Sombras de la Noche
Disclaimer. Yami no Matsuei es creación de Matsuhita-sama. Los personajes secundarios, distintos a los de YnM, son de mi propiedad.
Advertencia: Contenido de sexo explicito en ciertas escenas (lemon, específicamente). No apto para homo fóbicos. Incluidas, relaciones hetero.
2do Capitulo - Lágrimas
Últimamente no me he sentido muy bien que digamos. El corazón se me apisona dolorosamente dentro de mi pecho, provocándome un inmenso dolor. Es como si alguien adentrara su mano dentro de mi cuerpo y apretara con todas sus fuerzas ese pobre y latente órgano… no lo entiendo…
Y esta, no ha sido la primera vez que lo siento…
Apenas hoy acabo de llegar junto con Watari y Tsuzuki a la antigua capital. Siendo sincero, cuando volví a ver su dulce paisaje lleno de tonalidades ocres y un inmenso cielo púrpura impregnado de cientos de esponjadas y etéreas nubes, no pude evitar sentir un estremecimiento al recordar aquella vez en que casi le perdí. Esa vez, recuerdo que mi mente me invadió de cientos de imágenes que provocaban que se contuviera mi aliento, mientras yo divagaba en cosas que ahora no tienen la mínima importancia.
"¿Me abandonará?"
Recuerdo que esa vez, lloré en sus brazos, y aún ahora, me arrepiento de ello…
Ahora estoy aquí, oyendo los lastimeros gemidos de una extraña mujer buscando, desesperada, a su hijo. Y mientras la oigo, no evito sentir aquella extraña sensación estrujando mi corazón sin piedad alguna, pero la ignoro. A diferencia de mis compañeros, solo cruzo unas cuantas palabras con ella. Después de evadir mi pregunta con una inconvencional historia, por fin responde a lo que desde un principio me intereso. El nombre del niño.
Casi me veo a mi mismo buscando entre los nombres de la lista, la cual me dieron los hermanos Gushoushin, aquel que me acaban de notificar. Notó como mis ojos se mueven de un lado a otro, con una tranquilidad monótonamente fría, mientras, al fondo, la mujer tomaba de la mano de Watari un pañuelo que le cedía. En ese momento algo paso.
Fue solo un instante en el que sentí con mayor magnitud aquel incesante dolor, de nueva cuenta, contra mi corazón. Esta vez, el dolor paso de un simple apretón, hasta una punzante puñalada, que me quito el aliento durante varios minutos. Y como si hubiera un audio estereofónico, oigo con suma claridad un grito que alerto mis más profundos sentidos. Un grito que me refresco como maná en el desierto. Un grito que al instante reconocí como mi nombre exhalado de los labios de mi más preciado compañero: Tsuzuki.
Así, puedo ver como me sostiene entre sus fuertes brazos, apoyando mi cabeza contra su amplio pecho, mientras que su calido aliento acaricia mi frente y nariz brindándome un poco confort. Me veo a mi mismo llorando inevitablemente, mientras intento tomar aire a grandes bocanadas. No puedo respirar…
-o-
Cómo si todo fuera una mala pesadilla, sus ojos miraron atónitos como el delicado cuerpo de Hisoka se precipitaba con suma pesadez hacía el suelo, suponiendo un inmenso dolor en la espalda que le incapacitaría durante un largo período de reposo – o como ellos llamaba, regeneración - en lo que parecía ser cámara lenta.
Sus suaves cabellos se impulsaban hacía arriba, cubriéndole por momentos el rostro, que en hasta ese instante, mostraba un dolor inimaginable. Sus labios entreabiertos exigiendo rudamente el que se adentraran a sus pulmones un poco de aire. Sus suaves y pálidas manos flotando en el vacío para después descansar sobre el duro suelo, a pesar del fuerte golpe que amenazaba hasta con romper los huesos de cualquiera.
Era de suponer que su caída jamás vería su clímax. En una precisa y rápida carrera hacía el joven, Tsuzuki lo sostuvo con cariño entre sus brazos; abrigándole del frío que comenzaba a inundar el ambiente, acariciando con discreción su delicada y sonrosada mejilla. Embelesado con los rojos labios que pedían a gritos el ser probados tanto por el aire como por quien se les quedara viendo durante un rato; tentando enormemente al deseo. Hasta entonces noto, en las facciones de su adorado niño, que le faltaba algo. Algo que de pronto no fue exigido solo por sus labios abiertos y duras aspiraciones sino por sus cristalinas y cálidas lagrimas que rodaban libre y sin pudor por sus mejillas hasta su mentón.
El mayor, en un movimiento rápido, acercó el rostro del rubio hacía si, y unió sus labios en un dulce beso.
-o-
Durante mucho tiempo no había sentido tanto placer y éxtasis al sentir el dolor de alguien, como el que experimentaba al provocar la posible segunda muerte de aquel pálido y hermoso efebo, que desde hacía noches le traía dando vueltas en la oscuridad.
Su mirada vacía, observaba fijamente la nada; con el ceño fruncido y una sonrisa mordaz, sus labios se deformaban en grotescas formas delineando lo que al parecer eran palabras. Negras palabras envueltas en el misterio del silencio, mientras que las roncas exhalaciones de aquella insana criatura amortiguaban un poco el persistente crujir de los simientes bajos sus pies que se movían insistentemente. En una de esas, su pie aplasto con desinhibido y viciado placer un cráneo que sobresalía de los montones; por ser el único que aún conservaba, fresca, la identidad del dueño. La asquerosa sangre que aún emanaba del cráneo mancho infamemente la suela metálica que provocara su fluidez.
Sus ojos dejaron por un momento su objeto de visión para posarse en el ahora destruido objeto, notando como los nauseabundos restos oscuros escurrían lentamente mezclándose con la sangre podrida, impregnando así todo lo de su alrededor. Acercase entonces su mano a su rostro, paseando sus delgados dedos por aquella piel, hasta llegas a los labios, que después de delinearlos, se posó tranquilamente sobre su barbilla; su lengua relamió sus labios, saboreando su ignominioso y cruel entretenimiento, exudando arrogancia y ansias por tener entre sus manos, la cálida sangre de alguna nueva victima.
Una estridente carcajada desgarro el sórdido silencio que de pronto había invadido el lugar. La desproporcionada bestia irregular miró con expectante diversión la perversión mortal de aquel que se hacía llamar su amo… sólo faltaba un poco más…
-o-
Aún a pesar de su inconciencia, sintió unos deliciosos labios posarse sobre los suyos, pasándole un poco de su aliento acaramelado, etiquetando sus labios como su propiedad. Casi pudo sentir una traviesa y provocativa lengua degustar la suya con tímidad, rogando internamente que también la marcara como suya; que la animara y le invitará a saborear ese dulce beso.
Así, sintió que sus pulmones se llenaban lenta y placenteramente de su esencia, la cual deseo que se fundiera con su calor, abrazándolo en la intimidad. Respirar aquella dulce esencia que tanto amaba impregnada en su piel, demostrándolo que ya ni su cuerpo le pertenecía.
Por suerte… soñar no duele…
Lentamente, sus párpados se fueron alzando hasta dejar al descubierto sus hermosas profundidades esmeraldas, lastimándose por la falta de aclimatación a la luz, encontrándose con un rostro sumamente familiar, viéndolo con suma preocupación. Al fijarse bien, notó como estaban distanciados a solo centímetros, quizá menos, y eso provoco que sus mejillas se encendieran notablemente, un brillante color rosa acarició sus mejillas, impregnándolas de su color.
- ¿Estas bien, Hisoka?- preguntó, mientras le acariciaba sus cabellos.
Exaltado, intento levantarse, pero inmediatamente sintió como era jalado hacía abajo, y al sentir el duro golpe contra el suelo, fue cuando se dio cuenta que había caído. Se había caído de la banca en la que Tsuzuki había decidido acostarlo.
- ¡Hisoka¿Estás bien¿No te hiciste daño?
Lentamente abrió los ojos, los cuales cerró por la impresión del golpe, encontrándose así con un hermoso cielo nocturno, cubierto de estrellas y ni una sola nube cubriendo su esplendor. Aunque eso le consterno un poco, y sin evitarlo, le pregunto a su acompañante.
- Hace tres horas que te desmayaste, Hisoka – hizo una pausa, mientras le tentaba la frente, apartándole algunos mechones de cabello – me preocupaste
- Baka – dijo, mientras giraba su cabeza del lado contrario, para ocultar su evidente sonrojo.
Parecía que Tsuzuki le iba a reprochar su falta de agradecimiento para con él, cuando sienten unos pasos acercándose hacia donde ellos estaban. Al mismo tiempo, giraron sus cabezas para encontrarse con el recién llegado. Una preciosa sonrisa les saludo.
- Por fin pude convencer a la señora de que se fuera a su casa a descansar – dijo, tranquilamente.- Y que si encontrábamos a Ryûhei le avisaríamos cuanto antes – esto último lo dijo casi a fuerzas, mientras que una clara expresión de pena se apoderaba se sus hermosas facciones.
- ¿Ya lo saben, verdad?- pregunto Hisoka, casi inmediatamente al notar la expresión de su amigo.- Que ese niño esta muerto…
Tanto Watari como Tsuzuki, asintieron en respuesta, sin mediar palabra. El rubio bajo la mirada, al tiempo que se acomodaba las gafas. Se sentía mal, sentía un profundo vacío en su ser, quizás por la misma pena que sentía hacía esa pobre mujer que sin quererlo ni saberlo, perdió a su hijo. Pero de pronto, recobrando su actitud normal, trono los dedos llamando la atención de los dos chicos que estaban frente a él, y con una enorme sonrisa les dijo: - ¡Hey¡Adivinen a quien me encontré cuando venía de regreso!- ambos chicos tardaron en reaccionar a lo que acaba de decir Watari.
- ¿Qué?- pregunto Hisoka, mientras se paraba del suelo.
- Que adivinen a quien me encontré cuando regresaba – dijo, entusiasmado, mientras juntaba las palmas de sus manos, apenas entrelazando sus dedos.
- ¿A quién?- preguntó Tsuzuki, curioso.
- Con él – dijo, conservando su sonrisa, mientras señalaba hacía tras de él. Los dos voltearon hacía donde señalaba el sonriente rubio.
Tras de él apareció un apuesto hombre de largos cabellos castaños sujetos inútilmente en una coleta; mirada vaga y brillante. En sus labios, una fina pipa flotaba tranquilamente. Sus vestimentas consistían en unos jeans y una camiseta blanca, con la cuál contrastaban sus cabellos desparramados apaciblemente sobre sus hombros y espalda. Una sonrisa afable y dulce sobresalía en su rostro.
. ¿Tú!- exclamó Hisoka, mientras le miraba fijamente.
- Hisoka¿lo conoces?- Tsuzuki no entendía la reacción del empata, él no conocía a ese curioso hombre parado frente a ellos junto a Watari.
- Ud. a de ser Asato Tsuzuki, Kazukata me habló mucho de Ud – dijo con apacibilidad, evitando dejar escapar aquel suspiro que se atrevía a salir cuando nombro aquel nombre. – Mi nombre es Mibu Oriya – se presentó ante la expresión de confusión del castaño – un viejo amigo de Muraki…
¡Segundo Capitulo terminado nn!
Perdón TT se que tarde mucho en actualizar, ya no volverá a pasar. Bueno, dejando a un lado mis disculpas (con ellas, me hago como 5 paginas Y-Y) para preguntarles si les gusto el capitulo n.n para saber si esta historia esta quedando bien o dejarla por la paz. ¿Qué opinan¿Me moriré de hambre si me dedico a esto¿Recibiré tomatazos de a gratis¿O que? (se nota que no tengo mucha autoestima¿vdd? TT)
Contestación a sus reviews n.n
Dark-san86: Bueno, mi intención no era hacerlos tan cortitos, pero la falta de imaginación es una gran desventaja TT, esta vez intente no hacerlo tan corto como el anterior. Y gracias por tus ánimos n.n. Ojala que te haya gustado el capitulo.
SenKo-kun: ¡Anda¡En serio que es un niño O.O! Después de quien sabe cuantas veces haber oído el prologo, apenas me voy dando cuenta de ello -.- Y pues si, si me gusta n.n (especialmente la canción de Astaroth). Muchas gracias por tu halago nn me subes los ánimos.
Kotori: Me alegra saber que te gusto el primer capitulo, y claro que seguiré actualizando. Gracias n.n
Caritademanga: Yo nunca haría sufrir a Hisoka… (Hisoka: ¬¬)… bueno, quizá un poquito. Aquí esta la continuación, y esta vez, no quedo tan cortito como el anterior.
Inuyka: Gracias por tu review, y no te preocupes tanto por lo del review anterior n.n¿Tan corto estaba el cap O.o? Bueno, esperemos que esta vezno sea así.En verdad espero que te haya gustado el capitulo.
Muchas gracias a Uds. que me alientan a seguir subiendo mi historia con sus reviews, yo nunca dejo una historia en la estacada (a excepción de una que esta… por ahí) por ello, os prometo que seguiré actualizando. Nos leemos hasta la próxima. A todas, un beso.
Ja NE!
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