Gracias por todo su apoyo y comentarios! he estado escribiendo otros fics emocionalmente angustiosos y esta historia es un respiro XD.
Creo que ya se cuantos eps exactos tendrá este fic. No creo que Shippo resuma toda la historia creo que al final solo algunas cosas que me parezcan graciosas. Y sep…los últimos eps van a tener a Kagome, no es un fic mega emocional así que el reencuentro lloroso dejémoslo a otros fanficers o al anime, pero aparecerá ella.
La hermana gemela de Gyokuto aún no sabemos cómo es, pero una información de la página oficial del anime insinúa que ella no es amable como su gemela…entonces hice mi propia interpretación divertida en este fic: ella tiene los genes de Miroku jejeje. Por otro lado, pienso en que si Shippo de verdad no se hace adulto a la par con las gemelas o Hisui su relación sería interesante: habría comenzado como un hermano mayor que los cuida y vigila, luego un amigo que se ve de su misma edad y finalmente habría pasado a hermano menor o pequeño amigo…ellos crecen él se mantiene, uno de los factores curiosos de la dinámica humanos-yokai.
Y lo siento…este ep me salió algo triste incluso si hay comedia porque siento que es imposible tocar el tema de que Kagome no está con respeto sin poner sentimientos tristes de por medio de la misma manera que es difícil hacer fics con animes en emisión sin darle algo de "desarrollo cosecha del autor" para los personajes, sin embargo la escena donde Inuyasha le dice a Shippo que deje de llorar es del anime.
Inuyasha y Hanyo no Yashahime no me pertenecen yo solo tomo prestados sus personajes para efectos de diversión y expandir el amor por ambas series.
Un lazo rojo, tristeza y borracheras
En la antigua cabaña de la sacerdotisa podía verse a la anciana mujer sentada, sosteniendo un cuenco con té en sus manos, observando al medio demonio de largo y desordenado cabello blanco que frente a ella, por fin, había ido a formularle la petición que llevaba esperando tanto tiempo.
- ¿Podrías ayudar a Moroha a que termine de desarrollar sus poderes espirituales? Cuando nació y supimos que los tendría junto con los que heredó de mí se suponía que Kagome iba a enseñarle_ El dolor que normalmente desaparecía de su expresión cuando estaba junto a su hija hizo acto de presencia_ pero ella no está aquí ahora y eres la única a quien se lo puedo pedir. El tipo de poder espiritual que posee Miroku es muy diferente.
- Claro que puedo ayudar Inuyasha_ la anciana Kaede tomo un sorbo de té pensativa_ hace tiempo que habría deseado comenzar a instruirla, pero ella siempre estaba tan ocupada, corriendo por todos lados sin detenerse ni un segundo y ahora parecía realmente entusiasmada con su tiempo de descanso. No quise darle más trabajo de inmediato. Se merece divertirse como lo haría alguien de su edad.
Inuyasha bajo la vista asintiendo, deseando que su hija pudiera haber tenido una infancia normal, la que él nunca pudo tener y había deseado darle desde que estaba en el vientre de Kagome. Pero ahora, incluso si estaba con ella, incluso si desde ese momento en adelante podía cuidarla ya nunca podría recuperar ni borrar el pasado.
La anciana Kaede también parecía bastante reflexiva:
- De hecho, siento que tengo que disculparme.
- ¿Uh? ¿por qué?
- Por un segundo pensé que me estabas pidiendo esto porque querías mantener a Moroha ocupada y así evitar que estuviera demasiado cerca de los chicos de la aldea…después de todo ya tiene catorce años y la mayoría de las niñas aquí están empezando a pensar en matrimonio y es un tema recurrente, también tu hija es una jovencita muy bonita, alegre y enérgica. Se esta haciendo popular bastante rápido.
- Sí…me he dado cuenta_ Moroha parecía casi humana: los colmillos y las garras no eran cosas que nadie notara de inmediato y los humanos cuyo olfato no estaba desarrollado no podían oler su sangre demoníaca, tampoco heredó su color de cabello blanco, sus oídos ni sus ojos amarillos. Nada en su apariencia incitaba a que la gente la evitara o rechazara.
Y estaba realmente agradecido por eso.
- …pero ahora veo que tu interés en sincero_ la anciana sacerdotisa había terminado de hablar ofreciéndole una sonrisa amable y cálida que lo hizo sentir un poco culpable.
Entrenar a Moroha era una excelente idea...pero la mujer había tenido razón en sospechar. Murmuró un breve "Claro" y termino el té en silencio.
- Ah, Inuyasha antes de que te vayas hay algo que me gustaría darte.
Mientras tanto en la aldea…
Gyokuto tarareó una melodía balanceando suavemente la cabeza a la vez que sostenía algunos dulces que había comprado entre sus manos. No siempre conseguían esa clase de delicias para la comida en casa, pero sus padres habían querido hacer una algo especial no solo para invitar a sus amigos sino porque su hermana regresaba del viaje de entrenamiento de dos años al que había partido para perfeccionarse como exterminadora.
Kin'u aparentemente se había cruzado con Shippo en su camino cuando él estaba regresando a la aldea para unas vacaciones hacía algunos meses, la versión oficial es que ambos habían conversado y pasado algo de tiempo juntos poniéndose al día aunque su propia versión es que habían hecho algunas pequeñas estafas en las aldeas cercanas. Era bastante fácil para el zorro generar ilusiones que parecieran monstruos o transformarse él mismo en alguno y luego su gemela solo tenía que fingir exterminarlo: Dinero fácil y rápido.
Soltó una risa al pensar en todas las historias que tendrían para contarse, eran muy distintas, pero extrañaba a su hermana: podían rememorar los viejos tiempos cuando les gustaba jugar a cazar a Shippo en la infancia persiguiéndolo y tirándolo de la cola. El pobre tuvo que sufrirlas por años hasta que ellas crecieron y seguirlo molestando empezó a sentirse abusivo cuando él seguía pareciendo un pequeño niño. Recuerdos traumantes para el Kitsune, recuerdos divertidísimos para ellas.
¿Qué estaría haciendo su hermana ahora? Esperaba que por el bien estar del pelo de su padre no lo estuviera convirtiendo en abuelo y es que ella era muy…apasionada.
Estaba recordando que necesitaba comprar más Sake porque Kin'u era una gran bebedora cuando por el rabillo del ojo detectó a dos conocidos discutiendo:
- Realmente no tienes buen gusto con la música ¿eh?
- ¿Yo no tengo buen gusto? ¡lo que apesta es el tuyo! Lo que escuchas es nada más que gritos, ni siquiera tiene melodía.
- Como digas niño Kpop sigue con tus canciones cursis.
- ¿Eh? ¿Qué hacen?
Shippo y Moroha se voltearon al mismo tiempo hacia Gyokuto, quitándose cada uno el auricular inalámbrico que estaba usando para escuchar las canciones que la pelinegra estaba reproduciendo en un aparato.
- Debatiendo sobre gustos musicales_ respondió la niña guardando los audífonos en una cajita para que no se pierdan_ Shippo no reconoce la buena música en absoluto.
- ¿Yo no reconozco la buena música? _ bufó Shippo.
- Me alegra que lo aceptes_ sonrió Moroha con suficiencia.
- Bueno…creo que esta bien tener gustos distintos_ contestó Gyokuto con su dulce voz, siempre calmada con un rastro de diversión_ Shippo aunque entiendo que tienes que pasar mucho tiempo con otros Kitsune no tomes sus malas costumbres ¿sí? No hagas enojar a tus amigos siendo grosero.
- Ella empezó y el grosero soy yo. Que injusticia.
Gyokuto le acarició suavemente la cabeza con cariño evitando comentar lo lindo y adorable que aún era sin importar el tiempo que pasara, Shippo todavía tenía casi la misma altura que hace nueve años. Aparentemente los demonios crecían como un milímetro por año.
La edad y crecimiento de los demonios era algo muy extraño. Al ser adultos eran mucho más poderosos que los humanos pero pasaban décadas siendo niños indefensos.
- ¿Quieren venir a ayudar con la comida? Vamos a celebrar el regreso de Kin'u. Creo que te sorprenderás Moroha: ella y yo somos casi iguales a diferencia de tus primas que se ven bastante diferentes.
- Me pregunto que habrá hecho con todo el dinero de la última vez_ murmuró Shippo con voz reflexiva.
- ¿Dijiste algo? _ inquirió Gyokuto ladeando la cabeza.
- ¡Ah! No, nada.
Moroha entrecerró los ojos viéndolo con sospecha.
A las afueras de la aldea un monje de mediana edad caminaba tranquilamente hacia su casa luego de haber hecho un exorcismo, podía notar la diferencia en cuanto a sus poderes en relación al nivel en que estaban antes de su entrenamiento. Miroku se sentía feliz de que todo el esfuerzo diera sus frutos.
Especialmente porque eso significo estar lejos de su esposa por mucho tiempo y aunque con los años había aprendido a someter su lujuria esta aún se desataba cuando se trataba de ella, por esto Sango queriendo ayudarlo no fue a llevarle suministros durante el tiempo que estuvo entrenando y su hija fue en su lugar.
No habría podido mantenerse santo si su esposa iba a visitarlo y se quedaban completamente solos.
Repentinamente se topo con una imagen bastante conocida frente a él: Era Kin'u la más similar a él de todos sus hijos conversando o más exactamente coqueteando con un joven y robusto aldeano de buen físico.
Miroku suspiró ¿Cuándo dejaría de purgar todo el karma acumulado de su juventud?
Minutos antes…
La joven exterminadora se abanicó con la mano, maldiciendo el calor que la estaba haciendo sudar de un modo espantoso. Deseaba llegar a su casa lo más pronto posible para tomar un baño, comer y descansar, no se había detenido en varias horas con el fin de poder llegar a su destino a la brevedad.
¿Cómo estarían todos? Le había llegado la información de que sus padres se habían reencontrado con Inuyasha, el medio demonio y no solo eso, sino que la tal Beniyasha con la que se había topado en una ocasión cuando ambas coincidieron tratando de exterminar al mismo monstruo insecto era su hija y por lo tanto había pasado a convertirse en una especie de sobrina adoptiva.
La niña siempre había quedado en sus recuerdos porque la imagen mental que tuvo de la cazarrecompensas cuando escuchó su nombre por primera vez fue la de una mujer adulta y atrevida, como mucho una joven de su edad, pero en su lugar se había topado con una adolescente casi una niña aún, muy delgada y de cuerpo pequeño que sorprendentemente era capaz de pelear y defenderse muy bien. Y aunque admiró eso no pudo evitar sentir tristeza por ella.
¿Por qué motivo una chica tan joven trabajaría en algo tan peligroso a una edad tan temprana si no fuera porque no tenía una familia que la cuidara? Fue bastante fácil ver que era huérfana o quienes la cuidaban no la protegían en lo absoluto y sin embargo ella sonreía y parecía feliz.
Sería interesante poder conversar otra vez en casa ¿recordaría su encuentro? Tal vez no, casi no hablaron después de todo y aunque conociera a Gyokuto la diferencia en el largo del cabello de ambas evitaba que fueran una copia completa de la otra: El cabello de Kin'u era tan largo como el de su madre cuando era joven cayendo liso y reluciente por su espalda, pero a diferencia de Sango no lo sujetaba con una cinta, sino que lo dejaba fluir libremente.
Sus pensamientos profundos y reflexivos fueron reemplazados por otros mucho menos…espirituales cuando levantó la vista: allí a pocos pasos de distancia había un hombre joven y atractivo, de espalda ancha, piel tostada y músculos ondulados quien estaba guiando un caballo por el camino. El animal llevaba un cargamento de telas: probablemente un regalo para alguien. Por lo tanto, aparte de hermoso el hombre tampoco era pobre.
Se veía muy joven así que posiblemente fuera soltero. De todos modos, eso no era difícil de averiguar.
Esbozando una sonrisa coqueta apuró el paso hasta estar a una distancia prudente, entonces fingió tropezar con una piedra mientras soltaba un grito agudo.
El hombre se dio vuelta revelando un rostro varonil y atractivo, definitivamente él era delicioso.
Kin'u ocultó su expresión tras sus manos tratando de lucir avergonzada.
- ¿Señorita? ¿se encuentra bien?
- ¡Oh! ¡lo lamento mucho! Es solo que llevo tanto tiempo viajando y hace tanto calor…me temo que me he mareado_ puso la manga de su kimono en su rostro dando la imagen de una joven pudorosa y frágil.
El chico cayó en el engaño completamente:
- ¿Necesita ayuda? ¿puede caminar? _ se agachó hasta llegar a su altura, inspeccionando sus pies cubiertos por sandalias en busca de una herida o una torcedura.
- No lo sé…no siento mi pie derecho en absoluto.
- Mmm…me temo que podría ser un calambre, ¿puedo ayudarla a levantarse?
- ¡Ah! Claro, estaría agradecida.
Pasó sus manos por su espalda ayudándola a ponerse de pie, instándola a que apoyara todo su peso contra él lo que la joven obedeció gustosa.
- ¿Se dirige muy lejos?
- No, voy a una aldea cercana que queda por este camino.
- Ya que vamos en la misma dirección la acompañaré hasta su casa, pero…_miró con pesar el caballo cuyo lomo estaba ocupado.
- ¡No tiene que preocuparse por mí! Odiaría que su esposa lo mal entienda…después de todo usted lleva tan hermosos regalos para ella.
- ¡No tengo esposa! Son para mi madre y mis hermanas, están en edad de casarse, se han convertido en todas unas señoritas.
Kin'u agachó la cara tratando de aparentar pesar cuando en realidad estaba sonriendo: él era soltero ¿Qué más suerte podía pedir?
- Señorita…yo_ él se ruborizó…un buen chico sin duda, casi se sentía mal por estarlo engañando, CASI_ creo que tendrá que usar mi espalda.
- ¡No tiene que disculparse! Es más de lo que osaría pedir.
- Por favor, suba_ se acuclilló esperando pacientemente por ella.
Repentinamente sintió que una mano vagaba desde la zona baja de su espalda…hasta su trasero:
- Hum…señorita…
- ¡Ah discúlpeme! _ se escuchó un grito apenado_ ¡estoy tan débil que mi mano se resbalo! ¡no fue mi intención ser tan descarada!
- Por supuesto, nunca pensaría mal de una dama tan agradable_ ¿Cómo podría una joven tan dulce y angelical hacer eso a propósito?
Se puso de pie llevando a la exterminadora en su espalda comenzando a caminar hacia la aldea totalmente ajeno a que "la angelical dama" estaba esbozando una sonrisa totalmente lasciva en su espalda.
Y la joven estaba totalmente ajena a su mortificado padre que miraba unos metros atrás.
Horas más tarde…
El día avanzaba y dentro de poco el cielo mostraría los colores del atardecer. En el interior de la viviendo se escuchaban numerosos sonidos e Inuyasha pudo detectar claramente la voz de Moroha entre ellos.
Su mano derecha estaba cerrada firmemente sobre una cinta roja o más bien un pañuelo, que sin importar cuantos años pasaran aún tenía un aroma familiar en él. Si cerraba los ojos todavía podía ver claramente a una Kagome de quince años, apareciendo por el pozo luciendo su uniforme escolar adornado en el pecho por ese pañuelo. La anciana Kaede había guardado todos esos años una de las viejas pañoletas que a Kagome se le quedo en su casa luego de que su uniforme fuera roto y manchado hasta un punto donde era completamente inútil: ella se había marchado a su mundo usando la ropa de repuesto que llevaba en su mochila amarilla, la misma con la que ahora corría Moroha. Dejando ese pañuelo abandonado en la época feudal y la anciana Kaede lo había guardado como un recuerdo, porque siempre le había tenido afecto a Kagome y en ese tiempo pensaba que tarde o temprano ella volvería para siempre a su época.
Ni siquiera él habría pensando que finalmente ella elegiría quedarse permanentemente en el pasado.
Caminó hasta la entrada de la casa, sin sorprenderse cuando su hija apareció corriendo: seguro ella había detectado su olor.
- ¡Viejo!
- Llegaste temprano.
- Ah, sí nos encontramos con Gyokuto y vinimos a ayudar con la cena.
- "¿Nos?" _ olió brevemente a la niña detectando rápidamente el olor a zorro, Shippo también estaba allí.
- Kin'u y Miroku acaban de llegar, ella se ve feliz…creo que nos conocimos antes pero no recuerdo de dónde. Miroku parece estar teniendo una charla con ella.
- Ya veo_ Inuyasha recordaba lo que le había comentado Sango sobre la chica, la gemela había heredado las costumbres de su padre para desgracia y vergüenza de Miroku_ oye…Moroha.
Sus cálidos ojos castaños lo miraron interrogantes, preguntándose porque repentinamente estaba actuando tan serio.
- La anciana Kaede tenía esto_ le mostró la pañoleta roja, Moroha acercó su nariz olisqueándola con curiosidad.
- Huele…un poco familiar_ olisqueo un poco más, su pequeña nariz se movía arriba y abajo_ pero no recuerdo de dónde.
- Era de tu madre, ella solía usarlo en su ropa cuando viajábamos juntos. Solo era un año mayor que tu en ese tiempo.
Moroha se detuvo observando el pequeño trozo de tela roja con nuevos ojos.
- Entonces… ¿huele como ella? _ susurró levantando la vista hacia su padre no queriendo ver la expresión cargada de dolor que siempre veía cuando hablaba de Kagome.
De verdad ¿Dónde diablos estaba su madre? ¿si estaba viva no podía aparecer de una vez? Todos estaban terriblemente deprimidos cuando pensaban en ella.
- Sí_ Inuyasha se tragó el nudo que tenía en la garganta_ aún huele un poco como ella. Pensé que podrías querer usarlo como cinta, la tuya se ve desgastada.
Moroha llevó su mano al maltrecho lazo que llevaba hace años, el cual se veía aún peor ahora por culpa de su pequeña travesía en el árbol de esa mañana:
- ¿Estas seguro? ¿puedo usarla? _ acercó la mano a la tela sintiendo algunas dudas, quería tener algo de su madre. Desde que se reunió con Inuyasha había comenzado a darse permiso para sentir ese tipo de cosas que antes solo enterraba profundamente para evitar el dolor.
Pero su padre la extrañaba tanto…incluso juraría que una noche lo escuchó llorar con los dientes apretados, pero fingió ignorarlo, porque eran similares y ella odiaba que la vieran llorar o se lo hicieran notar siquiera.
- Por supuesto que puedes.
Con cierta timidez Moroha desató el lazo dejando que su cabello cayera sobre sus hombros para volver a acomodarlo nuevamente en una cola de caballo. esta vez usando el pañuelo que fuera de su madre.
Se volvió hacia Inuyasha con una gran sonrisa, un pequeño rubor adornando sus mejillas:
- ¿Cómo me queda?
El medio demonio sonrió, pero en sus ojos se podía ver cierta tristeza al mirarla.
- Te queda bien.
- Gracias.
Sorpresivamente Moroha lo abrazó, Inuyasha tardo unos segundos en reaccionar, aún le costaba creer que realmente era padre y que a pesar de que no pudo criar a esta niña ni cuidarla ella de todos modos lo amaba.
Le devolvió al abrazo agachándose porque ella era mucho más pequeña que Kagome cuando era tan solo un año mayor, incluso si ahora se alimentaba con regularidad Moroha siguió siendo pequeña. Tal vez eso era herencia de Izayoi: ella no era una mujer alta.
Sango asomó por la puerta queriendo ver porque Moroha tardaba tanto cuando se supone que solo iba a recibir a Inuyasha, pero al ver la escena regresó silenciosamente al interior de la casa.
- ¿Qué no se suponía que esto era una cena familiar alegre? _ Shippo se cubrió los oídos con las manos rezongando ante los gritos que se escuchaban al otro lado de la mesa.
El resto de los invitados también hacían lo posible por ignorarlo: Towa charlaba con Setsuna o al menos trataba mientras su gemela seguía comiendo con impecable elegancia, Hisui conversaba con Gyokuto y Sango trataba de que su otra hija y su marido dejaran de discutir.
Moroha e Inuyasha sencillamente estaban más pendientes de su arroz que del caos:
- ¡¿POR QUÉ TENIAS QUE HACER ESO?! ¡ERA UN BUEN CHICO!
- ¿QUE CLASE DE PADRE Y MONJE SERIA SI DEJO QUE SIGAS LLEVANDO A CABO ESTRATEGIAS COMO ESA?
- ¡Pero papá! _ chilló Kin'u haciendo un puchero_ ¿Qué tiene de malo ser joven y disfrutarlo?
- ¡Hay otras maneras de disfrutar tu juventud que manosear a hombres desprevenidos!
- Tu padre tiene razón, no esta bien que uses tu apariencia inocente para engañarlos_ Sango apoyó a su marido dirigiendo una mirada maternal penetrante hacia la joven regañada.
- ¡Papá no es nadie para hablar, él era aún más lujurioso!
- ¡Pero me reforme al madurar y ahora solo siento lujuria por mi esposa!
Hisui asintió solemnemente:
- Tal y como debe ser.
La mirada aguda de su tío en el lado opuesto de la mesa le recordó que sus ojos impuros habían sido descubiertos, se ruborizó y desvió la mirada hacia el lado.
- Realmente estoy pensando en quedarme soltero para siempre en estos momentos_ Shippo suspiró resignado a seguir comiendo acompañado del son de las peleas familiares.
- ¡Vamos, vamos no digas eso! _ Moroha empujo sus palillos contra la mejilla del chico_ ¿no es mucho mejor comer en un ambiente animado? Comer sola no es tan divertido.
El estómago del zorro de hundió al pensar en la cantidad de comidas que ella había tenido sola, robando lo que pudiera encontrar, cuidando sus espaldas para que no le arrebataran el alimento.
Inuyasha parecía estar pensando lo mismo porque empujó algunos trozos de carne extra en la comida de la niña sin que ella lo notara.
En ese momento un aroma que no había olido hacía mucho tiempo llegó hasta la nariz de Shippo, un aroma que le hizo recordar su niñez, la época donde lloraba sin vergüenza, donde necesitaba protección.
La época donde siendo pequeño se acurrucaba con Kagome antes de dormir.
Buscó la fuente del aroma detectando que este provenía de su amiga, examino a la chica con más atención viendo que su cinta para el cabello lucia diferente:
- Moroha…esa cinta.
- ¡Ah! ¡papá me la regaló!
- Porque alguien al parecer rasgó la anterior_ Inuyasha le dirigió una mirada mortal al joven Kitsune demostrando que sospechaba de las aventuras de ambos en el árbol por la mañana.
- ¡No me pienso disculpar, Moroha casi me arroja a mi muerte! Un poco más y me caigo_ Shippo se echó a la boca otro bocado ignorando los gruñidos enojados de Inuyasha.
- Estás exagerando_ Moroha le quito algunos trozos de pescado como castigo tragándoselos antes de que Shippo los pudiera recuperar.
- De todos modos…ese lazo huele extraño_ insinuó el pelirrojo manteniendo la vista en su comida.
- Era de mamá, el viejo dice que huele un poco como ella aún…¿será porque tiene algo de sangre seca?
Inuyasha reprimió el escalofrío que lo recorrió.
- Moroha, ese no fue un comentario muy agradable.
- ¿Eh? ¡ah! Lo siento, lo siento.
El Kitsune se quedo en silencio observando aún la cinta que adornaba la cabeza de la pelinegra.
Kagome… ¿Dónde estaba? ¿estaba viva siquiera? ¿de verdad servía de algo seguir intentando encontrarla?
Cuando era pequeño fue completamente incapaz de contener las lágrimas en estas ocasiones, pero a medida que creció aprendió a controlarse, incluso a guardar lo desgarrado que se sentía cuando hace poco tiempo pensaba que toda la familia de Inuyasha estaba muerta, incluso su hija. Sentía que no tenía derecho a llorar como un niño cuando precisamente ser uno fue la causa de que no pudiera hacer nada para salvar a las personas que lo salvaron a él tantas veces.
Una vez que terminó de comer dio las gracias por la comida y se excusó alegando que iba a ir a caminar, se escabullo silenciosamente por la puerta esperando que nadie se diera cuenta de su ausencia en medio de la pelea doméstica.
Rato después…
Moroha suspiró echándose hacia atrás sintiéndose saciada, le echo una ojeada a la puerta viendo que Shippo no se veía por ningún lado aún.
- Oye viejo…deberías ir a consolarlo.
- ¿Eh? _ Inuyasha alzo una ceja metiendo las manos en las mangas de su chaqueta roja_ ¿le paso algo al chaparro?
- Extraña a mamá, ahora debe estar poniéndose realmente melancólico. Creo que necesita un abrazo o algo.
Inuyasha guardo silencio unos segundos:
- Shippo y yo nos estimamos en el fondo…pero no tenemos ese tipo de relación_ nunca le había dado un abrazo cariñoso al niño y si empezaba ahora que ya era un adolescente incluso pensó que se iba a asustar_ y si esta llorando no creo que quiera llorar conmigo. Le dije algo idiota hace tiempo.
Como olvidar el momento cuando pensó que todos sus amigos incluso Kagome habían muerto porque él no estaba allí para protegerlos luego de ir tras Kikyo y Shippo estalló en un llanto desconsolado, pero en lugar de abrazarlo o darle una palabra amable le grito que se comportara como un hombre y dejara de llorar.
Había olvidado ese incidente, pero si lo pensaba bien Shippo jamás lloró con él y desde que se reencontraron no le había vuelto a ver ni una sola lágrima incluso cuando lo vio luego de todos esos años, el Kitsune solamente le sonrió con alegría. Podría ser porque creció, pero también que aprendió a reprimir sus emociones.
- Mmm_ Moroha asintió, se estiró en el suelo antes de darse impulso para ponerse de pie_ supongo que tendré que encontrarlo yo.
Antes de que Inuyasha pudiera objetar salió corriendo de la habitación olisqueando el aire en busca del pelirrojo. El medio demonio la vio marchar con una mezcla de sentimientos.
Aunque en muchas cosas se parecía a él y la vida la había endurecido antes de tiempo la empatía que heredó de Kagome salía a relucir cuando era necesario. Podría intentar hablar con Shippo más tarde para ver si estaba bien, por ahora era probable que Moroha pudiera ayudarlo más que él. Nunca fue bueno con los niños a menos que solo tuviera que entretenerlos por un rato como a los hijos de Miroku cuando eran pequeños y al joven zorro casi siempre terminó haciéndolo llorar o enfadándolo incluso cuando trataba de ser amistoso.
Esperaba al menos estar siendo un padre decente para su hija.
Fue fácil seguir el rastro del joven demonio, él no estaba muy lejos de la casa: se había apoyado en el tronco de un árbol cercano mirando la luna que hacia poco comenzó a brillar en el cielo. El cuarto demonio se acercó con cuidado alcanzando a ver un leve rastro de lágrimas en su cara.
- Hey, Shippo… ¿todo bien?
Él se sobresaltó incluso cuando con su audición y sensibilidad olfativa debería haberse dado cuenta de que ella estaba allí. Eso demostraba que no le estaba prestado atención a su alrededor sino solo a sus pensamientos.
- Extrañas mucho a mi madre, ¿no? _ Moroha se apoyó a su lado recargando su espalda contra el tronco y frotando sus brazos con ambas manos ante la frescura de la noche.
¿Por qué tuvo que olvidar su capa dentro?
- Sí, lo hago…Kagome ella…fue la primera persona que me trató con cariño después de que mi padre murió.
- Ah…
- Lo siento, esto te incomoda_ Shippo se disculpó rascándose la mejilla con nerviosismo.
Sabía que para Moroha hablar de sus padres era un tema complicado, lo fue hablar de Inuyasha cuando aún no había aparecido y todos barajaban la posibilidad de que estuviera muerto y ahora lo era hablar de Kagome. En ambas ocasiones la sensación de tener experiencias compartidas con ambos, de saber exactamente a quienes extrañaba y como eran las personas que buscaban chocaba con el hecho de que la propia hija de esas personas apenas si sabía algo sobre ellos por las historias de una pulga y lo que pudiera decirle Koga, porque incluso Miroku y Sango quienes habrían podido criarla como suya y hablarle a profundidad de sus padres, la creían muerta así que nunca la buscaron.
Era como si se hubiera robado un poco el lugar que le correspondía a ella, se sintió así por bastante tiempo incluso sin atreverse a acercarse demasiado a Towa y Setsuna porque eran sus primas, la única familia que Moroha tenía y no quería robarle eso también, al mismo tiempo la misma Moroha había tardado un poco en sentirse cómoda con la idea de que él conocía tanto a sus padres.
- Puedes seguir hablando de ella si quieres_ sorpresivamente la niña parecía a gusto_ tarde o temprano voy a tener que aceptar escuchar sobre ella…oír al anciano Myoga cuando me hablaba del viejo habría sido útil para que no lo sintiera como un desconocido cuando nos encontramos.
Quien los viera ahora jamás pensaría que Moroha le gritó y le gruñó a Inuyasha cuando se encontraron la primera vez porque siempre luchó por no necesitar a nadie y estaba furiosa de que su padre apareciera tan tarde cuando ya la había pasado bastante mal.
A su lado el Kitsune suspiró:
- Bien…_Shippo asintió pateando algunas piedrecitas con el pie, hubo un tiempo donde su apariencia era mitad humanoide mitad zorro, con una cola esponjosa visible y pies de animal, pero ahora había aprendido a hacer que la parte inferior de su cuerpo también pareciera humana_ Kagome, era la persona más amable que alguna vez conocí. Mi madre murió mucho antes que mi padre así que no la recuerdo mucho. Kagome fue lo más cercano a una figura maternal y de hermana mayor que recuerdo incluso aunque ella era aún muy joven y a veces también actuaba de forma infantil. Ella e Inuyasha.
- ¿Ella era un poco similar a Towa? _ Moroha también comenzó a patear piedrecitas con los pies_ Towa fue criada por el tío Sota, viene de la misma época de donde venía mamá y…es una hermana mayor bastante buena.
- Bien…Kagome podía ser mucho más temperamental que Towa, hacerla enojar era un infierno. Pregúntale a Inuyasha al respecto.
- Entonces…ella era amable pero también tenía mal carácter_ Moroha sabía que sus ojos estaban empezando a ponerse húmedos, pero se contuvo.
- Y también valiente, ella era muy valiente ¿De verdad Inuyasha no te contó?
- No he querido hablar mucho de ella…creo que el viejo tampoco está listo_ Las lágrimas comenzaron a fluir por sus mejillas de forma silenciosa_ crees que… ¿crees que si está viva me va a amar?
- Claro que sí, tus padres ya te amaban más que a su vida incluso antes de que nacieras_ Shippo pudo escuchar claramente como la niña empezaba a llorar a su lado y seguía tratando de tragarse las lágrimas_ puedes decirlo por la forma en que te trata, él le partiría la cara a cualquiera que te dañe.
Moroha soltó una risa húmeda tratando de limpiarse el rostro con sus guantes sin dedos. Antes no lloraba tan fácilmente, pero tener un padre, amigos, un grupo de personas que la querían y se preocupaban por ella la estaba reblandeciendo. Una vez que se daba permiso para sentir no podía parar. Porque le habría gustado crecer con sus padres, habría querido tener a su viejo y a Kagome a su lado, ser una familia, tener una infancia menos triste, sin soledad, sin tener que robar comida, sin temer a la muerte o al abandono, durmiendo en una casa cálida, con tres comidas diarias, con amor.
No importa cuanto lo deseara esos años jamás iban a regresar.
Shippo estiró una mano para consolarla cuando irónicamente ella vino a consolarlo a él, luego le paso una caja con pañuelos de papel que podría jurar estaban originalmente en su mochila amarilla, pero él fiel a sus malas costumbres seguramente lo tomo prestado sin preguntar.
- Lo lamento, te merecías crecer con ellos.
El llanto de la chica se recrudeció, Shippo en silencio también volvió a llorar.
Y un poco más allá…
Kin'u balanceó felizmente en su mano la botella se Sake y con la otra llevaba del brazo a su gemela, ambas riendo luego de haber logrado escabullirse con éxito.
- ¡Oye Gyokuto! ¿recuerdas cuando éramos adolescentes?
- ¡Sí! Hacíamos esto todo el tiempo.
- Y luego papá venía a llevarnos de regreso a casa completamente borrachas.
Ambas estallaron en carcajadas siguiendo su camino hacia el árbol que estaba al frente de la casa donde acostumbraban sentarse a beber lejos de sus padres, pero lo suficientemente cerca para ir hacia ellos si algo pasaba. En el hombro de Gyokuto estaba Kirara maullando felizmente.
Antes de que Hisui se la llevara para entrenarse la gatita demonio era su fiel acompañante de borracheras encargada de salvarles el trasero por si las atacaba algún demonio y ellas no podían defenderse.
Pero al llegar a su sitio ambas se detuvieron de golpe, en vez de estar vacío había dos adolescentes sollozando.
- Oye Gyoku…¿estos se robaron el licor antes que nosotras o qué? _ resopló Kin'u viéndose bastante irritada.
La otra gemela más reflexiva y dulce que su hermana los miro unos momentos antes de negar con la cabeza:
- No, creo que están genuinamente tristes.
- Oh…bueno_ la mujer de cabello largo se retorció con un sentimiento culpable_ ¿deberíamos ir a consolar a los niños?
- No, deberíamos dejarlos solos. A Shippo no le gusta que lo traten como un niño y Moroha se encierra fácilmente, prefiere ser quien se acerca primero.
- Ahhh, bien_ Kin'u paso una mano por su cabello despeinándolo en un gesto sumamente poco delicado_ entonces ¿bebemos en ese arbusto?
- Parece un sitio tan bueno como cualquier otro.
Acompañadas del ulular de los búhos las gemelas comenzaron a beber felizmente intentando ser lo más silenciosas posible para respetar a los adolescentes llorosos mientras Kirara se sentaba a sus pies.
Cuando finalmente Moroha y Shippo se calmaron quedaron sentados en el suelo esperando que sus ojos de deshincharan y sus caras dejaran de verse tan fatal por todo el llanto, con esa apariencia nadie habría dicho que eran un poderoso joven demonio y una muy buena cazarrecompensas.
- ¿Has hablado con Inuyasha sobre como te sientes? incluso si no ha sido directamente sobre Kagome... _ Shippo sospechaba seriamente que no.
- ¿Cómo quieres que lo haga? _ respondió Moroha, su voz aún sonando un poco extraña y nasal_ el viejo siempre parece realmente triste de hablar sobre ella o pensar siquiera en que podría no estar viva…ahora sé que perdió a la tal Kikyo de forma horrible, debe estar aterrado de perder a mamá también, decirle que estoy triste solo lo haría sentir más culpable por no poder criarme.
- Inuyasha siempre se va a sentir culpable probablemente y no puedes arreglarlo, Sango y Miroku se sienten igual por no buscarte nunca y yo también me siento así a veces porque cuando todos ustedes desaparecieron no pude hacer nada para ayudar.
- Eso no me hace sentir mejor.
- Te estoy diciendo que tienes que aceptarlo y si Inuyasha y tu están tristes pueden sentirse tristes juntos…las familias hacen eso. No recuerdo mucho sobre la muerte de mamá, pero sí que mi padre y yo lloramos mucho cuando ella se fue.
Moroha asintió en silencio, reflexionando sobre sus palabras. Cuando vio a la familia de Towa y conoció a esas personas que también decían ser su familia se sintió extraña pero feliz, sin embargo, siguió escondiendo sus sentimientos incluso cuando aun llevaba a todos lados el regalo que le dio el abuelo Higurashi una cosa era sonreír y llevarse bien otra acostumbrarse a la idea de andar por la vida siendo emocionalmente vulnerable todo el tiempo y saber que nadie a tu alrededor se iba a cansar por ello porque no te veían como una carga.
- Bien… ¿y qué hay de ustedes dos? Tu y el viejo podrían ir a estar tristes juntos también. Ambos conocieron y aman a mamá.
Shippo se echó a reír al imaginarse la escena de él e Inuyasha tratando de abrazarse cariñosamente diciéndose cosas consoladoras.
- Moroha, no lo mal entiendas quiero a tu padre y en el fondo siempre lo admiré un poco, pero no tenemos ese tipo de relación. El noventa por ciento del tiempo nos estamos peleando y cuando era niño pasé mis días siendo golpeado por Inuyasha o con él agarrándome de la cola.
- ¿Y donde queda la parte donde te burlabas de él? _Moroha alzo una ceja interrogante_ escuché sobre eso.
- No eran burlas, eran comentarios perfectamente razonables que él se tomaba mal.
Ambos se quedaron un rato en silencio nuevamente dejando que la brisa nocturna terminara de secarles las lágrimas.
- Oye, Shippo estaba pensando…dijiste que mis padres me amaron desde antes de nacer.
- Sí, lo hice_volteó a mirarla preguntándose a donde quería llegar.
- Eso quiere decir que tu estabas allí.
- Sí…_ella no parecía deprimida ya sino muy curiosa ¿de que tenía tanta curiosidad?
- ¿Estuviste cuando nací?
Ah, claro, eso.
- Si, todos estábamos allí.
Moroha lo miro estupefacta unos segundos:
- ¿Y te veías igual que ahora? _una cosa era saber la edad de los demonios y su proceso lento de envejecimiento otro ver a este chico que no se veía mayor que ella afirmando que la vio de bebé.
Tan loco como ese pequeño monstruo de cincuenta años que se veía como un niñito regordete.
- A ver_ Shippo se froto el mentón pensando por unos instantes_ no, un poco más joven creo que de unos ¿nueve a diez humanos?
- ¿Has envejecido como dos años humanos en catorce años?
- No debería impresionarte tanto Inuyasha tenía cien antes de quedar suspendido por cincuenta años, Sesshomaru es mucho más viejo y apenas parece de veinte y tu envejecimiento debería volverse más lento de aquí a algunos años, tal vez algo más tarde que en Inuyasha por tu mayor cantidad de sangre humana. Pero no creo que pases los veinte sin que se detenga.
- O sea que si me voy a ver joven a los cien años_ murmuró Moroha recordando la extraña conversación con su padre_ es un poco abrumador.
- Nunca lo pensé así…sencillamente es como envejecemos los demonios.
- En ese caso, si estabas allí ¿Cómo era? _ lo observó con genuina curiosidad.
- ¿Cómo era quién?
- ¡Yo de bebé!
- Bien…_Shippo se cruzó de brazos reuniendo sus recuerdos de hace más de una década_ correcto…eras…
- ¡Vamos dime! _ Moroha le dio un codazo juguetón.
- Eras la cosa más roja e hinchada que había visto nunca y tenías mucho pelo en la frente.
- ¡¿Me estás diciendo que era un bebé feo?!
- ¿Sinceramente? Todos eran bebés feos, las gemelas, Hisui…los bebés humanos no son lindos cuando nacen.
- ¿Ah no? ¡tu seguro que parecías una bola de pelos con hocico!
- ¡No te burles de la verdadera forma de un demonio!
- ¿Entonces es cierto que naciste como una cría de zorro?
- ¡Los Kitsunes no somos zorros vulgares! ¡era una gloriosa cría de zorro!
Ambos se miraron asesinándose con la mirada por atreverse a insinuar que el otro era menos que adorable cuando llego al mundo, finalmente se echaron a reír por lo ridículo de la discusión sintiéndose mucho mejor.
- Deberíamos volver_ Moroha se puso de pie de un salto sacudiéndose la tierra de la ropa_ el viejo debe estarse preocupando.
- Estoy de acuerdo_ Shippo tomo la mano que la niña le tendía para ayudarse a levantar_ regresemos antes de que Inuyasha se quede calvo pensando en cuantas desgracias pudieron pasarte.
Ambos caminaron de regreso a la casa donde ya se podía ver a Inuyasha sosteniendo la capa de Moroha y a las gemelas medio demonio olisqueando el aire en busca de ambos mientras Hisui haciendo acto de presencia junto a Setsuna gritaba el nombre de Kirara preocupado.
Ninguno de los adolescentes se percató del par de jóvenes mujeres medio borrachas que seguían bebiendo Sake sentadas tras un arbusto cercano.
Continuará…
Este episodio fue un poco triste…pero soy así XD me temo que soy incapaz de escribir fics totalmente dramáticos, así como fics sin nada serio incluso mis fics más tontos tienen una especie de lección. Pero estoy feliz con el resultado de esto, mostrar que los personajes sufren y tienen dolor en el fondo creo que hace aún más lindas las escenas divertidas. Todos se ríen, hacen idioteces y pasan tiempo juntos incluso si tienen algún pesar en el corazón y eso me parece hermoso.
A la vez los pensamientos internos entre Shippo y Moroha lo pensé considerando esto: Imaginen nunca conocieron a sus padres, están huérfanos, solos y la pasaron mal, ¿te vendieron tal vez?, entonces sale alguien que se ve de una edad cercana a ustedes y les dice "yo los conocí, éramos cercanos sé mucho sobre ellos" pero esa persona no es exactamente un familiar sino alguien que de niño cuidaron sus padres y además no vivió tan mal como ustedes porque era cercano a los amigos de sus padres...que nunca te buscaron porque creyeron que moriste. Lo siento pero me cuesta pensar que todo sería sol, arco iris y buenos sentimientos XD.
En nuestro próximo episodio…que paso con las gemelas ebrias, Hisui aparece un poco más y es hora de hablar de Naraku.
PD: Anda circulando unos cálculos del fandom de que Hisui tiene como 20 años y Setsuna tiene 14, personalmente pensaba que el chico tenia como 18..he leído mangas con diferencia de edad y no me parece horrible depende como se haga pero pensé que Hisui era màs joven y estamos hablando de la época feudal, asì que no me importa demasiado. Lamento si a alguien le molesta.
