X-Men no me pertenece.
ADVERTENCIA: Herida sangrante, mención de deseo suicida, lágrimas de macho, cursilerías, clichés. Leeeeeento, todo sigue avanzando leeeeeeeeento, errores de ortografía y perdida de elocuencia.
Se movieron por la ciudad llena de escombros a paso lento, cuidándose de no terminar demasiado expuestos y razón por la que hasta Raven debía aparentar una apariencia menos destacable, como era su verdadera naturaleza.
Erik sabía que había personas observándolos, las cuales vivían entre esta ciudad casi en ruinas, incluso si buscaban esconderse de ellos, luciendo temerosos. Él había peleado en una guerra y al salir de Genosha sabía que todos eran potenciales enemigos, incluso alguien que lucía inofensivo.
—¿Vamos por el camino correcto? — Cuestionó a Janos, quien era el que tenía las coordenadas que habían recibido perfectamente localizadas, aún si Erik era el que estaba caminando delante de todos, pues estuviera de acuerdo o no con ser llamado así, era el líder y como tal siempre debía asegurarse de que todos los que estaban a su mando regresaran a salvo, vivos y sin heridas graves.
—Es en ese callejón— Informó Janos en la forma corta y seca en que hablaba siempre. Erik creía que al mutante más joven no le gustaba mucho hablar.
—Claro que es en un callejón, no podría haber sido en un campo de flores con un hermoso estanque a un lado— Murmuró Sean en forma de queja, aunque por la forma casi aburrida en la que siempre hablaba, no parecía realmente una, igual Erik se permitió sonreír, acompañando las risas de Raven, Alex y Janos.
Ni bien se adentraron al callejón, lo primero que Erik notó es que no era realmente un callejón, pues había forma de escapar de ahí no solo por donde ellos habían ingresado si no por un pequeño espacio que había entre los edificios, lo segundo fue que notó a una mujer, beta aparentemente y de cabello colorido, tal vez era la dueña de la voz que habían escuchado en la llamada de auxilio.
La mujer los observó sorprendida, sin fijarse mucho en sus rostros si no más abajo, Erik suponía que notó la forma en que iban vestidos y las armas en sus manos y de repente comenzó a correr, escapando de ellos.
—¡Oye! — Llamó Raven en un grito.
—¿Qué hacemos, jefe?, ¿la seguimos? — Preguntó Alex, a punto de comenzar a correr.
—Raven, Sean, conmigo. Janos, Alex quédense aquí por si no es ella la que mando la señal, protéjanse el uno al otro y siempre recuerden que es mejor retirarse a pelear— Ordenó comenzando a correr.
Entre edificios que claramente fueron parte de incontables batallas y escombros y basura que dificultaban una carrera recta, la brecha entre él, Sean y Raven (la más ágil y veloz de los tres) comenzó a ampliarse.
Para cuando Erik y Sean lograron alcanzar a Raven, después de perderla de vista un instante, esta estaba en una pelea arma-katana.
La mujer de colorido cabello peleaba con agilidad con uso de una katana, mientras Raven (hábil en el combate cuerpo a cuerpo) esquivaba ataques y detenía otros con el arma entre sus manos.
Aun corriendo, él se apresuró en arrebatarle la katana, con uso de su mutación, a la desconocida que peleaba con Raven; el movimiento brusco y sorpresivo hizo que la desconocida tratara de pelear con la fuerza invisible que imponía su mutación, provocando un corte en el rostro de Raven quien respondió haciendo desaparecer la ilusión de la mujer rubia y de piel clara, presentándose como realmente era.
La mujer que había huido de ellos, soltó la katana al acto, dando un ágil salto hacia atrás y mirando a Raven con interés y sorpresa. Erik tomó el arma de la mujer entre sus manos, al tiempo que la dueña los miraba a todos como si quisiera saber todo lo que se pudiera, pero como si aún tuviera miedo de ellos.
Erik se preparó para hablar y protegerse y proteger a los suyos de posibles ataques, cualquiera de las dos situaciones podía ocurrir.
—Raven, ¿estás bien? —
—Lo estoy— La mujer de cabello colorido, al ver la interacción entre ellos, parecía haber decidido hablar en lugar de seguir atacando.
—Ustedes…— La conversación no pudo ni iniciar, pues un sonido los alertó a todos, parecían varias piezas cayendo y lo siguiente que Erik supo fue que había una nueva mujer con un campo brillante rodeándola, corriendo hacia ellos.
Raven (la que había estado más cerca), logró esquivar el ataque fácilmente, al igual que él, que decidió que volar era la mejor forma para hacerlo.
Sean por otra parte, terminó usando su mutación contra la mujer que siguió corriendo.
—¡Sean! — Llamó, tratando de detener el inminente choque de mutaciones y apresurándose en al menos cubrir sus oídos con sus manos.
La nueva mujer desconocida (¿alfa?) que claramente había venido en auxilio de la primera terminó siendo empujada con fuerza por la mutación sónica de Sean, terminando en el suelo sobre su espalda.
La situación de Sean fue similar, al enfrentarse a la explosión provocada por la mutación de la desconocida número dos.
Él y Raven se apresuraron en ir y asegurarse de que Sean estaba bien, al tiempo que las desconocidas también se encontraban.
—Sean— Llamó, apresurándose en dar un chequeo rápido con la mirada al mutante más joven, sin encontrar más que un poco de piel enrojecida en la mejilla derecha (quemadura de primer grado, concluyó).
Sean no agregó nada, pero aceptó el ser ayudado a ponerse de pie, preparándose para un nuevo ataque.
Erik mientras tanto se permitió una rápida mirada de soslayo, a las dos desconocidas, notando como la desconocida beta, trataba de calmar a la de cabello más corto, aunque no parecía estar funcionando.
—¿¡Qué es lo que quieren!? Ya les dijimos antes que no iremos con ustedes— Les gritó la mutante de cabello corto con excesiva agresividad.
Erik no sabía de lo que estaba hablando.
Antes de poder hablar sobre la llamada de auxilio que los había llevado hasta ahí, no pudo evitar distraerse un instante con la forma casi antinatural en la que se estaba nublando de golpe, porque hasta hace poco el sol había estado brillando incandescentemente, el viento (ausente hasta el momento), apareció con fuerza desde la nada comenzando a levantar tierra que empezó a golpear contra sus cuerpos.
—¡Ororo no! — Erik alcanzó a escuchar el grito de la mujer de cabello colorido justo cuando el viento se convirtió en un pequeño tornado que terminó alzándolos del suelo. Tomó a Raven y Sean de la mano, buscando mantenerlos junto a él y luchando por volar lo más alto que pudiera alejándose del tornado, pero en medio de todo, concentrado en sus amigos luchando por mantenerse aferrados a él mientras él hacía lo mismo, sintió algo atravesar su costado desde atrás, el objeto estaba hecho de metal, por lo que logró detenerlo antes de que la fuerza del viento hiciera que llegara más profundo.
—¡Erik! — Gritó Raven y él recordó que había olvidado que la katana antes había estado con él.
El tornado se disipó justo como apareció, de golpe y sin aviso.
Él logró regresarlos al suelo sin tener que caer y golpearse.
—¡Jefe! — Exclamó Sean, ni bien tocó el suelo con los pies. Raven se colocó frente a ellos, lista para cualquier nuevo ataque a manos de las dos (¿tres?) mujeres.
—Debemos retirarnos— Susurró Raven, permitiendo que solo él y Sean pudieran escuchar. Erik tenía la adrenalina a tope y no sentía dolor, palpó suavemente el sitio de entrada de la katana, que se había mantenido erguida y en su sitio gracias a su mutación, debido a que no podía ver, determinando la localización, los órganos que pudo haber afectado, la profundidad a donde llegó.
Vio a las dos mujeres escudando con sus cuerpos a una más pequeña.
—Ustedes son mutantes— Dijo la mujer beta, no como pregunta. Raven estaba demasiado enojada para responder algo, Sean estaba sacando todas las gasas que ocultaba entre su ropa. Las miradas de las desconocidas se posaron en él (incluida la de la niña, que se notaba unos dos o tres años mayor que Jean).
Después de su rápida inspección de sí mismo, y de que Sean estuviera listo para lo que Erik lo necesitaba que hiciera, Erik determinó que sus órganos debían estar intactos.
—¿Tú eres Erik Lensherr? — Esta vez el tono interrogativo sí estuvo presente, él respondió primero sacando la katana de su cuerpo.
—¡Erik! — Exclamó Raven al mirarlo de reojo, sin atreverse a apartar su atención de las mujeres que eran una posible amenaza, dispuesta a atacar de ser necesario.
—¡Haz presión! — Le ordenó a Sean, quien respondió tomando todas las gasas y presionándolas en la herida.
—No creo que debiera hacer eso, jefe— Murmuró Sean. Erik inspiró profundo, parándose derecho y buscando recuperar el mayor control que se pudiera, herida en la espalda sangrante o no.
—No debiste sacar… solo tengo vendas, pero pueden serte…— Trató de decir la dueña de la katana que aún se mantenía en su mano.
—Soy Erik Lensherr. Estamos aquí porque recibimos una llamada de auxilio— La mujer de cabello colorido suspiró como si de repente un gran alivio la hubiera rodeado, la mujer de mutación explosiva lucía incrédula, la niña seguía viéndose asustada.
—Nosotros mandamos la señal— Confirmó la beta, pero incluso aunque no fuera así, Erik ya tenía planeado hablarles de Genosha. —Escuchamos que el héroe del mundo moderno ayudaba a los mutantes y los llevaba a una isla segura— La mujer menos conversadora soltó una risa burlona y un poco cruel.
—Erik está herido, ¿quieren venir con nosotros? Háganlo, si no, las dejaremos aquí— Exclamó Raven con autoridad.
La mujer alfa desconocida se volvió más reticente.
—No iremos con ustedes—
—¡Ellie! —
—¡No iremos! — Remarcó.
—Pero es la oportunidad para que Ororo y…—
—¡No vamos a ir!, ¿¡Por qué mandaste esa señal cuando te dije que no!? —
—¿Quieres seguir viviendo así? — Cuestionó la mujer beta, aunque era esa forma en que las personas cuestionaban cuando realmente no querían una respuesta.
Erik apartó las manos de Sean, haciendo presión por el mismo, caminando hasta estar frente a las mujeres, que se habían tensado de inmediato. La mujer alfa había hasta hecho fuerza con sus puños, claramente preparándose para atacar.
Erik ofreció la katana a su dueña.
—Siento que tenga mi sangre— Dijo, para que lentamente la beta de cabello colorido la tomara.
—Y la mía— Agregó Raven, bastante, cerca e igualmente preparada para atacar, justo como Sean. La dueña de la katana inspiró profundo.
—Yo no soy una mutante—
—¡Yukio! —
—Pero quiero que Ellie y Ororo puedan vivir una vida tranquila, por eso no me importa si yo no puedo ir— Alguien que hacía sacrificios por los que amaba era alguien que Erik quería que continuara haciendo de éste un mundo mejor, mutante o no.
—Pero puedes venir, mutante o no— Dijo Sean con voz firme.
—¿Qué? — Cuestionaron a la vez Yukio y Ellie (creía). Erik suspiró, permitiéndose cerrar los ojos un momento, sabiendo que cualquier nueva amenaza podría ser vista por sus compañeros.
—Nunca dije que un no mutante no podía venir también—
El dolor estaba comenzando, la adrenalina estaba pasando.
Caminó un poco hasta pararse junto a Raven y pasar un brazo por los hombros de su amiga alfa, que de inmediato ofreció su ayuda.
—Aclarado eso, vámonos rápido— Ordenó Raven.
—Necesitamos agruparnos primero, si necesitan llevarse algo, regresara una de ustedes con uno de mis compañeros antes de irnos a Genosha— No hubo más protestas.
…
Yukio presenció una gran nave parecida a un avión de color oscuro, se veía un poco descuidada y había zonas que gritaban el pasado del transporte durante la guerra.
Hasta el momento no sentía que las vieran con sospecha, si acaso las veían con precaución, como si fueran a ser protegidas de todo, pero también destruidas por completo dependiendo de las decisiones que tomaran a continuación; sabía que la situación actual hacía a Ellie estar con sus sentidos alfa híper alerta y sabía que Ororo podía notar que este era un momento delicado en sus vidas.
Esperó que el leve apretoncito que dio a la pequeña mano entrelazada entre la suya funcionara como el consuelo que ella hubiera querido y que la menor necesitaba. Ororo le sonrió, así que Yukio lo contó como una victoria.
Ni bien entraron a la nave, Erik Lensherr se sentó en uno de los asientos para que fuera de inmediato medio ayudado por la única mujer (Raven, recordaba perfectamente), dejando al descubierto la herida sangrante del lado derecho y a nivel de la columna dorsal del héroe del mundo moderno.
El rubio con el que se encontraron de camino a la nave y Raven estaban atentos a su líder. Sean (al menos era la forma en que había escuchado que lo llamaban) y el otro hombre con el que se habían encontrado en el camino, estaban atentos a ella, Ellie y Ororo.
—Necesita sutura— Murmuró el rubio.
—¿Qué pasa si la espada llegó a algún órgano? — Erik rodó los ojos y ella casi temió que se desmayaría por la pérdida de sangre, porque ciertamente, aunque no se trataba de una herida grande (5-6 cm aproximadamente) era verdad que ya había manchado su pantalón y por supuesto las gasas que Sean había usado, así como sus manos; pero contrario a las creencias de Yukio, Erik se notaba en calma, tal vez un poco irritado, pero alerta, estable e imponente, justo como imaginó que sería "Erik Lensherr, el héroe del mundo moderno", el hombre que asesinó a Sebastian Shaw.
—Katana— Susurró Ororo de repente, había sido en una voz muy baja, pero que coincidió con un momento de silencio, lo que favoreció que todos los presentes la escucharan y se giraran a verla.
Ororo era muy lista y observadora, claro que había notado de lo que hablaban y por supuesto no habría dejado pasar la oportunidad de corregir la forma errónea en que la katana de Yukio había sido nombrada, después de que ella le repitiera incontables veces que espada y katana no eran lo mismo. Pero Ororo también era una niña que vivió los terrores de la guerra, por lo que buscó protección escondiéndose detrás de Ellie.
—Ella tiene razón es una katana, no una espada Sean, no me lesionó ningún órgano, estoy seguro, revisé, no necesitamos suturarla, podemos dejarlo así con muchas gasas y una venda— Nadie estaba feliz con la respuesta de Erik Lensherr (tal vez Ororo), pero la que mejor lo exteriorizó fue Raven, quien torció los ojos.
—Por supuesto, ¿le vas a decir tranquilamente a tu compañero destinado que viajaste por dos días con un agujero en la espalda? — Raven había respondido de manera muy enérgica y aunque parecía haber incomodado a Erik, el alfa líder no parecía querer ceder.
—¿Qué es un compañero destinado? — Murmuró Ororo, aunque al sentirse un poco más en confianza, lo terminó diciendo en un tono más alto del que previamente se había permitido usar.
Ellie soltó una risa burlona.
—Una leyenda— Explicó su novia con sequedad y Yukio sonrió con un toque de tristeza.
Sabía que Ellie había visto pruebas de la existencia de los "compañeros destinados", pero también sabía que no habían sido pruebas de una buena vida, incluso si no sabía todos los detalles, sabía suficiente.
Ella también había visto pruebas, pero contrario a su pareja, había visto pruebas llenas de la promesa de una vida hermosa y mucho mejor. Por supuesto un héroe como Erik Lensherr tendría un compañero destinado.
—Una persona racional, ya me agradas— Comentó Raven de forma socarrona. El hombre de cabello oscuro no parecía interesado en nada, Sean se notaba pensativo, el rubio suspiró sin apartar su mirada de la espalda de Erik y sin dejar de hacer presión con un paquete de gasas.
El alfa líder pareció querer cambiar de tema y ella consideró que, aunque deseaba que Ororo entendiera el hermoso significado detrás de "Compañeros destinados", no era el momento.
—Si necesito sutura lo puedo hacer yo mismo, solo necesito un espejo— Raven hizo una mueca de desagrado.
—Debí haber ido al curso de primeros auxilios de Hank, ¿verdad? —
—No creo que el tratamiento que el jefe necesita sea algo que enseñen en un curso de primeros auxilios— Murmuró el hombre de cabello negro del cual no sabía el hombre.
—Yo puedo hacerlo— Exclamó el rubio con convicción. —Definitivamente no va a quedar tan bien como si lo hiciera Hank, pero…— En lugar de continuar encogió los hombros. Erik Lensherr suspiró.
—Bien, pero antes de hacer nada más, quiero que me expliquen con quiénes nos confundieron— Ellie endureció aún más el rostro. Yukio decidió ser la que hablara.
—Poco después de que la guerra terminara un grupo de militares no mutantes, nos encontraron y nos pidieron que fuéramos con ellos, dijeron que querían darnos una vida mejor, ayudarnos en este mundo destruido— Le daba vergüenza usar esas palabras tan dramáticas y de película, pero así era como les había dicho el que parecía ser el líder de los soldados. —Su ropa era un tanto parecida a la de ustedes— Los presentes se giraron a ver sus propios cuerpos.
—Cuando les dijimos que no iríamos con ellos, nos atacaron, nos defendimos, justo como con ustedes y huimos— Agregó Ellie orgullosa y con demasiada agresividad en su voz, Yukio sabía que era su instinto alfa ordenándole proteger.
—Nos ocultamos aquí— Decidió decir lo que su novia había dejado fuera. Y comenzó a pensar en si debía o no decirles a estos desconocidos sobre las sospechas que ella siempre había tenido y que Ellie siempre se rehusaba a creer. Yukio sabía que no era porque no confiara en ella y en su criterio si no porque aceptar sus ideas era entender que estaban ante un problema más grande. Miro un momento al héroe del mundo moderno, el que organizó toda una resistencia conformada por mutantes y no mutantes y logró asesinar a Sebastian Shaw. Tomó su decisión. —Después de que esos militares presenciaran las mutaciones de Ellie y de Ororo, creo que se decepcionaron— Su novia frunció el ceño. —Como si no fuera lo que esperaban— Erik frunció el ceño, aunque no con la molestia fingida de Ellie, si no pensativo, claramente era algo que Erik Lensherr estaba tomando con la seriedad que Yukio deseaba. Se sintió extrañamente validada y apoyada.
—Ok— Dijo el alfa líder y ella entendió que el tema sería dejado atrás (esperaba que solo por el momento) —¿Necesitan regresar por algo? — No tenían mucho, pero irían a un lugar en el que no tendrían nada, tal vez las pocas prendas de ropa.
—Mi león— Susurró Ororo con un deje de tristeza como si ya hubiera aceptado que no irían por él.
Yukio miró a Ellie, notándola centrada en Ororo, para que luego le regresaran la mirada.
—Sí— Afirmó Ellie con fuerza. Erik asintió.
—Que vaya una de ustedes y que la otra se quede con la niña, Sean y Janos irán con la que decida ir—
—Yo iré— Ororo se aferró de inmediato a la mano de Ellie, en cuanto esta dio un paso al frente.
—Yo puedo ir contigo— Ellie, como siempre que hablaba con la menor, relajó el rostro.
—No, necesito que te quedes aquí, para que le ayudes a Yukio a pelear de ser necesario, porque claramente eres mucho más poderosa que todos aquí— Ellie no lo dijo a escondidas, ni como si quisiera tratar de que nadie escuchara su amenaza indirecta. Quería jalarle una oreja y regañarla, pero suponía que podía castigarla de otras formas. No sexo, por ejemplo.
Su expresión le transmitió a su novia correctamente su sentir, estaba segura por la forma incómoda en que la mujer alfa tragó saliva.
Ajena a ellas, Ororo lució muy feliz con la explicación de Ellie.
…
Los dos días de viaje habían sido desgastantes. Estar en ese lugar confinados, sin tener a donde escapar y en compañía de mutantes en los que no confiaba le había recordado cosas que creyó haber enterrado hace tiempo.
Hasta Ororo se había puesto un poco irritable y Yukio, pese a hablarle como siempre y permitirle su cercanía, no estaba del todo contenta con la forma en que había actuado, pero ella tampoco lo estaba, su novia había planeado que Erik Lensherr les permitiera a Ellie y a Ororo vivir en su isla utópica probablemente inexistente, mientras ella aceptaba tranquilamente vivir entre la basura y en soledad hasta su muerte solo por haber nacido sin ninguna mutación.
Estaba muy enojada, pero también amaba a su novia y no quería actuar toda orgullosa y no hablarle. Aunque una conversación sí debía ser tenida.
Finalmente, la llegada a la isla (que al parecer sí existía) había ocurrido. Era de día, temprano para que el sol se sintiera sofocantemente insoportable, pero lo suficientemente tarde como para que se pudiera ver actividad en la isla.
Las personas se giraban a verlos, algunos alzando la mano en son de respeto, otros exclamando nombres, otros gritando palabras de bienvenida y unos cuantos hasta se acercaban a saludar de mano a Erik Lensherr.
El hombre era más seco que un limón olvidado en el refrigerador, pero claramente era respetado, admirado y apreciado. Eso, aunque no entendía como era que el alfa lo había logrado, la hacía bajar un poco más sus defensas, buscar calmarse un poco y parecía tener el mismo efecto en Yukio que finalmente había alejado la mano de su katana, dejándola descansar sobre su cadera. Ororo miraba fascinada todo el lugar. Lo cierto era que, aunque el lugar y las personas seguían logrando reflejar el pasado de una guerra que casi destruyó todo, también se notaban más felices y saludables que lo que Ellie había presenciado hasta el momento.
Caminaron hasta una casa que se notaba un poco diferente a las demás, con arquitectura distinta y una especie de rampa fuera de ella.
Ni bien entraron una niña pelirroja, más pequeña que Ororo, corrió hasta pararse frente a Erik Lensherr, exigiendo ser alzada. El alfa realizó la petición silenciosa de inmediato y Ellie pudo notar como todos los presentes habían querido mostrar su inconformidad por la forma de actuar de su alfa líder. Ella entendía que una herida como la de Lensherr no debía ser sometida a la presión de cargar a otro ser humano, incluso si este aún era pequeño.
—Hola Jean— Escuchó la voz del "Héroe del mundo moderno", que sonó diferente a todo lo que ella había percibido antes en su voz.
Él claramente amaba a esa niña. Definitivamente era su hija.
Bueno, el ganador de la guerra no perdía su tiempo, esa niña debió nacer durante la guerra. Un segundo niño apareció corriendo con ojos llorosos, ¿¡tenía dos hijos!? Y una sorpresiva nube de humo comenzó a disiparse detrás de ella, justo entre los brazos de Raven, quien ahora tenía un niño entre estos. ¿¡Qué mierda!?
—¡Mami! — Saludó el que parecía ser hijo de Raven.
—¡Mi bebé! —
—Mami, no soy un bebé— Dijo el pequeño entre risas al tiempo que el niño castaño se lanzaba hacia Alex.
—¡Hermano! — Gritó, sin la elegancia que había mostrado la niña pelirroja o el niño de piel azul, comenzando a llorar para cuando el omega rubio ya lo tenía escondido con su abrazo.
—Shhh, shhh, está bien, Scott— Consoló mientras se mecía levemente y subía y bajaba su mano por su espalda.
Ellie se concentró nuevamente en la extraña conversación unilateral que Lensherr mantenía con su hija, no la había escuchado hablar ni una sola vez, eso era raro para un niño… hasta que pudo notar la cicatriz en el cuello de la menor.
Se alegró nuevamente de que Sebastian Shaw estuviera muerto.
—Te extrañé, ¿tú me extrañaste? — Le preguntó el alfa a su hija ni bien esta dejó de esconder el rostro contra él, para mirarlo a los ojos y sonreír enormemente.
—Su cabello es muy rojo— Le susurró Ororo, provocándole una sonrisa, la cual desapareció al escuchar un discreto sonido chirriante, que la obligó a estar alerta.
Esta vez frente a ellos se presentó un hombre beta de lentes y un beta de ojos azules que movía las ruedas de una silla con sus manos para trasladarse, de ahí venía ese ruido chirriante.
—Te extrañó— Dijo el beta en silla de ruedas y ella pudo notar la sonrisilla boba en el rostro de Lensherr. Conocía bien esa sonrisa, el beta debía ser el otro padre de la niña pelirroja… ¿sería adoptada entonces?
Alex caminó hasta el beta de lentes.
—¿Estás bien? — Escuchó que el de lentes cuestionó, para notar como un beso iniciaría, cosa que no necesitaba, ni quería presenciar por lo que apartó la vista a Lensherr, quien de repente ya tenía una mano entrelazada con la del hombre en silla de ruedas.
—¿Hubo algún problema? — La pregunta era esperada, pero no imaginó que sería Erik y no el beta quien la haría. El hombre de ojos azules parecía estar de acuerdo con ella, porque bufó, tratando de esconder una sonrisa.
—Se supone que yo haga esa pregunta, Erik, yo estuve aquí en compañía de Hank, tú estuviste fuera de la isla, ¿estás bien? — En lugar de responder con un "No, una niña mutante creó un tornado y me terminé encajando una katana por la espalda", el alfa líder se giró a verlas a ellas.
—Encontramos a quien mandó la señal— El hombre en silla de ruedas, las miró sonriendo.
—Hola, mucho gusto, soy Charles— Ella no tenía ganas de hablar, incluso si el beta parecía alguien amable e inofensivo.
—Hola, soy Yukio, ella es mi novia Ellie y ella es Ororo que está deseosa de ser amiga de Jean— Por desgracia y por suerte (todo a la vez), su amada estaba dispuesta a hablar y ser cordial por las dos cuando era necesario.
Al escuchar su nombre la niña pelirroja (aún en brazos de su papá alfa) alzó una mano como un saludo entusiasta en dirección a Ororo que respondió igual de emocionada, aunque con un toque de timidez, sin querer soltar su león (reparado con tela de distinto color) de peluche.
Charles asintió para girarse nuevamente a mirar a su alfa.
—No me has dicho si estás bien— Comentó, casi de manera casual, atrapando al alfa líder en su omisión. Ellie casi se rio.
La que sí se rio fue Raven.
—Porque no lo está, tiene una herida…—
—Hecha por una katana— Agregó Sean mirando a Ororo de reojo, como si quisiera un cumplido de la menor, y que hasta el momento se había mantenido al margen únicamente saludando al pequeño hijo de Raven en voz baja.
—Sí, en la espalda, suturada por Alex— Concluyó Raven, sin importarle mucho la intervención del beta.
Notó de reojo como Alex asentía en dirección al beta de lentes, en respuesta a una pregunta que ella se había perdido.
—Jefe, necesito revisarlo— Dijo el hombre de lentes, que si ella había entendido correctamente la explicación antes de llegar a la isla, era el médico del lugar. Erik negó con la cabeza.
—Estoy bien, no fue nada, además el protocolo siempre es que Hank revisé a los nuevos…—
—Pero nosotras no estamos heridas— Decidió decir, porque todos estaban tensos, lo que le parecía divertido y tal vez, tal vez sentía un poco de lástima por lo incómodo que se estaba poniendo la pareja de Erik Lensherr. El alfa le dedicó una mirada un tanto molesta.
—Tengo muchas cosas que hacer antes de…—
—Dios, solo permítele a Hank revisarte — Finalmente la pareja del héroe del mundo moderno y el papi de su hija, terminó explotando, aunque con demasiada elegancia, notó con decepción. Parecía un poco avergonzado, pero no arrepentido.
Sean se notaba algo asustado y Raven estaba disfrutando esto mucho más de lo que ella hacía. No quiso ver la mirada atenta a la que Yukio la sometió.
—Si no es nada, entonces la revisión será rápida, pero si resulta que es algo más grave de lo que crees, ¿qué crees que…? — Charles no terminó esa frase, en su lugar inició una nueva. —Solo permite que Hank te revise, por favor— Le solicitó con amabilidad, un toque de orden y un ligero tono de voz tembloroso.
Si Yukio le hiciera algo así, Ellie no podría negarle nada.
Y por supuesto, Erik Lensherr, aun siendo el héroe del mundo moderno, tampoco pudo negarle nada al hombre beta que amaba.
—Ok— Aceptó.
Todos lucieron aliviados.
Ellie comenzaba a entender quién era el verdadero líder de esta isla.
—Tú y yo no somos necesitados aquí, es mejor que vayamos con papi, ¿verdad? — Le dijo Raven a su hijo.
—Sí, papi te extrañó mucho—
No entendía porque Raven estaba tan divertida con la situación, pero era contagioso.
…
Erik vio una a una las hojas del cuento que Scott, Kurt y Jean habían hecho, al parecer lo habían hecho tres veces, porque todos debían tener una copia para poder dar como regalo de bienvenida.
Erik sonrió sentado en la comodidad de su futón y el de su hija, con Jean sentada en su regazo, Charles estaba acostado en su propio futón, aún en la forma en que la pelirroja había solicitado hacía muchas noches.
Erik estaba feliz de estar de regreso en su casa y con su familia.
Le dedicó una mirada de soslayo a Charles, quien no apartó la vista del libro entre sus manos. Erik no quería decirle que la verdad era que la intravenosa que le había puesto Hank le molestaba más que su herida hecha por una katana, justo como no planeaba decirle que no había esperado que fuera tan enérgico en su petición (orden) de priorizar el ser revisado antes de hacer nada más, como tampoco le iba a decir que eso lo había hecho sentir demasiadas cosas.
Charles siempre lo hacía sentir demasiadas cosas, pero muy pocas veces eran cosas negativas.
Como ahora.
Tuvo que regresar su atención a Jean, cuando la menor le arrebató el libro con una sonrisa repleta de felicidad, sonrisa que de repente se hizo pequeñita, regresando el libro a sus manos. Erik no entendía que había pasado.
Charles suspiró, como si hubiera escuchado algo que le había causado un profundo dolor, pero se apresuró en sonreírle.
—Quería leerte, pero recordó que no puedes escucharla, entonces dice que quiere que tú le leas— Erik se sorprendía de todas las formas en que podía experimentar un corazón roto.
Pensó en todas las veces en que Charles habrá escuchado a Jean hacer algún comentario parecido, ¿habrían sido muchas?
Charles amaba a Jean y claramente buscaría encontrar una forma de ayudarla a recuperar su voz, ¿era el momento correcto para hablar de ello con Charles, explicarle que él sabía la razón detrás del omega queriendo usar el suero milagroso de Hank?, ¿Qué pasaba si eso llevaba inevitablemente a Charles a hablar nuevamente de querer morir?
Quería entender todo, no quería perderse de nada ocurriéndole a su compañero destinado o a su hija, pero prefirió concentrarse en leer la historia ideada por los tres niños, que probablemente había adquirido un poco de sentido con la ayuda de Charles, probablemente Hank había ayudado y quien sabe, tal vez hasta Azazel.
Jean no se durmió, aunque el pequeño libro había sido concluido, pero no tardó mucho en hacerlo después de que comenzara a cantarle.
Erik quería relajarse completamente, porque estaba de regreso en su hogar y con su familia, pero su mente seguía alerta y preparada para cualquier peligro, para atacar o proteger; no podía dejar de pensar en lo que Yukio y Ellie le habían comentado, sobre militares no mutantes en búsqueda de algo que no terminaban de entender y sin querer pensar en cómo sonaba tan parecido al inició de los planes de Sebastian Shaw.
—¿Te preocupa algo? — Cuestionó la voz a su lado, y él dejo de navegar por su mente, volviendo a sentir el futón debajo de él y el peso del cuerpo de Jean sobre el suyo.
Se movió lentamente, sin querer perturbar el sueño de su hija, hasta quedar sobre su costado, acomodando a Jean sobre su propio futón y finalmente se pudo enfocar en el rostro de Charles.
—¿Te duele la herida? — Erik sonrió ante la pregunta, negando al acto con la cabeza. —¿Tuvieron muchos problemas para encontrar a Ellie, Yukio y Ororo? — Erik frunció el ceño en concentración.
—No, en realidad fue una misión sencilla— Sí, no esperaba el ataque a manos de dos mutantes poderosas y una hábil no mutante, pero eso era algo siempre posible. El omega se notó aliviado y Erik pensó que probablemente lo mejor era no hablar acerca de lo que lo estaba molestando realmente, encerrarlo en sí mismo, hasta que fuera resuelto sin que ninguno de los miembros de su familia lo supiera jamás.
Otro secreto.
—Yukio y Ellie nos dijeron algo que me preocupó— Dijo, enfocándose en la mirada atenta de Charles. —Dijeron que aparentes militares no mutantes intentaron reclutarlas, pero ellas se negaron, las atacaron, ellas se defendieron, dos mutantes poderosas y una no mutante muy hábil con la katana, fácilmente pudieron huir, por eso vivían en una ciudad destruida, para esconderse—
—¿Las persiguieron? — Erik negó con un pequeño movimiento de cuello.
—Pero eso lo hace más raro, como si…— Yukio lo había insinuado; era casi como si los no mutantes estuvieran buscando algo muy específico y al no encontrarlo hubieran perdido todo interés en ellas.
—¿Como si de repente no tuvieran más interés en ellas? — Cuestionó Charles y él se enfocó nuevamente, mirándolo con un toque de sorpresa, recriminándose su sentir, después de todo Charles era un hombre muy inteligente.
—Sí—
—Parece como si buscaran algo en especial… o a alguien— Erik asintió, percibiendo un chispazo de nerviosismo, porque eso era lo que realmente le preocupaba, ¿qué (o a quién) era lo que los no mutantes buscaban?
Por el momento solo podía hacer una cosa.
—Planeo hablar con la líder de los no mutantes— No le terminaba de agradar la mujer, incluso si no podía concluir el por qué, Sean siempre mencionaba que tal vez ella lo había matado en una vida pasada o le había robado a su esposa o algo. Erik no estaba seguro de creer en esa clase de cosas, lo que sí era que parecía que el sentimiento era reciproco, pero como ambos eran adultos maduros trataban de mantener una relación cordial. —Creo que es lo mejor para llegar a una respuesta correcta— Charles asintió y Erik volvió a centrarse en las personas que estaban junto a él.
Jean dormida plácidamente, con su cabello rojo desparramado por la almohada, acostada de lado y encogida sobre sí misma (esa parecía ser su posición favorita para dormir), luego se centró unos segundos en el lento parpadear de Charles, en el suave subir y bajar de su pecho en sintonía con su respiración silenciosa, pero perfectamente audible en el silencio de la isla y de la noche. Había extrañado muchísimo a Jean estos días, pero la forma en que había extrañado a su compañero destinado y el pequeño momento de pánico que sintió al experimentar el dolor de la katana atravesándolo, justo antes de adquirir el control de la situación, temiendo el desaparecer, el no volver, el quedarse con esa sensación de añoranza como último sentimiento de vida, no se quedaba atrás.
Jean se removió un poco entre sus sueños, tanto él como Charles se giraron de inmediato a verla, encontrándola tranquila, se sonrieron el uno al otro y entonces Erik se dio cuenta de que no tenía que seguir extrañando, porque esas dos personas estaban junto a él. Su familia estaba con él, había regresado.
—¿Tuvo pesadillas? — Cuestionó, queriendo saber cómo había estado su hija. Charles asintió.
—Pero cantarle también funcionó conmigo— Erik asintió, porque había confiado que así sería, pero feliz de haber estado en lo correcto.
—¿Qué hicieron mientras no estuve? — Preguntó, porque era lo que había querido saber en cuanto puso un pie de nuevo en la isla, pero no había tenido tiempo entre todas las cosas por hacer a su regreso con nuevos mutantes.
—Jean jugo con Scott y Kurt, hicieron el libro de regalo— Sonrió feliz de escuchar de su hija. —Solo se puso un poco irritable una vez, te extrañó mucho— No pudo evitar que su sonrisa se llenara de un poco de tristeza.
—¿Tú qué hiciste? — Preguntó más directamente.
—Solo estuve en el laboratorio con Hank, conversando, haciendo rehabilitación, conversando un poco con Logan, porque Mariko fue dos veces por las náuseas— Erik sonrió pues no había tenido tiempo de hablar con el otro alfa. —También con Azazel— Lensherr asintió, sabía que el ex espía había estado deseoso de conversar con Charles.
Charles apartó la mirada un momento y Erik no terminó de entender que era lo que había cambiado su ambiente tranquilo y relajado a uno casi tenso.
—Él me dijo que fue el que te contó mi pasado— Le dijo Charles en tono bajo como un susurro que no quería que nadie escuchara.
Erik se avergonzó de inmediato, porque eso era algo que haría enojar a cualquiera, descubrir tu pasado del que claramente no quieres hablar.
—Lo siento— Decidió decir, porque era lo que Charles merecía, incluso si Erik aun no sabía de qué otra forma podría haber hecho las cosas, esa había sido la única solución que había encontrado.
Charles soltó una risa casi silenciosa.
—No te lo digo porque quiera que te disculpes, entiendo que necesitabas información acerca de mí y yo no te estaba dando esa información— Cuando Charles lo decía de esa forma Erik tenía dos sensaciones fuertes, alivio de que no estuviera enojado, pero incomodidad también, porque Charles había hablado de sí mismo de forma tan extrañamente despersonalizante, como si no fuera realmente un ser humano con sentimientos válidos y no tenía idea de cómo cambiar eso.
Salió de su futón, yendo a sentarse en el lado libre del futón de Charles (del lado que no estaba pegado al de Jean), porque sentía que necesitaba decirle esto viéndolo a los ojos.
—¿Qué haces?, tu herida…—Dijo Charles, sentándose de inmediato.
—Quería entenderte y así buscar cómo… ayudarte— Eso lo hacía sonar egocéntrico, ¿cierto?, ¿quién era él para buscar entender a alguien que no quería ser entendido?, ¿quién era él para buscar ayudar a alguien que no pidió su ayuda?, ¿quién…?
Charles se abrazó a él y Erik sintió como su cerebro solo fue capaz de ordenarle "abrázalo, también, idiota".
Respondió el contacto físico, recargando su barbilla en el hombro derecho de Charles, mientras sentía al omega buscar esconderse por completo entre su abrazo, escuchándolo comenzar a llorar.
—También te extrañé— Le dijeron en un casi tono juguetón y él sintió que de repente quería llorar también.
Sintió sus hombros relajarse por completo, el extraño nudo en su estómago disolverse y su mandíbula dejar de estar tan tensa.
—También te extrañé—
Nota 1: Sí, Ellie es Negasonic Teenage Warhead, decidí dejarle la mutación que mostraron en Deadpool porque quedaba más chido con la historia jaja
Nota 2: Ellie cree que Charles es beta porque no huele a nada.
Nota 3: No tengan miedo de decirme mis horrores ortográficos, no los voy a odiar, tampoco me voy a enojar, siempre que lo hagan con respeto, lo que va a pasar es que me voy a dar tanto cringe que voy a querer lanzar la compu desde el techo de la casa de mi abuelita y a mí junto con ella y dependiendo de mi nivel de cringe, puede que le gane a mi hueva y lo cambie, como lo que pasó con ese "haya" en lugar de "allá" que muy amablemente 00Katari-Hikari-chan00 me dijo jaja
Nota 4: Feliz casi cumpleaños a Benedict Cumberbatch, Tim Drake (al parecer), Ezaki y Jared Padalecki (hermoso, hermoso hombre).
Muchas gracias por leer.
