X-Men no me pertenece.
Lejos de lo que pueda parecer a mí no me gusta tanto el drama.
ADVERTENCIA: Depresión, ansiedad, ideación suicida, drama, clichés de los que me rehúso a disculparme, violencia física y verbal, insinuación a violencia sexual también, lágrimas de macho.
La primera partesita está en el pasado, por si llegan a confundirse, también prepárense para varios cambios de pov a lo largo del capítulo.
—Sí, lo que pasó recién fue por el mutante que está en el laboratorio de Hank, es un telépata, pero ya usamos una dosis de anti-mutágeno con él, ya no va a poder entrar en la mente de nadie— Explicó el alfa líder.
—¿Se va a quedar en la isla? — Cuestionó alguien que él no conocía, porque no era de los mutantes que habían estado encerrados con él.
—Por el momento— Respondió Erik Lensherr, provocando un estallido de murmullos y cuchicheos, de personas no muy conformes.
Él también quería estallar.
—Les pido que mantengan la calma, yo lo traje a la isla y soy el que lo mantendrá vigilado—
—Aun siendo tú, no vas a poder hacer mucho en contra de un telépata— Tuvo que decir, porque podía ser que estuviera ante el hombre que asesinó a Sebastian Shaw, logrando que finalmente la guerra muriera lentamente y tal vez le debía respeto y agradecimiento por haberlo salvado, pero no podía sentir más que repudio al verlo mantener con vida al bastardo que arruinó la vida de muchos mutantes.
El telépata que llevó a la muerte a muchos inocentes.
Erik Lensherr se enfocó en la misma expresión rígida que había sido capaz de presenciar desde que lo conoció.
—Como acabo de decir, ya no puede usar su mutación por el anti-mutágeno que acabamos de usar, eso no va a ser un problema— Exclamó el alfa líder, para apartar la mirada de él y concentrarse en responder otras preguntas.
Después de terminada la reunión que se notaba improvisada, se sentó a las afueras de la casa en donde se quedaría por el momento en compañía de algunos de los que estuvieron encerrados con él.
"Es para que sea más fácil para ustedes adaptarse, de a poco", es la basura barata que les había ofrecido la alfa de piel azul, como si pudiera intentar adaptarse en una isla a la que habían traído también a uno de los principales enemigos.
—¿Tampoco puedes dormir? — Lo cuestionó la voz de Angel. En medio de su vida cambiando tan sorpresivamente, le agradaba tener algo que lo mantuviera con los pies en la tierra. Sentía que, si no tuviera a sus compañeros junto con él, ya habría perdido la cordura.
—¿Cómo podría con ese bastardo homicida en la isla? — Angel soltó un suspiro bajo al tiempo que se sentaba a su lado.
—No diría que él es un homicida—
—Angel, ¿estás loca?, tú misma has dicho que tienes pesadillas en las que ves a ese bastardo, ¡yo las tengo!, escucho su voz, veo su rostro, su-su sonrisa llena de…—
Crueldad y ojos fríos, mientras le ordena que mate, que use su mutación en contra de su voluntad, que manche sus manos.
Angel concentró su mirada al frente.
—Nosotros fuimos obligados a usar nuestra mutación en contra de nuestra voluntad, para otros nosotros nos vimos como monstruos, no has pensado que esta la posibilidad de que él telépata también haya sido obligado a…— Warren se vio atrapado en el recuerdo de los ojos azules y fríos, en la forma en que parecía que la voz era susurrada en su oído.
—No— Actuando así, era imposible que el telépata hubiera sido obligado.
Se giró a ver a la mujer omega, cuando esta se puso de pie, siendo mirado desde arriba.
—Erik Lensherr dijo que le habían inyectado anti-mutágeno, así que no puede hacer nada más y por eso yo voy a ir a tratar de dormir— Y sin esperar una respuesta, la omega se adentró a la casa.
Warren se mantuvo sentado un rato más, rememorando cada una de las personas a las que fue obligado a asesinar, sus rostros llenos de miedo, el terror que se escapaba entre sus gritos y lo aterrador que era saber que así de simple alguien podía entrar en su cabeza y obligarlo a hacer lo que fuera en contra de su voluntad.
Recordó el día de hoy, más temprano, percibiendo el toque en su cabeza, ese toque ya conocido por él, para después ser embargado por un terrible dolor, siendo todo aún más aterrador al ver como cada una de las personas a su lado estaban experimentando lo mismo.
No podía pasar por eso otra vez, no podía volver a sentir ese toque.
Se puso de pie y caminó por toda la isla, deseoso de poder volar, pero sus alas estaban destruidas, inservibles (al menos el médico de la isla le había dado esperanzas, diciéndole que sanarían espontáneamente, asegurándole que, si ese no era el caso, él le ayudaría).
Caminó por un largo rato, la luna que antes se había visto grande, brillante y cercana, ahora estaba pequeña y lejana en lo alto del cielo, pero ahí estaba finalmente, el laboratorio en el que debía estar el telépata.
Se adentró en las instalaciones, recorriendo el sitio, hasta llegar a un espacio con dos camillas, una siendo ocupada por el bastardo que había estado buscando.
Era extraño ver su apariencia tan distinta a lo que recordaba en su cabeza, verlo lucir tan débil y deplorable, pero eso era lo menos importante.
Warren acabaría con su existencia, para que no pudiera ser herido por él nuevamente, para que nunca nadie pudiera ser herido por él de nuevo.
—¿Qué haces aquí? — Cuestionó la voz de Erik Lensherr y él se dio cuenta de que al estar tan enfocado en la visión que era el telépata, había pasado por alto la presencia del alfa líder.
El aroma a su alrededor se volvió amenazante, el héroe del mundo moderno era imponente y con una mirada letal. Warren podía ser un alfa, pero su instinto le ordenó obedecer al hombre frente a él.
Bajó la cabeza, sabiendo que para matar al telépata, primero debía derrotar a Erik Lensherr.
En su mejor momento, con sus alas sanas y estando saludable, dudaba que podría derrotar al alfa líder, justo en este momento era algo imposible, las posibilidades de fracaso eran mayores que las de éxito.
No podía permitirse fracasar, debía idear un plan.
—Tengo dolor, ya sabes, mis alas— Explicó en voz baja y sin alzar el rostro. Vio a Erik alzar una radio.
—Hey Hank, hay alguien que necesita que lo revises, cambio— Lo escuchó decir a través del radio.
Tendría que esperar.
…
Ay no, ¡ay no!, había actuado mal, no respondió como debería.
Yukio confiaba en sus propias habilidades, definitivamente pudo haber derrotado a ese bastardo, pero en su lugar dejo que todo sucediera, porque…
"Esp-espera, ¡Detente!"
"No, ¡No!, Yukio"
Charles la hizo recordar la presencia de Jean y Ororo, dejándole ver lo asustadas que estaban, como si le explicara que una pelea, más heridos, más sangre, nada de eso debía ocurrir en presencia de las menores.
Debía correr y perseguir al bastardo con alas, no perderlo de vista.
—Yukio— La llamó Ororo y ella tuvo que dejar de estar en su cabeza.
No podía irse así nada más.
Jean comenzó a correr hacia la puerta, como si creyera que así podría alcanzar a Charles.
Uso su agilidad natural potenciada por el entrenamiento que había realizado casi toda su vida, para lograr alcanzar a Jean, alzándola en brazos.
La hija de Charles se removió con fuerza entre su abrazo, dándole ligeros golpes y empujones mientras no dejaba de llorar.
—Jean, tranquila, ¿Ororo estás bien? — Su pequeña asintió, para que al mismo tiempo ambas se acercaran a la otra, abrazándose y ella deseo tener más brazos, porque abrazar a Ororo con una mano mientras con la otra trataba de mantener a Jean alzada (con la pelirroja protestando) era algo difícil. —Jean, llamaremos a Erik, él… le avisaremos a tu papá y entonces Charles…—
¿Qué se suponía que dijera?, debía asegurarle a la niña que su papi estaría bien, pero… Debía ser sencillo, incluso si se trataba de una mentira, debía tratar de calmar a la menor, sin embargo, las palabras no lograron salir de su boca.
A pesar de no lograr decir más, Jean dejó de removerse entre sus brazos, dedicándole una mirada llorosa, pero sorprendida y extrañamente enfocada.
Decidió apresurarse y acercarse a Hank, porque había visto sangre y el hombre no se había movido hasta ahora y…
—¿Qué fue todo ese ruido? — Preguntó Mariko, saliendo de lo profundo del laboratorio y ella se detuvo a medio camino del inconsciente Hank, que de repente le parecía demasiado… ¿azul?
El médico se sentó de golpe, inhalando profundo y sorprendiéndolas a todas.
Yukio no había visto mal, se veía de color azul, sus facciones se habían tornado menos humanas y tenía vello por todo el cuerpo. El hombre tocó su propio pecho.
—Hank, ¿cómo te sientes? — Cuestionó de inmediato.
—Pero, ¿qué fue lo que pasó? — Reiteró Mariko.
—¡Charles!, ¿Dónde está Charles? — Yukio se enfocó en los ojos llorosos de Jean, en la expresión asustada de Ororo y la gran fuerza que mantenía en su abrazo, en la confusión de Mariko y en la expresión entre iracunda y asustada de Hank.
—Se-se lo llevó, el mutante con alas se llevó a Charles—
Hank intentó ponerse de pie, pero inevitablemente todo lo que aquello provocó fue que su rostro se distorsionara con dolor y que su mano se instalara sobre la herida en su pecho.
—Da-dame la radio, alguien alcánceme la radio, está en el cuarto de las camillas, tenemos que informar al jefe, a Logan, a Raven, a todos—
—Voy— Informó Mariko para correr hacia la dirección de la que había llegado.
Hank estaba por decirle algo a ella, pero en lugar de hablar comenzó a mirar en todas direcciones con un ligero toque paranoico.
—¿Hank? — Llamó preocupada, ¿era la pérdida de sangre?, ¿él había notado algo fuera de lugar que ella no?
Y fue entonces que experimentó una sensación extraña, como un susurro que no podía reconocer desde dónde venía por más que lo intentaba y que se transformaba en un casi toque, aun cuando no podía decir en qué parte la estaban tocando.
—¡Aquí está la radio! — Dejó la sensación extraña detrás, pues para cuando Mariko llegó, ya se había esfumado.
Le entregó a Jean a Mariko.
—Ororo, permíteme, necesito ayudar a Hank con sus heridas— Su niña obediente, de inmediato aflojó el agarre, acercándose a Mariko (que para este punto ya ambas habían desarrollado cariño y confianza la una para la otra).
—Estoy bien— Afirmó Hank, esta vez triunfando en eso de ponerse en pie.
—¿Dónde tienes gasas y vendas?, ¿antiséptico, alcohol? —
—¿Jean? — Escuchó el suave llamado de Mariko en dirección a la pelirroja, que ya ni siquiera se giraba a mirar a nadie, concentrada en un punto fijo en el suelo, sin detener su llanto.
…
—Pueden quedarse y descansar si quieren, por hoy— Ofreció, al tiempo que se ponía de pie. Moira soltó un suspiró cansino.
—Lo agradecería— Erik le mostró a la mujer una casi sonrisa (mueca), para distraerse con la forma tan violenta en la que Logan había volteado hacia atrás. Su compañero alfa estaba alerta, en una repentina pose de preparación para una batalla y liberando un aroma amenazante.
—¿Logan? — Cuestionó. Logan se limitó a pasear su mirada por toda la habitación con una enorme cantidad de sospecha, como si buscara lo que fuera que estaba mal con el lugar.
—¿No lo sientes? — Lo cuestionó el hombre. Erik no entendía. Esta vez fue el turno de Raven de adquirir una pose de defensa y preparación para pelear, comenzando a imitar el escrutinio con el que antes Logan había recorrido el lugar.
—Es… ¿Qué es? — ¿Le estaban preguntando a él?, Erik no tenía idea de lo que le pasaba a sus compañeros.
Estaba a punto de mirar con sospecha a Moira, porque sus amigos nunca habían actuado de forma tan extraña y le parecía demasiada casualidad que ocurriera justo cuando Moira estaba presente, pero sus intenciones se vieron interrumpidas cuando un fuerte dolor de cabeza fue en lo único que pudo concentrarse.
El dolor fue tan intenso que lo obligó a sentarse de nuevo, soltar un quejido y llevar sus manos a su cabeza, deseando que eso pudiera detener la intensidad de lo que estaba experimentando.
—¡Hey! —
—¡Erik! — Tanto Logan como Raven lo llamaron, pero él no podía enfocarse en nada más que no fuera el dolor.
Poco a poco, de forma extraña como si fuera algo ajeno a él, pero que al mismo tiempo formaba parte de sus recuerdos, imágenes comenzaron a reproducirse en su mente, imágenes que le parecían confusas, como si se trataran de una historia mal acomodada, pero al mismo tiempo muy nítidas y comprensibles.
Fue capaz de ver a un hombre, con alas a sus espaldas, de pie frente a Charles quien se encontraba sentado en el suelo, todo acompañado de una estremecedora sensación de miedo. Los detalles eran confusos y aterradores, como la silla de ruedas tirada de lado, la suave voz de Ororo llamando a Jean y llamando a Charles.
"Señor Charles".
El casco en la cabeza del telépata.
Charles giró el rostro y lo miró directo, se veía adolorido, se veía asustado, se veía desubicado. Erik sentía que solo quería correr hasta él, correr y abrazarse al cuerpo del omega.
"No vengas".
Y después de eso todo se movió de forma más caótica, más confusa, menos nítida. Creía haber visto a Hank ser golpeado por el mutante con alas, creía haber escuchado a alguien más llegar, pero lo que sí le quedó bastante claro, fueron las palabras de Charles.
"Voy contigo, pero no… ya no lastimes a nadie".
Charles siendo alejado de él (ella) por el mutante con alas.
Sintió que le faltaba el aire, por lo que inspiró de forma profunda.
"¡Erik!" Escuchó por último en una voz infantil que le parecía muy familiar.
—¡Erik! — Llamaron Raven y Logan al unísono al tiempo que lo estrujaban levemente por el hombro.
Llevó una mano a su rostro dándose cuenta de que lloraba.
—¿Qué está pasando? — No había tiempo de responder dudas, el dolor de cabeza había desaparecido en un instante, así como lo había hecho, pero si Erik había entendido correctamente lo que vio, si él entendía lo que acababa de pasar, Jean comunicándose con su telepatía avisándole que Charles estaba…
—Tengo que ir con Jean y con Charles, Charles fue… creo que…—
No dio más explicaciones, saliendo de la vivienda que habían tomado como sala de reuniones y volando hasta el laboratorio, rogando que lo que vio fuera mentira, suplicando mil veces que se estuviera volviendo loco, que aquello no hubiera sido la telepatía de Jean, que su hija realmente no hubiera tenido que presenciar eso, rogando que, al entrar al laboratorio, Charles estuviera ahí en su silla de ruedas conversando con Hank, mientras vigilaba a Jean.
…
A Alex le parecía extraño que Raven no hubiera llegado aún a dejar a Kurt, de hecho, si no se equivocaba, el jefe debería ya haber aparecido también con Jean. Raro.
¿El día anterior habían quedado que alguien más cuidaría de los niños?, por ejemplo, ¿que los llevarían a casa de Azazel y Raven? Él no recordaba nada, ¿Se había perdido de algo?
—Mira, hice unos aretes, Charles nos enseñó— Su hermano había llamado aretes a un par de flores, cuyo pistilo había sido jalado por la parte de abajo generando una especie de cordón, por el cual Scott había colgado las flores en sus orejas, aunque él aun no entendía como era que se mantenían fijas sin caerse. Aunque no terminaba de entender, rio.
—Te ves bien— Le ofreció a su hermano menor. —Muy a la moda—
—Ahora póntelos tú— Contestó Scott, quitándose las flores y estirando sus brazos en su dirección.
—Tú pónmelos— Contestó, hincándose para que Scott pudiera alcanzarlo. Una vez que su hermano terminó de acomodar las flores, lo vio alejarse un poco con rostro serio, como si fuera a admirar una obra maestra realizada con arduo trabajo.
Amaba mucho a su hermano menor.
—Te ves bien, combinan con tus ojos— Se quería reír de nuevo, pero no sabía si eso ofendería al niño, por lo que mejor decidió preguntar.
—¿Quién te enseñó a decir eso? —
—Kurt— Respondió Scott para distraerse con una mariquita que voló a su alrededor y se posó en una flor, él por su parte se distrajo con Ellie.
Se giró a ver a la alfa porque se notaba preocupada, viendo en todas direcciones como si buscara a alguien y ahora que Alex lo pensaba, tampoco había visto a Yukio, la novia de Ellie.
Alex había tomado la decisión de no sentir agrado por la alfa, porque la mujer le había gritado a Charles y quizás hasta lo habría atacado de no ser por Raven. Nunca había visto a su compañero omega tan cohibido y asustado, ni siquiera cuando lo conoció por primera vez, en ese tiempo se había visto enojado, casi desinteresado por su propia seguridad, por su propio futuro.
Así que Ellie no le agradaba, pero tampoco podía decir que no entendía esa sensación de miedo, la paranoia que persistía aun cuando la guerra había acabado y estaba en un lugar seguro, la preocupación de que alguien pudiera lastimar a su hermano y que él hubiera fallado en protegerlo. Por eso se obligó a sí mismo a hablarle.
—¿Estás bien? — Preguntó, atrayendo al instante la atención de la alfa, quien lo miró con su mismo rostro serio casi cayendo en el desprecio, no se sintió intimidado.
—Estoy buscando a Yukio—
—¿No viven juntas?, ¿se pelearon? —
—No, eh… sí vivimos juntas, todas las mañanas sale a dejar a Ororo con Mariko, para que ella la cuide y siempre nos encontramos aquí cerca de los cultivos, pero ahora no ha llegado— Alguien más que había roto su rutina, frunció el ceño con extrañeza, buscando calmar esa persistente sensación en su interior que le sugería entrar en pánico.
—Tal vez sigue en casa de Mariko y Logan, porque tal vez Mariko se sintió mal— Era una buena teoría, sí, por lo del embarazo y eso, Yukio podía haberse quedado con la omega, ya que Logan siempre salía temprano de casa.
—Puede ser—
—Creo que deberías ir a buscarla allá, primero— Ellie dio un asentimiento corto.
—Sí— Y justo cuando parecía que daría media vuelta e iniciaría el camino a la casa de los compañeros vinculados, ambos terminaron distraídos por el jefe volando por encima de sus cabezas en dirección al… laboratorio.
Sintió la boca seca de repente.
No, debía calmarse, no debería ser nada, que el jefe no usara comúnmente su mutación de esa forma no quería decir que por una vez que la usara algo malo había… a lo lejos pudo divisar a Logan corriendo entre los árboles en la misma dirección que el jefe.
Se puso de pie rápidamente.
—Scott— Llamó, sabiendo que se había escuchado un tanto desesperado por la rapidez con la que su hermano obedeció. Cargó al menor, ofreciéndole un abrazo apretado.
—Vamos al laboratorio de Hank, a visitarlo, ¿sí? —
—Ok— Concedió Scott y cuando él estaba por empezar a caminar, Ellie se puso a la par de él.
—Voy contigo— Le dijo, porque probablemente había percibido esa misma aura de peligro en el aire.
Esperaba estar equivocado.
…
Al entrar, lo primero que vio fue la silla tirada, sobre un costado, Mariko (sentada en una silla) le dedicó una mirada de sorpresa entremezclado con alivio mientras no dejaba de tratar de consolar tanto a Ororo como a su Jean, Yukio ayudaba a limpiar la sangre de una herida en el pecho de Hank, quien estaba en su apariencia de bestia, tratando de comunicarse por la radio en su mano.
—Erik— Llamó Mariko, provocando que Jean comenzara a forcejear para ser colocada en el suelo y correr hasta él.
Erik igualmente corrió hasta su hija, alzándola en brazos y aferrándola a él. Se sentía extraño, como ajeno a su propio cuerpo, sentía un sabor metálico en la boca y su pecho tenía una opresión que no había experimentado en mucho tiempo.
—Jean— Susurró el nombre de su hija, sintiéndola apartarse un poco del abrazo, para mirarse a los ojos, mientras lloraba con fuerza, podía notar como su pequeña trataba de decirle algo, moviendo las manos y la cabeza enérgicamente. Creyó que podría nuevamente escucharla en su cabeza, pero eso no pasó, en su lugar escuchó la voz de McCoy.
—Jefe— Exclamó Hank, apresurándose a pararse frente a él. —El mutante con…—
—Alas— Dijo él. El beta de inmediato lució extrañado, pero se recuperó al instante. —S-sí, se llevó a Charles— Yukio se acercó al mismo tiempo que la voz de Logan se unía, probablemente él y Raven habían decidido que él vendría y que Raven se quedaría con los no mutantes.
—¿Qué mierda? — Los pasos de Logan dejaron de escucharse. —Mariko— Llamó falto de aire, acercándose a su esposa. Vio a la mujer omega negar con la cabeza, ofreciéndole a Logan tomar su mano, sin apartarse de Ororo.
—Charles aceptó ir con el mutante con alas, pidiéndole que no nos lastimara ni a mí, ni a Mariko ni a las niñas, después de que le hizo esa herida a Hank en el pecho y de que lo dejara inconsciente— Explicó Yukio. El médico inclinó la cabeza.
—Lo siento jefe, debí poder protegerlo— Erik quería golpearlo, quería golpear al mutante con alas, quería gritarles a todos, quería esconderse con su hija en su casa, quería llorar, quería buscar, buscar, buscar…
—Debemos buscarlo— Ordenó viendo como ninguna de las personas frente a él se negaba a su orden. Miró a su hija a los ojos, buscando mantener la calma. —Tranquila, Jean, Charles va a estar bien, vamos a buscarlo—
No podía decir eso porque no lo sabía, tenía que ser realista y ser realista implicaba ser consciente de que Charles podía estar herido, podía estar siendo torturado… podía estar muer… quería vomitar.
—Le preguntaré a Janos si ha visto a alguien salir— Informó Logan tomando el radio en su cintura, comunicándose por el canal correcto.
—Le diré a Angel que nos ayude a buscar volando— Agregó Hank tomando su propio radio.
Él debería salir y buscar desde lo alto también, debía buscar al mutante con alas, ¿cuál era su nombre?, ¿dónde vivía?, ¿quiénes eran los más cercanos a él? Debía calmarse, él conocía a todos los habitantes de Genosha, esa era información que claramente tenía.
Tal vez si le pedía a Jean que se concentrara, su hija encontraría el paradero de su compañero destinado, después de todo lo encontró a él, solo debía esforzarse, ya había demostrado que podía y… no, no podía exigirle a Jean tanto, además había visto como Charles tenía puesto el casco de Shaw, eso quería decir que, aunque Jean pudiera controlar su mutación, aun así no podría tocar la mente del telépata.
—¿Está todo bien? — Preguntó Alex con Scott en brazos, ingresando al laboratorio en compañía de Ellie.
—Alex, es Jean, ¡Hola Jean! — Ofreció Scott, pero su hija no se movió, aun con el saludo de su apreciado amigo.
Sintió como la mirada de Alex dejada de estar centrada en él, enfocándose de inmediato en el caos reinante, para centrarse en el vendaje en el pecho de Hank y en su apariencia azul.
—Hank, ¿qué…?, ¿estás bien?, ¿estás…? — Preguntó apresurándose en acercarse a su pareja, pasando una mano por el vendaje.
—Hank, estás en tu modo pachoncito— Exclamó el pequeño castaño con emoción al ver la apariencia de Hank. El beta le sonrió al niño, pasando una mano por su cabeza para después colocar la misma mano en la espalda de Alex, rodeándolo en un semi abrazo flojo.
—Gracias Angel, cambio— Hank bajó el radio, alejándolo de su rostro. —Es una herida superficial, pero alguien secuestro a Charles—
—¿¡Qué!? — Exclamó Alex, impregnando sus palabras de preocupación. Ante el nombre de Charles siendo usado, su hija trató de pegarse aún más a su cuerpo, aumentando la fuerza de su llanto.
En la misma forma silenciosa en que su hija lloraba, Scott la imitó, aferrándose al cuello de su hermano.
—Tengo miedo— Lo escuchó susurrar.
—Scott— Nombró Alex confundido, porque el cambio de actitud del niño había sido demasiado súbito. Hank se acercó lo más que pudo a su familia, ofreciendo palabras de consuelo al menor.
—¿Tú estuviste presente? — Escuchó el susurro de Ellie, dirigido a su novia. No quería escuchar nada más, pero sentía que podía escuchar cada conversación ocurriendo a su alrededor.
—Traje a Mariko para que Hank la revisara y aquí estábamos cuando pasó todo… Ellie, debí haber hecho algo más, pero cuando Charles me pidió que no hiciera nada recordándome que Ororo y Jean estaban aquí, cuando le dijo al alfa con alas que iría con él pero que ya no lastimara a nadie…—
Sintió un nudo en la garganta y como si sus pulmones casi se hubieran olvidado de respirar.
Inspiró profundo.
—¿Angel ya está buscando por aire? — Cuestionó con voz firme.
—Sí, jefe— Contestó Hank de inmediato.
—¿Janos vio algo? —
—No— Informó Logan.
—Eso quiere decir que no ha salido de la isla— Debían encontrarlo. —Hank, Alex pídanle a Sean y Darwin que vayan a la casa del mutante, que no vayan solos, también díganle a Raven que se mantenga con la líder de los no mutantes en caso de que ellos estén relacionados con todo esto, pídanle a Azazel que se lleve a su casa a Mariko y Ororo, también a Scott si están de acuerdo, quiero que se queden aquí los dos y se protejan entre sí, Logan inicia un recorrido de búsqueda por la isla, pídele ayuda a quien consideres, Yukio, Ellie pueden ir con Mariko y Azazel o ayudar a Logan—
—Enterado, jefe—
—Enterada, jefe— Escuchó decir, en distintas voces y en distintos tiempos, para que Hank y Alex (usando la radio de Logan) comenzaran a comunicar sus órdenes a todos los que debían ser informados por radio.
Y ahora venía la orden más difícil que debía dar.
—Jean, tengo que ir a buscar a Charles— Los ojos de Jean se humedecieron. —¿Recuerdas?, todos los días soy yo el que va por Charles y lo lleva a donde estás tú, ahora va a ser igual— Aseguró, aunque no podía, debía obligarse a creer que podía, porque así sería.
Él lo encontraría.
—Creo que sería mejor si te quedaras con Jean y no que salieras a…— Le sugirió Logan y sabía que lo decía con buena intención (no quería aceptar que tal vez tenía razón), pero aun así le dedicó una mirada fría y severa.
—Yo también buscaré a Charles— Afirmó y Logan asintió, sin protestar más.
—Mariko, ¿puedes cuidar de Jean? — Cuestionó a la mujer omega.
—Por supuesto, Erik— Concedió Mariko.
Jean, aunque no muy convencida, aceptó ser cambiada de brazos.
—Iré con Mariko. Yo las protejo— Exclamó Yukio con determinación y Erik le creyó.
Justo cuando estaba por dar media vuelta y caminar en dirección a la salida del laboratorio, la voz de Ellie lo detuvo.
—He visto a ese mutante con alas volar a esa pequeña isla que queda al oeste— Erik se giró a mirar a la alfa, igual que el resto de los presentes.
—¿Qué? —
—Creí que debías saberlo, podría ser que allá tenga a Charles—
—Si estuviera allá, Janos lo habría notado salir de la isla, pero no notó nada— Contraatacó Logan.
—Vuela bajo— Explicó la mujer, con llaneza. —Me preguntaba porque hacía eso de volar demasiado cerca del mar, me parecía innecesariamente peligroso, pero ahora entiendo que pudo ser que estaba practicando para esto, para pasar desapercibido— Explicó Ellie.
—Si estás mintiendo…— Dijo entre dientes.
—Ellie no es una mentirosa— Defendió Yukio.
—Solo creo que puede que sea el lugar más probable—
Erik no podía negar que eso sonaba a la verdad.
—Aun no veo nada, pero sigo buscando, cambio— Se dejó escuchar de voz de Angel por la radio de Hank.
Se estaban quedando sin opciones.
…
El mutante con alas lo dejó caer al suelo, de forma suficientemente descuidada como para permitirle golpearse la espalda. El casco no se cayó de su cabeza pese al impacto, por el ajuste que tenía y que previamente ya había notado que dicho objeto poseía.
Solo de recordar que esa cosa estaba en contacto con su piel, lo hacía querer vomitar.
En cuanto se liberó de un poco de su aturdimiento inicial, se sentó, manteniendo sus manos a sus lados como principal soporte y con las piernas hacia enfrente.
A su alrededor solo había pasto, tierra y enormes árboles, vista que le permitía pretender aun estar en Genosha.
—¿Te gusta la isla?, sé que nos encontraran tarde o temprano, pero salir de Genosha me va a dar tiempo de hacer lo que quiero— Escuchó de voz del hombre rubio, quien después de decir aquello se inclinó levemente para quedar un poco más al nivel de sus ojos.
—¿Tienes miedo? — Le cuestionó con una sonrisa.
Sí, lo tenía, pero no creía que realmente esperaran que respondiera, tampoco creía poder hacerlo. El mutante soltó una ruidosa carcajada.
—Debes, porque hoy vas a morir— Charles se concentró en escucharlo. —¿Me recuerdas? — La pregunta no tenía sentido para su mente llena de caos, hasta que la tuvo.
Porque sí, lo recordaba.
—Warren— Susurró, provocando que el recién nombrado enderezara la espalda, ofreciéndole una sonrisa llena de ira.
—Bastardo retorcido, ¿los recuerdas a todos? — Lo cuestionaron, y aunque Charles tenía una respuesta, que por cierto era afirmativa, no la ofreció. —Retorcido y con la suerte de ser un omega cotizado, cualquiera puede ser una puta, pero tú, no eres cualquier puta, no, eres la puta de líderes, primero de Sebastian Shaw— Apenas y pudo controlar su arcada, sintiéndose mareado, con corazón y respiración agitados. —Y ahora Erik Lensherr— Warren volvió a soltar una carcajada. —Hasta actúas como toda una mami para su bastardita—
—¡No la lastimes! — Exigió, sin pensarlo demasiado, era algo que tenía que decir, entre el miedo y el inevitable pensamiento de "Hoy voy a morir", la ira que sintió al escucharlo dirigirse tan despectivamente de Jean, gano por sobre todas sus demás emociones.
La sonrisa desapareció del rostro del rubio, para sentir una mano enredarse a su cuello, el agarre estaba lleno de agresividad y aunque era doloroso, no le impedía seguir respirando.
—Yo no soy un monstruo como tú— Le dijeron con sus rostros demasiado cerca. —Pude haberte matado ahí mismo en el laboratorio— Agregó, doblando una de sus alas delicadamente, pasando la punta afilada por su propio cuello, como si quisiera enfatizar con sus acciones que solo habría tenido que hacerle un corte en el cuello y todo habría terminado.
Recordó la sangre en el pecho de Hank y rogó que el beta se encontrara bien.
—Pero no quería hacerlo enfrente de las niñas, además de que una muerte rápida no es lo que mereces, mereces sufrir primero— La fuerza con que la mano en su cuello lo apretaba aumentó, así como la distancia separando sus rostros disminuyó, sintiendo como unos labios se acercaban a una de sus orejas. —¿Sabes lo que es sentirte atrapado en tu cabeza?, decidiendo que la única forma de escapar de esa voz que te ordena matar en contra de tu voluntad es matándote—Nuevamente fue capaz de ver el rostro de Warren. —Es lo que hiciste, lo que provocaste en muchos de los nuestros—
Sí, lo sabía.
Warren tenía razón, era lo que merecía… era lo que había querido todo este tiempo, pagar con su vida.
"¿No crees que ya pagaste suficiente?"
"Tú eres una víctima."
"Fuiste obligado, encerrado, te arrebataron tu voluntad, peleaste, tú no querías eso"
Fue empujado por los hombros, hasta terminar acostado, recordando nuevamente la presencia del casco al presionarse contra su cabeza y cuello.
—Tú hiciste que nos mantuvieran encerrados, en pésimas condiciones, solo para salir a luchar en una guerra sin sentido, para usar nuestras mutaciones para matar, mientras todo lo que podíamos hacer era gritar en nuestras cabezas, jamás vas a entender la impotencia, el miedo de sentir tu cuerpo moviéndose, hacer cosas sin que tú lo ordenaras o pudieras hacerlo parar, ser prisionero en tu propia mente— Explicó al tiempo que comenzaba a desacomodarle la ropa.
"Ahora vas a hacer lo que yo quiera"
Sí lo entendía.
—Mereces ser humillado— La camisa que había estado usando ese día fue totalmente abierta y su pantalón bajado lo suficiente como para que Warren notara la cicatriz a través de la cual le habían arrebatado su útero. El alfa rubio rio. —¿Qué es esto?, ¿tuviste un hijo?, ¿es de Shaw?, ¿qué le pasó? — Por primera vez en todo el rato, apartó las manos de Warren cubriendo torpemente con sus manos la cicatriz en su abdomen.
Él dijo que no. Huyó porque sabía que Sebastian Shaw era muy poderoso y que tenía aliados poderosos, creía que si usaba todo el poder de su mutación podría vencerlo, pero sabía que la mejor estrategia era huir, ¿hasta cuándo?, no lo sabía.
Pero fue atrapado, encerrado, drogado, le arrebataron su libertad, su vida, su oportunidad de tener hijos, de vincularse, lo mantuvieron todos esos años encerrado en su propia mente, pidiendo a gritos el poder morir, mientras presenciaba como un vil espectador como era que lo convertían en un monstruo.
Él nunca quiso lastimar a nadie.
"Solo quiero que tengas una vida feliz".
Sus ojos comenzaron a desbordarse y sollozos comenzaron a escapársele. Warren colocó una mano sobre su rostro.
—¡Cállate! — Y así lo hizo, porque de repente sintió que no tenía fuerzas para seguir llorando, porque, ¿cuál era la razón de su llanto?, ¿lástima hacia sí mismo?
Estaba tan cansado.
Dejó que sus manos cayeran a sus costados, mientras Warren apartó la mano de su rostro.
Suponía que esto era todo.
"…yo ya considero que somos amigos"
"Y ahora tienes la suerte de que se te ofrezca una nueva con personas que claramente están comenzando a apreciarte."
"Te amo Charles"
"Charles es un héroe porque ayudó a que la guerra terminara"
"…cada vez que converso con Charles entiendo más y más porque a ti y al jefe les gusta tanto conversar y pasar tiempo con él"
"Tú crees que podrías decirnos lo que nuestro bebé siente"
"Quería que tuvieras la oportunidad de vivir en esta isla"
"Yo creo que eres una buena persona"
"Le haces bien, les haces bien"
"¿Charles es mi papi también?"
"Eres importante para mí"
Se suponía que esa noche tendría una partida de ajedrez con Erik, aun no terminaba de enseñarles a leer y escribir a los niños, Hank y Alex querían aprender a trenzar el cabello porque a Scott le había encantado, pero no era bueno explicando, aún tenía que esperar a que su cabello creciera más para que Jean, Kurt y Scott pudieran trenzárselo.
Esa noche había quedado de cantarle a Jean antes de dormir.
Sintió una mano enredarse en su cuello al tiempo que él tomó un puño de tierra.
Warren hizo un movimiento ligero y él le lanzó la tierra al rostro. El rubio exhaló con fuerza.
—¿¡Qué mierda!? — Aprovechando su clara confusión y ceguera temporal, Charles dio dos golpes, uno en el plexo solar del alfa y otro en la cara, haciéndolo caer, hacia un lado, notándolo como luchaba por alcanzar el aire. El mutante había intentado protegerse con sus alas, pero había sido demasiado lento para sus brazos sanos con ayuda del suero milagroso de Hank y experimentados en combate.
La memoria muscular era difícil de perder, aun con los años en reposo.
Se giró, apresurándose para arrastrarse lejos de Warren, ¿eso serviría de algo?, ¿podría huir?
No, no podía huir. Se quitó el casco al tiempo que sintió una explosión de dolor en su muslo izquierdo, como si se extendiera a todo su cuerpo. Soltó un grito de dolor.
—¡Sabía que lo de tus piernas era mentira! — Le gritó Warren girándolo, pero manteniendo su ala afilada empalando su pierna izquierda. En medio de todo el movimiento y lo aturdido que se sentía, logró darle un golpe al otro con el casco, provocando la caída aparatosa de sangre a través de sus fosas nasales.
Sí, Warren estuvo desorientado un instante, pero respondió encajándole su otra ala en el pecho a escasos centímetros de su esternón, un nuevo grito de dolor se le escapó mientras arrancaba plumas en busca de sacar el ala enterrada en su pecho.
Podía escuchar su errática respiración, su garganta ardía.
El dolor era demasiado intenso, tanto que ya no estaba seguro de dónde se localizaba, las alas de Warren se alejaron de su cuerpo para extenderse a espaldas del alfa, él solo pudo enfocarse en las manchas rojas causadas por su sangre en las puntas superiores.
Las manos del rubio se enredaron en su cuello para ser lentamente alzado, probablemente había sido algo hecho con rapidez, era únicamente que él lo sentía lento. Se aferró a los brazos de Warren con las propias, sintiendo como a ratos su visión se ponía demasiado borrosa, su conciencia comenzaba a escapársele.
Un nuevo grito de dolor se dejó escuchar, pensó que era nuevamente suyo, pero al sentir como la presión en su cuello desaparecía, al tiempo que un abrazo amable y cálido rodeaba todo su cuerpo ya no estaba tan seguro.
Sintió que era cambiado de posición y casi podía asegurar que alguien lo llamaba. Creía que podía ver a Warren acostado boca abajo sobre la tierra, parecía ser que Logan y Angel lo mantenían ahí, Angel sentada sobre su espalda y Logan con un puño presionado contra uno de los hombros de Warren, podía escuchar los quejidos y gritos del otro mutante.
—Charles— Escuchó que lo llamaron, mientras una mano cálida en su cara lo obligó a apartar su mirada de Warren. Conocía esa voz y por supuesto conocía ese rostro preocupado.
—Erik— Vio como el rostro del alfa se contorsionó en un mohín, se parecía un poco a los que hacía Jean. Sonrió o al menos lo intentó.
Sintió como Erik se movía, en la parte más inferior de su cuerpo, aunque no estaba seguro de lo que hacía.
—Estás…— La voz de Erik salió entrecortada. —Estás bien, vas a estar bien, te voy a llevar con Hank y…— Erik siguió explicándole cosas mientras lo reacomodaba entre sus brazos, sintió como todo su cuerpo protestaba con dolor, pero aun así se obligó a sí mismo a aferrarse al cuello del alfa, luchando por mantenerse consciente.
—¿Hank… bien? — Trató de preguntar por el estado del beta, pero hablar era agotador.
—Sí, Hank está bien—Por suerte Erik parecía haber entendido. Ante el alivio que lo embargo tuvo que cerrar los ojos un instante. —Charles no te quedes dormido— Estaban volando, ¿verdad?
—¿Jean? — Murmuró, hasta él mismo podía notar como sus palabras eran difíciles de ser entendidas.
—Jean... está bien, estaba muy asustada por ti... me hablo, con su mente, me aviso que estabas en peligro—
—¿Sí? —
—Sí— Sonrió.
Su niña especial.
Era extraño sentir lágrimas que no eran suyas caer en su rostro.
—Lo siento, lo siento— Escucho a Erik susurrarle, no sabía si el dolor era el que hacía que se estuviera perdiendo de algo, pero estaba seguro de que Erik no había hecho nada por lo que debiera disculparse.
Trató de decirle eso, pero las palabras simplemente ya no pudieron ser formadas por su boca, en su lugar escondió el rostro en el cuello del alfa, removiéndose con tosquedad, deseando por primera vez tener la capacidad de percibir el aroma natural de Erik.
Yo: Muy bien, es hora de dejar de hacerme pendeja y ponerme a escribir.
Computadora: Pues no se va a poder mi ciela, porque me voy a actualizar, besos, bye.
Por suerte soy testaruda.
Muchas gracias por leer, espero y estén satisfechos después de leer el capítulo.
