Sombras de la Noche

Disclaimer. Yami no Matsuei es creación de Matsuhita-sama. Los personajes secundarios, distintos a los de YnM, son de mi propiedad.

Advertencia: Contenido de sexo explicito en ciertas escenas (lemon, específicamente). No apto para homo fóbicos. Incluidas, relaciones hetero.

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10mo Capitulo – Sombras

Las noticias no siempre son muy precisas…

por más que lo intenten…

La policía sigue sin pistas que ayuden a la captura del
asesino serial que, hasta ahora, ha matado a 8 mujeres…

… la última víctima fue encontrada en una suite
de un hotel de la zona centro de Tokio.

Nadie ha pensado en que podría ser algo relacionado con satanismo…

Fuentes cercanas a los forenses, nos informan que
los corazones fueron perforados, sin mostrar siquiera una laceración
en la piel que pudiese dar cuenta de dicho acto…

Al final, no se enteraran de nada más.

Cuidado, por las calles ronda un asesino invisible
que se oculta en las sombras de la noche...

Y así fue como nombraron al demonio...

-o-

Sus manos temblaban perceptiblemente sobre la superficie áspera de la taza de té, frente a ella. Sus ojos miraban la nada, pero parecían buscar algo.

- Me disculpo por mi torpeza – dijo mientras se inclinaba completamente, sintiendo la textura del tatami en su frente – Pero os ruego que por favor busquéis a Oriya-sama

Tsuzuki no pudo evitar revolverse incómodo, mientras su mano se paseaba por sus cabellos castaños. El secretario, por su parte, se quitó los lentes y con un pequeño paño de seda comenzó a limpiar las micas. La muchacha no se movió de la posición en la que estaba.

- Quizá solo os estáis preocupando de más… así que no es necesario que nos pida buscarlo – hablo Tsuzuki, intentando hacer desistir a la muchacha, que se irguió, con lágrimas en los ojos y clavando estos en las orbes violetas de su interlocutor.

- Por favor – murmuro, muy, pero muy quedamente. Pero como única contestación, el shinigami agacho un poco la cabeza mientras negaba. La muchacha lloró un poco más, mientras con las mangas del kimono se cubría el rostro.

- No llore – pidió Tatsumi con una sonrisa tranquila – No tiene que preocuparse mucho por Oriya-kun, lo más seguro es que este bien

- E…eso… -hipó -… eso espero…

-o-

Caminaba tranquilamente por la apenas concurrida calle, dejando que su largo cabello se meciera con el frío viento. Sus labios rosas se abrían para dejar entrar aire a los pulmones para después exhalar una voluta de vapor.

No hacía mucho tiempo que estaba en la calle, apenas acababa de lograr escapar de la casona esa en la que estaba. Y a pesar de lo mucho que su corazón le dijera Quédate, regresa… él te cuidara prefería hacerle caso a su cordura, y alejarse de él; por más que lo amará prefería mil veces estar solo que estar con alguien que solo usase su cuerpo.

Una ligera aura de tranquilidad lo rodeo, haciéndolo sonreír, al tiempo que metía sus manos en los bolsillos de aquella chaqueta gris que se encontrará, antes de salir, junto con algo de ropa. A veces creo que no te conozco lo suficiente, Kazukata pensó, mientras un fino rubor aparecía en sus mejillas.

Siguió caminando, tranquilamente, hasta que sintió un golpe en su costado que lo hizo caer. Había tropezado con alguien. - ¡Oh! Discúlpeme – dijo, apenado, mientras intentaba levantarse, mas al momento de alzar su mirada, vio una pálida mano frente a si. Sonrió con vergüenza, al tiempo que sujetaba esa mano – Gracias –

- De nada – habló por primera vez la persona con la que chocase. Su mirada se encontró con otra - ¿Estáis bien?

- Si, creo… - ya por fin de pie, miró con detenimiento a su interlocutor. Era un joven de cabello largo, y plateado Igual que Kazukata pero este pensamiento le entristeció. Aquél muchacho, al notar ese velo de tristeza que de pronto le cubrió, habló – ¿Sucede algo? Se le ve mal…

Al oírle esa última afirmación, reaccionó y sonrió forzosamente, cosa que el otro noto – No, no es nada…

- Si quiere, podríamos ir a tomar un poco de té y así, aprovechar para desahogarse un poco… - extendió un poco su pálida mano, en señal de ofrecimiento - … no es bueno quedarse guardado algún recuerdo doloroso… - y sonrió de forma maliciosa, al tiempo que sus ojos tomaban un tono rojizo.

- Claro…

-o-

Hacía poco que había logrado dormirlo del todo. Tenía su bata blanca empapada con sus lágrimas, mientras murmuraba cosas ininteligibles que una vez muertas en su boca, jamás volvieron a ser repetidas.

Se le veía tranquilo, libre de cualquier sueño. Cayendo libremente en la suave negrura arrulladora. Algunos mechones de cabello caían sobre sus ojos, que se veían rojos, en incluso aún se veía una que otra lágrima caer por su piel.

Suspiro con alivio, y se quito los lentes, para posarlos sobre el tatami. Se estiró un poco, solo para sentir un insoportable cosquilleo en sus piernas, al tiempo que con suavidad se tronaba el hueso del cuello. Su cabello rubio se mecía tranquilamente en cada movimiento, cayendo en cascada por sus hombros y espalda. Miró lánguidamente al chico, y después se levanto de donde estaba, tomando de nueva cuenta sus lentes y ponérselos.

Apenas corrió la puerta, se encontró con unos ojos verde, que se abrieron más de lo normal. Un fino rubor apareció en sus mejillas a causa de la sorpresa que sintió con aquella coincidencia.

- ¿Cómo esta él, Watari-san?- el aludido sonrió tristemente, mientras se cruzaba de brazos.- Si te dijera que lo he visto en peores condiciones, te mentiría… - y suspiró por segunda vez, al tiempo que pasaba tras de su oreja un mechón rubio.

- Ese maldito consiguió lo que quería - dijo, más para si que para su interlocutor al tiempo que se mordía la uña del pulgar.

- ¿De que hablas?- pregunto con curiosidad, - bueno, vamos a mi cuarto y ahí me cuentas…- Hisoka simplemente asintió, y después chasqueó con los dientes la uña para comenzar a seguir al científico, que ya había emprendido la marcha. En el camino, Hisoka se quedo en silencio. - ¿Qué tan grave puede ser el que un demonio viole a un chico inocente?- pensó con resentimiento al tiempo que habría la puerta del cuarto para dejar entrar a su informante.

-o-

- … en realidad, no lo comprendo mucho; ni siquiera recuerdo cuando comencé a amarlo… - un largo suspiro corto sus palabras, mientras jugaba con la pajita de su refresco.

El joven sonrió, mientras apoyaba su rostro sobre su mano - Es normal – dijo – cuando te das cuenta de lo que sientes, ya es demasiado tarde para remendarlo…

- Hablas de ello como si fuera un pecado – Oriya se vio sorprendido ante aquellas palabras.- ¿Y no lo es el amor?- comentó, con su dedo haciendo círculos sobre la superficie de la mesa.

Oriya se le quedo viendo al muchacho, no debía de tener más me veinte años o incluso menos. Una sonrisa algo pesada y sus ojos delineados con amargura pura… notó entonces la excesiva madurez de sus gestos, inadecuados y sofocantes como para un chico de su edad.

- ¿Me lo dices por experiencia?

La pregunta tomo desprevenido al muchacho, que respingó sorprendido, al tiempo que alzaba su mirada. Solo entonces, se relajo, y a su rostro volvieron la sonrisa, pero esta vez un poco más ligera - ¿Por que más podría ser? – y se encogió de hombros.

- No sé, quizá por cualquier otra cosa… a tu edad, no creo que poseas mucha experiencia, como tu dices…- un muy leve suspiro salió al aire.

- Podría ser – no había convencimiento en su voz, incluso se notaba duda – para él, no fue algo que pudiera decidir… y creo que eso le ha hecho realmente mal – dio un suspiro, al tiempo que un mechón caía por su rostro y se acomodaba sobre la mesa -… y la verdad… nunca pensé enamorarme…

- El amor es algo inevitable – Oriya sonrió con amargura, mientras le daba un sorbo a su bebida - o como bien lo decías tu, un pecado… - esto lo susurro muy suavemente -… nunca te das cuenta de lo que sientes hasta que sufres… -

El muchacho bufó exasperado ante eso, y entonces se levanto de la mesa – Eso del amor es tan complicado… pura basura puritana – se encogió de hombros, al tiempo que se acomodaba su gabardina. El castaño se le quedo mirando con mitad sorpresa y mitad enfado Pero que cabeza dura que eres pensó.

– Bueno… fue un gusto hablar con usted… - el peliplateado le sonrió sinceramente.

- Igual – respondió al gesto, y vio como comenzaba a alejarse, mientras miraba como sacaba una bufanda negra de su bolsillo y comenzaba a enroscársela alrededor del cuello. Entonces recordó que después de estar tanto tiempo hablando no le pregunto su nombre.

Se levantó, y se apresuro a alcanzarlo, sujetándole de la manga izquierda de la gabardina, recibiendo una mirada fría, pero que a él le parecía sorprendida.

- Disculpa… no nos presentamos… soy Mibu Oriya…

- Mi nombre no es algo que importe mucho, pero... todos me llaman Li…

-o-

Tatsumi salió de la habitación, minutos después de que la joven (Eleonor se llamaba) saliera, alegando que la necesitaban en el servicio de los otros huéspedes de la posada que habían comenzado a enfadarse por los inconvenientes por los cuales pasaban en su estadía.

Camino, con su típico andar recto, hacía su habitación que compartía con Watari; aquella en la cual él había llorado entre sus brazos. Se quitó sus gafas y acarició la piel del puente de la nariz. En eso, giró su cabeza y vio lo que era la pequeña fuente de agua cristalina.

Un poco cansado, decidió tomar aire fresco y sentarse sobre el tatami, dejándose bañar por la suave luz diurna, mientras, con los ojos entrecerrados, miraba los vestigios de la pelea que tiempo atrás ocurriera ahí mismo.

- Esto no ha acabado aún – mientras las sombras que aclarecían la zona revoloteaban con vida propia, en sentido hacía el secretario, marcando un tétrico vaivén aburrido.

-o-

Hasta ese momento, lo que Hisoka le contaba era increíble y a la vez horripilante. A cada palabra, el rubio crispaba sus puños, sintiendo en su piel la fina magulladura que le provocaban las uñas al enterrarse.

El menor solo miraba el tatami, mientras le contaba todo lo sucedido y hablado con Libezleeb. Una mueca de horror se dibujaba con bastante claridad, con sus ojos sin brillo alguno y sus dedos bailando sobre sus piernas.

Cuando terminó de hablar, espero alguna palabra del científico. Algún regaño, alguna lamentación o incluso un sollozo. Se esperaba cualquier palabra existente que pudiera decir, y aún así, dejaría que el mayor se descargará todo.

- Sigo sin entender la verdadera razón de sus acciones – dijo por fin, poniendo una mano en su mentón, pensativo – para una mujer, que su cuerpo esta creado para la concepción, tendrá mucha más facilidad al momento parir; mientras que un hombre, correría el riesgo de morir desangrado desde el inicio del parto…

- Esto si es que el feto logra implantarse, pero como no existe una vagina para alojarse…- comentó Hisoka, desde el suelo donde estaba sentado, interrumpiendo el monologo de Watari.

- Eso no es lo vital – le corto de pronto,- Piensa, Libezleeb es un demonio de una clase alta, por lo mismo, su poder tiene una magnitud descomunal, con un simple tronar de dedos podría hacer que el organismo de Okina-kun sea semejante a de una mujer madura, en etapa reproductiva. Eso haría que no tuviera problema para dejarle encinta… - hizo una pausa -… el problema radicaría en el propio Okina-kun… - en su rostro apareció una mueca de terror –…él simplemente podría suicidarse…

-o-

Tsuzuki se estiró, cansado, mientras bostezaba abiertamente. Abrió la puerta de la habitación en la que estaba y comenzó a caminar por el largo del pasillo, notando como una sombra se escabullía a uno de los cuartos. Lo más probable es que fuera Tatsumi yendo a descansar, cosa que todos necesitaban.

De un movimiento, sereno, se tronó con satisfacción los huesos del cuello, sintiendo la frescura de la brisa entrando por la puerta hacía el estanque. Algunos pétalos caían de sus árboles, abandonando las ramas y volando hacía el piso y ser olvidadas.

Pensó por unos momentos en lo que al principio había sido la misión, y se encontró con que estaban igual de perdidos que al principio, a pesar de conocer el rostro y nombre del asesino. Su sola presencia suponía un enigma, aunando sus deseos exóticos indecibles. Suspiro con cansancio y resignación, agachando la cabeza para después cruzar sus brazos a la altura de su pecho.

Fue en ese momento que una confusa pero conocida sensación lo invadió. Una euforia recorrió sus venas, sentía la malignidad del aura. La pureza de su ser envilecido. Todo él estaba ahí… toda la maldad… toda sangre…

- ¡Libezleeb!- exclamo, mientras giraba sobres sus talones para mirar al dueño de dicha aura.

- Hallo, Mensajero…

Ahí estaba él, sentado sobre una estatua del jardín, viendo con atención al shinigami y sonriendo con una retorcida malicia. Su cabello negro cayendo por su espalda, acariciándola con dulzura; sus ojos rojos como sangre fresca, su sonrisa macabra: su identidad...

Hacía rato que había llegado a lo que fuera el establecimiento, admirando por ratos la estática hermosura de la naturaleza nocturna, el espectáculo del cielo oscuro siendo manchado de suaves tonalidades rosa. Sentado tranquilamente al shinigami caminar por el pasillo bostezando y pasando completamente de la vida.

Tsuzuki lo miró con odio absoluto, lanzando llamas púrpuras infrenables. Sus miradas cruzadas, contrastantes, sedientas de sangre, de guerra… venganza. A su lado, bajo la tranquila superficie del estanque, las carpas danzaban, ignorantes de todo e incluso una se digno a chapotear.

En ese momento la batalla empezó.

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Free Talk

¡Décimo capitulo UP! Estoy realmente feliz. He terminado con el capitulo 10 n0n ¡eso es todo un sueño echo realidad TuT! Y creo que lo mejor de todo es que me ha quedado largo n.n creo que ese es un modo de disculparme por haber tardado tanto en actualizar el fic.

Aunque en parte, tbn estoy triste, porque falta poco para que llegue el final T.T aunque creo que muchos de mis lectores estarán felices porque por fin verán acción y el gran final (o eso espero que sea) de Libezleeb.

Me he dado cuenta de que en este capitulo han salido unos cuantos enigmas que no creí involucrar realmente nnU igual, espero poder desvelarlos en el capitulo 11 (que podría considerarse como el final de este tortuoso fic) y… y creo que me he emocionado escribiendo xD

Bueno, creo que os debo de explicar una cosita que se me paso, quizá no sea importante… pero imagino que a algunos les causo curiosidad. Cuando Libezleeb llama "mensajero" a Tsuzuki, esto es por el término "shinigami" (dios de la muerte). Muchas historias hacen referencia al dios-mensajero y lo toman como una relación de amo-sirviente: el amo manda al sirviente a hacer el trabajo sucio para no mancharse las manos con la basura que debieran tocar.

Muchas gracias Dark-san86, Caritadmanga, Aiko-chan, Tama-chan y Shuneko por sus reviews tan emotivos TuT (y disculpas por no poder contestarselos Y.Y)

Oh! Estoy en serio tan agradecida con vosotros TT me han animado mucho con este fic… ¡ah! Y por cierto… hablando de fic… como pago a su espera, les entrego dos bonus y un bonito extra Muraki-Oriya.

Por ahora¡hasta el capitulo 11! Besos a todos n.n

® 2006 Aliss.chan