Noche número 30 (parte 3)

Él abrió los ojos cuando el primer rayo de sol entró atrevido por la ventana. Era raro pues él siempre dormía como una marmota, pero notó una inusual sensación. Sentía un calor extraordinario, primavera se acercaba, pero las noches aún eran frías así que aquella abusiva calidez lo desubicó un poco. Primeramente se percató de que se encontraba tapado hasta el cuello, algo que él nunca hacía; normalmente dormía con el cuerpo semi-descubierto, una mano en su barriga, la otra cerca de su cabeza, las sábanas a sus pies, pero en esta ocasión su pose era totalmente distinta. Como si lo hubieran momificado se sintió aprisionado entre unas telas mucho más suaves que las suyas, asfixiado al mismo tiempo por un edredón muchísimo más pesado que el de su habitación.

—¿Qué diablos…? —susurró intentando deshacerse de aquella especie de cárcel.

—Mmmhhh —sonó un pequeño murmuro que hizo desviar la mirada de Ranma.

Su mandíbula se desencajó al descubrir a Akane a su lado, plácidamente dormida, acurrucada como un gusanito, con cierto rubor en sus mejillas fruto de la alta temperatura generada a través de sus dos cuerpos. Tragó saliva con cuidado y poco a poco recordó.

Estaba allí porque ella lo había invitado, estaba allí porque ahora las cosas eran mejor, estaba allí con ella porque él también quería.

Suspiró aliviado, por suerte esta vez el mazo no lo visitaría.

Intentó deshacerse sin demasiado éxito del agarre de aquella mortal trampa, pero a su vez él era consciente de que no lo probaba con demasiado ímpetu por miedo a despertarla. De repente sintió nervios, no sabía cómo continuaría aquello, un "buenos días Akane" ¿sería suficiente? ¿esperaría ella un beso matutino? Eso es lo que hacen las parejas ¿no? Sacudió su cabeza para desviar aquellos pensamientos que nada bueno le traerían de buena mañana. Pero irse sin más tampoco le parecía correcto, no estaba haciendo nada malo, no tenía de qué avergonzarse, y quizás ella se molestaría si él desaparecía sin más, y ayer ya la había enojado, mejor ser agradable para que lo perdonara del todo. "Nota mental; no hablar más de Shampoo u otra chica cuando esté con ella" se repitió en silencio. Él y su maldita boca, si tan sólo no dijera la primera tontería que le viniera a la cabeza posiblemente las cosas hubieran mejorado mucho antes, aunque el carácter de ella tampoco ayudaba. Volvió a girar su rostro y observó a su prometida con detenimiento, era la primera vez que podía hacer algo así estando tan cerca de ella, sabiendo que –probablemente- ella no lo golpearía si ahora lo descubriera mirándola.

Sus largas pestañas asomaban indiscretas dándole un toque de lo más femenino. Su delicada piel la hacía parecer tan pura e inocente, nada que ver con su explosivo carácter. Y qué decir de aquel par de labios que rosados habían quedado entreabiertos convirtiéndose el plato más apetitoso de todos. ¿A quién quería engañar? A sus ojos ella era las bonita de todo el mundo.

—Algún día conseguiré decírtelo sin tartamudear o parecer imbécil, ten un poco de paciencia Akane —musitó a sabiendas de que no sería escuchado.

Miró de reojo el reloj y comprobó que quedaban poco más de cinco minutos para que la alarma sonara en el cuarto de Kasumi, debía darse prisa si no quería ser pillado donde no debía.

Con cautela se removió intentando librarse de aquel temible textil, en una de las sacudidas acabó rodando y quedando a tan sólo unos centímetros de distancia de la cara de su acompañante, quien ante el movimiento reaccionó.

—P-chan, para de moverte, aún es hora de dormir —dijo agarrando con fuerza el cuello de Ranma atrayéndolo hacia ella hasta que lo posicionó entre sus pechos apretujándolo con fervor —ya está, ya está, ahora duerme pequeño.

El chico no podía creer lo que estaba viviendo. Su piel se erizó, su temperatura corporal aumentó sin medida, su cara enrojeció hasta niveles a los que nunca había llegado.

No podía respirar, y no era por la firmeza con la que ella lo sujetaba, sino porque podía notar en todo su esplendor la turgencia de los seños de su prometida a través tan sólo de la tímida tela de su pijama. ¿Era eso un sueño? o peor ¿una pesadilla? Se debatía entre seguir disfrutando de aquel momento en el cielo o ser consciente del peligro que aquello suponía.

Tardó unos segundos en calmarse, pero cuando lo hizo analizó la situación y buscó una solución donde no terminara en una tumba a seis metros bajo tierra. Con su mano izquierda comenzó a trazar pequeños círculos en las costillas de Akane, sabía que ella era terriblemente sensible a eso, que aquello le propiciaría las cosquillas necesarias como para que lo liberara. Y así fue.

Con rapidez ella apartó sus brazos del de la trenza para aliviar aquel cosquilleo que repentinamente apareció de la nada, lo que ella no esperaba era encontrarse una mano ajena atreviéndose a tocarla, y al palpar aquella piel que no era la suya abrió los ojos de par en par para encontrarse con Ranma a una distancia tan corta que se sobresaltó.

—¡No es lo que crees! —advirtió él de antemano apretando los párpados con miedo.

—No hay muchas excusas válidas Ranma… como mínimo no hay ninguna excusa que ahora mismo vaya a creerme… —comentaba en voz baja pues sabía que no debía despertar a nadie. Respiraba agitada sin soltar la mano del chico, cada vez apretándola con más fuerza, con más rabia.

—¡Ou ou ou ay ay ay! ¡Vas a romperme la mano bruta!

—Eso te pasa por tocarme sin mi permiso pervertido.

—¡No es lo que crees! ¿Quieres escucharme antes de sacar conclusiones?

Ella soltó a Ranma y lo miró amenazante, si quería que esta relación funcionara debería empezar a escuchar antes de actuar, debía darle el beneficio de la duda a su prometido. Dejó escapar un poco de aire para tranquilizarse esperando una buena explicación, él rápidamente encogió su mano y la acarició para aliviar el dolor.

—Resulta que alguien creyó que yo era su amado cerdo y me acorraló sin piedad contra su cuerpo para que durmiera tranquilamente con ella… ¿qué querías que hiciera? Apenas me dejabas respirar, ¡las cosquillas eran mi única salvación!

—¿Seguro? ¿No habías pensado que quizás gritar mi nombre hubiera funcionado?

—No… no había pensado en eso…

—Claro que no, tocarme era mucho más fácil…

—Como mínimo yo no te he momificado durante la noche. ¿Puedo saber a qué venía eso?

—¡Duermes muy destapado! Me desperté temblando y vi que nos habías despojado del edredón… no quería que volvieras a acatarrarte así que te tapé y me aseguré de que así siguieras toda la noche.

—Casi muero de calor.

—Y yo de frío.

—Exagerada.

—Exagerado.

Ambos se miraron unos largos segundos sin atreverse a decir nada más. Esta era su primera disputa en la cama, Akane se sonrojó al pensar que siempre se imaginó una escena así con su futuro marido, una vez se hubieran casado, pero parecía que todo había avanzado más rápido de lo que jamás creyó. Ranma vio aquella rara expresión en el rostro de su chica y levantó las cejas en señal de confusión.

—¿Qué pasa Akane?

—Eh, nada…

—Dime.

—Nada —dijo tapándose el rostro con la sábana. Ranma frunció el ceño y la sacó de su escondite.

—Dime.

—Hemos dormido juntos —susurró sin mirarlo a la cara. Ahora era el turno del chico de ruborizarse.

—Uh sí —respondió colocando sus manos detrás de la nuca mostrando desinterés.

—Es raro —continuó ella mirando el techo con una pequeña sonrisa.

—Sólo espero que tengamos una cama doble cuando nos casemos, esta es muy peque…—se tapó con ansiedad la boca saltando de repente de la cama sorprendido por sus propias palabras —oh uh jaja, ¡pero qué tarde es! Kasumi debe estar a punto de despertar. ¡Nos vemos! —balbuceó tropezando sobre sus pies mientras salía por la ventana.

—¡Espera Ranma! —gritó ella sin éxito — Baka… —susurró cargada cariño.

Poco después toda la familia se encontraba ya disfrutando de un delicioso desayuno cuando Genma se levantó para hacer un comunicado.

—Familia, he decidido que Ranma y yo iremos a entrenar durante dos semanas.

—Genma, no me habías avisado de nada de esto —reprochó Nodoka yendo a por su catana.

—Acabo de decidirlo.

—Oye viejo no puedes decidir estas cosas así como así —decía el de la trenza con la boca llena de arroz.

—Claro que puedo, soy tu padre.

—¿Qué le ha llevado a tomar esta decisión tío Genma? —preguntó Akane evitando que la tristeza en su voz fuera escuchada.

—Mi hijo se está volviendo un blando querida, y si quiere seguir siendo un hombre entre hombres tendré que seguir entrenándole.

—¿Tú entrenándome a mi? Hace mucho que soy mejor que tú…

—¡Serás ingrato! Si eres así de bueno ha sido sólo gracias a mi. ¿Sabes qué? Creo que necesitas un entreno aún mayor, un entreno de un año o dos.

Genma tragó saliva. Sintió un afilado metal rozarle el cuello, el frío se apoderó de él y comenzó a temblar.

—No, no harás tal cosa —amenazó sin soltar la empuñadura de su arma la matriarca de los Saotome—. Diez días es el máximo tiempo que separarás a mi hijo de mi. ¿Entendido?

—Sí, señora, diez días —obedeció el hombre panda usando la técnica del tigre caído.

Dos horas más tarde todos los preparativos estaban hechos para el sorpresivo entrenamiento. Akane se encerró en su habitación, sabía que Ranma debía aceptar irse con su padre, al fin y al cabo él era un artista marcial y después de lo de Saffron era verdad que no había vuelto a practicar el arte, y ella sabía cuán importante era para él.

Miró la cama con desazón, lo echaría de menos.

Un golpe en la ventana la distrajo y al girarse allí vio a su prometido con la mirada nerviosa acariciando la punta de su trenza. Ella abrió y le dejó pasar.

—¿Estás enfadada?

—¿Por qué debería estarlo?

—Me voy durante diez días.

—Ya… pero entiendo que quieras ir.

—Gracias…

—No hay de qué… tu madre ya me advirtió, estar con un Saotome no es fácil —le dijo con una fingida sonrisa.

—¿Estarás bien? —preguntó dudoso.

—Sé cuidarme sola.

—Lo sé, lo sé, sólo… no seas torpe Akane, no te fíes de nadie, no vayas sola por la calle de noche, si se te acerca un desconocido… —ella le tapó la boca con su mano.

—Ranma, no tengo 10 años.

—Arg Akane, sólo me estaba preocupando. ¡Joder! —gritó él dando un golpe en la mesa. La chica levantó su mirada no entendiendo el repentino enfado de su prometido.

—¿Qué pasa?

—Esto… esto nunca me había pasado.

—¿El qué?

—No pienso decírtelo.

—Ranma no seas crío y habla conmigo sobre lo que sea que te pase —comentó ella agarrando su mano con delicadeza para darle coraje. Fuera lo que fuera parecía que estaba afectando al chico.

—Es que… nunca he querido no ir. Ir a entrenar siempre ha sido divertido, emocionante. Siempre estaba preparado para una nueva aventura con mi padre, esperando nuevas técnicas y ataques, y hoy… hoy cuando mi viejo lo ha comentado en la mesa he pensado "mierda, no, diez días sin Akane no". No quería ir, sólo he dicho que sí porque no quería parecer un imbécil. ¿Soy imbécil?

La joven de pelo azulado lo miró enternecida, podía ver cómo Ranma combatía consigo mismo para entender aquellos nuevos sentimientos que estaban aflorando en él. Ella no quería agilizar nada ni avergonzarlo así que decidió no gritarle "¡no quieres ir porque quieres estar conmigo, idiota!".

—¡Claro que no eres un imbécil! Ranma, entiendo que una parte de ti no quiera ir y se preocupe por mi después de lo de China, pero sé que hay otra parte de ti que sabe que te irá bien irte unos días y ver que todo sigue igual. Yo seguiré estando aquí cuando vuelvas, y estaré de una pieza, te lo aseguro.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

Poco a poco ambos se acercaron inclinándose de manera lenta pero decidida uniendo sus labios en un dulce beso donde se dijeron sin palabras cuanto se echarían de menos. Fue corto pero agradable, una reafirmación que ambos agradecieron, la mejor despedida posible en realidad.

Después de aquel contacto sin decir nada más, ambos se sonrieron y él salió por la ventana.

Serían las diez noches más largas de sus vidas sin duda.

Continuará…

…..

¡Hola!

Para compensar la tardanza del anterior capítulo he decidido subir uno rápido. Espero que lo disfrutéis.

Millones de gracias a todos por seguir leyendo, en serio :).

Por fin he tenido un rato para responder los comentarios, esta vez de forma breve, pero como mínimo puedo agradeceros un poco vuestro tiempo dedicado a "Noches":

Llek BM: ¡Muchas gracias por comentar! Pobre Ranma no sabe de chicas, pero está aprendiendo :P

nancyricoleon: Jaja, ya sabemos que Ranma es un poco idiota cuando quiere, pero igual lo queremos :) ¡Gracias!

Cherry ero: ¡Muchísimas gracias por tu comentario, aquí va la continuación! Abrazos.

Ronoel: Perdón por haber tardado en actualizar, esta vez he sido más rápida :P ¡Abrazos!

caro: ¡Mil gracias :)!

Guest: ¡Gracias!

Guest: Lamento que la historia te parezca estúpida, si pudieras añadir un comentario constructivo me ayudarías a mejorar ;)

marilole: Muchísimas gracias por tu comentario, me alegró mil. Me alegra mucho que te guste la historia :).

Frankie Marin San: ¡Gracias! Es bueno leerte por aquí a ti también.

Lily Tendo89: Ya sabes que Ranma tiene un zapato en la boca XD el pobre no lo hace con mala intención, aunque sí, deberá compensarle su estupidez a Akane en algún momento. ¡Abrazos!

Akai27: ¡Querida Cyn! Ya sabes como me gustan tus comentarios, como analizas todo y como entiendes a la perfección el por qué de todo lo que escribo. Muchísimas gracias por seguir esta historia y alegrarme con tus comentarios. Espero que disfrutes de este cap también. ¡Un abrazo enorme!

Carol FVargas: Mil gracias a ti por comentar, espero que te guste este cap :),

Ranma84: Gracias, ¡abrazos!

Elena Bronte: Muchísimas gracias por tu comentario, me alegró un montón… espero poder seguir escribiendo sobre este par y más momentos románticos para los que los valoráis. ¡Un abrazo!

Haruri Saotome: Mil gracias por seguir aquí Haruri, un abrazo enorme!

Astron: ¡Mil gracias!

KarenPin91: Muchas gracias por comentar, tranquila, todo llegará, en espera de noches más intensas jaja. Jaja me hizo mucha gracia que llamaras a tu esposo Ranma, el pobre alucinaría XD ¡Un abrazo!

Ana Maria Vazquez Gomez: Gracias a ti por comentar y seguir la historia :).

Silvia PB: ¡Gracias por comentar! Un abrazo.

Fantastic girl: Thanks a lot :)!

¡Nos leemos pronto, abrazos!