Disclaimer: para más información léase cualquiera de los otros dos disclaimers, que no me apetece repetirlo otra vez xDD
Como dije anteriormente, en esta capítulo Sorathan y Snape empiezan a conocerse(nada bueno puede salir de esto... xD). Espero que lo disfrutéis.
Muchísimas gracias a los que me habéis dejado un review: tercy-S-Scloe, benevolentsnape, nagini-verde, ShLuXy, galilea, DrakeMalfoy, Laia Bourne Black. Me alegra mucho saber que os está gustando
Capítulo 3
Al abrir los ojos y encontrarse con el mohoso techo de piedra, Sorathan tardó bastante tiempo en recordar dónde estaba y porqué. Los acontecimientos del día anterior eran muy borrosos en su cabeza, y le costó mucho asimilar que al fin había encontrado un lugar en el que vivir y aprender, sin necesidad de volver a huir. Llevaba muchísimos años viajando, y el haber encontrado estabilidad en Hogwarts era para ella como un trofeo que llevase tiempo queriendo levantar.
Hablando de levantarse... eran las siete y media, y en una hora comenzaría la clase de Transformaciones. Perezosamente, se levantó de la cama, estiró sus miembros todo lo que pudo y comenzó a vestirse con la túnica de Slytherin que colgaba en una silla, cerca de su baúl. Con un enorme esfuerzo, trató de despertar a Kedra(sin obtener resultado), y después, tomando los libros que necesitaría para su primera clase, siguió a sus compañeras de habitación hacia el gran Comedor.
Sorathan llegó a la conclusión de que madrugar no era muy agradable. Le costaba mucho mantener los ojos abiertos mientras removía en una taza de leche caliente la tostada, y sentía su cuerpo más débil y cansado que nunca. Era cierto que había viajado mucho durante muchos años y que había participado en numerosas batallas contra criaturas malignas, pero nunca en su vida se había visto obligada a levantarse tan temprano para acudir a una clase.
Ni siquiera prestó atención a sus compañeros de Slytherin, quienes de nuevo(y para variar) se burlaban de los de Gryffindor. Tan sólo levantó la mirada de su desayuno media hora después, cuando escuchó sobre su cabeza el batir de numerosas alas.
-¡Llega el correo!-exclamó Draco haciéndose sonar los nudillos y preparándose para recoger el suyo-.
Decenas de lechuzas habían comenzado a entrar ruidosamente en el comedor, cargando entre sus patas paquetes y cartas de todos los tamaños y dejándolos caer en las manos de sus respectivos dueños. Sorathan miraba hacia arriba fascinada, y se sorprendió mucho al ver que una lechuza tan negra como la noche se acercaba a ella y dejaba caer un pequeño sobre cerca de su desayuno. ¿Una carta para ella...?
Rápidamente cogió el sobre, y tras asegurarse de que nadie intentaba meter las narices en sus asuntos, lo abrió y comenzó a leer la nota escrita en pergamino amarillo.
Reúnase conmigo en mi despacho inmediatamente.
Profesor S.Snape
Desde luego, el profesor Snape no era muy dado a las palabras. ¿Cómo diablos pensaba que encontraría su despacho, si apenas recordaba el camino hacia la sala común?. Tras suspirar pesadamente, guardó la carta en el bolsillo de su túnica y se apresuró a terminar su desayuno. Después, y tras pedirle a Draco que le explicase a la profesora de Transformaciones que llegaría un poco tarde, salió del Comedor en busca del despacho del profesor Snape.
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Si había pensado que las habitaciones de Slytherin eran el lugar más frío y húmedo del mundo era porque no había estado antes en el despacho(que tanto le costó encontrar) del profesor Severus Snape. No era muy diferente a la sala común de su casa, aunque se diferenciaba de ella por su falta de iluminación y por el escritorio de madera de roble que se encontraba al fondo de la habitación, y tras el cual permanecía sentado el hombre más frío y desprovisto de sentimientos que jamás había visto antes.
Severus Snape miraba con sus ojos negros y carentes de brillo a la muchacha, quien tomaba asiento frente a él con aire temeroso y un tanto desconfiado. Sorathan pensó que aquella era la última persona del mundo con la que le gustaría quedarse encerrada en un sitio como aquel.
-Buenos días-la voz del profesor no era menos fría que su mirada, y era tan distante y terrible que se asemejaba al siseo de una serpiente-.
-H-hola-tal vez era el frío que sentía al encontrarse en las mazmorras, o tal vez era la simple e incomoda presencia del profesor, pero lo cierto era que a Sorathan le costaba mucho pronunciar más de dos palabras seguidas sin que le temblase la voz-.
Snape pareció encontrar divertida aquella situación de nerviosismo, ya que en su rostro se dibujó algo muy parecido a una sonrisa(sin llegar a serlo) y en su mirada brilló una pequeña chispa de burla.
-Así que tú eres la nueva celebridad-dijo repasando a la muchacha de arriba abajo, tratando de encontrar en ella lo que acababa de describir con sus palabras-. Supongo algo bueno y especial tiene que haber en ti para que hayas sido elegida para Slytherin.
Sorathan no sabía si tomarse aquello como un cumplido o como un insulto. De todos modos no se preocupó demasiado por ello, ya que estaba más pendiente de fijarse en los tarros con sustancias extrañas y espeluznantes que habían en las estanterías que en el hombre que estaba frente a ella. Los ojos negros de Snape le producían escalofríos, y pensó que lo mejor sería no fijarse mucho en ellos. ¿Se estaba sonrojando...? Cualquiera lo haría al estar siendo observada al detalle en una estancia tan oscura y húmeda como aquella.
-Supongo que ya sabrá que no quiero que mi casa pierda un solo punto...-se detuvo de inmediato al darse cuenta de que la muchacha paseaba su vista por todos los rincones del despacho, ignorándole por completo-. ¿Señorita Fields...?.
-¡Lo siento!-respondió dando un pequeño salto, sentándose bien en la silla y mirándole por primera vez a los ojos. Que remedio le quedaba... Si quería salir de allí, lo mejor sería escuchar lo que tenía que decirle cuanto antes-.
-No quiero ni un solo acto, ni una sola palabra, ni un solo error que perjudique a Slytherin.
-Eso ya lo he entendido-bufó un tanto inquieta-. ¿Me ha llamado para algo más, o solo pretendía dejarme claro que no quiere que sea un estorbo?.
Snape levantó una ceja y entrecerró los ojos, mirándola tan fijamente que Sorathan llegó a sentir algo muy parecido al miedo. Lo último que ella quería era hacerlo enfadar, y menos estando allí abajo en las mazmorras, lejos de cualquier ayuda.
-Tan sólo una cosa más-o era demasiado paciente, o no tenía ganas de discutir con la muchacha-. Se me ha ordenado, como jefe de su casa, enseñarle el colegio-lo dijo con tan poca convicción que pareció tomárselo como un castigo-. Quiero verla a las seis de la tarde en el vestíbulo. No me haga esperar ni un solo minuto.
-Seré puntual, profesor.
Sorathan se apresuró tanto en salir del despacho que se tropezó con Kedra, quien había estado esperando sentado junto a la puerta y rascándose distraídamente detrás de una oreja. ¿Cómo la habría encontrado tan rápidamente?. Tras una apresurada disculpa al indignado animalillo, lo tomó entre sus brazos y echó a correr por los pasillos, rezando para que la profesora de Transformaciones no se hubiese enfadado demasiado con ella por llegar tarde el primer día. ¿Dónde estaría la clase...?.
Ya había perdido la cuenta de las veces que había pasado por el mismo pasillo. Llevaba alrededor de media hora dando vueltas y todavía no había sido capaz de encontrar la maldita clase. Para su desgracia, y por si fuera poco, no había a nadie a quien preguntar, pues todos los alumnos debían encontrarse ya dentro de sus respectivas clases.
Con Kedra refunfuñando bajo su brazo izquierdo y los libros a punto de caerse del derecho, Sorathan apresuró el paso todo lo que pudo. Tan rápido iba que al girar un recodo chocó de bruces contra alguien y cayó al suelo pesadamente, lanzando tanto a Kedra como a los libros varios metros hacia delante.
-Disculpa-se apresuró a decir el muchacho pelirrojo que tan familiar le era a Sorathan, pues le había visto en numerosas ocasiones en los dos días que llevaba en Hogwarts. Y por la expresión de sorpresa que se estaba dibujando en el rostro del joven, él también parecía conocerla a ella-. ¡Sorathan Fields!.
-La misma-murmuró incorporándose y recogiendo los libros que se le habían caído al suelo. Después, tendiéndole una mano al impresionado muchacho, le ayudó a levantarse-.
-Me llamo Ron, Ron Weasley-hablaba tan rápido que apenas era posible entenderle-. Me preguntaba si tal vez podrías firmarme un autógrafo. ¡Dicen que Parvati Patil tiene uno!.
-Yo no le he firmado ningún autógrafo a nadie-dijo levantando una ceja y sacudiéndose el polvo de la túnica. Kedra revoloteó hasta su lado y olfateó con curiosidad al pelirrojo-. Escucha, eh... Ron, llego tarde a clase de Transformaciones y no se como llegar. ¿Podrías ayudarme?.
-Yo también tengo ahora clase de Transformaciones, aunque llego tarde. ¡Vamos a estar juntos en la misma clase¡Genial!-y sin pensárselo dos veces, cogió a la muchacha de la mano y comenzó a correr tirando de ella-.
El día fue transcurriendo con normalidad. Sorathan llegó evidentemente tarde a clase de Transformaciones(recibió una buena bronca de la profesora McGonagall por ello) y tuvo que sentarse con Ron Weasley y con su amigo Harry Potter(el muchacho moreno y de brillantes ojos verdes) en un mismo pupitre. Después acudió a Herbología, donde tuvo que aguantar los insoportables chillidos de las mandrágoras, y a clases de vuelo, dónde no tuvo ninguna complicación, ya que todos los años que había viajado montada sobre Kedra le habían aportado mucha experiencia.
Lo peor de todo fue sin duda Pociones, y no sólo porque la clase estuviese situada en las mazmorras(lugar que Sorathan había llegado a odiar plenamente), sino también porque el profesor que impartía dicha asignatura era nada más y nada menos que el arrogante, frío y calculador profesor Snape.
Sorathan permanecía recostada sobre su pupitre, entre Ron Weasley y Harry Potter, mirando al techo distraídamente y pensando en cómo distribuir el tiempo para conseguir acabar las toneladas de deberes que les habían mandado la profesora McGonagall en Transformaciones y el profesor Flitwick en Encantamientos. De pronto, una pequeña bola de papel le golpeó en la cabeza, sacándola de sus pensamientos. Al agacharse y recoger la hoja, que había caído a sus pies, aprovechó para mirar hacia atrás y descubrir que Draco Malfoy, quien se sentaba justo detrás de ella con Crabbe y Goyle, le guiñaba un ojo en un gesto de complicidad.
Al abrir la nota, la muchacha se encontró dos garabatos(que se suponía que eran dos personas) y las palabras "Potter y Weasley apestan".
-Pásasela a Pansy-susurró Draco sonriendo ampliamente y señalando a una niña de Slytherin que se sentaba en primera fila junto a otros dos miembros de Gryffindor-.
-No se la voy a pasar a nadie, Malfoy-contestó Sorathan negando con la cabeza, arrugando la nota y escondiéndola entre sus libros con cuidado para que sus compañeros de mesa no la vieran. Estaba harta de que se metiesen con Harry y Ron, ya que a ella, que tenía que compartir todas las clases con ellos, le parecían agradables-.
Apenas había guardado la nota cuando se escuchó un fuerte estruendo en la entrada de la clase que les hizo sobresaltarse a todos. Al girarse, descubrieron que había sido el profesor Snape entrando en la estancia con un fuerte portazo. Sorathan no pudo más que levantar una ceja y mirar completamente sorprendida al profesor, quien en aquellos momentos se encontraba amenazando con la expulsión a todo el que se le ocurriese agitar la varita o hablar a destiempo.
Aquel día tuvieron que preparar una poción para encoger, cosa que no fue fácil con el profesor Snape respirando en sus nucas cada vez que se acercaba a criticar el trabajo que estaban haciendo. Sorathan tuvo la mala suerte de tener como compañeros a dos miembros de Gryffindor, ya que el profesor parecía tener una cierta tendencia a meterse con ellos.
La muchacha habría podido preparar aquella poción con los ojos cerrados si hubiese estado en una situación más tranquila y sin la escrutadora mirada negra de Snape puesta tanto en ella como en sus compañeros en todo momento. Es más, ella era capaz de preparar todo tipo de pociones, ya que viajando por el mundo había aprendido muchas cosas de los magos y brujas con los que había convivido. Con quince años, por ejemplo, aprendió de una bruja(creyó recordar que su nombre era Miranda Goshawk) a preparar una poción muy útil contra las quemaduras de dragón...
-Sorathan-por octava vez durante aquel día, Ron sacó a la muchacha de sus cavilaciones-. ¿Podrías ayudarme a cortar las raíces de margarita?.
-Claro-dijo ella tomando la flor del pelirrojo y cortando las raíces en partes iguales. No era la primera vez que tenía que trabajar con aquella planta, aunque no recordaba en qué poción la había utilizado la última vez-. Aquí tienes-una vez hubo acabado(apenas necesitó dos minutos), le devolvió las raíces perfectamente cortadas a Ron-.
-Gracias-dijo tímidamente, y en sus mejillas se encendió un color tan rojo como el de su pelo-.
-¿Cuántos higos secos se necesitan?-preguntó Harry con un gran puñado de higos en sus manos, sin saber qué hacer con ellos-.
-Tan solo uno-sonrió la muchacha-.
-Como vuelva a ayudarles, señorita Fields-Snape volvió a acercarse a ellos por la espalda, hablando con su venenosa voz-, le haré tomar la poción del señor Weasley delante de toda la clase.
Permanecían centrados en su tarea, cuando de pronto de la mesa de al lado les llegó un fuerte estallido seguido de una gran nube de humo que llenó inmediatamente la clase. Algo en el caldero de Neville Longbotton(el muchacho más torpe del colegio, aunque también el más encantador) había explotado, y la poción que había estado preparando comenzó a salir a borbotones y a inundar el suelo. Toda la clase tuvo que ponerse en pie sobre los bancos, aunque la poción (mal preparada) de Longbotton le había salpicado tanto a él como a sus compañeros Dean Thomas y Seamus Finnigan, y también al profesor Snape, quien no había tenido tiempo suficiente para alejarse antes de que el caldero explotase.
Draco Malfoy y el resto de los miembros de Slytherin comenzaron a reír a carcajadas, y pronto Sorathan se unió a ellos, ya que era muy gracioso ver cómo las túnicas de Neville, Dean, Seamus y Snape comenzaba a quemarse y a desaparecer por las zonas en las que habían sido salpicadas. Sorathan pensó que merecía la pena aguantar la aburrida clase de Pociones tan solo por ver aquello. Era tan cómico...
Tras varios minutos en los que Snape trató de arreglar el entuerto con su varita(y tras reponer su túnica), las carcajadas cesaron y todo pareció volver a la normalidad.
-¡Cincuenta puntos menos para Gryffindor!-bramó Snape secándose su sudoroso rostro con la manga-.
-Pero, profesor, ha sido un accidente-trataba de quejarse Seamus-.
-¡Cinco puntos menos por cuestionar mis decisiones!.
Sorathan notó como Harry y Ron se movieron incómodos a su lado. Sin embargo no pudo sentir pena por ellos, ya que cada vez que recordaba la cara que había puesto Snape al ver cómo su túnica comenzaba a desaparecer(dejando sus piernas al descubierto) no podía evitar esbozar una sonrisa. Y el profesor debió verla, porque se acercó a ella apresuradamente y dedicándole una terrible mirada(una mirada asesina, pensó ella).
-¿Le parece gracioso?-preguntó con una voz más fría y terrible de lo habitual, si eso es posible-.
-No, profesor-mintió, y a pesar de que se cubría la boca con la mano para evitar echarse a reír de nuevo, era demasiado evidente que aquello era lo más divertido que había visto en su vida-. Tan solo me parece... curioso-escuchó cómo Draco reía entre dientes detrás de ella, seguramente encantado con las respuestas de su compañera de casa-.
-Tal vez no le parezca tan curioso después de que haya terminado de limpiar lo que el señor Longbotton ha manchado. Y no es poco-añadió con un susurro, paseando su mirada por el suelo encharcado y viscoso-.
-¿Qué?-el repentino castigo había quitado la alegría de Sorathan y la había transformado en enfado-. ¡No puede hacer eso!.
-¿Me está cuestionando?-su voz sonaba cada vez más fría-.
-Solo le digo que no es justo-su voz, al contrario que la de Snape, subía cada vez más de tono, aunque tal vez sonaba menos convincente-. ¿Por qué no me quita puntos, como a los de Gryf...?-su pregunta se vio interrumpida cuando, de pronto, llegó hasta su cabeza la conversación que había mantenido por la mañana con él-. Ahora lo entiendo... no está dispuesto a que su casa pierda un solo punto...
-Cállese, o le mandaré hacer un trabajo de tres pergaminos sobre...
-¡Trabajos y más trabajos!-la paciencia de Sorathan se había terminado-. Pues sepa, profesor, que no pienso hacer ninguno-y tras recoger rápidamente sus libros, salió de la clase a toda velocidad-.
Ya veis que de momento Snape y Sora no se llevan muy bien. Ambos tienen el carácter un poco fuerte, juntos son peor que una bomba a punto de estallar xD. Bueno, mientras no acaben tirándose cosas a la cabeza... (espero que nunca llegue ese día xD).
Como las vacaciones se han acabado(desgraciadamente), es muy probable que no pueda seguir actualizando a este ritmo. De todas formas, si me tngo que escapar de alguna clase de química para poder seguir escribiendo el fic no importa(no tngo muchas ganas de ver la cara de mi profesora xD).
En fin, muchísimas gracias por leer este fic.
Muchos besossssssss
Sorathan Fields
