En medio de la bruma de la noche, la ciudad de Fuyuki seguía activa a pesar de que la mayoría de sus mas emblemáticos habitantes tomaban su debido descanso. Sin embargo, la persona ... Si es que se le puede clasificar de aquella manera tan simple, que nos interesaba era un cierto niño de cabellos dorados.
Uno esperaría que un niño caminando por las calles oscuras de la ciudad sería algo por lo cual alarmarse y llamar a los servicios sociales causando un gran alboroto especialmente para los padres de dicho niño.
Pero este no era un niño cualquiera por el cual tener preocupación, dentro de un cuerpo diminuto de diez años, un ser por encima de la humanidad e incluso los dioses se hallaba escondido en dicha forma infantil desde hace varias semanas por simple aburrimiento.
Hasta ahora.
El Antiguo Rey de los Héroes encontró algo con que de verdad entretenerse desde hace mas de cuatro mil años, aunque no quería desestimar el esfuerzo de su compañero rey, el Rider de la Guerra del Santo Grial, pero este encuentro fortuito le había cambiado en un giro de ciento ochenta grados.
Por primera vez desde hace mucho estaba emocionado y el Rey Gilgamesh lo quería ahora mismo ... Pero tenía la desgracia de esperar.
Un poco decepcionado y con una especie de puchero en su rostro infantil que de seguro pondría a la mayoría de los participantes de la Cuarta Guerra del Santo Grial estupefacto, el rubio entró a la iglesia de Fuyuki, la cual aún se encontraba ligeramente iluminada por dentro por el actual sacerdote.
El hijo del anterior sacerdote, no era otro que Kotomine Kirei, un participante sobreviviente de la Guerra del Santo Grial, y que por un momento fue su Master al final de la misma.
Uno de los peores bastardos que había conocido, pero que el mismo había ayudado a formar a sacar su verdadera naturaleza a flote ... Después de todo, había sido lo mas interesante que había hecho durante la Guerra del Santo Grial, aunque puede que ahora lo tenga que reemplazar con un nuevo entretenimiento.
Pero todo a su tiempo.
Gilgamesh sonrió divertido al ver a su "compañero" orando frente al altar, no solo era divertido por su falsa fe, si no porque el hombre estaba postrado en el lugar donde su padre había sido asesinado. Ciertamente la existencia conocida como Kotomine Kirei era única.
- Te veo ocupado. - Comentó el Espíritu Heróico encarnado con algo de interés. - Te he visto hacer lo mismo desde el fuego y estoy seguro de que no lo haces por las almas de los desamparados. -
A pesar de sus palabras, el sacerdote no se inmutó ningún segundo.
- Pensé que no tendría ningún interés en lo que hacía. - Dijo Kirei aún de rodillas, por lo que parecía orando. - ¿Quizás esta de buen humor por casualidad? -
El pequeño Gilgamesh tarareo por la pregunta, dejando de lado la presencia del Espíritu Divino en la ciudad, ciertamente estaba emocionado por el avistamiento de lo que podría ser categorizado su mayor obra, incluso mas grande que Kotomine Kirei.
Pero requería de un trabajo sutil y sistemático, suave pero fulminante, quizás le tomé años pero al final Roma no se construyó en un día ... ¿En serio los humanos actuales utilizaban este tipo de refranes?
- Solo encontró a mi siguiente entretenimiento para la próxima Guerra del Santo Grial por si no me llegó a encontrar con un digno oponente. - Explicó sin dar mucho detalles el niño de cabellos dorados.
- ¿Es así? ¿Y que podría captar su atención en este mundo tan mundano y asqueroso, mi señor? - Le preguntó Kirei, levantando levemente su cabeza. Naturalmente, su interés fue atrapado por el rey convertido en niño, desde su último encontró con la imagen rota de Emiya Kiritsugu en el fuego de Fuyuki, nada había llenado el vacío del hombre.
Si había algo que había captado el interés del Rey de los Héroes, incluso si su forma infantil era mas sensata, debía ser algo que estaba fuera de lo normal.
Gilgamesh no respondió, simplemente se sentó en uno de los bancos de la Iglesia y miró al techo, no, su vista fue mas allá de todo eso, hacía las distantes estrellas.
- Incluso si el Trono de los Héroes y el Santo Grial lo intentan, no podrán sellar por completo mi poder como un verdadero Espíritu Heroico. Estos ojos omniscientes no perderán la vista a la absoluta omnipotencia. - Recitó el Rey de los Héroes mientras cerraba los ojos.
Y lo vio.
Al igual que el día que recibió aquel presagio antes de su encuentro decisivo con Enkidu hace miles de años.
Donde su encuentro predestinado por los dioses produjo literalmente una guerra de fuerzas imparables sin cuartel.
Cuando vio a aquel niño pelirrojo junto al Dios Caído, otro presagio mandando por los cielos se reveló ante él.
Y reveló la muerte.
Aquel niño que podría ser el pináculo de la inocencia, crecería a lo largo de los años con una mirada tan asesina que los dioses de la guerra no podrían evitar envidiar. Una fortaleza que ni los dioses de la tierra podrían enterar. Una voluntad que ni los dioses celestiales podrían abrumar.
Como un demonio, aquel niño crecería solamente para matar. Portando el poder de los monstruos y lo divino para aniquilar.
Y el único que le haría frente era ... Él.
Gilgamesh.
Incluso con un millar de armas, fueron ciento ocho agonías, ciento ocho estrellas caídas, ciento ocho armas, escogidas de manera selecta por su calidad para enfrentar a todos los tesoros de la humanidad. No ganaría en cantidad, pero si le enfrentaría en calidad divina.
El niño que se convertiría en un rey demonio, avanzaría contra la tempestad, la llovizna de armas e incluso la eternidad misma con una motivación.
Cortar al Rey Gilgamesh.
Un solo corte había vislumbrado y su piel había atravesado, el futuro que le depara el demonio era oscuro y sin embargo ... A Gilgamesh le encantaba.
Acaso ... ¿Tendría que trascender el tiempo y el espacio para encontrarlo?
A un ... ¿Amigo como Enkidu?
El rey convertido en niño agarró su pecho, el lugar donde sería realizado el corte según aquella visión le había mostrado. Un corte, aunque no tenía intención de matarlo, el pelirrojo había puesto toda su intención en cortarlo.
Alguien que pone todo de sí mismo para derrotarle ... Solamente Enkidu había sido capaz de ello, al encadenarlo y aunque pensar en alguien capaz de que pudiera hacer algo similar a su primer y único amigo sería una completa blasfemia al recuerdo de su querido amigo, una parte de él no podía evitar sentir una amena curiosidad por ver hasta donde podía llegar aquel niño.
- Así que si, se podría decir que si, estoy de buen humor porque he encontrado algo interesante. - Dijo Gilgamesh con una sonrisa ominosa antes de levantarse del banco e ir a los aposentos de la iglesia. No sin antes darle una mirada divertida al objeto en las manos de Kirei tenía mientras oraba. - Aunque en un tiempo de antaño podría haber deseado lo que posees en las manos, no es mas que basura. -
Sus palabras no lograron perturbar al sacerdote, provocando que el rubio se fuera con un puchero burlón a su habitación, dejando al hombre solo.
Sosteniendo lo que parecía un pedazo largo de metal, pero si uno le dedicaba una mirada mas a fondo se daría cuenta de que podría ser una pieza rota de alguna especie de tiara ... Y para aquellos que hayan visto el objeto que guardaba Emiya Kiritsugu en su hogar, se podría percatar de que era parte faltante de la diadema.
Kirei levantó la vista con una sonrisa ominosa con sus ojos vacíos de emoción, con la excepción de una cosa.
Deseo.
- La corona de espinas del señor, ha caído en mis manos ... Me preguntó, ¿Cuando llegará el momento? -
...
Fuyuki no era la única ciudad con una actividad nocturna particular a la cual envidiar, pues en la ciudad de Misaki, tenía sus propios asuntos de que ocuparse.
Especialmente cuando para un día para el otro un gran pilar que parecía de roca maciza y cincelada aparece de repente a las afueras de la ciudad sin razón aparente. Lo peor de todo es que había caído en el territorio de un simple magus, si no de una Verdadera Maga.
Y aunque no era ella la que se ocuparía del asunto del pilar por asuntos de la maternidad, dos de las personas que mas confiaba tomarían la rienda en el asunto.
El primero era un hombre joven en sus veintitantos, cabello corto de color negro y ojos grises, usaba ropas simples como una chaqueta encima de una camisa, pantalones vaqueros y zapatos oscuros. En sus brazos y en su cuello se podían ver algunas cicatrices apenas visibles por su ropa, además de portar un collar.
Este era Shizuki Soujuurou, una de las personas mas fuertes que la Quinta Maga podría haber conocido, a pesar de que aquel poder se haya atenuado con el tiempo, sigue siendo una de las personas que mas confiaba.
Soujuurou se encontraba guiando el camino directo al pilar de piedra de Misaki.
El peli negro volteó su mirada a su compañero. - Ya estamos cerca, ¿Puedes sentirlo, Mori? -
Entonces, el acompañante de Soujuurou se hizo mas visible en la oscuridad de la noche y las ramas de los árboles.
Su cabello castaño puntiagudo junto a sus ojos marrones con pupilas doradas inconfundibles provocó una imagen familiar para algunos, especialmente a aquellas personas que ya conocieran la verdadera apariencia de Jin Mori. Sin embargo, había unas cuantas diferencias con el original Rey Mono.
Su cabello era un poco mas largo, el cuál llevaba atado en una coleta baja, además de poseer facciones mas definidas y maduras a diferencia de Jin Mori que aún tenía una apariencia de un adolescente, este supuesto "Mori" estaba en la edad adulta, una edad similar a Soujuurou.
Usaba una camisa blanca de mangas cortas, pantalones holgados negros y zapatos deportivos. En sus brazos llevaba unas cuantas pulseras de colores que uno encontraría en cualquier tienda.
- Ciertamente el ambiente ha cambiado, ¿Esto lo provocó el pilar? Casi se siente como otro mundo. - Dijo "Mori" con curiosidad mirando los alrededores con el ceño fruncido.
Soujuurou asintió con gravedad. - Si, Alice no ha querido acercarse nada mas que esto. -
- Eso explica porque se ha quedado tanto en casa ... Mas de lo habitual. - Decía "Mori" pensativo. - Oh, por cierto, aún no te agradezco por cuidar de Yukiko-chan mientras Aoko y yo estábamos fuera. -
El peli negro sonrió antes de seguir avanzando, siendo seguido de cerca por su compañero y amigo mas cercano.
- No fue problema, la problemática es Shiki después de todo, y ella quiso ir con ustedes. -
"Mori" hizo una mueca por sus palabras. - Ni lo menciones, se supone que era trabajo para asegurar las cosas en Fuyuki por las consecuencias del Santo Grial y terminamos paseando ... - El peli castaño suspiró con cansancio. - Y Aoko no ayuda, actúa como una niña en vez de una madre de dos niñas. -
Soujuurou río entre dientes. - No hay que ser tan duros, aun somos jóvenes. -
- Y con responsabilidades. - Señaló "Mori" con seriedad antes de darle una mirada burlona a su amigo. - Al menos sabemos que tu y Alice podrán ser buenos padres. -
De repente, el ambiente se torno mas sombrío, pero esta vez no tuvo nada que ver con el pilar de piedra, sino por la animosidad fría que empezó a expresar Soujuurou por sus palabras.
- Tu sabes muy bien las razones por la que Alice y yo no ... -
No tuvo tiempo de continuar cuando "Mori" le detuvo poniendo una mano en su hombro, provocando que ambos se enfrenten cara a cara. Los fríos ojos grises se encontraron con aquellos fieros ojos dorados.
- Lo se muy bien, pero eso no quiere decir que no haya nada que podamos hacer, Aoko, Touko y yo haremos todo lo posible para que ambos puedan ser felices. - El agarré del peli castaño se hizo mas fuerte pero sin lastimarlo, pero si otorgándole seguridad. - Ahora terminemos de revisar el pilar para volver a casa. -
El peli negro asintió con seriedad y así ambos siguieron hasta el punto final de su destino, donde el pilar de piedra se encontraba en un pequeño claro en el bosque. Considerablemente mas pequeño que aquel en el mar de Japón, su peso y firmeza no se quedaba atrás con su "hermano".
- Y aquí estamos ... ¿Que piensas? - Le preguntó Soujuurou a su compañero.
Pero no recibió ninguna respuesta verbal de su parte, si no que "Mori" empezó a caminar a un ritmo acelerado hacia el pilar.
- ¡Hey! ¡¿Que haces?! - Exclamó el peli negro sorprendido por su repentina actitud.
- Ahora entiendo porque Alice no quería acercarse ... - Dijo "Mori" en un tono monótono, sus ojos se habían vueltos fieras cruces doradas hipnotizados por la forma del pilar. - Esto no es algo que los humanos deban tocar. -
- ¿D-De que hablas? ¡¿Mori?! - Farfulló Soujuurou intentando acercarse a su amigo, pero repentinamente empezó a sentir una presión, una especie de muro que le impedía avanzar en contra de su voluntad.
Para ese momento, el peli castaño ya se encontraba al frente al pilar de piedra con su mano a pocos centímetros de tocarlo.
- Ni siquiera los dioses ... Lo podrán entender. -
Y lo tocó.
Y siguió la única voluntad.
Llamarlo pilar de piedra era un insulto para su origen ancestral, originalmente un pedazo de costilla de la epítome del poder.
Ogre, también conocida como Kur en la antigüedad, la manifestación misma de la voluntad de Gaia.
El Ultimate One de la Tierra, el pináculo de todas las Bestias del planeta, el ancestro de todos los dragones.
Kur nació para cumplir la voluntad del mismo planeta, la voluntad de Catalhoyuk sin dudar.
Y protegerlo fue su mayor prioridad, por encima de mantener el orden jerárquico de las bestias.
¿Pero que podría suponer peligro para el depredador alfa del planeta? Cuya existencia primordial hacía que el resto de las Bestias Fantasmales de la tierra se postraran en el suelo por piedad.
Los seres mas horribles de la existencia.
Los dioses.
Fueron ellos los que vinieron a este mundo virgen a contaminarlo con sus deseos egoístas.
Chaos. Ymir. Tezcatlipoca. El Emperador de Jade. Ame-no-Minakanushi. Brahma. Balor. Ra.
Y muchos más, pero nadie fue peor que ... Apsu, el dios que provocó la traición de las Bestias por el favor de los dioses.
Incluso con el poder dominante de los dioses, el poder supremo que contaba Kur era tal que le permitía luchar contra ellos con el auxilio de sus hermanos y hermanas para mantener la tierra alejada de sus garras.
Era una guerra sin cuartel pero por miles de millones de años se mantuvo en un punto muerto sin un ganador claro a lo largo del tiempo.
Hasta la alta traición de la hermana mas querida de Kur.
Su hermana, Tiamat.
Incluso exaltada por el poder supremo del planeta como su hija y encarnación de su voluntad, la debilidad de Kur siempre había sido la confianza que le tuvo a los demás, y fue esa misma confianza que la derribó.
Convencida por Apsu, Tiamat se sumó al bando de los dioses, con un gran número de bestias, quienes atacaron a Kur hasta destrozar su cuerpo a lo largo y ancho del planeta.
El primer grito del planeta había resonado con la muerte de Kur.
Con su mayor enemigo derrotado, los dioses pudieron habitar su nuevo hogar, utilizando el cuerpo de Kur para hacerlo mas habitable para ellos y las nuevas especies que nacerían.
Crearon tierras, crearon mares, crearon cielos, el estado caótico del planeta tierra que era dominado por Kur, fue reforzado con su propio cuerpo, utilizando si piel, carne, órganos, todo lo posible para darle una mejor forma al planeta.
Así nacieron las primeras texturas del planeta.
Para posteriormente crear armas con los restos del cuerpo de Kur, para poder manipular dichas texturas.
El Yeoui o Ruyi Jingu Bang había sido una de esas armas.
Refinado de una de las costillas del fallecido Depredador Alfa tal manera para medir la existencia misma, tomo la forma de un pilar para seguir la voluntad de Kur incluso estando muerto.
Darle forma a lo vago, traer orden al caos.
Aunque eran conceptos muy ambiguos en algunos aspectos, en algunos casos podrían ser muy claros. Pero todo radicaba en una sola cosa ...
Seguir una sola voluntad, ¿Pero de quien?
La de Gaia.
Así nació el hijo mas querido del planeta, de los restos de uno de los dioses destrozados, alimentado con el cadáver de Kur, formado con las energías del universo mismo ...
De ahí nació la segunda Bestia de Gaia, o como se conocían en la antigüedad, un nombre que solo los antiguos dioses podrán recordar ...
El Guardián de la Tierra, Sun Wukong.
Mientras que Kur había nacido para mantener a las bestias a raya, Sun Wukong nació para causar caos a los dioses según la voluntad del planeta. Incluso tomando diferentes formas en diferentes dominios, todos habían sido el Sabio que causó un cambio drástico en los reinos celestiales.
Fue Dionisio, fue Loki, fue Quetzalcoatl, fue Kagutsuchi, fue Hanuman, fue Lugh, fue Horus, fue Marduk.
Pero especialmente, fue Sun Wukong.
Quien a través de infinitas experiencias alcanzó el rango de los dioses, el único digno a lo largo del cielo inquebrantable, a lo ancho de la tierra eterna, digno de las pleitesías de la humanidad.
Y su encuentro con el pilar de piedra que se encontraba a manos del Rey Dragón del Mar del Este, no fue mera causalidad cuando por un momento letras doradas brillaron en un extremo del pilar.
Ruyi Jingu Bang, el Yeoui, Aquel que Sigue una Sola Voluntad ... La Voluntad de Gaia.
El arma hecha con los restos del Primer Guardián de la Tierra, portada con maestría por el Segundo Guardián de la Tierra, la voluntad de Sun Wukong, era igual a la voluntad del planeta misma.
Su hijo mas preciado. Su bestia mas poderosa. El Dios mas grande. Cuya voluntad era sinónimo de la voluntad del mundo. Aquel que trae el orden primordial al caos divino establecido por los dioses invasores. El mayor arma de Gaia.
Pero que en un mundo fue derribado.
En uno de varios universos que componen el caleidoscopio infinito, las posibilidades son infinitas, mientras que algunos universos Sun Wukong cumplía con su misión otorgada por su "madre", en algunos el Gran Dios del Universo era derrotado, asesinado o completamente exiliado.
Y este Yeoui provenía de uno de esos mundos. Roto por el choque de fuerzas catastróficas con el Campeón de los Dioses, Satanás. Desterrado por la humanidad que lo traicionó nuevamente. Exiliado por el poder del Santo Grial ...
Pero en ningún momento Yeoui perdió su objetivo ...
La única voluntad ...
La voluntad de Gaia que seguirá ...
Y seguirá al ...
Único Dios de los Cielos Inquebrantables.
...
- ¡Mori! ¡Mori! ¡Vamos, despierta! - Exclamaba Soujuurou mientras sacudía a su amigo que se encontraba en trance.
Cuando "Mori" se acercó al pilar de piedra y lo tocó, la fuerza invisible que le mantenía alejado se desvaneció, pero en el momento que se acercó a su amigo estaba en completo trance y no había forma de hacerlo reaccionar, era como si el pilar le estuviera contando una larga historia.
Pero no era el momento adecuado.
Una presencia anormal hizo acto de presencia en el lugar, erizando los cabellos de Soujuurou al instante por la peligrosa presencia, incluso era peor que su amugo Lugh Beowulf. De hecho, incluso su amigo "Mori" se puso mas rígido pero aún así no despertaba de su trance.
Entonces, la presencia se reveló ... Y por un momento creyó haber visto una persona similar a "Mori".
Sus ojos ardientes y pupilas doradas hicieron temblar a Soujuurou por un momento, pero hasta ahí quedaban las similitudes que tenía con "Mori". Era una mujer de cabello y piel era blanquecina, mientras utilizaba túnicas y ropajes chinos tradicionales. Lo mas destacable era un arete de un cascabel en una de sus orejas.
La mujer extraña sonrió. - Tengo que agradecerles por su ayuda en esto, me era imposible acercarme al bastón. -
- ¿Bastón? - Murmuró Soujuurou mirando por el rabillo del ojo al pilar de piedra.
- No tiene caso hablar al respecto, es hora de recoger lo que es mío. - Dijo la mujer antes de desaparecer por completo de la vista.
Pero eso apenas duro unos segundos, porque en el momento en que se percató la mujer estaba al lado de "Mori" a punto de tocar el pilar de piedra con su mano ...
Hasta que de repente el pilar desapareció por completo de la vista ... No, estaba en la mano de "Mori" como si fuese una rama, de hecho, su longitud era similar.
- ¿Dices que es tuyo? Lo siento, pero ... - "Mori" miró con los mismos ojos ardientes y pupilas doradas a la mujer. - Esta es mi voluntad, la voluntad del verdadero Emperador Divino, Han Mori. -
La mujer le miro tanto sorprendida como enojada ante la vista y palabras que le dijo el peli castaño.
- Así que ... Expandete, Yeoui. -
En menos de un parpadeó, el bastón que Han Mori sostenía en dirección a la mujer se extendió a largas longitudes y anchura atravesando así a la extraña, sin que ella pudiera hacer algo su cuerpo fue destruido por la fuerza primordial que el bastón portaba.
Soujuurou miró incrédulo a su viejo amigo, no solo por el imposible poder que este portaba, sino por la apariencia que había cambiado en el momento que balanceó el bastón.
Su cabello castaño salvaje, se volvió un rojo ardiente como el fuego de los infiernos, con unos mechones dorados brillantes como el sol al frente, su iris eran rojas con pupilas doradas, en el centro de la pupilas habían unos símbolos. En el derecho estaba el símbolo omega, mientras en el derecho el símbolo alfa.
Finalmente lo que parecía una diadema dorada se manifestó alrededor de su cabeza, donde al frente había el símbolo de un ojo ardiente similares a los suyos con ambos símbolos alfa y omega encerrados en un tercer símbolo, el delta.
- Ahora ... El verdadero rey de los cielos ha descendido. -
...
- ¡Ah ... ! - Se despertó Mori de golpe sin aliento de su futón, incorporándose en una posición sentada para recuperarse.
El peli turquesa se agarraba el pecho como si hubiera recibido un ataque al corazón, mientras intentaba sin frutos regular su respiración en medio de su solitaria habitación, intentando por lo que mas quería no llamar la atención de Shirou ni Kiritsugu.
El Dios Caído no sabía que estaba pasando con él en aquel momento, ¿Estaba sufriendo un ataque de pánico? ¿Sufría convulsiones por los efectos adversos del Removedor de Límites? ¿Eran las consecuencias de utilizar artes marciales? Miles y más preguntas pasaban por la cabeza del joven, pero nada era claro para él, pero lo que si estaba seguro es que nada estaba ayudando.
El sigue vivo.
Eres mas grande que la eternidad.
Espero que puedas verte como yo te veo.
Pero repentinamente, el recuerdo de las palabras dichas por Taiga en el día le trajeron paz y tranquilidad al antiguo Rey Mono, de alguna forma, le dio tanto consuelo como las palabras y presencia efímera de Xuanzang en el pasado.
Al poco tiempo pudo calmarse y acostarse en su futón sin temor, pero aún así no tenía la confianza de dormir, así que se limitó a mirar al techo con su respiración un poco acelerada pero nada anormal aparte de ello.
Mas calmado pudo recordar el sueño que había tenido antes de despertar alarmado, había soñado nuevamente con su largo viaje, su búsqueda arrogante de poder y su tiranía en el Reino Sabio, su guerra con los cielos, su castigo ... Y justamente cuando empezó a comprender los sentimientos del prójimo, todo se le fue arrebatado.
Y aunque pudo vivir una nueva vida como Jin Mori, el nieto de Jin Taejin, pero su karma no había olvidado sus pecados reiniciando el ciclo nuevamente en una cadena interminable de batallas con los dioses hasta ser traicionado por los humanos.
Soñó con el vejestorio del Emperador de Jade, el maldito de Tathagata, el bastardo de Park Mubong.
Pero antes había soñado con su antiguo maestro, el sabio Subhuti, con diosa madre Gaia, con un omnipotente dragón ... Y luego con una mujer extraña y alguien que se parecía extrañamente a él ...
Mori no entendía el significado de aquellos sueños, pero solamente esperaba poder dormir al fin después de eso ... Necesitaba sus diez horas diarias de sueño.
Así que después podía buscarle el significado a eso, o quizás simplemente olvidarlo.
...
En su solitaria habitación, Waver no pudo evitar dejarse caer en su cama luego de una larga jornada laboral en el bar, era una alta hora de la noche y solamente quería desfallecer ahí mismo.
Ni siquiera tenía ganas de jugar Admirable Great Tactics por lo cansado que estaba. Ese era el juego favorito de Rider, al cual Waver le empezó a ganar un gusto, ya sea por las opciones tácticas o simplemente porque era el juego favorito de su Servant.
Pero no podía dejarse dominar por el cansancio todavía, tenía otras cosas que hacer y tenía que aprovechar este momento de la noche para realizar sus actividades como magus que no podía ser en el día debido a la jornada laboral o para evitar exponer mucho mas a los Mackenzie al mundo del magecraft.
Así que con resolución el joven de cabellos negros se levantó de su cama antes de que el sueño pudiera reclamarlo antes de tiempo y se acerco a su mesa de trabajo donde de un cajón saco su nuevo juguete.
O al menos la pieza de él.
Lo que sacó y dejó sobre la mesa parecía en un principio los pedazos destrozados de lo que bien pudo ser un jarrón roto, pero rápidamente Waver descartó que fuese un jarrón normal debido a las formas en particular que tenían los pedazos que se curvan de una manera distinta.
Además, los rastros mágicos que tenía como sellos especialces como si fuese un Campo Acotado en miniatura contenido dentro de un objeto le llamó al instante la atención con una serie de letras antiguas que se le hacía imposible de descifrar, aunque ciertamente era de origen asiático.
El magecraft de Asia era terreno extranjero para el peli negro, tanto literal como metafóricamente hablando, era de Inglaterra, la fuente del sistema taumaturgico clásico y mas utilizado en el mundo, aunque ciertamente no era estrictamente el único.
Diferentes tradiciones del pasado daba lugar a distintos sistemas, incluso Asia tenía lo que podría llamarse una especie de "Asociación de Magos" con un sistema taumaturgico propio que a su vez daba lugar a diferentes sistemas mas dependiendo del país o región.
Aunque era interesante, no podía estudiarlo a fondo por unas cuantas razones, el primero, el sistema de Asia era completamente incompatible con el de Occidente; el segundo, los magus asiáticos son muy recelosos con su magecraft, incluso mas que los Londres, limitándose a solo enseñarle a sus discípulos mas predilectos; el tercero era el mas obvio de todos ... Waver no tenía el talento para el magecraft.
Podría ser un gran investigador de la magia, pero para llevarla a cabo era otra cosa ...
Pero eso no lo detuvo a discernir aquel misterio que tenía entre sus manos, literalmente. En poco tiempo, el peli negro estaba armando casi por completo las piezas rotas en uno, dándole una forma mas reconocible pero algo extraña para los ojos extranjeros de Waver.
Tomaba la forma de una especie de ... ¿Calabaza? Era la mejor forma que tenía para llamarlo, aunque había visto algo similar en algunas representaciones artísticas de guerreros, soldados o generales japoneses del período Edo o similar. Calabazas huecas utilizadas como alguna especie de cantimplora.
Ahora la pregunta era ...
- ¿Por que esto estaba en las ruinas del fuego? - No pudo evitar preguntarse el magus londinense mientras miraba el techo de manera pensativa con sus ojos algo rojos por la falta de sueño.
Ciertamente había ido al lugar del desastre para intentar ver que lo provocado, al final concluyo que había sido causa del Santo Grial, ¿Causado por el choque de fuerzas de Saber y Archer? No podía estar seguro, pero quizás tuvo algo que ver.
Pero lo único destacable que encontró fueron estas piezas rotas de Calabaza completamente intactas en el sentido de que el fuego, el calor y las demás influencias externas no arruinaron para nada el material completamente desconocido que estaba hecho.
Si las altas temperaturas no pudieron afectar a esta Calabaza ... ¿Que fue lo que la rompió en primer lugar? Además, ¿De dónde provenía? No era simplemente algo que tenías en un museo y dudaba que hubiera algún magus chino o similar por los alrededores, ni era posible que los demás participantes tuvieran algo similar a esto porque debido a la antigüedad de seguro era un Mystic Code de gran poder que pudo haber dado la vuelta a la Guerra del Santo Grial.
Lo único que Waver pudo concluir fue que alguien lo perdió ... Aunque suene hiralante y le den ganas maldecir a la persona por perder algo que podría ser tan valioso.
Aunque por ahora su valor era un tanto cuestionable debido a las rupturas que tenía y posiblemente su función principal se haya perdido, ¡Pero no podías descartar cosas así como si nada! ¡Eres un magus, deberías tener algo de decencia y lanzarla las cosas mágicas al mar para que nadie las encuentre!
- Pero muchas gracias por dejarme encontrarlo. - Dijo Waver con una sonrisa mientras terminaba de armar la Calabaza, faltándole solamente una pieza. - Ahora con esta última pieza ... Y un poco de refuerzo ... -
Murmuraba mientras ponía la pieza final, mientras líneas de interfaz azules verdosas cubrían su mano y la pieza hasta extenderse por toda la Calabaza. Esto poco que las rupturas desaparecieran hasta darle la apariencia original que tenía antes de romperse en varios pedazos.
Era magnífica, algo digno de un rey ...
El peli negro no pudo evitar suspirar satisfecho ... Hasta que de repente, una imagen se formó justamente en el lugar de la pieza final.
La imagen de un ojo ardiente oscuro y pupila dorada resplandeció de la Calabaza, llamando la atención de Waver el cuál vio el suceso fascinado ...
Hasta que de repente una onda de viento salió de la boquilla de la Calabaza, la cuál lo atrapó e instantáneamente lo absorbió dentro.
- ¡¿Por que me pasa esto a mi?! - Fue lo único que llego a exclamar cuando fue atrapado en la Calabaza, a pesar de que su grito fue escuchado por oídos sordos.
¿O no?
...
