Disclaimer: Ni Ranma 1/2 ni sus personajes me perteneces, son propiedad de Rumiko Takahashi y VIZ Media, yo sólo hago esto por diversión.

Noche número 4

Llevaba ya tres noches haciendo lo mismo. Iba siempre a dormir a aquel antiguo despacho convertido ahora en dormitorio, pero cuando quería darse cuenta ya se encontraba en la habitación de su prometida vigilando con ternura su pequeña figura, controlando que nadie la hubiera dañado. Era la única manera de sentirse tranquilo, de descansar aliviado.

Hasta entonces ella nunca se había percatado de la presencia de aquel muchacho que a medianoche con premeditación se atrevía a admirarla, unos pocos segundos, más que eso, unos largos minutos, mientras ella dormitaba pacíficamente.

"¿Y si se entera? Me matará." No había otra respuesta válida en su cabeza, y aunque quisiera pensar que no, sabía que en esta ocasión ella sí tenía motivos.

No le movía nada físico, nada -como a ella le gustaba decir- "pervertido". Era un espíritu proteccionista lo que lo había poseído, un sentimiento indescriptible que le recordaba que no hacía demasiado tiempo, por su culpa, aquella frágil marimacho había estado en peligro. La había creído muerta y no había peor sensación que aquella. Recordó la delicadeza con la que la sujetó, lo débil que parecía, lo pálida que estaba. La mantuvo entre sus brazos desesperado creyendo que nunca tendría oportunidad de decirle todo lo que siempre quiso decirle, y que sin embargo tampoco entonces le dijo. En su lugar, lo gritó. Mentalmente. Pero ella lo escuchó, aún no sabía cómo, pero lo hizo; y aunque él posteriormente negara decirlo -que no pensarlo- no podía luchar contra lo que a ciencia cierta sabía haber sentido en aquel instante cuando creyó perderla.

Sin ella nada tenía sentido.

Sacudió su cabeza y la apoyó sobre su almohada, colocando ambos brazos detrás de su cabellera. Miró de un lado para otro, la oscuridad del lugar no hacía más que recordarle lo solo que estaba, lo solo que estaría si ella le faltara.

"Eres Ranma Saotome, hombre entre hombres, el mejor artista marcial habido y por haber, no puedes dejar que un recuerdo te martirice, dormir siempre ha sido un placer para ti, no dejes que ella lo convierta en una pesadilla".

De nuevo se debatía consigo mismo, no estando seguro de si debía traspasar una noche más los límites de lo permitido y visitar a aquella bella durmiente tan solo para cerciorarse de que la descuidada y torpe Akane Tendo siguiera en su sitio.

La descuidada y torpe…

Torpe…

¡Claro! ¡Cuán estúpido había sido, esto no lo hacía por él, lo hacía por ella! Porque ella no sabía cuidarse sola, porque ella era un desastre, apenas sabía caminar sin tropezarse. Porque ella lo necesitaba, porque ella, como muchas otras debería agradecer sentirse protegida por el mejor artista marcial del mundo. Pero en el fondo él sabía que ella no era como las demás.

Convencido de que lo que estaba haciendo era su deber como hombre y no algo nacido de un sentimiento mucho más profundo, prosiguió con su cometido y se deslizó hasta la habitación de la chica. Abrió la ventana tan silenciosamente que incluso él se felicitó.

¡Pam! ¡Pum! ¡Pam!

Lo siguiente sucedió tan deprisa que ni cuenta se dio. No había terminado de colocar un pie sobre el escritorio cuando un bate se estampó contra su cabeza de manera certera y fuerte. El golpe fue instantáneo y su vuelo hacia las afueras de Nerima nada placentero.

—¡Estúpida marimacho! —fue todo lo que pudo gritar en su camino hacia las nubes.

La mañana siguiente despertó con un buen dolor de cabeza, recordó lo acontecido y el mal humor volvió a apoderarse de su organismo. No sólo se sentía molesto por la manera en la que su prometida lo sacó de su habitación, sino porque pensó que después de lo de Saffron su relación con ella había cambiado, aunque fuera un poco, ¡si hasta aceptó casarse con él! pero sus actos demostraban todo lo contrario. Ella seguía viéndolo como un pervertido, y él seguía comprobando que Akane continuaba siendo tan poco femenina como siempre; él que incluso llegó a pensar que mientras dormía estaba guapa…¡ja! pobre desgraciado.

Absorto en sus estúpidos pensamientos avanzaba frotándose el pelo planeando como enfrentarse a ella durante el desayuno.

Bajó las escaleras buscando una excusa que acabara con la futura acusación de Akane. Se sentó en su sitio y en ese instante la joven apareció por detrás, llevando un plato de arroz y depositándolo encima de la mesa inclinándose al lado de Ranma. Él se sonrojó al sentirla tan cerca, sabiendo lo que venía a continuación. La chica de corta melena se giró levemente y con gran preocupación tomó la cara de su prometido entre sus manos.

—¿Qué te ha pasado Ranma? —preguntó con angustia mirando su ojo morado, él levantó una ceja sarcásticamente.

—¿Estás de broma, no?

—¡Ranma! —gritó Soun dejando a un lado su diario percatándose de que su futuro yerno ya se encontraba en el comedor. El pelinegro volteó su rostro avergonzado, de seguro su suegro tenía preparada una buena charla sobre no visitar a su pequeña en la oscuridad.

—Verá yo…—intentó defenderse antes de verse interrumpido por el hombre de tupido bigote.

—¿Dónde se supone que estabas ayer por la noche, eh?

—Yo uhm…

—¡Casi raptan a mi pequeña y tú durmiendo como si nada! ¡Yo confiaba en ti para protegerla!

—¿Eh? —preguntó el de la trenza desconcertado.

—No te preocupes papá, ya te he dicho que le di un golpe tan fuerte que lo mandé volar por la ventana. Además ya he demostrado que no necesito a Ranma para que me proteja, me libré de ese pervertido yo sola.

Ranma se rascó la frente no entendiendo nada de nada.

—Esto no hubiera pasado si mi hijo durmiera cerca de su prometida, la habitación que le habéis dado está demasiado lejos de ella, el pobre no escuchó el ruido que se armó, ¿verdad Ranma?

—Esto, yo…

—Quizás Nabiki-chan podría cambiarse el cuarto con mi pequeño, podría vigilar mejor a su chica.

—A mi no me metáis… si quiere por mi puede incluso dormir con mi hermanita pequeña.

Él no daba crédito a lo que oía.

—¡Nabiki, qué cosas dices! Tía, como he dicho no necesito que Ranma me cuide, ayer me las apañé yo sola —dijo la Tendo sonriendo amablemente al pelinegro que la miraba atónito—. Tranquilo Ranma, no pongas esa cara, seguro que ese desgraciado no vuelve a molestarme —finalizó Akane yendo a buscar un botiquín.

Ranma se levantó lentamente de la mesa sin apenas probar bocado, no podía estar más confundido.

¿Debería estar contento por el malentendido o furioso por como ella lo había llamado pervertido sin saber que era él?

Empezó a pensar en las palabras de Akane y optó por enfadarse, la muy boba tenía la santa desfachatez de sentirse orgullosa por haberse librado sola de aquel "intruso". Ella había dudado de él, porque si él no hubiera sido el susodicho "intruso", hubiera acudido en su ayuda en milésimas de segundo. La hubiera protegido como siempre había hecho.

Príncipe Toma. Herb. Pantimedias Taro. Orochi. Saffron.

Saffron.

Saffron.

¿De verdad ella seguía creyendo que él no estaría siempre allí para protegerla?

¿De verdad ella no veía que algo había cambiado desde Jusenkyo?

¿De verdad ella no notaba su preocupación constante?

Por supuesto que no, Akane seguía siendo tan sólo una marimacho.

Aunque como bien dicen, no hay mal que por bien no venga, como mínimo se había librado de ser descubierto, la próxima vez debería ser más cuidadoso.

Continuará.

…..

¡Hola! Aquí va el segundo capítulo, espero que lo disfrutéis, como veis es algo un poco distinto a lo que he hecho hasta ahora, pero tenía ganas de cambiar un poquitín :).

Mil gracias a los que habéis dedicado unos minutos a leerlo, a seguir el fic y a darle a favoritos. Y por supuesto mil gracias a los que comentáis, a algunos os echaba ya de menos y me alegro enormemente de volver a veros por aquí:

SARITANIMELOVE, Andy-Saotome-Tendo, nancyriny, xandryx, Haruri Saotome, ivarodsan y tonymklive. com.

¡Un abrazo enorme!