Me di cuenta de q borré algo de la historia anterior. me faltó poner que escribiré el capítulo siguiente solo cuando tenga 10 reviews. Si les gusta la historia basta con que dejen "me gustó". Ahora si,
EL ASESINO
Golpeaba el sol como nunca aquel día mientras avanzaban los prisioneros hacia los vagones para ser trasladados. El pueblo de Ishbal no era un pueblo aguerrido, por eso la tarea fue bastante fácil. Era el el Mayor Armstrong el encargado de la operación. Era raro para el que Mustang prefiriera hacer el papeleo cuando gustaba de supervisar el mismo las operaciones y luego delegar el trabajo de oficina. Sin embargo se podía explicar por que había sido el mismo, uno de los protagonistas en la muerte de Yoki. Tal vez prefería escribir el mismo el informe para evitar malas interpretaciones
No había nada que reportar hasta que muy cerca se oyó un disparo. La fila se detuvo de improviso y más de alguno comenzó a temblar de miedo.
- ¡el gobierno nos seguirá asesinando!- se oyó decir en la fila.
- ¡Sólo quieren acabar con Ishbal!- gritó uno más atrás.
Bastaron unos pocos segundos para que se perdiera el control de la situación. Descontrolados comenzaron a huir en todas direcciones mientras Armstrong ordenaba a todos los hombres retomar el traslado. El no se quedó a ayudar. Corrió tanto como le permitían sus pies hacia donde venía el balazo. Era la tienda de Mustang, no cabía duda. Justo al doblar en una tienda, frente a la del coronel, se encontró con una sorpresa que jamás habría imaginado. Habían intentado asesinar a Mustang.
Apoyado aún contra el escritorio, oyó el percutir de la bala y un cuerpo que se desplomaba en el suelo. No era el suyo. Aún se encontraba consiente y no entendía por qué. Aquel trozo de metal no había dado contra su cabeza. Al abrir los ojos, vio el arma sobre la mesa. Ni siquiera habia sido su arma. Se encontraba confundido, aterrado, agonizante sin haber sido herido. "¿Qué pasó?" se repetía apretando los ojos, pues tenía miedo de la respuesta. De pronto oyó un leve quejido que venía delante de él. Era mujer, no cabía duda. Era Winry la que se encontraba en el suelo presionando su brazo derecho con la mano contraria. Estaba gravemente herida, pero aún así se resistía a gritar. Pero ¿quién había sido? Observó a través de la entrada una silueta que no distinguía bien pues el sol le daba en la cara. Corrió a ayudar a Winry que yacía sobre un charco de sangre despreocupándose del culpable.
-Jamás me lo habría esperado de ti- se oía decir en el exterior
- Traté de salvarle- respondía una segunda voz.
-Tendrás que explicárselo al excelentísimo coronel Mustang o enfrentarás la furia de Louis Armstrong- oyó el coronel.
De pronto apareció el Mayor con el teniente Havoc forcejeando entre sus brazos. Lo tenía atrapado por la cintura y lo traía suspendido en el aire sin la menor dificultad. A pesar de que Havoc oponía una gran resistencia, no podía compararse con la fuerza de Armstrong que como su nombre lo dice (brazo fuerte), era uno de los alquimistas más fuertes en cuartel Central.
Al ver a Mustang tratando de detener el sangrado de Winry, Armstrong se confundió. El Coronel se encontraba en perfecto estado y el herido era otro.
-Eso era lo que estaba tratando de decirte- balbuceaba Havoc pues ya casi no respiraba.
De improviso lo dejó caer al suelo y fue a ayudar a Winry.
Eso es lo que intentaba decirles. Me pidieron que viniera porque algo raro estaba sucediendo aquí- se explicó Havoc retomando su respiración- No comprendí por qué, pero como soy inferior, vine a ver que pasaba cuando encontre a esta chica apuntando con un arma al coronel. Por supuesto no iba a permitir que le disparara así que apunté a su brazo para que dejara caer el arma.
Todo cobraba sentido en la cabeza de Mustang, pero el dolor se hacía cada vez más grande al ver como Winry, su amada Winry se desangraba entre sus brazos. Debía ser él quien estuviera en el piso agonizando para pagar su deuda. Pero parece que el intercambio equivalente no se realiza a nuestra propia voluntad. Era el destino, si, debía ser el destino el que jugaba en su contra, tal vez por su ambición de convertirse en Fuhrer.
Le pidió a Armstrong que llevara a Winry de urgencia a la enfermaría. Salió corriendo con la chica entre los brazos sin mayor esperanza que una muerte sin dolor para ella. Mustang se puso de pié y golpeó a Havoc con todas sus fuerzas. Tanto fue así que el teniente cayó al suelo y saco un diente de su boca. Se encontraba demasiado airado para contenerse. Por culpa de Havoc no podría descansar en paz. Por culpa de él, la deuda seguría impaga.
Ya más calmado, lo levantó por la solapa. Retornó a su rostro su clásica expresión fría. Esa que inspiraba una mezcla de temor y respeto.
-¿Quién te envió?- pregunto impávido.
- Ha sido la teniente Hawkeye. Me ordenó patruyar este sector- se apresuró a responder Havoc.
La expresión en el rostro de Mustang cambió de impavidez al más grande de los asombros al oir ese nombre. "Hawkeye", pensaba mientras soltaba al teniente. "¿Por qué ha enviado a Havoc?". Dejó a Havoc en el suelo, volvió al escritorio para tomar el arma aún no homicida y salió de la tienda.
