N/A: Antes de comenzar quería agradecer a todos los que leéis este fanfic, me alegra ver que tiene bastantes visitas y ha despertado interés, os animo a que escribáis comentarios dando vuestra opinión sobre la historia.
También os comparto mi página de Deviantart donde subiré trabajos relacionados con el fanfic:
star28black
Disfrutad de la lectura.
Los años habían pasado y la vida continuaba para la pequeña familia, nuestro villano aún no había conseguido su puesto en la isla, ni siquiera conocía aún su existencia, mientras tanto su hija había crecido, con la belleza de su madre y un temperamento heredado de él, aunque con la poca experiencia que ella aún tenía en su joven vida no había conseguido controlarse y más de una vez se había metido en problemas, usualmente su madre la reprendía con frases como "ese no es comportamiento para una señorita" seguido de una interminable retahíla de quejas por parte de su madre, y ese para su desdicha era uno de esos días. El día donde comenzó la miseria para la familia.
En un pequeño callejón de las calles del pueblo algo iluminado y encajado entre dos edificios abandonados cuyas paredes tenían manchas negras y verdes de moho acumulado durante las noches un grupo de niños tanto chicos como chicas animaban con euforia una escena peculiar, una joven de pelo rubio y ojos verdes peleaba revolcándose por el suelo mientras luchaba contra un chico pelirrojo, con pecas y de ojos oscuros.
-¡Vamos Peter! Dala con fuerza. - dijo uno de los niños con euforia.
-¡No dejes que te gane! - dijo otro de pelo rubio corto que llevaba unos pantalones y camisa de agricultor marrones mientras mastica a una espiga de trigo dorada que relucía a la luz del sol que caía sobre sus cabezas.
Ambos atacantes estaban forcejeando con fuerza en el suelo de piedra, los baldosines que sobresalían del cemento se les clavaban en las piernas provocando marcas en la piel blanca de ambos pero eso no podía importarles menos. Emma dio una bofetada con su mano derecha contra la cara del joven y éste en repuesta le empujó hacia atrás provocando que cayera de espaldas mientras ambos continuaban luchando y los jóvenes a su alrededor gritando alborotados y extasiados por la trifulca generada.
-Maldita niñata. - dijo con rabia su contrincante. - ¿por qué no te vas a casa a limpiar con tu madre? No te querrás romper una uña peleando ¿verdad? -
Rabiosa por las palabras del impertinente niño Emma apretó su puño derecho contra la cara del mocoso, golpeándolo en la nariz; el joven se echó hacia atrás notando como el calor y el olor metálico de la sangre que salía de su nariz impreganba sus pulmones antes de caer entre sus labios y manchar de rojo sus dientes blancos.
-¡Bruta! - dijo él.
- ¡Idiota! ¿No sabes usar la fuerza para defenderte? -
Tras este intercambio de palabras los dos se volvieron a confrontar, cayendo al suelo y rivalizando sobre el pavimento entre los vítores de los demás niños, sin embargo ellos no notaron que poco a poco las voces se iban apagando y sus emisores desaparecían de la escena hasta que sólo quedaron ellos dos y una voz les llamó la atención.
-¡Emma! -
Ambos niños se giraron viendo al cochero, con un negro uniforme mirándolos con seriedad.
-Padre... -
-Ven conmigo... Ahora... - ordenó con seriedad a su descendencia.
-Sí, padre... - dijo ella decepcionada y con la cabeza baja.
Se sacudió el polvo de la falda de su vestido y se encaminó fuera de callejón antes de subir al carruaje que su padre utilizaba para trabajar.
En aquel momento el cochero era simplemente un conductor de carruajes normal y corriente y recorría las calles a lo largo del día transportando a trabajadores a su oficio por las mañanas y para que regresaran a casa por las tardes o antes del anochecer. Movió las bridas de los dos caballos de pelaje castaño que tiraban del vehículo y se pusieron en marcha. Inicialmente estuvieron en silencio, pero el cochero la observó antes de comenzar a hablar con ella.
-Papá lo siento pero...-
- ¿Qué ha pasado exactamente? -
- Empezaron ellos, no querían estar conmigo porque decían que las chicas somos muy débiles y no es justo ni cierto. -
-Debes tener cuidado, no puedes meterte en peleas. -
-Yo no la empecé... -
-Pero te metiste en ella ¿verdad? - la chica asintió. - No quiero que te ocurra nada. Aún eres muy pequeña. -
-Tengo ocho años no soy un bebé. -
- Es comportamiento te meterá en problemas algún día... No te pido que no te defiendas, pero si les haces daño serás tú quien pague las consecuencias. -
-No es justo. -
- La vida no suele serlo, debes estar agradecida por lo que tienes. -
- ¿Y qué tengo yo? -
El cochero sonrió por la inociencia de su hija.
-Nos tienes a mí y a tu madre, una casa cálida y comida diaria. - dijo el cochero con tranquilidad mientras redirigía a los animales en un cruce. - No todos pueden tener una familia y un buen hogar. -
El carruaje se detuvo, los caballos dieron un par de relinchos al frenarse, estaban en casa.
-Ve con tu madre, os veré a la noche, cuando termine de trabajar. - Emma dio un abrazo a su padre antes de bajar con cuidado del vehículo.
Se acercó al porche y abrió la puerta, su madre los había observado tras la ventana y se había acercado a recibirla, antes de cerrar la puerta la niña se despidió de su padre.
-Oh, Emma...- suspiró al ver a su hija cubierta de polvo y tierra.- ¿qué has hecho esta vez?-
-Defenderme madre, estoy cansada de que esos niños se burlen de mí y de los demás.-
La mujer comprendió lo que su hija quería decir, se trataba de un grupo de niños que solo sabían meterse en problemas, habían provocado incidentes por todo el pueblo en más de una ocasión y a diferentes personas.
-Pero atacarles como un lobo no va a solucionar nada, fíjate en cómo has acabado... pareces un agricultor tras terminar un día de trabajo.- la mujer suspiró y negó con la cabeza mientras se apartaba un mechón de pelo rubio que había frente a sus ojos dorados.- Ve a darte un baño y cámbiate de ropa, a tu padre aún le quedan unas horas de trabajo y llegará a la hora de cenar.-
La mujer dio un beso en la frente a su hija antes de verla subir las escaleras al piso superior para dirigirse a su cuarto y no pudo evitar sonreír, era una buena chica,testaruda, impaciente... no era perfecta, pero era su hija y ni todo el dinero del mundo valía tanto como ella.
