In the Regrets
Star Trek no me pertenece. Es una creación original de Gene Roddenberry y la película, de J.J. Abrams.
ADVERTENCIA: (Esto es nuevo, porque no suelo advertir nada aun cuando abordo estos temas, pero me parece que debo hacerlo al fin).
Este capítulo, particularmente, contiene ciertas situaciones un tanto fuertes. No sé si esto les afecte, pero si desean brincárselo o simplemente no leer el capítulo, les doy la oportunidad. El momento en sí termina en el primer "O*O*O*O" que lean.
Sobre aviso no hay engaño. Solo lo hice por servicio a la comunidad.
— ¿Qué estás planeando exactamente, bastardo?
— Por favor, capitán… no vamos a jugar el estereotípico rol criminal de relatar los aspectos básicos sobre mi plan para dejarlo al escudriño de su ética humana. No, iremos por encima de todo ello.
Con un movimiento de su mano, el resto de los comandos en la pantalla principal de la Vengeance desaparecieron, mientras Khan caminaba alrededor del puente, seguido por la mira del arma que James Tiberius Kirk había apuntado a su cabeza.
Lo convocó a aquel sitio después de reaparecer tras 10 años sin tener noticias de él, ni de la nave de guerra que había robado a la Federación. Después de tanto, solo volvía para llevarlo a un futuro incierto, pero que garantizaba ser el infierno más duro por el que hubiera atravesado.
Spock intentaba hacer contacto de nuevo con él, pero no lo lograría si Khan no les permitía mantener comunicaciones de algún tipo.
Se encontraba atrapado ahí de nuevo.
— Ahora, ¿procedemos?
— No hasta que dejes ir a mi tripulación…
— Claro. — Tomando asiento en la silla de capitán, Khan inclinó sus brazos y juntando las yemas de sus dedos bajo sus labios, resopló con desgana. — El vulcano y compañía. Bueno, no tengo un plan definido, aunque puede ayudarme a tomar la decisión más adecuada, pero ¿necesita los cadáveres o una explosión masiva es suficiente?
— Te ordeno que los dejes ir… ¡me tienes a mí! — El "hombre" de cabellera oscura caminó a grandes pasos acelerados hasta poder golpear fuera el arma de manos de Kirk y lo tomó del rostro, alzándolo hasta que este se encontraba a su altura.
— ¿Te tengo, realmente?, ¿Cómo podría ser esto "posesión"? — Sus ojos celestes destilaban cierta locura, un rastro de todo lo que pensaba, de todo lo que sentía, lo que llevaba reprimiendo durante tanto tiempo.
Jim miró a Khan directamente, había perdido la razón de una forma que solo podía atemorizarlo más de lo que ya se encontraba. Sus piernas temblaron, pero su imagen no se acobardó, sin inclinarse siquiera para recuperar el aire perdido, saltó de la mano de este, alzando la cabeza con altivez y con un gesto casi de reto. Tan orgulloso como solía ser, solo convencía a Khan más y más de obtener su objetivo.
En un cambio de la situación como difícilmente imaginó, Jim caminó seguro hasta la silla del capitán en aquel puente, alzó la voz al mando y dio su último respiro a la libertad.
— Vengeance, aléjanos de aquí. — Ordenó, seguro que Khan no lo apartaría de su lugar, un lugar usurpado, pero que al final era a donde pertenecía.
El moreno se giró, dando la espalda a Kirk, sonriendo de la única forma en que sabía, mostrando una burla disfrazada entre sus labios, arqueados únicamente para autonombrarse el ganador de una lucha que llevó poco más de una década.
Caminó hasta la silla del capitán y se inclinó sobre Jim, admirando lo majestuoso en su rostro, cada rastro de firmeza y determinación pintada en los tonos rosados, celestes y dorados, en el aroma de un hombre que volvía el miedo en valentía y el sacrificio en venganza.
Ciertamente, James Tiberius Kirk le pertenecería desde aquel día, pero no era suyo… por lo pronto, era suficiente.
Una vez que la mira al espacio dejó ver el espectáculo de estrellas lejanas, aquellas que aún no poseían más que un corazón y ningún nombre, Khan hizo a Jim observarlo, acariciando brevemente su barbilla, pero convertir ese roce en un apretón violento que lo obligó a cruzar miradas con él.
— Volveré por ellos.
— Pero jamás los alcanzarás… no te lo permitiré— La manera en la que aun en ese extremo de la desilusión Jim lo enfrentaba, solo volvía su pasión por él mayor. Quería exprimir cada pequeña parte de su esencia, tomar aquello que no encontró en su era y que en ese momento tenía tan cerca.
Las náuseas comenzaron a volver a la boca del estómago de Jim, precisamente cuando necesitaba todas sus fuerzas. Si iba a morir o ser torturado, al menos quería la oportunidad de vomitar directo a la cara de ese maldito.
Khan lo alzó de la silla con una fuerza que hizo a Jim contraer todos los músculos de su pecho, rostro y extremidades. Su estómago se volvió lo más cercano a una roca y de pronto el malestar desapareció, reemplazado por la agonía del golpe con el que terminó en el suelo tapizado de la cubierta. Inmovilizado por el golpe del moreno, Jim se retorció, abrazándose instintivamente el vientre en el acto.
— Este es el "paisaje natural", ¿es lo que estás pensando?, las dotes de un capitán y el orgullo de un líder nato, crees que este es el lugar a donde perteneces, crees que esto es lo que te he arrebatado, ¿eso haces? — Khan se posó sobre Jim para después descansar sus largas piernas justo donde las piernas del rubio se separaban.
— ¡Suéltame!
— Aun sin merecerlo, te ofrezco la oportunidad de tomar ese sitio al que perteneces y que el asqueroso vulcano casi arrebata de ti…
— ¡No menciones a Spock! — Tan solo escuchar el nombre, Khan dio una bofetada sin reparos al capitán de la Enterprise, haciendo a Jim abrir sus labios en una mueca horrorosa de dolor.
Entonces Khan contempló a Jim, debajo suyo, a su completa merced, pero inquebrantable, muriendo lentamente con su característico orgullo que aquella mirada desafiante le transmitía.
Si, ese debía ser el único humano por el que rebajaría su orgullo y honor. Él era el indicado.
— Solo podría albergar un… ¿lo llamarías sentimiento?, seguramente lo harías, es lo que los tuyos hacen… algo como "esto" solo podría dirigirse hacia un ser como tú, que aun dentro de toda tu imperfección eres capaz de apresar mi buena voluntad y mis aspiraciones. — Con el golpe de una de sus rodillas, el pie derecho de Jim le dio más espacio al moreno para contemplar al capitán desde una vista superior—en todos los sentidos— y al mismo tiempo encargarse del uniforme de este. Cuando Jim pudo ver, aun en medio de todo su dolor, al otro hombre posándose entre sus piernas separadas, mientras arrancaba el cinturón que lo protegía a él en sus pantalones, un terror mucho más significativo golpeó su corazón y lo hizo estremecer finalmente. ¡No, la muerte era mejor que eso!, ¡toda clase de suplicio!, pero mancillar su orgullo de esa forma sería demasiado. Le pertenecía de esa forma a sí mismo y solo a él, entregarse o negarse a hacerlo era únicamente su decisión y derecho. Khan no podía tomar eso de él, ¡No Khan!
— ¡Déjame, basta!
Tan solo con un poco de fuerza, Khan arrancó el cinto, lastimando la cintura de Jim con tal violencia, haciendo que este comenzara una batalla entre patadas y una guerra entre sus manos y la mano con la que el moreno lo detuvo sin mayor desasosiego. Con la misma seguridad tiró la camiseta del uniforme que Kirk usaba, amarilla como su lugar en la jerarquía indicaba, mientras partía su tela especial como si se tratara del más barato de los trapos.
Kirk se retorcía tanto como el dolor y su cuerpo lastimado se lo permitían, pero su lucha parecía completamente en vano. Khan lo dejó desnudo del pecho antes de romper el frente de su pantalón hasta la cintura, desde ahí fue más sencillo arrancarlo en pedazos junto con su ropa interior.
— ¡NO, BASTA! ¡DETENTE! ¡TE ORDENO QUE PARES! ¡YA! — Jim jaloneó algunos de los pedazos para cubrirse en un intento absurdo por detener aquella humillación, pero Khan volvió a golpearlo contra la superficie una vez que este aumentó su batalla. El nuevo golpe hizo que las náuseas volvieran a su cuerpo. Una sensación dentro de su pecho hacia que llamara una y otra vez al único con quien deseaba compartir un momento remotamente similar. No estaba ahí, pero tampoco su deseo, todo lo que permanecía estaba mal.
— Voy a obtener lo que deseo y si es la única forma en la que puedo perpetuar mi legado, debes saber que no me molesta…
Cuando la ropa de Jim no era un obstáculo más, Khan procedió a inclinarse sobre su cuerpo bien marcado y a dejar en libertad su propio cuerpo, deshaciéndose de la parte superior de su pantalón y dejando así a la vista del otro hombre su miembro erguido, en total plenitud para su ataque.
No habría pasión en su unión, ni afecto, ni alguna de esas estúpidas limitaciones humanas, únicamente el poder de ambos fusionados para proseguir con la creación de un pueblo superior y un sitio donde Jim pudiera gobernar a su lado como su más grande victoria, humanizada.
— ¡NO, SUELTAME, ME DAS ASCO! ¡AH!, ¡QUE ME DEJES IR! ¡BASTARDO, CERDO ASQUEROSO! — De pronto las ofensas comenzaron a ser acompañadas por ligeras lágrimas que empañaban su visión. Era imposible escapar al tacto del otro, a su mirada y a su aliento, tan cercano a su cuello en ese momento.
Khan volvió a separar las piernas de Kirk, demasiado adoloridas para proseguir la batalla, se inclinó sobre el rubio y posó sus brazos a los costados de este, jaló con fuerza el cuerpo de Kirk hasta él y continuo con el ritual que había planeado durante largo tiempo.
Sin detenerse en el acto, tomó su pene con su mano derecha, mientras con la izquierda mantenía el pecho de Jim bajo presión para que este no abandonara el suelo bajo él.
— ¡NO! ¡NO! ¡BASTA, DÉJAME!, ¡SUELTAME! ¡NO! ¡NOOOO! — Jim golpeó en repetidas ocasiones a Khan, con fuerza cada vez menor, directo hacia sus hombros, empujando su rostro en otra dirección, de todas las formas que se le permitía en su posición, pero todo parecía más cansado para él que para Khan. — ¡NO!, ¡NO!
Cuando el súper hombre interpretó la voz casi rota del rubio bajo él, supo que había doblegado su voluntad, finalmente, pero que solo habría una forma de coronarse a sí mismo como su único dueño y señor.
Tanteó con sus dedos el ano de Kirk, sintiendo como se contraía el capitán ante la sensación de invasión, nada comparado con el dolor que proseguía. Así Khan estimuló con movimientos de muñeca solo un poco su propio pene, hasta que se hallara en su momento ideal para volverse un medio reproductivo. Este palpitaba ante el tacto, dejando notar en la fina capa de piel unas venas que comenzaron a sobresalir. Cuando el líquido pre seminal anunció el estado que Khan esperaba, tomó con firmeza su hombría y la direccionó en la entrada de Kirk.
— ¡NO LO HAGAS! ¡BASTA, BASTA, BASTA YA! ¡MALNACIDO! ¡BASTARDO!
Kirk sintió el miedo como una fría capa que lo hacía sudar, cubierto de pánico y desesperación, pero en tan solo un segundo todo su mundo se volcó entre las náuseas, el terror y la consternación por dolor verdadero, un dolor peor que el de la más profunda de las heridas, pues este tocaba su orgullo, su dignidad y todo lo que lo hacía sentir como un ser humano.
Así Khan introdujo la cabeza de su hombría y alzó la mirada para contemplar el dolor en Jim. Este tenía los ojos cerrados con fuerza y su rostro ladeado hacia su lado derecho. Khan jadeó solo un par de veces y de un solo movimiento entró en el capitán de la Enterprise. Ese único movimiento le costó a Kirk un grito violento de dolor, mientras la saliva comenzaba a desbordarse de su único escondite. Khan observó aquellos ojos celestes, tan altivos todo el tiempo y sin embargo tan vulnerables en una situación como esa. Deseaba seguir observándolos, así que tomó con severidad el mentón de Jim y lo obligó a mirarlo, haciéndole tal presión que este no tuvo más opción que mirar a su agresor.
Sin mayor espera, una vez por completo dentro de Kirk, Khan alzó la cadera para salir de este y volvió en un solo movimiento, haciendo que el puente se llenara de los gritos que Kirk soltaba, la humedad de sus pelvis chocando y el, cada vez más débil, ruido de las piernas del rubio golpeando la superficie en el más patético de los intentos por alejar su cuerpo de la aprensión.
El vaivén comenzó, aun con cierta fricción, pues el miembro de Khan aún se encontraba lejos del climax que le permitiría mojar todo el interior de Jim. Tomó con posesividad las caderas de Kirk y comenzó a empujarlas con su fuerza imponente en su dirección, creando un ritmo entre sus estocadas y el momento preciso en el que Jim debía alejarse de él para volverlas más potentes y profundas. El silencio absoluto aparte de los sonidos que ellos dos hacían estaba por enloquecer a Jim, quien buscaba algo más en que pensar, algo más que el odio y la impotencia de sentirse atrapado y consumido por una bestia que jamás volvería a lucir como un hombre ante sus ojos.
— ¡NO! ¡NO!, ¡BASTA!, ¡NOOO!, ¡NOOO! ¡MALDITO, DÉJAME!
Por lo que fueron horas de suplicio para Jim, Khan siguió su movimiento de caderas, encestando embestida tras embestida en su interior mientras él hombre bajo él movía torpemente sus piernas y sus brazos se limitaban a empujar el pecho sobre él hacia atrás para que no llegara a descansar sobre su cuerpo por completo. Khan encontró que en esa posición prefería a Kirk durante sus encuentros, con el rostro observándolo fijamente, aquella mirada de sumisión absoluta en el único hombre que podía imponerse a él aun sabiendo que había perdido, siendo humillado, eclipsado por su poder. De pronto esa imagen se le antojo deliciosa, pensó, mientras recargaba su frente en el pecho de Jim, con este empujándolo lejos, intentando que se apartara del sitio donde su amor, el único, el que él había elegido, descansaba después de recibir el regalo de su entrega.
Siguió montando en Kirk durante mucho más tiempo del que cualquier humano pudiera soportar, hasta el punto en que el ojiazul únicamente ladeó su rostro y pegó su mejilla derecha contra la superficie, fría, húmeda por su propia saliva, cubierto del aroma que Khan despedía al traspirar por un trabajo físico extenuante y en gran medida placentero, algo que tensaba ciertas partes de su cuerpo y liberaba algunas otras.
Había algo más, sintió Kirk, un motivo más grande que su humillación, que el dolor o que el coraje, la rabia o cualquier sentimiento que atravesara en ese momento.
Algo que volvía aquel encuentro mucho más repulsivo, algo que sus nauseas no le permitían aclarar dentro de su cabeza. Todos esos cambios que había sufrido durante semanas, sobre su apetito, el vértigo que sentía con mayor frecuencia, los vómitos durante las mañanas, algo en su cuerpo lo vaciaba por completo de energía y era un poder que lo embriagaba mucho antes que Khan comenzara su suplicio en él. Pensó que quizá moriría pronto. Mejor para él.
Cuando el semen comenzó a mojar la entrada de Jim y los sonidos se volvieron mucho más húmedos, las estocadas de Khan se volvieron más entrecortadas y rápidas, pero también más fuertes. El cuerpo de Jim se habría partido de ser posible; sus piernas se encontraban rozadas por toda la batalla que dio, mientras que marcas rojas de hinchazón se dibujaron entre sus muslos, donde se encontraba más cercana su zona genital, con una mancha roja mojando entre sus nalgas con una pequeña, pero significativa, linea rojo carmesí, un rastro de sangre por la constante irrupción ininterrumpida de Khan en su cuerpo. Sus manos comenzaban a latir de dolor y su espalda ya no podía seguir peleando sin estremecerse. Cuando Khan dio una embestida que liberó cantidad considerable de su semen, supo que se encontraba en su límite, así que cargó a Jim hasta introducir su mano derecha tras la espalda del rubio, cargándolo para darle un último par de embestidas donde todo concluiría por el momento. Jim sintió como lo penetró esas dos últimas veces y cerró sus puños con toda la fuerza que aún le quedaba, de alguna forma enterrando sus uñas en las palmas de sus manos. Khan besó el pecho descubierto del rubio y lo dejó caer de lleno contra el suelo una última vez. Cuando su trabajo terminó en el puente, solo quedó ajustar de nuevo su cremallera y poner todo en su sitio antes de salir por la puerta de entrada y dejar a Jim bañado en su propio sudor, fluidos y solo una lágrima escapando de uno de sus maravillosos ojos azules. No la liberó hasta estar solo en aquel lugar.
Sin saberlo, esto solo aumentaría el placer del monstruo que se volvió en un verdugo personal…
James Tiberius Kirk jamás le obsequiaría la humillación de verlo llorar.
Y ese era precisamente el honor en el capitán que Khan tanto gozaba.
De pronto, el puente de aquella nave, un sitio que parecía idéntico a aquel donde su familia aguardaba y el vulcano a quien amaba debía lamentar su perdida… se convirtió en un lugar asqueroso.
O*O*O*O
Nuevamente superado y humillado por el vulcano por el que solo podía sentir el más corrosivo odio, Khan lanzó lejos el monitor que delató el estado de James Tiberius Kirk y el origen de sus malestares.
Al escuchar el análisis de la computadora, Jim saltó de la camilla y corrió en dirección de los pasillos. ¡Ahora más que nunca debía escapar de ese lugar como fuera!
Un hijo, ¡un hijo con Spock!, llevaba dentro de él al obsequio de ese vulcano tan maravilloso, aquel a quien amaba como a ningún otro. Un recuerdo permanente de sus encuentros de pasión, de sus horas encerrados en la alcoba del capitán, viviendo el uno del otro, sintiéndose y reclamándose propios y ajenos al mismo tiempo. Era el testimonio de alguna de las muchas pasiones que compartió con su t'hy'la, ¡su esposo!
Khan corrió tras él, cegado por el coraje, la ira, el resentimiento y todos los malos pensamientos que dirigía a Spock, ese imbécil que se atrevió a tener a James, de ensuciarlo con su asquerosa presencia y dejar su marca en él. Él y su sucio bastardo se las pagarían, así tuviera que partir a Jim en dos para sacarlo de él. James no podía engendrar descendencia con semejante bajeza, hacer que su sucesión fuera débil como un humano e ineficiente emocionalmente como un vulcano mestizo.
Sin tener a donde más escapar, Jim se escondió en una de las cámaras de químicos que mantenían una luz tenue para evitar reacciones peligrosas en ellos, esperando a que un milagro lo rescatara del lado de Khan y que le permitiera volver junto a Spock.
Cerró sus ojos en una plegaria muda, mientras su corazón latía más rápido que nunca y sus brazos mantenían caliente el vientre donde resguardaba su más grande tesoro.
El hombre ancestral golpeó todo lo que encontró a su paso hasta llegar al sitio donde Kirk se escondía.
— Tomaré a ese mestizo y lo haré desaparecer, después verás cómo asesino al vulcano y construyo nuestro imperio sobre su cadáver.
— ¡Detente!, ¡no te atrevas! ¡él no tiene la culpa de nada! — Jim siguió resguardando su estómago hasta que Khan lo alzó de un brazo y con el otro soltó un puñetazo directo al rostro del rubio.
Semanas de encuentros con el capitán arruinados por la presencia de un indeseable intruso en su interior desde el principio.
Cuando alzó la mano para terminar de torturar a Kirk por su estupidez, una idea de pronto golpeó su cabeza. Todo el tiempo, mientras poseía a Jim, este fue golpeado y forzado de maneras que deberían haber precipitado el proceso de gestación hasta el acto final. Tuvo a Jim durante horas y en más ocasiones de las que cualquier humano soportaría y el feto no parecía haber sufrido mayores problemas.
Quizá eso significaba que el cuerpo de Jim…
— ¿Que-é haces?, ¿A dónde me llevas, infeliz? — Con una sola mano alzó a Kirk y lo cargó sobre su hombro derecho.
La fusión de Kirk con la sangre vulcana que ahora descansaba en su interior le había dado una resistencia mayor y había vuelto a Jim en un mutante de sangre… en alguien que podría asimilar compuestos ajenos a su cuerpo como propios.
— El contenedor perfecto.
— ¿Qué dices? — Dentro de la sala de experimentación, Khan amarró a Jim a una camilla y lo inyectó con una pequeña carga de un compuesto verduzco que había analizado durante los últimos meses. Jim entró en pánico, pensando que comenzaría a asesinar a la pequeña e inocente creatura que cargaba dentro de él, pero entonces su cuerpo comenzó a convulsionar.
Khan lo observó todo, desde el intante en que Jim comenzó a dar saltos ligeros hasta que sus ojos se tornaron de un celeste más oscuro y finalmente volvió a su estado natural, pero más cansado.
La pantalla lo rebeló todo. Jim era compatible con la materia. Aparentemente, si le daría la progenie que buscaba.
O*O*O*O
— Cuando tu padre nos rescate, lo verás todo en la Tierra… es de ahí de donde yo provengo y tu abuelita Amanda también. Conocerás a tu abuela Winona, verás que es muy extraña, pero se va a volver loca cuando te conozca… especialmente porque no parecía muy feliz cuando me comprometí con tu padre. Deberás tener paciencia, yo lo intento todos los días… — Recostado dentro de una jaula de barrotes altos, Kirk abrazaba su vientre, mucho más prominente tras 4 meses de embarazo, había adoptado la costumbre de hablar con su hijo para no perder la cordura. Khan lo mantuvo viviendo como un animal en exhibición, pero eso no evitaba que la ternura y la esperanza siguieran sembrándose en su interior. Que Spock volvería por él. Que las cosas serían diferentes pronto. Unos meses… podía esperar por meses eso…
El hombre de cabellera oscura caminaba de un laboratorio a otro, preparando lo que para Kirk lucía como un enorme contenedor de agua, similar a una pecera, pero su interior no lucía de colores naturales, en su lugar, un verde fosforescente hacia que su vista se sintiera agotada con tan solo contemplarla por segundos.
Cualquiera que fuese el motivo para dejar su embarazo seguir su curso, sabía que en Khan no podría ser una buena señal. Envidiaba a Spock y cuanto lo amaba, tener a su hijo una vez que este naciera no podía ser mejor que una declaración de muerte para el pequeño y él jamás lo permitiría.
¡Khan jamás torturaría a su bebé!
Sin prestar demasiada atención a los claros intentos de Kirk por mantener contacto con una criatura que ni siquiera estaba gestada totalmente, Khan seguía experimentando con su único método para aniquilar a la humanidad sin tener las desventajas que una guerra traería.
Un compuesto con tal poder que pudiera hacer estallar a la tierra, partiéndola en gritas de lava hirviendo y con la fuerza de millares de bombas atómicas. Una materia que pudiera acumularse en el cuerpo para manipular a placer, que brindara la energía de cien hombres a uno solo, una regeneración superior inclusive que a la suya, energía suficiente para destrozar los planos espaciales y ser capaz de manipular el tiempo a placer. Usaría a Jim como un contenedor hasta perfeccionar aquella formula, ponerla en sí mismo y marchar hacia el final de la Federación, de los humanos y del vulcano que la Enterprise albergaba. Mataría Spock y con el paso de los siglos, Kirk podría finalmente endurecer su corazón y comprender que pemanecer a su lado era la más sabia de las decisiones.
— Saldremos de aquí… — Escuchó susurrar al humano que mantenía enjaulado tras él.
No importaba nada más, pronto su contenedor estaría completo y el hijo del vulcano sería probado como un experimento más. Finalmente todo sería como debió ser diez años atrás.
O*O*O*O
– Con un cuerpo receptor como el tuyo, la reacción funcionará como un contenedor, la energía necesaria para filtrar las reacciones físicas que ocasionan los ataques de naves como la Enterprise y la Vengeance. —Su cuerpo estaba atado a una mesa, con cinturones de titanio y ambas muñecas sostenidas contra sus costados. El ambiente parecía el interior de un laboratorio médico, con solo un par de camillas y toda clase de instrumentos clínicos, sangre regada por todas partes y fluidos de distintos colores en frascos diversos. – Pero antes… es necesario eliminar el rastro de aquel sucio vulcano… – Khan se colocó un guante que parecía compuesto de algún extraño magma grisáceo. Lo colocó sobre el estómago de Kirk y un extraño dolor le hizo doblegarse. Ese sujeto tocaba sus entrañas sin atravesar su piel.
– ¡NO!, ¡DETENTE!... ¡hazme lo que sea!... pero… ¡no lo toques! – Kirk respiró con dificultad, viéndose a sí mismo sufriendo de aquella forma. Khan lo miró con la misma frialdad que derrochó en su anterior encuentro. Con algo parecido a una sonrisa tenebrosa, cerró su puño en el interior de Jim y el dolor fue tan grande, tan terrible… que cayó inconsciente al instante.
Cuando su voluntad, sobrehumana en aquel punto, lo hizo recuperar sus sentidos, vio su cuerpo partido con algún objeto de filo definido, sangre cubriéndolo todo a su alrededor y una extraña masa viscosa alrededor del cuerpo de lo que parecía… ¡su hijo!, ¡era su hijo! ¿Pero dónde se encontraba el bastardo que lo arrancó de sus entrañas?
— ¿Sp-ock? — Le habló al pequeño, creador de su renovada felicidad y guardián de su corazón. Si, Christophé Spock Kirk, el nombre de su hijo. Los dos hombres más importantes en su vida.
El dolor se volvió punzante y lastimero, pero solo se preocupaba por resguardar a Chris de los planes, cualquiera que ellos fueran, de Khan. Con sangre brotando de su interior en cada tortuoso movimiento, Jim cargó a su pequeño entre sus manos y comenzó su andar hasta una mesa de controles que mantenía abierta una visión con información sobre el experimento que, muy fácilmente deducía, era la idea que Khan tenía para su hijo.
Solo tomó unas líneas de lectura para que Jim se sintiera lleno de ira y asco. De una forma "decente" de exponer, Khan usaría el interior de su bebé como un contenedor de desechos, almacenados únicamente para crear nuevos compuestos defectuosos como aquella baba verde que no dejaba de tratar.
— ¡Ese malnacido jamás te tocará! — Cuando el sonido de la segunda puerta antes de la que daba paso a esa sala, Jim abrazó a Chris y comenzó a correr en dirección del único sitio donde sabía que su hijo tendría una esperanza de sobrevivir.
Su cuerpo perdía más y más sangre, mientras que caminar con la piel de su zona genital se encontraba abierta y ardiendo como si tuviera fuego en ella, solo volvía todo más mortificante, pero su determinación no se doblegaría y si el sufrimiento terminaba en desilusión, si con eso salvaba la vida de su hijo, se daría por bien servido y después hasta podría irse al infierno sin replicar.
En la sala donde se lanzaban los desechos hacia el espacio abierto, Jim entró en la computadora del sistema justo a tiempo para grabar dos memorias que, esperaba en una ciega convicción sin fundamentos, que permitieran aclarar las cosas a los únicos hombres en los que podía pensar que pudieran cuidar a su hijo y acompañarlo hasta verlo convertirse en un digno y honorable hombre. Alguien que hiciera valer el dolor y la soledad.
"Leonard: Tienes que prometerme una sola cosa… que no importará nada más para ti que cuidar a este niño, porque él, McCoy, él es mi hijo. Es mi hijo y es también hijo de Spock. No permitas, nunca, que su padre lo aleje de lo que nos une a él y a mí. Es un vulcano. Es un humano también. Nunca lo desampares, vela por el cómo lo harías por un hijo tuyo y siempre, siempre, busca estar a su lado. Que sepa cuanto lo amé, que sepa cuan orgulloso voy a estar de él siempre, ¡sin importar cuanto se equivoque!, que recuerde que es un Kirk. Que recuerde que nunca estará solo. Aun si yo muero, amigo… cuida de él tal y como crees que yo lo haría. Enséñale a amar, a perdonar, a crecer, a llorar, pero también a tener fe. Que no olvide nunca cuán lejos llegará con tan solo sus ilusiones y que debe proteger todos a los que ame como un verdadero hombre. Su familia, eso es lo único que importa. Hazlo crecer lo suficiente para proteger a Spock, cuando necesite ser protegido.
Que nunca me olvide, McCoy. Y recuérdale que yo jamás lo olvidaré a él".
— Grabó desesperado en la primera, mientras que en la segunda dejó su mensaje para Spock.
A bordo de la Vengeance, faltaban segundos antes que Khan regresara a buscar al pequeño vulcano. No lo tocaría, ni un solo cabello… no a su Chris… nunca.
La otra tarjeta ya estaba guardada sobre la mantita del recién nacido. Con aquel dolor insoportable recordándole la herida por la cual su hijo pudo ser extraído de él, Jim se arrastró, dejando tras de sí un enorme camino rojo que, conforme avanzaba, lo privaba más y más de su fuerza. Pero el poseía la fuerza más grande de todas… la de la voluntad.
Cuando puso a Chris en el contenedor que los alejaría para siempre, marcó una coordenada que sabía frecuente en los viajes que la Enterprise realizaba. Un sitio donde podían reabastecerse y al cual no podría ir él a menos que quisiera ser seguido por Khan y levar la destrucción a sus seres queridos.
—Tu nombre será Christophe Spock Kirk… no me odies por la falta de creatividad… ambos han sido hombres importantes en mi vida…— Jim lo mantenía cubierto con una frazada azul celeste, entre sus brazos tambaleantes. Arrastrándose por toda la superficie y dejando un rastro extenso y peligroso de sangre, Jim lo llevó hasta ahí con su último aliento, resguardándolo en una pequeña capsula lista para partir hacia el espacio con un par de coordenadas exactas. – No habrá día… en que… no habrá día en que yo no piense en ti y en tu padre… siempre… los amaré…
Sus energía llegaron a su límite, estaba por perder el conocimiento, pero al menos sabía a salvo su único testigo de su humanidad, de su amor, de su corazón. El único vestigio que quedaba de lo que había sido.
Después de su hijo, nada.
— Te amo, Christophé…
O*O*O*O
Los gritos de Jim hacían eco en toda la sala, el dolor era demasiado para su cuerpo humano, pero el compuesto no le permitía morir. Cientos de agujas insertadas en su cuerpo, tubos que perforaban sus riñones, pulmones y estómago, sangre secándose en las heridas abiertas sobre su cuerpo, metales prensando su pecho cada vez que respiraba, era el infierno. Sin embargo, en aquel punto, dos años después de expulsar a su hijo de su lado, listo para morir en cualquier momento, encontró en injusticia divina que era inmortal. Sin importar cuanto lo hiriera Khan, no podía morir. Sin importar cuantas veces se cortara la garganta con un bisturí en un desesperado intento por cometer suicidio, sus venas no dejaban de regenerarse. Rogaba a quien estuviera a cargo que tomara cartas en el asunto y lo asesinara… pero todo en vano.
Khan dejó de tomarlo para reproducirse con él una vez que le inyectó aquel compuesto, pero su experimentación para perpetuar su legado se volvió mucho más salvaje y sanguinaria.
Cuando el compuesto lo dejaba perder el conocimiento, ¡oh, era el cielo!, pequeños lapsos de tiempo, minutos del día, en que descansaba de estar vivo. Mientras tanto, Khan mejoraba su maquinaria, llevó la Vengeance hasta un nivel que la Federación ni siquiera podía imaginar, mientras perfeccionaba muchas otras armas, necesarias para su control total sobre el mundo.
— Cuando el compuesto deje de rechazar tu cuerpo, pasarás a la fase final, capitán Kirk.
Jim dejó escapar el llanto y se retorció sobre su camilla, pero no permitió que el hombre lo viera llorar. Sufriría otro infarto, pero no perdería. No de nuevo.
O*O*O*O
— ¿Estás bien?
Solo la voz de Jim permaneció. Sin ecos. Sin otro sonido después de esto.
Cuatro años después de su captura, Khan comenzó a desechar extrañas masas de carne gris, verduzca y a veces café que parecían estar llenas de vapor. Por supuesto, Jim era el ultimo en saber sobre estas extrañas presencias, hasta que una de ellas, fichada con la clave 31KH2013.
En uno de esos benditos momentos en que Khan lo dejaba y era libre de desconectarse y caer al suelo para arrastrase hacia un rincón de la sala de experimentación y esperar temeroso por el regreso del moreno, Jim pudo ver el compuesto que "respiraba" dentro de aquel depósito de desechos. Cuando, por accidente, una de las mangueras que arrancó de su cuerpo, salpicó la masa de carne en el contenedor, la parte que absorbió el compuesto de su sangre se tornó de un rosa intenso, parecido al de su piel y se expandió más, creciendo casi medio metro.
Jim repitió la acción y la masa de nuevo reacción de aquella forma.
Respiraba, estaba respirando.
— Por todos los… — Pero antes de terminar la oración, Khan entró a la sala de nuevo y encontró la escena antes que Jim pudiera alejarse lo suficiente para protegerse del agarre salvaje del otro.
Sin esfuerzo, Khan lo alzó y arrojó de nuevo sobre la camilla para volver a conectarlo, a pesar de los típicos gritos desesperados del rubio, pero sin tomar acciones contra la masa que ahora llenaba el contenedor. Pensó que quizá, después de todo ese tiempo, su experimento había dado respuestas favorables.
O*O*O*O
— Esta es la insignia de la Federación, es lo único que conservo de mi uniforme… es una fuerza militar y una potencia galáctica. — Sosteniendo la pequeña placa característica de su uniforme, Kirk platicaba con aquella irreconocible masa viva que era su única compañía cuando Khan lo enjaulaba mientras trabajaba en el compuesto verde.
Con el tiempo, Jim compartió más y más anécdotas con aquella criatura que parecía dar respuestas físicas al contacto de ambos mediante esas conversaciones amigables. Él no podía garantizar que hablaba con esto, pero tampoco que no estaba vivo y consiente.
— Soy el capitán de una importante nave de la Flota estelar, ¿sabes?... bueno… después de tanto tiempo, quién sabe si pueda decirlo tan seguro, pero… es raro, pero cuando Spock vuelva, sé que todo volverá a ser como era antes. Spock es mi primer oficial, ¿recuerdas?, el vulcano de orejas mordisqueables. "Mordisqueables", no sabes cuánto lo avergüenza que las llame de esa forma, incluso sus mejillas se ponen más verdes, es divertido, 31K… — De pronto, al pronunciar aquel código incompleto, Kirk notó que su locura estaba volviendo aquella relación en algo más que una simple demanda de atención hacia un objeto inanimado. — Esa clave es demasiado formal… si te sigues alimentando de mi sangre… deberías tener un nombre más acorde a mi… lástima que los únicos nombres que se me ocurren se los puse Chris. Mi padre me puso James antes de fallecer para que Tiberius no fuera como me conocieran… Tiberius era el nombre de mi abuelo. ¿James es suficiente para ti?, ¿estaría bien si te llamo como a mí?... supongo que sí, finalmente, es probable que solo esté yo aquí, hablándole a mi locura.
O*O*O*O
Kirk pudo ponerse en pie finalmente, arrojó lo que había buscado en la sala contigua, abrazó su estómago que aún se encontraba adolorido. Khan llevaba días encerrado en los preparativos para otro experimento que no podía interesarle menos a Jim, después de todo, sabía que solo sería otra tortura más… pero después de años ahí, con una figura humana parecida a él, transmutación de aquella criatura que Khan no desechó como el resto, ahora comprendía de que trataban los experimentos del moreno y que involucraban su sangre.
— Solo un tiro, James, ¡recuerda!, ambos ojos abiertos y mano firme. — Con jadeos, Kirk lanzó uno de los tubos plásticos que se encontraban vacíos en el laboratorio hacia el aire. Las armas que Khan tenía en la nave, al menos las que no estaban resguardadas de las manos de Jim, eran de una energía inferior para poder herirlo, pero suficientemente fuertes para romper objetos como los que albergaba la sala.
Cuando se encontraba en el aire, James enfocó la vista en el tubo de práctica y sin fallar la atravesó en el aire. Jim soltó un par de carcajadas, antes que su tos volviera a herir sus pulmones, pero sin desaparecer la felicidad que el orgullo le regalaban incluso en un abismo como ese.
James era su hijo, al menos hasta donde comprendía, lo que lo volvía tan importante para él como Chris, su hermano lo era.
Christophé Spock… ¿habría sido encontrado su pequeño vulcano?, ¿su padre lo tendría resguardado con su persona?, ¿Bones y Spock le darían todo lo que necesitara para que creciera feliz?
— ¿Piensa en Christophé, padre? — Aquel bulto se transformó en una persona idéntica a él cuando tenía 15 años, de una voz más profunda y una mirada en tono más claro, pero inexpresiva.
— Si, James… pienso en tu hermano… constantemente. — Jim volvió a sentarse en el suelo y acarició un pequeño trozo de plástico de los que saltaron por toda la superficie al dispararles en el aire.
— ¿"Hermano"?, es una palabra nueva en el vocabulario que compartimos, padre. — James dejó el arma sobre una mesa cercana y caminó hasta Kirk, sentándose exactamente en la misma forma en que el rubio mayor lo hizo antes e imitando cada uno de sus gestos humanos de tranquilidad y alegría.
— Cierto… bueno, es simple. Un hermano es alguien con quien compartes todo, James. A tus padres, o al menos a uno de ellos… los malos momentos, las buenas rachas… sin importar cuán lejos estén el uno del otro, ese lazo no se rompe, es una conexión que jamás desaparece. Ellos hermanos se apoyan, se cuidan y se mantienen unidos… y no importa cuanto lo intentes, no puedes cambiarlo. Si lo intentas, rompes el lazo… entonces dejas de ser un hermano.
— Un hermano… ¿tienes hermanos, padre?
— Bueno, eso… — Antes de continuar, Khan entró al lugar con un nuevo líquido azul oscuro que era desconocido para Jim y James.
El rubio mayor miró a su hijo y después a los frascos donde su sangre había sido depositada miles de veces.
Parecía que las cosas si podían empeorar.
O*O*O*O
— Yo no puedo romperme, padre… no importa si me golpea demasiado fuerte o si descarga su coraje en mí… Khan no me romperá siempre que siga ayudándolo a resolver sus teoremas, ¿por qué ha intercedido entonces?
De nuevo, James rompió otro d elos prototipos perfeccionados que Khan había creado a base de su sangre y la de James Tiberius Kirk. Cada vez que creaba uno, James intentaba relacionarse con este, pero ellos solo obedecían a Khan, siendo aún más maquinas que el mismo, ignorando todas las acciones que Jim dijo que los hermanos hacían entre ellos.
Eran fuertes, inteligentes, inmunes a las armas humanas, pero James era más fuerte, por alguna extraña razón, así que romperles el cuello o drenarlos del compuesto azul solía ser suficiente para que estos se descompusieran por completo.
Al ver lo que James hizo a su prototipo 306, Khan entró en cólera y lo golpeó hasta sentir que sería mejor apagar a este en su lugar… cuando dejara de serle útil a su propósito de apaciguar a Kirk.
En esa ocasión lo golpeó frente a Jim, quien reaccionó en ira, saltando sobre el super hombre e intentando quitárselo a su hijo de encima.
El resultado fue un Jim apaleado y un James que se recobró en solo segundos, cargó a su padre hasta la sala donde se encontraba su jaula y lo depositó con cuidado dentro de ella. Pensó que Khan seguiría enfadado por al menos una semana más.
— Aun si mi pelea es inútil, no existe nada que no haría por ti, James… ¿me entiendes? — El muchacho agachó la cabeza unos segundos para pensar en lo que había escuchado y después la volvió a alzar solo para confirmarle al mayor que no comprendía nada. — Soy tu padre, James, te amo. — Las lágrimas en los ojos de Kirk eran algo no tan nuevo para James, pero aun parecían algo poderoso que solo dejaba salir de él cuando Khan no estaba presente. Algo que solo ellos dos compartían. — No me importa el medio de tu nacimiento o que ese bastardo te haya dado su sangre para vivir… ¿no eres acaso parte de mí?, ¿no hemos vivido juntos en este encierro por ya más de 10 años?... quizá no sea el padre que mereces, los cielos saben que no soy el padre que nadie merezca, pero eso no va a cambiar lo que siento y eso es lo más importante para mí, mi corazón, James Kirk — Tomando por la fuerza la mano derecha del menor, Jim la colocó encima de su pecho, donde latía ligeramente aquel musculo — Aquí, sé que es lo correcto. Te quiero, hijo, ¡eres mi hijo, carajo!, somos Kirks, tú, yo, tu hermano… somos familia y los sacrificios que un hombre hace por su familia no son tal, son su deber. No existe nada que un padre no sería capaz de hacer por sus hijos, lo que yo haría por ti o por tu hermano…
James parpadeó confundido, pero cuando sintió el ritmo cardiaco de Jim en aumento, lo supo…
Que el hombre era sincero. Que él tenía un propósito para existir, más allá de las exigencias de Khan o del dolor de su padre.
— Y no existirá nada que no haga para reunirte con tu t'hy'la, padre. — Su motivo para vivir era Jim, su felicidad, su compañía y todo su ser.
Al escuchar aquella palabra vulcana los ojos de Jim se tornaron negros y de pronto perdió la conciencia. James se alejó dos pasos, conociendo perfectamente el procedimiento a seguir después de aquel acto involuntario de su parte… en ocasiones olvidaba que el nuevo compuesto de Khan había que todo contacto con la raza vulcana o lo que representaba hiciera a Kirk entrar en un estado amnésico instantáneo.
Cuando Jim volvió a abrir los ojos, se encontró desorientado y muy frágil.
— ¿Tú…? ¿Dónde…? ¡Spock!, ¿Dónde… estoy…?
James miró a su padre, de nuevo cayó en el trance que borró sus memorias hasta sus 30 años.
— ¿Capitán Kirk…?
O*O*O*O
"No morirá… aun" — Las palabras de Khan perforaban su mente y aquella debilidad física que su padre llamaba "sentimientos".
Las primeras dos ocasiones, Jim y James pensaron que el compuesto escapaba del cuerpo del mayor por alguna reacción desconocida que no involucraba nada más que una nueva reinserción en su sangre… pero cuando esto se repitió hasta una cuarta ocasión, James escuchó de su otro progenitor que la materia azul ya no encontraba suficiente espacio dentro de Jim y buscaba controlar todo espacio entorno a él. Por supuesto, esto era demasiado peligroso y era un motivo por el cual Khan aún no se introducía a sí mismo el compuesto, por los daños secundarios que estuvo estudiando por más de una década.
— Creo que moriré finalmente, James… — Kirk sostuvo la mano de su hijo con cuidado, mientras sentía que un vértigo estremecedor lo inundaba por entero. — Siento que te he fallado, dejándote a bordo de esta nave… a expensas de él…
— Usted estará bien, padre. Yo soy capaz de hallar la forma, aun si toma siglos encontrarla. No permitiré que me deje solo.
La voz de James seguí tan firme como había estado durante 14 años, pero Jim podía comprender un ligero tono de tristeza en su afirmación, pues solo de esa forma se explicaba que sostuviera su mano con aquella firmeza.
— Siempre, de alguna forma… fallo en proteger… a quienes quiero… a ti… a Christophé… y a Spo…
— ¡No diga su nombre!, por favor… no quiero que pierda su conciencia justo ahora…
— ¿Hijo? — Los ojos de Kirk se fueron cerrando lentamente hasta que apenas y podía seguir manteniéndolos abiertos.
James se recostó junto a su padre, en aquella superficie fría, silenciosa, en aquel puente en el que, no sabía, su padre había sido mancillado más de una ocasión desde el primer día en que abordó aquella nave.
14 años lejos de Spock, pensaba Kirk. Tanto tiempo, sin respuesta… el nunca llegó para rescatarlo… ¿habría continuado con su vida allá afuera?, ¿siquiera Chris sobrevivió en el espacio?
Quizá todos se encontraban ya muertos… quizá solo lo esperaban a él… o quizá la muerte era un sueño pesado, una inconciencia parecida a la de un desmayo, sin mayor importancia, la vida no significaba nada y el dolor, la felicidad, el honor, la valentía, los recuerdos, lo valores, las acciones y todos los momentos de dicha no iban a ningún otro lado. Cuando todo se extinguía, cuando el miedo abandonara su cuerpo… solo quedaría James Tiberius Kirk… y cualqueira que haya sido su legado.
— "Rema, rema, rema tu bote… suavemente así…" — James entrelazó su mano con la de su padre, recostados ambos en el puente de la Venegeance, su voz sonaba como un pequeño hilo que cantaba una cancioncilla que Kirk alguna vez mencionó cuando él no era más que la irreconocible masa de un experimento sin futuro, desechado para ser procesado como basura. — "Y por la corriente voy… feliz, feliz, feliz…"
Jim cerró sus ojos, justo cuando el compuesto volvió a drenarse por los poros de su piel y cada orificio en su cuerpo. El frío comenzó a embargarlo y sus extremidades comenzaron a hormiguear.
— "Rema, rema, rema tu bote, suavemente así… Y por la corriente voy, feliz, feliz, feliz…" — La voz de James repitió aquella tonadita hasta que vio a Jim cerrar los ojos y el resto de la nave se manchó con su silencio. — "Rema, rema, rema tu bote, suavemente así… Y por la corriente voy, feliz, feliz, feliz…"
O*O*O*O
Cuando Khan temrinó su "pilar", un cilindro que podía contener la materia azul, siempre que su primer contenedor siguiera siendo devorado por su poder, introdujo el cadáver de Jim dentro, sentado como si mantuviera su posición en la silla del capitán y desarrolló nuevos instrumentos que poco a poco lo mantuvieron más y más alejado de la Vengeance.
Finalmente, informó a James que la nave sería abandonada hasta que su plan estuviera en la fase de inicio y que ya no necesitaría su inteligencia más que para mantener vivo el pilar donde Jim, sus restos físicos, eran controlados por la materia azul. Le advirtió también que sacarlo de aquel confinamiento sería la verdadera muerte para su cuerpo y entonces si podría saber que su "padre" se había ido para siempre.
Solo con la misma esperanza insulsa, estúpida, vana, irracional que Jim tuvo hacia él mientras conversaba con su persona cuando este ni siquiera tenía una forma humana, James esperó como el más fiel de los guardianes hasta que su padre reafirmara sus palabras sobre la voluntad de los corazones y la firmeza de su valentía. Volvería de la muerte virtual si encontraba un catalizador para sus deseos, pero hasta ese momento, nadie podría tocarlo ni hacerle daño al pilar de Khan.
Nadie tomaría a su padre.
O*O*O*O
"Es él… Christophé… de Spock, su hijo… Christophe Kirk… Christophé… Ven, es aquí… ven… libéranos… libéranos… Christophé, rápido, es aquí… ven aquí… Christophé… ven rápido"
Otras veces había escuchado la mente de su padre comunicarse mediante sensores de la Vengeance, pero esa era la primera ocasión en que su voz parecían gritos desesperados.
A veces solo decían "James"… otras decía palabras extrañas que probablemente eran un dialecto ajeno al humano. Pero aquellas ordenes, aquellas suplicas… Eran los claros reclamos de su padre hacia uno de los invasores de la Vengeance.
— ¡Por aquí! — De pronto un hombre vestido con unos de los uniformes de la Federación, justo con aquella insignia que James conocía a la perfección, llegó junto a otros 3 sujetos, apuntando con su arma hacia el hijo de Khan y Kirk. El rubio alzó la mirada al escuchar otra vez los susurros de su padre en coma.
– Teniente Christophe Kirk, capitán… — Uno de los intercomunicadores de esos sujetos dijo las palabras que hicieron sobresaltar a James… ese nombre. — Nos encontramos a 450 metros del puente… nos adentraremos a…
Entonces el rubio caminó en dirección de la salida, cuando recibió el primer disparo de uno de los sujetos que lo apuntaba. Sin detenerse demasiado, Alzó la mano derecha y la nave, por reacción a un comando de escaneo corporal, disparó directo a la cabeza de los tres individuos.
James caminó por encima de sus cadáveres hasta llegar al corredor principal, aquel que lo llevaría hasta el resto de los intrusos y al pilar. Hizo explotar a otro par de sujetos que se encontró en su camino… los humanos parecían tan vulnerables como Khan siempre había dicho.
Y había más y más… intrusos que intentarían arrancarle a su padre, dañar su cuerpo y arruinar cualquier oportunidad para que volviera a vivir.
– ¡Capitán!, ¡la nave no se encuentra…! – James arrojó por el aire a otros dos exploradores, haciéndolos chocar contra la pared con tal fuerza que esta se aboyó y los hombres cayeron sin vida tras el impacto. – ¡Hay…! ¡…proveniente del…! — La voz al otro lado del intercomunicador, según el oído de James, debía estar cerca del pilar.
— ¡Vengeance!, Destruye a todo invasor humano que no tenga mi prototipo de sangre — Con esta orden, James se aseguraba que su padre no sería atacado por error, pues Khan nunca registró al hombre en la base de datos de la maquina para evitar que se apropiara de ella e hizo todo lo posible para evitar que sus datos se subieran a la base del archivo después de abandonarla.
Entonces, en una reacción a una reacción temporal de la base de datos, la nave desactivó la gravedad interna y todos los objetos comenzaron a ladearse, justo como la inclinación de la nave lo definía. James se sostuvo con su fuerza de una tubería prominente, pero su sorpresa no era menor, pues esa no solía ser la reacción natural contra un ataque, de los muchos que había sufrido la Vengeance en la última década.
Entonces su alarma interna se activó… sus sentidos le avisaban que un intruso había conseguido llegar hasta el puente… ¡hasta su padre!
Era ese intruso, el que se presentó con el nombre de su hermano… ¿Cuántas posibilidades habría?
Sin embargo, para cuando llegó al puente, el nucleo se había vaciado por completo y ninguno de los dos, su padre o su hermano, se encontraban ahí.
— ¡Computadora!, localiza a padre…
Cuando James dio la orden, notó algo extraño en el líquido que se había vaciado del contenedor, aquel pilar majestuoso y devorador de energía… la materia desapareció por completo.
— Está dentro de padre… de nuevo… — Susurró para si mismo una vez que cayó en cuenta de lo que eso significaba. — Está vivo.
Pensó en transportarse hacia las coordenadas de la nave que secuestró a su padre, pero pensándolo con mayor sensatez, si la energía que su cuerpo compartía con Jim dejaba la Vegeance, seguramente esta terminaría destruida y su padre no tendría posibilidades de ocultarse de Khan cuando este fuera a buscarlo una vez que descubriera la destrucción de su nave de guerra.
Aguardaría… aún tenía muchas dudas que resolver y mucho que pedirle a Jim, como su padre que era.
La familia siempre hace sacrificios y él era un hombre… esperar era su responsabilidad.
O*O*O*O
— ¡Jim!, ¡Jim!, ¡JIM!
Los gritos del vulcanos despertaron al hombre que yacía recostado sobre un enorme charco de líquido azul viscoso.
— ¿Spock?, ¡Spock! — Con un sentimiento más fuerte que ningún otro, Jim saltó de alegría, sin intentar contenerse siquiera, sobre el hombre a quien llevaba semanas buscando y que parecía haber pasado muymal tiempo encerrado en aquella jaula… una jaula… — ¿Dónde estamos?
— No lo sé, después del ataque a la Central, desperté en este sitio y hace tan solo momentos tú y Legión Scott aparecieron aquí, envueltos en luz de la teletransportación… ¿Qué está sucediendo, Jim?
El rubio contempló a su esposo y después al joven que aún se encontraba inconsciente sobre el suelo. Tampoco tenía idea de cómo había llegado hasta ahí. Entonces notó ese pequeño GRAN detalle.
— ¿Spock?
— ¿Jim?
Dentro de aquel confinamiento en lo que parecía ser una simple habitación de roca, el vulcano sostenía la mano de Jim con presión, culpa de todo el miedo que esta atravesando.
— Sigo aquí…
— Lo lamento, Jim, pero no sigo lo que intentas decir…
— ¡Sigo aquí!, ¡estoy aquí!, tú me estás tocando y no he perdido el conocimiento ni olvidado nada, de hecho, ahora veo todo muy claramente… nuestra boda, el pon farr, Chris, James, todo, ¡todos!
El vulcano alzó su ceja intrigado, pero en parte lleno de una nueva esperanza. El formidable deseo de recobrar a su familia.
Solo restaba una pregunta en su mente… ¿por qué?
El capítulo completo fueron flashbacks que Jim sufrió mientras estaba inconsciente. El porqué y el cómo (porque recordó situaciones incluso, que no tendría por qué conocer) será explicado más adelante, aunque aún creo que es demasiado evidente.
Sé que la siguiente actualización sería hasta Septiembre, pero ya que quedaba al caso, para el día del padre que mejor/peor padre que Jim. Pronto terminará todo esto y podremos saber quién sobrevive y quien nos abandona en esta "breve" historia que buscaba no ser mayor a 5 capítulos y que con este ya lleva 15 y 2 años de vida.
Por supuesto, sus reviews me animan a continuar y créanme o no, siempre los leo. He notado que las personas que dejaban comentarios en los primeros capítulos se han perdido casi por completo y que nuevos usuarios comentan los capítulos recientes. Pensaría que es bueno o malo, pero solo encuentro el dato curioso xD
Espero que esto haya resuelto TODAS las dudas respecto al compuesto azul y la vida de Kirk durante esos 20 años a bordo de la Vengeance, que es algo que me preguntaron cuando introduje a James a la historia.
Espero poder actualizar más y concluir este viaje que parece querer tomar lo mismo que la serie original xD
Muchos buenos deseos para todos y en el próximo capítulo, prometo un dibujo para compenzar la(s) espera(s)
By: Roglia15
