Comenzaré con las respuestas de siempre para que salten abajo a quienes no les interese leer esto:
Tengo planeado ya el final del fic y no pasará los 20 episodios, tengo varias escenas graciosas/emocionales que deseo agregar, pero encajaré todo si queda bien y natural, tienes ideas divertidas manu, pero me temo que no he pensado en donde encajaría ver a Koga peleando con Inuyasha.
Inukik e Inukag el problema es que son dos dinámicas lindas, pero muy diferentes porque Kikyo y Kagome reaccionaban de manera muy distinta a los malos modos de Inuyasha, Kagome peleaba de par a par, Kikyo le contestaba con calma y tranquilidad, Kikyo era una mujer madura ya en sus tiempos, Kagome una niña aún. Ten en cuenta que Inuyasha es un anime antiguo, hubo un tiempo donde "los que se quieren se pelean" era muy popular, hoy en día se prefiere "la pareja que se comunica" igual que la violencia de la mujer hacia el hombre era vista como graciosa. Hoy en día Rumiko cambiò sus dinámicas de parejas porque los tiempos cambiaron Rinne y Mao exhiben relaciones de pareja muy distintas a RanmaxAkane e Inukag, si Inuyasha fuera un anime moderno puedo apostar que Kagome e Inuyasha habrían sido ilustrados de otra manera (habrían hecho que Kagome lo callara verbalmente en vez del abajo, por ejemplo).
Sesshomaru nunca me atrajo tanto como a otras personas, Kagura y él como pareja tampoco, no me quejaba si quedaba así pero nunca vi interés romántico de él en ella, Rin y Sesshomaru nunca los vi como padre-hija más como amigos con mucha diferencia de edad, nunca vi su comportamiento como paternal ni ella lo trataba como padre, aunque si Shipeaba a Rin con Kohaku. Pero siempre supe que Sessrin podría ser cannon a futuro debido a los tropos de romance de manga- anime que existen. La historia me temo no es intercambiable, Inuyasha tenía que ser liberado por Kagome, la flecha era sagrada, la flecha de Kikyo y Sesshomaru no sé si habría sentido la misma compasión por Kagome que la que tuvo por Rin.
Bueno no te voy a decir que no te entiendo XD eso es como la idea de Draco x Harry chica, o Ranma de verdad siendo chica x Ryoga es…esa sensación divertida de ver a una pareja rival amor-odio donde la mujer estaría a la par con el hombre a la hora de pelear y también en carácter, pero no he considerado hacer un fic de romance en ese sentido, quiero ser escritora alguna vez así que ese tipo de tramas que requieren que cambie demasiado el universo original de la serie o el sexo de un personaje prefiero formar la trama de un libro que hacer un fanfic. Pero entiendo que tipo de dinámica te refieres una rivalidad chica/chico que se transforme en una de amienemigos hasta llegar al amor.
El nuevo doblaje no me convenció demasiado prefiero ver la serie en japonés.
Bueno ahora sí, gracias por todo el amor que sigue recibiendo este fanfic, este episodio requirió tanto esfuerzo como el del despertar de Kagome porque es igual de triste y dramático. Igual intenté escribir un encuentro entre Rin y sus hijas, pero por razones obvias de carácter y circunstancias va a ser diferente al de Moroha con Kagome.
Lo de Moroha y Sesshomaru es una teoría que existía, pero muchos descartan por ser trágica, yo la amo por que es una gran forma de que Sesshomaru muestre compasión y me parece hermosa…de una forma triste. Ya sospecharán cuàl es antes de leer.
Como se me ha hecho costumbre comenzaré con una escena del pasado (creo que mantendré eso) recuerden que Inuyasha y Hanyo no Yashahime con sus personajes no me pertenecen yo solo los tomo prestados.
Aviso: Todos lloran mucho…lo siento, pero es imposible escribir esto sin lágrimas y no sé como describir gente llorando de mil maneras diferentes.
Lágrimas que sanan
Dos años atrás…
El amanecer llegaría dentro de unas pocas horas, más por el momento el bosque seguía en absoluta oscuridad sumergido en una niebla blanquecina y húmeda que aumentaba el frío reinante en el lugar.
En el suelo se podían ver los restos de una pelea, un monstruo semi humanoide en forma de araña con varias cabezas y cuerpo enorme se encontraba desmembrado, su cuerpo mutilado esparcido entre los arbustos, en las raíces de los árboles y la sangre manchando la tierra. Claramente fue el perdedor de la batalla, y sin embargo al centro de la masacre estaba la muestra de que no se había ido a la tumba solo.
Junto a la cabeza del monstruo se encontraba una pequeña niña muy delgada, su piel era blanca de forma natural pero la palidez de la muerte lo acentuaba, el cabello negro que en algún momento estuvo recogido en un lazo estaba disperso en torno a su pequeño rostro enredado y lleno de barro. Las garras de la niña estaban manchadas de sangre mostrando que fue la responsable de la derrota del ser que ahora se hallaba esparcido en múltiples trozos luego de que le fuera arrebatada la cabeza. Pero la herida abierta justo en el corazón de la chica aún goteando sangre en su traje rojo. Claramente era una herida mortal.
Dos seres caminaban lentamente entre los restos, uno de ellos era alto, vestido de forma elegante con una armadura sobre su atuendo, el largo cabello plateado fluyendo por su espalda manteniendo una apariencia impecable que parecía anti natural en ese lugar. Tras él estaba un pequeño monstruo con cierta apariencia de rana con un bastón entre sus manos trotando para mantenerle el paso a su amo.
El único observador de la escena era una pequeña pulga llorando junto al cuerpo de su ama, estaba abrazando un listón rojo y un envase de maquillaje hecho de conchas de mar. Nunca pensó que la pelea de ese día fuera a ser la última, que la personalidad temeraria de Moroha la llevaría a aceptar una misión imposible para ella.
Había perdido a su gran amo Inu no Taisho, también a su hijo Inuyasha a quien acompañó por tantos años y ahora a la pequeña Moroha a quien le había tomado un cariño especial porque no solo el sabor de su sangre era similar a su primer amo sino su personalidad: ella casi siempre fue amable y respetuosa con él, no lo aplastaba ni maltrataba como amaba hacerlo su padre y tuvo la misma sonrisa divertida que su abuelo a quien nunca conoció.
Ahora todos se habían ido.
Se encogió en su sitio cuando Jaken se acercó picando con su bastón el pequeño cuerpo de Moroha y se alejó del lugar unos metros para esconderse entre los arbustos evitando ser pisoteado por error.
Jaken suspiró:
- Lleva muerta unas cuantas horas_ murmuró con el ceño fruncido_ ese idiota de Inuyasha, habría pensado que luego de que el amo fue tan amable como para darles tiempo a que él y su esposa buscaran a alguien que la cuidara, su hija estaría a salvo. Debí imaginar que ni eso harían bien. Los esfuerzos del amo bonito desperdiciados así.
Sesshomaru observó el cadáver de su sobrina sin hacer la más mínima expresión, nunca amó a Inuyasha, pero llegó a respetarlo el último tiempo, también a la mujer humana que tomó por esposa e insistía en llamarlo "cuñado" de la forma más irreverente. No pensó que fuera a sentir lástima por su sobrina. Pero lo hacía, aunque no lo delatara de ninguna manera. La imagen de una niña muerta con el cabello enredado y la cara manchada de barro tirada en el camino de manera miserable lo hizo pensar en alguien más que era infinitamente preciada para él.
Tenseiga latió en su costado mostrando acuerdo con lo que Sesshomaru sabía que iba a hacer, incluso si el pensamiento aún no tomaba forma del todo en su mente. Desenvainó la espada, la hoja brilló en la oscuridad:
- Sabía que el amo haría algo así_ asintió Jaken satisfecho_ aunque sea la hija de ese torpe de Inuyasha es nieta del padre del amo Sesshomaru, nadie con su sangre debería morir de una forma tan patética. Si quiere morir que busque una forma más digna de…
- Jaken, silencio.
- Sí, amo_ tragó nervioso, retrocediendo para dejarle sitio al gran demonio.
Sesshomaru sosteniendo la espada vió a los espíritus de la muerte rodeando a la chica, los seres del otro mundo parecían estar riendo como si la mortalidad fuera un juego para ellos.
Con un elegante pero ágil movimiento de su mano Sesshomaru los cortó a todos de un solo golpe, desaparecieron con un grito y la herida en el pecho de la niña se cerró.
Myoga se acercó saltando lentamente hacia su ama, había pensado en que tantas posibilidades tendría de que el medio hermano de Inuyasha aceptara revivirla si le rogaba, pero sorpresivamente él lo hizo por propia voluntad. Esquivó los pies de Jaken colocándose junto a Moroha:
- ¿Ama Moroha? ¿me escucha?
Durante unos segundos no hubo reacción alguna, su piel seguía fría y mortalmente pálida, pero entonces sus párpados temblaron y ella abrió los ojos.
- ¿Anciano Myoga? _ la voz era rasposa y un poco extraña.
La pulga lloró de alegría saltando hacia su hombro, ella se estaba sentando con cierto esfuerzo, Myoga se aferró a su túnica.
Miró a su alrededor confundida, recuperando los recuerdos de lo que había pasado antes de perder el conocimiento por el dolor y el desangramiento. Se asustó, sus ojos se abrieron con miedo, rápidamente comenzó a buscar señales de la herida mortal que había recibido, pero aparte de una enorme mancha de sangre en su pecho no había nada, ni siquiera estaban los rasguños menores que debería haber tenido en el rostro.
Su nariz sensible captó dos aromas que nunca había sentido… ¿o tal vez sí? Pero debió ser hace mucho tiempo, antes de que tomara consciencia de ella misma y no había ninguna sensación asociada a ellos.
Se volteó viendo a quien era claramente un poderoso demonio en forma humanoide mirándola sin ningún tipo de expresión en su faz perfectamente hermosa pero fría e intimidante, a su lado otro demonio pequeño y verde la observaba con atención:
- ¿Qué…me pasó? _ pregunto confundida.
- Moriste chiquilla, eso pasó_ respondió el pequeño ser con voz chillona_ el amo se tomó la molestia de revivirte, deberías estar agradecida.
- ¿Revivirme? Co…como_ Moroha se abrazó a si misma al darse cuenta de que su piel estaba realmente helada, sus labios insensibles y sus articulaciones rígidas. Recuerdos extraños de haber estado en un sitio que no se sentía terrenal llegaron a su mente.
Un horrible escalofrío la recorrió.
- Anciano Myoga… ¿es cierto?
- Ss…Sí ama_ la pulga la miro con sus enormes ojos anegados en lágrimas_ usted…se fue, ¡pero el señor Sesshomaru!
- ¡Tu idiota! _ chilló Jaken dándole un golpe con el bastón, la sobrina de su amo estaría mucho más segura sin saber con quién se había cruzado, mientras menos sepa menos probabilidad de que Zero le preste atención si la encontraba.
Especialmente ahora que aparentemente estaba vagando sola y sin protección por ahí. Zero no sabía nada de ella aún, pero era mejor para la niña seguir en la oscuridad de todos modos.
- ¿Sesshomaru? He escuchado ese nombre_ Moroha miró al hombre con nuevos ojos_ ¡estoy segura de que el anciano Myoga me lo dijo! _ la pulga aún estaba sobándose la cabeza por el golpe_ tu eres mi…
- No.
La voz cortante y helada la hizo callar de golpe.
- Yo Sesshomaru, no tengo ninguna relación contigo, solamente te reviví porque era la voluntad de Tenseiga.
- La… ¿voluntad de la espada? _ el anciano Myoga le había dicho que la espada de su padre tenía una especie de voluntad propia, que era más que únicamente un arma, debía ser un caso similar_ pero…estoy segura de que el anciano me dijo…
- ¡Silencio niña! _ Jaken frunció el ceño apuntándola con el bastón, Sesshomaru luego de haberle hablado dejó de mirarla observando el cielo con aire indiferente_ lo que sea que creas no es así, no puedes considerar en serio lo que te diga una pulga vieja con amor al sake. Ahora se lista, deja de preguntar y ve a buscar a alguien que se encargue de ti, la próxima vez no habrá quien te salve.
Moroha se estremeció, mordiéndose el labio con fuerza para no llorar histéricamente:
- No tengo a nadie que se encargue de mí. Trabajo cazando monstruos, estaba aquí por encargo de mi jefe.
Jaken sintió compasión por la chiquilla flacucha, maldiciendo a Inuyasha otra vez por ser tan tonto, tan torpe y no tener la inteligencia necesaria para hacer planes tan bien elaborados como su amo.
Podría ser que Towa estuviera perdida, pero eso fue su culpa, no la de su señor.
- Entonces niña al menos dile a tu jefe cuando no te puedas encargar de algo.
Moroha asintió reconociendo el matiz más suave en la voz aguda, todavía temblando con fuerza y con la mente algo nublada. Myoga le acarició la mano, ella estaba entrando en estado de Shock.
- No podemos quedarnos más, así que vete a casa o a buscar un sitio donde dormir_ Jaken trajinó sus bolsillos poniendo algunas monedas de oro en la mano fría de la chica_ usa esto para alojarte en alguna parte. Adiós.
Corrió para alcanzar a su amo que ya estaba de espaldas alejándose, Sesshomaru volteó levemente dirigiendo su intimidante mirada dorada hacia la pulga aferrada a la capa roja:
- Amo Sessh…
- Myoga. Silencio.
La pulga entendió. No lo estaba callando solo por el momento, era la orden de no decirle nada a Moroha ni hablar más de él.
Sesshomaru emprendió el vuelo con su sirviente agarrándose firmemente a su Mokomoko, Jaken se afirmó resignado a que iban a estar las siguientes horas flotando a una altura considerable hasta que la mocosa de Inuyasha saliera del bosque de forma segura.
En el suelo Moroha siguió mirando el sitio por donde se había ido su salvador, sus ojos castaños parecían un poco ausentes y aletargados, no podía sentir nada y era como estar dentro de un sueño.
Sabiendo que ella no estaba en condiciones de enfrentar lo que había pasado, pero que tenían que salir del bosque rápido, Myoga le pellizcó la mano para llamar su atención:
- Ama, vamos, tenemos que abandonar el bosque, use el dinero que le dieron, vayamos a la posada bonita que vimos por la tarde.
- Uh…sí.
Moroha giró sobre sus pies caminando lentamente al principio y luego comenzando a correr hacia un refugio seguro, todo lo que tenía en su mente era llegar a un lugar donde estar bajo techo y poder dormir. Su cerebro estaba bloqueando cualquier otro pensamiento o reflexión. Nada más que encontrar un refugio.
Horas más tarde cuando por fin asimiló todo y reaccionó se hechó a llorar de una forma desesperada como no recordaba haber llorado desde que era una niña pequeña y fue golpeada por primera vez por un grupo de niños lobo cercanos a su edad.
Ella había muerto, regresó, pero nada jamás borraría que había muerto porque no tenía a su lado a nadie que la protegiera o la cuidara, ella no era una prioridad para nadie más que, tal vez, esa pequeña pulga que siempre la acompañaba, pero era demasiado pequeña para salvarla si le pasaba algo.
Y su tío, su tío quien la revivió, (porque no importaba cuánto lo negara él era su tío) había dejado en claro con su comportamiento que no esperara más de él que el favor de devolverle la vida.
Ella estaba prácticamente sola, siempre lo estaría, no tenía un lugar en el mundo y en esa tarde mientras se ahogaba en llanto y su estómago rugía de hambre porque apenas tenía lo suficiente para un poco de arroz y no estaba en condiciones de robar nada, se preguntó porque seguía viva. Podría haber sido mejor morir, morir y descansar de una vez.
Presente…
El ruido de una discusión se escuchaba fuera de la casa, Moroha abrió los ojos parpadeando para acostumbrarse a la luz. Su madre estaba sentada a su lado mirando hacia el sitio de donde provenían las voces.
- Iré a ver que sucede.
Kagome le sonrió para calmarla vistiéndose a toda prisa para ir hacia la entrada donde Moroha había logrado identificar la voz furiosa de su padre junto con las más suaves y juveniles de sus dos amigos quienes se quedaron a dormir el día anterior.
Se estiró sin darle mayor importancia al asunto, tener a su padre discutiendo con Shippo mientras Kagome e Hisui intentaban contenerlos era algo usual desde hacía meses. Rebuscó entre sus cosas un peine para el cabello y comenzó a desenredar el desastre color ébano que tenía en la cabeza. Nunca le había dado mucha importancia a su apariencia, pero desde que conoció a su madre y descubrió que su cabello negro correctamente limpio y cepillado la hacía ver muy similar a ella no podía evitar prestarle más atención.
Los gritos se detuvieron siendo reemplazados por el sonido de las pisadas de Inuyasha alejándose de la casa rápidamente seguidos de los pasos más lentos de su madre. Eso no era normal, algo estaba pasando.
Moroha salió de la cabaña y allí estaban sus dos amigos con idénticas expresiones preocupadas:
- ¿Qué ocurre?
- ¿No lo sientes en el aire? _ Shippo seguía viendo la espalda de Inuyasha alejándose por el camino_ Kagome no va a poder alcanzarlo antes de que llegue.
La chica olfateó buscando alguna señal extraña y poco usual en el aire, a los pocos segundos detectó un aroma sutil que no estaba allí antes.
- Este aroma es… ¿Sesshomaru?
- Sí, Inuyasha lo sintió nada más despertar y quiere ir por él, traté de hacerlo entrar en razón, pero por supuesto no me escuchó.
- ¿No quieres que el viejo pelee con Sesshomaru? _ Moroha pensaba que entendía bastante bien los sentimientos de Shippo respecto a su tío, que él estaba tan enojado como Inuyasha_ creí que lo detestabas.
- Lo hago, pero no creo que sea la mejor idea ponerse a pelear. Sesshomaru no va a matar a Inuyasha, si quisiera hacerlo ya tuvo su oportunidad, pero se va a defender si él lo ataca.
- Pareces demasiado calmado sobre la situación_ repuso Hisui agarrando a Moroha por los hombros para guiarla al interior de la casa_ ve a vestirte para que podamos alcanzar a tu familia.
- ¡Bien, bien puedo ir sola! _ ella entró, comenzando a registrar su ropa sacando la túnica de rata de fuego mucho más rápida de poner que cualquier kimono, Hisui se encargó de cerrar la cortina a sus espaldas suspirando porque su amiga todavía seguía sin guardar la más mínima preocupación porque las personas pudieran verla desnuda.
Shippo miró a Hisui con una sonrisa levemente orgullosa:
- No me preocupa porque vi muchas peleas entre Inuyasha y Sesshomaru cuando era niño y en ese tiempo realmente se odiaban. Si Inuyasha se pone muy agresivo Sesshomaru se va a limitar a dejarlo fuera de combate.
- Entonces porque nos molestamos en ir, dudo que vayamos a ser de mucha ayuda. Si alguien puede detener al señor Inuyasha es su esposa.
Shippo bajó la voz hasta convertirla en un pequeño susurro:
- Moroha podría haber dicho lo mismo que tú, pero no lo hizo, creo que hay algo entre ella y su tío que no nos ha dicho.
- Que podría…
- ¡Vamos! ¡hay que detenerlos!
Moroha salió corriendo de la cabaña ya vestida, olvidando los calentadores de piernas y los guantes, también renunció a su clásica coleta solo iba vestida con su traje rojo.
Shippo e Hisui la siguieron dejando que su olfato los guiara hasta su padre y su tío, ambos preguntándose porque ella estaba tan interesada en impedir que Inuyasha diera rienda suelta a su ira por Sesshomaru ahora que se había vuelto cercana a Kagome y la amaba ¿no sería lo normal sentir una furia idéntica?
Pero callaron, si algo habían aprendido de una primera mala experiencia es que no podían juzgarla por aquellas actitudes que no comprendían, porque aún había muchas cosas de su vida que desconocían.
El Kitsune se guardó para sí una nueva información olfativa que estaba percibiendo a medida que se adentraban en la aldea: el aroma de una mujer, uno que no había sentido en muchos años; Rin, la esposa de Sesshomaru.
Ya sabía a dónde los estaba guiando Moroha.
Al mismo tiempo…
Setsuna abrió los ojos de golpe nada más despertar, su nariz estaba captando una esencia largamente olvidada muy cerca de ella, justo a su lado. El olor de su madre.
Giró la cabeza rapidamente encontrándose con el rostro que recientemente pudo recordar, los dulces ojos castaños con una mirada algo ingenua similar a Towa y el cabello negro despeinado e indomable. No supo que decir quedándose en completo silencio a la vez que se sentaba:
- Has crecido mucho Setsuna_ Rin sonrió, pero esa sonrisa dejaba traslucir inseguridad_ el señor Jaken me dijo que has recordado todo. ¿Es así?
No se atrevía a abrazarla hasta que la niña no confirmara que la recordaba, que no estaba viendo a una completa desconocida junto a su cama.
- Madre…así es, tengo todos mis recuerdos, regresaron. ¿Te encuentras bien?
Las lágrimas fluyeron, pero Rin mantuvo su sonrisa ahora llena de alivio y amor. Su niña no había cambiado nada, Setsuna todavía era la pequeña copia femenina de Sesshomaru con nada más que sus orbes amatista mostrando un poco de ternura y calidez, pero el resto de su expresión estaba impecablemente seria y carente de lágrimas o sonrisas.
Pero así estaba bien, porque reconocía esa actitud y le decía que aunque hubieran pasado cuatro años desde que se separaron y su hija no la recordara en todo ese tiempo aún seguía siendo la misma Setsuna que con gesto estoico aceptó los planes de Sesshomaru guardando la tristeza en su interior.
- Estoy bien_ Rin tomó las manos de su hija entre las suyas_ no podría ser de otra manera ahora que estamos juntas otra vez.
- Me alegra volver a verte madre_ una pequeña sonrisa apareció en los labios de Setsuna, y ella oprimió suavemente las manos de la mujer_ te extrañé, desde que pude recordarte te he extrañado.
- Pude escuchar una hermosa melodía mientras estaba durmiendo, tengo la sensación de que eras tú.
Setsuna se ruborizó:
- Sí…han pasado muchas cosas, aprendí a tocar un instrumento en el mundo de donde viene Towa.
Las manos de Rin se tensaron:
- Ya veo…mi Señor me explicó que ella estuvo en el mundo de dónde venía Kagome y que tuvo una buena familia allí. Estoy feliz de que Towa esté bien_ Rin fue incapaz de hablar por unos momentos mientras lloraba_ siempre…supe que ella estaba viva…
En un gesto poco usual los brazos de Setsuna rodearon a su madre, su dulce, sentimental y a veces un poco ingenua madre que desde que su mente fue asaltada con recuerdos sobre ella, vió que su hermana gemela era una copia casi exacta del puro corazón de Rin a pesar de que no la recordaba.
- Lo estaba madre…ella se parece a ti_ se dió cuenta que había extrañado la sensación de estar envuelta en esos amorosos brazos. No le gustaban los abrazos y siempre escapaba del cariño pegajoso de Towa, pero su madre siempre fue una excepción, antes de su prima y su hermana fue casi la única persona por la que le gustaba ser tocada.
- Eso me han dicho_ Rin acarició el sedoso cabello de su hija que estaba mucho más largo que hace cuatro años_ espero que en su corazón aún haya espacio para mí.
Setsuna miró de reojo a su gemela quien aún seguía dormida en apariencia, sus viejos hábitos de dormir tranquilamente en el mundo moderno eran difíciles de romper, bajó la voz para que si despertaba no escuchara nada de lo que iba a decir porque si lo hacía jamás la iba a dejar en paz:
- Towa…tiene un gran corazón madre, estoy segura de que se llevarán bien.
- Sí tu lo dices, debo creerte ¿no es así?
Ambas se abrazaron en medio de la calma de la mañana con un lloroso Jaken limpiándose los ojos en una esquina con las mangas, luchando por no hacer ningún ruido.
Fue en medio del reencuentro que toda la paz se rompió cuando un fuerte grito resonó en el exterior:
- ¡SESSHOMARU, BASTARDO! ¡VEN Y ENFRÉNTAME!
Towa se despertó de golpe.
Con el pijama puesto y el cabello blanco en completo desorden se precipitó hacia el exterior donde ya se encontraban todo el resto de los habitantes de la cabaña: allí estaba la anciana Kaede con el pelo suelto aún sin arreglar, Jaken visiblemente nervioso junto a Setsuna…y alguien más, una mujer que estaba agarrando la mano de su hermana.
Towa estaba segura de que ella le parecía familiar, había visto ese pelo negro desordenado en algún sitio, pero no podía fijar en dónde, la brisa llevó hasta su nariz el olor de la mujer aturdiéndola porque ese aroma traía a su mente imágenes difusas y nebulosas que estaba casi segura eran parte de un pasado que no podía recordar. Agitó la cabeza confundida ¿Qué era esto?
La vista de su padre descendiendo desde el cielo hasta pararse frente a su medio hermano quien lo miraba con profundo odio y tenía la espada lista para atacar la obligó a enfocarse en lo que estaba sucediendo.
- ¿Qué esta pasando?
- Ese impulsivo de Inuyasha ha venido a cobrarle cuentas a Sesshomaru_ dijo la anciana Kaede con preocupación_ sabía que pasaría, pero esperaba que pasar tiempo con su familia lo calmara lo suficiente como para no querer matarlo.
- ¿Nuestro tío quiere matar a padre?
Estaba alarmada, quería a su tío un poco gruñón pero buena persona, como la versión permanentemente enojada de su prima. Mas con la reflexión y el paso de los días estaba comprendiendo la amabilidad que escondían las acciones de su padre. ¿De verdad sus parientes se iban a pelear a muerte? Por muy imperdonable y doloroso que fuera lo que Sesshomaru le hizo a la familia de Inuyasha no podía encontrarlo bien.
- ¡Alto! ¡Tío, padre!
La mano de Setsuna se enroscó firmemente en su muñeca:
- No interfieras Towa, padre no va a matar a su hermano, pero el tío está demasiado furioso como para escuchar a alguien ahora mismo. Ni siquiera su esposa pudo detenerlo.
Jaken señaló hacia el camino, donde una cansada Kagome sin aliento estaba intentando volver a respirar con normalidad:
- ¡Inuyasha!
- ¡Quédate atrás Kagome! ¡me encargaré de vengarte por todo lo que sufriste!
Sesshomaru lo observó con la misma calma de siempre, dedicando unos segundos para mirar por el rabillo del ojo a su familia, Setsuna asintió hacia él en reconocimiento y ese gesto le bastó para saber que su hija ahora lo recordaba, los ojos rojos de Towa más cálidos que ardientes los observaban con inquietud sin darse cuenta de que Rin no podía apartar la mirada de ella, bebiendo cada detalle de su pequeña niña perdida hace tanto tiempo.
Su nuera estaba siendo retenida por la anciana Kaede y Jaken por lo que era poco probable que fuera a intervenir. Si Inuyasha lo atacaba se iba a defender y una humana metiéndose entre ambos podría salir lastimada.
Regresó su atención hacia el agresivo medio demonio cuyos ojos ámbar dejaban en claro que lo detestaba con todo su ser, cualquier signo de respeto que consiguiera tenerle hace algún tiempo desaparecido por completo:
- ¡¿CÓMO PUDISTE?! ¡Responde Infeliz!
- Hice lo que fue necesario para proteger a mi familia sin sacrificar a la tuya, debería ser suficiente.
- ¡Tu…maldito!
Inuyasha se arrojó hacia él arremetiendo con su espada, Kagome gritó su nombre, pero fue retenida con más fuerza. Sesshomaru esquivó fácilmente el ataque desenvainando su propia arma para repeler los violentos embates. Una ola de destrucción y polvo estaba quedando a su paso.
- Si quieres continuar esto salgamos de la aldea_ como siempre su hermano menor de sangre caliente no pensaba, sus familias estaban allí, la aldea estaba llena de débiles humanos y casas de construcción humilde, si continuaban peleando todo se iba a venir abajo.
Rápidamente Sesshomaru corrió para alejarse de la aldea:
- ¡REGRESA!
Inuyasha saltó listo para asestarle un golpe con Tessaiga pero el filo de la espada solo tocó tierra.
Sesshomaru se resignó a que Inuyasha solo se iba a calmar si desahogaba su rabia primero, levantó su espada y se preparó para seguir repeliendo golpes.
Con el corazón oprimido Kagome vio las señales de batalla a lo lejos en el bosque, sabía que Sesshomaru no iba a dañar a su marido. Por mucha rabia que tuviera acumulada contra él no podía ser injusta.
Una impaciente Towa había seguido a su tío y padre hacia el bosque perseguida por Setsuna, quien luego de murmurar a su madre que necesitaba impedir que su gemela hiciera algo idiota se fue corriendo, Jaken por supuesto tuvo que ir con ellas.
Rin se acercó lentamente hacia Kagome:
- Lo lamento Kagome san_ murmuró quedamente_ sé que mi señor no se disculpará y cree sinceramente que hizo lo mejor para todos, pero entiendo que te causó mucho dolor y soy indirectamente responsable por esa decisión, ya que él lo hizo para protegerme a mí y a nuestra hija_ lo habría hecho también por Towa de creer que seguía con vida.
La joven sacerdotisa se volvió hacia ella, viéndola por primera vez en muchos años:
- No te culpo ni a ti ni a tus hijas Rin…y aunque me duela haber perdido la infancia de Moroha, entiendo que Sesshomaru no lo hizo por crueldad, tengo rabia, pero siento que puedo entenderlo e intentar perdonarlo_ apretó sus manos contra el pecho_ pero Inuyasha…
- Sesshomaru sama no lo va a lastimar más de lo necesario para defenderse, confió en él y tu puedes confiar en mí.
Kagome le dio una pequeña sonrisa:
- Lo hago, lamento no haberte podido saludar adecuadamente Rin, es bueno que estés de regreso.
- Igualmente, me alegra estar de vuelta.
Ambas mujeres se sonrieron con amabilidad, la anciana Kaede estaba pensando que podría invitarlas a tomar algo de té dentro de la cabaña a la espera de que sus esposos idiotas regresaran heridos luego de haberse estado peleando por horas, sin embargo, la aparición de Moroha en el camino se lo impidió. La niña pasó corriendo rápidamente al lado de su tía y su madre sin siquiera saludar digiriéndose directamente hacia el campo de batalla.
- ¡Alto Beniyasha, puede ser peligroso! _ Hisui intentó llamarla, pero ella no se detuvo, resignado siguió corriendo.
- ¡Espera Moroha! _ Kagome estaba inquieta, sabía que Inuyasha la protegería y evitaría que se lastimara, pero no dejaba de preocuparla que su hija se fuera a meter en medio del combate.
Shippo se detuvo a su lado:
- ¿Quieres ir? Moroha no va a regresar, creo que le preocupa que Inuyasha lastime a Sesshomaru por alguna razón.
- ¿A ella le preocupa Sesshomaru? _ Kagome miró al zorro con los ojos abiertos por la sorpresa, no habían hablado de los sentimientos de la niña por su tío, pero siempre asumió que no podían ser mucho más positivos que los de ella e Inuyasha.
- No es cariño si me preguntas, pero hay una razón, y va a querer detener la pelea. Tiene sentido, ella nunca los ha visto pelear antes, yo ya tuve suficiente de sus enfrentamientos para toda una vida.
- Quiero ir, pero están muy dentro del bosque y no corro lo suficientemente rápido_ Kagome suspiró deseando tener algo del entrenamiento de exterminadora de Sango.
La formación de sacerdotisa se enfocaba en ataques espirituales, arquería y habilidades necesarias para proteger la aldea, todo el esfuerzo se enfocaba hacia el poder del espíritu no a la capacidad física, como los exterminadores que iban al límite de la resistencia humana.
Shippo le mostró una sonrisita divertida:
- Puedo llevarte.
- Uh… no quiero herirte Shippo pero… ¿no eres un poco lento?
El adolescente sintió deseos de palmearse la frente:
- Ya no tengo necesidad de transformarme en un globo flotante Kagome, puedo llevarte fácilmente en mi otra forma.
La mujer recibió una fuerte realización al recordar que su pequeño amigo ahora era un zorro de dos colas y escuchó de Moroha que podía transformase completamente en un zorro demonio, sabía que el tanuki que disfrutaba de atormentar a su hija le había tomado algo de miedo luego de verlo transformado, pero ella misma nunca tuvo la oportunidad.
- Si no te molesta quiero ir. ¿Rin, no quieres?
- No, estoy bien, todavía me encuentro débil, sería una molestia para ustedes.
Shippo asintió indicándoles que se voltearan y por sugerencia de Rin, Kagome y Kaede obedecieron. La mujer tenía experiencia viendo a su esposo transformase en un enorme perro demonio gigante y no era agradable ver como su rostro humano se alargaba y cambiaba, sus brazos se deformaban para convertirse en patas entre otras cosas. El kitsune era más pequeño y mucho más joven, pero dudaba que fuera un proceso muy diferente.
Interior del bosque…
- ¡¿Tienes…Idea…DE TODO LO QUE KAGOME Y MOROHA SUFRIERON POR TU CULPA?!
Entre cada palabra Inuyasha embestía contra Sesshomaru, había utilizado algunos ataques, pero nada le daba más placer que golpearlo él mismo, su medio hermano bloqueaba cada choque sin ningún esfuerzo, sin decir nada ni tratar de explicar o disculparse como el bastardo frío que era y esa actitud solo aumentaba más y más su rabia. Setsuna y Towa tenían a Sota, seguro era mucho mejor padre que el desgraciado de Sesshomaru, Rin era joven ya encontraría a alguien, desde que se convirtió en su esposa ¿no había sido todo difícil para ella? Estarían mejor sin él, y si desaparecía él mismo ya no tendría que volver a temer otra traición de su parte, su familia estaría segura.
No lo amaba como a un hermano, nunca lo hizo y todo el odio acumulado alimentado por el conocimiento de lo que tuvo que vivir Moroha, su dolor por perderse su infancia y la imagen de la debilidad de Kagome cuando la encontró aumentaba su resolución. No importaba cuanto tomara, iba a acabar con él.
- Inuyasha, cálmate_ en un movimiento rápido Sesshomaru le asestó un puñetazo enviándolo hacia atrás.
- ¡Como mierda quieres que me calme! _ con ímpetu él le asestó un golpe en el estómago.
El demonio retrocedió frunciendo levemente el ceño:
- Hice lo que consideré mejor, puedo explicarte, pero no veo que tengas intención de escuchar.
- ¡No quiero tus excusas! ¡Infeliz traidor!
Se prepararon para volver a chocar cuando la aguda voz de una niña demandó con fuerza:
- ¡Papá detente!
Moroha apareció de golpe, saltando e interponiéndose entre los dos mirando directamente a Inuyasha, Towa se puso tras ella para quedar frente a Sesshomaru mientras que Setsuna prefirió quedarse a un lado viendo como llegaba hasta ella un jadeante Hisui.
- ¿Moroha? ¡Quítate!
- ¡No! ¡no puedo dejar que lo mates!
Towa alzó una ceja, mirando a su padre:
- ¿El tío es capaz de matarte?
Sesshomaru negó con la cabeza guardando para sí el recuerdo de algunas peleas donde su medio hermano consiguió lastimarlo bastante.
Moroha e Inuyasha se seguían evaluando con la vista:
- ¿Por qué? ¡¿Por qué lo estás defendiendo luego de todo lo que hizo?! _ no podía entender porque su hija estaba protegiendo al bastardo_ ¡él no tiene nada que ver contigo!
- ¡Es mi tío, viejo y tu hermano!
- ¡Y quien nos alejó de ti por catorce años! ¡Tiene la culpa de todo! ¡hazte a un lado!
- ¡No! _ la niña se veía insegura, abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar_ papá…
- ¡Si me deshago de él me aseguro que de nunca nos vuelva a involucrar en alguno de sus malditos planes! ¡buscaremos otra forma de enfrentar a Kirinmaru!
- ¡Estoy en deuda con él!
- De que estás hablando, ¿Qué podrías deberle? ¡nunca te cuidó, ni te crió, ni siquiera tuvo la decencia de pagar tu deuda! ¡no hay nada que le debas!
- Pero…_ella estaba empezando a temblar, Towa se preocupó, eso era anormal.
- ¿No te basta con lo que nos hizo? ¿lo que te hizo a ti? _ Inuyasha alargó un brazo y con firmeza apartó a Moroha dándole un pequeño empujón hacia Hisui_ contenla mientras me encargo, mocoso.
- Moroha…_ Hisui la tomo por los hombros, sin poder ver su expresión.
- ¡LE DEBO MI VIDA, PAPÁ!
Inuyasha la miro, incapaz de comprender:
- ¿Quieres decir que te salvó alguna vez?
- ¡No! él…_ vaciló por un momento sintiéndose débil por tener que terminar la frase_ ¡ÉL ME REVIVIÓ! Yo…yo morí viejo. Sesshomaru me revivió con Tenseiga.
Ojos violeta y carmesí se abrieron de golpe alternándose entre mirar a su padre y su prima, las manos de Hisui se cerraron con más fuerza sobre los delgados hombros de Moroha asimilando lo que acababa de escuchar.
Inuyasha sintió como si su corazón se parara de golpe y se hiciera pedazos, su mano se debilitó y Tessaiga cayó al suelo perdiendo su transformación. Reconocía el dolor, lo había vivido: cuando murió su primer amor, cuando creyó que Kagome y todos sus amigos estaban muertos, cuando encontró a Kagome dentro de la perla negra mortalmente débil y pensó que su vida se extinguiría en sus brazos.
Pero esto…esto era peor…su hija, su pequeña niña con una sonrisa brillante y un corazón tan puro y amable como su madre…ella…no podía creerlo, NO PODÍA.
- Moroha…no… ¿escuché mal?
- Fue…fue hace dos años, uno de los demonios que estaba tratando de cazar me atravesó el pecho y me aplastó el corazón_ Moroha se abrazó así misma intentando transmitirse algo de calor_ el anciano Myoga estaba allí conmigo si no lo crees.
- Ella dice la verdad Inuyasha_ Jaken se atrevió a hablar habiendo logrado por fin alcanzar a sus amas con sus cortas piernas_ el amo y yo la encontramos muerta en ese entonces, había perdido mucha sangre y tenía una herida horrible, de no ser por el amo bonito la chiquilla no estaría aquí ahora, muestra algo de respeto.
Inuyasha siguió observando a Moroha sin poder asimilarlo, incapaz de creerlo, un sollozo proveniente de su esposa le llamó la atención. Allí estaba Kagome subida al lomo de Shippo tapándose la boca con las manos, gruesas lágrimas cayendo por sus mejillas. El zorro parecía estar en shock, Shippo estaba completamente en blanco manteniendo la mirada en él.
Inuyasha no pudo soportarlo más, la mirada rota de su esposa, el temblor de su hija y la sorpresa de todos…él había fallado más de lo que pensó. Le falló a su familia, le falló a las dos personas que más amaba en el mundo y ahora ni siquiera tenía derecho a desahogar su rabia con Sesshomaru porque el maldito le quitó todo, pero al mismo tiempo se lo devolvió porque sin él…Moroha estaría muerta.
Ni siquiera se sentía lo suficientemente digno de consolar a su hija o a su esposa, no cuando nunca fue capaz de proteger lo que amaba.
Se dio la vuelta y echó a correr.
Hisui dejó a Moroha al cuidado de Setsuna, lentamente se acercó a la espada de Inuyasha y la recogió con respeto llevándola hasta Kagome.
Towa miró a su padre biológico con nuevos ojos, aún era difícil de entender, nunca sería igual a su papá Sota…pero él revivió a su sobrina, él se mantuvo lejos de ella no por despreocupación como creía su tío, sino por seguridad. Sesshomaru a su manera extraña y no humana era amable, una amabilidad que podía comprender y admirar. Él guardó su espada con elegancia, dirigiéndose a Kagome que aún temblaba sollozando sobre Shippo quien se había acercado a una afectada Moroha para ver cómo estaba dándole un toquecito en la mejilla con la nariz.
- Deberían seguirlo_ dicho esto se elevó en el aire y emprendió el regreso a la aldea, no sin antes indicarle a Jaken que se quedara con sus hijas.
Kagome contempló a su pequeña, luchando entre sus deseos de abrazarla y seguir a su marido que estaba en un estado emocional inestable.
- Vaya con nuestro tío_ el tono de Setsuna era más amable que de costumbre_ cuidaremos de Moroha, su esposo la necesita.
- Creo que es la única que puede calmar al señor Inuyasha ahora mismo_ concordó Hisui.
Kagome se debatió unos segundos más, Moroha al verlo se limpió las lágrimas con las manos intentando sonreír:
- Estoy bien mamá, ve con él. Puede hacer algo tonto si está solo.
Pudo reconocer en su niña el mismo sentimiento que ella tuvo tantas veces, el deseo de guardar su dolor real por el bien de Inuyasha, el que sin duda podría hacer algo drástico si no tenía a nadie a su lado en esos momentos.
- Iré por tu padre, entonces_ se agachó para palmear suavemente el cuello de Shippo_ ¿Puedes llevarme?
- Lo haré.
Escuchar la voz del muchacho cuando estaba en esa forma era un tanto extraño, pero no era el momento de reflexionar más sobre ello, la mujer se aferró al pelaje naranja de su espalda lista para perseguir a su marido.
- Moroha, recuerda que te amo ¿esta bien? estoy feliz de que estés aquí_ y ella también intento sonreír.
Luego Shippo aceleró y se internaron en el bosque tras el rastro de Inuyasha.
El camino de regreso a la aldea fue silencioso, nadie sabía que decir. Towa e Hisui se encontraban demasiado indecisos sobre si era buena idea o no intentar consolar a Moroha, ella había llorado al recordar el evento, pero actualmente parecía calmada y había tenido dos años para asimilarlo, pero…siendo Moroha cabía la posibilidad de que se hubiera guardado todo, negándose a afrontarlo.
Setsuna tan apacible como de costumbre los guió a la casa de la anciana Kaede:
- Estamos de regreso.
- ¿Qué ha ocurrido? _ preguntó la sacerdotisa levantando la mirada de las hojas que estaba moliendo.
- Se lo podemos explicar fuera. Madre, tengo algo que decirte.
La chica se acercó hacia Rin susurrándole unas palabras, una mirada triste apareció en sus ojos y ella asintió.
Setsuna y la anciana Kaede salieron de la cabaña donde los tres chicos estaban parados confundidos.
- ¿Debería entrar a saludarla? _ inquirió Towa nerviosa, recordando que el escándalo de la mañana le impidió tener su primera charla con Rin.
- Más tarde_ su gemela se dirigió a Moroha_ deberías hablar con nuestra madre.
- ¿La tía? _ la cabeza de la niña se ladeó como si fuera un perrito ¿cómo podría ser más importante que ella saludara a la mujer en lugar de Towa?
Setsuna no le dio tiempo de alegar y la empujó al interior de la cabaña. Repentinamente le vino a la cabeza el recuerdo de una conversación pasada…el pelirrojo molesto había mencionado algo sobre esta mujer…ella murió…dos veces. ¿Era por eso que su prima quería que conversaran?
Rin le sonrió de forma tranquilizadora indicándole con la mano que se sentara:
- Hola, Moroha ¿sabes quién soy?
- ¿Mi tía? La esposa de Sesshomaru_ se colocó frente a ella, tomando con cuidado la taza de té que le ofrecían, era difícil sentarse allí tranquilamente mientras su padre estaba destrozado dentro del bosque. Sin embargo, no sabía como enfrentar a Inuyasha, no podía permitir que lastimara a la persona que la revivió, era un asunto de honor, pero ¿estaría su padre decepcionado de que defendiera a quien dañó a su madre?
Rin respetó su espacio dándole tiempo a que saliera de sus pensamientos para regresar al mundo real.
- Entonces, veo que no hace falta presentarnos. Eres muy linda ¡la combinación perfecta de Inuyasha sama y Kagome san!
Moroha se sintió cómoda con ella, aunque nunca la había visto antes y su aroma no le provocaba ninguna sensación porque jamás lo había olido, Rin era una especie de Towa adulta: el mismo carácter acogedor, la sonrisa inocente y la mirada llena de deseos de agradar y hacerte sentir cómodo, las diferencias de crianza hacían que la dulzura de Rin estuviera más contenida, más acomodada para transformarse en modales amables en lugar de abrazos sofocantes.
Ella era alegre, espontánea y amable, educada pero no elegante. Dependiendo de como lo vieras podía ser incomprensible o completamente obvio que ella fuera la esposa de su tío.
- Gracias_ respondió finalmente tomando un sorbo de su taza ¿tenías que decir algún cumplido en situaciones como esta? _ tu eres…similar a Towa.
- Oh…me alegra oírlo_ Rin deseaba interrogarla más sobre su hija ¿en que sentido su niña era similar a ella? No sabía nada de la clase de persona en quien se había convertido su pequeña de cabello blanco como la nieve y las circunstancias del día les impidieron saludarse. Pero Setsuna le había pedido que hablara con su sobrina, claramente Moroha era su amiga además de familia.
Ella podía esperar, esperó años para que su esposo dejara de verla como una niña y otro año más para que contestara su confesión, esperar no era un problema.
- Moroha, por favor no te molestes, pero Setsuna me comentó lo que ocurrió entre tú y Sesshomaru sama.
- Lo pensé, creo que ella piensa que necesito hablarlo o algo ¡pero estoy bien!
Rin la examinó con ternura: ella era más infantil que su hija, Setsuna daba la apariencia de una adolescente empezando a florecer en mujer, su sobrina parecía más una pequeña niña arrojada al mundo demasiado pronto obligada a endurecerse por las circunstancias y que apenas empezaba a recorrer el camino hacia la madurez. Parecía brillante, alegre e inconsciente, pero al mismo tiempo profundamente vulnerable. Insistiendo con estar bien para no remover viejas heridas que podrían aún no estar sanadas.
No podía forzarla a hablar, pero sí deseaba que ella escuchara su experiencia, si morir dos veces servía de algo era para ayudar a quienes atravesaran experiencias similares:
- Me alegra oír eso, sin embargo, se lo prometí a Setsuna_ puso un dedo en su barbilla en pose pensativa_ ella está preocupada por ti.
- ¡Keh, esa tonta! No tenía que hacerlo_ aunque intentara parecer molesta su sonrisa delataba sus sentimientos reales.
- En tal caso ¿te parece si me escuchas? No tienes que decir nada, solo deseo compartirte algo de lo que viví.
- Está bien.
- Gracias_ Rin dejó su vaso ya vacio sobre la mesa, colocando las manos en el regazo_ verás Moroha, toda mi familia murió cuando yo era pequeña, fueron asesinados por ladrones. Eso me causó pesadillas durante años y me hizo temer a los humanos, no podía hablar ni relacionarme normalmente con las personas, por ello los habitantes de mi pueblo me encontraban extraña y no me trataban bien, me golpeaban o regañaban todo el tiempo y yo era incapaz de hablar o defenderme. Fue tanto el dolor que aunque sé que esas cosas pasaron muchos de mis recuerdos se han ido borrando, los humanos a veces hacemos esto, bloqueamos lo malo para no revivirlo por medio de los recuerdos.
Moroha asintió, admirando a la mujer al saber todo el dolor que se escondía, sintió que podía conectar con ella, como su actitud alegre y despreocupada guardaba un pasado difícil, el no ser amada, ser golpeada, maltratada y aún más: Rin soportó ver a sus padres morir frente a ella, lo que Moroha nunca vivió, unicamente sabía que su familia estaba desaparecida, tuvo personas que la protegieron incluso si no fue de forma perfecta y aunque le guardó rencor a quienes la trataron mal no sabía lo que era temer de forma general a las personas.
Su tía era fuerte de una manera que no se podía apreciar a simple vista.
- Entonces, un día encontré a Sesshomaru sama herido cerca del pueblo, él era la persona más hermosa que había visto nunca_ cerró los ojos recordando lo que para ella fue un momento feliz_ traté de darle comida y ayudarlo, pero mis intentos no fueron bien recibidos, pero seguí tratando porque él nunca me lastimó, siempre me habló con su voz calmada. Fue poco después que los lobos me asesinaron…
- Y Sesshomaru te revivió.
- ¡Así es! aunque mi vida antes de conocerlo estuvo llena de tristeza desde entonces fue muy feliz, Sesshomaru sama no era cariñoso y su manera de tratar a una niña distaba mucho de como se supone que se deben cuidar a los niños…pero no se lo digas_ Rin susurró la última parte soltando una risita_ siempre estaba con el señor Jaken o Ah-un, que era nuestro medio de transporte además de mascota. Yo…recuperé la capacidad de hablar y aunque era pequeña decidí dejar de pensar en cualquier cosa que me causara tristeza, agradecer la segunda oportunidad que tenía, aún cuando acompañar a Sesshomaru sama pudiera llegar a ser peligroso o difícil valía la pena, mi nueva oportunidad de vivir fue el mayor regalo que jamás pude recibir…
- ¿Qué pasó la segunda vez? _ Moroha se preguntaba si fue tan horrible como la primera.
Towa le dijo que su madre biológica murió la primera vez por culpa de los lobos de Koga y eso aún era difícil de asimilar, el Koga que conocía no tenía muchos amigos humanos, pero no mataba por diversión ni dejaba que los miembros de su manada lo hicieran. Sabía que el amor podía cambiar a las personas pero no dejaba de ser impresionante lo mucho que lo influyó su madre.
La mirada de Rin se perdió en sus lejanos recuerdos:
- La segunda vez morí siguiendo a Sesshomaru sama al inframundo, no fue horrible porque estaba con él, siempre lo amé y admiré, aunque ese amor se transformara en algo distinto con el tiempo seguía siendo amor. Desde que era una niña, sentía que estaba bien si moría con tal de que fuera a su lado y él me recordara…pero cuando desperté esa segunda vez gracias a mi suegra_ se toco el pecho, justo donde estaba el corazón_ él estaba sosteniendo con suavidad mi mejilla, pude ver que estaba feliz de verme, tan feliz como estaba yo de poder seguir a su lado, me di cuenta de lo mucho que yo le importaba. Morí dos veces Moroha, pero prefiero pensar en la felicidad que me trajo regresar a la vida en esas dos oportunidades ¿en que piensas tú cuando recuerdas lo que pasó?
- Yo…_ oh no, no quería volver a llorar, en el último tiempo era como si no pudiera dejar de hacerlo, ya había perdido el control en ese día no quería que sucediera dos veces_ al inicio estaba asustada por haber muerto…luego me sentí y agradecida y poco a poco a medida que encontré a Towa, Setsuna, los chicos…mi familia ahora estoy muy feliz, me siento feliz de estar viva.
- Pero aún te ves triste, Moroha…si estas feliz de estar viva ¿no deberías decirlo con una sonrisa?
- Porque…por…que aún duele, aún duele recordar el frío, mi pecho sangrando, como me costaba respirar…tía todavía recuerdo la sensación de morir sola y…_ se pasó las manos por los ojos con rabia y vergüenza, ella no era una niña llorona y débil ¿por qué tenía que romperse de esta forma?
Rin caminó hacia la niña, sentándose a su lado y rodeándola con los brazos, Moroha aspiró su aroma: hierba fresca y té.
- Está bien si duele, aunque sepas que estar viva es bueno, es normal que duela, tienes que permitir que lo haga y con el tiempo y los nuevos recuerdos felices que irás acumulando dejarás de sentir el dolor y nada más quedará la alegría de estar viva. Créeme.
Moroha lloró en su hombro abrazándose a ella, a esta mujer que hasta hace poco era una desconocida, pero ahora sentía que podía entenderla perfectamente. Tenía la seguridad de que podía creerle, que sus palabras no eran solo el consuelo vació de quien asegura que el tiempo cura el dolor porque así se lo han dicho, sino las palabras de quien atravesó algo similar y venció.
Esperaba poder tener cada vez más momentos felices, más diversión con sus primas, más de los días normales con sus padres, escuchar más discusiones tontas entre ellos en la mesa y seguirse quejando de sus amigos, visitando la casa de Miroku y Sango, crecer, enamorarse en un futuro lejano, enojarse porque Inuyasha persiguiera a su novio y estar junto a su familia cuando se casara, quería ir a futuro a ver a sus abuelos, también poder conocer más a Mei. Iba a acumular tantos recuerdos felices como pudiera para que así, algún día ya no quedara nada del recuerdo doloroso de morir en medio del frío, sino únicamente la alegría y el agradecimiento por haber podido tener una segunda oportunidad.
- Madre, es realmente amable_ dijo Towa en voz baja, habiendo escuchado toda la conversación por culpa de su audición desarrollada.
- Sí…ella es_ afirmó Setsuna sentada a su lado.
- Fue una buena idea, que hablaran_ Hisui no podía escuchar todo tan claramente como sus amigas, pero había captado fragmentos de la conversación.
Los tres se encontraban sentados fuera de la cabaña con la espalda apoyada en la pared, la anciana Kaede se había ido a visitar a algunas personas y las gemelas enviaron a Jaken con ella para que la ayudara, por más que el pequeño demonio se quejara lo preferían lejos en ese momento delicado en lugar de tenerlo cerca con su voz estruendosa.
La figura delgada de un chico apareció en el campo visual del exterminador quien se alegró al ver a Shippo aparecer de regreso en su forma humana. El Kitsune llegó hasta ellos dejándose caer junto a su amigo en un estado catatónico, Hisui se preocupó sabiendo como desde la desaparición de Kagome e Inuyasha Shippo quedó con un miedo permanente a que las personas que quería murieran. Posiblemente lo afectó bastante saber que Moroha había muerto ya una vez. Aunque se conocían hacia poco tiempo, él le había llegado a tomar cariño a la niña.
- ¿Estás bien?
- Ayer hablamos de esto ¿sabes? Moroha me dijo que no tenía la intención de morir joven, pero aparentemente ella ya murió…debería haber dicho que no tenía la intención de volver a morir, si se muere otra vez Tenseiga no va a funcionar, bastante malo ¿eh?
El tono ausente y carente de emoción en su voz le indició al pelinegro que Shippo definitivamente no estaba bien.
- Ven_ Hisui se puso de pie tirando del niño más bajo para que se levantara_ no estás en condiciones de consolar a nadie así, vamos a casa.
Se despidió de las gemelas llevándose a su amigo con él, Shippo no se estaba guardando las lágrimas, su cara en blanco le decía que sencillamente no sabía cómo sentirse y ni siquiera podía llorar. Tan ácido y crítico como solía ser también era muy sensible y cariñoso, enterarse de esto iba a afectarlo por un buen tiempo.
Kagome e Inuyasha…
Después de que el Kitsune se agachara para que ella se deslizara de su lomo, se fue de regreso a la aldea para reunirse con sus amigos. Cuando Inuyasha estaba en un estado emocional tan violento la única persona que lograba ser un bálsamo para su alma era Kagome, el zorro sabía que no ayudaría estando allí.
La sacerdotisa caminó hacia el árbol donde en una rama alta estaba instalado su esposo, no servía de nada ser discreta, él la tuvo que haber detectado desde que llegó, su olfato y audición desarrollada hacía imposible escabullirse.
Fue hasta la base del árbol apoyándose en el tronco guardando silencio, lágrimas silenciosas corrieron por su piel.
Inuyasha saltó, aterrizando a su lado, Kagome fue hacía él con un profundo pesar en el corazón, primero se había enterado de que su pequeña niña murió cuando tenía doce años y ahora estaba viendo al hombre que amaba completamente destrozado. Él parecía más afectado que cuando se despidió de Kikyo de forma definitiva: al menos él siempre supo que ese adiós llegaría, muy en el fondo todos sabían que la sacerdotisa tendría que regresar al descanso eterno, el cuerpo que tenía no era natural y necesitaba de otras almas para seguir existiendo, pero esto…no había forma en que ninguno de ellos estuviera preparado para esta noticia.
- Inuyasha…
Él tiro de ella hacia sus brazos, abrazándola con tanta fuerza en busca de apoyo que Kagome sintió que iban a quedar marcas en su cintura, pero no dijo nada, él la necesitaba tanto como ella a él, necesitaban sostenerse mutuamente así que lo rodeó con los brazos apoyando la mejilla en su pecho que estaba temblando. Inuyasha enterró el rostro en el cabello negro llorando junto con ella. Y fue desgarrador porque a él no le gustaba llorar, ni siquiera lloró luego de que ella despertara, su llanto cuando perdió a su primer amor fue silencioso y triste, sufriendo en silencio mientras veía su alma irse. Este era un llanto de rabia e impotencia y Kagome podía entender exactamente como se sentía.
- Porque…Kagome… ¡PORQUÉ NUNCA PUEDO PROTEGER LO QUE AMO!
No pudo proteger a su primer amor, pero encontró consuelo en que podría hacerlo con el segundo, con la mujer que sintió nació para cuidar y aún así ella sufrió catorce años dentro de una perla, prometió proteger a su pequeño bebé, ese milagro que pensó que nunca existiría porque nadie querría tener un hijo con un medio demonio y tampoco pudo hacerlo.
Y ahora tanta rabia como guardaba hacia Sesshomaru resulta que al mismo tiempo le debía todo.
- Inuyasha_ Kagome tuvo que luchar para hablar entre lágrimas_ entiendo como te sientes…yo tampoco pude hacer nada por Moroha, pero aún así no puedes culparte, no fue nuestra culpa Inuyasha, es porque no estuvimos allí, de haber estado…
- ¡HABRÍAMOS ESTADO SI NO FUERA POR SESSHOMARU! ¡de no ser por él la habríamos criado! ¡nunca habría crecido con ese idiota de Koga que claramente hizo mal su trabajo! _ sus manos presionaron con más fuerza la espalda de Kagome, ella pudo sentir sus garras a través de la ropa_ y aún así…aún así le debemos la vida de nuestra hija al maldito ¿Qué se supone que haga ahora Kagome?
- Seguir viviendo Inuyasha, eso es lo que tienes que hacer, seguir a nuestro lado dándole a Moroha todo lo que no pudimos darle cuando crecía.
Ella sabía que su esposo deseaba vengarse de Sesshomaru, que había querido lastimarlo, hacerle pagar, pero ahora que conocía que estaban profundamente en deuda con él, que algún escondido amor familiar lo llevó a revivir a su sobrina, a pesar de que ella aún no era lo suficientemente poderosa para servirle de algo en su plan, aunque no podía saber que Moroha y sus primas llegarían a amarse.
Sus propios sentimientos hacia su cuñado eran igual de conflictivos...pero había una cosa que podía ver con claridad:
- Si tengo que elegir entre odiar a Sesshomaru…o agradecerle prefiero seguir adelante y estarle agradecida_ las lágrimas estaban empapando la camisa de Inuyasha y él acuno su rostro limpiando las gotitas saladas_ porque, aunque detesto lo que nos hizo, revivir a Moroha es tan grande que no puedo odiarlo. No puedo hacerlo Inuyasha.
- Lo sé…no quisiera volver a verlo nunca Kagome, no dejo de pensar que por su culpa Moroha sufrió, pero…si él la revivió, si la tenemos gracias a él, no creo que pueda odiarlo. Pero aun así…
Ella se puso de puntillas besando sus mejillas húmedas pasando la manga de su traje de sacerdotisa para secar su rostro:
- No quiero que te culpes a ti mismo, te dije que también fue mi culpa, yo tampoco pude proteger a nuestra hija.
- Pero Kagome, era imposible, no había manera de que tu…
- Y tú tampoco, fue imposible para ambos. Por favor, Inuyasha…quiero que podamos vivir felices junto a ella y no quiero…no quiero volver a verte consumido por la culpa…por favor.
El medio demonio asintió, ella siempre sintió su dolor como si fuera el propio. Sabía lo mucho que la dañó hace años cuando no podía dejar ir su culpa por Kikyo, cuando se negaba la posibilidad de reconocer su amor por ella y ser feliz por su pasado doloroso. No quería volver a hacerle eso a Kagome y Moroha…ella se merecía un hogar feliz, ¿cuán difícil debió ser para ella afrontar lo que sucedió sola?
- Kagome ¡Moroha! ¡ella…
- Ella está bien Inuyasha, estaba triste de recordarlo, pero cuando la vi antes de venir a buscarte, creo le hizo frente hace mucho, aunque aún la lastime estamos en peor condición nosotros en este momento_ sonrió sin alegría_ nuestra hija es increíblemente fuerte, como tú.
- No_ Inuyasha volvió a abrazarla, pero más suavemente esta vez, la rabia se había dio quedando nada más que la tristeza y la aceptación_ no es como yo, ella tiene tu corazón puro y amable, puede seguir sonriendo y encontrar la forma de ser feliz a pesar de todo lo que vivió. Ella es mejor que yo.
- Pero…
- Y eso es todo lo que podría pedir Kagome. Yo…voy a hacer lo posible por seguir adelante, no quiero lastimarte ni a ti ni a ella.
- Moroha necesita que la apoyemos y le demos un hogar cálido lleno de felicidad, si actuamos de esta manera frente a ella vamos a reabrir la herida.
- Lo sé_ Inuyasha besó suavemente su frente agradecido por tenerla a su lado, a esta maravillosa mujer que siempre pudo derretir su ira y hacerlo pensar, que podía ayudar a curar su corazón con palabras y amor incondicional_ ahora entiendo mejor a mi madre, ella debió guardar mucho dolor por dentro pero siempre tuvo una sonrisa alegre para mí.
Kagome recordó a su propia madre, quien la despidió con un abrazo y no lloró al verla marchar hacia el pasado, pensando que jamás volverían a verse escondiendo toda la tristeza para darle un sonriente adiós final.
- Supongo que es parte de ser padres_ murmuró.
Se quedaron abrazados en silencio hasta que sus lágrimas se secaron y se recompusieron lo suficiente para regresar a la aldea. Cuando Kagome enroscó sus brazos alrededor del cuello se Inuyasha y se subió a su espalda él estornudó señalando que no había notado hasta entonces el aroma a zorro que la envolvía.
Ella soltó una pequeña risa divertida, la primera del día.
Cuando sintió el aroma de sus padres, Moroha salió de la cabaña, despidiéndose infinitamente agradecida de Rin, sus lágrimas habían desaparecido hace mucho más sus ojos permanecían hinchados.
No tuvo tiempo de percatarse de que Shippo e Hisui no estaban allí o de sus primas culpables escuchando la conversación fuera de la casa, corrió hacia sus padres saltando a sus brazos abiertos siendo envuelta por el amor de ambos.
- ¡Papá, mamá! ¡no quería decirles porque sabía como se iban a sentir, pero…
- Esta bien Moroha_ susurró Inuyasha en su cabello_ te sientes en deuda con Sesshomaru, lo entendemos.
- Y nosotros también lo estamos_ dijo Kagome agachándose para besar su cabeza_ gracias a él podemos estar así ahora. No vamos a pelear con él. Y puedes decirnos todo lo que quieras, somos tus padres, queremos compartir lo que te hace sentir triste contigo. Queremos llevar tus cargas junto a tí si no podemos soportarlas en tu lugar.
Moroha se acurrucó contra ellos frotando la mejilla en la camisa de Inuyasha, oliendo el aroma reconfortante de su madre y dejando que las sensaciones espantaran la soledad y el miedo. Ahora estaba junto a su familia, ya no estaba sola, nunca volvería a sentir ese abandono ni el vacío aterrador.
- Los quiero, los quiero mucho a los dos.
Inuyasha sonrió:
- También te queremos chiquilla.
Towa…
Finalmente, Moroha se había ido dejándolas solas a las tres, Setsuna se retiró a un rincón a afinar su violín quedando su gemela y Rin frente a frente.
La albina vio a su madre, a esa joven mujer a la que no le prestó atención con anterioridad y que ahora descubría era alguien profundamente amable y dulce. Sabía que atravesó mucho dolor, pero estando siempre enfocada en su gemela y la familia que dejó en la era moderna no se había dignado a pensar en la necesidad de rescatar a Rin casi culpándola por amar a un ser frio y carente de sentimientos como creía a su padre.
Pero el día anterior supo que no era así, que Sesshomaru no era un ser carente de sentimientos y lo que se reveló esa mañana la hizo tener que reevaluar todas sus percepciones. Rin no era una mujer extraña que ignoraba la falta de sensibilidad de su esposo porque lo amaba, sino alguien que fue capaz de ver debajo de su fachada estoica y encontrar la amabilidad oculta y lo ayudó a desarrollar la compasión que ahora tenía.
Sus ojos ardían por la tristeza y el conocimiento de sus faltas, ¿Por qué creyó que tenía la facultad de juzgar a las personas tan fácil? ¿por qué fue tan orgullosa?
- Ma…madre.
Rin se sobresaltó al escucharla, no esperaba que ella la llamara así, no se veían hace años, su niña ni siquiera la recordaba, creyó que le diría por su nombre. Escuchar que la llamaba madre la hizo infinitamente feliz, pero le preocupaba las lágrimas que estaban asomando a sus ojos color rubí:
- Towa, ¿estás bien? _ susurró suavemente.
- ¡Por favor perdóname! _ la chica se inclinó frente a ella arrodillada y con la mirada en el piso_ ¡he sido muy cruel contigo y con padre!
- De que estás hablando, tu no hiciste nada_ incapaz de ver a su hija sufrir tocó su cabello corto quitando las hebras blancas como la nieve de su frente.
- ¡Ese es el problema! ¡debí esforzarme por aprender más sobre padre, pero lo juzgué sin conocerlo, debí preocuparme sobre por qué estabas en ese árbol, pero no lo hice! Me dije a mi misma que era porque Setsuna era una prioridad ¡pero solo estaba siendo cruel! Tengo…tengo una familia en la era moderna y…los comparé con ellos, usé la poca información que tenía para pensar mal de ustedes a pesar…de que_ un sollozo le impidió seguir hablando por unos momentos_ de que padre es amable a su manera…que todo lo que hizo fue para protegernos ¡que no lo entienda no me daba derecho a creer lo peor de él! Y madre…madre es amable…ha sufrido tanto en su vida, pero aún sonríe y…consolaste a Moroha, aunque tú también debes estar sufriendo…lo siento ¡lo siento tanto!
- Oh, Towa_ Rin acunó su rostro acariciando sus mejillas con los pulgares_ siempre fuiste una niña tan buena, me alegra ver que no has cambiado, pero por favor cálmate, no te culpo por juzgarnos, es normal, no sabías toda la historia. Lo hiciste porque tienes un corazón amable y justo, porque detestabas que tu querida prima creciera sola, puedo ver cuanto la amas.
- Yo…_ las lágrimas siguieron cayendo sin permiso, salpicando en el piso de la cabaña dejando marcas húmedas_ ¿por qué? ¿Por qué no puedo recordarlos? Setsuna ya tiene sus recuerdos, pero yo no…
- Es como le dije a Moroha, a veces nuestra mente olvida cosas para protegernos. Ese día…cuando ocurrió el incendio estábamos hablando con tu padre y ustedes quedaron al cuidado del señor Jaken, entonces se separaron de él. Eras tan pequeña y debiste estar tan asustada_ Rin abrazó a su hija apoyando la mejilla contra su cabello_ no solo tuvieron que escapar del fuego, sino que fuiste arrastrada a un tiempo diferente. No ha habido un solo día en que yo y mi Señor no nos culpáramos por perderte, él puede ser inexpresivo, pero está muy feliz de saber que estás viva y yo…yo agradezco que nos olvidaras Towa.
- Pero madre, ¿Cómo puedes decir eso?
- Porque ya debió ser un dolor enorme recordar a tu hermana, tener que crecer sin ella, sin saber cómo estaba. Si además nos hubieras recordado tu tristeza habría sido mayor, en cambio creciste feliz y tranquila junto a personas que amabas y pudiste ver como tu familia, porque los amas ¿no es así? _ toda la respuesta que necesitaba estaba en la mirada suave que Towa puso al escucharla_ me siento feliz de que estás viva, de que creciste amada y tranquila, de que no recuerdes nada que te cause daño, incluso si eso significa no recordarnos. Puedes volver a conocernos. Todo está bien mi niña.
Rin besó su cabeza y Towa le echo los brazos a la cintura. El aroma de su madre despertaba algo instintivo en ella, algo que le decía que tenía que amar a esta persona, aunque no la recordaba conscientemente, imágenes borrosas de abrazos, besos, juegos y risas llegaron a su mente, cerró los ojos viendo tras sus párpados un bosque tranquilo lleno de verdor y ella estaba corriendo de la mano de su hermana hacia una figura alta que las esperaba con los brazos abiertos. Ambas llevaban flores en sus manos.
Lo último que vio antes de dormirse en los brazos de su madre fue la imagen aclararse mostrando el rostro sonriente de Rin y la figura de su padre mirándolas a lo lejos.
Poco a poco con el tiempo, podrían comenzar a regresar sus recuerdos.
Casa de Kohaku…
Akiko suspiró al mismo tiempo que seguía trabajando en los bocadillos de media tarde, aplastando el arroz con sus manos para hacer una bola rellena de dulce de frijol.
- Shippo no está bien_ dijo con pesar.
- Lo sé_ Hisui tampoco estaba feliz por ello, se encontraba ayudando a la mujer con la comida.
Muchos chicos de su edad jamás pisarían la cocina, pero siendo el hijo de una mujer exterminadora que era tan capaz de cocinar, coser y lavar como asesinar demonios y diseñar armas y máscaras era normal que no fuera criado para apegarse a esas normas de comportamiento social tradicional.
- Shippo no dirá nada, madre y padre dicen que cuando era pequeño era un llorón que dejaba salir sus sentimientos fácilmente…pero desde la desaparición de Inuyasha y Kagome ya no volvió a ser el mismo. Últimamente ha vuelto a ser capaz de ser sincero sobre sus sentimientos, pero las viejas costumbres nunca mueren.
- Creo que siente que no tiene derecho a llorar porque quien sufrió fue Moroha, no él_ la voz de Kohaku llegó desde la entrada.
Él caminó hacia su esposa colocando un mechón de cabello avellana tras su oreja como saludo sonriéndole con dulzura antes de tomar asiento tras ellos robándose uno de los pastelitos de arroz.
La dinámica matrimonial de su tío era bastante distinta a la de sus padres. Hisui creció en una casa donde Miroku no dudaba en pellizcar de formas impropias a su esposa cuando pensaba que los niños no miraban y más de alguna vez los vio los besarse en los labios o la mejilla como despedida o saludo, Kohaku era un hombre más serio y tradicional, amaba a su esposa, pero excepto cuando estaban solos limitaban sus muestras de afecto a pequeños gestos dulces o toques sutiles. Pero Hisui pareciéndose a su tío sospechaba que era más la timidez que el amor a las convenciones sociales lo que llevaba al hombre a ser así, pero por suerte Akiko parecía amar ese lado de él.
- No te escuché llegar_ sonrió ella_ pondré algunos bocadillos en una bandeja con un poco de té, la comida suelta las lágrimas y ese niño necesita llorar. Desde que lo conozco tengo la sensación que alguien le metió en la cabeza esa tontería de que los hombres no lloran y si se sigue reprimiendo va a estallar y hacer sentir incómoda a Moroha.
- En casa sospechamos que el culpable fue Inuyasha_ asintió Hisui pasándole la bandeja a su tía.
Kohaku soltó una risa amable:
- Inuyasha siempre ha sido un gran hombre, pero puede ser un poco torpe en ocasiones. Le llevaré los bocadillos y veré que puedo hacer.
El hombre salió de la cocina dejando a su esposa y su sobrino solos para que siguieran hablando y trabajando con el arroz.
Shippo estaba sentado a la entrada de la casa, viendo como el viento mecía las hojas de los árboles sin saber que hacer con sus sentimientos conflictivos. Su corazón era joven, pero había soportado mucho dolor: perdió a su madre, perdió a su padre, pasó la infancia estando en continuo peligro lleno de miedo de que su nueva familia muriera nada más para que sus temores se confirmaran pocos años después y dos personas que amaba se fueran, luego los recuperó solo para enterarse que la hija de esos dos amados amigos quien se había convertido en alguien importante para él que apreciaba y quería, realmente murió pocos años atrás. Pudo ver el miedo y el dolor en los ojos de Moroha normalmente alegres y brillantes por unos segundos y eso le bastó para saber que fue una experiencia horrible.
Cada vez que encontraba la estabilidad y la felicidad luego de una tragedia la vida se la arrebataba otra vez, demostrándole de la peor forma lo inútil que era para cuidar de lo que le importaba. Quería crecer pronto, ser fuerte, transformase en un demonio poderoso que pudiera proteger lo que era valioso para él, pero el tiempo pasaba lento, el entrenamiento era largo y su crecimiento tardaba demasiado. Estaba obligado a ser un niño tonto con un nivel bajo durante al menos una década más antes de que pudiera transformarse en un adolescente algo mayor y tardaría más tiempo aún en ser un adulto en toda regla mientras quienes amaba crecían, envejecían y sufrían sin que él pudiera hacer nada para ayudar.
Se mordió el labio con fuerza para guardarse las lágrimas, había llorado demasiado últimamente y se había prometido hace mucho tiempo que no volvería a ser un mocoso llorón nunca más. Tenía que ser fuerte.
Un aroma dulce a pasteles de arroz y té llamó su atención, Kohaku apareció en la puerta, dejó la bandeja entre los dos y se sentó a su lado:
- Hoy fue un día de malas noticias.
- Ni que lo digas_ la respuesta sonó cortante y un poco grosera, pero le estaba costando mantener su voz bajo control.
- Shippo, no sé quién pudo decirte lo contrario, pero llorar cuando estás triste o te preocupas por alguien es algo que los hombres también hacen. Llorar cuando estás herido o hirieron a alguien que te importa es normal para cualquier persona, mujeres, niños, adultos todos tenemos derecho. Recuerdo cuando murió durante una misión el mejor amigo de mi padre, él lloró.
- Mi padre…él también lloró cuando murió mi madre, pero no le gustaba que lo viera.
- Posiblemente lo hizo porque quería mostrarse fuerte frente a ti, porque eras un niño y los niños deben apoyarse en sus padres. No creo que fuera porque le avergonzara estar triste.
Shippo sintió el peso de una mano sobre su cabeza, Kohaku lo miró de una forma gentil y cariñosa que lo hizo sentir algo nostálgico sin saber por qué. No recordaba que el hombre lo tratara de consolar cuando era pequeño, cada vez que iba a visitar la aldea se encargaba de enterrar profundamente los recuerdos de Kagome e Inuyasha para no sentir una tristeza abrumadora.
Su visión comenzó a volverse borrosa y maldijo lo rápido que las lágrimas aparecían cuando bajaba la guarda por apenas un segundo:
- No…no creo que tenga derecho a llorar. Quien murió fue Moroha no yo, y ella parece estar bien, algo triste, pero bien. Siempre intenta estar alegre y seguir adelante ¿no es raro que viendo eso yo esté así?
- No, no lo es. A veces seguimos afligidos por cosas que le pasaron a quienes queremos, incluso si ellos lo superan o siguen adelante desear que no atravesaran esas vivencias es normal. Que llores por Moroha no esta mal, no es extraño, sino que demuestra lo mucho que ella te importa, por eso sufres en su nombre, te habría gustado que no tuviera que enfrentar algo tan terrible. Quieres que ella sea feliz.
Los ojos del chico finalmente se desbordaron dejando caer gotitas saladas empapando sus pestañas:
- No es justo Kohaku, ella…puede ser un poco tonta…y fastidiosa…y siempre está pensando en dinero, aunque ya no lo necesita… pero no se mecería morir. Podría haberla encontrado antes, debería…debería haber sido amable con ella desde el principio.
El hombre tomó a Shippo por el hombro acercándolo para que él se apoyara en su costado, el contacto con el brazo firme y amable, cálido y reconfortante, pero tan distinto de los abrazos suaves y cariñosos de Sango o Kagome hicieron que las lágrimas fluyeran con más fuerza superando la vergüenza por estar llorando por algo que ni siquiera le afecto personalmente pero que dolía a un nivel incomprensible.
Se desahogó durante un buen rato y Kohaku no dijo nada dejando que el adolescente dejara ir toda la aflicción.
Finalmente, cuando se calmó una imagen de un tiempo lejano apareció ante Shippo y supo porque ser consolado por Kohaku se sintió tan nostálgico.
En todos esos años desde que se quedó huérfano Kagome y Sango le permitieron tener una muestra de la madre que perdió y la anciana Kaede fue la abuela que nunca tuvo…pero jamás volvió a encontrar a alguien que pudiera comparar con su padre, con ese gran y poderoso Kitsune amable y cariñoso cuyo fuego azul lo protegió a él y a Kagome incluso después de muerto. Inuyasha era muy diferente y Miroku aunque lo acogió en su casa con cariño y siempre fue un hombro en el que apoyarse tampoco le recordó nunca a él, pero la calma y amabilidad del hombre humano que tenía al lado sí lo hizo.
Cerró los ojos y pensó que si su padre siguiera vivo posiblemente lo habría consolado de la misma manera.
Continuará…
Y como dije todos lloraron mucho en este episodio, lo de Moroha es triste, pero me pareció trágicamente bello que Sesshomaru a su manera le mostró algo de amor familiar incluso cuando revivirla no tendría porque haberle sido de ayuda.
Amaba a Shippo en el anime original, era una bola de pelos graciosa y tierna más fácil que la tabla del uno como se diría en mi país (era un pequeño mujeriego XD) demuestro mi amor haciéndolo sufrir. Revisando algunos aspectos de la serie me di cuenta que Shippo recordó a su papá en una escena donde se topa con el padre de Kanta la pequeña nutria demonio y luego Sesshomaru revive a su padre, pero no pareció nunca comparar a Miroku e Inuyasha con él. Inuyasha sinceramente por como lo trataba jamás lo vi como una figura paterna por eso en este fic la diferencia entre como trata a Moroha y a Shippo es tan marcada. Kagome y Sango pueden ser maternales con él, pero jamás sentí que Inuyasha o Miroku llenaran ese papel, el padre de Shippo parecía ser alguien amable y maduro, no pude evitar pensar que Kohaku podría ser similar a él. Puede parecer un poco irregular y "no perfecto" que no haya una pareja matrimonial que puedan ser claramente "el papá y la mamá de Shippo" él tiene la figura materna dividida entre Kagome y Sango (ella lo tuvo rondando por la casa durante catorce años en esta historia y tal vez también en el anime) Miroku es como un tío divertido y cariñoso e Inuyasha depende a los ojos del espectador si es como su hermano mayor abusivo, el padrino medio rudo o como yo lo veía de niña XD "tu vecino el matón que te hace bullyng pero en el fondo es buena gente, te defiende, te salva el culo, a veces da consejos y esta locamente enamorado de tu hermana mayor" sep…así pensaba yo a mis ocho años.
Me dijeron que el episodio anterior fue aclarador en cuanto al malestar que Moroha tenía con Shippo y porque él parecía incómodo a veces, a futuro viene un episodio del pasado porque ya estarán viendo las piezas de que no fueron amigos del alma desde el inicio. Sinceramente gente, la historia de Yashahime no me disgusta, uno de los grandes aprendizajes de mi vida es que a veces tienes que construir algo hermoso luego de atravesar el dolor, por eso la idea de que el tiempo se reinicie y las niñas puedan crecer con sus padres no me gusta demasiado, a veces la vida es desordenada y triste, pero puedes encontrar felicidad y belleza en ella luego de que la tormenta se va, no desear constantemente que eso malo nunca pasara. En la vida real lo malo no se puede borrar ni reiniciar.
Este fic terminó siendo algo lleno de contrastes: hay risas, chistes pero igual dolor y trauma y elegí no rehuir eso en los personajes, Kagome e Inuyasha no saben cosas de Moroha que deberían saber, ella tiene vivencias tristes en el alma, Setsuna y Towa están igual, Rin y Sesshomaru otro tanto, Miroku y Sango tuvieron que hacerle frente a la "muerte" de sus amigos, Hisui creció viendo ese dolor en Shippo con quien diría son mejores amigos, y el kitsune no formó una buena relación instantánea con Moroha al conocerse ni ella hizo el baile de la felicidad en plan "Uy que genial un sujeto que conocía a mi familia", Koga y Ayame igual la jodieron… y hay cosas desordenadas y no bonitas.
Pero como siempre digo eso hace que los momentos cómicos sean más valiosos.
