Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball Super, Dragon Ball GT no me pertenecen. Uso sus personajes sin fines de lucro.

Capítulo nueve: Далеч Наблизо

Después de algunas horas piloteando una de sus naves favoritas, Trunks arribó a su destino: una isla turística cerca a las afueras de la Capital del Este, conocida popularmente como la isla de Omori. El clima paradisiaco sin lugar a dudas le sentaría de maravilla.

Y, además, tendría la oportunidad de compartir con una de sus personas favoritas en todo el mundo.

—¡Tia Tights! —exclamó con vigor, como la de un niño pequeño y emocionado.

Pocos segundos después apareció una mujer esbelta de cabello rubio y corto, de ojos oscuros, bastante parecida a su abuela. Con solo verla, ella le transmitía serenidad: justo la clase de serenidad que necesitaba.

—¡Trunks!

Su tía lo estrechó con alegría entre sus brazos.

—Mírate que grande y guapo estás, eres todo un hombre—expresó ella, con una característica entrañes—que bien que vinieras a verme, me hacía falta una compañía tan grata como la tuya.

—Y a mi me alegra haber podido venir.

Tights era una increíble persona, Trunks y Bra la querían y estimaban mucho, aunque la veían con muy poca frecuencia. Su tía era muy reservada y rara vez salía de su isla, era más una persona solitaria que pasaba su tiempo escribiendo los mejores best seller; aunque también era muy inteligente, no estaba muy relacionada con la Corporación Cápsula.

Y eso era algo que Trunks le lograba envidiar.

Porque Tights no vivía con la etiqueta de compañía familiar sobre su estampa y sobre lo que hacía: era libre, con toda libertad y era quien era por cuenta propia.

—Ven conmigo Trunks, vamos a que desempaques a tu habitación.

El pelilila la siguió dentro de su espacioso hogar de dos pisos y techo de paja y bambú, algo bastante modesto para las comodidas que podría darse su tía. No obstante, la casa era mucho más grande por dentro y podía sentirse la brisa marina pasear por allí. Escaleras arriba, fueron hasta la segunda puerta a la derecha donde residiría él por aquellos días.

—Espero que sea suficiente espacio para ti.

—Está perfecto tía Tights.

—Bien, dejaré que te pongas algo más ligero y vamos a almorzar algo en el malecón, estoy segurísima que te va a encantar.

Trunks no lo puso en duda.

No le tomó más de cinco minutos colocarse unos pantaloncillos de mezclila, una camisa de botones y unas sandalias a juego. Tomó su paquete de cápsula a mano y bajó las escaleras para encontrar a su tía jugueteando con una pequeña perrita.

—Ella es Maki, saluda a Trunks amiguita—La rubia hizo un gesto que la dulce mascota entendió en el acto y fue a darle la patita a Trunks.

—Hey Maki—Trunks, como todo un educado, respondió al gesto tomando la patita.

—Bueno, le agradas—Tights se dio la vuelta y salió de la casa con su sobrino y Maki detrás—¿Y qué tal se encuentran Bulma y Bra? Es una lástima que no pudieran venir.

—Bra habría amado venir, pero está estudiando y mamá se está encargando de la presidencia de la corporación, fue por eso que pude venir.

—Ya veo. Tendrás unas merecidas vacaciones aquí en la isla, Trunks—espetó la rubia con una sonrisa—quiero que disfrutes hasta el último día, no te permitiré menos que eso.

Trunks le devolvió la sonrisa, esperanzado en que así fuera.

Trunks y Tights montaron en el jeep rústico de esta última y arrancaron a través de las calles. En menos de diez minutos, estuvieron en el malecón; era un sitio que exudaba bochorno y gentilicio por doquier, lleno por donde fuera de puestos de ventas como algodón de azúcar, palomitas de maíz, helado, objetos artesanales. También era perfecto para el patinaje, las bicicletas y patinetas. Al otro lado de la calle, en donde Tights buscaba por algún espacio para aparcar había restaurantes con diferentes temáticas.

Los dos Brief bajaron y Trunks siguió a su tía hasta el tercer restaurante, cuya temática era de estilo musical y había distintos instrumentos en sus paredes como decoración, notas musicales y más. En el lugar conocían a Tights y ésta pidió su lugar predilecto: en el balcón del segundo piso, con una espléndida vista del malecón, el mar y los navíos aledaños, donde además los ojos del saiyajin vislumbraron algo cautivador: nada y más y nada menos que un gran piano de cola.

Trunks lo observó internamente ansioso y secretamente maravillado, además de intrigado. Hacía tiempo ya que no tenía la oportunidad de tocar.

—Pide lo que quieras, sobrino mío—habló Tights y al hacerlo lo hizo pisar la tierra de nueva cuenta. Suerte que ella se encontraba distraída en el menú del lugar—Hoy quisiera algo diferente, siempre me pido crepas con camarones. Pero si tú quieres probarlas, te las recomiendo sin dudar.

—Ah, sí—respondió Trunks ojeando también en el menú. Se pidió cuatro platillos diferentes y Tights elevó ambas cejas, asombrada por ello.

—Vaya, mi madre tenía razón con lo del estómago de los saiyajin—Trunks enrojeció un poco y rió nerviosamente—¿Tu padre también come así?

—Él y Bra son peor que yo—respondió encogiéndose de hombros—Veo porque decidiste quedarte aquí, este lugar es genial—agregó entretenido de ver a las personas divertirse en el malecón.

—Y apenas empezamos, querido.

En tanto degustaban unos cuantos aperitivos de apertura, una mujer de blanca tez apareció en el lugar, usando un elegante vestido aqua del mismo color de su cabello ondulado. Su mirada era enigmática como un profundo océano, la cual conectó por breves segundos con la de Trunks. Era tan impertérrita y atractiva. Sin más, se sentó en el taburete del piano y comenzó a tocarlo como toda una maestra en el tema.

Tights y los presentes disfrutaban de la tocada, pero nadie tan atraído por la escena como Trunks.

—Es maravillosa ¿no es así? Pero no pierdas tu tiempo, es la esposa de la dueña. Siempre se presenta. Sabe tocar todos los instrumentos de aquí—explicó su tía, captando la atención que este demostraba.

Trunks aceptaba que la dama era hermosa, pero no estaba en disposición de enredarse con nadie durante su estadía. Había ido por él y por aliviar su salud mental, no quería conquistas.

Ya había aprendido que eso no le hacía olvidar a Mai.

—Que cosas dices, por supuesto que no estoy interesado en ella.

Trunks no perdió tiempo en esa mesa y se comió los platillos uno tras otro cuando estuvieron listos. Le gustó tanto que se pidió otro par de platillos más y Tights solo reía atónita de presenciar la voraz hambre en él; tan llamativa que otros comensales también miraban con asombro su mesa y de ello no estuvo exenta la artista tras el piano, que con curiosidad observaba en una que otra oportunidad al heredero.

"Que extraño muchacho ha traído Tights, aunque debo decir que es bastante apuesto" pensó la pianista.

Después de almorzar y pagar la costosa cuenta, Trunks y Tights fueron a recorrer el malecón y a charlar. Bajaron por una escalerilla que llevaba a la playa y caminaron descalzos sobre la arena. La mayor parte de la conversación se trató de la Corporación Capsula y otro poco Tights quiso preguntar por las batallas libradas por su sobrino y los guerreros Z, las transformaciones de los super saiyajin y todo lo demás.

—Nunca he visto el estado de súper saiyajin en persona, solo en mi tv cuando ocurrió la batalla contra Cell—dijo Tights y Trunks adivinó a donde llevaban sus palabras—sería muy interesante verlo con mis propios ojos.

—Tía Tights, pero justo aquí…

—Oh, vamos, solo será un momento.

Trunks se aseguró de que nadie estuviera al corriente de ellos ni estuviera cerca para notarlo y tras verificarlo, inspiró hondo y se posicionó decidido a mostrar la transformación. Se concentró y un abrir y cerrar de ojos su cabello se tornó rubio y sus ojos verde aqua.

—Es asombroso Trunks—dijo su tía maravillada y él regresó a su estado natural—pareces alguien totalmente diferente.

—No es tanto por lograr otra apariencia—explicó Trunks—si no por el poder. Somos mucho más fuertes como super saiyajins.

—¿Y dices que hay más fases?

—Si—contestó él—pero yo solo llego hasta la segunda fase, solo el señor Gokú alcanza la tercera fase… Bueno, cuando hago la fusión con Goten también somos capaces de alcanzarla.

—¡¿Fusión?!

Y allí, la historia continuaría por un largo rato…

[…]

—Bueno, no les mentiré. Aunque el estado de la señorita Pan ha mejorado sigue siendo un avance mínimo en comparación del tiempo que ha pasado. Así que debo suponer que no dejó los entrenamientos.

—Se equivoca, doctor—Pan estuvo a punto de replicar, pero su madre se adelantó a sus palabras—Mi hija no ha entrenado ni un solo día desde la última vez que estuvimos aquí. Mi esposo y yo damos fe de ello ¿no es verdad, Pan? —Videl buscó los ojos de la otra azabache con afán. En realidad, había intercedido porque eso quería creer, ya que la realidad apuntaba a otra cosa.

—Si—dijo Pan casi dudando, pues no supo descifrar esa mirada de su madre.

—Estoy seguro, señora Son, que es eso lo que Pan les ha hecho pensar, pero la verdad es…

—¡Que mi hija no ha entrenado! —exclamó en un arrebato Videl, sobresaltando al médico y a su hija al hacerlo.

—Entiendo, entiendo. Por favor, cálmese, yo solo estoy ayudándolas—dijo el hombre que temía de ella, no por nada era hija de Míster Satán—Solo asegúrese que su hija siga un tratamiento en casa y todo este problema habrá estado solucionado. El siguiente mes le haremos otro chequeo a la señorita Pan, así que sean responsables. Si no tiene cuidado, señorita Pan, es probable que no sea capaz de tener descendencia en el futuro.

Pan tragó grueso después de escucharlo.

Después de la cita con el doctor, Videl abandonó el edificio, furiosa. Pan fue detrás de ella, pidiéndole que la mirara y le hablara, pero la de ojos celestes no tenía esa intención. Hasta que se detuvo abruptamente en medio de la calle y encaró a su hija.

—¡No puedo creer que nos hayas mentido, Pan!

—¡Mamá, te digo que no he mentido! —exclamó desesperada a Pan. Odiaba quedar como una mentirosa—De verdad, no lo he hecho mamá. Y papá lo sabe.

—¿Tu papá sabe? —Videl se sintió herida, ¿cómo era que Pan no confiaba en ella, pero si en Gohan? Pan se dio cuenta con ello, por el dolor en la mirada de su madre, que la había lastimado—¿Y yo no merezco saberlo, es eso Pan?

—No—musitó Pan, sintiéndose culpable. No quería herir a nadie ni que su mamá pensara las cosas como no eran, pues solo estaba avergonzada de su cambio y no sabía cómo lo tomarían los demás—No se trata de eso… Papá lo sabe porque me descubrió, pero tampoco quería que él lo supiera—murmuró mirando el suelo, incapaz de sostenerle la mirada a Videl, quien la percibió como la niña que siempre sería a sus ojos.

—No es nada malo—confesó Pan, tomando aire y entendiendo que no podía seguir ocultándoselo a su madre—Es que yo, bueno… ¿Recuerdas el estudio de ballet en que Bra practica? Pues, la maestra dijo que yo tenía talento y que… Que le gustaría que me uniera, así que lo hice.

Videl parpadeó difusa, procesando y uniendo los cabos.

—¿Quieres decirme, hija mía, que tú estás practicando ballet? —Videl no podía creerlo—¿Tú? Pero, Pan, recuerdo que te dormías cuando Bra tenía presentaciones.

Pan rodó los ojos hastiada.

—Ya lo sé—dijo con obviedad—Pero cambié de parecer.

Videl no lo vio como una mala noticia. Extraña, si, pero no mala. Le hizo un poco de gracia y después le causó ternura. Pero era completamente normal.

—Me alegra que hayas encontrado otra cosa que te guste tanto como entrenar, Pan—agregó Videl y meditó sus siguientes palabras, porque sabía que no le gustarían a Pan—Sin embargo, es por este nuevo pasatiempo que no te has curado del todo.

Pan palideció.

—¿Qué?

—El ballet es una danza exigente y de mucho movimiento y lo que tu cuerpo necesita es descanso.

—¿Es eso lo que quieres, mamá? ¿Alejarme de todo lo que quiero? —espetó Pan, con hostilidad en su mirada. Videl suspiró hondo y se acercó a su hija para tomarle las manos entre las suyas.

—Pan, solo quiero que entiendas—dijo Videl, suavemente y con dulzura—No se trata de alejarte de nada, ni del ballet o de las artes marciales. Se trata de que te recuperes sin ningún problema. Es eso lo que queremos tu papá y yo.

Pan se soltó de las manos de su mamá estrepitosamente, con recelo. No la observó por un minuto más y no perdió el tiempo: impulsó su energía fuera de sí y emprendió un rápido vuelo por los cielos.

—¡Pan! —Gritó Videl quien levitó con intenciones de ir por ella, pero su KI no era tan potente como el de su retoño y no tendría caso, no lograría alcanzarla.

Desesperada, Pan voló sin rumbo entre las nubes. El corazón le palpitaba fuertemente en el pecho, no sabía que hacer ¿Buscar las esferas del dragón? Todavía faltaba un mes para que estuvieran activas.

"¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer?"

Para otra persona sería fácil, solo era mantenerse quieto un mes. En la mente de Videl era solo eso, un mes de calma para Pan y todo pasaría. Pero para Pan no, eso era doblegarse, era herir su orgullo saiyajin. No estaba dispuesta a hacerlo o al menos no por el pedido de Videl.

Lo habría hecho si fuera una niña, pero ya no lo era.

Así que siguió su corazón e hizo instintivamente lo primero que esté le pidió. Desde la altura en que estaba sobre la ciudad, acudió a su cabeza la imagen de Trunks. Cerró los ojos y se concentró en sentir la energía de este, pero no la encontró por ningún lugar aledaño.

"Que extraño ¿dónde estás, Trunks?"

Pan cerró más fuerte los ojos y se concentró con mayor ahínco: las energías de los más fuertes estaban ahí, sentía al planeta entero… Y entonces a bastantes kilómetros de donde se encontraba ella, lo sintió: estaba en una isla lejos de ahí.

—Se fue—se dijo a sí misma, levitando entre las nubes esponjosas—Y no me dijo nada.

Y su propia mente la contrarió:

"¿Por qué Trunks debería decirte algo, Pan?"

—Porque somos amigos—se explicó en voz alta.

"Los amigos no se deben explicaciones"

—¡Si lo hacen! —gritó y así como experimentó ese arranque de energía, comenzó a mermar. Empezó a descender su vuelo, con una mirada triste, todavía percibiendo la energía del pelilila lejos de allí rodeado de otras pequeñas energías.

"¿Dejó todo por irse de vacaciones con chicas?"

Pan no lo creía, era como si los chismes de las revistas y las redes sociales se hubieran hecho realidad. Que eso no le interesaba, claro, porque en el fondo no se trataba de lo que Trunks hiciera o dejara de hacer: era porque no estaba a su lado para darle un abrazo, como el que ella le dio cuando la necesitaba.

No entendió muy bien porque se sentía… defraudada.

—¡Pan! —El gritó de su padre casi la asustó. Había estado tan concentrada en la energía del heredero que no estuvo al cuidado de sentir a su padre acercarse.

Pero no le importaba, porque el lugar seguro al que quería acudir no estaba.

Y dudó si alguna vez estuvo.

Gohan apareció al frente de ella. No se lo veía enojado, si no más bien muy preocupado. La miró como quien busca daño en algo muy preciado, queriendo encontrar todo bien. En cambio, el hijo de Gokú halló unos tristes ojitos azabaches.

—Hija…

Pan levitó hasta él y lo abrazó, que sin dudarlo estrechó a su pequeño retoño desprotegido sin pensarlo.

—Vamos a casa.

Pan asintió y Gohan no dejó de verla mientras volaban de regreso de la montaña Paoz. Quería borrar toda su tristeza, pero era difícil cuando tu hija era una adolescente rebelde como ella, que no obedecía ni siquiera en favor de su salud. No quería ser rudo con ella, ni herirla, ni mucho menos perder su confianza. Pero él y Videl ya no sabían cómo moverse hacia adelante sin que Pan tomara las cosas a mal.

[…]

Bra aprovechó las ocupaciones momentáneas de Bulma con respecto a la Corporación Capsula para escabullirse en el laboratorio de esta y tomar algunas piezas para comenzar un proyecto privado. Estaba decidida a crear un artefacto nunca antes visto: algo que fuera capaz de modificar los sentimientos humanos. Sería de ayuda para muchas personas y, de momento, sería de muchísima ayuda para ella si era posible hacerlo.

También porque necesitaba ocuparse. No estaba del mejor humor, además, cuando Vegeta le dijo que su hermano se encontraba en la isla de Omori se enojó más… Le habría sentado de maravilla perderse de la cotidianidad con unas buenas vacaciones, pero sus padres no le permitirían dejar el instituto solo por sus caprichos. Además, sabía que su hermano lo necesitaba más que ella.

Aunque ahora no estaba tan segura.

Pero envió todo al demonio, porque ella era Bra Brief y se había decidido a no derramar lágrimas por hombres, ni siquiera porque fuera el dulce Goten iba a llorar o a lamentarse un segundo más, por eso se esforzó en vocar su tiempo en nuevo proyecto y en dejar las redes sociales para estar al pendiente de que publicaban Goten y Pares.

Aunque de Goten le mataba de curiosidad saber el porqué de su ausencia, sin subir fotos o parecer en línea. De Pares todos los días encontraba fotos de esta luciendo guapa en diferentes sitios, en el gimnasio o saliendo con sus amigos. A veces la veía subir alguna foto vieja con Goten diciendo que lo extrañaba.

"¿En donde estás, Goten?"

Se preguntó luego de ver en una de las fotos viejas que Pares había publicado que lo esperaba volviendo de su retiro espiritual. Eso la confundió mucho, no imaginaba a alguien como a Goten en un retiro de esos y de ser así, ¿por qué no llevó a su prometida con él?

Nuevamente tuvo que reprenderse de pensar en eso. No tenía que ponerle más atención a la vida del azabache. Lo suyo estaba ahí, entre sus manos: en ese proyecto que, si resultaba salir exitoso, sería fascinante.

Estuvo cerca de dos horas concentrada en soldar, en anotar y probar algunos cables sensoriales que fuesen compatibles con el nivel neuronal… Bra anotó y anotó, pues lo que estaba haciendo era bastante complejo y no sería nada fácil. No tenía todas las herramientas necesarias para hacerlo en el laboratorio de su madre y tendría que hacer un repaso de algunos libros de medicina antes de proceder…

Cuando estuvo hambrienta, decidió encapsular todo y salir a comer algo. Subió algunas fotos de ella después de limpiarse y desplegó su aerocoche para ir. Estaba sola, pero a veces era mejor así.

Sin embargo, su padre interrumpió sus planes.

Vegeta apareció cruzados de brazos delante del aerocoche de Bra, con cara de pocos amigos. Bra suspiró hastiada, sin ánimos para los reclamos de su padre.

—Ay papá, no hagas esto. Solo voy a comer algo—dijo, a lo que Vegeta levantó una ceja.

—¿Sola? —preguntó el saiyajin—Hmp. Yo también tengo hambre—sin que ella dijese nada, Vegeta subió al asiento del copiloto—¿Qué esperas? Arranca.

Bra sonrió levemente, era raro que Vegeta le acompañara por voluntad propia a cualquier lugar. Sin su madre y sin Trunks en casa, buscaba pasar algo de tiempo con ella. Y por supuesto no le molestaba, era novedoso en su papá.

Así que los dos acudieron a atiborrarse de ramen, pizza, patatas fritas y carne asada a la feria local. Bra procuró usar unas gafas oscuras para evitar ser reconocida; no era muy ético encontrar a una heredera Brief comiendo como bestia en público.

—¿Qué es esa estupidez? No hay sol para que uses eso—le dijo su padre, tras darle un mordisco a gran trozo de pizza chorreante de queso.

—Ay papá, no lo entenderías—respondió Bra imitándolo. No era nada glamuroso lo que estaba haciendo, pero moría de hambre.

Después de comer, no había nada que hacer ahí, pero Bra no pensaba desaprovechar la oportunidad de pasar más tiempo en compañía de su padre y después de insistir unas cuantas veces, su padre accedió a acompañarla a participar en los juegos de la feria.

No fue demasiado, porque el saiyajin se irritaría. Sin embargo, no fue así: empezaron por un juego de mantener a los patitos dentro de un túnel con pistolas de agua y él se comprometió tanto con el juego que no paraba.

—¡Toma eso, insecto! ¡Más vale que obedezcas al príncipe de los saiyajin! —exclamaba Vegeta y Bra, riéndose a unos metros, decidió grabarlo y enviar el vídeo al grupo familiar que mantenían con Trunks y su madre. Los emojis riéndose de Bulma no tardaron en llegar.

Probaron otros juegos que para Vegeta fueron muy sencillos de ganar, ya que se trataban de puntería. En poco tiempo se llenaron de premios, que no eran más que peluches que el saiyajin detestaba.

—¿Y yo para que quiero esto, insecto? —Le dijo Vegeta de mala gana al dueño de uno de los puestos de la feria, cuando le dio un premio.

—B-Bueno señor, puede dárselo a alguien a quien aprecie mucho, si a usted no le gusta.

Vegeta pensó en eso y sacó una cápsula que mantenía guardada entre su ropa, para luego guardar los peluches obtenidos, excepto el primero que habían ganado: un osito de felpa blanco, con un lazo rosa. Hizo una mueca de desagrado al verlo, pero sin dudarlo se lo extendió a su hija.

—Toma—Bra se vio sorprendida cuando recibió el peluche—Y cuídalo bien.

—Gracias, papá—agregó Bra abrazándolo y logrando que este se sonrojara—eres el mejor.

—Hmp. Ya vámonos, Bra. Es tarde y tu madre ya habrá regresado.

—Si.

Al salir de la feria, Bra desplegó el aerocoche y los dos salieron despegados en este entre la ciudad. Era raro para ella que Vegeta la acompañara de esa forma, pues usualmente él prefería volar. Pero no iba a decir nada, solo quería disfrutar de la compañía de su padre.

—¿Qué estuviste haciendo en el laboratorio de tu madre? —La pregunta la pilló un poco desprevenida; Bra tarareaba una canción que sonaba en la radio cuando el saiyajin la abordó con aquella curiosa pregunta.

—Nada, solo empecé un proyecto.

—¿Del instituto?

—No—Contestó Bra, atenta a la calle en frente de ella—Es un proyecto personal. Algo que quiero crear

—¿Y qué es?

—Papá, ¿por qué te interesa? Casi no te involucras con los inventos de mamá—agregó ella, extrañada por tantas preguntas. Vegeta no solía insistir tanto, por lo general todo le daba igual, especialmente si fuera algo del instituto.

—Porque tu madre siempre está haciendo alguna cosa—explicó Vegeta, con los ojos azabaches bien puestos en ella—En cambio, tú rara vez haces algún invento.

—¿Qué es solo cosa de Trunks y mamá? —inquirió Bra, no muy a gusto con la conversación. Sentía que la trataban como un bicho raro—Es que yo solo puedo maquillarme y jugar a las muñecas, ¿es eso?

—Que obstinada eres—espetó Vegeta, casi gruñendo—A mí no me importa que cosas inventen ustedes. Bah, haz lo que quieras.

Se quedaron en silencio por un rato. Delante de ellos ya divisaban a la Corporación Cápsula.

Bra parqueó frente a esta y mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad, Vegeta aprovechó el instante para dirigirse a ella.

—Sabes, Bra, si quieres comenzar tu entrenamiento solo debes decírmelo.

A Bra la sugerencia le cayó como balde de agua fría. Su padre no le había sugerido entrenar desde hacía bastantes años.

—¿A qué viene eso? Por supuesto que no quiero entrenar.

—Bien, como quieras—agregó Vegeta, mirándola de reojo—Pero sabes que eres una saiyajin y que los saiyajin…

—No me importa lo que hagan los saiyajin, papá—dijo ella, sin pensarlo. Bajó del aerocoche y Vegeta lo hizo igual. Mientras ella encapsulaba el vehículo, él se mantuvo callado—Lo siento, pero no quiero hacerlo y lo sabes.

Bra no miró atrás y se metió a la Corporación Cápsula, dejando a Vegeta solo en medio de la calle pensando en lo dicho por su hija. No pensó demasiado y voló hasta la ventana de la habitación que compartía con su mujer, olvidando el reciente episodio en el pasado.

Las palabras de ella habían sido un golpe de la realidad hacia el príncipe de los saiyajin.

Bra caminó entre los pasillos, hasta llegar a su habitación. Se dejó caer en su enorme cama rosa y rebotó en esta. Había sido un día agotador. Ojeó su teléfono móvil y encontró varias notificaciones de sus redes sociales, mensajes de admiradores, del séquito de plásticas y un mensaje inesperado: un mensaje de Goten.

Los ojos casi se le salen de la cara al verlo.

Buscó con afán pulsar sobre este y al abrirlo logró leer su contenido.

"¡Hey princesa! ¿Qué tal va todo? Espero y bien. No te he escrito en mucho tiempo y lo siento por eso. Quería saber cómo estás"

Bra se quedó perpleja, en blanco. Y a los segundos comenzó a teclear un mensaje, pero, se arrepintió y borró lo que llevaba escrito.

"¿Debo responderle?"

No era que no quisiera saber nada de Goten o ignorarlo, porque eso sería imposible en vista de lo cercanas que eran sus familias. Además, no quería llevar las cosas a ese extremo… Pero no le haría bien a su mente y al sentimiento que llevaba por dentro continuar comunicándose con él. No quería ilusionarse más, así que con pesar y viendo la imagen de perfil de él, donde se le veía muy feliz con Pares, Bra cerró la conversación y respondió al resto de sus mensajes sin tenerle más cuidado a Goten.

Después de responder a las plásticas y enviarle un mensaje a Pan y a su hermano para saber cómo estaban, leyó nuevamente el mensaje, minuciosamente. Luego se alejó de su teléfono y se dispuso a estudiar para el día siguiente y preparar su bolsa con sus zapatillas de ballet.

Tenía que retornar a su normalidad y eso iba a hacer.

Hasta que en la tarde del día siguiente en las prácticas de ballet la señorita Sheila esta la llamó para conversar en privado.

—Necesito hablar contigo—Le dijo con severidad la maestra, cosa que hizo fruncir el entrecejo a Bra—estás muy distraída últimamente.

—Lo siento, he estado ocupada y…

—Y nunca ha sido excusa—aclaró la maestra, haciendo que Bra se tragara sus palabras—Siempre has podido con todo, no entiendo porque ahora sería diferente, Bra.

—… Lo siento. No he estado muy bien.

—Entiendo. Y debo suponer que se trata de un muchacho, ¿no es así?

Bra no respondió y desvió la mirada.

"Si tan solo supiera"

—Bra, no dejes que tus ambiciones sean trucadas por un hombre, eso sí que no. Entiendo que a tu edad el amor es inevitable, pero no olvides tus convicciones—le recomendó de buena fe su maestra y Bra asintió. Olvidó su papel fundamental allí, por haber estado tan al pediente de Goten—Pronto te daré una noticia que te hará muy feliz, estoy segura de ello. Ahora ve a calentar con tus compañeras.

Bra asintió y obedeció a rajatabla.

"No más distracciones"

Por ese momento solo sería Chopin, zapatillas y baile.

Al salir ya era de noche, planeaba ir a la Universidad Central del Oeste para conseguir algunos postulados de investigación que la ayudaran a continuar su proyecto lo más pronto posible. No descansaría hasta avanzar en ello.

Cuando llegó a su hogar, una notificación sonó en su celular: era otro mensaje del mismo destinatario de ayer.

"¡Hola Bra! ¿Tu día estuvo bien? Espero que sí. Yo lo estoy, he estado trabajando y creé un coctel que te va a encantar. Deberías venir a probarlo"

Bra se tentó de responder otra vez, pero se resistió recordándose que no debía hacerlo.

—Bra Brief—se dirigió a sí misma frente al espejo a cuerpo completo en su habitación, con las manos en la cadera. Y se señalo con dureza—Por más que quieras hacerlo, no debes responder ninguno de esos mensajes ¡Recuérdalo! No debes confundir tus sentimientos y lo mejor para ti es que no hables con él.

Bra decidió dejar su teléfono olvidado en su habitación y se fue con los postulados y las capsulas al laboratorio de su madre. Estudiaría tanto como fuera posible hasta lograr hallar la respuesta para hacer viable su invento y de fácil uso. Así se puso manos a la obra y hasta las cuatro de la madrugada continuó con su trabajo, hasta que ya estuvo tan cansada que los ojos se le cerraban. Hizo un par de pruebas con la lectura neuronal, que ya estaba en proceso y se fue a dormir.

—¡Bra, levántate! —Gritaba Bulma a las ocho de la mañana desde afuera de la habitación de su hija.

Y si no fuera por eso, Bra jamás habría abandonado su cama. Estaba cansada y sentía que no había dormido en lo absoluto, pero su proyecto estaba dando frutos. Se maquilló y arregló… Con nervios tomó su teléfono, preguntándose si hallaría otro mensaje, pero para su suerte no había nada.

Le llamó la atención que tampoco había nada de Pan, no había contestado el mensaje que le envió dos noches atrás.

—¿Estará bien? —pensó en eso y en su mente decidió que visitaría a su amiga esa misma tarde, si no la veía en el instituto—Tal vez esté resfriada.

Su hermano en cambio sí le había respondido con una foto de él en la hermosa costa de Omori. Sonrió por él, se notaba que la estaba pasando bien.

[…]

Eran las cinco de la tarde de un día entre semana, por lo que no habría mucha clientela, a menos que hubiera festividades de por medio. Goten se estiró aburrido en la barra sobre la barra después de haber estado puliendo algunas copas y acomodando botellas en las repisas. Sacó su teléfono móvil y se dispuso a entrenerse con videos: vio las imágenes de personajes famosos, algunas noticias y entonces se encontró con una imagen de Bra en su habitación, vestida con ropa cómoda y luciendo un maquillaje sencillo, con unas gafas que le lucían genial. Le pulsó a la imagen, otorgándole un "like" y se dispuso a enviarle otro mensaje. Ya le había enviado en los últimos dos días y no había obtenido ninguna respuesta, por lo que pensaba, ya era algo personal de parte de la chica.

"Princesa ¿está todo bien? Oye, ya parece que no quieres responderme. Perdona si te estoy molestando, en serio que no es mi intención…"

—¿Está molesta conmigo? —Se preguntó en voz alta, preguntándose que podría haber hecho para causar enojo en la muchacha; la respuesta más probable titiló en su cabeza casi de inmediato—Goten, eres un tonto ¡Claro que está molesta! —se recriminó, recordando que había pasado ya más de un mes desde su compromiso y después de toda la ayuda que la joven le había dado, él no volvió a tomarla en cuenta—Carajo, claro que está molesta conmigo.

Goten reconocía ciertas cosas de Bra y una de ellas era el orgullo, tanto por ser hija de Vegeta como por ser una chica y su experiencia durante años con las mujeres le había demostrado cuan orgullosas podían ser al estar ofendidas. Y Bra por supuesto que lo estaba.

Ojeó nuevamente su teléfono y se percató que un aviso de "visto" figuró bajo sus mensajes, pero la respuesta ni por asomo se veía venir. Ella no tenía intenciones de responderle.

"Sé que ves mis mensajes"

Le envió y solo recibió otro mensaje de visto, lo que le molestó un poco.

"¿Por qué no responde nada?"

Ya no lo intentaría más y se guardó el teléfono de mala gana. Se apoyó con los brazos en en la barra y pensó que hacer ante la situación. Quizás era mejor dejar las cosas así, pues si ella no quería hablarle no tenía por qué hacerlo. Quizás por eso las imágenes de Bra en sus sueños se debían a que tenía que irse alejando de ella y nada más, que el destino se lo estaba diciendo sutilmente y él era un terco que no quería entender.

—Lo mejor es que la deje en paz.

—¿A quién vas a dejar en paz? —Su compañero lo pilló desprevenido y Goten se sobresaltó nervioso al oírlo—¿Qué acaso discutiste con tu prometida?

—Jajajja ¡no, no! Solo pensaba tonterías, no me hagas caso—espetó el azabache, portándose enérgico queriendo espabilar la atención del moreno.

—Si, lo que tú digas. Ha venido la señora Betty, así que pórtate bonito con ella—Goten se enderezó palideciendo de inmediato y luego hizo una mueca lamentada. Se trataba de una clienta amiga del dueño, esposa de un dueño de bienes raíces que gastaba un montón de dinero en el vivaz bar.

Lo bueno para Goten, es que la susodicha siempre le dejaba una buena suma de dinero en propina. Lo malo es que solo le gustaba ser atendida por él durante toda su estadía, lo que significaban al menos dos horas escuchando a la señora parlotear y enviarle indirectas sobre cuánto le gustaría tener la oportunidad de tener un novio como él.

A veces su trabajo lo hacía sentir como gigoló, lo que era incómodo. A él le gustaba la música, la energía y hacerle pasar un buen rato a las personas, sin coqueteos de por medio. Mentiría si dijera que las mujeres hermosas que allí arribaban no le robaban siquiera una mirada, pero desde que Pares se convirtió en su pareja había dejado esas atenciones en el pasado. No tendría ojos para nadie más.

—Oh, joven Goten, pero que guapo se ve hoy.

—S-Señora Betty, bienvenida—dijo forzando una sonrisa nerviosa, a la mujer que se acercó a él con picardía en la cara.

La señora, que se lo comía con la mirada y hacía gestos que le daban escalofríos, era sin dudas de esas mujeres que su madre tanto le decía en su juventud de las que se tenía que cuidar. No imaginaba las cosas macabras que le haría sin que se durmiera.

—Que gusto verte, queridito—dijo la mujer, haciéndose espacio en la playa—por favor, prepárame un Martini lo antes posible.

—Si, claro.

Él se giró a buscar entre las botellas e ir vertiendo en una copa el pedido. Podía sentir los ojos de la señora bien puestos en él, siguiéndolo minuciosamente. Sabía que esa mirada estaba fija en su trasero, así que procuró girarse rápidamente para no seguir sintiendo esa incomodidad.

—¡Aquí tiene! —exclamó, esperanzado en que la señora se centrara en la bebida y alejara, así fuera por breves momentos, la mirada de encima de él. Era ciertamente difícil y eso que no siempre tenía que soportar ese tipo de personas.

—Gracias, mi querido Goten—agregó la señora, meneando el trago y sorbiendo anchamente de este—una delicia como siempre.

—Si, lo sé—Goten se dispuso a limpiar algunas gotas que cayeron sobre la barra con agilidad y prontitud, cuando sintió su teléfono avisarle de una notificación. Lo sacó del bolsillo y lo miró rápidamente—así que respondiste.

"Hola, Goten. Perdona. He estado ocupada"

Sonrió sin poder evitarlo. Por fin, Bra se había dignado a darle una respuesta. Si, había dicho que lo mejor era no volver a comunicarse, pero solo si ella así lo quería y si por fin le dio respuesta, era porque quería hablarle.

—¿Joven Goten, está mirando su teléfono?

La chillante voz de la señora Betty le recordó su trabajo y su profesionalidad, así que se guardó el teléfono con cierta torpeza entre los pantalones y se giró hacia la clienta.

—D-D-D-Discúlpeme, señora Betty ¡No volverá a pasar!

—Hmm, eso espero, queridito. Te estaba contando de la vez que…

Y la señora Betty, como era su costumbre siempre que pasaba el rato en el bar, comenzó a hablar y a hablar…

[…]

Trunks llegó animado y sudoroso durante la noche del miércoles a la casa de Tights, que se encontraba ocupada en un libro que pensaba publicar pronto. Había pasado la tarde jugando vóley en la playa con los nativos y mentiría si dijera que no se divirtió. No pensó para nada en otra cosa que no fuera en anotar contra el equipo contrario, no se acordó de deberes ni de otro tipo de distracciones. No reparó en su familia, en Goten, en Mai o en Pan.

Después de una ducha resfrescante, encendió el aire acondicionado y sacó una cerveza del refrigerador. Se dejó caer en la cama y fue entonces cuando revisó su teléfono. Mensajes de amigos de la capital, de Goten enviándole memes y… no había nada de Pan, cosa que fue llamativa para él.

"Pan ¿cómo estás?"

Se mantenían en contacto constante y él no consideró ni siquiera el enviarle un mensaje avisándole donde se encontraba. Ella tampoco le había escrito o preguntado nada. El último mensaje era ya de hace casi una semana.

Desde que Mai había llegado a desordenarle la vida, no había dedicado tiempo a las cosas que le gustaban hasta que sus padres decidieron enviarlo a la isla de Omori. Y si, pasar tiempo con la pequeña Son era de sus cosas preferidas.

"¿Todo bien, pan de queso?"

Le envió el mensaje y luego una nota de voz a Goten contándole lo increíble que era el lugar y que esperaba tuviera la oportunidad de venir con él en otra ocasión. Luego dejó el teléfono a un lado para entregarse al sueño, al siguiente día tenía una invitación a surfear que era algo que llevaba muchos años sin hacer.

Por la mañana una música caribeña lo despertó de su letargo. Se colocó una camiseta ceñida y fue escaleras abajo encontrándose a su tía bailando con su canina compañía mientras preparaba el desayuno. Una sonrisa inevitablemente se le dibujó en la cara.

El ritmo era contagioso y él bailó algunos pasos riéndose con timidez. Tights se le acercó sin parar de bailar y terminaron mezclando los pasos con alegría, que no duró mucho ya que las tortillas se le quemarían a la rubia.

—Puedo ver que estás feliz—agregó su tía, tomando un par de platos para servir.

—Te mentiría si lo negara—dijo él, ayudando a preparar el espacio de la mesa y llevando unos vasos consigo.

—Lo sé, esta isla es una delicia, por eso jamás me fui—espetó con calidez Tights uniéndose a su sobrino con los platos—¿Puedes traer el jugo de piña, Trunks? Está en el refrigerador.

Una vez en la mesa, Tights se dispuso a revisar las noticias locales en su tableta y Trunks la miraba con atención, como un chiquillo. Mientras su tía iba apenas por la mitad del plato, Trunks ya se limpiaba la boca con un pañuelo.

Los ojos casi se le salían a la pobre mujer, que todavía no se acostumbraba al voraz hambre saiyajin. Trunks se encogió de hombros, sonrosado y apenado y antes de que su tía dijera algo -ya que estaba a nada de farfullar unas palabras- desplegó un par de capsulas con platillos para desayunar extra.

—Vaya, si los saiyajin se lo proponen acabarían con la comida de todo el planeta—comentó divertida la rubia, llevándose un trozo de tortilla a la boca—¿Y qué planes tienes hoy?

—Iré a surfear con algunos chicos que conocí ayer en la playa. Dicen que hay una isla cercana con olas increíbles.

—Ah si claro, es bastante común aquí—Tights luego apuntó—Oí que harán una fiesta en un yate privado. Si estás interesado, ve al muelle esta noche y di que vas de mi parte.

—¿Tú no irás?

—Estoy algo ocupada, pero trataré de asistir. Tú disfruta.

Trunks mostró ensanchó su sonrisa.

Salió después desplegando un jeep todo terreno para conducir hasta el punto de encuentro, la misma playa del día anterior que se ubicaba apenas a diez minutos de la residencia de su tía. Se colocó unas gafas de sol oscuras y puso la radio a sonar con su playlist preferida. Al llegar, cinco jóvenes lo esperaban: tres muchachos y un par de chicas. Los saludó de buena gana a todos y luego se aproximó al mar con una capsula en mano, accionando un pequeño navío lujoso para todos que se emocionaron al verlo.

—¡Suban! ¿Qué están esperando?

[…]

—¿Cómo que no podrás venir en todo el mes?

—Lo siento—dijo Pan a Sheila a través de su teléfono—El doctor lo prohibió hasta que me recupere.

—¿Por qué no me lo dijiste antes, Son Pan? —El tono de voz inquebrantable de Sheila mermó después de un suspiro—Solo ten cuidado. Te estaré esperando para cuando estés bien ¿de acuerdo?

—Muchas gracias señorita Aliehs.

Sentados a los pies de la cama de Pan, sus padres la miraban con compasión y suprema atención.

—Lo ves—dijo Videl con suavidad—Te dije que la maestra entendería.

—Todo estará bien Pan—agregó Gohan con una sonrisa en el rostro—Y cuando vuelvas darás lo mejor de ti.

—Estamos orgullosos de ti.

Pan se cubrió hasta la cabeza con su frazada. No quería verlos ni oírlos, ni a sus padres ni a nadie.

—¿Pueden dejarme sola?

Gohan y Videl se miraron entre sí, dudosos, pero asintieron y se levantaron en silencio. Salieron y al hacerlo Pan sintió que podía respirar. Tomó su teléfono y revisó por inercia en una de sus redes sociales: encontró ante todo lo demás el usuario de Trunks, que recientemente había publicado unas historias.

Pan no lo pensó y pulsó para ver el contenido del Brief. Vio unas olas increíbles y a gente que no conocía surfeando. Fotos de cervezas costosas, comida deliciosa y al yate de su amigo con aquellos desconocidos. Luego, aparecían videos de Trunks surfeando sin camiseta con una habilidad impresionante y dejándose caer en el agua realmente feliz. Incluso parecía más joven de lo que realmente era. Si no lo conociera pensaría que solo era un chico de alrededor veinte años divirtiéndose con los amigos.

Pan suspiró y dejó el teléfono a un lado. Había estado molesta y decepcionada, ahora solo… nada, no sentía nada. Estaba apagada.

"Debe ser divertida esa isla"

La verdad le hubiera gustado ir. No había ido al instituto de cualquier modo, así que era egoísta que Trunks no hubiera pensado ni por un segundo en ella…

¿Pero realmente lo era? Después de todo, se llevaban muchos años de diferencia y cada uno tenía su propia vida, independientemente del otro. Pan se sintió tonta por pensar en eso, porque él no tenía razones para llevarla. Lo conocía, se embriagaría y terminaría acostándose con alguna mujer y ella no quería presenciar algo como eso.

Bufó un poco obstinada y luego escuchó a su teléfono avisarle de un nuevo mensaje.

Trunks fue lo primero que le vino a la cabeza, pero no. En realidad, se trataba de Ben preguntando cómo estaba y que si quería ir a jugar tenis con él.

"Si, por supuesto"

Pan ni siquiera lo dudó.

Mandó su frazada a un lado y se desvistió entre pasos vacilantes hasta su armario. Sacó una camiseta roja y un pequeño y ajustado short negro, se calzó unos tenis deportivos y una visera blanca a juego. Se improvisó una coleta alta -había mejorado en ello- y salió tomando las llaves del aerocoche que le ganó a Trunks en la competencia de baile.

Gohan y Videl quedaron anonadados cuando la vieron bajar decidida, con una cara completamente diferente a la de minutos atrás. No tuvieron chance a preguntar cuando su hija explicó escuetamente.

—Iré a jugar tenis, los veo más tarde.

Muchas preguntas y pocas respuestas para la familia Son-Satán.

Pan arrancó el aerocoche que hacía un sonido impresionante al impulsarlo por la carretera. Era veloz, no tanto como volar pero era una belleza mecánica que adoró ganar limpiamente.

Ben la citó en el club de tenis de los típicos ricos de la Capital del Oeste. Desde la montaña Paoz era lejos, así que ni el mejor aerocoche la dejaría allí rápidamente. Tuvo que bajar y encapsularlo y hacer uso de su KI para llegar en pocos minutos, haciendo un boom sónico en los cielos y expulsando una increíble cantidad de energía, porque nada opacaría sus recientes ánimos renovados.

Al llegar al club, lo hizo en el aerocoche y pudo reconocer a Ben a la entrada del lugar. El chico estaba hipnotizado por el vehículo en el que Pan llegó.

—Cierra la boca, Ben, hay moscas—dijo ella divertida acercándose a él.

—Es el número diez de edición ilimitada de la Corporación Cápsula—dijo el muchacho parpadeando difuso y fascinado—¿Bra te lo dio?

—No—contestó Pan encogiéndose hombros, restándole importancia—Se lo gané en una apuesta su hermano.

—Increíble.

—¿Vamos? ¿O tienes miedo de que te gane?

—Ni lo sueñes—dijo el chico siguiéndola dentro del club—No creas que porque eres una chica seré cuidadoso.

—Ja, no quiero que lo seas—rió Pan—Solo no llores cuando pierdas ¿de acuerdo?

El resultado desde el vamos era predecible. Contra un humano común como Ben, no había oportunidad. Ni siquiera el muchacho que era bastante bueno para la media pudo anotar ni un punto contra Pan, que no tardó en anotarle en todas las rondas. Los reflejos de Pan eran brutales. Para ella, solo fue un juego de guardería, mientras Ben jadeaba cansado.

Era difícil no dejarse intimidar ante esa habilidad.

—Tu condición física me deja sin palabras—Dijo Ben, que ya se estaba acostumbrando a ser superado por ella, tomando de su botella de agua.

Pan entonces sintió que fue muy ruda, como siempre y que quizás debió haberle permitido anotar un par de puntos por gentileza.

—Para que no te sientas mal, te dejaré conducir mi aerocoche.

Ben elevó las cejas sorprendido.

—Es un buen premio de consuelo.

Afuera del club, Pan desplegó el vehículo y le cedió las llaves a Ben que sin dudarlo fue campante al puesto del piloto. Ambos subieron y el chico arrancó rápidamente, sacándole música para sus oídos al aerocoche, por ese sonido tan peculiar.

Ben se dirigió a las colinas aledañas a la ciudad y Pan disfrutó de la vida de la costa y del viento que revoloteaba su cabello, cerrando los ojos y esbozando una ligera sonrisa, que Ben percibió de reojo. Era una imagen agradable a los ojos de él.

Detuvo el aerocoche desde un parador desolado desde donde la ciudad lucía impresionante. Los dos disfrutaron del momento, del silencio.

—¿Aquí traes a todas tus conquistas? —inquirió a saber Pan interesada en ello, haciendo que Ben rodara los ojos.

—A algunas.

—¿A Bra la trajiste aquí? —preguntó nuevamente ella, encarándolo, viendo el verde de sus ojos y como el entorno se reflejaba en ellos.

—No, a ella no—contestó Ben hipnotizado bajo el ébano en la mirada de Pan.

Y lentamente, entre una cercanía que se fue acortando lentamente, sus labios se fusionaron. Se rompió el contacto. Al milisegundo, lo volvieron a hacer. Un beso, otro; Pan percibió la humedad mojar sus labios rosados, ahora rojizos.

Instintivamente rodeó al muchacho con sus brazos y este se inclinó sobre ella, sin romper el contacto entre sus bocas y sin abandonar esa necesidad de conocer como era la boca del otro.

Un calor hostigador comenzó a apoderarse del cuerpo de la azabache, uno fascinante. Era una sensación agradable que aumentaba sus ganas por sentirla, acariciando el torso y cuello de Ben sin parar, mientras este la sostenía de la cintura y la besaba casi con desespero. Se separaron por falta aire, recobrando la respiración, sin romper el contacto de sus miradas.

Ambos estaban sonrojados e indudablemente excitados. Y Ben estaba decidido a abalanzarse otra vez sobre Pan, pero una frase de ella lo impidió:

—Tengo que ir a casa—manifestó casi como una advertencia.

—Está bien—acordó Ben mirando hacia otro lado que no fuese ella, todavía jadeante. Se bajó y desplegó un aerocoche—Cuídate Pan.

Ella asintió, se quedó estática en lo que el chico besaba su mejilla y luego se iba. Una vez pudo estar sola, pudo reaccionar y suspirar a sus anchas, pensando en lo que acababa de pasar. Sentía el aroma del perfume del muchacho anular sus sentidos.

Era una sensación rara, pero agradable.

[…]

Bra estacionó su ruidosa aeronave en un campo aledaño a las casas Son en medio de la montaña Paoz. Pan no había contestado sus últimos mensajes ni ido al instituto, así que estaba preocupada por ella. Ese día, usaba unos shorts vaqueros y una blusa magenta, con unos tenis a juego y una gorra para el radiante sol. Era un estilo aventurero similar al de su madre.

Caminó decidida hasta la puerta de la casa de Gohan y Videl donde la madre de su amiga estaba de pie, esperándola serenamente. Bra le sonrió ampliamente y luego se dirigió a ella.

—Bra, qué bueno verte por aquí.

—Qué bueno verla, Videl—dijo la chica, ansiosa por saber de su amiga de toda la vida—¿Cómo está Pan?

Videl parpadeó confusa.

—Pensé que estaría contigo—contestó la madre, ahora preocupada por el desconocido sitio en que se encontraría ahora su hija—Dijo que iba a jugar tenis.

—¿Tenis? —quien parpadeó con confusión ahora fue Bra—¿A la ciudad?

—No nos dijo nada, ella solo…

Y como un remolino apabullante Gohan apareció detrás de Videl en un sobresalto.

—¡¿Pan no está contigo?! —Gohan no dio espacio alguno a formalidades ni modales, su desesperación por saber de su pequeña era mayor—No puede ser, esa niña…

—Cálmese por favor, señor Gohan—pidió Bra, manteniendo la calma, que sospechaba en donde podría encontrar a su mejor amiga en aquel momento. Además, no quería que el padre de su amiga arruinase las cosas buscándola al sentir su energía—Me olvidé de que Pan me dijo que iría a jugar hoy con unos amigos, que torpe soy—fingió logrando lo que quería: Gohan y Videl parecieron más tranquilos. —No se preocupen vendré otro día ¡adiós!

Bra no perdió un minuto y volvió a su aeronave. El matrimonio le agradeció por darle razón de Pan y Bra tuvo que felicitarse mentalmente por la excelente actriz que era.

"Pan, la que me debes…"

Bra maldijo el momento, pues Pan no contestaba y no tenía la menor idea de donde estaba. Iría al club de tenis, aunque por lo tarde que ya era dudaba que siguiera en ese lugar y más aún si sus sospechas eran ciertas y la azabache se encontraba con Ben.

"Carajo ¡todo sería más fácil si supiera sentir su KI!"

Detuvo la aeronave en medio del aire y se cruzó de brazos, pensando en alguna solución. Entonces, intentó concentrarse. Quizás era una idea tonta, o quizás no, pero la situación lo requería. Cerró sus azulados ojos y se dispuso a no pensar en nada, tratando de encontrar la serenidad… Y entonces, falló cuando imágenes sin sentido y de personas que conocía vinieron a su mente. Zara, Pan, Goten…

—¡No funciona! —exclamó enojada, sintiéndose impotente. Que ilusa fue al creer que sería tan sencillo. Hizo sus manos puños y la chocó contra el tablero de comandos. Una acción que, si la hubiera hecho su madre, no habría pasado nada, pero tratándose de ella…

El tablero crujió y se quebró debajo de sus puños y unos cortocircuitos destellaron. El resultado fue inmediato, la aeronave comenzó a descender estrepitosamente metros y metros entre las nubes, directo a los montes picudos de la zona.

—¡Auxilio! —Gritó desesperada, intentando que el mando respondiera a sus manos al volante, pero era inútil.

Si no moría, iba a ser un golpe doloroso. Cerró los ojos esperando el impacto, pero por el contrario este no llegó.

"¿Estoy viva?"

Miró a los lados. La aeronave estaba sobre la grama frondosa de una zona desolada, como si no hubiera caído al vacío desde cientos de metros de altura. Era una experta en física para saber que eso no era posible. Intentó nuevamente encontrar al responsable de haberle salvado y entonces apareció.

—¡Pan! —exclamó felizmente y sin dudarlo abandonó la aeronave para estrechar a la muchacha entre sus brazos—¡Pan, oh por Kamisama! ¡Gracias!

—Bra—espetó la otra tomándola por los hombros—¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Una tontería—contestó la otra, que por poco no la contaba—Si no hubieras estado…

—No quiero pensar que hubiera pasado—dijo la azabache, volviendo a abrazar a su amiga. No podía creer que estuvo a punto de perderla—¡Debes tener más cuidado!

Las dos miraron la aeronave y volvieron a mirarse a sí mismas. Bra miró a Pan y adoró inmediatamente el estilo deportivo que portaba, lucía espléndida.

—Parece que ahora soy yo la que te pedirá consejos de estilo, eh—apuntó a decir haciendo sonrojar a la otra.

—No digas tonterías—dijo Pan casi refunfuñando.

—¿Dónde fuiste? —inquirió a saber Bra y el tono rojizo en las mejillas de Pan aumentó todavía más—Déjame adivinar, ¿Estabas con Ben?

—… Tal vez. ¡Pero ya se fue!

Bra comenzó a reírse.

—¡Lo sabía! —Y sentía que nunca podría equivocarse—Estás enamorándote de él.

—¡¿Qué estás diciendo?! —reaccionó inmediatamente. Se sentía difamada—¡Deja de decir tantas tonterías, Bra, ni loca!

—Ay si, como no. No puedes negármelo—agregó la peliazul sacándole la lengua con picardía—No puedes mentirme, te conozco, Son Pan.

Pan no aguantó un segundo de burla más y arrancó pasto con una de sus manos, arrojándole a su amiga con algo de tierra sobre la gorra deportiva.

—¡Oye, es de una nueva colección! —Le gritó Bra haciéndolo lo mismo, pero falló porque Pan era más rápida con ella. Eso la hizo sentirse un poco frustrada.

—¿Por qué no te quedas hoy? —le propuso la azabache. Después de lo que había pasado, no quería separarse de Bra—veremos películas y ayudaremos a mis padres con la cena.

A Bra le agradó la idea.

Pan la tomó de los brazos y se elevó con ella en el aire. En minutos estuvieron frente a su casa donde sus padres ya les esperaban.

—¡Son Pan, no debes cargar peso! —Le reprendió Videl al verla descender con la peliazul y la jovencita rodó los ojos hastiada.

—Bra no pesa nada mamá—defendió a decir encogiéndose de brazos.

—Deberías estar guardando reposo, hija—dijo esta vez Gohan y la azabache suspiró.

—Prometo que no me esforcé demasiado—Luego miró a la peliazul y se dirigió a sus padres—¿Bra puede quedarse?

—Claro que sí, que pregunta es esa—contestó Videl y Bra le sonrió en respuesta.

—Por cierto, Bra ¿No habías venido en una aeronave?

—Bueno, sobre eso… Tuvo una falla, pero gracias a Pan estoy bien.

—¿Qué?

—¿Qué sucedió? ¿No te lastimaste?

—Estoy bien—dijo Bra sin dudar—Pan me vio cayendo y me salvó.

—No me digas que sostuviste la aeronave—Videl miró preocupada a su hija que solo se sentía más ofuscada con las acciones de la mujer.

—¿Qué esperabas que hiciera, mamá?

Videl estuvo a punto de replicar, pero una mano de Gohan en su hombro izquierdo la hizo contenerse.

Bra notó la tensión familiar y se apresuró a hacer algún comentario que suavizara el ambiente.

—Me muero por saber que cena interesante haremos.

Todos entraron a la casa y fueron directamente a la cocina. Gohan, Videl y Pan solían hacer las cosas juntos y eso le gustaba mucho a Bra, especialmente cuando la invitaban a hacerlo. En su casa, todos solían hacer las cosas por su cuenta y a veces cenaban juntos. Además, admiraba mucho a Gohan. Era el único con sangre saiyajin que no se negaba a ayudar con la cocina y las cosas en el hogar.

Bra se preguntaba si Goten también sería esa clase de esposo al casarse y se imaginó, que por lo caballero que era, por supuesto que sí. Y nuevamente pensó, que Pares era una dama afortunada.

—Es usted muy afortunada de haberse casado con alguien como el señor Gohan—le dijo Bra a Videl mientras la ayudaba a lavar unas verduras y Gohan y Pan preparaban filetes de pescado del otro lado—Es todo un caballero.

—Lo es—estuvo de acuerdo sin dudarlo la esposa—La señora Milk crió muy bien a sus hijos.

—¿Goten también?

—Hmm—Videl lo pensó un poco—Goten es un poco más perezoso, pero también es muy dedicado. Estoy segura que Pares será muy feliz con él.

Bra asintió con una sonrisa que Videl le devolvió mirándola a los ojos, pero por dentro, se le arrugó un poco el corazón.

La cena estuvo servida pronto. Todos disfrutaron el prepararla juntos. Videl contaba con algunos robots y los accionó para servir los platillos; los cuatro se sentaron y conversando amenamente disfrutaron de ello hasta quedarse llenos. Así como la cena, también ordenaron la cocina y se retiraron a sus habitaciones. Pan y Bra fueron a la de la primera y Pan desplegó un par de capsulas con un visualizador y una bocina.

La selección fue una pésima película de terror, de la que ambas amigas se burlaban y criticaban la escenografía y la historia incongruente. Comieron algunas gomitas y chocolates y los créditos no tardaron demasiado en aparecer.

Apagaron todo y fueron a la cama. Pan le cedió una de sus pijamas a Bra y la peliazul no podía negar que si bien carecían de glamour y elegancia eran muy cómodas.

—Esa película fue realmente mala—comentó la peliazul, acostada al igual que Bra bajo las frazadas contemplado el techo—La próxima debo escogerla yo.

—Si la escoges tú entonces será peor—agregó Bra molestándola—¿Recuerdas cuando escogiste "ataque de tiburones en la montaña"?

—Ay, no me lo recuerdes.

—Por favor Pan, esa película era espantosa desde el título—se rio la peliazul y fue inevitable para la hija de Gohan seguirle la risa.

Y la risa fue muriendo lentamente. Se fueron durmiendo. Una miró a la otra y luego se arroparon.

Eran un par de niñas felices que jamás por nada del mundo querrían perderse una a la otra.

—Buenas noches, Pan.

—Descansa, Bra.


Gente, me duele la espalda XD.

Me hace feliz cada vez que puedo seguirles trayendo una nueva actualización.

Este capítulo es "Lejanos Cercanos" y lo dejo libre a su propia interpretación sobre porque escogí este nombre. Es la primera vez que lo menciono, pero los títulos de los capítulos están traducidos a diferentes idiomas. El de hoy, está traducido al búlgaro.

En este capítulo solo hacia el final hubo interacción entre las protagonistas principales, mis diositas saiyajin cuya amistad es la protagonista porque, si bien hemos visto en pantalla la excelentísima amistad entre Trunks y Goten, poco sabemos sobre Pan y Bra. Y es lo que más amo explorar en esta historia, además de desarrollarlos a todos individualmente.

¿Pueden imaginarse el nuevo estilo de Pan? Espero que si, porque es lo que nos ayuda a comprender más de alguna manera.

¿Tiene sentido lo que estoy haciendo con Goten y Bra? ¿Pueden imaginarse a qué rumbo va todo esto? Amo saber que piensan. Extraño sus reviews, son lo mejor de lo mejor. Espero de todo corazón que disfruten este nuevo capítulo, porque prometo que lo irán disfrutando más.

Gohan y Videl: Les contaré algo gracioso (?) cuando estaba jovencita, Videl no me agradaba en lo más mínimo. Quizás era porque yo quería ser la esposa de Gohan, no lo sé XD pero la DETESTABA cuando todos la amaban. Ahora que me enamoré de Goten me cae bien (? Jaja, vale no, pero le di justicia a Videl. No me pueden negar que era medio irritante -aunque hermosísima- cuando conoció a Gohan. En fin, son una relación divina y bonita, la más preciosa de la serie si me dejan decirlo.

Darles a Pan rebelde como su dolor de cabeza es perfecto, si me dejan decirlo, porque no todo es perfecto y al ser como son, sé que serían los padres más preocupados del mundo por su pequeño retoño en esa transición a la adultez.

Goten, mi vida precioso, Bra y yo envidiamos a la Pares. Aunque seas re fiestero te amaré todavía más en el siguiente capítulo.

Nuestra Pancita hormonal: la muchacha está creciendo y si, obvio, sé que querían ver esa faceta con Trunks y probablemente me quieran mandar al atrevido del Ben a la hoguera xD pero debemos admitir que es ilógico. Pan es joven y Trunks lo reconoce, todavía tiene bastante moral para querer ir más allá con Pan. Sin embargo, OBVIO que está celoso y como está en sus crisis no piensa en nada más. Espero se den cuenta de lo que pasa, porque entre estos dos hay un "algo" ya volando por ahí en sus propias intenciones.

Bra: Ella es una tormenta de emociones. Es terrible enamorarte de quien no debes y no poderlo controlar, es entendible que Bra esté sufriendo cosas que no quiere y a sí mismo cambios que jamás se había esperado. La adoro. Si lo han pillado, sabrán que hay pistas del rumbo que tomará nuestra princesa saiyajin.

Yo no sé que decirles más, porque pues... Qué se yo, diganme que quieren ver en esta historia, aceptamos sugerencias jajaja.

Sigan disfrutando el mundial si les gusta el fútbol. Diosmio, este fanfic es más antiguo que el mundial anterior xD HELP ME.

QUE GANE ARGENTINA, POR LO QUE MÁS QUIERAS DIOSITO.

Se despide

MioSiriban