El campamento
La
subida a la montaña, como ya había advertido Kumo, fue
dura y durante su ascenso no hubo ninguna parada para descansar. La
marcha era lenta pero continua para llegar antes de las horas de sol.
Finalmente, y siguiendo al plan marcado, el grupo llego a la
explanada que había en la cúspide de la montaña.
Se trataba de un bello páramo ubicado en un valle alpino,
ocupado en la mayor parte por bosques y un lago donde confluían
los ríos provienes de los glaciales de los dos picos que
coronaban el valle, formando una isla en forma de lagrima. Aunque era
julio, nada mas llegar los jóvenes encontraron en falta un
pequeño jersey, pero estaban demasiado cansados para dedicarse
a buscar entre sus pertenecías. La mayoría de ellos se
lanzaron de cabeza a las cristalinas aguas del lago para saciar su
sed o se ocultaron de la brillante luz del sol debajo de los muchos
pinos que había. Ninguno de los monitores dijo nada, se
limitaron a descansar también y advertir que beber agua del
lago era malo para la salud, pero no insistieron al no tener el
aliento suficiente para hacerlo.
Media hora después que el
ultimo expedicionario llegara a la zona, Sen logró, con penas
y trabajos, alcanzar la cima. Nada mas llegar se derrumbó en
el suelo sin apenas fuerzas para respirar. Solamente Kumo lo
aguardaba allí, escuchando música en su reproductor de
mp3 a la sombra de un inmenso pino.
- Llegas tarde... - le reprocho Kumo, aunque para toda respuesta Sen solo exhaló un suspiro -. En todo caso, has logrado llegar, así que quítate la mochilla y vete a dar un chapuzón en el lago, que seguro que estas tan sudado que tiras de espaldas.
Sen intentó levantarse para hacer caso a Kumo, pero se derrumbó de seguida al estar demasiado exhausto para lograr quitarse la mochilla. Kumo tubo que ayudarle a quitarse la mochilla, que se pudo en los hombros mientras Sen iba gateando hacia el agua.
- Yo voy tirando hacia el embarcadero - continuó el monitor -. Cuando termines, ven hacia allí. Si no hay nada de nuevo, hay tres embarcaciones así que no tendrás problemas para llegar a la isla Namida. Procura venir antes de mediodía.
A
modo de respuesta, Sen, haciéndose el muerto en la fría
agua, escupió agua simulando una ballena. Después del
esfuerzo realizado, aquel reposo acuático le parecía el
paraíso. Ni el mismo se creía que en una día
había cambiado su natal Tokio por un paisaje alpino digno de
cualquier serie ambientada en Heidi. Ni el mismos se creía que
a solo 5 horas en tren existía algo así, aunque tan
bien era verdad que su experiencia de un entorno no urbano era nula.
Se decía a si mismo que el cielo era el mismo, pero sus ojos
le decían lo contrario. El cielo, la atmósfera, las
nubes e incluso la luz eran diferentes, como si hubiera viajado
lejos, a otro continente o a otro planeta. Pero allí estaba
el, flotando en la cristalina superficie de un lago en medio de la
cordillera japonesa, dispuesto a pasar una semana de vacaciones para
olvidar. Este pensamiento le hizo venir un respingo que terminó
con su concentración, el cuerpo se le hundió en el agua
como una piedra, y aunque intentó volver a hacerse el muerto,
se hundía sin remedio. Kumo tenía razón, si no
fuera porque empezó a comprar la ciudad y la montaña,
no hubiera pensado en su último desengaño amoroso. Para
ser el primer día de "terapia", no estaba mal.
Cuando salió del lago, ya era mediodía. El sol
apretaba con fuerza, lo que facilitó enormemente que las ropas
de Sen se secasen. Mientras caminaba hacia el embarcadero, situado en
la desembocadura de uno de los pequeños ríos glaciales,
contempló la isla Namida. Su nombre le era perfecto:
"Lagrima", ya que esta era su forma. En la parte mas
estrecha se encontraba el embarcadero donde descansaban dos pequeñas
barcas. En el centro habían dos casas de madera de dos pisos
cada una. "Los refugios donde dormiremos", supuso Sen, "uno
para chicos y el otro para chicas". Kumo le comentó hacia
tiempo que en el pasado hubo un problema de vistas nocturnas y que
entre los dos se ocuparían de vigilar que esto no pasase. Sen
suspiró, tenia la esperanza que en un lugar tan remoto podría
encontrar otra vez el amor, pero no creía que haciendo de
policía lo fuera a conseguir.
Cuando llego al embarcadero, había dos botes. Uno de los grandes que había visto amarrados en la isla y otro de pequeño. Cuando escudriño la isla, advirtió que faltaba uno de los botes, así que ató cabos rápidamente. Pero estaba demasiado hambriento y cansado para empezar a buscar entre los bosques, así que se subió al bote pequeño y empezó a remar con tranquilidad en dirección a la isla Namida.
Mientras, en el campamento los jóvenes se estaban jugando la distribución de los dormitorios, arriba o debajo de las literas, cerca o lejos de la puerta...… El piso de arriba no llegaba a ni a ocupar la mitad de la superficie del piso principal y estaban destinados a los monitores, así que estos dejaron hacer a los jóvenes. En aquel momento, Yuuko estaba preparando la comida junto a un grupo de 8 voluntarios, la mayoría chicos, encantados de para mas tiempo junto a la joven y guapa monitora.
- Si queréis ayudar - empezó Yuuko -. Vosotros dos id a llenar esos tres cubos de agua, y de mientras vosotros tres empezad a pelar patatas.
- ¿Y que hacemos los restantes? - preguntó Kyosuke, ocultando la dirección de su mirada con unas gafas de sol -. Si quieres pudo darte un masaje, soy MUY bueno con las manos…
- Y por cierto, ¿donde esta Kumo-sensei? - preguntó Shinji, mientras envidiaba las gafas de Kyosuke al irse la mirada sin remedio al sugerente escote de la monitora.
- ¿Quién? ¡Ha! ¡Te refieres a Kumorin! - rió la monitora. Mientras, en los bosques, Kumo estornudo -. Ha ido a buscar ramas caídas en los bosques para poder hacer la cena. Mas tarde iremos todos para recoger suficiente como para pasar la semana.
- ¿Os conocéis mucho Kumo-sensei y usted? - se atrevió a decir Mitsuki, intrigada por el mote cariñoso que Yuuko le ponía al monitor.
- ¡Pues claro que si! - intervino rápidamente Kyosuke -. ¿Es que no lo ves por el modo en que lo llama? Nadie pone motes a desconocidos.
- Yo si - tallo radicalmente Yuuko -. Lo conocí hace dos días, durante la reunión que nos hicieron para explicarnos los detalles de la expedición. Creo que a la media hora ya le decía "Kumorin". Es una manía que tengo - Dicho eso, miró a los presentes con gesto siniestro -. Solo esperad vuestro turno y rezad para que este inspirada... ¡Muahahahahah!
Mientras la monitora improvisaba una risa diabólica, entre los presentes se hizo el silencio, mientras algunos de ellos pedían a los cielos que Kumo volviese pronto.
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Mientras ataba el bote, Sen advirtió que el bote que quedaba en la orilla de los bosques acababa de salir, y por la figura erguida que se visualizaba, se trataba de Kumo. Al volver el, empezaría a mandarle alguna tarea, así que pasó el tiempo caminando por la isla, a conocer a los expedicionarios.
En el refugio de los chicos, el ruido era sobrenatural. Decenas de jóvenes cometían en varios juegos a ver con que cama se quedaban, luchando hasta las ultimas fuerzas para no quedarse la que se encontraba mas cerca de los retretes, por obvias razones. Solo por esta vez, dio gracias de ser monitor auxiliar y no tener que luchar por una cama decente. Cuando ya se iba, advirtió que uno de los chicos ya dormía, aún y con el impresionante ruido, abrazado a su mochila con la que ocultaba su rostro.
El refugio de las chicas era de otro color... o eso creía Sen. Pero el ruido y el caos en el interior eran igual al de los chicos sino tres veces mayor. También se pelaban por las camas, pero Sen no pudo escudriñar mucho ya que varias caras de cansancio y mala leche lo asesinaron con la mirada invitándole a partir y cerrar la puerta. Y como tenia mucho aprecio a su vida, así lo hizo. Al darse la vuelta casi se le para el corazón al encontrar a escasos centímetros de el una chica que lo miraba con ojos curiosos. No parecía tener mas de 18 años y estaba muy bien desarrollada, pero advertir este detalle hizo que la chica cambiara la cara de curiosidad por una de asco al advertir el escáner con el que la examinaba Sen.
- ¿Me dejaras pasar o es que tendré que apartarte yo? - dijo la chica con voz altiva, lo que hizo reaccionar a un cansado Sen.
- He, menos lobos caperucita - empezó Sen mientras le dejaba paso libre -. Aunque no lo parezca soy de los monitores así que un poco mas de respeto, que tampoco hay para tanto.
- Lo que me faltaba - suspiró la chica mientras abría la puerta -. No había suficiente con los pervertidos de la clase que ahora también los tendré de monitores - dicho eso, miro ferozmente la cara de Sen antes de cerrar la de un portazo -. Piérdete! - dijo la voz desde el otro lado de la puerta.
Sen quiso contestar, pero finalmente se dio por vencido. Estaba demasiado cansado y hambriento para pensar, así que se fue a descansar a la sombra de uno de los árboles que había en la isla.
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-Piérdete -. Había dicho Karashi desde el otro lado de la puerta. Su tono de voz fue lo suficientemente alto como para que varias de sus compañeras lo oyeran.
- ¿Qué te pasa
Karashi? Otra vez Kyosuke? - preguntó Hisana desde lo alto del
lecho que se había ganado a pulso.
- No, mucho peor -
masculló Karashi mientras se dirigía a su cama, la de
debajo de Hisana -. Uno de los monitores, que es un pervertido. Me ha
repasado como si fuera un ser de otro mundo.
- ¿El monitor? Pues yo no creía que Kumo fuera de esos… - empezó Sana desde la cama del lado -. Se lo veía suficientemente...… maduro.
- No, ese no - respondió Karashi -. Otro, mas joven... el que en la ultima parada llego con esa mochilla tan grande.
- Creo que se de quien me hablas - dijo Sana cruzándose de brazos -. En un monitor auxiliar amigo de Kumo, y como no sale en ninguna lista pues es como si no estuviera aquí... una especie de sinpapeles o algo así.
- ¿Y como sabes esto? - preguntó Hisana intrigada.
- Yuuko-sama me lo contó - respondió Sana -.
Y como si fuera llamada por ello, Yuuko entró en la habitación.
- La comida esta lista en 6 minutos, así que empezad a preparar la mesa para comer por favor.
Mientras las chicas salían de su refugio detrás de Yuuko, lo mismo pasaba con los chicos en el otro lado del claro, pero estos seguían a Sen, quien cruzó una mirada mortal con Karashi. Mientras, Kumo ultimaba los preparativos para el estofado añadiendo algunas hierbas que había encontrado en el bosque, contando lo que eran y sus propiedades a un reducido público de jóvenes.
- …...y sirve solo para condimento, añadiendo un toque de frescor a los guisados. Aunque si se abusa de ella puedo producir jaqueca.
- Increíble Kumo-sensei - aplaudió Mituski -. ¿Cómo es que sabe tantas cosas de plantas? Acaso estudia biología o algo así?
- No, lo mío son las letras - respondido Kumo sonriendo -. Pero viví la mayor parte de mi vida en el campo, así que me encuentro mas a gusto entre árboles que entre rascacielos.
- ¿Por eso se apuntó a esta expedición? - preguntó Kyosuke.
- Así es, y para ganar dinero - añadió mientras removía el estofado. Casi estaba a punto.
Kumo aparto la caldera del fuego mientras Mitsuki lo apagaba, y ayudado por Kyosuke lo llevaron hacia la mesa donde los aguardaban un regimiento de hambrientos jóvenes. A medida que los platos iban llegando, Kumo los iba sirviendo, pensando que quizás esto les iba a ser de poco al tener en cuenta la enorme caminata. Así que eliminó algunos ejercicios de los planes para el día, dejando únicamente como indispensable la recogida de ramas muertas para poder hacer fuego durante toda la semana. Mas tarde se lo comentaría a Yuuko, a ver si le parecía bien.
Y a Yuuko le parecía estupendo. Los jóvenes se pasaron toda la tarde recogiendo leña y explorando los bosques o bañándose en el lago. Los monitores solo tuvieron que hacer una salida a buscar un alumno perdido que resultó haberse dormido y a advertir que beber agua del lago era malo para la salud, que mejor beber de los ríos ya que "agua corriente no mata a la gente".
Después de la cena basada en ensaladas y salchichas cocidas al fuego vivo, llego la hora de dormir. Los jóvenes aún estaban exhaustos de la caminata, así que los monitores son vieron oportuno montar guardia esa noche por la visitas nocturnas. Después de decirse buenas noches, Sen y Kumo dejaron a Yuuko mientras se dirigían a su refugio.
- Bueno, ya ahora a dormir -empezó Sen -. Por cierto, ¿son cómodas las camas de los monitores?
- Pues no se... - dijo Kumo pillado por la pregunta -. Supongo que como las demás, ¿Por qué lo preguntas?
- Es que circulan rumores y me gustara desmentirlos o afirmarlos.
Hasta que no llegaron a las puertas de su refugio, donde a dentro se escuchaba una bonita sinfonía de ronquidos y maldiciones por ellos, a Kumo no se le encendido la bombilla.
- Sen... - susurró Kumo para no despertar a los demás -. ¿No pensaras dormir arriba conmigo, no es asi?
- Pues... si, como monitor es lo que tengo que hacer, no? - preguntó Sen temiéndose lo peor.
- No -lo mato Shishio -. No eres monitor, eres "ayudante de monitor", así que buenas noches... que duermas bien en tu cama.
Kumo abrió con llave la puerta que llevaba a las escaleras hacia su habitación y volvió a cerrar con llave. Mientras, Sen buscó a la luz de la luna una cama libre y la encontrón justo delante de la puerta de los baños. Y por lo visto alguien no había hecho caso de los recomendaciones y había bebido mucho agua del lago, ya que el aire que salía era vomitivo y le daba a Sen en toda la cara. "Bonita forma de terminar el día... " se dijo Sen entre sarcasmos. Por suerte, el cansancio fue mas fuerte que la peste y los ronquidos y cayó fulminado en un sueño profundo, sin sueños
