In the choice

Star Trek no me pertenece. Es una creación original de Gene Roddenberry y la película, de J.J. Abrams.

El único lugar donde podía sentirse seguro ya no lo era más. La Enterprise había sido llamada de nuevo a la tierra por órdenes de los altos mandos. Christophe miraba a sus padres completamente divididos entre lo que se oponía como el principal inconveniente para su relación.
Su único hermano estaba perdido en algún lugar del espacio, a merced del enemigo más grande para la Federación y para sus padres… sus temperamentos.
Mientras peleaban férreamente, Chris perdió la poca paciencia vulcana, herencia dada de su padre Spock, así que tomó la situación en sus manos, caminando cual bestia enjaulada alrededor de la oficina del coronel Zulovich por tan solo unos momentos más antes de salir en dirección de una "traición al código de la Federación" que ya muy poco lo preocupaba. ¿En que momento se había vuelto tan reacio a obedecer ordenes?, ¿Cuándo comenzó esa rebeldía característica de los terrestres? Probablemente se lo debía a Jim. Aunque… por primera ocasión en su vida, sentía que estaba haciendo lo correcto al hacer lo incorrecto.

Tanta era su adrenalina que los nervios se le crisparon al encontrarse de golpe y sin tiempo para detenerse frente a un joven de piel morena, enormes ojos cafés oscuros y un cuerpo bien proporcionado. Usaba su cabello recogido hacia atrás, con un brillo pulcro encima de su cabeza. Era tan solo tres centímetros más alto que él y esos tres centímetros eran lo suficientemente notorios como para marcar una diferencia considerable a la vista, haciendo lucir a Chris más joven. El hombre vestía el uniforme rojo de la Federación y cargaba algo parecido a una tablet.
Chris parpadeó unos segundos, por completo sorprendido aunque sin demostrarlo en exceso.

– Yo sé lo que estas planeando – Aseguró el joven frente a él. – Gigi… y no me parece que sea el momento para otra amonestación, escuché sobre tu altercado en un bar, para empezar, ¿qué hacia alguien como tu en un bar?, si se puede saber, claro…

– No tengo tiempo ahora, Legión, ¿te importa? – Sugirió el vulcano con un movimiento de cabeza, a lo cual el moreno se retiró con un sonido similar al de un suspiro. – ¿Y que supones que voy a hacer? – El vulcano inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás y observó con severidad al más alto. Si algo sabia a la perfección ese moreno, sin dudas era sobre el carácter "vulcanamente peligroso" que su antiguo compañero de la academia sacaba a relucir en momentos de estrés como ese.

– Mi madre me advirtió que algún "Kirk", sin aclarar cual de los 2, intentaría tomar una nave clandestinamente e ir a vivir una aventura. Mi misión era detener al primero en aparecer para llevar a cabo la escena…

– ¿"Era"? – Chris miró por un costado del moreno y se enfocó en el sonido de la discusión que provenía desde las oficinas del fondo. – ¿Padre…?

– Así es… y ¿sabes?, me resultó familiar esa mirada de "Yo hago lo que quiera", porque ahora que lo conozco, me parece que has sacado mucho mas del señor Jim que del señor Spock.

– Entonces no interfieras en mi camino. – Dada por concluida la conversación, Chris se dio media vuelta y apenas consiguió dar dos pasos, el joven tras el lo sostuvo del brazo y obligó a mirarlo de frente.

– ¡George!, espera…

En ese momento no podía mas consigo mismo. Odio tan fuerte y por tanto tiempo que el llorar lo volvía un hipócrita, a pesar de todo el agradecimiento… simplemente no podía, no tenia derecho a hacerlo, pero…

– ¡Es mi culpa! – Dijo con una voz que se quebraba mas y mas sin llegar al llanto absoluto, pero amenazándolo de ello. – Legión, YO… NO SOY CAPAZ DE HACER LAS COSAS BIEN y ahora… todos sufren por ello… nunca desee ser una carga para mis padres, en especial para mi padre Spock, ¡pero…!

– No es tu culpa, Gigi… – Interrumpió con voz armoniosa, pero el otro era bastante conocido por ser terco, obstinado hasta niveles increíbles y tanto como le fue difícil convencer al mayor de los Kirk para abandonar la peligrosa empresa, sabía que con su hijo no podría.

– Siento tanta culpa… por alguien a quien no he querido lo suficiente y no puedo comprender… he roto todos los valores que me he jactado de tener y aun así… que alguien así vea el valor en mi. ¡Quiero verlo de nuevo, Legión!...

El moreno había escuchado de la mismísima Uhura, su progenitora, acerca de lo más reciente en la vida de su amigo medio vulcano. El reencuentro con su padre, a quien había creído muerto toda su vida, su recién descubierto hermano y su conexión con uno de los criminales más grandes jamás conocidos por la Tierra. No era ajeno a los sentimientos que su amigo debía estar enfrentando, porque aun cuando en la academia se encargó de enmascarar perfectamente su herencia humana, con él se había comportado tal como lo había echo con muy pocos. Como un hombre común.

– Entonces lo harás, George… lo que tienes que hacer ahora es conseguir la manera de localizarlo…

– ¡Por eso…!

– ¡Sin perjudicarme! – Dejó en claro el joven al recalcar que no lo dejaría robar una nave de Federación, algo que al parecer los Kirk tenían debilidad por hacer frecuentemente Chris bufó resignado y caminó en una dirección diferente a la que ya había planeado. Ante la resignación de su mejor amigo, Legión sonrió divertido. – Y mientras lo planeas, ¿por qué no me pones al tanto de las últimas noticias?

– Secuestraron a mi hermano, mis padres están discutiendo de nuevo, mi parte vulcana parece estar siendo suprimida del todo y le confesé mis sentimientos al señor McCoy. – Soltó sin más. Al parecer, dentro de su amistad eso era común. Legión soltó una carcajada nerviosa.

– Ah… ¿y que te dijo?

– No haré comentarios al respecto.

– Te mandó al demonio, ¿cierto?

– ¡Eso es por completo inapropiado!, el señor McCoy es una persona respetable y su interpretación no puede distar mas de semejante…

– Entonces te aceptó, vaya…

– "Aceptar" no es una palabra acertada… puedo afirmar que no lo incomodó demasiado.

– "No lo incomodó demasiado"… no serán los próximos Romeo y Julieta, ¿cierto?

– ¿Es un recurso de ironía o alguna metáfora?, no comprendo los límites de comparación que…

– Es una broma, Gigi, ¡vaya!, no llego contigo ni 20 minutos y ya quiero darte una fuerte patada en el vientre.

– No te lo recomiendo.

– No se lo recomendaría a nadie. Entonces, ¿Cuál es el plan?

Chris siguió caminando en completo silencio, esquivando a las pocas personas que se topaba en su recorrido por las oficinas los pasillos. Esquivo de igual manera el hecho de no poseer plan alguno y tener que admitirlo en voz alta.

– ¿Por qué está todo en completo silencio?

– Todos o casi la mayoría tuvieron que presentarse ante la oficina central de los altos mandos… no solo han sucedido cosas que conciernen a tu familia, el Imperio Klingon se ha movilizado en los límites del cuadrante Alfa… pero… el problema es externo a la Federación… o al menos eso les han hecho creer a ellos…

– ¿Creen que Khan esté involucrado? – Christophe permitió el paso a una señorita que caminaba apresurada por el mismo pasillo, en sentido contrario, manteniendo cuidado de no ser escuchado por ella.

– Es algo peor… pero nada está confirmado. Mi madre no quiere arriesgarse a crear conclusiones, pero… si algo puedo asegurarte es que Khan ya no está solo. Sus aliados están ya en su poder…

Christophe recordó lo que James dijo a bordo de la Enterprise, acerca de la tripulación robada de Khan. Su hermano había intentado decirles algo más, decirle a él algo más… pero estuvo demasiado ocupado odiándolo como para intentar escucharlo y ahí estaban las consecuencias, golpeándolo de frente contra el rostro. No tenia remota idea de donde podrían estar James o Khan y no había modo de saberlo. Aun si podía robar una nave, ¿A dónde la dirigiría?, ¿con que propósito?, ¿tenía el poder para enfrentarse a Khan o solo llevaría mas penas a los problemas que sus padres ya enfrentaban?... Spock alejado del mando de su Enterprise y Jim muriendo por no poder ayudar a uno de sus hijos.

Pero…

Mira, el doctor dijo que los hermanos se pelean constantemente… y tú y yo ya tuvimos nuestra pelea… ENTONCES… ahora viene la parte en la que nos reconciliamos, dejamos todo atrás y te ayudo a obtener algo que tú quieres, ¿te parece?

Algún día… Por papá Jim…

No puedo asegurar que nos llevará hacia papá… pero si hacia Khan…

El debía mucho más a una persona… de lo que había pedido para si mismo en toda su vida.
La tarea de un hermano… el deber de hacer para lo que había nacido jamás sería mas grande. Desobedecer las ordenes de sus superiores, desilusionar a sus padres, ofender a sus iguales, faltarle al respeto a sus principios y valores, morir en una empresa sin futuro… nada de eso quitaba merito alguno a su responsabilidad como hermano mayor.
De la misma forma en que James era capaz de sacrificarse a si mismo por su padre… por su familia… era la misma manera en la que el se podía sacrificar a si mismo por su familia entera.

– Ge-g-George… – El moreno observo aquella mirada que denotaba determinación en el medio vulcano y lo siguió en su paso acelerado en dirección del ascensor. – ¿Ya tienes un plan?

– El plan ha sido siempre el mismo. Tengo que recuperar a James.

– Siquiera puedes asegurar que el… – ¡Vaya comentario inapropiado!, tan solo terminó de decirlo, Chris se giró con rabia para mirar a su amigo. Pero todo el odio estaba dirigido hacia otro individuo, el sujeto que arrancó a su único hermano y a su padre durante 20 años. – Lo lamento…

– Está vivo, Legión… lo se. Puedo asegurártelo.

"¿Cómo?" – Se preguntó mentalmente el moreno. Sin siquiera pronunciar la palabra, Christophe respondió tal como si la hubiera escuchado.

– Porque es un Kirk… y nadie puede detenernos.

O*O*O*O*O*O

– ¿Puedo conocer el lugar al que se dirigen exactamente?

– ¡AH! – Jim y Chris gritaron como uno solo. El medio vulcano encontraba nuevo en su naturaleza el encontrarse en semejante escenario. Jim, por su parte, lo encontraba mas de lo necesario o moralmente aceptable, pero eso no lo volvía mas tímido, sino todo lo contrario.
Ambos Kirks intercambiaron miradas curiosas, pues no se habían notado el uno al otro hasta que aquella voz profunda y tenebrosa los detuvo.

– ¿Christophe?

– ¿Señor Jim?

– Oh, usted debe ser el doctor de la Enterprise… soy Legión Scott, nos presentaron en la graduación de la Academia, ¿recuerda? – El joven de piel morena extendió su mano en un saludo amable que fue contestado a duras penas. McCoy mantenía una mirada severa en dirección de Jim y su duende, ambos conspiradores en otro dolor de cabeza hacia su persona.

– Algo… ¿y bien?, ¿planeando otro robo, Jim?

– No es un robo si soy miembro de la tripulación de la Flota…

– ¿Que?, ¿desde cuando se p…?

– Tengo que ir a buscar a James, Doctor…

– ¡Yo también! – Secundó Jim, por completo orgulloso de su hijo vulcano.

Legión pasó miradas de uno a otro, contemplando con extrañeza lo mucho que le había parecido hasta unas horas antes que su mejor amigo era idéntico a su padre vulcano, cuando en ese momento solo podía ver a un joven Jim T. Kirk empecinado en conseguir lo que deseaba.
Los ojos cerúleos tatuados en un inexpresivo rostro vulcano… con una mirada fiera, pero cargada de sentimientos bondadosos, quizá traviesos, pero jamás malintencionados. Aquel porte, cualidad en un líder nato, sin llegar a la arrogancia absoluta, solo la imagen de alguien que nació para conducir a los otros a través del camino de sus voluntades.
Christophe debía más a Jim de lo que era capaz de notar.

– ¡Ambos son mas estúpidos de lo que podía creer!, ¡no voy a permitir que roben una nave de la Flota para llevar a cabo un plan que, SEGURAMENTE, ni siquiera tienen desarrollado para ir a los confines del universo siguiendo a un desquiciado que puede aniquilarlos con tan solo pensarlo!

– ¿Es todo lo que tienes que decir?, porque Leonard, te juro que si no haces algo para detenerme, lo único entre tu y yo será el espacio que nos separe una vez que viaje por el universo para recuperar a mi hijo…

– Y yo iré con él…

– Y Spock siquiera tiene una remota idea de que planean esto…

Jim y Chris intercambiaron miradas, preocupados en el fondo por ese "pequeño" detalle dejado al azar, pero con entera serenidad aparente.

– Puede tener alguna idea al respecto, después de todo él conoce al señor Jim mejor que todos nosotros y seguramente…

– ¡Christophe George Kirk!, no te atrevas a decirme verdades a medias… ¿ves la clase de padre asqueroso que eres, Jim?, este mocoso nunca me había… ¿¡JIM!?

El doctor se encontró a solas con el vulcano una vez que el rubio lo pasó por alto y fue seguido de cerca por el mejor amigo del más joven. McCoy parpadeó indignado, a lo que Chris pudo simplemente llamar su "típica reacción a lo Kirk". Ambos terminaron por seguir al rubio, con ciertos refunfuños de por medio y una creciente preocupación en el vulcano.
¿Que haría Spock una vez que los descubriera?
Supuso que, en aquel punto, ya no podía decepcionarlo más, ¿cierto?

– Nos van a llevar a corte marcial a todos por esto… – Susurró McCoy, sacando al joven de sus pensamientos. Chris salió del transe una vez que encontró la mirada del hombre junto a él. No habían tenido tiempo de "terminar su charla" apropiadamente.

…su charla…

…la…

¡Oh no!
¡Estaba encerrado en una nave junto al doctor… Y A SU PADRE TERRESTRE!
Habría una corte marcial, pero no la que McCoy creía…

O*O*O*O*O*O*O

– Entonces… Len… hemos sido amigos por mucho tiempo, ¿cierto?

– Padre, yo… – El medio vulcano se sentó justo en el lugar entre McCoy y Jim, frente a él, Legión escuchaba con detenimiento cada movimiento externo a la cabina… y la conversación que había ahí adentro, claro está. – Por favor… – De nuevo, se vio en la humillante necesidad de rogar. No sabia cuanto le había contado James al padre de ambos respecto a lo que había revelado en su habitación, junto al doctor en un acto similar a un secuestro. – No…

– ¡Chris!, los adultos están hablando…

– ¿Se supone que eres un adulto, Jim?... ¿cabes dentro de la definición?

– ¡No soy yo el que está siendo juzgado aquí! – Contestó de la manera más infantil posible, confirmando por completo las indecisiones de ambos hombres a su costado.

– ¿Y yo si?, ¿por qué?, ¿que no estoy aquí, apoyándote sin motivos reales de peso, a pesar que esto puede costarme mi retiro?, ¿que derecho posees para enjuiciarme?, ¡yo en cambio!, puede decir mucho sobre ti, tu falta de juicio, tu irresponsabilidad, tu carácter enfermizamente infantil y tus escasas e incluso inexistentes cualidades de padre…

Mas de un golpe bajo… pero no por eso "se iba a dejar" ante el doctor.
Mejor ahí que nunca. Las cartas sobre la mesa y las cosas como eran realmente.

– ¿Cuáles son tus intenciones hacia mi Chris?

Legión soltó una carcajada entre divertida y malévola, pero al instante se tragó todo el aire expulsado, imaginando el rostro que su mejor amigo debía poseer en ese momento. Verde esmeralda hasta la punta de las orejas.

¡PADRE!

– ¡¿QUE DIABLOS PASA CONTIGO, ENFERMO?!, ¡COMO...! ¡Tu!, ¿con cual…? ¿¡a ti que te importa!? – Respuesta equivocada.

– ¡Es verdad, padre, usted no…!, espera, ¿qué? – De pronto todo el peso de la pelea se giró en 180 grados. – ¿Realmente tiene intenciones hacia mi? – Los ojos azules de Chris parecieron faros destellantes ante la oscuridad de aquel espacio lleno de oscuridad y estrellas lejanas que apenas y titiritaban color.

– ¿¡Que!? ¡Yo cuando…!

– Entonces no las tiene… – Tan rápido como esos faros se encendieron, se consumieron en el triste reflejo de la desilusión. McCoy tragó hondo para poder contener su rabia característica.

– ¡George!, no yo… no es eso, pero tampoco… ¡todo esto es tu culpa, Jim!

– ¡MI CULPA!, eres tu el que ilusiona a mi hijo y luego le rompe el corazón de esa forma – El doctor iba a responder a eso con frialdad, pero el rostro ensombrecido de Chris a su lado le impidió abrir siquiera la boca con semejante maldad. – ¿Lo ves?, solo le haces mas daño, dile ahora que no lo quieres, ¡que nunca lo has querido y que ya puede dejar de hacerse ilusiones porque tu nunca lo vas a tomar en serio! – Si el resto no había sido suficiente, eso si que terminó de herir al vulcano.

– ¡ESO SUENA CONDENADAMENTE PEOR!, ¿Ahora entiendes porque eres un padre del asco?

– Al menos no soy un viejillo pervertido…

– ¿¡Vie…!? ¡Vie…! ¡TENEMOS LA MISMA EDAD CASI, MALDITO IDIOTA!

– ¡Y el señor McCoy no es tal cosa, padre! Y aunque lo fuera, ¡yo lo quiero! – Los ojos del vulcano ya se encontraban inundados en llanto amargo, manera más efectiva para sacar a relucir su adolescencia terrestre interrumpida. – ¡Y el me quiere a mi!

– ¡QUE!

– ¡Hey, George!, eso no… – Intentó corregir el mayor, cuando el vulcano cayó en otra de sus rabietas, como cuando Jim lo interrogó por primera ocasión en aquella nave que los llevó al bar en primer lugar.

– ¡El me quiere mucho y vamos a casarnos como tu y padre y nada de lo que digas puede evitarlo!, ¡ya tengo edad para decidir por mi propia cuenta!, ¡no soy un niño!

– ¡Tu vas a hacer lo que yo te diga, jovencito!

– ¡Pues no!

– Oigan, estamos todos gritando, que tal si… – Legión intentó intervenir a favor de la paz, antes de comprender con mayor claridad que no estaba incluido en lo absoluto en aquel tema. Encima de eso, jamás había visto a su amigo tan irracional y hasta… estúpidamente infantil. –

– ¡Pues le voy a decir a Spock!, ¡y vas a ver como te va!

– ¡Pues no le tengo miedo, ni Leonard tampoco!

– ¡Hey!, no pongan en riesgo mi trabajo… ¡más!

– En serio, ¡gente!, creo que ya estamos demasiado alterados…

– ¿¡Leonard!? ¿y tu desde cuando lo tuteas?, ¡eres un hijo desobediente y eso también se lo diré a Spock!

– ¡Pues no hay nada que puedan hacer para separarnos, YO ME VOY A CASAR CON LEONARD TE GUSTE O NO LA IDEA… ya no le temo a mi padre y ahora que se que Leonard me ama ya nada mas me interesa…

– ¡Oye, niño!, ¿¡yo cuando!?

– ¡Y tu que sabes del amor!, ¡tienes 19!, a tu edad yo estudiaba duro y me la pasaba leyendo y mas cosas aburridas, ¡tu ni siquiera deberías salir de tu habitación sin permiso!

– ¡Es usted un mentiroso!, ¡mi padre me ha dicho todo respecto a su vida promiscua! ¡y la señora Nyota también!

– Oye, no metas a mi madre en todo esto… por favor… encima que nos robamos una nave de la Federación…

– ¡"Promiscuo"!, ¡creo que a quien voy a golpear en lugar de Spock va a ser a ti!

– ¡T-e r-e-t-o! – Murmuró Chris, completamente fuera de si... ya no quedaba nada del vulcano, nada de la criatura racional... ¡Vaya!, descargar toda la tensión a gritos era maravilloso… jamás se había sentido tan vivo en toda su existencia.
Las chispas entre ambos ojos de cielo saltaban cual electricidad transferida, prendiendo fuego en su camino.

– ¡BASTA!, ¡LOS DOS!, ¡Jim!, no voy a contestar tu estúpida pregunta porque no hay nada que decir al respecto, ¡Christophe!, no se de donde sacaste toda esta historia de que nos casariamos, ¡pero estas mal!, yo no planeo casarme nunca más y, de hacerlo, no sería con un mocoso vulcano hijo de duende y Jim… ¡JAMÁS!

– Pe… pero… – De nuevo aquella expresión desgarradora. – ¿Entonces porque me besó?

– ¡TU ME BESASTE A MI!

– ¡¿BESASTE A MI HIJO, ANCIANO PERVERTIDO?! – Sin pensarlo más de una vez, Jim se quitó de encima los seguros y protectores de vuelo e intentó saltar encima de McCoy, siendo detenido en en el momento por Chris.

– ¡Padre, no! – El vulcano se mecía con fuerza para impedir que el rubio hiciera daño alguno al doctor, pero Leonard no se encontraba de mejor humor que Jim. Esos dos lo exasperaban en niveles realmente increíbles… tanto que lo acostumbraban a su propia amargura, justificándose pensando en lo insoportable que esos sujetos eran… pero… estaba realmente cabreado últimamente.

Todo fue culpa de Chris…
El joven vulcano que lo miró a los ojos y le confesó de la manera más infantil que lo quería. Todo fue para mal.
Bones no era estúpido. Esos ojitos azules que lo miraban con interés y curiosidad, desde que era un pequeño vulcano en aquel planeta que nada tenían de agradable para alguien como él, detonaban perfectamente esa clase de afecto que, de haber podido, se habría negado a recibir. ¿En qué momento dejó de verlo como al niño que fue encargado a su cuidado? , ¿Cuándo comenzó a pensar tanto en él al día como lo habría hecho por una mujer que terminó dejándolo en los huesos?
Ese vulcano que descendía de su amigo cabeza dura y la criatura más irritante del universo, a su parecer, tenía la capacidad de, ¿Cómo llamarlo adecuadamente?, hacerlo sentir una felicidad distinta a la que el resto de las personas a su alrededor podían aspirar.
Sacrificio… ¿se sacrificaría a si mismo de semejante forma por pasar el resto de su vida junto a un semivulcano que lo hacia rabiar de esa manera?

¡NO HAY FORMA!

Y sin embargo… esa respuesta no era suficiente.

– ¡YA TUVE SUFICIENTE!, ¡No se que se te metió en la cabeza a ti George Kirk, pero yo JAMÁS voy a quererte! ¡ya te di buenos motivos y por si no te quedaron claros, ahí van de nuevo!: NO-TE-QUI-E-RO, Nunca querré al hijo de dos sujetos tan molestos, a un niño, ¡A UN HOMBRE!, ¡ni mucho menos a una persona tan insoportable e irracional como Jim!

El vulcano abrió la boca, pero de inmediato volvió a cerrarla. Sus ojos celestes se volvieron opacos y en tan solo una millonésima de segundos, pareció romperse algo en su interior.
Sintió, por primera ocasión en su vida, que estaba liberándose a si mismo de sus dudas, de sus titubeos… pero en su lugar, caminaba directo al abismo, a la perdición.
Se alejaba de su única meta… de su único sustento.

Jim se detuvo por un momento, contemplando con verdadero pesar a su hijo, mientras Legión pilotaba la nave, pensando en la posible reacción de su mejor amigo tras escuchar lo ocurrido.
Bones procuró no mirar a Chris a los ojos, porque esos cristales celestes lo ponían de rodillas ante esa voluntad férrea… porque no quería arrepentirse de haberse arrepentido. Ridículo.
De cualquier forma, sus debilidades humanas fueron mas grandes… y el impacto aun más.

Brillante, atrayente, falsamente sumisa, distractora y romántica en niveles superiores a nada que se haya enfrentado antes… el cielo tatuado en los ojos del vulcano con cabellera morena y piel de tonos verdes lo hizo sentirse la peor de las basuras… en todo espacio reconocido y por conocer.
Christophe Kirk se encontraba bastante cerca al llanto, pero en su lugar, esbozaba una sonrisa conmovedora… tan llena de su humanidad, de algo que jamás había sacado a relucir frente a nadie. Era tan fuerte que incluso Jim se detuvo antes de dar un puñetazo al rostro del doctor por romper el corazón de su hijo… si, estúpido y contradictorio Jim. Solo quería ver al vulcano feliz, al final de cuentas.

– Perdóname. – Su voz volvió a ser ese tono neutral y desapacible de los vulcanos. Racionales y fríos, según los estándares humanos – Se que suelo ser molesto… para ti y todos los que me rodean. Los meto en problemas. Desacato ordenes constantemente. Desobedezco y contradigo a padre cada vez que tengo la oportunidad… la única ocasión en que he sentido que hago lo correcto ha sido al aceptar que te amo… ¿es incorrecto que me rinda a ese impulso también?, mi padre Jim diría que es imposible, pero… si te hago infeliz al amarte, si te molesto tanto… si soy tan desagradable para ti en todos esos sentidos, te juro solemnemente que me ahogaré en mis propios sentimientos. Nunca más te miraré de esta manera. Aun si muero por dentro, no volverás a escucharme decir que te amo, porque eres lo más importante para mí ahora y te necesito conmigo. Dime que me odias… di que rechazas todo lo que yo puedo o pudiera sentir, pero… no me apartes de tu lado… no me dejes…

La cabeza de Jim lo hizo sentir un leve mareo… esas palabras lo incomodaron hasta cierto punto… y no precisamente por ser dichas en labios de su joven hijo a un amigo que tenia su edad.
Querían llevarlo a un recuerdo lejano… un recuerdo de el mismo en uniforme de la Federación… ¿estaba alguien más junto a él?

Christophe se giró para colocar su mirada en un punto inexistente del espacio, justo frente a él y donde nadie más leyera sus pensamientos. Donde pudiera morir tranquilamente.
Legión carraspeó ligeramente. Estudio por años junto a Chris y jamás lo imaginó llegar a ese nivel de sentimentalismo, si bien sabía lo difícil que resultaba para el vulcano asesinar sus emociones.
Jim solamente sabía que quería asesinar al doctor que alguna vez llamó amigo… hacer sentir de esa forma a su hijo, a ese pobre vulcano, a un niño… ¡a su hijo, maldición!

La reacción de Bones solo podía ser una… después de tanto, de lo que vivió con Chris, de esos 20 años junto a ese pequeño vulcano. El pequeño vulcano de los ojos brillantes.

O–O–O–O–

¿Que rayos te pasó en el labio, George?

El niño de ojos celestes mantenía la cabeza agachada mientras esperaba a la sentencia de su padre, quien iba acompañado de su colega y amigo, el doctor McCoy.
Chris parpadeó ligeramente, con el rostro lleno de rasguños y el labio marcado por una cortada profunda en la parte inferior. Su cabello se encontraba revuelto y su ropa no podía tener mas tierra y mugre encima; sus pequeñas manitas temblaban aun con rabia, con los puños cerrados fuertemente y las rodillas raspadas.

Spock lo observó con severidad, pero antes de decir nada, lo pasó por alto y caminó hasta una junta de vulcanos que discutían que acciones debían tomar frente a la situación.
De nuevo, Christophe George Kirk había demostrado ser incapaz de relacionarse pacíficamente con sus compañeros y había terminado en otro encuentro físico contra varios de ellos. En esa ocasión en particular, Chris había terminado en mejores términos de entre todos los involucrados… a un niño incluso le tumbó un diente de leche que aun le quedaba.
Sabía que debía sentir remordimiento al respecto, pedir disculpas o aceptar honorablemente la culpa por completo… pero de nuevo se habían metido con su padre humano muerto y eso no estaba dispuesto a permitirlo. Podía tener 9 años, más no se detendría para dejar que aquellos que llamaban "perdedor" al hombre que le dio la vida se salieran con la suya.
Jamás lo conoció, pero estaba por completo seguro que Jim había sido un gran hombre y el mejor capitán de toda la Flota Estelar.
Sentir remordimiento, pedir disculpas, aceptar la culpa… ¿¡él!?
DE NINGUNA MANERA.
Que se disculparan ellos en primer lugar… después se lo pensaría.

¿Y bien? – Volvió a hablarle el doctor. Chris solamente desviaba la mirada hacia el suelo. Aquel señor los hacia sentir incómodo de una manera extraña al mismo tiempo que amaba su compañía. – Entonces no piensas decir algo, ¡cretino desconsiderado!

El hombre soltó algo similar a un golpe leve contra la nuca del menor, este le dirigió una mirada de confusión e indignación. Más no lloraría, no se arrepentía de nada.

No me molesta que pelees contra otros duendes, me preocupa que nunca te defiendas ante quienes debes realmente.

¿El doctor hablaba de su padre?
Christophe se sacudió el polvo del pequeño traje vulcano con una mano, mientras que la otra seguía cerrada en puño, algo que no pasó desapercibido ante los ojos del moreno.

¿Que tienes ahí escondido? – El vulcano dejó de limpiarse y mostró con verdadero orgullo lo que había mantenido cual trofeo costoso. Bones arqueó las cejas, después se mostró ligeramente sombrío y finalmente soltó una carcajada maliciosa.

Muy gratificante, ¿cierto? – Lo que George había mantenido a su lado era un mechón de cabellos de distintas medidas. Probablemente de los vulcanos golpeados. – ¡Tira eso, duende!... antes de que lo vea Spock. Ahora ven acá.

Con delicadeza, Bones limpió las heridas en las manos de Chris, para continuar con las de su rostro, particularmente la del labio. El pequeño vulcano se dejaba hacer y de vez en cuando buscaba con su mirada celeste los ojos ligeramente cafés del doctor. Todo en ese hombre era tan fascinante, lo intrigaba, lo confundía. Bones no apartaba su vista del trabajo, aun cuando Chris poseía una miradita bastante pesada, igual a la de Jim y no solo por el color.
Su amigo James… ¿se sentiría tan orgulloso de ese vulcano revoltoso como él lo hacía?, no tenía más de 10 años y ya podía asegurar que lograría cosas más grandes que cualquiera de sus padres.

¿Doctor?…

¿Que quieres, duende?

¿No podría llevarme fuera de Nuevo Vulcano?... a un sitio diferente… – La vocecita del pequeño hizo mella en el corazón del terrestre. Cuantas veces no había intentado convencer a Spock respecto a ese asunto, sin embargo, el vulcano mayor se empecinaba en educar a Chris tal como el había sido educado. Algo completamente estúpido a ojos de McCoy, el único que veía en Chris mucho más de Jim que del duende de sangre verde.

No puedo llevarte a ningún sitio hasta que seas mayor, tonto… ¿A dónde te gustaría ir?

Muchas veces antes el mestizo se lo había preguntado. Hasta donde sabía, no tenía una familia en la Tierra, a los únicos que conocía eran a su abuelo Sarek, al señor Spock a los amigos de su padre Jim, el doctor, la señora Chapel, el señor Chekov y a la señora Uhura y su esposo.

Un sitio al cual ir… ¿importaba realmente?, no cuando se está solo.
No, de existir un sitio al cual deseara ir… no sería a un lugar… sino con un quién.

Lléveme con usted. A donde sea…

Bones se impresionó ante esa respuesta. Sin dudas George era un niño aun… ni siquiera se imaginaba a si mismo con un hijo propio… ¿ahora con uno de Spock?, ¡eso tendría que ser un milagro!

Sería ponerle la soga al cuello, no gracias… además, tengo suficiente con una ex-esposa como para que alguien más venga a dejarme sin dinero… pero algún día, cuando seas más grande y hayas golpeado a todos los orejones de "Nuevo Duende", sin dudas te llevaré conmigo a viajar hasta los rincones del universo. Pero por ahora, intenta comportarte para que Spock no te regañe demasiado o le arrancaré el fleco de un solo tajo.

No es mi deseo que hiera a padre…

No es literal, duende… bueno, mejor ignóralo, miento, no me creas demasiado.

Chris parpadeó confundido, pero pasó esa conversación absurda por alto. El doctor tenía todas las típicas costumbres humanas de comenzar conversaciones sin sentido o importancia.
Pero en sus palabras hubo una promesa con bastante sentido e importancia. Un futuro al lado de ese hombre hacia que todo el sufrimiento valiera la pena porque, si el lo decía, debía ser cierto.
Conocer el universo al lado del doctor…

Antes que Bones se separara de él, George lo jaló de la pierna del pantalón, deteniendo su paso así. Aun tenía un "pequeño detalle" ahí.

¿Que hago si vuelven a meterse con el recuerdo de mi padre?, no me gusta que me digan mestizo… pero me gusta menos aun que lo llamen "desertor", un "perdedor"… un "idiota". – Repitió con pesar el pequeño. Si no hago nada me van a seguir molestando, pero si me peleo con ellos, mi padre se decepcionará más… y creo que me van a expulsar – Y al mirar ambos en dirección del sitio donde Spock negociaba o algo parecido, con los vulcanos que no lucían contentos dentro de aquella característica mirada fría, solo pudieron confirmarlo.

McCoy se indignó al escuchar al pequeño hablar de esa forma.

Que te queden una par de cosas muy en claro, duende. En primer lugar, tu padre no fue ni una sola cosa de las que has dicho, era valiente, orgulloso, un gran capitán, un excelente compañero y un amigo como los hay pocos… en segundo lugar, nadie tiene derecho a molestarte, pero lo harán si tu lo permites, por eso no te detengas antes de defenderte y a lo que crees correcto, aun si eso significa hacer enojar a Spock de ves en cuando… ¿me has entendido?

El de ojos celestes asintió con lentitud, cuando cayó en cuenta de algo.

¿Puedo asumir que hay un tercero?

Exacto… la tercer cosa que necesito que recuerdes es quien eres, recuerda que no estás solo, yo siempre te voy a querer y si tengo que arrancar todas las orejas puntiagudas que hay en este planeta de duendes, ¡lo haré!, solo si se atreven a molestarte de nuevo.

Christophe dejó de escuchar todo después del "…siempre te voy a querer", cosa que se reflejó en un brillante par de océanos observando perplejos al mayor, mientras mantenía sus manitas pegadas contra su estomago y las mejillas teñidas de un verde esmeralda intenso.
¡Tenia que crecer pronto!, ¡MUY PRONTO!
Debía ir en ese viaje alrededor del universo junto al doctor que lo confundía y llenaba de emoción.

Con sus pequeños puños cerrados y los ojos cerrados de pronto con la misma fuerza, siendo acariciado ligeramente en sus cabellos revoltosos, idénticos a su dueño, George se hizo una promesa a si mismo, con fuerza, devoción y entera convicción. Algún día, sin falta… el sería una persona importante en la vida del doctor… y ese terrestre mayor a él lo miraría de la misma forma.
Algún día, sin falta, Leonard McCoy lo llevaría a su lado o moriría en la espera.

O–O–O–O–

– ¡NO QUIERO QUE DEJES DE AMARME, MALDICIÓN!, ¡AAAhhh!, ¡eres demasiado estúpido!,¡tu!, ¡sin ningún derecho, tu…! ¿Cómo demonios crees que voy a querer eso?... es solo que eres… ¡eres exasperante!, ¿Por qué no puedes ser mas vulcano?, ¡No quiero que me dejes de mirar así… ¡Yo no…! ¡NO ES ESO LO QUE QUIERO!... lo que quiero es que… – Explotó, simple y sencillamente. Ahí, junto a la mirada perpleja de Jim y el rostro contrariado de Chris. Era tanta la impresión de todos, incluido Legión, que ignoraron por completo la cabina de transportación activándose casi frente a sus narices – ¡LO QUE QUIERO ES DEJAR DE SENTIRME ASÍ POR UN VULCANO!, ¡Quiero dejar de pensar en ti todo el tiempo y que dejes de volverme en un idiota!, ¡ESO ES LO QUE REALMENTE DESEO!, ¡PERO NO!, ¡TENÍAS QUE SER TAN ESTUPIDO COMO JIM Y VENIR A DECIRME ESA BOLA DE…!

– ¡Hey! – Jim intentó rezongar, pero el doctor se desabrochó los cinturones de seguridad y lo empujó fuera de su camino, se giró cerca de la salida y los miró de nuevo a los dos Kirk.

La alarma de seguridad sonó justo en los intercomunicadores que Legión tenía conectados a los oídos. Se trataba de intrusos, cerca de la cabina de mando.

– ¡Escuchen todos, es una emergencia!

– ¡NO, quiero oírlo ahora! – Chris se puso de pie también y empujó a su padre. La salida se abrió de repente. – ¿Me amas, Leonard?, ¿también me quieres como yo a ti? – Estaba harto de esperar cariño, de esperar a que ese hombre le correspondiera. Era su turno, si quería lograr algo, ¡que el también pusiera de su parte!, no le importaría presionarlo hasta que lo hiciera. Una relación era de dos, finalmente. – ¡DIME!, ¿tu también me amas?

– ¿¡Spock!? – Jim observó al vulcano que llegó acompañado del su vida de un universo alternativo. Su color se desvaneció casi de golpe, pero demasiado tarde el y Legión pudieron hacer algo.

– ¡SI, DE ACUERDO!, ¡TE QUIERO!, ¡Te amo demasiado, maldición…!

No había mucho que sobreentender en eso.
En realidad, no era como si existieran dobles significados para un "te amo".
Bones se giró en una vuelta de 180 grados solo para encontrarse con la mirada iracunda psicópata del vulcano tras de él.
Con un movimiento de su mano derecha, Spock golpeó con fuerza el pecho del doctor.
Después de permanecer tanto tiempo al margen de aquellas situaciones, por fin era el momento de Spock para actuar.

– ¡PADRE, DETENGASE!

– ¡Spock!

El vulcano tomó del cuello al doctor con fuerza y comenzó a hacer presión… ¿pero como se había atrevido?
El otro Spock se unió a la lucha de Jim por quitarle al rabioso medio vulcano de encima al hombre antes que lo matara… pero preguntándose a si mismo que habría hecho en una situación similar. En su realidad alterna, jamás tuvo hijos con el Jim de su universo… así que difícilmente podría imaginarse a si mismo padre de un adolescente enamorado de su mejor amigo y colega… o encaprichado, según fuera el caso.

– ¿Cómo se transportaron hasta aquí? – Legión también ayudó a la tarea de quitarle encima al doctor al vulcano, pero en su mente había cuestiones más importantes en esos momentos.

– Ambos supusimos que Jim no se quedaría quieto en lo absoluto, fue sentido común intuir a donde se dirigiría y como…

De pronto, Legión Scott supo en que problema se había metido. De alguna forma, las personas que se enrollaban en los líos de la familia Kirk, terminaban arrastrados dentro de su desestabilizado mundo.

Con Spock a punto de matar a Bones, James Kirk en manos de Khan, la Federación al borde de una guerra y todos los que ahí había dentro al borde de la prisión por robo y traición, fue inevitable para Jim preguntarse una vez mas…

… ¿Por qué rayos tuvo que hacer trampa en la Kobayashi Maru?


Este capitulo es particularmente largo por todo el tiempo que tardé en actualizar. No fueron los 4 meses que siempre amenazo con tardar, pero fue considerable y por eso les agradezco si aun leen a este punto.
He superado mi trauma THORKI sin fanfics de por medio… pero me he topado con el CHERIK y parece que mis obsesiones no van a parar pronto, así que, de nuevo, no prometo nuevas fechas de actualización, solo que lo haré.
Ya saben que cualquier duda concreta que tengan puedo resolverla si me la hacen llegar :D
Introduje a un nuevo personaje, pero aun no se nota demasiado para qué… eso tendrán que leerlo mas adelante jaja.
No avancé nada al punto de James secuestrado por una simple razón… para ser un Fic SPIRK, resulta que Spock apenas y ha hablado en 3 ocasiones… desde el principio quise que la historia tuviera peso sobre Jim y sus hijos, pero parece que me excedí en ese sentido. Además, quiero que escuchen todo lo que tiene que decir en estos temas en cuanto a su esposo irresponsable e irracional, su hijo desobediente y su hijo adoptivo.
Sin mas, los dejo y de nuevo, agradezco los reviews que me han dejado, son maravillosos

By: Roglia15