Hola chicas y chicos, como les prometí les traigo el capítulo 6, el cual será un capítulo especial porque está dedicado a una gran amiga, Yoseline Karashi, que desgraciadamente perdió la vida en el sismo que afectó el estado de México el 19 de setiembre. Estoy devastada, a pesar de no conocerla en persona compartimos una buena amistad que comenzó gracias a nuestros gustos musicales.Aún me cuesta creer que ya no volveremos a platicar sobre Arashi, Kis My ft2 y otros grupos Johnnys Karashi. Hermosa, a pesar de que ya no estés físicamente con nosotros siempre estarás en nuestra memoria. Sé que estas en un lugar mejor donde ya no sufrirás tu partida, yo he dejado con el corazón destruido, pero te voy a recordar con una sonrisa dispuesta a ayudar a quien lo necesite,

Capítulo 6

Conociendo a Arashi

En la Oficina de Severus Snape se encontraba la profesora de Transformaciones Minerva McGonagall, quien habia Sido Llamada por el director, ya Que al Ser La subdirectora del colegio SNEPE queria comentarle Sobre la decisión Que habia Tomado Sobre Draco Malfoy. Severus se siente de pie frente a la ventana mirando a los jardines del colegio. Había meditado por mucho aquella decisión que Draco no podía seguir ignorando su herencia por lo que había decidido que el joven Malfoy regresó a terminar los años que le quedaban por estudiar en Hogwarts.

—Severus, ¿para qué me mandaste a llamar con tanta urgencia? Estaba en medio de una clase. Espero que sea importante. Sabes que no me gusta que me interrumpan cuando estoy impartiendo materia —pidió la profesora tomando asiento en la silla que estaba enfrente de la directora—. No te quedes callado, dime qué es tan importante, tengo que regresar a mi salón de clase —Severus sonrió de medio lado. Si había alguien que no se inmutaba por su puesto de director esa era Minerva, y eso en cierta manera le gustaba. Por lo general, la gran mayoría de profesores le temían, pero la profesora de transformaciones era todo lo contrario. Ella lo enfrentaba.

No te impacientes, querida Minerva - Snape se volteó para verla a los ojos, caminando para tomar asiento quedando enfrente de la mujer—. La razón por la que te mandé a llamar es porque él decidió que Draco regrese a terminar los años que le quedan por estudiar en Hogwarts. Tu mejor que nadie sabe que el joven Malfoy es un mago de sangre pura, y todos estos años ha ignorado su herencia mágica. Y que mejor que regresar a la mejor escuela de magia y hechicería —McGonagall no entendía que tenía ella que ver en eso. Después de todo ella era la jefa de la casa de la casa de las serpientes seguía bajo el mando de Severus, dado que él era el único capaz de controlar a aquellos jóvenes prepotentes, que en su mayoría pertenecían a familias ricas y de sangre pura.

—Severus, ¿estás consciente de que el joven Malfoy no quiere estar aquí? Por Merlín, fuimos testigos cuando maldijo la hora en que regresó, y ahora quieres que regrese? Me temo que él no va a querer —le contestó la subdirectora observándolo mientras tomaba el café que estaba en la mesa.

Snape analizó las palabras de la profesora de transformaciones. Era cierto que Draco no quería estar en aquel lugar, pero también él mejor que nadie sabía que muy en el fondo el rubio extrañaba la magia. Se había dado cuenta que Malfoy observaba con fascinación las prácticas de Quidditch. Además, según lo que el presidente de la agencia que representaba a Draco en Japón le había comunicado, meses atrás se graduó en uno de los institutos más prestigiosos de Asia, y ya era hora que hiciera lo mismo en Hogwarts.

—No te preocupes sobre ese tema Minerva, yo me haré cargo. Solo quería saber si cuento con tu ayuda. Necesito que Draco se acople lo antes posible a Hogwarts—el director se le quedó mirando esperando su respuesta. Él confiaba en la profesora, y sabía que ella era la indicada para que ayudar a su ahijado a adaptarse de nuevo a la magia, cosa que no le sería difícil, ya que Draco desde niño demostró ser superior en varias materias. Si no hubiera sido por lo que pasó con la amiga de Potter estaba seguro de que su ahijado hubiera llegado a ser un gran mago.

—Está bien, cuenta conmigo para ayudarte a que el joven Malfoy se adapte de nuevo a Hogwarts—contestó no muy convencida. Después de todo aquel chico no era santo de su devoción. Desde muy niño siempre había discriminado a los otros chicos que no eran, según él, dignos de estar en Hogwarts. Estaba a punto de levantarse para irse cuando recordó que quería preguntarle algo por lo que volvió a su posición original—. Antes de ayudarte, necesito saber qué fue lo que pasó para que el joven Malfoy abandonara Hogwarts y se fuera a vivir en el mundo muggle.

Severus guardó silencio por unos minutos. Sabía que a Minerva le costaría trabajo creer lo que Granger, junto a Potter y los hermanos Weasley le habían hecho a Draco. Sabía que su ahijado no era precisamente la mejor persona, pero incluso lo que ellos les hicieron fue mil veces peor. Suspiró para luego comenzar a contarle lo sucedido.

—Hace 5 años Draco mantuvo un romance clandestino con una chica de tu casa. La chica es Granger —hizo una pequeña pausa para continuar con su relato—. Lo único que le diré es que Que esa sabeloto y sus amigos no son unas santas palomas como Albus y tú pensaban. Esa chica enamoró a Draco solo por venganza —la jefa de Gryffindor no daba crédito a lo que escuchaba. Ella conocía a Hermione Granger, ella no era capaz de hacer algo como aquello.

—Es imposible de creer. Conozco a la señorita Granger, sé que no se atrevería a hacer a hacer algo como eso…. ¿No será un invento del joven Malfoy? Después de todo, siempre buscaba una forma de perjudicar a Potter y sus amigos —habló la subdirectora defendiendo a los chicos de su casa. Ella no podía creer que sus protegidos fueran capaces de hacer algo tan bajo como aquello.

Severus frunció el ceño. Durante el tiempo en que Albus fue director, los Gryffindor siempre tuvieron los mayores privilegios. Las otras cosas debían esforzarse el doble para ganar puntos, otro era el caso de los leones que eran recompensados sin merecerlos. Por eso desde que él asumió la dirección de la escuela, había hecho todo lo posible para recompensar a las demás casas, sobre todo a Slytherin que siempre fueron hecho menos a causa de los leones.

—Los leones también pueden ser traicioneros Minerva. Potter es igual a su desgraciado padre, y lo demostró al planear junto a Granger y los pelirrojos una venganza muy baja a mi parecer —comentó con desdén, pasando la mano por su frente—. Tal vez Draco no era el mejor de las personas, pero jamás hubiera hecho algo tan bajo como jugar con una persona de esa manera. El día en que él se enteró de todo, su padre lo había desheredado. Para alguien como Lucius Malfoy, el que su hijo se hubiera enamorado en una sangre sucia era algo inaudito. Le retiró toda la ayuda a Draco era un niño de 12 años. Había perdido a su familia por una farsa. Cuando supo todo estaba devastado. Él no quería estar aquí. Fue por eso que, al no poder volver a la mansión, no me quedó más remedio que llevarlo a vivir a un departamento muggle. Al poco tiempo un cazatalentos de una empresa de entretenimiento japonesa que se encarga de reclutar jóvenes bien parecidos para hacerlos súper estrellas le ofreció firmar un contrato, sin embargo, al ser un menor de edad, tuve que firmar por él como su tutor legal. Desde entonces he estado al pendiente del joven Malfoy —la profesora de encantaciones tenía los ojos muy abiertos. Ella no podía creer que Granger y sus amigos hubieran planificado algo como eso. En cierta manera sentía pena por el joven Draco. Una traición como aquella lo había llevado vivir lejos de su familia y amigos en un mundo que él no entendía y odiaba. Ella a diferencia de Severus que tenía preferencia por los Slytherin, no veía a ninguno por sobre otros, estaba muy desilusionada por los chicos de su casa.

En la oficina del director se formó un silencio incómodo. Tanto la profesora como el director estaban sumidos en sus propios pensamientos, cuando escucharon la voz calmada del antiguo director. El cuadro de Albus Dumbledore, quien se encontraba en la oficina del director para ayudarlo cuando surgiera un problema, empezó a intervenir en la conversación.

—Severus, no deberías ser tan duro con el Señorita Granger y sus amigos. Eran unos niños cuando pasó lo de la venganza. Cada uno ha madurado, e incluso el mismo Draco Malfoy lo ha hecho, de odiar a los nacidos de muggles ahora convive con ellos, se podría decir que fue algo bueno para él —comentó con suma calma el antiguo director, lo que causó la molestia de Snape. Como siempre Dumbledore justificando las acciones vergonzosas de los leones.

—Como siempre, Dumbledore justifica las acciones de Potter y sus amigos. Siempre lo has hecho. ¿Recuerdas el primer año? Se metían en problemas y tú siempre los recompensabas a pesar de que violaban las reglas —comentó con desdén, mirando el cuadro del antiguo director—. Tú fuiste testigo de cuando Draco se enteró de todo. Estaba mal, aunque no lo demostrara. A diferencia de tus protegidos, él tuvo que vivir alejado de su familia, de sus amigos, ignorando su sangre mágica por una insufrible sabelotodo.

Severus estaba molesto por el comentario de su antiguo jefe. ¿Cómo podía decir que no era para tanto? Él siempre había considerado a Draco como a un hijo. Desde que era un niño cuando visitaba la mansión Malfoy convivía con él, y poco a poco se fue ganando su cariño. Es por eso que no dudó en ayudarlo cuando supo lo que sucedió.

—No me mal entiendas Severus. Sé que estuvo mal lo que esos chicos hicieron, pero también el joven Malfoy se comportó mal con ellos. Sobre todo con la amiga de Harry Potter, le hizo la vida bastante difícil. Es entendible que ella quisiera vengarse. Lo que no estuvo bien, pero es entendible —comentó Dumbledore desde su cuadro—.Pero no puedes negar que fue algo bueno el cambio para el joven Malfoy. Pude darme cuenta cuando estuvo aquí que ya no es el mismo de antes. Y todo ese odio que dice tener por la señorita Granger no es más que amor reprimido, y lo mismo pasa con Hermione. Ella aún tiene fuertes sentimientos por el joven Draco. Es solo que son tan testarudos que no se dan cuenta.

Tanto Severus como Minerva lo miraban incrédulos. Amor entre Draco y Granger, ¿en qué mundo estaba Albus Dumbledore? Esos dos se odiaban. Ellos habían sido testigos de las constantes peleas que habían tenido y la cual le estaba colmando la paciencia a Snape.

—Querido amigo, has hecho un buen trabajo con el joven Malfoy. Siempre lo has apoyado, aún después del escándalo que Lucius Malfoy vino hacerte por permitir que su único hijo se mezclara con esa escoria, como él les llamó en ese instante. Te mantuviste firme en tu decisión de ayudar a Draco —Snape suspiró al recordar aquel episodio. Lucius entró a su oficina sin avisar, echando maldiciones de cómo era posible que él se prestara para tal atrocidad. Su único hijo conviviendo con impuros. Luego de una larga discusión en donde incluso el Señor Malfoy lo había retado a un duelo por su osadía, había logrado que dejara a Draco vivir en paz.

—¿Qué paso entre el padre del joven Malfoy y tú, Severus?—preguntó Minerva mirando el cuadro de su antiguo jefe y amigo—. Recuerdo que hace 5 años, el señor Malfoy exigió hablar contigo de una manera nada educada.

—Digamos que estuvimos a punto debatirnos en duelo —comentó restándole importancia a la subdirectora. Lo veía con incredulidad. Sabía que Severus era muy bueno en los duelos, pero llegar a eso por defender al joven, le parecía difícil de creer. Después de todo, Snape era un hombre demasiado frío, y jamás había demostrado preocuparse por alguien más.

Los profesores estuvieron hablando un buen rato sobre la idea de que Draco regresara a Hogwarts. Los tres estuvieron de acuerdo ya que era lo mejor para él. No podía pasar más tiempo ignorando su herencia mágica. Además de que sería un buen momento para que el joven Draco volviera a ver a su madre. Severus al ser un buen amigo de Narcisa la mantenía al tanto de la vida de su único hijo.

—Muy bien, cuenta conmigo para todo. Ahora si me disculpas tengo clases en unos minutos, me retiro —la mujer se puso de pie despidiéndose su antiguo jefe y amigo para luego marcharse.

—Si me permites un consejo. Creo que sería buena idea poner a la señorita Granger como premio anual. Si no me equivoco el joven Malfoy ocupa la torre, ¿no es así?—preguntó el antiguo director mirando a su sucesor con una sonrisa—. Sería una buena manera de limar las asperezas entre ellos.

—¡¿Es que te has vuelto loco?! ¿Quieres que esos dos se maten? El estar muerto te ha afectado la cordura. ¿Cómo me pides algo como eso? Tú fuiste testigo del espectáculo que esos mocosos dieron en mi oficina —exclamó Severus alterado mientras pasaba su mano por su rostro.

—Solo piénsalo amigo mío. Sería una buena idea para que esos dos aceptaran lo que sienten el uno por el otro. Están destinados a estar juntos —comentó Albus Dumbledore con una sonrisa, antes de volver a ser un retrato.

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En los pasillos que conectaban a las mazmorras de Slytherin, Draco caminaba con aquel porte aristocrático ganándose la mirada de las chicas de aquella casa. La serpiente bufó fastidiado. Estaba acostumbrado a que las mujeres se le quedaran mirando, pero en ocasiones era realmente molesto. Luego de la plática en donde había aclarado las cosas con Hermione, se había topado con ella dos veces, en donde se ignoraron. Estaba tan concentrado en sus propios pensamientos cuando chocó con alguien. Estuvo a punto de insultarlo cuando se dio cuenta de quién era, le extendió la mano para ayudar a la chica.

—Perdóname, venía distraída, no fue mi intención molestarte —la chica tomó la mano levantándose hablando con nerviosismo. La verdad no pensó toparse con el chico de nuevo, y menos de aquella manera tan vergonzosa.

—No te preocupes, no pasa nada, después de todo es mi culpa, venía distraído —el chico intentó restarle importancia, conocía a la chica desde que eran niños—. Astoria Greengrass, ese es tu nombre, ¿verdad?—preguntó la serpiente mirándola a los ojos. Según recordaba esa era la chica que sus padres habían elegido para que fuera su esposa, a lo cual el jamás estuvo de acuerdo.

—Sí, ese es mi nombre. Y tú eres Draco Malfoy, mi prometido. Jamás pensé volver a verte. Mis padres dudaban que regresaras, pero siempre mantuve la esperanza —la chica hablaba con timidez manteniendo la mirada en el piso. No se atrevía a verlo a los ojos.

El chico abrió los ojos sorprendido Ellos dos ya no estaban comprometidos. Él le había dejado muy en claro al bastardo que tenía como padre, que jamás se casaría con Astoria. Ahora que le veía era una chica muy elegante, tenía clase. Pero no la amaba. Y jamás lo haría. Además, que ya no tenía nada que ver con los Malfoy. Actualmente vivía una vida lejos de ellos. Tomó a la chica de la mano para llevarla a un salón y poder aclarar las cosas con ella. A pesar de todo, él no era ningún bastardo para dejar que aquella muchachita se hiciera una idea que jamás pasaría. Al entrar al salón la serpiente soltó su mano la chica, la cual estaba sonrojada. Por unos segundos se formo un silencio incómodo. Draco buscaba la manera más fácil de hablar con ella.

—Astoria, quiero que me escuches atentamente —la miraba a los ojos con seriedad, a lo cual la chica asintió—. Yo no soy tu prometido. No quiero que te hagas ideas que no son sobre nosotros ¿me entendiste? Eres una chica muy bella, cualquier chico estaría encantado de tenerte como novia, prometida o esposa, pero desafortunadamente no soy ese hombre para ti.

La chica no daba crédito a lo que estaba escuchando. No entendía como Draco Malfoy la estaba rechazando. Ella era considerada la chica más hermosa de Hogwarts junto a su hermana, pertenecía a una de las familias de sangre pura más antigua, eran parte de los sangrados veintiocho, se podría decir que ella y Draco desde antes de nacer ya estaban comprometidos. Su familia había arreglado su matrimonio e incluso ella le era fiel a pesar de llevar cinco años sin verse. Jamás mantuvo alguna otra relación con otro chico por respeto a su prometido. Ella lo amaba desde que eran unos niños. Él no podía salirle con eso ahora, no, debía ser un error.

—¿Que estás diciendo?—le preguntó con los ojos llenos de lágrimas—. No me puedes hacer esto. Se supone que tú y yo nos casaríamos terminando nuestros estudios en Hogwarts. He esperado por ti cinco años. No es justo que me hagas esto—le reprochó Draco suspiró, sabía que no sería fácil, pero él no estaba dispuesto a casarse sin amor solo para complacer su padre. Astoria no se merecía algo como eso.

—Escúchame, un matrimonio sin amor solo nos haría infelices. Además, mi vida ya no es la misma de antes, yo no soy el mismo niño que conociste. Mi vida está alejada de todo esto Astoria. Ahora vivo en el mundo muggle. Soy una celebridad que no tiene permitido siquiera tener novia, mucho menos casarme —el chico le explicaba mientras tomaba asiento en una de las bancas, invitando a la chica a hacer lo mismo—.Igualmente, con tantos rumores que hay sobre mí, créeme no serías nada feliz —habló sonriendo de medio lado bromeando.

—Siempre soñé que algún día nos casaríamos, que tendríamos una familia como nuestras familias esperaban de nosotros. Draco, te he amado desde que éramos niños. Si me das una oportunidad podría ganarme tu amor —la chica intentaba contener sus lágrimas, mantenía la mirada en el suelo sollozando.

—No eres tú, Astoria. Eres una joven muy hermosa. Cualquier hombre estaría dichoso de tenerte como prometida, y algún día como esposa. Pero ese hombre desgraciadamente no puedo ser yo. Eres la última persona que se merece eso. Casarnos sin amor sería el más grande error que podríamos cometer. Ya vendrá el día en que llegará ese hombre especial que te hará sentir la mas dichosa sobre la tierra.Y cuando eso pase no lo dejes escapar con tontos prejuicios —Draco le sonrió de medio lado acomodándole el cabello. Desde niño le había tenido cariño a la chica, ella y su hermana eran todo lo contrario a sus padres. Jamás habían menospreciado a los hijos de muggles o mestizos, estaba seguro de que, si no se hubiera enamorado de Granger, o si no se hubiera convertido en un Idol, Astoria sería la mujer ideal para formar una familia.

Entre ellos se formó un silencio algo incómodo. Cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos. La chica tenía el corazón roto, amaba a Draco desde que era una niña, y que la rechazara le partía el corazón. Suspiró limpiándose los ojos. No quería que él la viera de esa manera y se sintiera comprometido a hacer algo que él no quisiera.

—Draco, ¿me rechazas por Hermione Granger?—preguntó la Slytherin mirándolos a los ojos esperando por la respuesta del chico. Ella había escuchado los rumores del romance que Malfoy había mantenido con la Gryffindor—. Hace cinco años corrió el rumor en nuestra casa de que ella y tú tenían un romance. Muchos te consideraron un traidor a la sangre. Recuerdo como Pansy golpeó a una chica que te llamó de esa manera. La pobre acabó en la enfermería —rió la chica al recordar a la mejor amiga de su hermana sobre aquella chica sujetándola del cabello. Severus al enterarse de la razón lo dejó pasar, e incluso le regaló cincuenta puntos a su casa.

—No es por Granger que no puedo casarme contigo. Simplemente no hay amor de por medio. Tú tampoco me amas, y cuando llegue el indicado te darás cuenta. Y sobre el rumor, sí fue verdad, esa leona y yo tuvimos un romance que no terminó nada bien —suspiró mirando el techo de aquella sala. No quería recordar la estúpida venganza. Miró a la chica sonriendo—. ¿De verdad Pansy golpeó a esa chica por llamarme traidor a la sangre? Hay que reconocer que la neurótica de Parkinson tiene su carácter. Después me mostrarás quien fue la que me llamó de esa manera —comentó el chico con malicia. Después de todo, él era un Malfoy, y nadie podía hablar así de él sin recibir un castigo.

—Ya veo, entonces fue verdad —suspiró la chica con tristeza, cambiando su mirada a una más alegre—. ¿Sabes? No conozco bien a Granger, pero por lo que he observado es una buena chica. Siempre está ayudando al que lo necesita con los trabajos. La única vez que hablé con ella es porque no entendía algo sobre transformaciones, y ella amablemente se ofreció a ayudarme dándome asesorías, y la verdad se comportó muy amable conmigo. Harían una linda pareja —al escuchar el ruido que provenía de afuera se dieron cuenta de que las clases habían terminado. La chica se puso de pie y le extendió la mano—. Seamos amigos, ¿te parece?— habló Astoria manteniendo su mano extendida. Le dolía que Draco no la amara, pero ella no podía obligarlo a que correspondiera sus sentimientos, no era justo para él.

—Claro que seremos amigos, a pesar de todo, nos conocemos prácticamente desde la cuna —la serpiente tomó la mano asintiendo—. Sé que encontrarás al chico indicado, y cuando eso pase no dejes que por prejuicios de tus padres sean separados —la Slytherin asintió soltando la mano del rubio—. Si me disculpas necesito hablar con Zabini, Nott y Pansy. ¿Sabes si están en la sala común? —preguntó Draco pasando su mano en su cabello para arreglarlo.

—Deben estar en el comedor. Ya es hora de la comida, te acompaño a buscarlos —el chico asintió para salir de la sala donde se encontraban, y se encaminaron al comedor.

Ambos chicos caminaban por los pasillos poniéndose al corriente de lo que habían hecho durante todos los años que no se habían visto. Astoria escuchaba sorprendida. Jamás imaginó que Draco tuviera un gran cambio. Ahora entendía el por qué del enfado de Lucius Malfoy, su único Hijo actualmente vivía rodeado de muggles. Para él debía ser una ofensa. Cuando doblaron por una esquina, Astoria vio a su hermana quien venía platicando con Pansy, y atrás de ellas venían Zabini y Nott quienes platicaban tranquilamente. Parkinson, al ver a Malfoy corrió a abrazarlo sorprendiendo al chico quien se quedó con las manos en el aire.

—Draco, que malo eres. Te olvidaste de mí, no tienes perdón —le reclamó la chica que todavía estaba abrazada a su cuello—. Te mereces que te lance una maldición por tenerme tan abandonada todos estos años.

—No seas dramática Pansy —Draco la intentaba separar de él ya que lo estaba sofocando. Nott sonreía disimuladamente, definitivamente su amiga nunca cambiaría—. ¡Suéltame por un demonio! No me dejas respirar—la chica se separó de él con un puchero en su rostro.

—Por Merlín, miren a quien tenemos de nuevo entre nosotros. Al príncipe de los muggles y traidor a la sangre Draco Malfoy —comentó Blaise burlándose, lo que ocasionó que Theo le diera un golpe en la cabeza—. Oye Nott, no seas agresivo. Draco sabe que es broma ¿no es así amigo?—el moreno volteó a verlo sonriéndole pasando su mano en su cabeza.

—Para que no hagas comentarios idiotas y fuera de lugar —dijo Theo con calma, mirándolo de mala manera—. Me da gusto volverte a ver Draco. Nos quedó mucho que platicar la última vez que nos vimos —Draco sonrió un poco. Nott seguía siendo aquel chico educado que había conocido durante su infancia.

—Theo nos contó que ahora eres un tipo de celebridad, ¿es verdad?—preguntó Pansy caminando junto a sus amigos hacia el gran comedor.

—Sí, soy parte de un grupo musical en Japón, su nombre es Arashi. Somos el grupo más importante no solo de Japón sino de Asia —comentó Draco con orgullo pasando su mano por su cabello despeinándose un poco.

Al llegar al gran comedor los cinco Slytherin más Draco se quedaron unos minutos en la puerta. Sabía que aún faltaban alumnos de otras casas por llegar, y Draco tendría que sentarse al lado de Severus. A sus amigos le costaba creer que alguien como Draco que fue educado para creer que los sangre pura son mejores que los muggles conviviera entre ellos. En definitiva, el príncipe de las serpientes había cambiado.

—Me es imposible imaginarte conviviendo entre muggles. Tú que te llenabas la boca hablando que los sangre pura somos mejores a esos impuros —exclamó Daphne sorprendida—.En verdad la vida da muchas vueltas.

—Como le dije a Nott, no les diré que fue algo fácil. Al contrario, me costó mucho dejar mis prejuicios a un lado, pero luego de que los conoces te das cuenta de que no todos son tan malos. Por ejemplo, los chicos con los que vivo son la prueba de ello. Ellos han cuidado de mí desde que llegué a vivir en Japón. Les tengo confianza y es recíproco. Sí llegamos a pelear como todos, pero sabemos resolver nuestros problemas. Son los únicos que soportan mi carácter de los mil demonios. Las fans son geniales, siempre mostrando su amor y su apoyo al grupo sin pedir nada a cambio. Cuando es el cumpleaños de alguno de nosotros hacen proyectos e incluso compran regalos para nosotros —habló el rubio con una sonrisa recordando a sus compañeros de grupo y sus fans.

—Y dime Draco, ¿te tiras alguna de ellas? Ya sabes...¿tienes sexo con esas chicas?—le preguntó Blaise pasando las manos en los hombros del chico provocando que se sonrojara—. Porque si tienes a esas chicas atrás de ti es normal que te hayas tirado a alguna de ellas, y más si están bien dispuestas.

Malfoy estaba sonrojado, no es que él fuera alguien que le diera pena hablar de algo tan común como es el sexo. Pero con los únicos que estaba acostumbrado a hablar de ese tema era con los chicos de Arashi, y con Yamashita su mejor amigo fuera del grupo.

—La verdad en nuestra agencia hay una regla, la cual es nunca involucrarnos de manera sexual o sentimental con las fans, ya que eso muchas veces no acaba nada bien. Es por eso que jamás he tenido sexo con ellas —contestó con calma mientras se acomodaba su camisa.

Los Slytherin se pusieron al día de sus vidas durante los cinco años que no se veían. Draco no pudo negar que había extrañado a sus compañeros, después de todo prácticamente los conocía desde que eran bebés. Sobre todo a Nott y a Pansy, ya que sus padres y los de ellos eran amigos muy cercanos, por lo cual no era extraño que convivieran. Malfoy recordó la razón por la que estaba buscando a sus compañeros.

—Bueno, ahora que recuerdo, los estaba buscando porque quería invitarlos a una fiesta muggle que se llevará a cabo mañana. Será el aniversario del debut de Arashi, y nuestra agencia suele dar cada año una fiesta. ¿Qué les parece si vamos? —los cinco lo miraron como si estuviera loco. Ellos jamás han visitado el mundo más, estaban seguros de que si sus padres se enteraban los mataban por mezclarse entre ellos.

—Yo no sé Draco. Sabes que si mi Padre se entera me cuelga de la torre de astronomía por mezclarme entre impuros como él dice —bromeó Pansy causando una sonrisa en Draco.

—Vamos chicos, anímense. Será una experiencia nueva para cada uno. Y verán que no es tan malo como nuestros padres nos hicieron creer —el chico intentaba convencerlos. De verdad quería recuperar su amistad con sus antiguos compañeros, y esa le parecía la mejor oportunidad —hablaré con Severus, además, sus padres no tienen por qué enterarse. Podemos pedirle a mi padrino que lo mantenga en secreto, ¿qué dicen? Serán dos días nada más—. Malfoy se les quedó mirando esperando por su respuesta.

—Si hay chicas lindas cuentas conmigo Draco. Después de todo mi Madre no es de esas locas fanáticas por la sangre como la mayoría de sus padres —habló Blaise poniendo los brazos al rededor de los hombros del rubio—. Cuentas conmigo, será una experiencia nueva e interesante —Draco sonrió a Zabini, seguía siendo aquel chico despreocupado de siempre.

—Debo estar loca para seguirlos, pero está bien, yo también iré —comentó Pansy cruzándose de brazos mirando a sus compañeros—. Pero si me desheredan por tu culpa Draco, tendrás que mantenerme ¿me entendiste?

—Nosotras también iremos —contestó Daphne tomando la mano de su hermana que no estaba muy convencida—. A pesar de todo, a nosotras nos da lo mismo la sangre. Podemos ir a alguna tienda de ropa muggle. Estoy interesada por la moda.

—Entonces, yo también iré—suspiró Theo, pasando su mano en su barbilla—.No habrá problema si nuestros padres no se enteran.

Malfoy se ponía de acuerdo con sus amigos sobre el viaje y la fiesta. Después de todo para ellos sería la primera vez que irían al mundo muggle, y era una experiencia nueva. Les comentaba que no podían usar ni hablar nada relacionado con la magia. Él se encargaría de pedir permiso a Snape. Sabía que su padrino no se lo negaría.

—Como les dije, nada de magia. Créanme les va a gustar. Hay lugares interesantes para pasarla bien. La comida es deliciosa, así como algunos lugares como los parques de diversiones o las discotecas —al escuchar lo que el ex Slytherin relataba las chicas comenzaban a emocionarse—. Los llevaré a conocer algunos lugares de Japón que sé que les va a gustar.

Estaban tan entretenidos que ninguno se dio cuenta de que ciertos leones habían oído su conversación, hasta que escucharon la voz de la más pequeña de los Weasley. Draco se volteó con el ceño fruncido. Sabía que nada bueno saldría de eso.

—Vaya, vaya... así que las serpientes saldrán de paseo al mundo muggle. Mejor dicho, a una fiesta —la pelirroja se miraba las uñas con una leve sonrisa—. Oye Hermione, ¿qué crees que digan los padres clasistas de estas serpientes?

—Escúchame pequeña comadreja, no te metas en mis asuntos, ¿me entendiste? Tenemos un trato, yo no me meto con ustedes y ni ustedes conmigo —Draco había encarado a la chica, no estaba dispuesto a permitir que la hermana de la comadreja se metiera en un asunto que no le incumbe.

—Ginny, ¿en qué estás pensando?—Hermione preguntó mirando a su amiga—. No debemos buscar más problemas, recuerda el castigo de Snape. Además, Malfoy tiene razón. Él no se mete con nosotros tampoco nosotros con él.

—Si no estoy diciendo nada malo. Simplemente hice una pregunta. ¿Qué pensarán los padres de estas serpientes si se enteran que sus hijos tienen pensado ir al mundo muggle a una fiesta? Creo que a la gran mayoría les daría un infarto —las palabras de la pelirroja comenzaban a molestar Parkinson, quien gracias a Theo no se le fue encima a la chica.

—No me provoques Weasley, que no sabes sabes con quien te estás metiendo —la pelinegra intentaba soltarse de Nott—. Y tú Theo, ¿quieres soltarme de una jodida vez para que le enseñe a esta tipa que aun Slytherin no se le amenaza? Y menos una sucia comadreja.

—No te tengo miedo Parkinson —respondió retándola la novia del niño que vivió—.Me pregunto cuánto tiempo me tomará escribir una carta para cada uno de sus padres y enviarla —la chica tenía una sonrisa de superioridad.

—Ginny, no creo que esto sea buena idea —le habló el niño que vivió en su oído—.Recuerda el castigo, nos pueden sacar del equipo.

Draco sabía que, si la pelirroja cumplía su amenaza, sus amigos estaría en problemas, sobre todo Nott ya que su padre seguía siendo un fiel creyente de la supremacía de la sangre. Luego de pensarlo unos minutos no encontró otra solución que hacer lo que la comadreja novia de Potter le decía ya se encargaría de vengarse en otra ocasión. Nadie chantajeaba a Draco Malfoy y se quedaba como si nada.

—Muy bien Weasley, dime que es lo que quieres para que mantengas tu estúpida boca cerrada —espetó Draco. Sabía que la pequeña comadreja no dudaría en delatar a sus amigos con sus padres. Ya se la cobraría en otra ocasión.

—¿Quién jodidos te crees maldita serpiente para hablarle a mi hermana de esa manera?—Ron apretaba sus manos con rabia. Aún no había olvidado lo que pasó en la oficina del director—.Te obligaré a disculparte.

Las cosas se estaban saliendo de control, el rubio comenzaba a perder la paciencia. Contó mentalmente hasta diez antes de lanzarle un buen golpe a Ron. Lo que menos quería era darle motivos a la pequeña Weasley de delatarlos.

—Escúchame bien comadreja idiota, no estoy de humor para soportar tus estupideces. Si no quieres que te vuelva a romper la nariz como la última vez, mantén tu estúpida boca cerrada —exclamó Draco enojado, para voltearse y encarar a Ginny—. Bien pequeña comadreja, te escucho. ¿Qué es lo que quieres para mantener tu boca cerrada?¿Quieres dinero, ropa? Pide lo que quieras.

Ginny lo pensó unos minutos, tenía la solución para vengarse del mal rato que el príncipe de las serpientes les había hecho pasar con Severus. Su sonrisa se amplió con un toque de maldad, sonrisa que Hermione conocía muy bien, la castaña suspiró. Sabía que esa mirada de su amiga no traería nada bueno, por unos segundos sintió lastima de Malfoy. No sabía en lo que se había metido.

—No, no quiero dinero, ni ropa. Eso me lo compra mi Harry —comentó guiñando el ojo izquierdo a su novio, por lo cual él se sonrojó—. Queremos ir a esa fiesta de la que hablabas —el rubio creyó escuchar mal, en definitiva, esa chica estaba loca, y él estaba aún más loco por aceptar algo como eso. Dios, él, Draco Malfoy, siendo chantajeado por una Weasley para ir a una fiesta muggle. ¿En qué clase de retorcido mundo habían caído? Como solían decir los muggles, ¿desde cuando los patos les disparaban a las escopetas?

—Ginny —le susurró el niño que vivió cerca de su oído con voz baja—. No creo que esto vaya a salir bien. Será mejor olvidarlo, yo no quiero ir —la chica se volteó y le dio un beso a su novio para mirarlo a los ojos con una sonrisa.

—Créeme querido Harry, esto no es algo que guste, pero Malfoy nos debe mucho. Que mejor manera de vengarnos que arruinándole su fiesta con nuestra presencia —la pelirroja, se giró para enfrentar a Draco—. Y bien Malfoy, ¿qué dices? Es un buen trato no lo crees así.

—Eres una arpía comadreja, pero esto no se quedará así maldita pobretona —Pansy estaba cabreada. Apretaba sus puños con fuerza, mientras era sujetada por uno de sus compañeros para que no golpeara a Ginny—. Pero claro, que se puede esperar de unos traidores a la sangre como ustedes.

—Me tiene sin cuidado lo que opines de nosotros Parkinson. Estoy esperando la respuesta de Malfoy —la Gryffindor mantenía los brazos cruzados con una sonrisa de superioridad.

—Debo estar realmente loco, pero creo que no hay otra salida —Draco miraba con desdén a la chica Weasley, deseaba quitarle aquella petulante sonrisa de su rostro. Pero eso no se quedaría así. Buscaría la manera de vengarse de ellos —los veré mañana a las 8 de la mañana en la oficina de mi padrino. Sean puntuales, lleven ropa decente. Aunque claro, viniendo de ustedes los Weasley eso es mucho pedir, ya que su ropa suele ser de segunda mano —Draco esbozó una sonrisa de superioridad mirando a los hermanos de arriba abajo—. No te preocupes comadreja para ti tengo ropa que no suelo usar y regalo a la gente con necesidad. Podría hacer una obra de caridad contigo —le dijo burlándose mientras entraban al comedor despidiéndose de sus compañeros para tomar asiento en su lugar al lado de Severus quien ya lo esperaba.

—Odio a esa maldita serpiente, ¿cómo se atreve a tratarnos como basura es un hijo de...?—Hermione le cubrió la boca para que no dijera una mala palabra—. Les juro que un día de estos lo mato —los Gryffindor entraron al comedor sentándose en su mesa. Los elfos sirvieron la cena, cada uno comía en silencio. La castaña de reojo veía a la mesa donde estaba Draco, odiaba admitirlo, pero el chico se veía muy bien con la ropa muggle que llevaba puesta. Por unos segundos sus miradas se cruzaron la leona bajo la mirada sonrojada.

Draco se encontraba comiendo, estaba nervioso. Mañana sería un día especial para ellos, no solo sería su Aniversario como Idol, sino que al mismo tiempo su agencia le daría su cheque de lo que había ganado en todo el año. Estaba seguro de que era mucho dinero dado que todo este año había hecho una gran cantidad de películas y dramas, además de ser la imagen de varias marcas, y sin contar de que Arashi había lanzado un nuevo álbum y los conciertos que dieron.

—Padrino —el director dejó de comer para mirarlo—. Mañana me darán mi cheque con todas mis ganancias. Por ser menor de edad no puedo disponer del dinero. Serías tan amable de depositarlo en el banco por mi —el chico se limpió los labios con una servilleta. Los profesores que estaban en la mesa estaban impresionados por los modales del joven.

—Draco, estos últimos años has hecho una gran fortuna —los estudiantes que estaban cerca, al escuchar lo que Severus comentaba dirigieron su mirada al chico sorprendidos—. Y estoy casi seguro de que este año será lo mismo. Nunca usas ese dinero. Deberías darte los gustos que quieras. Después de todo la vida que llevas no es nada fácil.

—Claro que he usado de ese dinero. Compre mi departamento hace dos años, además del auto que quería —Draco suspiró poniendo sus brazos sobre la mesa—.Pero no tengo por qué gastar. Mi agencia se encarga de cubrir mis necesidades básicas, el departamento que comparto con mis compañeros, el salario de la mujer que hace la limpieza, e incluso la ropa que usamos, así como las personas que se encargan de arreglarnos todo eso lo paga la agencia.

Snape sonrió al escuchar a su ahijado. Realmente ya no era aquel chico mimado que había conocido. Había aprendido a vivir sin magia. Pero lo que más le sorprendía es que a tan solo 12 años se había mudado a un mundo que despreciaba y supo adaptarse a él. Estaba orgulloso de Draco, había madurado, y las cartas que solía mandarle le comentaba lo agradecido que estaba con aquellos chicos que sin conocerlo lo trataban como a un hermano í como con la agencia ya que había cumplido con lo que le prometieron, habían cuidado de él y no solo eso estudiaba en uno de los institutos más importantes de Japón, pero, sobre todo, Draco era un chico que no había dado ningún escándalo, sabía comportarse con los periodistas que lo acosaban, aunque Severus jamás lo decía, siempre vio a Draco como el hijo que nunca tuvo.

—No entiendo, teniendo un departamento propio sigues viviendo con tus compañeros en el que les paga la agencia —Severus se limpió la boca con la servilleta sin mirar a su ahijado—. Pensé que te gustaba tu privacidad.

—Si te soy sincero, la única razón por la que lo compré fue por la ridícula regla que nuestro líder junto a Sho pusieron, la cual dice que nosotros no tenemos permitido llevar mujeres al departamento que compartimos, ya que según Ohno es una falta de respeto. Es por eso que ese lugar solo lo usamos para follar —la profesora de transformaciones junto Severus se atragantaron con la comida, y comenzaron a toser por la falta de vergüenza del chico y la forma tan descarada con la que hablaba—. ¿Qué? Es la verdad. Pero últimamente es el nido de amor de Matsumoto con Inoue, es asqueroso —Draco puso cara de asco de solo imaginar que esos dos follaban en su recámara y sobre todo en su cama.

—No seas desvergonzado Draco, no ves que los profesores están presentes y hay mujeres. Que falta de vergüenza la tuya, algunos temas no son para andarse ventilando —el director reprendió al chico quien suspiró, no entendía como se podían escandalizar por un tema tan simple como era el sexo.

—Por cierto, quiero pedirte un favor —comentó el platinado dejando la cuchara a un lado, teniendo la atención de su padrino—.Necesito que le des permiso a Nott, Daphne, Astoria, Zabini, Pansy... –se detuvo unos minutos no era nada fácil lo que iba a hacer—...Potter, Granger y los Weasley, como sabes mañana será la fiesta de aniversario de Arashi, y harán una fiesta, y me dieron permiso de invitar a mis amigos, y si te preguntas por qué invite a los leones si los odio, pues me dieron pena —Draco rogaba que su padrino le creyera y no le preguntara nada al respecto sobre su decisión.

—No soy idiota Draco, no intentes burlarte de mi inteligencia. Te conozco lo suficiente, pero sé que aunque pregunte las verdaderas razones no me lo dirás –Snape miró de reojo a la mesa de los Gryffindor para luego mirar al rubio—. Está bien tienes mi permiso, para que Potter y sus amigos abandonen el castillo un par de días, me encargaré que las familias de tus amigos no se enteren que irán al mundo muggle mañana. No estaré, ya que saldré temprano al ministerio, pero pueden usar mi oficina. Una última cosa. Cuando regreses necesito que hablemos seriamente.

El chico asintió limpiándose la boca con una servilleta para levantarse de la mesa. Mañana sería un día muy pesado, y debía descansar. No podía presentarse a su agencia con ojeras. Tenía que verse bien, después de todo, era una fiesta en su honor y debía verse bien.

—Gracias por la comida —Draco hizo una leve reverencia—. Que tengan bien provecho. Me retiro, necesito descansar —el chico se dio la vuelta para abandonar el comedor. Miró de reojo a Hermione quien bajó la cabeza ante la mirada tan penetrante del rubio.

Al llegar a su dormitorio, se dejó caer en uno de los sofás que había en la sala de estar. En verdad mañana sería un día complicado, no solo por la fiesta, si no que tendría que explicarles a sus compañeros por qué había invitado a Granger. Una parte de él estaba feliz, le demostraría a esa sabelotodo que era mejor que Potter y la comadreja en muchas cosas. Una sonrisa se dibujo en su rostro. Rogaba porque Nino y Jun no salieran con alguna de sus bromas estúpidas sobre él y Granger. No quería darles motivos a esos malditos leones para que se burlaran. Suspiró levantándose del sofá para ir al baño y cambiarse, poniéndose su pijama de hurones, regalo de Ninomiya en su cumpleaños. Si alguien lo viera de esa manera moriría de vergüenza. Salió del baño y caminó a su cama acostándose boca a arriba manteniendo los ojos cerrados.

—Mañana será un día muy difícil —susurró antes de quedarse dormido.

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En los pasillos que daban a la Torre de Gryffindor, dos parejas caminaban tomados de la mano hacia su dormitorio. Se habían retrasado ya que Severus les había bajado puntos por no decirle que era lo que habían hecho para que Draco aceptara llevarlos a la fiesta. Claro que ninguno dijo nada, pero eso no quitó que perdieran puntos.

—Maldita serpiente del demonio, por su culpa nos han quitado puntos. Como me gustaría darle una golpiza —Ron despotricaba con rabia mientras caminaba tomado de la mano de su novia—. Maldita la hora en que el muy bastardo regresó, estábamos bien sin él —maldecía mientras la castaña intentaba calmarlo.

—Yo no estoy del todo convencido de ir, creo que no fue buena idea chantajear a Malfoy —exclamó Harry acomodándose las gafas—. Lo único que ganamos es que Snape nos quitara puntos.

—¿Bromeas, Harry? Ganamos el ir a una fiesta muggle. No sé ustedes, pero estoy emocionada. Jamás he asistido a ninguna, además de que le haremos pasar un mal trago a esa serpiente venenosa —la pelirroja hablaba con emoción mientras le daba un beso en la mejilla al niño que vivió—mañana será un día emocionante. Además, ¿qué importa que nos quitaran puntos? Nuestra Hermione los recuperará en una sola clase.

—Bueno, esta vez estoy de acuerdo con Snape. Jamás debiste hacer eso Ginny. Habíamos hecho una tregua con Malfoy —comentó la castaña mientras caminaba a su torre intentando calmar al pelirrojo que no dejaba de lanzar maldiciones al rubio—.Y tú Ronald,¿te quieres calmar de una buena vez? Comienzas a desesperarme.

—¿Es que no lo ves, Hermione? Nuestra vida estaba bien sin ese idiota. Solo apareció y empezaron los problemas para nosotros se hubiera quedado donde estaba, nadie lo necesitaba de regreso, ni siquiera sus padres lo quieren —Hermione se detuvo de golpe soltando la mano del chico. Ella era la culpable de que Draco se distanciara de sus padres. Ellos lo habían desheredado por estar con ella, no pudo evitar fruncir el ceño.

—Escucha Ronald, ese tema no es tu jodido asunto. Tú no sabes lo que pasó entre Draco y sus Padres para que te expreses de esa manera. Es un tema doloroso para él y del cual nosotros tenemos gran parte de culpa. Draco fue desheredado porque sus padres descubrieron que estaba saliendo conmigo. Por mi culpa él se quedó sin sus padres. Es por eso que no te permitiré que hables sin saber —todos se quedaron con la boca abierta por las palabras de la castaña. Quien después de decir la contraseña de su sala común entró dirigiéndose a su dormitorio.

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A las 8 de la mañana del siguiente día, Draco esperaba que llegaran los Slytherin. Granger y sus amigos habían llegado 20 minutos antes. Cada uno iba vestido de manera casual, ayudados por Hermione y Harry, quienes al vivir en el mundo muggle sabían cómo debían vestir. Malfoy comenzaba a impacientarse, él nunca había tenido paciencia, odiaba la impuntualidad.

—Disculpen la tardanza, Pansy se quedó dormida —se disculpó Theo ,ganándose un golpe en la cabeza por la pelinegra.

—Estaba a punto de irme sin ustedes —habló de mal humor Draco—. Ahora bien, usaran un poco del polvo que mi padrino dejó, y dirán Callejón Furukawa, está a un par de cuadras de donde vivo ,¿entendieron?

Cada uno asintió tomando el polvo para entrar a la chimenea. Al llegar al callejón que Draco les dijo miraron a todos lados. Hermione lanzó un hechizo para entender y hablar el idioma japonés. Las serpientes y los leones estaban fascinados por los edificios. Malfoy se puso unos lentes de sol junto a un cubrebocas. Todos lo miraban sin entender, él suspiró un poco volteándose para mirarlos.

—Escuchen, seguramentela edificación esté llena de fotógrafos y reporteros que harán muchas preguntas. No contesten ninguna, solo síganme, y recuerden, nada de magia. ¿Entendieron?—todos asintieron caminando a la misma dirección a la que Draco caminaba.

Al llegar al edificio los esperaban muchos reporteros, fotógrafos y fanáticos, que al ver a Draco se acercaron a él empujándose entre ellos para poder tomarle una foto el chico. Él se cubría con su mano maldiciendo mentalmente a esos idiotas. Siempre se comportaban de esa manera aun sabiendo que estaba prohibido sacarles fotos.

—¡Draco! ¡Draco!—hablaba un reportero con desesperación—.Somos de la revista Yurasaki. ¿Es verdad que mantienes un romance con Maki? ¿Cuánto tiempo tienen? ¿Es algo formal?—el reportero le ponía el micrófono en la cara, a lo cual el chico gruñó mientras caminaba.

Hermione al escuchar lo que ese tipo le preguntaba a su serpiente, no pudo evitar fruncir el ceño. ¿Quién se creía para mencionar a aquella mujer frente a ella? Pero más estúpido era Draco por salir con esa mujer. La chica estaba sumida en sus propios pensamientos cuando vio el brillo de un flash. Le habían tomado una foto por unos minutos, sintió pena por Malfoy ya que tenía que pasar por eso todos los días. Nadie se merecía que alguien más invadiera su privacidad de esa manera.

—Draco, somos del programa News Zero. ¿Es verdad que Maki y tú durmieron en el mismo departamento y que ella está esperando un hijo tuyo?—esa fue la gota que derramó el vaso. ¿Cómo se atrevían esos idiotas a decir eso dejando la reputación de una chica por los suelos?

—¿Me quieren dejar en paz?—la serpiente había perdido la poca paciencia que le quedaba por las preguntas tan estúpidas que esos tipos le estaban haciendo. Al llegar al edificio el conserje le abrió la puerta dejándolo pasar. El chico estaba realmente enojado, siempre era de esa manera. ¿Quiénes se creían para meterse en su vida?

—Vaya amigo, se ve que eres muy famoso. ¿Siempre es de esta manera?—preguntó Theo mirando al chico, quien mantenía el ceño fruncido a causa del enojo. Él por lo general solía ser muy paciente, pero esos tipos solían sacarlo de sus casillas.

—Siempre. Todos los días están parados esperando a que salgamos para tomar una estúpida foto o hacer preguntas idiotas —escupió con desprecio —.No les importa arruinar la vida de otros siempre y cuando tengan una nota que vender —el rubio entró al elevador seguido por los otros.

—Se parecen a Rita ¿no crees Hermione?—comentó la pelirroja a lo que la castaña asintió—.Por primera vez siento pena por ti, Malfoy. Mira que soportar esto todos los días no es fácil. Por cierto, ¿qué es esta cosa?—preguntó con curiosidad.

—Es un elevador Ginny. Sirve para evitar subir las escaleras, es más rápido y menos cansado —contestó Hermione a su mejor amiga quien estaba sorprendida por los inventos muggles.

—Nosotros vamos al piso 20, es donde está el departamento —Draco apretó unos botones y el elevador comenzó a subir dejando a los Slytherin sorprendidos por los inventos del mundo muggle. Malfoy estaba con los brazos cruzados. Esos estúpidos reporteros habían preguntado sobre su supuesta relación con Maki, y no conformes habían dejado la reputación de la chica por los suelos. Gruñó en disgusto. Ya se encargaría de cerrarle la boca a ese idiota en otro momento.

Al abrirse la puerta del elevador, Malfoy caminó por un pasillo del lado derecho donde se encontraba el departamento. Al llegar puso su cabeza en la puerta. Rogaba porque Jun y Nino se supieran comportar, ellos sabían la historia con Granger y tenía algo de temor a su reacción al verla. Luego de unos segundos suspiró. Al mal paso darle prisa, pensó. Sacó las llaves del departamento para abrir, era grande. Teníatres recámaras, una sala espaciosa, la cocina que estaba de lado derecho junto al baño, el balcón era grande, daba la vista a toda la ciudad. Todo estaba finamente decorado. En medio de la sala se encontraba un chico un poco más alto que Draco, quien estaba leyendo un libro al escuchar que la puerta se abría, giró un poco la cabeza para verlo entrar. A Draco no le pareció raro encontrarse a Sho Sakurai en el departamento ya que solía preferir quedarse en casa leyendo que salir.

—Pensamos que llegarías más tarde Draco —dijo Sho. Cerró el libro dejándolo sobre la mesa levantándose para abrazar al chico—. Sí que te extrañamos, no es lo mismo sin ti —el rubio correspondió la muestra de afecto dejando a todos con la boca abierta.

—También los extrañé Sho Kun, sobre todo a ti y tus consejos —el chico se separó un poco de su compañero—.¿Estás solo en el departamento?—preguntó mirando a todos lados—¿Dónde están los idiotas de Nino y Jun?—Sho rió por como Draco se expresaba de sus compañeros, a pesar de todo él sabía que esos tres se tenían aprecio.

—Bueno... Aiba está en la cocina preparando la comida, ya sabes su sazón es deliciosa, Ohno lleva encerrado toda la mañana en su estudio de arte trabajando en no sé qué cosa. Jun, como siempre, salió con Mao a comprar la ropa que van usar hoy en la noche. Nino continúa durmiendo, ya sabes que es un vago, prefiere dormir que hacer algún deporte —Sho puso las manos sobre los brazos de Malfoy para moverlo un poco, sorprendiéndose al ver a los chicos que venían con él. No pudo evitar sonreír. Por fin Draco había vuelto a tener contacto con sus compañeros—. Vaya, creo que tenemos invitados ¿no es así amigo? Me alegro que pudieras volver a tener contacto con tus anteriores compañeros de clase —el chico caminó a donde los leones y las serpientes estaban manteniendo la sonrisa en su rostro—. Un gusto conocerlos. Mi nombre es Sakurai Sho. Pueden decirme Sho —habló en inglés, pues no sabía que aquellos chicos entendían el japonés.

—Sakurai Kun, ellos entienden y hablan japonés. La escuela en la que asisten les da clases de idiomas —mintió la serpiente poniendo su mano sobre su compañero—. Te los presentaré como se debe. El de cabello castaño y ojos claros es Theodore Nott, el que está a su lado es Blaise Zabini, las chicas que están a su lado son las hermanas Greengrass, Astoria y Daphne, y por último Pansy Pakinson —Sho hizo una leve reverencia en forma de saludo—. Ellos son mis invitados a la fiesta de la agencia —el platino se volteó un poco para ver a los invitados—. Chicos pónganse cómodos, en unos momentos regreso. Voy a la cocina por algo de comer, me estoy muriendo de hambre.

—Draco, creo que olvidaste algo —Sho frunció el ceño por los malos modales demostrados a sus otros compañeros—.¿Quiénes son estos chicos?¿Porqué te comportas como un mal educado? –lo reprendió Sakurai por su falta de modales -

Hermione apretó sus puños con rabia, entendía que en cierta manera Malfoy estaría enojado por la manera en la que lo chantajearon. Pero ¿dónde quedaban esos modales de los que alardeaba? Dio un paso enfrente para encararlo.

—Eres un idiota Malfoy. No tienes por qué tratarnos como si fuéramos basura. ¿Dónde quedaron esos modales de los que tanto presumes? No eres más que un estúpido —la leona le mantenía la mirada lo que hizo enojar al chico, quien caminó para quedar a pocos centímetros de ella. Mantenía sus brazos cruzados, lo que dejó sorprendido a Sakurai, quien los miraba con los ojos muy abiertos.

—¿Te quieres callar Granger? No me importa la opinión de una rata de biblioteca como tú. Les doy el trato que se merecen —ambos se retaban con la mirada. Sakurai sabía que esa mirada de Draco solo significaba que estaba realmente enojado, y para evitar que las cosas llegaran a mayores se puso en medio de ellos.

—¿Se quieren calmar los dos por favor?—dirigió una mirada reprobatoria al rubio—. Draco, la señorita tiene razón. No son formas de comportarse con tus invitados —el chico estaba a punto de hablar, cuando fue callado con la mirada por su compañero—. Sea como sea, todos se merecen respeto y sobre todo si son tus invitados. No se la razón que te llevó a traerlos, pero no me parece correcto tu comportamiento —la mirada de Sakurai se dirigió a la castaña—.Con que usted es la señorita Granger, ¿no es así?—preguntó, a lo que la chica asintió—.Bueno, usted mejor que nadie debe entender la razón del comportamiento de Draco. No es fácil lidiar con un engaño, ¿no cree?—la mirada del chico era serena, pero mantenía la seriedad—. Draco no es alguien malo, simplemente es orgulloso. Y aunque se comporte de esta manera le aseguro que no es lo que usted dice, un idiota. Le pido de la manera más atenta que no vuelva a insultarlo así, como él tampoco lo hará mientras esté en este departamento.

Draco no daba crédito a todo lo que Sho había dicho. Intentó hablar, pero de su boca no salía palabra alguna por la sorpresa. Tenia los ojos muy abiertos al igual que Hermione. Aquel chico a pesar de su edad era muy maduro, y al mismo tiempo imponía respeto. Malfoy estaba a punto de hablar cuando dos de las puertas se abrieron de golpe.

—¿Por qué diablos gritas Sho?¿No te das cuenta de que hay personas en este departamento que queremos dormir? —salió Ninomiya con su almohada en una mano y con la otra se frotaba los ojos bostezando—.Diablos, aún es temprano. Si van a ponerse a gritar como unos malditos locos vayan al parque –cuando llegó a la sala se encontró con Draco, quien mantenía los ojos muy abiertos por el discurso que Sakurai les había dado—. Draquito, que milagro verte a esta hora —levantó un poco su brazo para ver la hora—.Así que son las 10 de la mañana y a esta hora están gritando como locos, no hay respeto, pero por ser tú te lo perdono —Nino lo abrazó dándole palmaditas a su espalda—.Nos hiciste falta pequeño bastardo.

—Draco, no te esperábamos a esta hora —comentó Ohno quien venía llegando junto a Aiba quien salió de la cocina al escuchar los gritos que provenían de la sala. Caminaron para quedar a unos pasos de él palmeando su hombro—. Te extrañamos compañero, pero lo bueno es que estás de regreso. Tienes mucho que contarnos —el líder dejó su pincel en la mesa, donde sho dejó su libro—.Pero díganme ¿qué fueron esos gritos?—el líder dirigió su mirada a Draco, para luego ver a los chicos que lo acompañaban—. Ya veo, tenemos visitas. Draco me da gusto que por fin pudieras ver a tus amigos.

—No sabía que vendrían tantas personas. Ahora tendré que preparar más comida —suspiró Aiba cansado, dado que ya había terminado de preparar la comida, y ahora tendría que hacer más—. Mejor pediremos algo de comer, ¿qué les parece algunas pizzas?—pregunto a lo que Sho, Ohno y Malfoy asintieron—. Perfecto —sonrió el chico caminando a la mesa donde estaba el teléfono para pedir las pizzas.

Nino y Ohno se miraban entre sí. Podían ver que Draco estaba incómodo. Conocían lo suficiente a su compañero para saber que no estaba nada contento. Pero se preguntaban qué era lo que lo tenia de esa manera. Estaban a punto de conversar cuando escucharon el sonido de la puerta abriéndose.

—Ya estoy en casa —gritó una voz conocida para Malfoy—. Aiba ¿ya está lista la comida?—cuando Matsumoto Jun llegó a la sala se encontró a Draco, quien lo miraba con una sonrisa burlona.

—Como siempre el idiota de Jun intentando llamar la atención. ¿Por qué no eres una persona normal? Siempre tienes que llegar y gritar. ¿Dónde queda todo el glamour de su alteza real Matusmoto Jun?—tanto los Gryffindor y como los Slytherin no daban crédito a lo que veían. Draco Malfoy estaba bromeando con un Muggle. Ellos pensaban que el rubio trataba mal a sus compañeros, pero era todo lo contrario. Podían notar que en verdad se tenían aprecio e incluso cariño.

—Draco, pequeño bastardo. Mucho tiempo sin verte. ¿Cómo estuvo tu viaje? —Jun pasó su brazo por los hombros de la serpiente amistosamente—.Sabes, Nino y yo nos habíamos adueñado de tu cama y tus cosas. Pensamos que no regresarías.

—No tendrán tanta suerte par de idiotas —el rubio golpeó el brazo de Jun en forma amistosa, en su rostro mantenía la sonrisa—.También los extrañé. Ya estoy acostumbrado a sus estupideces.

Luego de una pequeña plática entre Malfoy y Jun, el rubio presentó a los leones y Slytherin con sus compañeros de Arashi, quienes estaban contentos por Draco, de que se pudiera reencontrar con sus antiguos amigos. Pero había dos chicos que no estaban nada felices con cierta castaña. Nino y Jun que sabían la historia de Malfoy y Hermione. No veían con buenos ojos que la chica estuviera en su departamento.

—Con que esta chica es la famosa Hermione Granger ¿no es así, Draco?—preguntó Nino de mala gana. Mantenía los ojos sobre la chica quien no se intimido ante la mirada del joven.

—¿Nos conocemos?—preguntó la castaña, quien le correspondía la mirada al chico, se daba una idea de la razón por la que aquellos dos jóvenes la miraban así, pero no les daría el gusto de verla bajar la mirada—. Hermione Granger, un gusto —la chica extendió la mano la cual se quedó en el aire.

Tanto Ohno como Sho se miraban preocupados. Ellos sabían que tanto Nino como Jun tenían un carácter un tanto especial, además de que eran muy protectores con Draco por ser el menor de todos ellos. Draco, quien se mantenía con los brazos cruzados, suspiró para luego caminar a donde estaba Matsumoto y Ninomiya.

-Jun, pido que se comporten. Lo que pasó con Granger es cosa del pasado. Ella y yo hablamos sobre eso, y decidimos dejar todo olvidado. No quiero que un problema como ese arruine un día que se supone debe ser importante para nosotros —comento Draco con calma a sus compañeros. No estaban del todo convencidos, pero no pudieron hacer otra cosa más que asentir.

—Draco has madurado —exclamó Aiba, quien se mantenía hablando por teléfono—.Me alegra que dejaras los rencores a un lado. Eres demasiado joven para amargarte, además tienes buenos gustos, la señorita Granger es muy linda.

Hermione, al escuchar las palabras de Masaki, se sonrojó. Ella no estaba acostumbrada a que otros chicos la elogiaran. Tanto Draco como Ron no pudieron evitar ponerse celosos por el comentario de aquel joven, que para Ron era un idiota que intentaba parecer amable.

—No sabía que tenías gustos tan raros Aiba—habló con celos el rubio—.¿O es que acaso necesitas lentes? Granger es todo menos bonita. ¿No ves?Es una sabelotodo poco atractiva —el chico sonrió con superioridad, por lo que se ganó una mirada de odio por parte de la chica quien se mordió el labio inferior con ira.

—Por lo menos yo soy natural, no como tú que eres un estúpido rubio artificial —el rubio se quedó sin palabras por aquel insulto. Esa estúpida sabelotodo se atrevió a cuestionar su color de cabello, el cual era rubio natural. Al escuchar la risa de sus compañeros de grupo, se volteó para mirarlos con odio.

Malfoy estuvo a punto de contestarle, cuando Ohno puso su mano en su hombro por lo que el chico suspiró. Ya se encargaría después de bajarle los humos a la rata de biblioteca. Tomó las llaves que estaban en la cómoda de la tele para disponerse a salir e ir a su departamento donde los leones y las serpientes dormirían.

—Se ve que Draco aun siente algo por ella. Solo con ver como se puso de celoso con un comentario que Aiba hizo, nos dimos cuenta—comentó Sho luego de que Draco saliera del departamento—. En definitiva, estos días será interesante.

—La chica no me agrada, pero si es lo que nuestro Draco quiere, no nos queda de otra que apoyarlo. Después de todo es verdad lo que dicen. Él todavía la quiere. Me pregunto cuánto tiempo pasará para ese par se dé cuenta de lo que sufrió —Nino tuvo su almohada para regresar a dormir—. Despiértenme en tres horas para darme un baño, debo estar presentable para la fiesta de la noche.