Disclaimer: me repito más que el ajo xD : Ninguno de estos personajes me pertenece, aunque Rowling podría dejármelos un ratito, solo para hacer un pokito de dinero.
Olas de nuevooooooooo! Puesto que tengo muuuy cerca la semana de examenes, me he dado prisa en escribir esta cap, ya que es bastante probable que no pueda escribir en una o dos semanas. Como dije anteriormente, este cap está situado en la navidad y Snape welve(como el turrón xDD). Ya se que puede parecer que la historia no avanza y que va mu lenta, pero tengo grandes planes para Sora y Snape y necesito algunos caps para ir poniéndolos en situación. Por ejemplo, en el anterior se pudo ver que Sorathan, después de todo, no es tan diferente de Snape: está sola y nunca a recibido afecto de nadie. A lo mejor por eso chocan tanto :P.
Muchas gracias a Anyeli Cetra por el review. Estoy de acuerdo en eso de que el cap anterior me quedó algo bittersweet xDD. La verdad es que soy la primera en sorprenderse, porque nunca me ha dado por escribir tanta cursilería junta o.O . Muchos besossssss
Capítulo 5
Tras el ataque a la gata del conserje la tensión en Hogwarts aumentó a grandes velocidades. La cámara de los secretos había sido abierta, y el monstruo que Salazar Slytherin(un mago muy importante que dio nombre a una de las casas) había introducido en ella mil años atrás andaba ahora suelto por el colegio en busca de víctimas de sangre sucia(gente con parientes muggles). Los estudiantes estaban aterrados, y muchos dedos señalaban como culpables a Harry(cada vez que pasaba algo malo se lo atribuían a él) y a Sorathan(algunos pensaban que era muy sospechoso que justo después de llegar ella la cámara hubiese sido abierta).
Los únicos que disfrutaban con la situación eran los de Slytherin, quienes se pasaban el día alardeando, asustando a la gente de las otras casas y presumiendo de que el heredero se libraría pronto de los sangre sucia.
Por suerte el ataque llegó justo antes de navidad, época en la que casi todos los alumnos se marchaban a sus hogares para celebrar estas fechas tan señaladas. Evidentemente, Sorathan fue una de las pocas que no abandonó Hogwarts, más que nada por no tener ningún otro sitio al que ir. Harry, Ron y Hermione también se quedaron, y eso fue algo que la alegró mucho, ya que todos los miembros de Slytherin se habían marchado, dejándola a ella sola. Y si había algo a lo que había aprendido a tener miedo desde que había llegado a Hogwarts, era a la soledad.
El día de Navidad fue el más especial de toda su vida. Nada más amanecer se levantó de la cama, estiró(como siempre)sus miembros al máximo y comenzó a caminar, aún adormilada, hacia la silla sobre la que tenía la ropa. Fue entonces cuando tropezó con algo(que segundos más tarde identificó como paquetes) y cayó al suelo, despertando con el estruendo a Kedra(suerte que todas sus compañeras de habitación se habían ido a pasar las navidades a sus casas, ya que sin duda las habría despertado a ellas también).
-¿Qué es esto?-murmuró restregándose la rodilla en la que se había golpeado al caer y tomando entre sus manos un paquete granate(bastante grande, por cierto)-. ¿Un regalo...?.
Al abrirlo, se encontró con un ajedrez mágico, unas bengalas del doctor Filibuster y unas cuantas ranas de chocolate(a las que tanto se había aficionado). Dentro, además, había una nota en la que podía leerse "Feliz Navidad. Ron Weasley".
Unas lágrimas resbalaron por el rostro de Sorathan y se mezclaron con la rana de chocolate que acababa de llevarse a la boca. Nunca antes había recibido un regalo y, desde luego, nunca antes había celebrado la navidad. Ver todos aquellos artículos y, sobretodo, ver la nota de Ron había conseguido hacerla más feliz que nunca.
Tras abrir el resto de los paquetes(recibió una pluma para escribir y unos naipes explosivos de Harry, una revista "Corazón de bruja" y unos cuantos libros de Hermione, y unos guantes, una bufanda y un hueso para Kedra de Hagrid), se vistió rápidamente y bajó corriendo a desayunar.
Cuando llegó al gran Comedor, se paró en seco en la entrada y vio con asombro que todas las mesas habían sido apartadas hacia los lados, quedando únicamente una en el centro. Sentado en una silla, Dumbledore la miraba con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, invitándola a entrar con un gesto de la mano. Desconcertada, Sorathan caminó lentamente y se sentó al lado del profesor, mirando de un lado para otro y tratando de encontrarle la lógica a todo aquello.
-Como solo quedamos trece personas en todo el colegio-aclaró Dumbledore-, he pensado que podríamos comer juntos y celebrar nuestra propia navidad¿no crees?.
-Bueno... me parece una buena idea-dijo paseando su vista por el comedor, fascinada con los adornos que flotaban en el techo y en las paredes. Deseó que de aquellas trece personas que había nombrado Dumbledore una no fuese el profesor Snape. ¿Qué podría decirle para explicar sus ausencias? Hasta entonces lo había estado evitando y no había sido necesaria una explicación-.
-Sorathan, me gustaría hablar contigo antes de que llegasen los demás-bajó tanto el tono de voz que pareció temer que los fantasmas que rondaban por allí escuchasen lo que iba a decir-. Corren rumores(más que rumores afirmaciones, diría yo), de que hace unas semanas saliste a dar un pequeño paseo por el aire. Creí que te habían quedado claras mis advertencias.
-Profesor, yo...-trató de disculparse-. Llevaba mucho tiempo aquí encerrada, y tanto Kedra como yo necesitábamos un poco de aire.
-He de suponer que ese aire podrías haberlo tomado igual de bien en tierra, sin llamar tanto la atención-dijo un tanto enfadado, aunque su voz se suavizó segundos después-. Escucha, Sorathan, estoy seguro de que sabes que te retenemos en Hogwarts por un asunto muy importante, más importante de lo que tú crees. Poner en peligro tu vida por dar un simple paseo es una insensatez.
-¿Poner en peligro mi vida?-repitió extrañada-. ¿Qué le hace pensar que estoy en peligro?.
-Muchas más cosas de las que tú imaginas-suspiró golpeándose suavemente las rodillas-. Sintiéndolo mucho, por ahora no puedo decirte nada. Así que solo te pediré que te andes con más cuidado. ¿De acuerdo?.
-Sí, profesor-asintió bajando la mirada tristemente-.
Dumbledore sonrió y comenzó a rebuscar en su túnica, hasta que finalmente encontró lo que buscaba: un pequeño paquete amarillo, con el nombre "Sorathan Fields" escrito en él.
-Quería dártelo en persona-dijo mientras se lo tendía suavemente-.
La muchacha cogió el paquete, lo desenvolvió con cuidado y dejó escapar una pequeña exclamación de sorpresa al ver lo que contenía: una varita marrón oscura, pulida, brillante y de un tamaño muy acertado para ella. Al tomarla entre sus manos, con la expresión de asombro aún dibujada en su rostro, la varita comenzó a brillar con fuerza, iluminando por unos segundos el comedor con un brillo dorado.
-Veintitrés centímetros, de saúco y cuerno de unicornio-comentó Dumbledore mientras se mesaba la barba-. Ya se que tienes una, pero tal vez esta se adapte mejor a ti.
-Gracias, profesor-susurró la muchacha con voz temblorosa-. Muchas gracias...
-Feliz Navidad.
A las nueve de la mañana ya se encontraban todos desayunando en el Gran Comedor. Tal y como Dumbledore había dicho, tan solo trece personas se habían quedado en Hogwarts: los profesores Flitwick, Snape(para desgracia de Sorathan), y el mismo Dumbledore, las profesoras, McGonagall y Sprout, dos alumnos de Ravenclaw de segundo curso, otro de Hufflepuff de primero, Ron, Harry, Hermione, Hagrid y ella.
Comieron un menú especial, cortesía de Dumbledore, consistente en todo tipo de tartas y pasteles(y un poco de leche que Sorathan pidió posteriormente). Todos hablaban alegremente, comentando los regalos que habían recibido y hablando de lo que pensaban hacer durante las vacaciones. Harry, Ron y Hermione estaban envueltos en una pequeña(aunque cariñosa)discusión con Hagrid, quien estaba empeñado en que las acromántulas eran unos seres maravillosos. Por el contrario, Sorathan permanecía callada, concentrada en partir su trozo de pastel con la suficiente fuerza y brusquedad como para demostrarle a Snape que estaba muy enfadada(él no se quedó corto, ya que muy de vez en cuando le dedicaba varias de sus características miradas frías y desprovistas de sentimientos). Dumbledore, por su parte, se entretenía haciendo estallar numerosos cohetes de los que salían sombreros de todos los tamaños y todos los colores(en menos de media hora todos acabaron con algo sobre sus cabezas).
A eso de las diez, cuando acabaron por fin de desayunar, Dumbledore golpeó suavemente su copa para hacerse notar. Después, y tras carraspear un par de veces para aclarar su voz, se puso en pie, abarcando a todos los presentes con la mirada.
-Tan solo quería decir unas breves palabras-dijo con una voz muy suave acompañada de una sonrisa. Los dos miembros de Ravenclaw se miraron con los ojos muy abiertos, tal vez conscientes de lo que la palabra "breve" significaba para Dumbledore-. Antes que nada, os deseo una Feliz Navidad, y sabed que me alegra mucho poder compartir con todos vosotros estas fechas tan maravillosas-se escucharon unos cuantos aplausos y voces que le deseaban feliz navidad a él también-. También me gustaría aprovechar para decirle a la señora McGonagall que me han gustado mucho los calcetines que me ha regalado-tras estas palabras, la profesora se sonrojó como un tomate y tanto Ron, Harry, Hermione y Sorathan como los otros tres estudiantes rieron con ganas-. Espero de todo corazón que todos estéis disfrutando de este año en Hogwarts tanto como yo, y no me queda nada más que desearos una feliz estancia y suerte en el curso-de nuevo aplausos-. Y para acabar, me gustaría hablaros de un asunto de gran importancia-miró de soslayo a la muchacha, quien se encogió en el asiento un tanto incómoda-. Nuestra querida amiga Sorathan Fields, como bien le he echo saber antes, corre peligro por motivos que aún no podemos dar a conocer-esta vez miró a la profesora McGonagall, quien asintió lentamente-. Quisiera advertir(sobretodo a los profesores), que a partir de ahora tendrá que ser vigilada más de cerca y acompañada cada vez que desee salir al exterior.
-Pero, profesor, no es necesario...-trató de protestar, sintiéndose avergonzada ante la mueca de triunfo que se había dibujado en el rostro de Snape(tal vez porque estaba viendo como recortaban sus libertades).
-Sí que lo es-afirmó Dumbledore tajantemente-. Severus, me gustaría que ten encargases de su seguridad personalmente-añadió-.
-¿Qué...?-Snape se veía tan sorprendido como la muchacha-.
-Es lo mejor, Severus-aseguró el director-. Eres el jefe de su casa, no veo a nadie mejor que tú para hacerlo. Así que he pensado que una visita guiada por el colegio estaría muy bien para empezar¿no creéis?. Tengo constancia de Sorathan sigue perdiéndose a la hora de encontrar ciertas clases-dijo para finalizar, riendo mientras colocaba sobre la cabeza de un molesto Snape un gorro rosa y amarillo-. ¡Feliz Navidad!.
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Sorathan permanecía tumbada en un sofá de la sala común de Gryffindor(como todos los miembros de esa casa se habían marchado, Ron, Harry y Hermione le habían propuesto pasar allí las vacaciones), frente a la crepitante chimenea y con un libro de Un paseo entre dragones(uno de los que Hermione le había regalado) en su regazo. Sin embargo, su atención estaba más en el fuego que tenía ante ella que en las páginas repletas de reptiles, alas, cuernos y colmillos. En su mente estaban aún las miradas de odio, las sonrisas burlonas y los gestos de desprecio que Snape le había dedicado durante el desayuno. ¿Cómo pretendía Dumbledore que estuviesen juntos más de un minuto seguido si tan siquiera podían mirarse a los ojos?. Ella estaba molesta por la arrogancia, la frialdad, la injusticia y el odio que desprendía el hombre, mientras que él estaba molesto con ella, al parecer, porque había sido la primera persona capaz de cuestionar sus órdenes y revelarse contra él(debía estar acostumbrado a que todos le tuviesen miedo).
Además, todo aquello de que corría peligro la había inquietado hasta tal punto que había olvidado lo contenta que se había sentido durante la mañana. ¿Por qué iba a correr peligro?. ¿Acaso alguien la perseguía¿Acaso alguien intentaba secuestrarla, capturarla, matarla...?. Al menos, pensó, Dumbledore y McGonagall (pues ella también debía saber algo) podrían informarla un poco más y explicarle de qué tenía que guardarse.
Eran tantas cosas las que se acumulaban en su mente que una sensación de agobio se apoderó de ella. Tuvo que levantarse del sofá, caminar hasta la ventana(afortunadamente en aquella sala común sí habían) y abrirla de par en par para que el viento helado refrescase su mente.
Hermione, quien había estado sentada en una mesa escribiendo sobre un pergamino(seguramente haciendo los deberes) notó la inquietud de la muchacha, y no dudó en levantarse y acercarse a ella, interesada por saber qué le ocurría.
-¿Estás bien?-le preguntó, posando suavemente una mano en su hombro-.
-Sí, claro-contestó agitando la cabeza, como si acabase de despertar de un sueño(o más bien de una pesadilla)-. Tan solo... pensaba.
-¿Hay algo que te preocupa?.
-Bueno... todo eso que me ha dicho Dumbledore acerca de que corro peligro... Me gustaría mucho saber de qué se trata para poder estar preparada y hacerle frente cuando llegue. Hasta ahora me he defendido sola de todo aquello que ha supuesto una amenaza para mí, no necesito que me estén protegiendo constantemente. No después de haber estado toda mi vida solucionando por mi misma todos mis problemas.
-No deberías darle más vueltas. Dumbledore sabe lo que es correcto y tan sólo quiere ayudarte.
-¿Y tenía que ponerme como "guardián" a Snape?-se quejó-.
-Reconozco que no es el más agradable... A veces puede llegar a ser un poco irritante.
-¿Irritante?-repitió alzando la voz-. ¡Es peor que eso! Es... insoportable-bufó cruzándose de brazos y frunciendo el ceño-. Jamás pensé que las personas así existiesen. ¿Es que no tiene nada bueno?.
-Pues... no lo creo, la verdad-rió mientras asomaba la cabeza por la ventana-. Tal vez sólo sea cuestión de pararse a conocerle mejor.
-¡Chicas!-llamó Harry desde el otro extremo de la sala, dónde permanecía jugando con Ron al ajedrez mágico-. ¿Venís a jugar?.
-¡Sí!-exclamó Hermione contenta-. ¿Vienes, Sora?.
-Claro...-murmuró entrecerrando los ojos al avistar una bandada de lechuzas que volaban a gran velocidad(y al parecer con urgencia) hacia la lechucería-.
Sorathan permaneció unos instantes más en la ventana, mirando hacia el cielo y deseando que Snape estuviese un poco más relajado por la tarde, hora en la que tenía previsto reunirse con él para recorrer el colegio. Después, quitándose la capa y dejándola en el sillón sobre el que descansaba Kedra, se reunió con sus amigos en torno al tablero de ajedrez.
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Si ya de por sí hacia un frío tremendo, la presencia de Severus Snape parecía helar aún más el ambiente. Caminaba siempre a paso rápido, gruñendo los nombres de las clases por las que pasaban y murmurando de vez en cuando unas palabras que Sorathan supuso que no serían más que maldiciones con respecto a la temperatura, al dolor de pies que le causaba recorrerse todo el colegio de arriba abajo y a la lentitud de la muchacha.
Ella trataba de caminar lo más cerca posible del profesor(más que nada para enterarse de dónde estaba cada vez que a él le daba por murmurar algo), aunque el frío que tenía tan solo le hacía pensar en lo bien que estaría en aquellos momentos bajo las mantas de su cama. A su lado, Kedra volaba haciendo cabriolas y entrando por todas las puertas abiertas, lo que sin duda irritó aún más a Snape.
-¿Puede decirle que se esté quieto?-gruñó en voz tan baja que ella tuvo que acercarse nuevamente para oírle mejor-.
-¿Acaso le molesta?-dijo ella a su vez, demostrando de nuevo que no estaba dispuesta a amedrentarse-.
-Quien realmente me molesta es usted-se paró en seco, haciendo que la muchacha chocase contra su espalda. Aquel contacto le irritó aún más, por lo que dándose la vuelta fijó sus ojos negros en los castaños de ella con tanto odio que incluso la hizo retroceder-. Sé que desea tanto como yo acabar con esto, así que cierre la boca y continúe andando.
Sorathan, ofendida a más no poder con las palabras del profesor, frunció el ceño, cerró los puños con fuerza y echó a andar una vez más.
Continuaron subiendo escaleras y recorriendo pasillos durante aproximadamente una hora. Ya habían pasado por todas las clases, despachos, habitaciones y salas comunes de Hogwarts, así que tan sólo les faltaba por ver los patios del piso inferior.
Aquella última etapa fue del agrado de Sorathan(al menos allí podía respirar aire fresco), aunque no pareció gustarle a Snape, quien había apresurado el paso. Sin embargo, la muchacha ya no tenía ninguna prisa, por lo que caminó lo más despacio que pudo(seguramente en un intento de irritar al hombre), admirando los arcos, plantas, árboles, fuentes y bancos que adornaban los numerosos patios de Hogwarts(no tenía ni idea de que hubiesen tantos, ya que tan sólo había estado en uno en compañía de Hermione, varias semanas atrás).
Cuando al fin pareció que el profesor se había cansado y que estaba dispuesto a dar media vuelta para entrar en el castillo, Sorathan vislumbró al final de un gran arco el jardín más hermoso que había visto en toda su vida. Estaba completamente cubierto de nieve, y aún así las flores violetas, rosas, amarillas, naranjas y verdes podían verse con claridad, por no hablar de la fuente con forma de cisne que se alzaba justo en el centro, donde una pequeña bandada de pájaros azules bebía alegremente.
-Que lugar tan hermoso...-susurró completamente maravillada-.
-Es el jardín de las hadas-bufó Snape desesperado, varios metros alejado de ella-.
-¿Hadas?-preguntó, olvidándose por primera vez de que hacía una hora había decidido no dirigirle la palabra-.
-La visita ha acabado-la exasperación se notaba cada vez en su voz-. Muévase.
Desde luego, la muchacha no estaba dispuesta a largarse de allí sin antes haber pisado la hierba de aquel hermoso lugar. Desobedeciendo la orden de Snape, comenzó a adentrarse en el jardín, pisando con cuidado para no aplastar ninguna flor. Al acercarse a la fuente, metió la mano bajo el chorro de agua que salía de la boca del cisne, y se sorprendió al comprobar que no estaba helada, sino más bien tibia. Los pájaros que habían estado bebiendo allí no se asustaron ante la presencia de la muchacha, y repentinamente se pusieron a cantar una alegre canción a la vez que revoloteaban a su alrededor.
Sorathan estaba cada vez más estupefacta, pero su sorpresa fue aún mayor cuando vio que de entre las flores comenzaban a surgir numerosas luces aladas(que más tarde identificó como hadas) de todos los colores habidos y por haber.
Kedra también parecía divertirse con la situación, y pronto se vio envuelto en una entretenida persecución de hadas, aunque al cabo de unos minutos, viendo que no era lo suficientemente rápido, descendió al suelo y se dedicó a olfatear entre la hierba.
Snape observaba la escena completamente asombrado(incluso puede que más que Sorathan). Llevaba muchos años allí, y aún no tenía constancia de que las hadas que habitaban en aquel jardín se hubiesen dejado ver alguna vez. Por primera vez en los últimos dos meses, comenzó a preguntarse quien sería realmente aquella muchacha...
Sorathan estaba tan contenta que todo el odio que había acumulado durante las últimas horas desapareció por completo(tal vez fue debido a algún efecto mágico de las hadas). Es más, se sentía tan alegre que salió del jardín, caminó hasta Snape y colocó en sus manos(rozando suave y gentilmente su piel)la rosa que los pájaros azules le habían regalado.
-Es para usted-dijo con una sonrisa, dando media vuelta y disponiéndose a entrar en el castillo-.
Snape simplemente se quedó allí, mirando con una extraña expresión la rosa que sostenía entre sus manos. En sus ojos se encendió un brillo indefinible, y sus labios se movieron esbozando un gesto de sorpresa(puede que incluso fuese una leve sonrisa de gratitud, pero Sorathan estuvo segura de que eso era imposible).
-¿Piensa quedarse ahí todo el día?-preguntó la muchacha abrigándose bien con la chamarra, ya que de nuevo había recordado que tenía frío. Era como si, al haber salido del jardín de las hadas, toda la alegría y dulzura que había sentido se hubiesen esfumado repentinamente. Ahora lo único que deseaba era encontrarse ante el fuego de una chimenea, leyendo Un paseo entre dragones y comiendo ranas de chocolate-.
El profesor tardó varios segundos en reaccionar, aunque finalmente se guardó la rosa en un bolsillo de la túnica(lo hizo tan bruscamente que arrancó unos cuantos pétalos) y echó a andar hacia la puerta que llevaba al interior del castillo. Por primera vez en la tarde, Sorathan y Snape caminaron a la par, el uno al lado del otro.
Se llevaran bien a partir de ahora? Ahhhhh, quien sabe... Jijiji. Bueno, espero que os haya gustado. Gracias por leer el fic.
Muchos besosssssss
Sorathan Fields
