Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Aclaraciones: Esta es una traducción autorizada de la historia "The Sacrificed", escrita por SasuNarufan13. Pueden encontrar su perfil e historias originales en Ao3 y Fanfictionnet.

Advertencias: Ambiente medieval, hombres lobo, contenido +18, violencia, Mpreg, referencias a acoso sexual, parto, lactancia masculina…

Notas: Este fic es la segunda parte de una serie llamada "El lobo y su sacrificio". Cuenta con 9 capítulos, todos desde el punto de vista de Naruto.

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El Sacrificado

Naruto es consciente de no ser importante para la mayoría de los aldeanos, pero jamás pensó que en serio lo fueran a sacrificar a la Bestia.

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Parte 6

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— ¿Irnos? —repitió Naruto, aturdido. — ¿Irnos a dónde?

¿Al final sí iban a comenzar el viaje hacia la familia de Sasuke después de todo? Naruto no se opondría, pero admitía que extrañaría esta cueva que se había convertido en su nuevo hogar y definitivamente extrañaría a Tsunade y a Kakashi.

—Hay otra red de cuevas más profundo dentro de este bosque. —dijo Sasuke, haciendo una mueca cuando estiró su pierna lastimada. —Es difícil de acceder para los humanos, así que nos proveerá una mejor protección que esta cueva. Nos quedaremos ahí hasta que llegue la próxima primavera y entonces nos iremos.

—Pero, ¿por qué no podemos quedarnos aquí? —preguntó el rubio, confundido. —Esta cueva tiene suficientes túneles para confundirlos. Y nos atacaron en la pradera, no aquí.

—Ya han estado en algunos de los túneles. —respondió Sasuke con voz oscura. —Su aroma era leve, pero aun así pude detectarlo. No encontraron esta cueva, pero no pienso tomar riesgos. Es probable que envíen más cazadores tras nosotros una vez que se den cuenta de que me deshice de los otros. Antes de que eso pase, ya no estaremos aquí.

Naruto tragó con dificultad, un sabor desagradable instalándose en su lengua al darse cuenta de que esos cazadores habían encontrado su hogar. En verdad habían sido parte de la élite definitiva.

— ¿Vamos a…? ¿Nos llevaremos las cosas con nosotros? —inquirió, resignado a tener que despedirse de esta cueva.

Claro, era solo una cueva, pero estar aquí con Sasuke, viviendo con él, se había sentido como un hogar incluso más que su antigua choza. Y ahora tener que decirle adiós, todo porque unos cazadores habían decidido venir a estropearles la vida… Era un trago muy amargo.

—No podemos llevarnos todo. —contestó el pelinegro y acarició la mejilla de Naruto como disculpa. —Pero nos llevaremos todo lo que podamos.

—Bien, ¿cuándo nos vamos? —el ojiazul se mordió el labio inferior, observando el nido con abatimiento.

Era estúpido sentirse mal sobre algo tan simple como un nido, algo que podría reconstruirse fácilmente, pero en verdad le gustaba este nido. Le gustaba la sensación de familiaridad, de hogar impregnado en él. Olía como una combinación de ambos y tendría que despedirse de al menos una parte de él.

—En dos días. —dijo el lobo, pensativo. —Necesitaré estar al cien de mi fuerza antes de que podamos marcharnos, ya que la otra caverna no está tan cerca.

Su rostro se suavizó cuando le echó una buena mirada a Naruto y lo atrajo junto a él en el nido, acurrucando al rubio contra su pecho como si él fuera quien estaba herido y no el lobo.

—Sé que te gusta este lugar, pero no podemos arriesgarnos a seguir aquí más tiempo. —murmuró, presionando la nariz contra la sien de Naruto y respirando profundamente. —No puedo poner en riesgo ni a ti ni a nuestro bebé, y no sé cuánto tiempo pasará desapercibida la desaparición de esos cazadores.

—Lo entiendo. —dijo Naruto, su voz amortiguada al estar con el rostro oculto en el cuello de Sasuke.

Lo entendía, pero… Detestaba que fueran obligados a dejar su hogar. ¿Por qué las cosas no pudieron quedarse igual de bien a como lo habían estado todos esos meses anteriores?


El aroma a sangre era pesado en el ambiente, abrumador en exceso, llenando sus fosas nasales con su desagradable olor a metal, provocándole arcadas y que se sujetara el estómago. A donde fuera que mirara, veía solo rojo, rojo, rojo, acumulándose a su alrededor, siendo absorbido por la tierra, decorando los árboles, las hojas, los arbustos, el cielo…

Y justo frente a él yacía el cazador, su rostro irreconocible, hecho añicos, un globo ocular salido de su cuenca, colgando sobre su mejilla. Dedos empapados en sangre se estiraban hacia él, el cadáver alzándose lentamente, sus huesos craqueando, sangre bombeando como un río, salpicando el suelo.

Mucha más sangre brotó cuando su boca se abrió, gorgoteando: — ¡T-Tú m-me hic-cist-te e-esto!

Tropezó hacia atrás, aterrorizado, enfermo hasta más no poder, sacudiendo la cabeza, porque él no podría haber hecho esto, él no podría haber matado a ese hombre. Ese no era él, él no podría haber hecho eso, pero entonces miró hacia abajo, hacia sus manos, sus manos que sujetaban fervientemente una roca ensangrentada, su piel untada en sangre como si fuera una especie de ungüento, y comenzó a gritar, gritar hasta que le dolió la garganta, hasta que sus cuerdas vocales no pudieron más, hasta que…

— ¡Naruto! ¡Naruto! ¡Despierta!

Se sentó de golpe, su corazón latiéndole como loco en su pecho, su respiración ruidosa en sus oídos, y comenzó a observar a su alrededor con desesperación, esperando ver nada más que sangre y un cráneo abierto, manos ensangrentadas intentando alcanzarlo.

Pero no había nada más que una atenuada cueva, el fuego en la hoguera cerca de extinguirse, y Sasuke. Sasuke, quien estaba arrodillado junto a él, sus manos sujetándole los hombros, garras pinchándole a través de la camisa; alarma y preocupación tiñendo ese hermoso rostro suyo.

—Yo- Yo- ¿Qué-? ¿Qué pasó? —preguntó Naruto, temblando por alguna razón aunque estuviera lejos de sentir frío. Su bebé se revolvía casi violentamente dentro de él, como si también se hubiera asustado, y apenas recordaba poner una mano en su estómago, acariciándolo en un fútil intento de calmar a su hijo.

Observándolo atentamente, luciendo como si esperara que Naruto perdiera el conocimiento en cualquier segundo, Sasuke le respondió despacio.

—Estabas teniendo una pesadilla, supongo. Pude oler el miedo y el pánico en ti y tus latidos estaban como locos.

—Oh. —una pesadilla. Claro. Por supuesto. Eso tenía sentido. Por supuesto que el cielo no podía bañarse de sangre. Por supuesto que los muertos no podían levantarse y acusarlo.

La memoria de aquel hombre, el cazador que él había matado, lo hizo cerrar los ojos con fuerza, tragando la bilis que amenazaba con escapársele. Su garganta le quemaba como si hubiera tragado ácido y tuvo que llevarse la mano a la boca, temiendo vomitar en cualquier momento.

— ¿Quieres hablar de ello? —le preguntó Sasuke con suavidad, acunando su rostro, frotando sus pulgares sobre su piel fría y húmeda por el sudor.

—Es que- Soñé con… con él. El cazador. A quien yo… A quien yo…—las palabras se negaban a escapar su boca y se mordió duro el interior de su mejilla, detestándose a sí mismo por no poder siquiera decir las palabras en voz alta.

¿Había matado a alguien y ni siquiera podía expresar esas palabras? ¿Cuál era el problema con él?

—Desearía que no hubieras tenido que hacerlo. —Sasuke murmuró y le levantó el rostro con gentileza, obligándolo a encontrar su oscura y suave mirada. —Estabas protegiéndonos a mí y a nuestro cachorro, nunca lo olvides. Ellos nos atacaron primero, tú nos defendiste. No eres nada como ellos.

—No quise… No quise matarlo. —dijo Naruto en voz baja, sus dedos aferrándose a las muñecas de Sasuke. —Yo solo… Quería detenerlo, quería evitar que siguiera lastimándote y…—inhaló temblorosamente, náuseas revolviéndole el estómago.

—Lo sé, lo sé, ssssh. —Sasuke lo apaciguó. —Sé que solo querías detenerlo. Esto no es tu culpa, ¿de acuerdo? Nada de lo que pasó en esa pradera es tu culpa. Los cazadores nos atacaron primero. Merecían lo que les ocurrió. Tú solo hiciste lo que tus instintos te dijeron que hicieras: proteger nuestra familia. Nadie puede culparte por eso.

Sonaba tan razonable cuando Sasuke lo planteaba de ese modo. Era cierto: todo lo que había hecho fue en respuesta al ataque de los cazadores. Solo había lanzado esa roca a aquel hombre para detenerlo y, cuando vio que volvía a levantarse, el instinto se había apoderado de su cuerpo y le había hecho reaccionar antes de ser consciente de ello. Todo lo que había pensado en ese momento era que necesitaba proteger a su familia, que necesitaba ayudar a Sasuke, o arriesgarse a perder tanto a su compañero como a su hijo no nato, y no podía permitir que eso pasara. No podía permitir que se salieran con la suya e hirieran a su familia, arrebatándoselos sin miramientos.

Pero ahora tenía sangre en las manos, había tomado una vida. Nunca jamás en su vida pensó que sería capaz de asesinar a alguien. Pero cuando esos cazadores habían herido a Sasuke… Cada resquicio de raciocinio lo había abandonado y había operado a puro instinto.

¿Lo volvía eso una mala persona?

—Nunca podrías ser una mala persona, Naruto. —Sasuke le susurró, acunándolo contra su pecho. Lo instó a acostarse con él en el nido otra vez, la cabeza de Naruto enterrada en su cuello. —Hiciste lo que tenías que hacer, eso es todo. Protegiste a nuestra familia. Alguien que hace eso jamás podría ser una mala persona.

Eso también era cierto, ¿no? Sabía que Kakashi a veces era obligado a tomar la vida de alguien durante sus misiones si resultaba necesario. ¿Eso lo hacía una mala persona? Naruto nunca había considerado que fuera malo, solo era un hombre haciendo su trabajo, protegiendo la aldea.

Él había matado a ese cazador, sí, pero lo había hecho solo porque quería proteger a Sasuke, temeroso de perderlo.

Si Kakashi no era una mala persona por matar a alguien por el bien de la aldea… Entonces Naruto no podía ser una mala persona por matar a alguien para proteger al hombre que amaba, ¿cierto?

El sueño tardó largo rato en volver a encontrarlo.


La tetera, las tazas, las hojas de té y las pequeñas jarras de jalea fueron guardadas en una bolsa que sería cargada por Naruto. Alrededor de la mitad del nido terminó empacado en otra bolsa junto a las mantas y fotografías de Naruto cuidadosamente colocadas encima.

Lo que quedaba del nido y la piel de oso permanecerían aquí, al ser demasiado grandes como para ser cargados a su nuevo hogar. A Naruto todavía le entristecía un poco, pero se contentó con el conocimiento de que al menos la mayoría de sus pertenencias podrían ser llevadas con ellos.

Aunque la parte más importante era que ambos aún estaban con vida y eran capaces de irse. Ese era un pensamiento al que se aferraba cada vez que su traicionera mente intentaba recordarle lo que había hecho. Sí, se sentía terrible por haber matado a alguien, pero no podía sentirse tan mal cuando eso significaba que Sasuke todavía estaba con él, que no había muerto debajo de ese violento ataque de flechas.

Había matado a alguien para salvar a su compañero y tendría que aprender a vivir con ello.

— ¿Listo para irnos? —le preguntó Sasuke, ya en su forma de lobo.

Sus heridas ya estaban completamente curadas, para el alivio y asombro de Naruto. Sasuke le había dicho que le tomaría un día sanar del todo, pero dado que sus heridas eran muy graves Naruto había pensado que estaba siendo muy optimista sobre su capacidad de sanar.

Pero en su lugar Sasuke había terminado teniendo razón, ya sin ni siquiera una sola cicatriz como evidencia de que había sido atacado. El poder sanador del cambiaformas en serio era magnífico.

Como la otra cueva estaba algo profundo dentro del bosque, en un lugar inaccesible yendo en piernas humanas, Naruto se sentaría en el lomo de Sasuke durante el viaje, manteniendo un firme agarre en ambas bolsas para que no perdieran sus pertenencias. Se habían levantado temprano, tan temprano que Naruto todavía estaba frotándose los ojos por el sueño, para poder realizar el viaje en un día en lugar de tener que pasar la noche entre los árboles.

A Naruto le preocupaba que hacer el viaje en un día mientras cargaba con él y el equipaje sería demasiado para Sasuke al estar recién curado, pero el lobo le había asegurado que estaría bien y que ya no estaba sintiendo los efectos de la recuperación. A Naruto no le quedaba otra opción más que confiar en él. Sasuke no le mentiría, no cuando eso podría ponerlos potencialmente en riesgo a ambos, así que si Sasuke decía que podía soportar el viaje, Naruto le creería.

Naruto le echó un último vistazo a la caverna, su mirada deslizándose sobre los restos del nido, la madera quemada en la hoguera, con las cenizas desapareciendo lentamente, un rastro de humo como una delgada cuerda yendo hacia la apertura en el techo. Sus ojos se posaron sobre la piel de oso por un momento, el pelaje luciendo sombrío sin las llamas para iluminarlo.

Miró a la mesa y sillas talladas a mano, rozando sus dedos encima de las ásperas orillas de madera, luego observó un sitio extraño y sarroso en la pared junto a ella, una mancha que Sasuke nunca le explicó pero que había aparecido ahí de repente un día.

Con un último vistazo al segundo hogar que había conocido, respiró profundo, asintiendo con la cabeza.

—Sí, vámonos.

Hacia su nuevo hogar.


Aunque los chances de ser seguidos sin que Sasuke se diera cuenta eran pequeños, Naruto estuvo alerta durante todo el viaje, dirigiendo miradas nerviosas a su alrededor, parando las orejas cada vez que una rama crujía o se quebraba.

Fueron más profundo dentro del bosque de lo que jamás lo habían hecho. Los árboles eran más densos aquí, ya sin los caminos creados naturalmente presentes como en el resto del bosque. Naruto comenzó a comprender por qué Sasuke estaba tan seguro de que los humanos no serían capaces de encontrarlos.

El suelo era traicionero en este lugar, rocas y hoyos creando un camino irregular. Sasuke corría a través de estos sin problema, saltando sobre los arbustos que no podía evitar, pero Naruto estaba seguro de que él se la pasaría más tiempo tropezando y cayendo de cara si intentara caminar ahora. Al menos la dificultad de atravesar esta parte del bosque haría que cualquier amenaza potencial se la pensara dos veces.

— ¿Y cómo es que encontraste esta nueva cueva? —cuestionó Naruto cuando tomaron un pequeño descanso para comer. Estaban cerca de un pequeño arroyo, insectos zumbando sobre la superficie del agua.

Sasuke se encogió de hombros.

—Tiempo atrás, cuando recién llegué aquí, pasé algo de tiempo explorando el bosque y encontré la cueva durante una de mis exploraciones. Me quedé en la primera porque en esa área era más sencillo circular y los humanos no se atrevían a acercarse tanto luego de que les mostré lo que pasaría si me molestaban demasiado. —su sonrisa era seria, casi siniestra.

Continuaron su camino poco después, con Naruto teniendo que agacharse cada vez que una rama colgaba demasiado bajo. Las copas de los árboles se entrelazaban más que antes, evitando el paso de la luz del sol entre las hojas. Los animales aquí eran tan energéticos como en la parte frontal del bosque, así que, a pesar de que era más oscuro aquí, Naruto no se sintió particularmente incómodo.

El resto del viaje se la pasó curioseando sus alrededores, observando los distintos tipos de plantas y la crecida hierba llenando los espacios entre los gigantescos árboles. Su bebé se agitaba levemente dentro de él, arrullado por los rápidos movimientos de Sasuke.

Para cuando Sasuke redujo la velocidad había caído la noche, así que Naruto alzó la vista, confundido por el cambio de ritmo. ¿Acaso tomarían otro descanso para cenar?

La razón por la cual había aminorado el paso se volvió evidente bastante rápido y Naruto dejó escapar un sonido de sorpresa, deslizándose del lomo de Sasuke hacia el suelo. Habían llegado a la cueva, la entrada parcialmente escondida detrás de ramas colgantes. La roca lucía casi de un negro ónix, confundiéndose perfectamente con los oscuros alrededores. Solo los restantes rayos de sol eran lo que le permitían a Naruto poder ver la entrada. Una vez que terminara de oscurecer, no sabría siquiera dónde comenzaba.

—Debería ser lo suficientemente grande para nosotros tres. —musitó Sasuke, sacudiendo su pelaje. —No tiene un sistema complicado de túneles como nuestra madriguera anterior, pero tampoco es de un solo camino.

—Suena bien. —dijo Naruto, tomando una de las bolsas. — ¿Tiene alguna especie de hoguera, también? Ya no es invierno, pero no creo que vaya a poder ver mucho adentro.

No había sido capaz de ver sin una fogata en su antiguo hogar, y dado a lo oscura que lucía esta roca, dudaba que le fuera mucho mejor aquí.

—Debería haber. —confirmó Sasuke y cambió a su forma humana, tomando la otra bolsa. —No creo que sea tan grande como la otra, pero debería ser suficiente para mantener un fuego siempre encendido.

Tomó la mano de Naruto, guiándolo a través de la semi escondida entrada. Como esperaba, entre más profundo iban, menos podía ver y solo el agarre de Sasuke evitaba que chocara con las paredes o se tropezara con rocas sueltas.

—Espera aquí un momento. —Sasuke le pidió, haciéndolo detenerse.

Su voz hizo eco por un momento, así que Naruto pensó que era seguro asumir que habían llegado al corazón de la cueva, su nuevo hogar. Sin uno de sus sentidos para guiarlo, su oído parecía haberse afinado y podía escuchar el frufrú de la bolsa cuando Sasuke la dejó en el suelo a un lado. El cambiaformas se alejó entonces, en algún punto frente de Naruto, y algo que sonaba como bloques fue depositado en el piso. Luego un susurro y…

Naruto parpadeó rápidamente cuando fuego estalló de repente, llenando la caverna con sus danzantes llamas. Era una pequeña fogata primero, pero Sasuke acomodó la leña y el fuego comenzó a consumirlas con codicia, creciendo con velocidad.

— ¿Cuándo tuviste tiempo de cortar leña? —le preguntó Naruto, sorprendido, dejando a un lado su propia bolsa.

—Corté un poco antes de partir. —le respondió el pelinegro, estirando los brazos. —No estaba seguro de qué tan tarde llegaríamos y no quise arriesgarlo. —caminó de regreso junto a Naruto, acunando su estómago con ambas manos y dándole un suave beso. — ¿Qué piensas? ¿Crees que podrás sentirte en casa aquí también?

Naruto les echó un vistazo a los alrededores, las paredes irregulares juntándose en algún punto sobre ellos, el color negro ónix que brillaba bajo las flamas. La caverna era solo un poco más pequeña que la anterior, pero no necesitaba una cueva enorme para ser feliz. También hubiera sido más que dichoso con una cueva pequeñita siempre y cuando tuviera a Sasuke con él.

Sonriendo, rodeó el cuello de Sasuke con sus brazos y dejó un fugaz beso en sus labios. —Sí, definitivamente.

Ojos negros brillaron.

—Bien, entonces comencemos a preparar nuestro nuevo hogar.


—Volveré pronto. —prometió Sasuke la mañana siguiente, acariciándole la mejilla. —Solo grita si me necesitas, te escucharé.

—Claro. —asintió el rubio y lo observó transformarse en lobo antes de saltar hacia los arbustos, desapareciendo de su vista.

Acababan de pasar su primera noche en su nuevo hogar y Sasuke ahora se había ido a atrapar algo para el desayuno y el almuerzo. Naruto había esperado tener problemas para dormir en un nuevo ambiente, como le había pasado durante las primeras semanas luego de ser abandonado en la primera cueva. Sorprendentemente, o tal vez no tanto, no había tenido ninguna dificultad para dormir. Tener la mayoría del nido intacto y a Sasuke abrazándolo definitivamente le había ayudado a atrapar el sueño como si no hubieran cambiado de cuevas del todo.

Obviamente no se quedarían aquí para siempre, pero creía que llegaría a disfrutar del tiempo que pasarían aquí. La cueva en sí no era mala del todo, y los alrededores eran agradables a la vista, con los árboles en flor, los arbustos llenos de vida, las pequeñas violetas decorando el suelo y…

Una mujer de cabello azul observándolo directamente desde entre un par de árboles.

Se congeló mirándola a ella y a la manera en que su corto y azul cabello refulgía bajo el sol de la mañana, como si pequeños diamantes estuvieran entrelazados con las hebras, con luz rosa azulada envolviendo el moño de su cabello, sus grises ojos siendo resaltados por el color púrpura de sus párpados. Llevaba puestos un vestido azul que brillaba como si estuviera decorado con gotitas de agua y un anillo alrededor de su dedo.

¿Quién era ella y cómo diables había logrado llegar a este lugar? ¡Sasuke había dicho que ningún humano podría llegar aquí a pie!

Ella dio un paso adelante, desconcertándolo cuando se dio cuenta que sus pasos no hacían ningún tipo de sonido.

—Cuando sentí que la frontera fue atravesada, no esperaba encontrarme con alguien como tú. —murmuró y sus ojos se desviaron a su estómago.

Instintivamente Naruto se llevó las manos al vientre, tratando de ocultarlo de su vista, y ella parpadeó despacio, alzando su vista de nuevo.

—Ya no eres humano del todo, así que, ¿qué eres? —le preguntó, inclinando el rostro hacia la izquierda. —No estás solo, ¿cierto?

—Mi – Mi compañero, él se ha ido a buscar comida. —tartamudeó, poniéndose más y más nervioso entre más tiempo ella seguía parada ahí, estudiándolo. —Lo siento, no sabía que este lugar era suyo.

—Claramente. —respondió la mujer secamente y avanzó otro paso. — ¿Por qué estás aquí? ¿Quién es tu compañero?

No quería responderle, no realmente, pero ella despedía una vibra extraña, no del todo hostil, pero no del todo amigable tampoco. Sin embargo, instintivamente supo que no era del tipo de persona a la que pudiera desafiar y ella tomaría represalias si percibía cualquier tipo de insulto.

—Mi – Mi compañero es Sasuke y nosotros tu-tuvimos que mudarnos aquí luego de que unos cazadores nos encontraran. —respondió vacilante, tragando duro, híper alerta de cómo su mirada se desviaba a su vientre cada par de segundos como si pudiera ver la manera en que su bebé se removía fieramente. —Sasuke dijo que estaríamos seguros aquí.

Sus cejas se alzaron un poco.

— ¿Cazadores? —murmuró. — ¿Qué hicieron para incurrir en la ira de cazadores humanos?

—Nosotros…—no pudo continuar, no estaba dispuesto a admitir que los cazadores habían sido enviados detrás de Sasuke porque la villa le temía demasiado.

—Porque sangre fue derramada en defensa de mi compañero. —la voz de Sasuke retumbó de la nada y Naruto giró la cabeza, su boca abriéndose por la sorpresa cuando Sasuke apareció saliendo del bosque, conejos recién cazados sujetos en sus manos.

Los ojos grises de la mujer se iluminaron con reconocimiento y una tenue sonrisa se asomó en sus labios.

—Lobo. —lo saludó. —Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos encontramos.

Sasuke inclinó la cabeza en su dirección.

—Así es. Mis disculpas por irrumpir en sus tierras, pero necesitaba un lugar seguro para mi compañero y mi cachorro.

—Lo entiendo. Simplemente tenía curiosidad por saber quién se había atrevido a traspasar. —dijo y unió su manos frente a ella. — ¿Planean quedarse aquí indefinidamente?

Sasuke sacudió la cabeza.

—No, tan pronto como mi compañero haya dado a luz y nuestro cachorro haya crecido lo suficientemente fuerte, partiremos a mi hogar.

Ella asintió despacio, su mirada desviándose brevemente hacia Naruto una vez más.

—Bueno, si son tú y tu compañero, no tengo razón para echarlos. Encontrarán seguridad aquí por el resto de su estadía.

Sasuke inclinó la cabeza.

—Gracias por su generosidad, Rígan Konan.

Ella sonrió y luego, ante los ojos asombrados de Naruto, su cuerpo empezó a brillar y a reducirse hasta que no fue más que un brillo dorado en el aire. En un parpadeo ya se había ido, como si nunca hubiera estado ahí en primer lugar.

— ¿Quién era ella? —inquirió Naruto con voz ahogada, completamente fuera de lugar por lo familiar que Sasuke y esa extraña mujer habían actuado en presencia del otro. — ¿De dónde se conocen?

¿Cómo había podido desaparecer de esa forma? ¿Qué clase de criatura era?

—Es la Reina de las Hadas y la guardiana de este bosque. —le respondió Sasuke con franqueza y caminó hacia él, dejando los conejos en el suelo. —La conocí cuando entré a este bosque por primera vez. Aunque no sabía que esta cueva era parte de su territorio. Debí haber pedido permiso primero. —exclamó molesto consigo mismo por haber olvidado hacerlo.

Pero todo en lo que Naruto pudo enfocarse fue en el comentario de ella siendo la Reina de las Hadas.

— ¿Traspasamos en el territorio de la Reina Hada? —chilló, sus manos volando a sujetarle las muñecas a Sasuke. —Sasuke, ¿y si está molesta por esto? —preguntó preocupado.

—No lo está, ¿que no escuchaste nuestra conversación justo ahora? —el pelinegro alzó una ceja.

— ¡Podría estar mintiendo!

—La Reina no miente. —le dijo el lobo, apretando los labios. —No tiene necesidad de hacerlo. Si dice que no nos echará y que estamos seguros aquí, entonces es tal y como ella dice. No tiene razón para hablarme en acertijos.

— ¿Por qué no? ¿Qué te hace tan especial? —demandó saber el rubio, entrecerrando los ojos levemente.

El cambiaformas bufó.

—El compañero de mi hermano también es un hada. Ella pudo sentir su presencia en mí cuando nos conocimos y decidió que eso quería decir que podía ser de confianza.

—Oh. —Naruto parpadeó, dicha información tomándolo por sorpresa. Sabía que no todos en la familia de Sasuke eran lobos cambiaformas, ya que este había mencionado conocer parejas con compañeros humanos, pero no se le había ocurrido que tendrían también a un hada entre ellos.

Frunció las cejas cuando Sasuke le apretó las manos y, cuando alzó la vista para mirarlo, se topó con una sonrisa de satisfacción.

— ¿Qué? —preguntó con desconfianza.

— ¿Estabas celoso, acaso? —Sasuke lo picó, sus negros ojos resplandeciendo.

— ¡Claro que no! ¿Por qué estaría celoso? —Naruto negó instantáneamente, con fiereza. — ¡No hay ninguna razón por la cual debería estar celoso!

—Cierto. —reflexionó Sasuke, soltando su mano para acunar su mejilla izquierda. —Porque sabes que eres el único para mí.

Con las mejillas calentándosele debido al fuerte sonrojo, Naruto hizo un puchero y apartó la vista.

—Eres un idiota. —musitó el rubio.

—Lo que digas, amor. —Sasuke sonrió con travesura y le alzó el rostro sujetándolo de la barbilla, presionando un firme beso en sus labios. —Vamos a desayunar.


Llevaban viviendo en la nueva cueva alrededor de tres semanas cuando Sasuke comenzó a actuar algo extraño.

Todo comenzó un día en que el lobo regresó de buscar el desayuno y estaba más callado de lo usual. Era cierto que Sasuke no era exactamente del tipo conversador, pero este silencio en particular a su alrededor comenzaba a enervar a Naruto, haciéndolo sentirse alerta y preocupado.

Porque lo que fuera que tuviera a Sasuke así de callado no podía ser nada bueno.

Pero este lugar era seguro, Sasuke le había asegurado eso y la Reina de las Hadas había básicamente implicado lo mismo. Así que si ninguno de los dos mentía, ¿por qué Sasuke estaba actuando tan extraño?

Cuando Sasuke se transformó en lobo durante el inicio de una tarde, preparándose para dar otra ronda por el bosque…

—No sobra echarles un ojo a los alrededores, solo por si acaso.

Naruto se sentó en el nido, sus manos sujetando la hinchazón de su vientre. Con seis meses, el bebé se había vuelto aún más activo y se encontraba estirando sus extremidades furiosamente, presionando contra los dedos de Naruto cada vez que tocaba su estómago con gentileza.

— ¿Pasa algo malo? —preguntó directamente luego de tres días de tener a un extrañamente contemplativo lobo como compañero junto a él.

— ¿Malo? ¿Por qué pasaría algo malo? —rebatió Sasuke con sorpresa, girando su gran cabeza hacia él.

Cuando estaba en su forma de lobo se confundía fácilmente con la oscura roca de la cueva. Ya había sorprendido a Naruto varias veces haciéndole creer que estaba en algún lugar dentro de los túneles hasta que se volteaba y ojos rojos como la sangre estarían viéndolo directamente.

—No lo sé. —dijo despacio el rubio, su pulgar trazando círculos alrededor de su ombligo, donde el cachorro acababa de patearle. —Estás actuando algo extraño. Estás más callado de lo normal.

Sasuke inclinó la cabeza ligeramente hacia la izquierda.

—Solo tengo algunas cosas en mente. —le contestó luego de una pausa.

— ¿Cosas malas? —el rubio arrugó las cejas.

—Depende de tu definición de malo. —respondió Sasuke misteriosamente y se fue antes de que Naruto pudiera abrir la boca de nuevo.

Frunciendo el ceño, se quedó observando el hueco en la caverna, la única entrada y salida del espacio donde se encontraba.

—Tu padre está actuando extraño. —se quejó con su bebé, tocándose el lado derecho de su vientre petulantemente.

Obtuvo una patadita como respuesta, la cual decidió interpretar como: —Sí, padre está actuando muy extraño.

Al menos no era el único que sospechaba sobre el extraño comportamiento de Sasuke.


Una firme patada contra su vejiga lo despertó súbitamente del sueño en el que había caído, sobresaltándolo y haciéndolo parpadear rápidamente. Otra patada, un poco más fuerte esta vez, lo hizo hacer una mueca y sentarse, frotándose el vientre.

—Estoy despierto, estoy despierto. —murmuró y se alzó, apoyándose primero sobre sus rodillas antes de levantarse.

Le tomó unos cuantos segundos equilibrarse y entonces caminó hacia los túneles, incapaz de ignorar el llamado de la naturaleza por más tiempo ahora que el bebé se estaba presionando firmemente contra él. Mientras andaba hacia el túnel a su izquierda, se preguntó qué tan tarde era. Sasuke no estaba de regreso aún, pero eso no le decía nada. Podía ser que Sasuke simplemente no hubiera estado ausente durante mucho todavía y él se haya dormido bastante rápido, o Sasuke ya llevaba afuera por un tiempo, en cuyo caso se preguntaba qué tanto más iría a tardar.

Había un pequeño arroyo fluyendo junto a la cueva, casi escondido detrás un grupo de arbustos, así que uso la fresca agua para lavarse las manos luego de terminar sus asuntos. Se salpicó un poco de agua en la cara, estremeciéndose cuando algunas de las frías gotas se deslizaron por su piel, mojándole el cuello de la camisa.

Lo helado del agua lo ayudó a apartar los resquicios de sueño y, al erguirse, se sacudió las manos, tratando de secarlas lo más posible al aire antes de restregarlas contra sus pantalones.

Giró para ver a su alrededor y caminó hacia el arbusto más pequeño ahí, con la intención de regresar a la cueva y esperar el regreso de Sasuke cuando el sonido de algo arrastrándose lo hizo dirigir el cuerpo en su dirección.

Animándose ante la vista de un gran lobo de oscuro pelaje, abrió la boca para recibir a su compañero… Hasta que su mirada cayó en algo que Sasuke estaba arrastrando con él en dirección a la cueva.

No, no algo, alguien.

Aturdido, se quedó quieto observando a Sasuke jalar el cuerpo, sacándolo de entre los espinosos arbustos sin piedad, como un saco. Solo pudo mirar cómo Sasuke escupía en el brazo de la persona, jadeando levemente por el peso que llevaba cargando por quién sabe cuánto tiempo.

Se quedó ahí, congelado, viendo como la persona se quejaba y se giraba débilmente sobre su espalda, revelando…

El rostro de Danzo.

— ¿Sasuke? ¿Qué es esto? —Naruto le preguntó con voz casi inaudible, su corazón latiendo erráticamente ante la vista del hombre que lo había condenado al destino de la muerte, quien lo había considerado menos valioso que el ganado que se mantenía en los campos, incluso menos que el suelo que pisaba.

Danzo siempre había sido un hombre orgulloso, que lucía siempre bien arreglado incluso a su edad. Ahora no quedaba nada de ese orgullo arrogante, no con su camisa hecha harapos y destrozada en varios lugares, sangre asomándose por los agujeros. No con el largo corte en su frente sangrando profundamente, cubriendo la mitad izquierda de su rostro con el vital líquido.

Especialmente no con la manera en que su pierna estaba torcida en un ángulo incómodo, haciéndole imposible caminar, menos huir. Todo lo que podía hacer era sentarse despacio, todo su cuerpo temblando por el dolor que seguramente estaba experimentando.

Incluso luego de ser casi despellejado por un lobo gigante, su mirada se mostraba más fría que el hielo cuando sus oscuros ojos se detuvieron en Naruto, un gesto de burla desfigurando su boca.

—En verdad te dejó con vida. —dijo Danzo vacíamente, sus ojos ardiendo con fuego impío. Su vista se desvío hacia abajo, encontrándose con el vientre de Naruto, y su burla se acentuó, frunciendo sus expresiones faciales aún más. —Y te convirtió en un peor fenómeno del que ya eras, por lo que veo.

Una pata se presionó violentamente contra su garganta y Danzo tosió ahogado, sujetando débilmente la pata de Sasuke, aunque el hombre mayor, debilitado por su edad y sus heridas, no era rival para el poderoso lobo. Sasuke le mostró los colmillos, ejerciendo más presión contra su cuello.

— ¡No mereces hablarle, ni siquiera mirarlo! —le gruñó, sus irises iluminadas de un rojo siniestro, oscuro como el de la sangre deslizándose por el rostro de Danzo.

—Sasuke, ¿por qué…? ¿Por qué está aquí? —fue todo lo que Naruto pudo preguntar.

¿Cómo había conseguido Sasuke capturar a Danzo de entre todo el mundo? De lo que podía recordar, el hombre siempre estaba rodeado de al menos dos guardias y nunca viajaba solo. ¿Cómo es que ahora sí lo estaba? ¡Y a mitad del día, para rematar!

—Él ha estado en mi lista desde que me permitiste ser tu confidente. —le respondió el lobo y su tono tranquilo de voz contrastaba demasiado con la manera en que sus afiladas garras se envolvían alrededor del cuello de Danzo, acercándose peligrosamente a cortar su suplemento de aire. —Sin embargo, también ha sido quien estaba mejor protegido dentro de la aldea. —continuó con una burla. —Así que esperé pacientemente, pensando en tomarlo de último. Hasta que mandó a los cazadores tras nosotros.

Acercando al espacio personal de Danzo, descubriendo sus largos y blancos colmillos, gruñó amenazadoramente. —Hasta que un pajarito me informó que tenía la intención de enviar el doble de cazadores al bosque. Así que decidí que ya no iba a esperar. Decidí que era el momento de que respondiera por todo lo que te ha hecho, por proteger a esos malparidos que te trataron como la tierra bajo sus zuelas. Es tiempo de que sea castigado.

Naruto sabía lo que Sasuke iba a hacer. Iba a matar a Danzo, tal y como había matado a todas esas otras personas, como Mizuki. Personas que habían herido a Naruto por años, personas cuyos nombres le había entregado al lobo voluntariamente meses atrás. Personas en las que no había vuelto a pensar, porque ni siquiera sabía de qué maneras habían sufrido, prefiriendo mantenerse en la ignorancia.

Saber que Sasuke los estaba castigando en su nombre había sido suficiente, suficiente para tener el conocimiento de que todos ellos habían sufrido el mismo infierno por el que lo habían hecho pasar.

Nunca antes había visto a Sasuke matar a uno de ellos. A veces sentía el olor a sangre en él, a veces Sasuke le contaba de ellos, pero nunca lo había presenciado.

Ahora lo vería con sus propios ojos y no había nada que pudiera hacer sobre ello, nada que pudiera decir que disuadiera a Sasuke de matarlo e hiciera que lo dejara ir, considerando que el hombre era responsable del sufrimiento de su compañero, de mandar cazadores para aniquilar a Sasuke, poniendo la vida de Naruto y su cachorro no nato en peligro también.

¿Cuál era la peor parte de todo el asunto? Que Naruto ni siquiera tenía ganas de detenerlo. No sentía ni la más mínima lástima como para querer ayudar al hombre a escapar de las garras de ira y venganza del lobo.

Danzo lo había arrojado a los lobos, literalmente, sin pensar ni un segundo en su seguridad, satisfecho de dejar al chico morir en lugar de a una vaca o un cerdo. Había enviado cazadores tras Sasuke cuando se había dado cuenta quién estaba detrás de los ataques a los aldeanos, y casi había conseguido matar al lobo.

Y ahora aparentemente había estado planeando enviar el doble de cazadores, dos veces más personas listos para mutilar, herir y matar al hombre del cual Naruto se había enamorado.

— ¡No puedes hacerme nada! —gritó Danzo, asesinando al lobo con la mirada. — ¿Crees que los aldeanos estarán contentos de verme muerto? ¡Demandarán venganza en el momento en que se den cuenta! ¿Y qué harás entonces? Vendrán detrás de ti y de la sucia puta con su panza de fenóme-

Tosió violentamente, retorciéndose cuando fue golpeado con fuerza en el estómago.

—En verdad no eres nada listo, ¿cierto? —preguntó Sasuke con voz calmada. — ¿Crees que la villa llorará por ti? ¿Por el hombre que permitió que basura pudiera seguir lastimando a sus hijos? —Se acercó más a Danzo, quien tosía con un brazo agarrándose el estómago. —Claro, eso si se llegan a dar cuenta de tu muerte. Para ellos, dejaste la aldea, aburrido del hedor a muerte que la rodeaba y te marchaste a algún otro lugar, dejándolos abandonados como ganado en fila hacia el matadero.

—No hay manera de que crean eso. —negó Danzo, escupiendo sangre. — ¡En cuanto noten mi ausencia, vendrán por mí!

—En cuanto noten tu ausencia, ¿hm? —Sasuke se alejó un poco con gesto pensativo. —Dime: ¿cómo crees que te atrapé en primer lugar?

Danzo lo miró, quedándose sin habla por primera vez en su vida mientras trataba de comprender lo que el lobo le decía. Mientras tanto, Sasuke volteó a ver a Naruto, sus ojos rojos como la sangre suavizándose ligeramente.

—Si quieres regresar a nuestra madriguera, no me importa. Solo quería mostrarte que él no se salvará de lo que te hizo.

Naruto quiso aceptar esa salida, la excusa de ser capaz de pretender que nada pasaba. Si regresaba al nido ahora, podría pretender que Sasuke no iba a matar a Danzo a sangre fría, podría imaginar que no era la causa de la muerte de alguien más.

No obstante, algo lo hizo quedarse, mantenerse de pie ahí en lugar de permitirle retirarse. Él había hecho esto: le había dado a Sasuke todos los nombre que necesitaba para comenzar su venganza, le había dado el permiso implícito de cazarlos a todos y matarlos. Puede que no estuviera matando a nadie directamente pero, de alguna forma, sus manos estaban tan empapadas de sangre como las de Sasuke.

Sasuke era su compañero, el padre de su bebé, una de las muy pocas personas que se preocupaban por él, que lo querían por quien era. La única persona dispuesta a ir por distancias inimaginables para cuidarlo, para demostrarle que era valioso.

La única persona dispuesta a matar por él.

Lo menos que podía hacer era quedarse y demostrarle que merecía ser llamado su compañero, que merecía estar junto a Sasuke. Era el compañero de un lobo y era tiempo de que aceptara esa realidad completamente.

Así que sacudió la cabeza y se negó a irse, incluso cuando Sasuke lo miró de modo suplicante.

—Yo… no quiero regresar. No aún. —dijo, humedeciéndose los labios con la lengua y apretando los puños.

—No será lindo. —le advirtió Sasuke, enterrando sus garras en la pierna de Danzo sin siquiera mirarlo cuando este intentó arrastrarse lejos.

Las garras penetraron las piernas del hombre, incrustándose en su piel y músculos, haciéndole gritar antes de morderse el labio inferior, fulminando al lobo con la mirada.

—Lo sé. —contestó el rubio, dejando escapar un aliento tembloroso. —Pero lo estás haciendo por mí.

Lo menos que puedo hacer es quedarme.

Sasuke asintió con la cabeza y regresó su atención a Danzo, quien se congeló ante lo que fuera que hubiera visto en esos luminiscentes y rojos ojos.

—Tienes suerte de que no quiero disgustar mucho a mi compañero. —murmuró Sasuke, un gruñido escondido bajo su grave voz.

Abrió la mandíbula, revelando una hilera de brillantes, blancos y afilados dientes, y empujó con fuerza a Danzo contra el suelo, manteniéndolo inmóvil con solo una pata. En un parpadeo se inclinó y, justo antes de que sus dientes se clavaran en la garganta de Danzo, Naruto cerró los ojos y apartó la mirada, sus uñas enterrándose en la vulnerable piel de sus palmas.

Sin embargo, se negó a moverse y se quedó ahí, incluso cuando era imposible ignorar los gorgoteos moribundos de Danzo, cuando era imposible pretender que no escuchaba el sangriento sonido de colmillos desgarrando piel, huesos quebrándose y destruyéndose bajo la fuerza de una enorme mandíbula.

Luego todo se volvió silencio, el ambiente lleno de nada más que el trino y canto de algunas aves otra vez, insectos zumbando sonoramente sobre el arroyo, ardillas, ratones y otros animales pequeños correteando entre los árboles y debajo de los arbustos.

Lentamente, volvió a abrir los ojos, su boca secándose ante la imagen del cuerpo sin vida de Danzo, rodeado de una piscina de su propia sangre. Y ahí, junto a su cuerpo, estaba su…

Brazos, extremidades humanas, se envolvieron a su alrededor, una fuerte mano presionando su cabeza contra un hombro desnudo igual de fuerte.

Labios le rozaron la cabeza gentilmente y una mano le acunó el vientre, donde su bebé se movía tranquilamente ahora.

—Ha terminado. —Sasuke le susurró, recorriendo la espalda de Naruto con su mano libre. —No puede lastimarte más. Ha terminado.

Ha terminado.

Ha terminado.

Ha terminado.

Las palabras reverberaron en su mente, como un eco, y lo hicieron aferrarse a Sasuke con fuerza, tomando inhalaciones temblorosas y enterrando su rostro en el hueco del cuello del lobo, respirando su reconfortante aroma.

Había terminado. Luego de tantos años sintiéndose inútil, de ser observado como indigno una y otra vez, de ser tratado como basura…

Se había terminado.

Finalmente.


— ¿Quién te contó eso?

— ¿Hm? —Sasuke abrió un ojo, la mano que hasta ahora había estado deslizándose perezosamente de arriba abajo sobre el costado desnudo de Naruto deteniéndose, descansando justo al lado de su vientre.

—Que Danzo… Que él estaba planeando enviar más cazadores tras de ti otra vez. —le preguntó Naruto, acurrucándose lo más cerca posible a Sasuke con su barriga de por medio.

—Ese hombre… ¿Kakashi, lo llamas? Él me lo dijo.

— ¿Hablaste con Kakashi? —el corazón se le aceleró, sus párpados abriéndose con sorpresa. ¿Cuándo había sido eso?

—Apenas. —contestó el pelinegro, abriendo ahora los dos ojos, dirigiéndole una mirada de disculpa. —No podía quedarse mucho tiempo porque había gente esperándolo. Me dijo que Danzo estaba planeando llamar más cazadores pronto. No podía arriesgarlo. Este es un lugar seguro, pero no podía permitir que cazadores comenzaran a merodear por el bosque. No somos los únicos viviendo aquí. —su frente se arrugó con un ligero fruncimiento del ceño.

—Así que fuiste a traer a Danzo para matarlo. —murmuró Naruto.

—Fui a traerlo para matarlo, sí. —confirmó Sasuke y lo besó suavemente. —No me importa a cuántos humanos tenga que matar si eso significa mantenerlos a ti y a nuestro cachorro a salvo.

En verdad decía algo sobre él, pensó Naruto, buscando más del contacto de Sasuke y enterrándose en su abrazo, que las palabras del lobo ya ni siquiera lo perturbaban.

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N/T: Perdonen el retraso con las actualizaciones de todos mis fics y las traducciones. Resulta que todos en mi casa estamos con covid, así que estuve enferma un par de semanas y después he estado cuidando a mi mamá, que todavía no se ha recuperado, así que no he tenido ni tiempo ni ganas de escribir nada XD

Terminé este capítulo porque, como es una traducción, ya está escrito y solo tenía que pasarlo a español. Me resultó más fácil que intentar escribir algo propio para mis historias porque no me ha llegado la inspiración estos días.

No estoy segura de cuándo actualizaré las demás historias, ya que este capítulo es lo único que he estado haciendo, pero cuando se me quite el estrés de la situación y mi mamá mejore probablemente regrese a escribir un poco más. Mientras tanto espero que me tengan paciencia y me disculpo otra vez por hacerlos esperar más XD

Nos vemos en la próxima 😊