Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.

Hola, ojalá sea de su agrado la historia.


Para fortuna de James, uno de los guardias apareció antes de que cometiera una estupidez y entrara a ver a Malfoy, la puerta volvió a cerrarse y las órdenes eran las mismas, mantenerlo sufriendo, para que su orgullo se ablandara un poco.

—Tienes la visita de ese policía, el tal Keller, de nuevo, James –le dijo uno de sus guardias.

—Voy –contestó enfadado dando media vuelta.

La visita de ese detective tenía que ser muy especial porque no estaba en el flujo común de visitantes ni de interrogatorio por parte de ellos.

—Hola de nuevo, James, dime que pensaste en mi propuesta, no es tan mala ¿cierto?

—No es mala, es pésima para ser honesto, si lo pensé por medio segundo y decidí que no vales la pena, Keller –sonrió fanfarrón.

—Ah, es una lástima que tomaras esa opción, mientras tanto tus privilegios se han cancelado, pequeña deidad de un pequeño suburbio de una pequeña ciudad.

—Eso me tiene temblando de miedo, mira nada más.

La sonrisa de Keller se desvaneció un poco y observó a sus demás aliados que estaban escondidos, hizo un ademán y le hizo saber a James que estaban solos, nada de monitoreo.

—No te me acerques, maldito mañoso –bufó enfadado.

—No te preocupes por eso, más bien –acerco sus labios al oído del castaño –recuerda que mientras tu estas aquí encerrado, yo puedo ir y venir libremente a todos lados y que… –hizo una pausa, disfrutando algo –tienes una hermanita ahí fuera, dulce e inocente que la hace vulnerable para cualquier persona manipuladora.

James se puso de pie decidido a golpear a Keller, pero se detuvo cuando este se alejó y se acomodó la corbata gris.

—Te investigue, pero no al tu súper poderoso, sino al indefenso ser que solías ser y déjame decirte que por muy malo que te volviera Azkaban, un lazo así de fuerte con la única persona que aún cree en ti, no se rompe fácilmente, piensa en ella, cada que creas que nadie puede tocarte.

Hizo un ademán con la mano y la puerta chilló informando que estaba abierta, el detective salió silbando como si nada le preocupara en el mundo.

James estaba enfadado y ni siquiera tenía la minina idea del porqué, solo sabía que sus encuentros con Polly a pesar de ser más seguidos no lograban controlarlo ni siquiera un poco.

Además de que sus asuntos estaban siendo monitoreados por ese policía imbécil que había ido a charlar con él de forma pasivo-agresiva camuflada de falsa modestia, como obviamente no obtendría lo que quería de él, apostaba porque había enviado a alguien a entrometerse en sus asuntos.

Hasta que un día simplemente de la nada los buenos beneficios de James habían sido cancelados, para colmo estaba tan frustrado, lo único que venía a su mente era el rostro de Malfoy y el sonido de su gemido cuando lo aprisionó hacía meses atrás, la forma en que su cuerpo se acomodó a la perfección a la del rubio.

Aquel recuerdo lo hizo ponerse duro de la nada, y ya no tenía a Polly para liberar esa frustración sexual que experimentaba, además verlo aparecer tampoco ayudaba, Alexander estaba haciendo del cuerpo del rubio una tentación pura, mezclado con el idiota de su novio, el mal humor de la deidad era de lo único que se hablaba, había que tener cuidado, y no molestarlo o hacerlo explotar, o todo Azkaban podía arder bajo su furia.

Sacudió la cabeza, alejando esa idea absurda de su mente, lo que menos quería era ponerse más duro pensando en un hombre, él no era un maldito rarito, lo de él eran las mujeres y solo las mujeres.

Levantó la vista de su libro, para su mala suerte captó la sonrisa de Malfoy, el viento mecía su cabello, haciéndolo lucir más atractivo, levantó la mano y chocó los cinco con Gregor.

—Vamos, deidad, únete al juego –le sugirió Gregor.

James se puso de pie sin siquiera pensarlo dos veces, se quitó la playera, ocasionando que Malfoy observara a otro lugar, exactamente, a dirección de su novio, y le guiñara un maldito ojo.

El juego de basquetbol se reanudó, para desgracia del castaño, Malfoy era bastante bueno, y la proximidad con él no ayudaba para nada, lo estaba burlando demasiado fácil y demasiado seguido, nadie decía nada, normalmente se burlarían de él si fuese cualquier otro mortal, pero no lo hacían, estaban más que tensos y Scorpius parecía bastante encantado ante sus habilidades, hasta que era mejor que él en algo.

El trasero de Malfoy rozó su pelvis cuando evitó que se le acercara para quitarle el balón, no hizo nada, más que alejarse rápidamente, hubiese hecho algo al respecto, pero notó que era parte del juego, así que se aclaró la garganta y salió de la cancha sin más, sin duda aquello no estaba ayudándolo para nada.

—Oh, vamos, Deidad, no te vayas, es solo un juego –le gritó Malfoy, con una sonrisa triunfante en la boca.

—Si quieres mantenerte así de guapo, mejor cálmate –lo sujetó Gregor del hombro.

James se alejó cuando Malfoy se dio media vuelta y continúo jugando sin prestarle atención, ¿desde cuándo había dejado de intentar ser un perrillo fiel? Ya no estaba detrás de él todo el tiempo, aquello sin duda también lo puso de mal humor.

—Nunca pensé que un celibato obligado te tendría de este humor –soltó Alex, divertido.

—Me estoy volviendo loco –aceptó –en serio, no comprendo que demonios me pasa –gruñó.

—No has tenido sexo en tres meses, James, eso sin duda te estresa, es lo que utilizas para relajarte.

—Claro, pero con ese imbécil Keller, las cosas no son tan sencillas, mis hombres no pueden hacer nada, sin que nos ponga en riesgo.

—Lo sé, no queda más que soportar un poco más y ya sabes, usar tu mano favorita para satisfacerte, porque usar a uno de ellos, está fuera de sugerencia.

El castaño avanzó hasta el baño para hacer lo que Alex le había sugerido, pero odiaba que la primera imagen que apareciera en su mente fuera la del rubio ¿Por qué razón era la única persona en la que estaba pensando cada que estaba caliente?

Se sentía bastante sucio de recurrir a ese pensamiento, pero al parecer era el único que lo ayudaba a terminar por completo, ni él mismo se comprendía del todo.

—Estoy completamente sudado –la voz de Malfoy lo tensó.

—Ya lo creo, parece que no tenías nada mejor que hacer –se quejó Michael –si quieres ejercitarte, puedes hacerlo conmigo, mi trasero está extrañándote –musitó.

—Lo sé.

Se escuchó un golpe, así que James adivinó que le había dado una nalgada bastante fuerte, el sonido de besuqueo lo frustro aún más, así que usó la imagen mental perfecta para terminar con su erección, se lavó y salió al encuentro de la pareja, que se alejó en cuanto lo vio.

Ninguno de los dos fue discreto al respecto de la desnudes de James, ya que lo observaron completamente, haciendo pausa en su miembro, tener al rubio observándolo no iba a ayudar mucho.

—M—

Había cosas en el ambiente en el que se movía, que era mejor no descubrir, para desgracia de Alper Kaplan, había hurgado en el lugar equivocado, así que gracias a eso, acababa de ser inspeccionado e ingresado a Azkaban, para que lo mataran ahí, y no ensuciarse las manos.

El chico se quedó de pie frente al castaño, si bien antes nunca le había prestado atención, ahora teniéndolo enfrente, daba una sensación diferente, si, admitía que intimidaba más de lo que pensó cuando estaba del otro lado, presionando a Scorpius para que se volviera cercano a él, ahora realmente veía que no era un trabajo muy sencillo, así que no le quedaba más de ser honesto con él.

James Sirius elevó una ceja de manera arrogante al verlo, no lo conocía y era normal, apenas había sido ingresado a Azkaban, si lo podía conocer por nombre, pero no de cara, los hombres a su alrededor se pusieron en alerta, menos Malfoy que se sorprendió al verlo ahí, usando un uniforme.

— ¿Vas a quedarte como imbécil ahí todo el día? ¿O vas a decirme que mierda quieres? –gruño James, provocándolo directamente.

—James Potter, supongo.

— ¿Viniste aquí a preguntar mi nombre? –se burló.

—No en realidad, quiero hablar contigo, a solas, es importante.

—Ni siquiera te conozco.

—Soy Alper Kaplan –se presentó, y en serio quiero charlar contigo lo más en privado que puedas.

—Largo, no creo que un tipo como este me dé problemas.

Los hombres se marcharon, menos dos, uno de ellos era Scorpius, al que el nerviosismo le incrementaba con el aumentar el silencio, una vez que supuso que nadie más estaría escuchando, Kaplan resopló.

—Soy o más bien, era policía.

— ¿Y quieres que te proteja? –se cruzó de brazos arrogante.

—No, puedo hacerlo yo solo, pero sí quiero unirme a tu equipo en todo esto.

— ¿A mi equipo? –Sonrío de lado –lamento decir que no sé de qué estás hablando.

—Sabes muy bien de lo que estoy hablando, James, era policía, estaba investigándote a ti y todo lo que has hecho aquí dentro desde que llegaste.

— ¿Y según tú que es lo que he estado haciendo? Aparte de pudrirme aquí.

—Estas al tanto de que la investigación cambio de manos, ¿no es así? Apuesto que ya te reuniste con el nuevo jefe encargado.

— ¿Qué vendría siendo? –Cuestionó.

—Sebastian Keller, ese bastardo me envió aquí porque descubrí sus intenciones.

—Ah, es una pena –hizo una mueca de tristeza –el policía honesto encarcelado por una conspiración más grande que él.

—Tienes un espía en tus filas –le informó serio.

Aunque los ojos de Kaplan se encontraron con los de Scorpius por un instante, el castaño no se percató de eso ya que observo al otro hombre que negó ante la pregunta no formulada de su jefe.

—No sé quién sea, pero hizo un par de tratos con algunos reclusos, te daré toda la información que tengo, pero a cambio de eso, quiero ver caer a Sebastian Keller.

—Tengo que pensarlo –dijo como todo.

Scorpius observó a Kaplan darse media vuelta y marcharse, seguido de Gregor ya que James les había indicado que quería estar solo, pero este no se fue, por la forma en que se quedó callado, quería decir que estaba pensando en unir a Kaplan al grupo, y lo que menos quería es que le dijera que él era el espía que había metido.

—Realmente no puedes estar considerando creerle.

—No lo considero, le creo.

—Eres más inteligente que eso, James, ese tipo solo quiere…

—Tu pequeño mundo sigue sin abrirse al mundo real –lo golpeó en la frente de forma suave –arriesga más de lo que piensas al identificarse como policía.

— ¿En serio? No es que mi pequeña mente siga cerrada, es que estoy pensando en tu seguridad, es lo que quiere para confirmar que estás a cargo de Azkaban, no importa si se identifica o no como policía, James, no puedes pensar en confiar en él.

—Entró a Azkaban, son mis reglas ahora.

—Te recuerdo que te quitaron ciertos privilegios, ¿no es así?

—Me estás enfadando.

—Pues no me importa si eso hace que entres en razón, maldita cabeza dura –bufó, empujándolo.

James se giró rápidamente, sujetó a Scorpius del cuello, acercándolo a él, apretó las quijadas cuando la idea de besarlo cruzó por su cabeza más de una vez, sus ojos azules se toparon un momento en los labios separados del rubio, que intentaba sin éxito, respirar.

—No me hagas enfadar, y mantente en tu sitio, ¿te queda claro?

—Ya te lo dije, estoy pensando en tu seguridad, ¿quién no te dice que es Keller quien lo manda? –Soltó lógicamente.

—Yo lo dudo –se sentó en la silla, así que Malfoy se sentó en la orilla del escritorio, tallándose el cuello.

—Te lo digo en serio, no confío en él, James, ese tipo tiene algo oculto bajo la manga.

—El me agrada –le informó tranquilo.

Aquella información alteró a Scorpius más de lo que planeaba reaccionar, pero que le agradara Kaplan y no él lo enfurecía, aquello iba más a una escena de celos que de supervivencia.

—Te agrada, no puedo creer lo que escucho, ¿estamos en escuela elemental acaso? –Bufó Malfoy.

—Tengo un instinto que me hace tener el poder que tengo –le informó –y contrario de ti, él me agrada, creo que puede ser un subordinado leal.

—Yo lo dudo –se acercó a James –es que tienes que verlo como el líder que eres, no como el niño del sexto sentido, él no es de fiar.

—Lo pondré a prueba, tal como eso –se encogió de hombros –te tengo en mis filas, y créeme que no he encontrado nada bueno en ti en este tiempo, Kaplan es policía, tiene que tener buenas habilidades en algo.

—Habilidades, eso es lo único que te importa de él.

—Claro que sí, no quiero niños asustadizos e inútiles, como tú, puedes comprender, el afeminado de tu novio ha resultado más servible que tú.

—Pues no me culpes cunado Kaplan venga y te traicione, ¿está claro? Intenté advertirte, ser el consejero que Alex me pidió que fuera antes de que lo enviaran a aislamiento.

—Oh, con que eso eres, un consejero, por un momento, pensé que eras una niñera –se burló.

—Como quieras verlo, estoy de tu maldito lado, pero estás tan ciego que te niegas a verlo.

—No has hecho nada para ganarte mi confianza.

James se acomodó en la silla, cruzó los talones, y sus brazos fueron a su nuca, los ojos grises se posaron en el bulto en el pantalón de James, desconocía si el tamaño de su miembro cubierto delataba lo bien dotado que estaba, o simplemente tenía una erección, y estaba sugiriéndole algo sexual.

Scorpius sacudió la cabeza, alejando la estúpida idea, ya podía imaginarse, agachándose para hacerle una mamada al castaño, que le ocasionaría la muerte por atreverse a insinuar que quería favores sexuales de un rarito como él.

—Solo… piénsalo bien, antes de aceptarlo entre tus hombres.