*Mundo de los Mugiwaras (Tiempo transcurrido desde la desaparición de Law y Luffy: 4 horas y media)*

Mientras tanto, volviendo al mundo original de donde provenían los capitanes pirata, todo en la isla parecía ser tan tranquilo como siempre pues nadie era testigo de lo que había pasado en la tripulacion de los Mugiwara, pero claro eso no fue ningun impedimento para que en toda la isla se escuchara un fuerte grito de desesperación provocado por dos de sus miembros, un aliado y todo el Barto club

—¡Como que no sabes a dónde los mandaste! —gritaron todos al unísono reclamandole a la pelimorada la cual no podía hacer más que aterrarse por todo aquello, escondiéndose detrás de la única mujer del lugar, la cual estaba en una extraña calma a pesar de su rostro de sorpresa.

—¡Lo sieeentooooo! —exclamó de nueva cuenta con lágrimas en sus ojos.

Zoro por su lado estaba completamente frustrado por la maldita estupidez de la joven de ojos rosa, mientras que Robin no dejaba de ver como esta se escondía tras suyo con un poco de ternura, pues le recordó un poco a ella de niña luego de haber comido la fruta del diablo, pues tampoco sabía muy bien cómo controlar aquello.

—Bien pequeña, te parece beber una taza de té mientras nos explicas todo de manera calmada —dijo Robin extendiendole la mano a la chica con una sonrisa en sus labios.

—¡Ah! Siii —dijo está en un lloriqueo pues al fin vio que uno de los presentes no le daba miedo y era amable con ella, para luego tomar la mano ofrecida y acompañar a la mayor a la mesa— ¿E… eres Nico Robin, verdad? —preguntó la chica con un poco de nerviosismo.

—Si, así es —respondió la pelinegra sonriendo— y podría yo saber tu nombre.

—Mi nombre es Sakurada Tomoe, un placer —respondió esta con alegría— ¿Sabes? En mi universo eres la arqueóloga más famosa del mundo y te he admirado desde pequeña, sé que no son la misma persona, pero me alegro de conocerte.

—Fufu, gracias por el halago —contestó ésta— ahora siéntate y cuéntanos todo.

Después de que la arqueóloga le ofreciera la taza de té, la misteriosa mujer de lila tomó asiento en el centro de la mesa siendo observada por todos los presentes. Se podía sentir la tensión en el ambiente, especialmente por parte del espadachín y el sujeto con el piercing en la nariz, cosa que la intimidaba pero tenía que aguantar lo que viniera ya que admitía que todo lo que había sucedido era su completa responsabilidad y no se quedaría tranquila hasta resolverlo.

—Bien… —comenzó Robin una vez que le dió el té caliente y tomó asiento al lado del resto de sus nakamas quienes ya se encontraban en espera de que la mocosa hablara— ¿Podrías empezar contándonos qué ocurrió? —mencionó calmada.

—Como ya les expliqué soy una usuaria de fruta del diablo, comí la Heikō Heikō no mi y gracias a ello tengo permitido viajar a dimensiones alternas —explicó mientras daba un gran sorbo del té que le había ofrecido la arqueóloga.

—¡Eso ya lo dijiste maldición! —explotó el espadachín mientras golpeaba la mesa irritado.

—¡Sí! ¡Ya explica qué le hiciste a Luffy-senpai maldita! —acompañó Bartolomeo quien seguía llorando desde que se enteró de la noticia.

—Bien… Les contaré lo que pasó —contestó intimidada— A decir verdad yo no pretendía absorber a sus amigos. Como les dije, no hace mucho ingerí la fruta del diablo y aún estoy intentando averiguar cómo funciona. Esta tarde estaba intentando practicar el manejo de mis poderes para ver si podía regresar a mi hogar y bueno… Digamos que empecé a practicar con uno de los peatones que resultó ser el chico de sombrero de motas.

—¿Trafalgar? —preguntó Robin con voz calmada.

—¿Por qué justamente él? ¿Acaso viste algo suuuuuuper en él? —continuó Franky.

—En realidad sólo fue una coincidencia… Simplemente se atravesó por mi camino y centré mi atención en eso.

—¿Qué buscabas hacer en realidad? —preguntó el narizón.

—Pues… Nunca quise teletransportarlo… Lo que yo estaba intentando hacer era observar líneas del tiempo alternas que tuvieran ciertas características similares entre sí. Soy capaz de observar las vidas paralelas de las personas si concentro mis poderes, y pensé que si lograba identificar aquellas líneas temporales en donde hubieran universos con ciertas semejanzas de algún peatón cualquiera, entonces de esa manera podría encontrar la pista para regresar a mi mundo.

—¿Universos con semejanzas? ¿A qué te refieres? —preguntó Zoro fastidiado pues no había entendido una mierda.

—He viajado a través de muchas líneas temporales diferentes desde que comí la fruta y puedo decir que hay todo tipo de universos extraños, los hay donde la era pirata continúa con una que otra diferencia, hay mundos modernos de alta tecnología en donde ya ni siquiera existen los piratas, otros donde ustedes podrían ni siquiera haber nacido o de hacerlo es poco probable que se hubieran conocido en dicha línea temporal, también existen mundos deshabitados por la destrucción de guerras… En fin… El número de realidades es prácticamente infinita y no podría terminar de enumerarlas.

—¡¿Y cómo mierda encontraremos a Luffy entonces?! —volvió a estallar el peliverde siendo contenido por el cyborg.

—¿Eso quiere decir que jamás volveré a ver a Luffy-senpai? —chilló el fanboy antes de volver a desmayarse.

—Eso será un problema —apoyó Robin mientras denotaba un rostro de preocupación seguido de un Usopp chillando por lo bajo mientras susurraba que no quedaba opción más que convertirse en el nuevo capitán.

—Como dije… Es por eso mismo que estaba practicando buscar líneas paralelas que cumplieran con una amplia serie de similitudes en donde la historia de dichos universos no fueran tan diferentes… Lo estaba practicando con el chico de sombrero de motas y todo estaba yendo bien —festejó emocionada hasta que su rostro volvió a deprimirse— había encontrado dos líneas temporales en donde… ¿Cómo se llamaba? —preguntó.

—Trafalgar —respondió Robin.

—Bueno, ese… Encontré otras dos líneas temporales en donde las versiones alternas de Trafalgar compartían casi la misma historia y cuyos mundos eran casi idénticos. De lo poco que alcancé a visualizar de dichos mundos es que tanto esta línea temporal como la de los otros dos Trafalgar comparten la misma historia en donde el rey pirata fue capturado, ejecutado y se desató la gran era pirata, iniciando la gran lucha entre estos y el gobierno mundial aunque claro… Hay variaciones… Por ejemplo, en la línea temporal de uno de ellos, el rey pirata fue una persona diferente —se calló un poco tras observar el rostro de confusión de todos los presentes menos de la arqueóloga quien parecía haber comprendido sus palabras— El punto es que… Logré, de alguna manera, visualizar tres mundos paralelos con bastantes semejanzas en donde los tres Trafalgar compartían la misma historia solo hasta cierto punto y bueno… No tenía intención de hacer nada más que eso… Observar si podía clasificar los universos con base en sus semejanzas pero…

—¿Estás diciendo que sin querer los teletransportaste a un solo universo? —preguntó Robin intentando comprender— ¿Cómo es eso posible?

—Parece que de alguna manera junté las líneas temporales y los arrastré a un solo punto en contra de su voluntad… Su capitán fue, desgraciadamente, un daño colateral al intentar detenerlo.

—Wuaaaaaaaaaaaaaaa —lloró Franky escandalosamente mientras sacaba un pañuelo para limpiar sus lágrimas— Nuestro capitán intentó salvar a Traffy y por eso terminó siendo arrastrado también ¡Eso es suuuuuuuuper cuuuuuuuuteeeeee!

—Pe… Pero… ¡Puedes regresarlos! ¿Verdad? —preguntó el narizón ahora algo asustado.

—¡Por supuesto! —mencionó la muchacha— Pude conseguir disminuir la cantidad de líneas temporales al buscarlas con base en sus semejanzas… Ya casi lo había logrado hasta que sucedió el accidente —mencionó entusiasmada por haber progresado— ¡Estaba tan cerca de poder intentar volver a mi mundo! —festejó— pero como verán aún me falta un poco más, así que necesito practicar hasta que agarre el truco del uso de la fruta.

—¡No practicarás con nosotros! —gritaron todos los Mugiwara al unísono.

—Y… Ya… ¡Ya lo sé! —respondió nerviosa mientras se encogía en su asiento— Ya entendí que usar humanos es demasiado riesgoso yo… Encontraré otra forma de practicar y buscar el lugar al que los envie ¡Me esforzaré!

—Será mejor que empieces con tus ensayos desde ahora o él te matará —le susurró el narizón en la oreja haciendo que la chica temblara de miedo tras sentir el aura asesina desprendiendo de ese espadachín.

—Me esforzaré —se repitió para darse ánimos así misma.

*Mundo de Torarine (Tiempo transcurrido desde la llegada de Law y Luffy: 4 días)*

10:30 p.m.

Esa noche en particular Luffy se encontraba bastante molesto pues después de cenar y hacer su limpieza bucal obligado por su aliado, el pequeño estaba dispuesto a meterse a la habitación de Law para dormir nuevamente a su lado pero antes de que pudiera acomodarse entre las sábanas, el mayor lo agarró por el cuello de su camisa y lo sacó del cuarto antes de cerrar la puerta con seguro en su cara… Otra vez.

—¡Torao! ¿Por qué vuelves a cerrarme la puerta? —reclamó fastidiado mientras comenzaba a tocar la puerta como loco— ¡Creí que ya habíamos acordado que dormiríamos juntos!

—¡Nunca dije nada de eso! —contestó el tatuado desde el otro lado de la puerta— Para tu información, sólo te permití dormir anoche conmigo porque estabas enfermo y era mi deber como médico cuidarte.

—¡Pero ya habíamos dormido juntos antes de eso! —se defendió.

—Eso fue porque entraste a mi cuarto sin permiso y te aprovechaste de que estaba dormido para hacer lo que quisiste —respondió en forma de regaño— Además… Ese día llenaste todo el lugar de suciedad y gérmenes porque ni siquiera tuviste la amabilidad de bañarte antes de meterte entre las sábanas.

—Pero… Pero… ¡Pero quiero dormir contigo! —replicó por lo bajo.

—Deja de ser tan egoísta… No me importa que siempre duermas con tus nakamas, te recuerdo que tú y yo sólo somos aliados y no tenemos por qué compartir nuestro espacio vital más de lo necesario. Confórmate con tener tu propia cama —mencionó para después soltar un largo suspiro y concluir con un— así que ahora déjame dormir un poco, estoy cansado.

—Tacaño —susurró por lo bajo al momento que daba una pequeña patada a la puerta y después se abalanzó en su cama con un rostro de fastidio total.

Después de eso, el menor estuvo una hora completa diciendo maldiciones por lo bajo y quejándose sobre lo estúpido que era Torao por dejarlo afuera después de que esa misma mañana también lo había abandonado para irse a quién sabe donde. Luego de que regresaran al hotel no habían vuelto a mencionar nada de lo ocurrido con Toramingo, más que nada porque Luffy no quería hablar mucho del tema y Law terminó por resignarse, pues sabía que no iba a poder sacarle más información, por lo menos no por ése día.

El monito sin embargo, no dejaba de recordar aquél estúpido encuentro. Toda la situación lo había sorprendido hasta el punto que ni siquiera tuvo oportunidad de reaccionar pues su cerebro se había perdido en otra parte, pero ahora que recordaba toda la situación no podía dejar de sentirse avergonzado, confundido, extrañado, curioso y algo triste… Aunque esa última emoción no sabía bien por qué razón la sentía, pero de alguna forma se sintió incorrecto. Piensa que debió haber hecho caso a su hermano y golpear a ese sujeto que se hacía pasar por Torao.

Y es que no podía sacarse esas malditas imágenes de la cabeza y esa sensación extraña de la lengua caliente del otro dentro de su boca, lamiéndole, como si fuera la paleta más deliciosa del universo. El aliento cálido, la sensación de los labios carnosos pegarse contra los propios y humedeciéndolos en el proceso, ese sabor mentolado… Aún podía sentir el momento en que succionó y mordió su labio inferior, acto que incluso lo asustó un poco, pues él no era un trozo de carne como para que intentaran devorarlo de esa manera. Además… Estaba todo lo demás, ese escalofrío que corrió por su cuerpo cuando sintió que éste acarició su espalda, la manera en la que su cuerpo tembló en cuanto sintió su cadera aprisionada y esos roces. El sujeto lo había acariciado en su entrepierna, cosa que ni él solía tocar a no ser que se estuviera limpiando dicha zona, generalmente no era algo que tocara más de la cuenta y sin embargo, ahora había sido manoseado por ese sujeto y todo el asunto le trajo sensaciones en su cuerpo por demás extrañas. Desde escalofríos, así como insectos corriendo por su piel, cosquilleos que no supo explicar y tampoco estaba seguro de querer entender, además de una leve opresión en su zona baja que fue un tanto incómoda.

—Maldición —susurró entre su almohada tan bajito como para no ser escuchado por nadie— ¿Qué fue eso? ¿Por qué lo hizo?

Mientras Luffy pensaba en toda esa situación repentinamente clavó su mirada en el reloj de pared que le indicaban las 11:50 de la noche lo que lo obligó a brincar de su posición, pues aún recordaba su promesa con Torarine de reunirse nuevamente esa noche para hablar. De manera que tras girar su vista a la puerta cerrada de su aliado, volvió a refunfuñar por lo bajo antes de escaparse nuevamente por la ventana.

No le tomó mucho tiempo llegar al muelle en donde se habían visto la primera ocasión. Torarine ya lo estaba esperando, este se encontraba sentado en la orilla de espaldas a él mientras observaba hacia el gran y ancho mar. Luffy tras verlo se apresuró a saludar y sentarse a su lado al momento que se quitó sus sandalias para meter sus pies al agua jugueteando un poco con esta, todo ante la atenta mirada del hombre de blanco quien observaba sus acciones bastante interesado.

—¿Qué pasó? ¿De qué querías hablarme? —preguntó el chiquillo sin despegar su vista del agua.

—Directo al grano como siempre ¿No? —sonrió suavemente— Tiene que ver con lo que hablamos la primera ocasión, ¿Lo recuerdas?

—¿Sobre mis hermanos? —preguntó confundido— ¿Por qué quieres hablar de Ace y Sabo?

—Jajaja, no, no —se apresuró a corregir mientras reía suavemente— Hablo sobre cuando te pregunté por el tipo de relación que tenías con Torao-kun.

—Ah… Lo de ser aliados —rodó los ojos molesto— sí, lo recuerdo… Dijiste que él se iría de mi lado —mencionó receloso aún sin aceptar que eso podría llegar a pasar.

—A ti… Te gusta Torao-kun ¿Verdad?

—¡Claro! ¡Torao es genial!

—Vaya… No pensé que lo aceptarías tan fácilmente —exclamó interesado— Se nota que eres muy abierto en tus emociones —sonrió.

—¿Por qué negaría que me gusta Torao? —preguntó confundido— ¡Tú también me gustas!

—¿Eh? —exclamó sorprendido pues eso sí no se lo esperaba— ¿Cómo?

—Que también me gustas Torarine —mencionó alegremente mientras comenzaba a agitar levemente sus pies pues disfrutaba mucho la sensación del agua entre sus dedos— También me gusta Zoro, Nami, Sanji, Usopp, Chopper, Robin, Franky, Brook, Jinbei, mis hermanos, Makino, Shanks, el abuelo… Aunque ese último da miedo.

—Jajajajajaja —se burló el marine sin poder contener una carcajada— sin duda eres el mejor Luffy-ya, no me extraña que Torao-kun se comporte como lo hace viendo lo inocente que eres.

—¡¿De qué te ríes?! —reclamó molesto pues odiaba que lo tomaran por idiota.

—Perdón, perdón —se excusó aún agarrando su estómago— Es solo que es muy… Lindo —confesó— Puedo ver que quieres a muchas personas pero… Cuando te pregunté si te gustaba Torao-kun no me refería precisamente a ese tipo de gustar.

—Oh… —exclamó recordando nuevamente su conversación con Ace sobre las relaciones amorosas— ¿Hablas del gustar de Shanks y Makino?

—Ya me hablaste del Shanks de tu mundo pero… No recuerdo a ninguna Makino —analizó mientras llevaba un dedo a su barbilla— ¿Cómo se llevan esos dos?

—Bueno pues… Se dan besos, se toman de la mano, se dicen cosas cursis y eso… —sacó la lengua recordando todas esas veces que los vió sin querer.

—Así que sí sabes lo que es gustar.

—¡Por supuesto que sí! ¡No soy tonto! —le sacó la lengua ofendido.

—¿Entonces?

—¡Entonces qué! —gritó.

—¿Te gusta Torao-kun de la misma manera en la que Shanks y Makino se quieren?

—¡Torao y yo no hacemos esas cosas! —respondió mientras desviaba la mirada intentando no recordar lo acontecido esa tarde pero fue inútil pues las imágenes seguían tatuadas en su cerebro— ¡Los besos son tontos! ¡Son raros! ¡No entiendo por qué la gente lo hace! —llevó una mano a sus labios sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran nuevamente al recordar aquella sensación húmeda.

—No te pregunté si hacían esas cosas o no —aclaró— Más bien lo que me interesa saber es… ¿Te gustaría hacer ese tipo de cosas con él?

—¿Cómo?

—Ya sabes… Tomarse de las manos, abrazarse, darse besos, tocarse y hablarse bonito… Esas cosas —mencionó sin apartar su mirada del chiquillo quien seguía poniendo esa expresión de confusión— ¿Te gustaría hacer eso con él?

—¿Por qué haríamos eso?

—No devuelvas la pregunta con otra pregunta —replicó.

—¡Torao es mi aliado! ¿Los aliados hacen eso?

—No fue lo que dije… Y aún no respondes mi pregunta.

—Yo no entiendo tu pregunta —bufó molesto.

—Te lo pondré de una manera más sencilla —mencionó después de notar que esa conversación no iba a ninguna parte— ¿Qué sentirías si vieras a Torao-kun besándose con una chica?

—¿Qué? —preguntó sorprendido mientras un pinchazo de dolor atravesaba su pecho— ¡¿Por qué haría eso?! —explotó mientras se ponía en pie y comenzaba a gruñir cual perro rabioso— ¿Estás loco? ¡¿Por qué preguntas cosas tan raras Torarine?! ¡Él no haría eso!

—¿Por qué no? Es un chico lindo y no lo digo sólo por tener mi mismo rostro —rió por lo bajo con un gesto arrogante— No dudo que haya más de una chica que querría las atenciones de Torao-kun.

—¡Él no haría eso! ¡Torao no piensa en esas cosas!

—¿Y si lo pensara? ¿Y si él decidiera besar a una chica? ¿Qué pasaría?

—¡Le patearía el trasero a ese idiota!

—¿Por qué?

—Yo… Yo… ¡No lo sé! —confesó irritado— ¡Pero me molesta! ¡Deja de preguntar esas cosas!

—Creo que obtuve mi respuesta —mencionó sin inmutarse por el evidente fastidio en el rostro del menor— A ti te gusta Torao-kun tal y como Shanks y Makino se quieren, tú sientes lo mismo por él.

—¿Qué tonterías dices Torarine? ¿Por qué actúas como idiota? ¿De dónde sacas todo esto?

—Si no te gustara Torao-kun no te molestaría verlo con chicas ¿No es así? Es decir… ¿Te molestaría si uno de tus amigos se besa con alguien más?

—Mmmm… —rápidamente Luffy imaginó a Sanji y Nami besándose, lo que no le generó ninguna emoción —supongo que no— respondió.

—¿Por qué es diferente con Torao-kun?

—No lo sé… Me molesta y ya —se encogió de hombros— Torao no tiene permitido hacer eso de todas formas así que no importa —sonrió triunfante.

—Ya veo… —suspiró sabiendo que no podría indagar mucho más en el asunto, pues el chiquillo era un tonto inexperto el cual de hecho ni siquiera entendía todo lo que implicaban sus palabras— Como sea… Vine aquí para ofrecerte mi ayuda si es que me decías que te gustaba Torao-kun.

—¿Ayuda? ¿Ayuda para qué?

—Ayuda para que empiecen a ser más afectuosos como esa chica y el pelirrojo —suspiró— He notado que ambos están estancados y bueno… Pensé que podría echar una mano ya que es algo doloroso verlos —propuso con una mueca rara en su rostro— Pero sólo ayudaré si tú lo quieres así… Si me dices que te gusta Torao-kun, me convertiré en tu consejero del amor.

—¿Gustar? ¿Consejero del amor? ¿Ser como Shanks y Makino?

Todo lo dicho era demasiada información para procesar para alguien tan lento como Monkey D. Luffy así que no sabía qué responder por ahora. La verdad nunca había pensado en nada de esas cosas complicadas, él simple y sencillamente era feliz estando al lado de su aliado, le gustaba su rostro, sus ojos, su nariz y apariencia en general además de sus tatuajes los cuales le parecían asombrosos. Era agradable estar al lado del mayor pues a pesar de que se irritaba fácilmente, la verdad es que este en realidad era bastante cariñoso con él, a su propia manera pero lo era.

Law siempre lo estaba cuidando desde la retaguardia, siempre se aseguraba de llevarlo a comer y hasta le ofrecía cosas de su propio plato. Aún cuando a veces este se portaba distante, también le había aceptado varias de sus muestras de cariño como lo eran los abrazos, agarrarse de las manos ocasionalmente e incluso cargarlo de ser necesario. Cuando pelearon contra Dofflamingo siempre supo que su espalda estaría segura, pues no dudaba ni un poco en que él lo protegería de ser necesario, así que Luffy haría lo mismo por él, habían ganado un nivel muy grande de confianza tras luchar juntos.

Incluso la noche anterior… Su aliado había sido tan malditamente dulce cuando lo cuidó de su extraña y repentina enfermedad. Le había hablado con esa voz suave y sincera, sus ojos se habían enternecido y se había comportado excesivamente protector cambiando la toalla húmeda de su frente, se aseguró de que estuviera adecuadamente tapado, incluso pudo sentir como el mayor le acarició en más de una ocasión su mejilla y sus cabellos cuando creyó que estaba dormido, tampoco se quejó cuando quiso dormir agarrado de su mano, y no evitó que posteriormente durmiera recargado en su pecho. Quería a Torao… Pero no entendía eso del "gustar" del que Ace y Torarine hablaban.

—No te presionare Luffy-ya —continuó el hombre de blanco— Sé que aún no sabes qué sientes por Torao-kun y no es mi intención confundirte más —sonrió para después acariciar la cabeza del menor en un gesto amable— Solo piénsalo ¿Si? —dijo tranquilamente— Piensa si te gustaría ser más cariñoso con Torao-kun, si te gustaría darle besos y ese tipo de cosas, lo más probable es que te guste y entonces… Si así lo quieres puedes usarme como una ayuda para preguntarme todo aquello que no entiendes.

—Besar a Torao… —susurró por lo bajo.

—No es necesario que me respondas ahora… Podemos volver a vernos aquí dentro de… ¿3 días? Para que puedas darme una respuesta clara, ¿Está bien?.

—Bien… Aunque aún no entiendo por qué me preguntas todo esto —confesó algo extrañado pues no entendía nada del amor— ¿Y por qué te ofrecerías a ayudar?

—Porque sé lo doloroso que es no ser capaz de decirle a alguien que lo quieres —contestó con una expresión triste.

—Ya veo… —respondió al momento que se ponía de pie y comenzaba a caminar descalzo de vuelta a su cuarto de hotel— Todo lo que dijiste me parece algo demasiado molesto y aburrido para pensar —contestó sincero como siempre— pero… Haré un esfuerzo para intentar responderte.

—Eso es suficiente —rió por lo bajo.

—¡Entonces nos vemos dentro de 3 días! —gritó dispuesto a echarse a correr antes de que el hombre de blanco lo volviera a detener al decirle.

—Por cierto… Mantengamos esta relación de consultor romántico como un secreto ¿Te parece? —preguntó— No creo que a Torao-kun le haga gracia saber que nos reunimos en las noches para hablar de él.

—¿No debo hablar de ello? —preguntó confundido— Pero no hacemos nada malo.

—Ya lo sé… Pero temo que él no lo vea de esa manera, comprendo lo celoso que puede llegar a ser algunas veces —hizo una pausa para después agregar— Por cierto, tampoco hablemos de esto en el día… Torao-kun es un hombre bastante perspicaz y si nos encuentra secreteando no tardará en presionarte para saber qué está pasando.

—Entonces… ¿Sólo hablaremos de este tema en la noche?

—Sip —confirmó con una enorme sonrisa juguetona— Así que cuando nos veamos asegúrate de que Torao-kun esté bien dormido antes de salir del cuarto.

—Mmmmm… Qué fastidio —murmuró por lo bajo— Pero está bien, supongo.

Después de llegar a ese acuerdo el chiquillo echó a correr de vuelta a la habitación del hotel mientras el mayor se quedaba atrás mirando hacia las estrellas preguntándose si no estaría complicando aún más las cosas al tratar de ser un intermediario.

Continuará…