Los personajes no me pertenecen son de Nobuhiro Watsuki.

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Este fic está dedicado a mi hermanita bella:

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KaryKC

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Porque este pequeño regalo aún no termina jajajaja.

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Por kaoru-sakura

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Capítulo III. Subrepticio.

Sanosuke estaba al otro lado de la calle, frente a la puerta de la pequeña habitación donde vivía Megumi, había pasado a la clínica a buscarla, pero había salido a una visita a domicilio. El sol derramaba sus últimos tonos violeta y naranja por las calles que en esos momentos ya no estaban tan transitadas. Sin embargo aquel pequeño grupo de mujeres que no dejaban de verlo y reírse disimuladamente, para después sonrojarse, lo inquietaba un poco. Era muy cierto que con esa yukata azul obscuro, se veía muy diferente, y sus castaños cabellos, aún rebeldes, le caían en la frente, pues tampoco se había puesto su cinta roja. Esa presentación era una introducción a todo lo que estaba por suceder, pero era únicamente para su doctora.

La puerta se abrió, sorprendiendolo un poco, pero se tranquilizo al ver que era Kasumi, la dulce ancianita que le ayudaba a Megumi a limpiar, después de que salvará la vida de su hijo, para ella el dinero no era suficiente pago y mostraba su gratitud de esa manera. Aunque la doctora rechazó un sin número de veces el ofrecimiento, debía reconocer que la mujer era demasiado obstinada y con el tiempo Megumi se encariño con ella, aceptaba que era de mucha ayuda, ya que a veces el trabajo era demasiado y no le daba tiempo de hacer lo más básico en su morada.

Sanosuke suspiró recargándose una vez más en el poste, esperaría pacientemente, aunque la pierna empezará a molestarle por estar de pie mucho rato.

—Mi vista no me falló —el castaño se volvió encontrándose a Kasumi que le sonreía dulcemente, con los ojos bien abiertos, parecía estar escaneandolo y como si le gustará lo que veía, asintió un par de veces en señal de aprobación—. Estás esperando a Megumi-san —fue una afirmación que no esperaba respuesta— deberías entrar, no sabes cuanto pueda demorar.

—No te preocupes Kasumi, aquí la espero —declinó la oferta de manera cortés, no quería incomodar a la doctora, si es que no tenía ganas de verlo. Intentó esconder un poco más lo que traía en su mano, pero vio la sonrisa nada discreta de la anciana.

—Oh, insisto Sanosuke-san —Kasumi no le dio tiempo de rechazarla de nuevo y lo tomó del brazo para cruzar la calle, como si supiera de su vacilación le aseguró— la doctora lleva bastantes días molesta, lanzando improperios al viento, reclamando cosas entre dientes. Y cuando se le pasa, se pone triste —Kasumi sintió el cuerpo del peleador tensarse ante sus palabras, había cosas que aunque no se dijeran, se sabían. Ella tenía sus buenos años bien vividos después de todo y era muy observadora. Sonrió para sí misma, el amor debía disfrutarse mientras se pudiera—. Se alegrará de verte Sanosuke-san.

El castaño no pensaba lo mismo, había pasado un mes sin que le mandara una miserable nota y al ver la condición de su pierna le esperaba una reprimenda segura. Cuando abrió los ojos, se encontraba en la pequeña estancia, que hacía las veces de comedor. Esa casa solo constaba de una habitación, la estancia, cocina y un baño en el pequeño jardín. Era lo justo que necesitaba una persona para vivir. Todo estaba reluciente y en su lugar, un delicioso aroma venía de la cocina.

Kasumi volvió con un delgado jarrón, ahora sabía quién era el responsable de esas bellas flores que a veces aparecían en la casa de la doctora, quién era demasiado discreta con sus cosas y ella no hacía preguntas, se limitaba a escuchar lo que Megumi quisiera contarle. No obstante, le alegraba mucho saber que era ese joven, el responsable de la felicidad y enojos de la doctora.

—La comida está lista, si ella tarda más solo habrá que calentarla, pero alcanza para ambos, Megumi-san no suele comer demasiado —una sonrisa se posó en sus labios, al castaño no le había quedado más remedio que dejar sobre la mesa lo que intentaba esconder. Agarró el pequeño ramo y con mucho cuidado acomodó el girasol y las dos rosas en el jarrón, el cual dejó adornando el centro de la mesa—. Están bellas, como siempre.

Kasumi vio a Sanosuke sonrojarse y esquivar la mirada. Jamás se había presentado en la casa de la doctora mientras ella estaba, tampoco lo había visto tan guapo como ahora ¿quería decir eso algo? Sonrió, esperaba que si.

—Yo me retiro, le das mis saludos a Megumi-san.

—Gracias, Kasumi.

Ella agrandó su sonrisa, hizo una pequeña reverencia y se marchó.

Sanosuke suspiró, estaba bastante tenso sin ser consciente de ello. ¿Cuánto tiempo llevaban en subrepticio? ¿Cuánto tiempo llevaban ocultando su relación, de sus amigos y del mundo entero? Porque no podía ponerle otro nombre, era una relación secreta ya que ni sus amigos lo sabían. Si bien Kenshin era el único que sospechaba y aún así no decía nada, la discreción del pelirrojo era de admirar.

Sin embargo, el castaño había tomado una firme decisión, que venía gestando desde hacía un tiempo, más precisamente, el día que vio a un sujeto coqueteando descaradamente con Megumi. A pesar que la doctora era muy directa en rechazar las cuestiones románticas, este sujeto había resultado ser bastante persistente. Esta situación hizo que entrara en razón, él debía poner un punto final a esa clase de incidentes ya que ese tipo solo había sido uno más, de una larga lista.

¿Pero quién era Sagara Sanosuke? ¿Y que podía ofrecerle a Takani Megumi? Una muy querida doctora que no hacía más que ganar prestigio y reconocimiento. Él estaba acostumbrado a la pelea, había dejado a su familia desde muy pequeño, por seguir al capitán Sagara y defender los ideales de paz e igualdad. Durante mucho tiempo la pelea había sido su vida, en busca de hacerse más fuerte, buscando venganza. Hasta que conoció a Kenshin y todo cambió. Sumado a todo esto, él no era visto como un buen partido, pues se le conocía como alguien que gustaba de apostar, beber sake, no pagar las cuentas y vivir a costillas de la kendoka. Si que era todo un partido, pensó el castaño con ironía. Pese al pasado que cargaba a cuestas, había cambiado y esperaba que Megumi lo hubiese notado.

Por supuesto que él no buscaba el amor, mucho menos en quien fuera la responsable indirecta de la muerte de uno de sus amigos. No obstante, las cosas llegan en el momento menos esperado y todo aquello que se negó fervientemente le había golpeado en la cara con fuerza, haciendo crecer sus sentimientos por ella en una medida desigual. Ya que Megumi no tenía reparos en decir que Kenshin era suyo y pelear con Kaoru, señalando a la vez que se burlaba de la inmadurez de la kendoka. Pero aquello duró poco, pues fue después de vencer a Shishio, que Megumi por fin reconoció los sentimientos que aquel par sentía y se retiró.

En una noche tranquila de celebración, donde le gustaría decir que fue el sake el culpable de su valentía, le confesó sus sentimientos a Megumi. En un principio ella lo rechazó, así que no le quedó más remedio que demostrarlo con acciones, su sorpresa fue descubrir que era totalmente correspondido. Aquella noche, dónde solo habían quedado ellos dos despiertos y se habían apropiado de una habitación en la casa de la kendoka, que no había quedado dudas de sus sentimientos.

Muchos más momentos y días, situaciones y detalles mutuos, fueron testigos de lo que ambos sentían, por lo que cuando Megumi quiso poner un alto, era demasiado tarde. Sanosuke estaba perdidamente enamorado de Megumi por lo que se negó a escuchar las ridículas razones que la doctora le daba, pues una diferencia de tres años en donde ella era mayor, para él no contaba. Más en él sí pesaba, lo que no tenía para ofrecerle.

Sanosuke contempló por largo rato las flores en el delgado jarrón. Si bien antes no tenía nada que ofrecerle, ese tiempo que llevaba trabajando con la policía, cobrando la recompensa por aquellos criminales que ellos no se podían dar el lujo de buscar por lo peligrosos que eran, le había proporcionado el dinero suficiente. Suficiente para comprarle una casa linda, pagar una modesta boda y vivir cómodamente sin restricciones. Seguiría trabajando con la policía, tal vez aceptaría uno de los puestos que le ofrecía Saitō, un puesto con sueldo fijo.

Sanosuke se río ante la idea de trabajar para el gobierno que tanto llegó a repudiar. Aunque ya lo ayudaba desde antes, sin haberlo notado. ¿Que de malo tendría trabajar como un perro del gobierno? si con eso le podía dar una buena vida a la mujer que amaba. Sin embargo, primero debía hacer que esa mujer tan testaruda le diera una oportunidad.

Una oportunidad de verdad y no que solo lo usará para satisfacerse. Megumi podía ser una mujer cruel a la hora de dejar claras sus intenciones y la verdad a él no le importaba, siempre y cuando con eso le permitiera estar con ella, de la forma que quisiera. Apesar de la renuencia que mostraba la doctora, Sanosuke podía darse cuenta de los sentimientos que trataba de ocultarle, cuando lo acariciaba tiernamente mientras él fingía estar dormido, era tan sincera cuando lo besaba con aquella pasión, cuando llegaban al éxtasis que brindaba la unión de sus cuerpos y sus almas hacían una sola. Claro que nada de eso se podía ocultar, porque lo sentía en cada fibra de su ser. Y era momento de que Takani Megumi dejará su absurdo orgullo a un lado.

La decisión estaba tomada. Sanosuke no descansaría hasta que logrará que la doctora lo aceptara por completo y no solo en la obscuridad. No quería siquiera pensar en lo que pasaría si lo rechazaba. No, definitivamente no podía permitir que eso pasara.

Cuando puso freno a sus pensamientos, la habitación solo era iluminada por la luz de la luna que se colaba a través de la puerta de papel. ¿Cuánto tiempo más tardaría en llegar? Los nervios comenzaban a hacer mella en su estómago, quizá debería salir a buscarla, era muy tarde para que anduviera sola por las calles. Se levantó dirigiéndose a la puerta para ir en su búsqueda, sin embargo apenas llegó a la puerta cuando está se abrió, revelando a la joven doctora.

Sus ojos se entrelazaron, pero en los terracota de Megumi brilló la furia.

—¿Se puede saber qué diantres haces aquí?

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N/A:

¿Se esperaban la aparición de esta pareja? Realmente espero que les guste porque sino, no disfrutarán lo que viene después jajajajaja. Aún así, no se desilusionen, las parejas tendrán su cierre, sólo deben tener paciencia y como están imaginando, tampoco será un fic tan largo.

Agradezco de todo corazón a quien lee mis locuras, quien agrega mis historias a favorito y seguir, pero sobre todo a quien se toma unos minutos más para dejarme sus comentarios:

KaryKC

Maoyees

BEATRIZ.U

Invitad que no dejó su nombre: gracias por leerme y comentar, a mí también me encanta ver a un Kenshin que toma lo que desea. Espero que disfrutes también la pareja de Sanosuke y Megumi n_n. Te mando un abrazo!

Cam-2002

Crees Ryu

Kell Masen

Nikychan87

Sagadth

También debo mencionar a quienes me leen y no me dejan comentario por no tener cuenta, deberían de contemplarlo eh! Nanita y Trilextl17 (si les gusta el ShikaTema vayan y busquenlo en wattpad)aunque me hacen saber su opinión más de cerca jajajaja.

Y aquellos que se quedan en las sombras leyendo, espero que disfruten también.

Por último quiero hacerles extensiva la invitación para que se unan a la página de Facebook ShikaTema: Hojas de Arena recuerden que el evento del Matsuri está cada vez más cerca.

Ahora sí no me extiendo más, les dejo un enorme abrazo, saludos n_n.