Perdón por tardar tanto en actualizar. Sólo puedo decir una palabra en mi defensa: Pokémon.
Choque de reyes
Tiff nunca se hubiera imaginado a si misma animando a Dedede, pero al final había acabado haciéndolo. Aunque, en su defensa, no había animado al Dedede que ella conocía, sino a su contraparte de ese Dreamland alternativo.
Al principio, se había mostrado bastante escéptica cuando el Dedede alternativo había aceptado el desafío del Dedede de su mundo. ¿Cómo pretendía enfrentarse sólo a esa máquina? ¿De verdad era tan fuerte como para considerar que podía ganar o sólo estaba intentando hacerse el guay? Tiff se giró hacia sus acompañantes para comprobar si ellos compartían sus dudas, pero estos se mostraban bastante confiados, como si tuviesen claro que el Dedede de esa dimensión se alzaría con la victoria. Kirby, de hecho, parecía bastante entusiasmado.
–Oye Escargoon, ¿por qué este Dedede de segunda no se ha echado para atrás?– dijo el Dedede que ella conocía con voz temblorosa.– De ningún modo va a poder contra esta cosa, ¿verdad?
–No sé si es que tiene muchas agallas o es que le faltan tantos tornillos como a usted– fue la respuesta caracol.
–¡¿Qué quieres decir con eso?!– le gritó Dedede, bastante enfadado porque en el tono de su ayudante se podía percibir cierta burla.
–Nada, nada, señor– replicó Escargoon ,encogiéndose en si mismo en un intento de esquivar un golpe de su rey.
–¿Os vais a poner a discutir como un par de divorciados o podemos empezar ya?– les interrumpió el Dedede alternativo con impaciencia.
–No te metas en esto– replicó el otro Dedede.– Además, ¿a qué viene tanta prisa? ¿Tantas ganas tienes de perder?– se mofó.
–Je, ¿de verdad crees que voy a caer en tus burlas? Te tomaré en serio cuando te atrevas a luchar contra mi mano a mano en vez de dentro de un robot.
El Dedede de su dimensión dejó escapar un gruñido de frustración antes de replicar:
–No merece la pena malgastar mi talento y fuerza en una copia barata
Escargoon parecía estar a punto de decir algo, pero decidió callar. O bien no querría llevarse otro golpe, o bien no quería alargar aquella absurda situación. En su lugar, el caracol sugirió:
–Señor, creo que no deberíamos perder más tiempo con este Dedede inferior.
–Por una vez tienes razón– concordó este.– ¡Yo me ocupo de conducir!– añadió mientras volvía a meterse en el robot por la escotilla.
–¡Pero si ni se ha leído el manual!– protestó Escargoon. Estaba claro que quería ser él quien pilotase el robot. Al fin y al cabo, él era quien se había tomado la molestia de robarlo y aprenderse sus controles.
–¿Quién necesita manuales? Tira pa' dentro.
Y dicho esto, el monarca jaló al caracol escotilla abajo, esta cerrándose por la fuerte sacudida. El sonido de los potentes motores del robot arrancando retumbó por toda la sala, pero el dueño del castillo no vaciló.
–Poneos a cubierto, porque pienso ir con todo– recomendó este a Tiff y los demás.
–¿Con todo? No te pases, poyo– le pidió Kirby mientras agarraba a Tiff y la llevaba donde estaba el trono, que era el objeto más resistente de toda la sala. Kirby, Tiff, Gooey y Bandana Dee se pusieron detrás, asomados por los laterales, mientras que Meta Knight se posó en lo alto de este.
Fue una suerte que la maniobra fuese rápida, pues apenas un par de segundos más tarde la máquina volvía a ponerse en marcha y sus garras, lanzallamas y lanzacohetes apuntaron de lleno al Dedede de ese mundo. Tiff no lo entendía, ¿cómo podía estar todo el mundo tan tranquilo ante una máquina tan impresionante? Recordaba que la Heavy Lobster original fue algo que tomó mucho esfuerzo destruir en su dimensión, y esa cosa era una versión mejorada. La niña estudió a Meta Knight, pues este era quién había ordenado su construcción, pero parecía totalmente sereno.
–¿De verdad creéis que puede ganar?– le preguntó Tiff a sus acompañantes.
–Nuestro Gran Rey puede con esto y con más– aseguró Bandana Dee.– La única persona que puede derrotarle en un combate justo es Kirby.
Tiff no tuvo tiempo a discutir la afirmación del Waddle Dee, pues el combate finalmente comenzó.
Lo primero que hizo la Heavy Lobster MK2 fue tratar de aplastar al monarca del Dreamland alternativo con una de sus enormes pinzas, pero este, tras soltar rápidamente el martillo, la detuvo con sus dos brazos sin problema alguno.
–Guau, ¡es muy fuerte!– comentó Tiff. Podía imaginarse la sorpresa de Escargoon y Dedede dentro del robot ante el mismo logro.– ¿Cómo puede con tanto peso?
–Eso no es nada, poyo. Le he visto usar columnas de mármol como arma– comentó Kirby.
–¡¿QUÉ?!– exclamó, estupefacta.
Un ruido hizo que Tiff volviera a prestar atención al combate. Al ver que había fracasado en su intento de aplastarle, el Dedede de su mundo había hecho retroceder al robot y había decidido activar los lanzallamas que el robot ocultaba dentro de sus garras. Con agilidad, el Dedede alternativo recuperó su martillo y se alejó del radio de lanzallamas de un salto. Una expresión de desagrado se dibujó en el rostro del monarca cuando comprobó que el fuego había alcanzado varias cortinas y tapices y los había prendido en llamas.
–¡Kirby! ¡Evita que se propague el fuego!– ordenó este a su rival.
–Jooo, yo quería disfrutar del espectáculo...– se quejó la bolita, mientras salía del refugio del trono. El pequeño héroe comenzó a absorber las llamas para evitar que se produjese un incendio. Por otro lado, el ahora enfadado dueño del castillo había saltado con su martillo, que parecía envuelto en llamas. Con un potente golpe, el pingüino destrozó una de las garras y su lanzallamas correspondiente. Tiff no podía ver la reacción de se Dedede y Escargoon dentro del robot, pero se podía imaginar al rey echándole la culpa a su vasallo de que hubiesen perdido un brazo mientras que este replicaba que eso le pasaba por no haberse leído el manual.
Tiff supuso que Escargoon debía haber recuperado los mandos porque, después de aquello, la Heavy Lobster MK II cambió de estrategia, adoptando una posición más defensiva. Probablemente Dedede le habría dicho algo como "pues hazlo tú si eres tan listo" y le había devuelto el control de mala manera. Escargoon parecía ser más hábil manejando la máquina, pues este estaba usado la pinza que quedaba para bloquear los avances del Dedede alternativo con gran habilidad. Por la manera en la que estaba saltando, Tiff imaginaba que el objetivo final del otro Dedede era destrozar los visores de la máquina. Mas sus intentos se vieron frustrados: con una astuta maniobra, Escargoon consiguió que la pinaza de la Heavy Lobster MK II golpease al rey de ese Dreamland con fuerza, lanzándole contra suelo.
–¡Oh no!– exclamó Tiff alarmada.–¿Está bien?
–Tranquila. Hace falta más que eso para derrumbar a nuestro Dedede– le calmó Meta Knight.
La Heavy Lobster MK 2 saltó como una rana con la intención de aplastar a su rival, pero este rodó por el suelo para esquivar el ataque y se incorporó con rapidez. La fuerza del impacto del robot había hecho que el suelo cediera, dejándolo medio hundido y atrapado. El Dedede de ese mundo no dudó ni un segundo en aprovechar la ocasión para lanzar su contraataque.
–¡Vamos, tú puedes!– no pudo evitar animarle Tiff.
El rey del Dreamland alternativo destrozó rápidamente la pinza restante y los visores. A continuación, se subió sobre la máquina y comenzó a golpear con fuerza la zona de la escotilla con el fin de forzarla. El robot comenzó a agitarse con agresividad para intentar sacudírselo de encima, pero era en vano y cada vez estaba más cerca de hacer que la tapa cediese. Tiff podía imaginarse la situación en el interior del robot con facilidad:
–¡Escargoon!¡Quítalo de encima, cacho inútil!– ordenaba un furioso a la par que atemorizado Dedede a su vasallo.
–¡Eso intento, majestad! ¡Pero este tipo se nos ha pegado como una lapa!– replicaba un nervioso Escargoon mientras agitaba los controles de la máquina de un lado a otro.
–Aparta, ya me ocupo yo.
El motivo por el que Tiff intuía que su Dedede había recuperado el control era porque sólo a un idiota se le ocurriría activar los lanzacohetes justo cuando estos apuntaban al techo, el cual no tardó en empezar a derrumbarse debido al impacto. Tiff se preparó para lo peor cuando este comenzó caer sobre sus cabezas, pero Meta Knight detuvo los escombros usando alguna clase se de poder para controlar la gravedad. Tiff no pudo evitar mirarle fascinada y admirada. ¿Era magia o telekinesis? ¿Cómo y dónde había aprendido a utilizar ese poder? Estaba segura de que su Meta Knight no era capaz de hacer aquello.
–No podré aguantarlo mucho. ¡Salid de aquí!–ordenó el caballero con un grito a todos los presentes, sacando a Tiff de sus pesquisas.
Gooey envolvió a Tiff con su lengua y saltó por una de las ahora destrozadas ventanas. No tardaron en seguirles Bandana Dee, utilizando su lanza como si fuera la hélice de un helicóptero, y Kirby. Una vez fuera, Tiff vio como una multitud de Waddle Dees abandonaban el castillo a gran velocidad. El último en salir fue Meta Knight, quien aterrizó junto a ellos.
–¡Meta Knight! ¡¿Dónde está el gran rey?!– preguntó Bandana Dee, alarmado al notar que el monarca no había salido salido junto al caballero. Su preocupación era compartida por el resto de los presentes.
Antes de que Meta Knight pudiese responder, una bastante magullada Heavy Lobster MK 2 emergió de entre los escombros del ahora medio derrumbado castillo, justo frente al grupo. Kirby adoptó una posición de combate, preparándose para una posible ronda dos, pero algo salió disparado por el agujero que ocupaba ahora el lugar de la escotilla.
Con un sonoro grito de dolor y un aún más sonoro golpe, uno de los Dedede se estrelló frente al quinteto. No tardó en seguirle Escargoon, sufriendo su mismo destino. Finalmente, la persona responsable de que los otros dos hubieran salido volando asomó por el hueco del robot.
Llevando la tapadera de la escotilla en una mano, el otro Dedede fue corriendo hacia donde estaba el resto y les preguntó:
–¿Está todo el mundo bien?
Esa pregunta bastaba para confirmar cual de los dos Dedede era.
–Por aquí estamos enteros– respondió Gooey.
–¿Y los Waddle Dees?– insistió el rey de ese Dreamland.
–Todos logramos evacuar a tiempo, su majestad– informó el más cercano. El resto de los Waddle Dee dejaron escapar unos sonoros y adorables "wanya" como confirmación.
–Bien. Sólo hay que lamentar daños materiales– suspiró el monarca de ese Dreamland, aliviado.
–Pues yo creo que ese martillazo me ha roto algo, cacho bestia. Como duele...– se quejó el Dedede que Tiff conocía mientras trataba de incorporarse.
Al oír la voz de su contraparte, una expresión de pura ira se dibujó en el rostro del Dedede vencedor.
–Vosotros dos. ¡¿Se puede saber en qué estabais pensando?!– gritó este hecho un basilisco mientras levantaba a su contraparte en volandas y le sacudía.
–Fue culpa suya. ¡Él robó el cacharro!– acusó el otro a Escargoon.
–¡Pero si fue usted quien pulsó el botón de los misiles!– se defendió este.
–¡Me da igual quién haya pulsado o dejado de pulsar el botoncito de marras! ¡¿ Sois conscientes de que podríais haber MATADO a alguien?!– les gritó el Dedede de ese mundo a ambos mientras soltaba a su contraparte, quien se escondió tras Escargoon acobardado.
–¿De verdad este tipo es una versión alternativa de usted? Me resulta difícil de creer– comentó Escargoon mientras miraba alternativamente a uno y a otro. Tiff no sabía si el caracol se estaba refiriendo a como el otro Dedede se preocupaba de los demás, o por el arrojo que tenía en comparación con el que ambos conocían.
El Dedede alternativo, por su parte, ignoró el comentario del caracol y siguió echándoles la bronca del siglo. Tiff no podía evitar disfrutar de la escena: ¡por fin alguien se atrevía a poner a su Dedede en su sitio! Aunque era muy extraño ver que quién estaba llevando a cabo tal hazaña era otro Dedede. Era una pena que Tuff se estuviera perdiendo aquello.
Tuff... ¿Habría acabado él también en esa dimensión? Y en ese caso, ¿se encontraría bien? Kirby le había contado que ese Dreamland era habitualmente un lugar tranquilo, pero aún así Tiff no podía evitar sentirse preocupada por su hermano y por su Kirby. "Ojalá pudiera recordar que fue lo que pasó" deseó.
–Por Nova: la que han liado esos dos– comentó Kirby tras suspirar abatido. La bola rosada miraba como que quedaba del castillo se hundía poco a poco, con cierta pena.
–Sí. Se han pasado bastante– concordó Tiff.– Creo que ya no puedes decir que no hay motivos para encerrarles– añadió mirando a Meta Knight, quien le dio la razón con un gesto.
–En fin, hora de poner el cartel que cuenta los días sin incidentes a cero– bromeó Gooey para relajar un poco el ambiente.
–Pero bueno, ¿qué ha pasado aquí?– exclamó una voz que Tiff no conocía tras el grupo.– Juro que ni Marx ni yo hemos tenido algo que ver esta vez.
Los presentes se giraron a mirar al recién llegado: un ser de ojos amarillos con forma de huevo vestido con una túnica con capucha de color azul decorada con estrellas. De su cabeza salían dos formas triangulares que podrían ser o bien orejas de gato o bien cuernos.
–¡Magolor!– exclamaron los habitantes de aquel Dreamland. Kirby se acercó a él animadamente para saludarle con energía. El Dedede de esa dimensión, por su parte, detuvo su regañina para acercarse a recibir al recién llegado, no sin antes ordenar a varios Waddle Dees con lanzas que cercaran a Dedede y Escargoon para que no huyesen.
Tiff miró a Magolor de arriba a abajo. Con que ese era el mago que según Kirby y Meta Knight podía ayudarla. Tiff se había imaginado a alguien de aspecto más sofisticado y sabio, pero una vez más aquel Dreamland había acabado con todas sus expectativas.
–¿Qué haces aquí?– le preguntó Meta Knight a Magolor con cierta sospecha. Parecía que no confiaba del todo en el mago, algo muy extraño teniendo en cuenta que era el caballero quien había sugerido hablar con él.
–Venía a informaros de algo que podría ser un poco preocupante– explicó este, sus palabras sorprendiendo a los presentes.–¿Quién es está chica?
–Se llama Tiff, y viene de un Dreamland alternativo– presentó Kirby una vez más.
–Mucho gusto, Tiff– saludó el mago a la niña, quien le devolvió el gesto con amabilidad.– Conque ha llegando gente de otro universo. Eso explica varias cosas... – dijo el mago mientras miraba al Dedede del universo de Tiff con curiosidad. Este se encontraba gritándole a los Waddle Dees con la intención de espantarles, pero estos seguían apuntando sus lanzas hacia él sin amedrentarse.– Ay por Nova, esto es peor de lo que pensaba.
–Espero,¿tienes alguna idea de lo que está pasando?– quiso saber Bandana Dee.
–Por supuesto. Dejad que os lo enseñe.
Magolor hizo aparecer un ordenador portátil con su magia. Los presentes se acercaron a la pantalla intrigados. Incluso el Dedede de la dimensión de Tiff había cerrado el pico, probablemente porque quería escuchar la conversación. Tiff se giró un momento a mirarle: parecía estar tratando de acercarse a ellos para cotillear, pero los Waddle Dees le cerraban el paso a cada intento, cosa que cada vez le tenía más irritado.
Tiff apartó la mirada de la escena y volvió a mirar el portátil. Por mucho que le divirtiera ver a su Dedede siendo hostigado por unos Waddle Dee, aquello era lo más importante en ese momento. En la pantalla del ordenador aparecía un mapa de ese Dreamland en el que varias ubicaciones habían sido marcadas junto a varias anotaciones escritas en un lenguaje desconocido para Tiff.
–Veréis, esta mañana los sistemas de la Lor detectaron unas corrientes de energía anómalas– comenzó a exponer el mago.– Después de analizar los datos, he descubierto que se trataban de pequeñas aperturas dimensionales. Apenas duraron unos segundos abiertas, así que en un primer momento pensé que no había dado tiempo a que algo entrase o saliese de ellas. Claramente, me equivoqué– admitió mirando de reojo a Tiff.– Se que es muy raro que alguien como yo se equivoque, pero incluso los mejores cometemos errores.
–Ve al grano– gruñó el Dedede de ese Dreamland, irritado porque el mago se estuviese yendo por las ramas hablando de si mismo.
–Vale, vale. A medida que proseguía el análisis de la Lor me di cuenta de que había algo muy inquietante: las aperturas estaban cargaditas hasta arriba de alguna clase energía oscura.
–¿Dark Matter?– preguntó Kirby, visiblemente preocupado. Tiff pudo ver como el Dedede alternativo se estremecía al oír aquellas palabras, al mismo tiempo una expresión sombría aparecía en la cara normalmente divertida de Gooey. Ese Dark Matter, fuera lo que fuese, debía ser algo muy peligroso para provocar esa reacción.
–Es una posibilidad que algún tipo de Dark Matter no identificado haya provocado esto, pero hasta que no tenga más datos no puedo afirmarlo con certeza– respondió Magolor.– Si bien son las criaturas más oscuras de nuestro universo, no son ni de lejos los únicos que pueden usar la energía oscura para hacer maldades.
–Eso explicaría porque Tiff tiene lagunas en sus recuerdos– dijo Meta Knight. Tiff le miró intrigada.– Una exposición prolongada a altas concentraciones de ese tipo de energía puede provocar alteraciones en el cuerpo y mente, desde debilidad muscular hasta pérdida de memoria y cambios de personalidad– elaboró el caballero.– Por eso parecías estar en un estado febril cuando Kirby y Gooey te encontraron.
–¿Debería preocuparme?– quiso saber la niña, un poco alarmada.
–Nah, estate tranquila– le calmó Magolor.– Si sólo ha sido exposición y no posesión directa, los efectos deberían ir desapareciendo poco a poco. Guardar reposo, una comida abundante y estar rodeado de buena compañía bastaran para que cualquier residuo de energía oscura desaparezca, y con ello debería ir volviendo tu memoria.
–Dudo que vaya a poder cumplir la primera en esta situación.
–Bueno, al menos Kirby se asegurará de tenerte cubierta en cuanto a la buena compañía y la comida respecta– le dijo Magolor tras soltar una risilla. Kirby hinchó sus mejillas con orgullo, como si estuviera sacando pecho.–¿Qué hay de vosotros dos?– le preguntó Magolor a Escargoon y al Dedede del universo de Tiff.– ¿Habéis sufrido también alguna clase de efecto adverso?
–Tanto yo como el rey recordamos la misma escena que ya contó en la Halberd y nada más– respondió el caracol.– En cuanto a mi llegada, me sentía bastante mal cuando desperté, pero una chica extraña me encontró e hizo aparecer un tomate de una pintura. Pensé que era un sueño de lo raro que era, así que lo acepté y cuando me lo comí me sentí mucho mejor.
–¿Un tomate de una pintura?– repitió Tiff , extrañada ante algo tan absurdo.
–Ah, eso es sin duda cosa de Adeleine– dijo Bandana Dee.– Es amiga nuestra. Puede hacer real todo lo que dibuja.
–¡Ese sí que es un poder que me gustaría tener!– exclamó Tiff entusiasmada. Aquella magia sonaba como algo práctico y único a la par. Y la verdad, tener la capacidad de crear comida de la nada cuando tu protegido es alguien se pasa todo el día comiendo sonaba como una solución ideal.
–Yo también me sentía enfermo, pero me comí varias manzanas que había desperdigadas por el bosque y mejoré– dijo el otro Dedede aunque nadie le había preguntado, seguramente porque odiaba que no le estuvieran prestando atención.– Después de deambular un poco acabé en aquel mercado extraño que funciona sin dinero.
–Y la parte en la que insultaste a Whispy te la saltas, ¿no?– le echó en cara su contraparte, que sabía de aquello porque Kirby se lo había contado.– Ahora a ver como hago para que se le quite el enfado a ese viejo árbol. ¡En serio, he trabajado mucho en ganarme una buena reputación y te ha bastado sólo medio día para casi echarla a perder!
–Ejem. Volvamos al tema principal, por favor– pidió Magolor. El Dedede de ese universo gruñó una disculpa.– Como podéis apreciar en las marcas del mapa, en total se han producido seis aperturas. Cuatro se abrieron a la vez, seguidas de una quinta unos minutos más tarde. La sexta fue la última en abrirse– expuso el mago mientra señalaba en orden a las marcas del mapa.
–Vale, por su ubicación y la información que tenemos podemos deducir que el Dedede de la otra dimensión salió de la apertura del bosque de Whispy y Escargoon de la de inmediaciones del mercado– dijo Meta Knight, haciendo memoria.– Este otro de aquí se encuentra bastante cerca de una de las guaridas de Daroach. Me pondré en contacto con él para preguntarle si ha visto algo.
–El cuarto está en un bosque no muy lejano a la casa de Taranza y el quinto se abrió prácticamente al lado de esta– informó el Dedede de ese mundo.– Está pasando unos días en Dreamland así que definitivamente ha tenido que notar algo.
–Y el sexto está sin duda en el camino donde encontramos a Tiff, poyo– reconoció Kirby. Gooey asintió para confirmar.
–Eso significa que fui la última en llegar– se dio cuenta la niña. ¿Qué podría significar aquello?
–¡Ja! ¡En tu cara, niña repelente! ¡Yo llegué primero y tú la última, por lo que yo gano! Una vez más queda demostrado que soy el mejor– exclamó el Dedede que ella conocía. Tiff gruñó exasperada. Con lo bien que se estaba cuando el rey se mantenía en silencio.
–Señor, no se si esto es algo en lo que se pueda ganar o perder– le dijo Escargoon, un poco avergonzado por la actitud infantil del monarca en esa situación.
–Da igual. ¡Lo importante es que yo fui el primero!
–A veces envidio esa mentalidad tan simple...– suspiró Escargoon.
–Por supuesto. Todo lo que tengo y hago es envidiable.
–¿De verdad cree que eso ha sido un cumplido?– le susurró Magolor a Tiff, confundido.
–No tiene muchas luces– le respondió ella.
–Vaya. El nuestro tampoco es un bastión de la inteligencia, pero no llega a ese nivel.
–¿De qué habláis vosotros dos?– interrumpió a ambos el Dedede de ese universo.– No estarás embaucando a Tiff con tus mentiras, ¿verdad?– acusó a Magolor.
–No, no. Le estaba preguntando si tenía alguna idea de quién más podría haber salido de las aperturas, nada más– improvisó rápidamente el mago, sorprendiendo a Tiff por lo rápido que se había sacado esa mentira de la manga. Magolor le dedicó una mirada llena de súplica, para que le ayudase a salir del aprieto.
A Tiff no le gustaba mentir, pero no podía ignorar lo que Magolor acababa de plantear. Si efectivamente habían llegado más personas de su dimensión, no podía abandonarles. Pero, ¿quién más había acabado allí?
Tiff recordó lo que su Dedede había dicho en la Halberd. Meta Knight, Kirby, su hermano, ella misma y alguien desconocido habían irrumpido en la sala del trono. Si tres personas de ese grupo habían acabado allí, no era descabellado pensar que el resto también. Sólo había un problema: se habían producido seis aperturas, pero Dedede había contado a siete personas. Eso significaba que uno de ellos no había cruzado a esa dimensión. Internamente, Tiff deseaba que esa persona hubiera sido Tuff porque eso significaba que debía estar a salvo en casa. Dudaba mucho que Kirby o Meta Knight se hubieran quedado atrás, así que la única otra opción posible era esa persona misteriosa. ¿Era de verdad alguien desconocido o era alguien a quién había olvidado?
"Venga, intenta recordar. ¿Quién es esa séptima persona? Tengo la sensación de que Meta Knight nos presentó a alguien hace poco, pero no logro ponerle cara..."
Tiff de pronto se sintió muy mareada, hasta tal punto que habría caído al suelo si alguien no le hubiese agarrado.
–Tiff, ¿estás bien?– le preguntó Bandana Dee, mientras la sostenía con cuidado.
–Sí. No. No estoy segura– respondió ella, un poco aturdida. Todos, incluido el Dedede de su mundo por alguna extraña razón, le miraban con preocupación.– Estaba intentando recordar algo más, pero no conseguí hacerlo.
–No te sobre-esfuerces. Como ya dije, los recuerdos volverán poco a poco– le repitió Magolor.– En fin, eso es todo lo que quería enseñaros. Voy a volver a la Lor, a seguir indagando sobre el asunto y a comprobar que Marx no haya acabado con toda la comida de la despensa en mi ausencia. Si descubro algo más, os avisaré.
–Gracias por todo, Magolor– le agradeció Kirby.
Con una breve despedida, Magolor se marchó de allí dejando al grupo con varias respuestas pero con nuevas preguntas.
–Bueno, ¿ahora qué?– quiso saber el Dedede de la dimensión de Tiff, rompiendo el silencio.
–Tú y tu mano derecha vais a ayudar a mis Waddle Dees a reconstruir el castillo– le respondió su contraparte.– Aunque primero hay que levantar un campamento para que no duerman a la intemperie.
–¡Bien! ¡Acampada con los Waddle Dees, poyo!– celebró Kirby con alegría al oír eso.
Escargoon parecía haber aceptado el castigo en silencio. Probablemente, pensaba que era mejor eso que acabar encerrado en una fría celda. Al fin y al cabo, su madre estaría muy decepcionada y triste si eso ocurría.
El Dedede que Tiff conocía, sin embargo, no se lo había tomado nada bien.
–¿Cómo? ¿Qué quieres que me ponga a trabajar? ¿Me has visto cara de campesino?– protestó el Dedede de la dimensión de Tiff.– ¡Estoy por encima de estas labores físicas tan indignas de alguien de mi rango!
El otro soltó una pequeña risa seca antes de decir:
–¿No habíamos quedado en que quien ganase el duelo era el Dedede superior? ¡Pues cómo la victoria ha sido mía, eso significa que tienes que obedecerme!– proclamó en un tonto de superioridad.– ¿O acaso tú no me habrías obligado a seguir tus órdenes si yo hubiera sido el perdedor?
–Sí, pero...
–Ni pero ni pera– le cortó mientras le ponía las manos sobre los hombros.– Voy a asegurarme de que cuando salgas de está dimensión seas un rey hecho y derecho y no lo que quiera que seas ahora. ¡Y lo primero es que aprendas que tus actos tienen consecuencias!
–¡No necesito aprender nada! ¡Ya soy un rey por derecho!– exclamó el Dedede que Tiff conocía, enfadado. "Claro que sí..." estuvo tentada de decir la niña con sarcasmo, pero las palabras no llegaron a salir de su boca.
–Sigue viviendo en esa mentira y acabarás mal– replicó el otro Dedede, en un tono severo que Tiff nunca habría imaginado viniendo del pingüino.
Tanto Tiff como su Dedede y Escargoon se quedaron mirando al rey de esa dimensión, un poco sobrecogidos. ¿Por qué parecía que sabía eso último por experiencia propia?
Y tal como había venido, la severidad en el rostro del Dedede de esa dimensión desapareció, este alejándose de ellos para hablar con los otros habitantes de aquel extraño Dreamland. El Dedede de su dimensión, por su parte, se quedó dándole vueltas a lo que había dicho el otro mientras mascullaba por lo bajo "que tontería" y cosas semejantes. Aunque intentaba ocultarlo, parecía que esas inquietantes palabras le habían puesto algo nervioso.
–Muy extraño este otro Dedede, ¿verdad? Me pregunto a que se refería cuando dijo eso. Me ha dado escalofríos...– le dijo Escargoon a Tiff. Aquella era una de las pocas ocasiones en la que estaba de acuerdo con el caracol.
–¡Vosotros dos!– llamó el otro Dedede a su contraparte y a Escargoon.– ¡Dejad de hacer el vago y empezad a trabajar, que mis pequeñines ya han traído los materiales para montar el campamento y lo quiero terminado para antes de que caiga la noche!
Al oír aquello, Tiff miró al cielo. Efectivamente, empezaba a hacerse tarde. Su llegada a ese Dreamland, el encuentro con el Whispy gruñón, conocer a los habitantes de ese Dreamland, la visita a la Halberd, la batalla en el castillo... Parecía mentira que todo eso hubiese ocurrido el mismo día. Aunque el cansancio en su cuerpo era prueba suficiente para demostrar que así era. Tiff se despidió de Dedede y Escargoon con un gesto (con el fin de no parecer maleducada) y fue a hablar con Kirby para preguntarle dónde podía pasar la noche.
–¿Eh? De ningún modo voy a dejar que mi nueva amiga pase su primera noche en Dreamland sola. ¡Te quedas nosotros en el campamento, poyo!– exclamó Kirby.– ¡Contaremos historias de miedo, comeremos marshmallows y jugaremos a cosas divertidas!
–Kirby, que el campamento no lo hemos organizado por diversión. Lo hemos hecho porque me he quedado sin casa– le recordó Dedede a la bolita, mientras se llevaba una mano a la sien.
–Oooh, ¿entonces no habrá juegos, ni marshmallows ni historias de miedo?– le preguntó Kirby con ojos suplicantes.
El Dedede alternativo sostuvo la mirada de su rival unos segundos, pero al final no le quedó otra que bajar la mirada.
–Agg, está bien. No puedo ganarle a esa carita de pena en este tipo de cosas– cedió con un gruñido. A continuación, el rey se giró hacia el caballero.–¿ Tú que vas a hacer, Meta? ¿Te vuelves a la Halberd o te quedas?
–Voy a volver a la Halberd a poner al día a mis muchachos, pero volveré para pasar la noche– respondió este.– Quiero quedarme vigilando por si... a esos dos se les ocurre alguna clase de plan para escapar.
Meta Knight parecía haber estado a punto de decir otra cosa, pero al mirar a Tiff había cambiado el final de esa frase. ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? ¿Acaso seguía sin fiarse de ella?
–Entiendo– asintió Dedede. Luego se dirigió hacia la bolita rosa y le dijo:– Bueno, Kirby, si quieres jugar a las acampadas más vale que tú también eches una mano. En cuanto a Tiff y Gooey... bueno, vosotros sois los invitados así que podéis hacer lo que queráis.
–Me gustaría ayudar de alguna manera– se ofreció la niña.– No está bien que yo no haga nada mientras todos colaboran.
–Yo tampoco me quiero quedar de brazos cruzados– concordó Gooey.– Bueno, no tengo brazos pero ya me entendéis.
–En ese caso, ¿por qué no vais a buscar algo para cenar junto a algunos de mis Waddle Dees?– sugirió el rey.–¡Pero no te comas lo que encuentres Gooey, que ya nos conocemos!
–Vaaaale– replicó este, un poco apenado.
Tiff dejó escapar una pequeña y suave risa. Sí, aquel Dreamland era extraño y sus habitantes aún más, pero no le desagradaban. Al contrario, ahora sabía que podía confiar en ellos.
"Los otros podrán ayudarte"
Aquellas palabras resonaron en la mente de Tiff. ¿Eran el eco de un sueño que había tenido o pertenecían a uno de sus recuerdos olvidados? Tiff no sabía quien había dicho esas palabras, pero sí tenía algo claro acerca de ellas.
Los "otros" eran las personas que tenía delante.
La parte racional de mi cerebro: no hagamos capítulos muy largos, que después sufrimos para traducirlos. Ya nos ha pasado con "Sueños atados al cielo".
La parte creativa de mi cerebro: que escriba más de 5000 palabras dice.
Lo que ha pasado en verdad es que no sabía como darle un buen cierre al capítulo, así que seguí añadiendo escenas hasta que salió el final. También hay mucho diálogo en este capítulo, pero supongo que es lo que pasa cuando hay muchos personajes en el mismo sitio.
