida – lo dijo como si lo que encargara fuera importante – nada de esto a mi papá, por favor…

- No tienes porqué decírmelo – le sonrió la mujer como una forma de asentir antes de salir fuera de la habitación.

Se demoró un poco en cambiarse de ropa, como si a él le mintiera… ehhh, tan lejos no estaba, ocultar la verdad no es tan bueno que digamos, porque no pensaba decirle lo que había descubierto. Sin un acuerdo previo, se unieron los dos para descubrir el pasado de sus padres, y él sólo se conformó con la primera respuesta, la que era aparente…

Bajó las escaleras y vio también en su rostro algo de nerviosismo. Recién se acuerda en la noche anterior que se habían peleado.

¡La noche anterior!

Con tantas cosas que han pasado, siente que ha transcurrido más tiempo.

- Hola – fue escueto pero inseguro el saludo del pelinegro.

- Hola… tenemos que hablar…

Hitomi, lo primero que quiero decirte es que…yo… yo… yo no quiero… perderte…


Siempre se ha maldecido por tener este defecto, creer que siempre el tiempo soluciona las cosas es un gran error. Más que nada eso pasa cuando uno se guarda las cosas y explotar cuando ya no dan más, recuerda que sus padres y su hermano siempre le reclamaban lo mismo… Era de boca de todo el mundo que era una muchacha tranquila y, hasta podía decirse que un poco tímida.

Eso no era todo… ella es de esas personas que temen a los cambios bruscos… sobre todo su matrimonio… cuando la relación se vuelve costumbre, la rutina se vuelve una adicción. Aparte, la rutina, al menos, nos hace funcionar bien, no nos arriesgamos…

Pero no nos permite ver más allá…

Sin embargo, estaba tan cansada de todo… y sobretodo de él…

Por lo menos hablarían las cosas, la cosa es que… ¿qué pasaría si le dijera que sí le es infiel? No sabía si sería capaz de aguantárselo. Claro y después de verlo tan abrazadito de la tal Makoto.

- Mi ángel – rezongó Rika de mala gana y enojada mientras conducía, así le decía la "amiga" de su esposo a él.

Llegó a su departamento y lo miró por todos lados… ese lugar había sido su hogar por tantos años… Esto era una elección, dejar todo lo ha construido por doce años o quedarse con lo que tiene. Desde fuera uno piensa que a ojos cerrados que debe darse una nueva oportunidad y terminar con las continuas peleas que tiene, pero tiene miedo.

¿Miedo de qué? Quizás si tiene otro hombre, Akira u otro, termine igual o peor que con Hisashi; después de todo, entre ellos todo empezó como miel sobre hojuelas y la gente con el tiempo cambia. No es la misma que cuando uno se enamora.

Pero lo primero era lo primero, odiaba discutir delante de los niños, así que le pidió a una vecina si podía quedarse la tarde con ellos.

- ¿Se puede saber donde estaba la señorita? – preguntó el peliazul bastante molesto – esto está patas arriba.

- Así que éste es el tema de la discusión de hoy – señaló en son de pelea – te recuerdo que soy tu esposa, no tu empleada… claro, a menos que se te haya olvidado – "¿otra vez?", piensa Rika pero lo que ignoraba ella es que Mitsui ha visto que últimamente ella ha estado extraña, pero por sobre todo ha salido mucho sin decir a nadie a donde va a llegar ni cuando va a volver

- No empieces con estupideces, Rika… pero como andas 'tan olvidada de tus deberes'…

- Esta sí está buena, recuerda que también son tus deberes y pasas menos tiempo en la casa que yo.

- Yo tengo que trabajar…

- Ahora se llama 'trabajar' – la ojimiel estaba furiosa, no sabía que tener amantes era trabajo.

- ¿Qué estás insinuando?

- Es obvio, no lo crees… y ya no me engañes más… sé que tienes a otra – se la lanzó casi en un grito.

- ¿Disculpa? – pregunta molesto - ¿qué yo que?

"Lo que me faltaba… todos los hombres son iguales, ahora me lo va a negar y va hacer parecer como que yo estoy loca"

- Que tienes a otra… ¿o estás sordo?

- Ahhhh… por eso andabas tan rara – se rió irónico – yo no tengo nada con nadie, son sólo ideas tuyas…

- ¿Así que son ideas mías?... veamos… no te dice nada de una mujer que se llama Makoto y que te dice 'mi ángel'…

- "…" – la cara de seguridad de Mitsui se borró al instante, "pero… ¿cómo supo ella de Makoto?"

- No me lo niegues, que yo te vi… me gusta tu trabajo… bastante placentero – ahora ella se burlaba.

- Rika yo puedo explicarte todo…

- No quiero oírte.

- Es que ella y yo no tenemos nada…

- No te creo… y aunque fuera así – la ojimiel estaba al borde de la furia – ya no confío en ti… como tampoco ya no siento lo mismo por ti…

Lo último que le dijo, le dolió al peliazul, aunque ya lo veía que esto podría pasar a razón del cambio de su comportamiento, no creyó que fuera tan pronto ni tan fuerte. Eso sí hay que tener en claro, su orgullo no le dejaba ver que él había contribuido bastante en su cambio, pero de que ella andaba extraña, lo estaba.

- Es que los vi muy abrazaditos… y ella parecía prostituta – fingía falsa inocencia - ¿qué querías que pensara?

- Rika no es lo que tú piensas… ella es sólo una amiga especial…

- ¿Especial porque te la llevas a la cama? – preguntó furiosa.

-Eso no es cierto – estaba harto que lo declarara culpable de algo que no lo era.

- Es que no entiendo… - su voz cambió a casi un ruego – cada día que pasó contigo, me siento más sola… para qué tengo esta lujosa casa y todas las comodidades si no las tengo con quien compartir… si me amaras no sería así…

- Amor, eso no…

- No me digas amor – volvió a su tono de furia – ayer en la fiesta estuviste todo el rato con tus amigotes y yo, si no fuera por las chicas, me hubiera muerto del aburrimiento – mintió por razones obvias.

- Es que…

- Ya no – lo interrumpió – estuve pensando toda la noche porque esto ya me cansó… quiero que te vayas de la casa o yo me vaya, da lo mismo… pero lo nuestro ya no tiene sentido, ya no da para más… tú andas por tu camino y yo también por el mío…

Rika tomó una decisión definitiva, ése era el momento y el lugar para sincerarse… decir TODA la verdad… pero estaba nerviosa…

Hisashi, además… además hay… hay… otra persona en mi vida…


Frente a frente, uno con temor a otro, le había costado muchos años asumir que alguna vez en su vida tendría que enfrentarlo. No sabía si maldecir o agradecer al destino por haberlo encontrado de la forma más insólita ¿o sólo fue una mera coincidencia? En ese momento, es lo que menos importa, lo único que podía ver eran aquellos ojos, aparentemente fríos, que lo condenaban a ser su juez; y él, en el banquillo del acusado en el momento previo de defenderse.

Y eso duele… sin contar que Hanamichi Sakuragi tenía el corazón en un hilo…

Lo primero que hizo sonreír, tal vez fue una risilla nerviosa o la esperanza de relajarse… hasta podía decirse que se sentía estúpido.

Más estúpido era lo que había hecho… en fin… quería salir de embrollo y ahora…

- Creo que ni todas las explicaciones, repararán lo sucedido – así empezó Hanamichi – pero sólo te pido que me escuches, necesito sacar lo que tengo aquí dentro – cada vez lo hacía con menos valor, a medida que el moreno no tenía expresión alguna; en fin… debo empezar¿verdad? – tomó aire antes de continuar – ehhh… no sé como empezar, pero puedo decir que, cuando era un chiquillo, pensé que yo era de un solo amor, con el cual tendría hijos y sería feliz para siempre.

- Ese es el ideal de casi todo el mundo… – fue su parca respuesta. Gracias a Hitomi había recordado todo lo que había sufrido ese día, y todo lo arrastrado que ha sido, eso lo hacía estar con bastante coraje y estaba totalmente a la defensiva. Nadie creería que el hombre de hielo tiene el pecho adolorido por aquel hombre que le ha dejado una huella imposible de borrar, el que ha sido el gran pendiente de su vida y estaba, en este minuto, hablando con él.

- Ya lo sé – trató el pelirrojo de excusarse – siempre me imaginé que la mujer de mi vida sería la que me esperara en casa con los niños, que siempre fuera dulce y alegre, y por sobre todo hermosa – no miraba al zorro a los ojos, tenía la mirada perdida recordando aquella lejana y triste adolescencia – busqué y busqué, empecé a crecer y vi que no tenía éxito con ellas, cincuenta chicas me rechazaron… ellas se parecían a mi ideal, pero constantemente tenía fantasías en la mente cómo sería esa chica…

- No me digas que la encontraste en Haruko – habló burlonamente Rukawa.

- Así es… – su respuesta tenía un tono de melancolía – cuando la vi por primera vez, pensé que era perfecta, que al fin me había enamorado, y como no se asustaba con mi personalidad, nació en mi corazón todas las esperanzas… pasaba el día imaginándome cosas con ella… Pero – fue ahí cuando su voz se endureció – para tenerla, había un problema… tú.

A Kaede le dolió… Eso era lo que significaba para ese mono pelirrojo… un problema.

- Hice todo para agradarle, incluso entré al que yo creía, estúpido equipo de basketball y ser mejor que tú… Aunque no lo creas, así comenzaste a entrar a mi mundo; no podía concebirlo con ella… pero inconcientemente… tampoco lo podía concebir sin ti – recién pudo levantar la vista, para sólo contemplar los ojos llenos de sorpresa del moreno y no pudo evitar sonreír levemente – no sé cómo, pero junto a ella, rondabas mi cabeza en todo momento…

- Eso se llama odio, tal vez celos… qué sé yo, Sakuragi – tomó la palabra – no entiendo porqué lo hiciste, eso pasó y punto, por más que me cuentes tu vida, era de ella de quien te enamoraste… quizás el motivo fue que te rechazó y te vengaste cruelmente conmigo… Creo que le estamos dando más importancia de la que tiene, no eres el primero que experimenta con un chico porque tiene mala suerte con las mujeres…

- ¡Cállate! – lo calló algo ofendido – hay cosas que no sabes y tienes que saber – el pelinegro no pudo evitar mirarlo con curiosidad – Haruko, me hacía feliz… cada vez que la veía, me daba una tranquilidad y seguridad que nunca había tenido antes.

"Haruko, Haruko… siempre Haruko"

- Pero… me faltaba algo… en esos días, con respecto al sexo, era algo atolondrado – le daba vergüenza esa parte de su pasado – aunque, poco a poco, ya cuando estaba casado y con una vida, dijéramos sexualmente activa, me di cuenta que mis fantasías eran demasiado cuento de hadas, jamás tuve lo que se dice 'deseo' por ella, sino muchos años después… cuando yo contaba con más experiencia…

"Lo que faltaba… el torpe contando sus intimidades"

- No me di cuenta, pero la primera vez que lo sentí, era algo que nunca había sentido antes… no me importaba que fuera un chico o que me haya robado mi primer beso… era que el tipo que más odiaba me había hecho sentir eso… no era una felicidad ni una tranquilidad… era un fuego que me quemaba y era algo que no me dejaba en paz ni tampoco quería que me dejara… eso era lo que más me inquietaba…

Esto pilló desprevenido a Rukawa, si era cierto lo que decía, entonces tenía razón cuando pensaba en esa época que el pelirrojo estaba confundido… Pero… ¿Cómo creerle?... Le gustaría… aunque… había un problema… o mejor dicho, varios…

- Es cierto… quería vengarme de ti porque no cumpliría mi sueño de que quedarme con la chica que yo quería, a cambio de reírme de ti hasta el cansancio porque no jugarías más y que era precisamente yo quien iba a cumplir tu sueño…

- Como sigo diciendo… en vez de reírte no encontraste nada mejor que tener sexo conmigo, sabías que yo… – el pelirrojo lo negó, era cierto que Kaede tenía razones de sobra para pensar eso – bah… eso ya no importa.

- Reconozco que luego que lo hicimos, me arrepentí – protestó en cierta forma Hanamichi – pero cuando lo íbamos a hacer no fue ni por venganza, ni por despecho, ni por experimentar… lo hice porque 'te deseaba'…

- Pudiste haberte arrepentido de otra forma – dijo Rukawa con algo de rabia en la voz.

- ¿Crees que me hubiera metido por primera vez con una persona que no me gustara siquiera un poco, si más encima eres de mi mismo sexo?... Por Dios, Kaede… ¿por quién me tomas?

- Por quien hace lo que sea para llamar la atención – el pelinegro lo dijo en la forma más fría posible, pero no podía dejar se asombrarse el hecho de que Hanamichi estaba hablando muy maduramente, pensó que otra vez sólo serían golpes y gritos… ¿Acaso…? – eres de los que es adicto a llamar la atención, del cariño de cualquiera… no me extrañaría que ese día, como te rechazó Haruko, estabas tan desesperado, que me tomaste a mí… ya que me dices que no fue venganza.

- Kaede, ponte en mi lugar un instante… para mí eras el ser más despreciable porque tenías a Haruko, ella me rechaza por tu culpa y, al mismo tiempo, sentía algo que nunca había sentido por otra persona y no podía definir que era… me sentí extraño que mi primera vez… estuviéramos… tú y yo… juntos…

"¿También fue su primera vez?… "

- Lo que me pasaba con Haruko es que ella me ayudaba a negar lo que me provocas – habló el pelirrojo más seguro que nunca de lo que estaba diciendo; a Rukawa no podía dejar de latirle el corazón "¿qué es lo que te provoco, torpe?", fue en ese instante en que Hanamichi se acerca al moreno, se agacha y le toma su mano – quizás siempre digo que no te soporto, a veces nos golpeamos y peleamos hasta decirnos las cosas más horribles… pero… pero… cuando me besas, cuando me tocas, cuando me acaricias… pierdo el horizonte… simplemente… no me puedo resistir…

El pelinegro no podía creer lo que Sakuragi le estaba diciendo. Si fuera otra época de su vida, sería el hombre más feliz del planeta. Aunque, la cuestión es ver si todavía están a tiempo o es demasiado tarde.

Aparte… confiar en Hanamichi… esto de sí y no, sí y no, es algo que lo tenia harto…

- Eso es algo físico… – trató de defenderse.

- No – le apretó con más fuerza a su mano, advirtiendo algo de temor en Rukawa, a pesar de su mirada imperturbable – me vuelvo loco cuando te miro a los ojos, siempre desafiando a todo el mundo a adivinar lo que estas pensando, menos mal que nadie conoce tu lado apasionado porque estarían todo el día pensando en cómo cambiar esa frialdad que aparentas, te extraño cuando no discutes conmigo aunque siempre me estés diciendo que estamos grandes para eso, pero por sobre todo me gusta eso de que siempre quiero ser mejor ante ti… primero fue por vanidad, luego por celos… pero al final… lo que más deseaba era llamar tu atención… Tenía miedo, sé que fui un cobarde en no reconocer que tenía todos los síntomas… ¿Por qué no me di cuenta antes que yo… que yo… que yo… te… quiero?... Y tal vez… siempre lo he estado y no he querido darme cuenta…

Si Hanamichi quería descolocarlo, lo había logrado, porque podía reconocer esa intensidad que tenían los ojos del pelirrojo, que hasta cierto punto, lo cohibían. Ahora estaba en sus manos decir darle una oportunidad o no, aunque debe reconocer que Sakuragi le había hecho la mejor declaración que le habían dado en su vida.

Definitivamente no se le estaba poniendo fácil…

Pero…


Pareciera que, cuando se juntan esos tres, esa casa es más casino que otra cosa, pero no fue comparable a la amistad que tenían cuando todos eran adolescentes; iguales a los mosqueteros, todos para uno y uno para todos. Y pensar que ahora se juntan solamente para jugar al póker, conversar un poco de lo que han sido sus vidas y reírse de cualquier cosa.

- Yo no tengo nada¡vaya suerte la mía! – dijo uno - ¿y tú, Noma?

- Un par de reinas… estoy seguro que ganaré – ya se declaraba como triunfador.

- No tan rápido – dijo el tercero, mostrando lentamente una a una las cartas – trío de ases… yo gané…

- ¡Maldita sea, otra vez! – reclamaba el ex rubio, tirando las cartas para todos lados, haciendo lo mismo el otro – tú siempre ganas, Yohei.

- Para que tú veas – hablaba el peliverde con falsa vanidad – no es que sea muy bueno… no tengo la culpa que ustedes sean malos.

- Bueno… el que tiene buena suerte en el juego, tiene mala suerte en el amor – habló el hombre que todavía usaba bigote, arrepintiéndose luego de ver la cara triste de su amigo y la cara de 'metiste la pata' de Ookus – lo siento – dijo al rato de un irritante silencio.

- No te preocupes, así es la vida…

- Espero que todavía no estés sufriendo todavía por la misma mujer – dijo el ex rubio algo cabreado, pero el silencio de su amigo lo tomó como una afirmación - pero, Yohei – continuó con una expresión 'este no tiene remedio' – esa mujer nunca te tomará en serio, está demasiado enamorada de Rukawa.

- Perdóname amigo, pero Ookus tiene razón… hasta pienso que ella te tiene como niñera – dijo Noma, esperando no haber metido la pata otra vez.

- Tienes toda la razón en cuanto a lo que parezco su niñera – corroboró Yohei – pero que ande demasiado enamorada de Rukawa, no lo creo mucho.

- ¿Por qué dices eso? – preguntó el ex rubio, asombrado que Haruko ya no anduviera enamorada del chico que le revolvía las hormonas desde que era adolescente.

- Anda muy coqueta con Hanamichi…

- ¡CON HANAMICHI! – gritaron los dos a coro.

- Así es… - respondió con un deje de tristeza.

- Si me lo hubieran contado hace veinte años no me lo hubiera creído – comentó Noma.

- Es que cuando se es famoso en las tierras del tío Sam y con una cuenta corriente de varios ceros, cualquier mujer cae rendida a sus pies – agregó Ookus – oye, Yohei… hablando del innombrable… ¿qué has sabido de él?

Aunque estén furiosos, aunque digan que ha cambiado y por eso no lo quieran ver, aunque digan que no quieren saber más de él, siempre están pendientes de todos sus logros y de todas las cosas que le pasan, e incluso, podríamos decir que sienten una adoración por la hija adolescente del pelirrojo.

- No mucho… lo único interesante que me ha dicho fue cuando se le declaró a Haruko y ella lo rechazó… y me iba a decir que algo había pasado con Rukawa, pero el muy cobarde se escapó del tema y se fue de mi casa.

- Seguro que no quería decirte que Rukawa le dijo que estaba enamorado de ella – dijo el de bigote.

"¡Rukawa enamorado de ella?", pensó el peliverde irónicamente y con cierta rabia, "sí, claro".

- Creo que el despecho no lo hizo volver – dijo Ookus.

- Es un idiota – respondió Noma ante el comentario de su amigo.

Fue entonces cuando Yohei se puso a pensar… por mucho que Hanamichi quiso a Haruko, jamás tomaría esa determinación de no volver nunca más a Japón, eso sería estúpido, ahora sí que se estaba convenciendo que aquí había algo más.

Pero eso sí… esto tenía relación con Rukawa y no con Haruko…


Esas palabras no se las esperaba la pelirroja, la dejó bastante conmocionada, sobre todo porque no podríamos que Youji Rukawa es el chico más expresivo del mundo, eso le hacía tener esperanzas. Quizás se está ahogando en un vaso de agua y pueda que, con cierta dificultad obviamente, pueda aceptar que su padre y Kaede se amen y que entienda que el amor entre hombres es tan verdadero y normal como cualquier otro.

- ¿Qué-qué dijiste? – estaba emocionada, al fin había escuchado algo bueno en el día.

- Es… que… ehhh, bueno… – hablar no era lo suyo, menos lo que él consideraba que eran 'cursilerías' – es que… yo… ehhh…Hitomi…

- Ya, ya… está bien, entiendo lo que me quieres decir – sonrió con gracia la chica, no quería torturar más a su novio y lo besó.

- Ufff… pensé que esto iba a ser más difícil, después de lo de anoche – dijo el moreno después del beso.

- Mmm… tenemos una conversación pendiente y de ésa no te escapas – su voz sonó dura, Youji como respuesta hizo una mueca, la chica volvió a reír…

- Hablar… ¿de qué? – bufó Youji.

- Vamos a la playa… ahí estaremos más tranquilos – lo tomó de la mano de una y se lo llevó.

"Ahora o nunca", eso era lo que pensaba, quería hacerle esa pregunta del millón y sabía que a él no le gustaría mucho que se la hiciera. Pero era indispensable para ver qué sería de ellos.

Caminaron abrazados, como cualquier pareja salvo que Hitomi estaba nerviosa por lo que le iba a decir. Se sentaron y comenzaron a hablar.

- Dime de qué piensas hablar…

- Fuiste mal educado anoche¿sabías? – la pelirroja hablaba como si estuviera regañando a un niño pequeño – no sé qué demonios tienes en contra de los homosexuales, si son gente como cualquier otra…

- Y otra vez con el temita… – sonó disgustado, Hitomi esperaba esa reacción – ¿se puede saber qué obsesión tienes tú con esos mari… enfermos?

"Ninguna, salvo que no hallo la forma de decirte que tu padre ha estado enamorado del mío por veinte años sin que termines conmigo, idiota"

- Es que no entiendo por qué reaccionas así… sólo por curiosidad…

- ¿Sólo por curiosidad? – preguntó un poco exaltado – hace un par de semanas que andas con el temita… ni que alguien de tu familia lo fuera… – dio justo en el blanco.

- No… no es eso… – la chica se comenzó a turbar – pero yo sé que tú no eres así… ehhh, podría decir que eres un poco apático con la gente que no es de tu círculo… pero no eres alguien que discrimine a las personas… eso me extraña de ti, amor…

- No discrimino… simplemente desde pequeño me educaron diciéndome que eso era malo…

- No entiendo mucho…

- "…"

- Vamos, Youji – Hitomi, con sus dos manos tomó las de su chico – confía en mí…

- Está bien… déjame decirte que cuando era niño, nosotros vivíamos en la casa de mis abuelos maternos… como mi papá estudiaba y trabajaba y mi mamá era muy joven para cuidarme, mis abuelos se encargaron de mí, por eso supe todo esto…

- Aún no le veo relación a todo esto…

- Ya verás, es necesario que te cuente todo esto para que entiendas, un día de estos te llevaré para que los conozcas, son gente muy correcta y estricta... – la pelirroja se asustó, de sólo recordar las palabras de Hanamichi de lo terrible que era el gorila, que por cierto es el tío de Youji - siempre fueron cariñosos conmigo, pero nunca entendí a mi abuelo por qué siempre hablaba de la hombría y cosas de ese tipo, yo no entendía por qué…

- ¿Era muy machista? – preguntó Hitomi.

- Tal vez… después de todo, a mi mamá no la dejaron trabajar nunca, le decían a mi padre que una mujer de bien se debe quedar en la casa… que los hombres trabajen, las cosas de la casa son de mujeres o de mariquitas.

- Bastante anticuados tus abuelos… qué quieres que te diga – protestó Hitomi, "¿en qué familia mi padre y yo nos venimos a meter?", pensó urgida.

- Yo en ese aspecto, también creo que no son lo mejor – la pelirroja suspiró aliviada, que Youji pensara eso sería lo único que faltaba – pero me hizo entender que los maricones eran una basura, como también entendí que era por mi bien cada vez que mi abuelo me retaba mucho cuando era más pequeño, cada vez que tomaba las cosas de mamá o de la abuela por curiosear…

- ¿Cómo no le dijiste nada a tus padres? – la pelirroja se alteró.

- No… tranquila… no era para tanto, y mi papá nunca supo… lo mejor era no decirle…el pobre viejo está traumado y con razón.

- ¿Por qué?

- Porque cuando tenía mi edad lo violaron…

- ¡Qué! – su sorpresa la tenía impresa en la cara y su imaginación empezó a volar… lo más probable es que el tipo traspasó sus traumas con sus hijos y sus nietos, educándolos a su manera.

- ¿Ahora me entiendes?... Son todos enfermos, que merecen ir al siquiátrico.

- Eso no es verdad – Hitomi hablaba con pena y con rabia a la vez – yo conozco a homosexuales que viven normalmente

- ¿Ah, sí?… entonces dime que haya uno realmente normal… o se esconden porque saben que hacen algo malo, o lo gritan a los cuatro vientos y son la vergüenza de la familia¿tú crees porque todos desean un hijo, hermano o un familiar gay?... yo no se lo deseo ni a mi peor enemigo…

Hitomi comenzó a sentir la angustia, definitivamente debió haber vivido un régimen muy difícil al lado de su abuelo, que estaba traumado e inculcándole todas esas ideas en la cabeza, piensa que sus retos no deben haber sido tan livianitos para haber llegado a ser tan cerrado de mente. Aunque lo que ha dicho y lo lamenta, tiene toda la razón… ¿Quién desea tener a un familiar gay?

A ella no le ha agradado en un primer momento que su padre tuviera inclinaciones homosexuales… no se quería ni imaginar a Youji si algún día supiera que su padre lo era y que él mismo fue producto de una serie de errores.

- Aparte es natural que los seres humanos tengamos hijos y bla, bla, bla – Hitomi ya no le estaba prestando atención – y que, por lo tanto…

- ¡BASTA!

- Ya, está bien – Youji se asustó por el grito de la muchacha.

- NO, NO ESTA BIEN… NADA AQUI ESTA BIEN – seguía gritando, necesitaba estallar – ME TIENEN HARTA, ENTRE TU Y MI PAPA ME VOLVERAN LOCA - sus gritos comenzaban a quebrarse y el chico estaba parado sin saber qué hacer – SI ESTAN TRAUMADOS, VAYANSE A UN SICOLOGO, A UN LOQUERO O A DONDE MAS LES CONVENGA… PERO A MI… ¡DEJENME EN PAZ! – comenzó a llorar.

Youji no entendía lo que le pasaba, al parecer ella no había tenido un buen día y tenía que ver con su padre… y más encima, discutió con él. Se sentía mal, aunque sólo expuso lo que él pensaba, piensa que la pelea que tuvo con el señor Sakuragi fue fuerte, todavía no se le había pasado lo de anoche o hasta podría ser que ella ande 'en esos días'. En conclusión, no tenía la más mínima sospecha de lo que realmente pasaba con su novia.

Sólo pudo atinar a consolarla a través de un abrazo y unas palabras.

- Tú sabes que puedes contar conmigo siempre… es una promesa – se las dijo para hacerla sentirla mejor, pero sólo logró el efecto contrario.

Porque ella pensó inmediatamente la respuesta.

"No prometas algo que sé que no podrás cumplir"…


Hace tiempo que no sentía esta sensación, el nerviosismo y el temor de ser rechazado se apoderaban de él; la única diferencia es que nunca había sido tanto. Ahora sí extrañaba los tiempos cuando estaba en Estados Unidos, que sólo tenía que levantar una piedra para ver que tenía diez mujeres muriéndose por él. Aunque, tenía la razón al decir que no sería Kaede si se mostrara de esa forma.

Además, las cosas se aprecian cuando realmente cuestan… Y ésta, sí que le estaba costado mucho…

Mientras tanto, el otro no estaba mejor… De acuerdo, esto lo ha estado esperando muchos años, pero todo tiene un precio.

Y eso era obvio… sus hijos…

Era obvio que sus hijos no aceptarían un hombre como su pareja, tendría que vivir escondido, como si hubiera hecho algo malo, y que él sepa, amar no está prohibido… pero no será bien visto.

Y otras cosas más…

- Sakuragi… – el pelirrojo lo miró expectante – aparte de hoy… ¿alguna vez demostraste algo de amor o estima hacia mí? – Hanamichi lo tomó por sorpresa, iba a responder, pero Kaede lo interrumpió – no me digas todavía… algo que no sea besos, acaricias o algo por el estilo…

- "…" – se quedó callado, era innegable que no ha sido muy cariñoso con el moreno… pero el miedo que sentía adentro no lo dejaba actuar libremente. Ahora se siente dispuesto…

- Por ejemplo – por decir algo – ¿Cuántas veces le has hablado a los demás bien de mí¿Cuántas veces me has ayudado? Te oído contadas con los dedos de una mano decirme gracias, ni siquiera dejaste que Hitomi anduviera con Youji por algo que ellos no tuvieron culpa de nada porque no querías que tu hija se enterara de la clase de idiota que tiene por padre, ni siquiera me fuiste ver al hospital cuando me lesioné, siendo que yo me tragué el orgullo cuando tuviste esa lesión en la espalda…

Todo ese resentimiento ya no podía retenerlo más… y eso no era todo…

- "…" – era verdad, muchas cosas no había hecho, salvo que fue todos los días al hospital, claro que Rukawa no le creería, siempre lo visitaba cuando éste dormía. Lo que más le afectaba es que no tenía ni derecho a pedir perdón, mucho menos una oportunidad., no le quedaba otra que decir esto – estoy sinceramente arrepentido de todo… Perdóname, Kaede…

- ¿Ah, sí?…entonces dime… ¿no crees que fácil de decir 'te quiero' cuando tu vida ya está hecha?... Claro, a los dieciocho años no te convenía decir eso, porque nadie te admiraría porque eras gay y en esos tiempos no era bien visto. Ahora que todo el mundo te adora, hiciste una carrera brillante y tuviste todo lo que podías tener, me buscas y me pides que estemos juntos. Estar contigo significa perderlo todo… ya sé lo que se siente, no lo quiero sentir otra vez… sólo te voy a tratar como quien eres y nada más…

- ¿Quién soy yo para ti? – preguntó con dolor, con lo dicho anteriormente, no podía esperar algo mejor.

- Mi… consuegro…

Hanamichi inmediatamente le soltó la mano. Con esto, se le quebró el corazón definitivamente, lo que más quería era decirle a Rukawa que las cosas no eran como las pensaba, sin embargo, todos y cada uno de sus argumentos era cierto.

No le quedaba otra que resignarse, aunque hubiera preferido ser su enemigo, que le diga que lo odia; ahora le estaba diciendo que era como un familiar sólo porque sus hijos eran novios, como si nunca se hubieran conocido.

Ahora entendía que era lo que sintió Kaede cuando le dijo todas esas cosas en el pasado…

- Te… amo… – le dijo el pelirrojo.

- ¿Y eso de qué nos sirve? – preguntó el moreno con rabia – yo no pienso sacrificar el cariño de mis hijos por ti… ¿o es que tampoco te importa tu hija?... no… ya es demasiado tarde para que haya un 'nosotros'…

- Eso significa que todavía sientes algo por mí… – preguntó esperanzado.

- No… lo que yo sentía por ti se murió… cuando regresaste, creí que habías cambiado – lo dijo con pesar – pero sólo te quieres a ti mismo y sólo necesitas que te amen…

Con eso, a Hanamichi no le dieron más ganas de insistir, ya no había caso. No podía obligarlo.

Kaede Rukawa lo había rechazado… Y lo peor de todo… por su culpa.

No había más que hacer, lo único que quería hacer era irse del lugar, no es que esperara mucho de esta conversación, pero es difícil darse por vencido, sobre todo alguien como él. Pero no se quedaría así como así, sólo le diría algo más.

- Kaede – se acercó a él nuevamente – si alguna vez… quisieras, ya sabes… una nueva oportunidad entre nosotros – le acarició la mejilla – te estaré esperando – con eso se acerca a darle un beso, iba a hacer en la boca pero al final se arrepiente y únicamente se lo da en la frente – Adiós…

Rukawa no le responde nada, siente que al fin se ha sacado un peso de encima. Le da pena Sakuragi, pero no quiere estar con él, mejor dicho, no puede… Lo único bueno de todo esto es que, después de mucho tiempo, ha terminado este doloroso capítulo de su vida y puede dar vuelta la página.

En cambio, Sakuragi, cierra la puerta del departamento y se apoya contra ella, algunas lágrimas caen de su rostro, son tristeza y de rabia.

Rabia consigo mismo.

Y es lógico, todas las chicas que lo rechazaron en su adolescencia, antes de declararse, hacía lo imposible para agradarles. Ahora, que el chico lo tenía al alcance de la mano, le había hecho semejante barbaridad.

¿Por qué siempre tenía esa puta manía de complicarse la vida?

Caminó durante horas sin rumbo fijo pensando en todo lo que pasó con Kaede desde el día en que lo conoció y sólo llegaba a la misma conclusión… "error tras error… ¿cómo fui tan tonto?". Cuando vio que estaba oscureciendo, se fue al único lugar en que sería oído. En otros tiempos, hubiera volado donde Yohei, pero desde que se fue de Japón, la hermandad que los unía, ya casi no existe.

¿Qué había hecho de su vida?... Todo por un error…


Los ojos de Mitsui quedaron abiertos como platos, sabía que hace algún tiempo Rika había estado muy rara, pero de ahí a que le fuera infiel con otro tipo, lo había pillado por sorpresa. Una bastante desagradable por decir lo menos. Quiso no creerle… no, quizás esté inventando todo esto porque está celosa y quiere llamar la atención… sí, eso debe ser.

Pero ella se nota que está hablando muy enserio…

Al parecer, se estaba engañando, esa mujer ya no era suya, sino de un imbécil que quizás dónde y cuándo lo conoció…

"Ahhh… por eso salía tanto por las tardes"

Su desconsuelo era mayúsculo, siempre ha trabajado mucho para que sus hijos no vivieran lo mismo que él vivió, había salido del ambiente horrible de su infancia y desde el día que volvió al equipo de basketball, decidió firmemente cambiar su suerte. Cree por eso mismo está ayudando a Makoto, pero no pensó que esto era su costo.

¿Por qué no lo hablaron antes¿Por qué ella siempre espera que las cosas estén en un punto que ya no se pueden solucionar?

Tanto esfuerzo para nada…

- Era eso… – su voz era tranquila pero llena de rabia – tenías a otro…

- Yo no dij…

- ¡Cállate! – no la dejó terminar, su voz era una mezcla de rabia y dolor – ¿Por qué no me dijiste que nos viste? Yo no te puedo contar la razón de su problema, pero es solamente es una persona que estoy ayudando… nos hemos hecho muy buenos amigos…

- ¡No te creo!

- ¿Qué importa si me crees?... tienes a otro en quien confiar¿verdad? – ahora su voz estaba cargada de celos.

- Solamente te dije hay otra persona que está entrando en mi vida…

- Yo tampoco te creo… apuesto que ya te revolcaste con él – sus celos hablaban por él, empeorando la situación, llevándose una cachetada.

Silencio absoluto en el lugar…

- ¿Por quién me tomas? – preguntó al rato con una rabia incontenible – yo no soy una cualquiera como la estúpida que tienes de 'amiga', que cuando se maquilla parece un payaso… no puedo creer que me hayas cambiado por alguien así…

- ¿Es que acaso tú me cambiaste por algo mejor? – le replicó, preguntándole con burla.

- No lo sé – él sonrió por un momento – pero… él me quiere, está pendiente de mí… me hace sentir querida…

Esa respuesta hizo sentir al peliazul muy poca cosa, cree que todo lo ha hecho bien y que no ha cometido errores. Así se siente, preguntándose una y otra vez en qué ha fallado. Esto es lo que le duele, todo lo que ha hecho ha sido en vano, iría a repetir la misma historia de sus padres…

Un matrimonio fracasado…

- Entonces… si te gusta tanto, quédate con él… yo me voy de aquí…

- ¡Qué! – exclamó asombrada.

- Ya no quiero estar aquí… Rika, me traicionaste… – estaba dolido.

- Ya no quiero contestarte más… no hay caso contigo – "¿con qué cara me dice eso?", pensaba furiosa, no le creía media palabra que Makoto es sólo una amiga.

¿Qué creía? El muy desgraciado pensaba que se iba a tragar la excusa más vieja del mundo, como si fuera tonta. Que fuera valiente como ella y que le dijera la verdad, es lo mínimo después de haber compartido tantos años.

- Esto se acabó, Hisashi Mitsui – sentenció la ojimiel nuevamente.

- No es necesario que lo dijeras… te dejo aquí solamente porque eres la madre de mis hijos, porque si no, te hubiera echado como una… – se estaba conteniendo.

- ¿Cómo una qué? – le preguntó Rika, desafiándolo.

- "…"

- ¿Cuándo te vas?

- Ahora mismo – fue escueto – no puedo verte después de lo que me hiciste.

- Yo no he hecho nada – protestó – no he estado con nadie.

- ¿Por qué debo creerte, Rika? – dijo con rencor – no tienes derecho a pedirme que confíe en ti… me engañas y más encima me dices que yo lo hago… ¿es para expiar tus culpas?... así no te sientes tan culpable, eres patética.

- Vete al infierno… me arrepiento de haberme casado contigo – lo dijo sin pensarlo ni mucho menos sentirlo.

- Si tú lo dices – aburrido de tanto sin sentido – mejor voy a arreglar mis cosas para irme, sé perder… pero te advierto una cosa… que ese maldito no se meta en esta casa o sabrás quien soy yo – era amenazante.

Con esto último Rika estaba convencida… su divorcio era un hecho…


Mientras va hacia aquel lugar, hizo memoria de otra cosa.

Lo recuerda muy bien. Para variar, era en esa época que era algo común estar un poco pasado en las copas y hablaban los tres de su primera vez… y él, lo soltó sin más… si no sabía mentir sobrio, mucho menos lo haría bebido. Brian no le habló en un mes, no le habló más de un mes por el maldito doble discurso que tenía el pelirrojo; si no fuera por Sendoh, su amistad se hubiera ido por la borda también. Y aunque dijo que estuvo con un hombre y se burló de él de esa forma, nunca más tocó el tema ni reveló quien había sido.

Y ahora agradecía que una de las virtudes de Akira Sendoh fuera su mente abierta…

Ya eran casi las diez, así que ya debía estar abierto el bar y todavía no debía encontrarse con mucha gente, así que entró. Unos tragos no le vendrían mal, la ocasión lo ameritaba.

- Hanamichi, si vienes por lo de tu hermana, yo te puedo explicar – dijo urgido Akira al ver al pelirrojo entrar y no con buena cara.

- Ya tengo suficientes problemas para preocuparme por los de Rika – dijo Sakuragi melancólico – ahora necesito un amigo, no una riña…

- Está bien, entonces sentémonos – dijo Sendoh al ver que Sakuragi no se encontraba bien – Kasuo, tráeme dos whisky dobles – ordena mientras ambos se sientan - ¿Y a ti, qué te pasó?

- Me rechazaron… otra vez…

- ¿A ti? – le preguntó con cierta gracia – si me lo hubieras dicho en la preparatoria te lo hubiera creído, pero ahora… eres uno de los solteros más apetecidos¿qué clase de mujer te rechazaría?

- ¿Te acuerdas… te acuerdas… cómo fue mi primera vez? – igual le daba vergüenza hacer esa pregunta tan íntima.

- S-sí – "¿es qué acaso Sakuragi…?", pensaba sorprendido.

- Me lo encontré hace algún tiempo… y me terminé enamorando…

- ¿Qué-qué? – sorpresa era poco para describir la cara del ex puercoespín – no entiendo… primero… ¿cómo fue eso que te encontraste con él?

- Así es…

- ¿En la fiesta de anoche?

- No… podría decirse que la vida nos encontró a nosotros… resulta que es el padre… del novio… de mi hija…

- Ah sí, conocí anoche al novio de Hitomi… es igual a Rukawa… – se dio recién cuenta con quien se había acostado el pelirrojo - ¡Rukawa!...

- Sí… es él…

- "…" – ahora si que estaba anonadado, sólo se lo creía porque salía de la boca del mismo Hanamichi Sakuragi; aún así, hubo un silencio muy largo en el ambiente.

- ¿No vas a decirme nada, puercoespín? – preguntó Hanamichi algo desesperado.

- ¿Qué quieres que te diga? – todavía no podía procesar lo que le había dicho, y quería que le dijera algo – es que ustedes dos… siempre se han odiado…

- Tú sabes… del amor al odio, un solo paso…

Así le contó, sin entrar en detalles todo lo que había pasado con Rukawa desde el día que llegó de América hasta el rechazo que le había dado. Ya era más de media noche y la música sonaba a todo lo que daba, así que se fueron a un salón más privado.

- Te lo digo, Hanamichi… ese tipo se aburrió de ti…

- Lo sé – le respondió de mala gana - ¿Pero crees tú…?

- ¿Si tienes posibilidades?

- Ajá…

- Lo veo difícil… – le dio pena la cara que puso Sakuragi pero no podía darle falsas esperanzas – ustedes ya no están solos en la vida… ¿o qué crees tú que Hitomi piense al respecto?

- No creo que lo tome bien – lo dijo apenado, ese tema lo había pensado, pero él es de esos que piensan que 'en el camino se arreglan las cosas'. Cree que debería empezar cambiar eso.

- Yo tampoco… más encima es el padre de su novio… si Rukawa y tú quisieran estar juntos, ellos terminarían… es lo más seguro… Creo que deberías olvidarte de él…

- "…" – no dijo nada, odiaba admitirlo, pero Sendoh tenía toda la razón.

- Además, por ese error, arruinaste tu vida, tienes que empezar de nuevo – le sonríe con sus típicas sonrisas – por irte de Japón tantos años, has perdido toda tu vida… tu propia hermana te ha dicho que te ha recuperado… ¿y tus amigos?

- Me quedan pocos… cuando tenía problemas de este tipo siempre confiaba en Yohei…

- ¿Lo ves?... todavía tienes tiempo para recuperar a tus amigos y a los demás, pero lo mejor para todos es que olvides a Rukawa… estoy de acuerdo con él que es tarde pero creo que, por lo te ha dicho, todavía siente algo por ti… pero no te sirve, amigo – eso alegró algo al pelirrojo, pero eso no cambiaba mucho las cosas, tenía que pensar en su hija – creo que un pequeño cambio, no le vendría mal a tu vida… y¿quién sabe?

Eso es lo que haré…tal vez ya es hora que cambie un poco…


Ha pasado el tiempo… casi cinco meses para ser exactos…y las cosas no han cambiado, o aparentemente no lo han hecho. Por lo menos, para Kaede Rukawa, las cosas han mejorado un poco. Después de hablar con Sakuragi, se sintió mucho mejor, es como si hubiera sido liberado de una gran carga sobre los hombros, siente que puede dejar todo el pasado atrás y comenzar de nuevo… tratar de olvidarlo. Quedaría de mentiroso decir que ya no lo ama, es fácil perdonar a alguien que se quiere pero es tan difícil volver a confiar. Y cree que nunca más va a volver a confiar en Hanamichi. Mientras no decide, ha decidido dejar su vida tal como está, no quiere arruinar lo poco que tiene por otro hombre o por esas calenturas que no conducen a ninguna parte.

A la que no le ha ido brillado la suerte es a la pelirroja, emocionalmente no ha andado muy bien. Todavía tiene ciertos rencores con su padre por lo pasado, por lo que su relación se ha enfriado mucho y otra razón, es que la cabeza de Hanamichi anda en cualquier parte, no tiene idea; a lo mejor, el resultado de esa conversación fue muy duro para él. Con Youji, todo se ve a las mil maravillas, ya se dio por vencida, que piense lo que se le dé la regalada gana, si queda la grande queda y punto.

Pero tiene un problema, no puede avanzar al siguiente nivel con su novio, entendiéndose a lo que se refiere con esto. Y no sabe por qué, ella no es de las que postula que la virginidad es hasta el matrimonio, el amor no se expresa sólo porque exista o no un anillo. Tiene suerte que Youji le ha tenido paciencia; en todo caso, anda en su propia burbuja con los trámites de una beca a los Estados Unidos para estudiar, lo extrañará pero él cuenta siempre con todo su apoyo.

Otra persona que anda con nuevos aires es Rika, pronto va a salir su divorcio con Mitsui y, aunque jura que no la ha engañado, no siente confianza en él y está aburrida que todo se arregla por las sábanas, pero sin poder solucionar el asunto, definitivamente no se puede vivir. Eso no significa que le ha dado el pase libre a Sendoh, piensa que lo mejor para ella misma es estar un tiempo sola, mientras se ordena su vida. Se han conocido mejor y ellos han visto que pueden hacer una buena pareja juntos pero todavía no es el tiempo.

Y Hisashi, si bien no puede perdonar a la que considera todavía 'su' mujer, se muere de celos por saber quien fue el estúpido que le quitó su mujer, pero eso no significaba que iba a caer tan bajo que iba a averiguar como un desesperado quien era el dichoso tipo. Si algo había conservado de sus tiempos de preparatoria era ese orgullo casi obstinado. Pero si algún día descubría quien era el maldito, se enteraría quien era Hisashi Mitsui.

Ahora el único problema que tenía Akira Sendoh era el hijo mayor de Rika, que no podía verlo en pintura, debe sospechar que él quiere algo más con ella. Espera que eso sólo sea cuestión de tiempo, debe sufrir mucho porque no asume que sus padres ya no estarán juntos y que su madre tiene todo el derecho del mundo en rehacer su vida. Ha tratado de ganarse a Kenji de todas las maneras posibles, sin embargo, el niño no le daba la más mínima oportunidad.

Quien lo había pasado peor era Hanamichi… tiene la conciencia pesada de tantas culpas, cada vez que se despierta en su cama piensa que si no fuera por él, amanecería acompañado por un zorro, del cual se había enamorado. Se siente muy solo, hasta siente que su hija se alejado de él… Siente un vacío, pero ha sobrevivido a eso y también ha tratado de salir adelante. Está tentado por insistirle, pero le prometió que nunca más se tocaría el tema y tiene que cumplirlo, no le quiere fallar a Kaede otra vez.

Ahora iba a dejarle el regalo de cumpleaños al puercoespín, algo atrasado… pero no quería comprarle un regalo cuando toda la gente estaba contenta y por todos lados con la temática alusiva a San Valentín… ¿Por qué al puercoespín se le ocurrió nacer justo ese maldito día?... Bueno… tampoco el tenía la culpa de haber nacido justamente ese día, pero en fin, es algo que le deprimía. Es invierno y se imagina que en el día de los enamorados estarían los dos en la cama, después de una larga noche de pasión, tomando algo caliente y ver cualquier estupidez que transmitiera la televisión…

Asimismo, ha tenido el proyecto de recuperar a sus amigos, así que comenzó por contarle toda la verdad a Yohei. Pensó que iba a reaccionar mal porque le iba a confesar que estaba enamorado de un hombre, por eso no se lo contó hace mucho tiempo atrás, sin embargo, lo que no le gustó no fue eso, sino que estuvieran utilizando a Haruko para aparentar la heterosexualidad de Kaede y lo echó de la casa enfurecido. A los tres días apareció en la casa arrepentido y agradeciendo la confianza, lo que le pareció al pelirrojo muy raro.

- Hola – es lo primero que le dice a Sendoh apenas que entra al bar, era temprano, pero igualmente se debe trabajar.

- Hola…

Akira está extrañado por los cambios del pelirrojo… no es tan ruidoso como antes, ya no parece un quinceañero alocado; su ropa es un poco más formal, un poco más apagada. Pero su cambio más drástico fue lo que lo impresionó, la primera vez que lo vio de esa forma, se quedó en una pieza. Si algo no había cambiado es que tomaba todas las cosas con extremismo… casi no se podía reconocerlo…

Su cabello ya no era rojo… sino, negro…


¡Hola a todos! Creo que ahora deben estar enfadados conmigo por demorarme tanto, espero que no se repita. Bueno, febrero fue para mí un mes horrible, me pasaron diez mil cosas: me enfermé, se me perdió el capítulo cuando lo llevaba escrito casi la mitad (imagínense mi cara de sólo pensar que tendría que hacerlo de nuevo), problemas familiares y un pequeño descansito entre medio. Pero en fin, estoy de vuelta y como recompensa, un capítulo extra largo y tenso por todos lados. La respuesta de los reviews es igual que en el capítulo anterior, en el profile, para las que quieran verlo.

Hablando de él, creo que el pobre Hanita se nos va a morir de la pena, pero sé que chicas sobran para consolarlo; en estos casos es lo mejor, dejemos que las cosas se enfríen un poco y que Ru piense tranquilito ¿Qué les pareció el cambio de look y qué opinará el zorrito al respecto? Hitomi y Youji ya han aclarado sus diferencias pero eso no significa que han solucionado definitivamente las cosas, ya se está viendo que esto es una bomba de tiempo. Y Rika y Michi… sin comentarios, al parecer esto ya iba mal desde hace mucho tiempo ¿Qué pasará con ellos? Eso se sabrá en el próximo capítulo…

Quiero dedicarles el capítulo a mis amigos Miguel y Mune, que están de cumpleaños esta semana, espero que me perdonen por mi atraso, besitos para los dos.

Un abrazo y un besito para todos… nos vemos en el próximo capítulo…

Paulyta.