Aquí estoy una vez más con este fic al que yo llamo "sarta de paranoias mentales". Estos primeros capítulos son más bien una introducción para ir incorporando a Sorathan poco a poco. Snape y la acción vendrán un poquito después. Eso sí, aquí podréis ver la primera impresión que Sora tiene de nuestro profe de pociones.
Weno, antes de empezar a resultar un poco cansina(me enrrollo más que una persiana xD)que sepais que solo quiero añadir un par de cosas más: dedico este cap a mi amiga ainara, por haber sido la primera en leer todas estas paranoias y desvaríos mentales(muchos besos niñaaaaaaa), y también a galilea y a Laia Bourne Black por haberme dejado un review(de verdad que me anima mucho leer cosas así, muchas gracias )
Capítulo 2
No le agradó mucho entrar en el Comedor con decenas de pares de ojos fijos en ella, pero allí estaba, caminando por la estancia hacia un pequeño taburete de tres patas que la esperaba en la tarima sobre la que estaba colocada la mesa de los profesores. Como siempre, Kedra volaba a su lado alegremente, acercándose de vez en cuando a las mesas de los alumnos en busca de algún alimento.
Una vez llegó a la tarima, la profesora McGonagall se acercó a ella con una viejo y roído sobrero de mago. Sorathan había oído durante sus viajes acerca de aquella prueba, por lo que no estaba demasiado asustada por lo que pudiera pasar. Más bien estaba molesta por todos los comentarios, admiraciones, susurros y dedos que apuntaban hacia ella.
-Como seguramente sabrán-la profesora comenzó a hablar en voz alta para que todos los presentes pudiesen escucharla-, esta es Sorathan Fields. Se incorporará a Hogwarts hoy, vivirá entre nosotros y acudirá a las clases.
Mientras McGonagall hablaba, la muchacha aprovechó para observar a la gente que miraba hacia ella. La mayoría de los alumnos eran muy jóvenes, y tuvo la certeza de que una vez ella ingresase en el colegio sería la estudiante más mayor, ya que no vio a nadie que pudiese tener, como ella, dieciocho años. Pudo ver en la segunda mesa, en la misma en la que había estado sentada aquella mañana, a los tres muchachos que la habían observado casi sin pestañear mientras desayunaba. El pelirrojo permanecía con la boca abierta, y seguramente abría dejado caer algo de ella si hubiese estado comiendo. También pudo a ver, en la misma mesa, a un joven de aire despistado que por la tarde había pisado a Kedra en tres ocasiones.
-El sombrero seleccionador elegirá la casa a la que pertenecerá...
Sorathan giró la cabeza disimuladamente para ver mejor a los profesores. En la cabecera pudo ver al profesor Dumbledore, quien no hacía más que sonreír y aplaudir a cada palabra que decía McGonagall. A su derecha, un hombre de cabellera y barba abundante que seguramente mediría más de dos metros se llevaba a la boca una y otra vez una copa que Sorathan supuso no contendría agua. También vio a un anciano muy bajito, mucho más que ella, que hablaba con voz aguda a una mujer atlética y con el pelo erizado que estaba sentada a su lado. Junto a ésta última, había un profesor un tanto extraño que vestía una túnica negra. Su pelo y sus ojos también eran negros, y tenía una expresión no muy amigable. No hablaba con nadie, y su mirada vagaba entre la profesora McGonagall y ella. La muchacha pensó que si lo hubiese encontrado en mitad de la calle por la noche le habría confundido con un asesino y habría huido despavorida de él.
-Así que, hasta que descubramos todo lo que necesitamos se quedará con nosotros. Y por último, no quiero que la estéis acosando a preguntas todo el día¿de acuerdo?.
Aunque Sorathan creyó que no todos habían asentido muy seguros a la advertencia de McGonagall, se sintió más tranquila al ver que al menos se libraría de unos cuantos alumnos y de sus importunadas preguntas.
-Señorita Fields, siéntese por favor-señaló al taburete con un largo y fino dedo-.
La muchacha obedeció inmediatamente y tomó asiento. Kedra, por el contrario, voló hacia la mesa y comenzó a comer del plato de Dumbledore, quien no hacía más que reír a carcajadas ante el inquieto animal. El gigante que se encontraba a su derecha también pareció sentirse fascinado por Kedra, ya que comenzó a acariciarlo y olvidó que frente a él iba a llevarse a cabo un acto importante.
Sorathan miró una vez más a la multitud antes de cerrar los ojos con fuerza. Unos segundos después, el sombrero sucio y roto se deslizaba por su cabeza, cubriendo gran parte de su rostro. Al principio solo escuchó nuevos murmullos de admiración por parte de algunos estudiantes(que fueron acallados por McGonagall), pero al cabo de unos instantes pudo oír una fuerte voz en su cabeza.
-Hummm, una decisión muy difícil, sí-el sombrero seleccionador hablaba en la mente de Sorathan, y por sus primeras palabras dio a entender que aquello le llevaría bastante tiempo-. Eres poderosa, muy poderosa, aunque aún no sepas usar toda tu magia. Valiente también eres, y sabia y luchadora, pero veo en tu mente que es el poder lo que más deseas.
-Eso no es cierto-se quejó Sorathan, sin darse cuenta de que había hablado en voz alta y que todos la habían escuchado. Se levantó de nuevo un murmullo en el Comedor, pero, de nuevo, McGonagall se encargó de poner orden-.
-Tranquila, jovencita. Todo el mundo tiene una idea horrorosa de lo que el poder significa, pero yo te diré que no es ni bueno ni malo. El poder es neutro, y cada uno decide lo que hacer con él. Tú quieres poder, deseas ser más fuerte, pero los motivos sólo los conoces tú, o los conocerás en un futuro. Mientras tanto, necesitas amigos que te ayuden a alcanzar el camino hacia ese poder y estar lista para utilizarlo llegado el momento. Es por ello que te colocaré en...-el sombrero hizo una breve pausa antes de comunicar en voz alta su decisión-. ¡Slytherin!.
Hubo una gran ovación en la primera mesa, dónde los estudiantes, vestidos con las túnicas negras y las bufandas verdes que distinguían a Slytherin , saltaban, aplaudían y lanzaban sus gorros al aire vitoreando a su nuevo miembro.Un joven muchacho rubio de Slytherin hinchaba el pecho con orgullo y le sacaba la lengua a un miembro de la mesa de al lado.
-Puedes ir con tu casa-dijo la profesora McGonagall retirando el sombrero de la cabeza de la muchacha-.
Sorathan se puso en pie, aún algo aturdida, y caminó seguida de Kedra hacia sus nuevos compañeros, quienes la recibieron con fuertes aplausos y palmaditas en la espalda. Al girar la cabeza hacia la mesa de los profesores, vio como Dumbledore aplaudía con su habitual sonrisa en la boca, y se sorprendió al ver también al profesor de la túnica negra aplaudir enérgicamente, aunque sin demostrar un solo signo de alegría en los ojos.
-Y ahora-el profesor Dumbledore se puso por fin en pie-, para celebrar esta ocasión tan especial, me gustaría cambiar un poco la decoración para dar la bienvenida al nuevo miembro de Slytherin-tras dar una palmada, el techo se llenó de estandartes verdes con el símbolo de una serpiente plateada-. ¡Que comience el banquete!.
En todas las mesas aparecieron numerosos platos con todo tipo de comida, desde pollo, pescado, sopas y pasteles hasta deliciosos zumos de naranja, mora y calabaza. Aquello animó a Sorathan hasta tal punto que por un momento se olvidó de donde estaba, por no mencionar la alegría que le dio a Kedra ver tanta comida junta.
Sin embargo, según fueron pasando los minutos la muchacha comenzó a desanimarse. ¿Qué era todo aquello que le había dicho el sombrero acerca del poder? Ella nunca había buscado el poder, es más, se contentaba con el poco que tenía. Hasta el momento había tenido el suficiente como para ayudar a todas aquellas personas que le habían pedido auxilio durante sus viajes. Ella no necesitaba...
-¡Hola!-saludó enérgicamente un muchacho rubio y de ojos azules, de unos doce años de edad. Su voz sacó a la muchacha de sus pensamientos-. Me llamo Draco, Draco Malfoy.
-Encantada, Draco.
-Todos te vimos llegar volando sobre...-no terminó la frase, ya que le bastó con señalar a Kedra, quien iba de un lado para otro recogiendo los trozos de comida que le lanzaban(y no eran pocos)-. Es un honor tenerte en Slytherin. De aquí salen los mejores magos y brujas, y puedes estar segura de que esta año incluso ganaremos la copa de la casa. Eso sí, procura alejarte de la gente incompetente, como ese Potter o el estúpido de Weasley-con un nuevo movimiento del mentón señaló a la mesa de en frente, donde comían el muchacho pelirrojo y el moreno que había visto durante la mañana-.
-¿Qué ocurre con ellos?.
-Son estúpidos, pero no te preocupes, porque este año les ganaremos. Estoy deseando ver la cara que se les va a quedar cuando nos vean levantar la copa.
-Aja...-Sorathan no tenía nada más interesante que decir, ya que todos los acontecimientos revoloteaban desordenados por su cabeza. Únicamente se entretuvo removiendo los guisantes con un tenedor, sin tan siquiera tener una pizca de hambre, algo muy raro en ella. Vagamente levantó los ojos, y vio a Malfoy riendo junto a sus compañeros y burlándose constantemente de aquellos a los que había llamado Potter y Weasley. Después, miró casualmente hacia la mesa de profesores, y descubrió que Dumbledore hablaba alegremente con el gigante, mientras que el hombre de oscuro miraba con el ceño fruncido de un lado para otro. ¿Quién sería...?-. Draco¿quién es ese?-preguntó señalando con el tenedor, en el que había pinchado un guisante-.
-El profesor Snape, uno de los mejores-contestó el muchacho rubio-. Da clase de pociones y es el jefe de la casa de Slytherin. Tiene a los de Gryffindor acobardados-dijo riendo, y pronto todos los compañeros de la mesa se unieron a él en las burlas-.
Sorathan asintió lentamente, aunque casi no había prestado atención a las palabras de Draco. ¿Qué tenían en contra de los de Gryffindor?. Seguramente lo descubriría por sí misma, pues le quedaba una larga estancia en Hogwarts por delante.
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Una vez hubieron terminado de cenar, los alumnos se agruparon y comenzaron a salir del comedor guiados por los prefectos de sus respectivas casas(dichos prefectos no eran mayores que Sorathan, pero se creían más importantes que nadie por su privilegiado cargo). La muchacha siguió al prefecto de su casa, un joven de pelo moreno y unos 17 años, hacia las habitaciones. Descubrió, mientras tomaba en sus brazos a un adormilado Kedra, que todos los alumnos de las otras casas comenzaban a subir las escaleras hacia pisos superiores mientras que ellos, por el contrario, se dirigían hacia los niveles inferiores. Tras llegar al vestíbulo y torcer a la izquierda, los alumnos de Slytherin(aproximadamente unos cuarenta) llegaron ante un muro de fría y húmeda piedra situado en las mazmorras. El prefecto, quien tenía una tonta sonrisa de orgullo en sus labios, pronunció las palabras "sangre sucia", y el muro se abrió automáticamente dejándoles pasar.
-Recordad la contraseña-añadió el prefecto-.
Sorathan fue la última en entrar, y tras ella se cerró el muro. Tras caminar unos cuantos pasos por un oscuro pasillo, llegó por fin a una sala redonda repleta de antorchas, sofás, cuadros, mesas y una chimenea. Al fondo había una escalinata que subía hasta un pequeño pasillo que llevaba a varias puertas. Lo único que no había, para disgusto de la muchacha, eran ventanas. El aire parecía estar cargado y húmedo allí abajo, y tuvo la impresión que se desmayaría por la falta de aire.
Los alumnos comenzaron a ocupar los sofás(especialmente los que estaban junto a la chimenea) y a relatar historias(que seguramente hacía algún tipo de alusión a los de Gryffindor, porque no paraban de hacer pantomimas y reír).
Sorathan continuó mirando atónita de un lado a otro, sin saber que hacer o a donde ir, hasta que por fin el prefecto se acercó a ella.
-Me llamo Mike Gosband-dijo con una socarrona sonrisa-. Esta es la sala común de Slytherin, y arriba de esas escaleras-señaló con un dedo al fondo de la estancia- están las habitaciones. Las de la izquierda son las de las chicas-añadió-. La contraseña para entrar es "sangre sucia", que no se te olvide como a esos estúpidos de Crabbe y Goyle-de nuevo sacó un dedo, esta vez para señalar a dos muchachos grandes y anchos que reían tontamente ante una nueva pantomima de Draco, quien parecía ser el más popular de todos-. Eso es todo.
Mike se alejó para unirse a Draco y compañía. Por el contrario, Sorathan decidió que no tenía ganas de escuchar historias por graciosas que fueran, y por ello fue directamente hacia las escaleras y subió a las habitaciones de las chicas.
Al entrar, se encontró con seis camas, todas desechas y con cosas tiradas por encima. A los pies de cada una había un baúl, y descubrió que en la única cama echa(que supuso que sería la suya) había otro. Se acercó lentamente, depositó a Kedra sobre la cama y abrió el baúl. En el interior, además de ropa y unos cuantos libros, había una nota escrita con una fina y excelente letra.
Bienvenida, Sorathan:
Me he tomado la libertad de regalarte algo de ropa y también los libros que necesitas para este curso. Espero que disfrutes de la estancia en Hogwarts, y no le hagas demasiado caso a Draco, a veces puede llegar a ser un poco brusco. Sin más, me despido.
Albus Dumbledore.
PD-¡Se me olvidada! También te he comprado unas grageas de todos los sabores. Te aconsejo que no te comas las de color amarillo. El año pasado me tocó una con sabor a cerumen.
Sorathan revolvió en el baúl y encontró una caja muy colorida en la que podía leerse "Grageas de sabores". Después, sin tan siquiera quitarse la ropa, se tumbó junto a Kedra y miró hacia el húmedo techo. ¿Serían todas las salas comunes tan frías como aquella?. Al menos, pensó, tenía un lugar en el que quedarse. Tal vez Hogwarts podría llegar a ser incluso su hogar. Suspirando tristemente, tomó una gragea amarilla y se la llevó distraídamente a la boca. Tuvo suerte. Era de limón.
Bueno, espero que os haya gustado. En el próximo cap Sorathan comenzará a conocer mejor a Snape(bronca asegurada xD). Que sepáis que sigo aceptando sugerencias, reclamaciones, donativos y todo lo que se os ocurra xD.
Besosssssssss
Sorathan Fields