Noche número 5

Ranma no daba crédito a lo que veía. Su preocupación, un tanto desmesurada en ocasiones, no dejaba que el pobre pegara ojo, y sin embargo ella… ella podía dormir a pierna suelta.

—Mírala, durmiendo tan tranquilamente mientras yo estoy aquí desvelado por ella. Es tan injusto… demasiado injusto… si yo no puedo dormir ella tampoco debería… —susurraba para si mismo intentando encontrar una solución que lo animara o como mínimo, hiciera sentir mejor. Y finalmente la encontró.—Tsk, tsk, Akane —dijo en voz baja zarandeando con suavidad a su prometida.

Puede que la solución encontrada no fuera la más madura, pero su ego a veces aún era superior a su capacidad de razonamiento.

—Mmhh ¿Ranma? —murmuró con los ojos cerrados Akane. Él se sonrojó al no saber si estaba soñando con él o simplemente semi-despierta.

—Ak-Akane, soy yo —dijo arrodillándose al lado de la cama, mirándola con determinación.

Ella se ladeó y quedó apoyada sobre su costado encarándose hacia Ranma, sin embargo seguía con los párpados bajados hasta que de repente se abrieron y alborotada se incorporó desconcertada.

—¡Ranma! ¿Qué pasa? ¿Volvió el pervertido?

—No… tranquila.

—¿No? ¿Y entonces qué haces aquí a estas horas? —comentó mirando el reloj acercándolo extremadamente a su cara debido a la oscuridad.

—No puedo dormir…

—¿Pasa algo?

—No. Sólo no puedo dormir.

—Aha, ¿y qué quieres que haga yo?

—No lo sé, pero no es justo que yo no pueda dormir y tú sí.

—Estás siendo un poco egoísta ¿no crees?

—¡¿Yo egoísta?! Estoy así por ti desconsiderada… dios si tan solo fueras un poco más femenina… pero no…

—Oye… ¿a qué te refieres? ¿Qué haces por mi? Si es por lo del pervertido de ayer yo ya dije… —Ranma corrió a taparle la boca con suavidad.

—Basta de hablar del "pervertido" de ayer, no existe tal pervertido, fui yo. ¡Yo!

—¡Shermás immbhgécil! —gritaba intentando liberar su boca hasta que lo consiguió. —¿Por qué no dijiste que eras tú? Además ¿qué hacías aquí entrando como un viejo verde?

—¡Yo no entré como un viejo verde! ¡Y no pude decir que era yo porque sin avisar ni preguntar me golpeaste fuerte como si fuera un desconocido!

—¡Porque creí que eras un desconocido!

Los dos se miraron rojos de rabia. Siempre todo tenía que terminar así. Apretaron sus puños y labios con fuerza, empezaron a calmar su respiración ya que ninguno quería seguir gritando como un energúmeno, tampoco es que quisieran ser descubiertos juntos a esas horas solos en su habitación.

Respira hondo.

Inhala.

Exhala.

Uno, dos y tres.

Habiendo expulsado su repentina ira, una que hacía días no experimentaban, se miraron una vez más ahora sonrojados por la timidez.

—Lamento que no puedas dormir por mi culpa Ranma.

—¿Uhm? —dudó él intentando comprender si ella entendía qué pasaba por su cabeza.

—Bueno, puede que me equivoque pero… ¿puede que no duermas bien quizás por lo que pasó en China?

Él levantó de nuevo la vista y clavó sus ojos azules en los de Akane, sus mejillas aumentaron su tono carmín y desviando la cabeza hacia el suelo asintió algo cohibido.

—Gracias por preocuparte Ranma. Podrías habérmelo dicho…

—No es, bueno, no mal pienses, yo no… —balbuceaba sin sentido alguno. Ella lo cortó.

—¿Hace cuá-cuánto que vienes a mi habitación?

—Puede que desde hace unas cinco noches.

—¡¿Cinco?! —vociferó elevando el tono de su voz.

—Shht ¡No podía dormir! ¿Qué querías que hiciera?

—¡Decírmelo! Colarte por mi ventana como un delincuente no era la solución.

—Hubieras pensado que era un pervertido… no he venido con esas intenciones.

—Lo-lo sé. Sólo… podrías confiar en mi y contármelo, decirme qué te preocupaba.

—Sólo me preocupaba que alguien te volviera a raptar o algo, con lo patosa que eres y boba y despistada…

Ella roló los ojos y empezó a apretar las sábanas entre sus manos. Se mordió el labio y repasó su habitación en busca de algún objeto lo suficientemente hergonómico como para poder golpear con precisión al insensible de su prometido que se había atrevido a adentrarse en su dormitorio para insultarla como siempre había hecho.

Sin vergüenza.

Estúpido.

Tonto.

¿Es que nada había cambiado para él con todo lo que pasó en el Monte Phoenix?

Para ella sí, para ella todo ahora era distinto.

Entre ambos y de cara a los demás todo parecía igual, pero en el fondo ella sabía que a Ranma le importaba. Mucho. Quizás él nunca confirmaría haber dicho lo que ella creyó escuchar, pero quizás tampoco hacía falta. Ella lo sabía. Ella lo notaba.

A veces él podía ser tan tierno. Tan protector. Tan encantador.

Pero otras muchas podía ser tan egocéntrico, corto y maleducado. En tan sólo unos segundos podía tirar por tierra todos los avances que ella creía habían conseguido. Cargada de impotencia al ver que nunca avanzarían decidió perder de vista a ese joven que por varios motivos distintos la volvía loca.

Objetivo fijado. Detrás de la puerta. Un bate, perfecto para su cometido, asomaba curioso. Ella posó sus ojos en él pero de repente todo pareció tornarse borroso.

Su calor.

Envolviendo su mano encontró la de Ranma que sin palabras le pedía perdón. Que sin abrir la boca le transmitía su preocupación. Que en silencio le confirmaba que sí le importaba.

Respira hondo.

Inhala.

Exhala.

Uno, dos y tres.

Ella sonrió ante aquel tacto, tan cálido, tan esperado. Era extraño reconocer que cada vez se conocían mejor, se entendían sin tener siquiera que expresarse verbalmente.

Ranma suspiró aliviado al ver que ella respondía bien ante aquel acto, que ella no enfurecía por su atrevimiento, que ella se acomodaba en su cama sin soltar su mano, colocando ambas extremidades, la suya y la de él casi a la altura de su almohada, cerrando los ojos mientras él se inclinaba lentamente y se acercaba para no deshacer el pequeño agarre.

—¿Te importaría quedarte hasta que me quede dormida? Yo… yo también he tenido problemas para dormirme—preguntó sonrojada escondiendo un bostezo. Ranma, sorprendido por aquella demanda negó con la cabeza reprimiendo una enorme sonrisa. —Gracias, buenas noches Ranma.

Junto a la mesilla de noche él pudo divisar un bote de valerianas y un par de tazas con té. Se sintió mal por el ser el posible causante de su desvelo. Le dio un suave apretón para que supiera que él estaba allí para ella.

—Buenas noches Akane.

Continuará…

¡Hola! Nuevo capítulo que espero disfrutéis, ando falta de tiempo, pero me era imposible no agradeceros los comentarios; Maat Sejmet, MeimiCaro, Mix, Akai27 litapaz, Sol, deliza22, ivarodsan, Andy-Saotome-Tendo, xandryx, SARITANIMELOVE, Haruri Saotome, MILLONES DE GRACIAS. Qué alegría volver a ver algunos nombres, prometo escribiros y responderos en próximos capítulos, que tengo muchas ganas :) Espero ansiosa conocer si esta historia os va gustando.

¡Un abrazo!