Parecía mentira lo bien que iban las cosas. Tanto Ranma como Akane últimamente disfrutaban más de las noches que de los días, cosa nada extraña teniendo en cuenta que tenían la suerte de poderlas compartir en la más profunda tranquilidad. Nadie les molestaba, nadie los perseguía, bajo el cielo estrellado ellos dos podían ser simplemente eso, ellos dos.

Comenzaron a notar cierto cambio en su relación diaria, los primeros días les era fácil disimular y seguir actuando como siempre habían hecho, pero ahora las cosas eran un poco distintas. Seguían peleando porque seguían siendo tercos y orgullosos, pero en los momentos de calma cualquiera podía ver en sus rostros un brillo de felicidad un poco distinto al que anteriormente les acompañaba. Sus sonrisas y miradas se cruzaban más de lo normal, y si sin querer sus manos se rozaban ambos intentaban alargar aquel breve momento para hacerlo más duradero. Akane empezaba a utilizar menos la palabra pervertido, desde que su prometido dormía a su lado no tenía sentido seguir creyendo que él tenía malvadas intenciones, nada más lejos de la realidad, él siempre la trataba con respeto y accedía a cualquier petición que ella tuviera, por absurda que fuera, como sujetarle la mano antes de irse a dormir.

Ranma por otro lado había cesado casi en sus insultos, apenas salía un marimacho de su boca, y es que desde que tuvo la oportunidad de observarla mientras dormía no le quedó más remedio que admitir que ella era guapa. Durante las noches podía admirar sus finos y brillantes cabellos esparcirse encima de la almohada, su blanca piel, tan parecida a la porcelana se le mostraba suave y pura, sus pestañas, adornando sus cerrados párpados, largas y gruesas dándole ese toque femenino que tantas veces negó que ella poseía.

Por suerte para ellos, sin embargo, nadie de su entorno había notado todavía sus pequeños avances, y como era obvio, tampoco nadie había descubierto sus nuevos encuentros nocturnos.

Era un sábado cualquiera a punto de terminar, de hecho en poco menos de veinte minutos ya sería domingo. Todos los habitantes de la casa de los Tendo se encontraban ya en sus dormitorios, Soun ya dormía desde hacía unas cuantas horas, el matrimonio Saotome, después de una corta discusión dormían ahora ya de espaldas pues Nodoka ni ver a su marido quería, de nuevo había salido corriendo del restaurante dejándole a ella la cuenta por pagar. Kasumi se encontraba cosiendo en su habitación y Nabiki contando todo lo que había ganado aquella semana, las fotos de Ranma desnuda siempre eran la mejor manera de hacer dinero rápido y fácil.

La pequeña de la casa se encontraba sentada en su cama, dejó los pies colgando y jugaba a menearlos mientras pensaba en los exámenes que pronto llegarían. Miró la pila de libros que tenía en el escritorio y decidió coger el de inglés para practicar un poco antes de que Ranma llegara. Estaba un poco nerviosa porque quería hablar con él, quería pedirle un favor y no sabía cómo se lo tomaría. Había una feria de libros a la que quería ir, sería en el centro de Tokio y debería ir en metro, pocas veces salía de su barrio así que le hacía ilusión ir allí con su prometido, sería como… "como una cita", pensó sonriendo. Debido a los acontecimientos sucedidos en el último mes no le parecía nada descabellado que ellos dos fueran solos a ver una feria, además era una feria centrada en literatura, nada romántico, no es como si estuviera llevando a Ranma a una convención de bodas o a un pase de moda de vestidos de novia. Además su autor favorito estaría firmando algunas de sus novelas, con Ranma o sin él no podía dejar escapar aquella oportunidad.

Regresó a su lectura para poder continuar estudiando, decidió no pensar demasiado en su futura charla y dejar que las cosas siguieran su curso, si él se negaba a acompañarla siempre podría ir con Yuka y Sayuri, no es como si el mundo se acabara.

Pasada una larga hora Akane miró el reloj un poco sorprendida, el joven normalmente aparecía antes de la una, pero quizás, sabiendo que era fin de semana decidió esperar un poco más para asegurarse de que todo el mundo estuviera dormido.

"Love can be complicated, but it's so nice to be in love."

—El amor es complicado, pero es tan hermoso estar enamorada —repitió Akane en voz alta traduciendo la frase del ejercicio. —Estar enamorada… —dijo por último casi en un suspiro.

Dejó a un lado el manual y se tumbó en la cama, volvió a mirar el despertador de su mesita de noche y vio que ya eran pasadas las dos, apretó los labios con preocupación. Era raro.

Muy raro.

Ranma nunca fallaba, él siempre estaba ahí para acompañarla en sus sueños, para velar por su seguridad, ¿acaso había sucedido algo? ¿se habían enfadado o peleado? Akane intentó recordar la última vez que lo vio, en realidad le había hecho poco caso, y en la cena apenas había hablado, ni con ella ni con sus padres o sus hermanas. Por la tarde él había estado ausente también, distraído y bastante distante en realidad. Ella creyó que él estaría cansado, había estado entrenando bastante últimamente, pero quizás había algo más, quizás, sólo quizás, él se había hartado de todo aquello y quería simplemente volver a la normalidad. Pudiera ser incluso que a partir de ahora quisiera dormir con alguien más… con Ukyo o Shampoo.

—No —se dijo en voz alta. —Ranma no me haría algo así…

Aunque la duda la estaba matando. ¿Por qué no había ido a verla? ¿Por qué no le había dicho que no iría si ese era el caso?

Caminó de un lado para otro en su cuarto, no sabía qué hacer, si él no estaba allí era porque no quería, así que no tenía sentido ir a molestarlo y pedirle explicaciones en medio de la noche, si él no quería dormir allí era su problema, maldito engreído, como si ella lo necesitara…

Pero lo necesitaba.

—Bien, iré a ver qué le pasa, pero solo por saber si le ha pasado algo, no es como si fuera a rogarle que venga a dormir aquí.

Akane se levantó y con cautela se puso las zapatillas, abrió su puerta lentamente y hundió su cabeza en la oscuridad del pasillo. Se aseguró de que nadie la veía y con pasos tan silenciosos como humanamente le fue posible se acercó hasta el cuarto de su prometido. Se quedó unos segundos en la puerta dudando, pero finalmente, agradeciendo la lejanía de la habitación de Ranma picó con mucho cuidado para anunciar su entrada. Pasados unos segundos no recibió respuesta y volvió a probar, pero de nuevo el silencio fue todo lo que recibió.

Empezó a molestarse, ¿pudiera ser que ni siquiera estuviera durmiendo en su habitación? Como estuviera con Shampoo se las pagaría muy, pero que muy caras.

Entró sin más divagación y lo que vio la dejó un poco extrañada.

Ranma estaba tumbado en su futón, tapado hasta las cejas y sumamente sudado. Akane anunció que se acercaría por educación y porque estaba de noche en la habitación de un chico, se acercó hasta él y se colocó a su lado, "quizás el pobre tan sólo se quedó dormido" pensó ella. Lo miró con detenimiento, normalmente ella se dormía antes que él así que nunca tenía oportunidad de observarlo. Una repentina necesidad apareció en ella, quiso apartarle aquel flequillo revoltoso que se empeñaba en taparle los ojos, aunque cerrados, de su chico. Lo hizo. Al momento pudo notar como su frente estaba ardiendo, Ranma estaba sudando y además respiraba con dificultad. Akane se asustó y preocupó de repente, Ranma estaba enfermo.

Se sintió fatal por malpensar de él, por no haber entendido su situación con anterioridad. Decidió taparlo con cuidado y entonces se levantó para poder cuidar de él, el pobre debía tener mucha fiebre. Justo cuando estaba a punto de girar sus talones notó como la mano del pelinegro sujetó su brazo impidiéndole que terminara de levantarse.

—Ra-Ranma… Estás ardiendo.

—No… no te vayas.

—Voy a buscar un poco de agua y medicina, no te preocupes, voy a cuidar de ti.

Akane corrió sin ser escuchada a por todas las cosas que pudieran ayudar a Ranma a bajar su temperatura. Cogió un jarrón con agua, paños húmedos y también pastillas para el resfriado. Se colocó una mascarilla cubriendo su boca para no ser contagiada y subió de nuevo las escaleras. Cuando volvió a su lado él la esperaba despierto, en un estado de seminconsciencia, intentando no delirar por la fiebre.

—Yo… no, no vine hoy.

—¡Idiota! No es momento para eso, debiste decirme que te encontrabas mal.

—No creí que me subiría así la fiebre.

—De todos modos… pudiste decírmelo… —comentó colocándole el paño mojado en la frente —estaba preocupada.

—Mmhh la próxima vez avisaré.

Dicho esto él se tumbo sobre su costado y comenzó a dormir. Akane ladeó su cabeza y lo miró con cierta preocupación, no le gustaba ver a Ranma tan débil, normalmente él era tan jovial, tan enérgico, que verle tan apagado de algún modo le dañaba, aunque fuera un poco, el corazón.

Se quedó a su lado sentada comprobando que su fiebre bajara de vez en cuando, al cabo de un rato parecía que los medicamentos habían hecho efecto y él se encontraba ya mejor. Miró a su alrededor y creyó que lo mejor era irse a su dormitorio, pero de nuevo cuando quiso incorporarse la mano del chico alcanzó la suya y le impidió seguir con tal acción.

—¿Te quedarás hoy tú aquí? —preguntó él sin mirarla, más rojo por la vergüenza que por el resfriado.

—Ahm… si no te importa…

—Creo que en esa caja hay algunas mantas que puedes usar.

—Sí, creo que… bueno, aquí hay muchas cosas de mi madre.

—Ah oh, perdona, no sabía.

—No pasa nada —respondió regalándole la más sincera de las sonrisas — me alegra que aún las tengamos guardadas. Supongo que está bien que las use, después de todo para eso están.

—Hum… supongo —dijo él sin comprender demasiado, estas cosas se le escapaban.

—¿Sabes? Cuando estaba enferma mi madre se quedaba a mi lado toda la noche, me preparaba unas galletas y me acariciaba el pelo para calmarme, eso realmente me ayudaba mucho.

—Hum… Puedes, ahm, si quieres, quizás ayudaría lo del, uhm, pelo…

—¡Puedo prepararte galletas también! —reaccionó feliz por su ocurrencia.

—Eso no será necesario, con un resfriado será suficiente, no necesito una intoxicación estomacal también.

—Imbécil… Yo intentaba ser amable y tú siem…

Akane no pudo continuar ya que notó como Ranma se acercaba a ella y la cogía de la muñeca, con destreza y sin abrir los ojos acercó la mano de la chica a su cabellera y la depositó allí. Ella comprendió y sonrió alejando su molestia. Con ternura comenzó a trazar leves caricias sobre su pelo y él se quedó dormido.

Cuando la peliazul despertó se encontró a si misma hecha un ovilla envuelta en un nido hecho de mantas en el suelo, a tan sólo medio metro del futón de Ranma quien parecía encontrarse mejor, como mínimo ya no tenía la cara pálida y las mejillas ardiendo, el sudor había desaparecido y su rostro parecía apacible.

Durante el desayuno Ranma explicó al resto de la familia que había pasado mala noche y le pidió a Kasumi que le preparara un buen plato de sopa para poder tomar algo caliente al mediodía. Su madre se preocupó al momento y corriendo fue a tocar la frente de su querido pequeño gran hombre.

—Parece que ya no tienes fiebre hijo, ¿te encuentras bien?

—Ya estoy bien mamá, esta noche se me pasó todo.

—¿Cómo te bajó así sola la fiebre Ranma-kun? —preguntó con dudosa malicia Nabiki.

—Uhm —dijo nervioso cubriendo sus ojos con su flequillo para no ser descubierto. —Me tapé bien con las mantas, me puse un paño húmedo en la frente y dormí mucho.

—Aha… ya veo.

—Ranma-kun, ¿puede que hayas estado durmiendo destapado estos días? He visto que últimamente te levantas y desayunas como con frío, quizás deberías dormir más o mejor, ¿es incómodo tu futón? Quizás deberíamos cambiarlo papá —razonó Kasumi.

—Es cierto hijo, en los entrenos veo que tu espalda te está dando algunos problemas también… quizás no estés durmiendo del todo bien.

—Ah no no Kasumi, gracias, tienes razón, deberé cubrirme mejor por las noches eso es todo. Oye viejo aunque tenga dolor de espalda sigo ganándote —escupió el de la trenza con orgullo.

Akane levantó la mirada y no pudo evitar sentirse culpable… ¿cómo no se había dado cuenta? Había sido una egoísta, ella durmiendo tan cómoda en su cama mientras él tenía que hacerlo en una silla con un cojín para vuelos. Se concentró en como poder remediar aquello y por eso no escuchó la noticia que sonaba entonces en el televisor.

—Ak-a-ne, ¿hola? ¿Qué estás pensando tonta? —dijo Ranma moviendo su mano en su cara.

—¿Eh? Oh, perdona…

—Decía que si has escuchado la tele.

—Uh, no…

—Hay qué ver que boba eres… esta tarde hay una feria en el centro de Tokio, dicen que irá ese autor que tanto te gusta.

—¡Ah es cierto! —gritó ella habiéndose olvidado por completo de aquello, ahora la prioridad de su mente era el bienestar de su chico.

—¿Quieres que vayamos? —preguntó Ranma sin darle más importancia.

Akane levantó lentamente su cabeza y miró fijamente a su prometido, irradiando un brillo sumamente especial en sus ojos, sus mejillas se colorearon levemente y Ranma no pudo evitar sonrojarse al ver lo bonita que se veía.

—¿Te encontrarás bien para ir?

—Ahm… sí supongo, después de tomar la sopa seguro que me habré recuperado al cien por cien.

—¡Genial, me encantaría ir!

—Salgamos a las cuatro entonces.

—Hm —afirmó ella con la cabeza. —Ranma…

—Dime.

—Gracias —susurró cogiendo la manga de su camisa con cariño.

—Gracias a ti por cuidarme —murmuró él cerca de ella para que sólo Akane lo escuchara.

Continuará…

….

¡Hola! Nuevo capítulo, un pelín más largo ¿os gustó? Espero que sí : ).

Ua no esperé recibir tantos comentarios de apoyo con esta historia, estoy muy muy feliz de verdad y os agradezco enormemente a todos el apoyo.

En el siguiente cap prometo responder, pero hoy me es imposible, así que gracias de nuevo a todos y en especial a:

SARITANIMELOVE, Kotoko22, Danly Starlet, devi2791, litapaz, Silvia PB, xandryx, Ranma84, , Maat Sejmet, Nube Escarlata (qué alegría ver tu comentario amiga, espero ansiosa tu regreso), Akanita 3, MeimiCaro, Haruri Saotome, Akai27, reni-neni, azzulaprincess, SaeKodachi47 (ami, te debo mail, de esta semana no pasa :)), Andy-Saotome-Tendo, Astron.

¡Sois los mejores! ¡Abrazos enormes!