X-Men no me pertenece, tampoco Welly Boots de The amazing Devil.

ADVERTENCIA: Descripción chafa de la ansiedad y de los ataques de pánico, lágrimas masculinas, mención de violencia, sangre, explosiones y muerte, errores de dedo, perdida de elocuencia, personajes potencialmente OCC.

Pequeño extra (no cómico) desde el punto de vista de Ellie.


Hank no era un telépata, pero podía asegurar (justo como si fuera uno) que la mente de Charles estaba muy lejos del laboratorio.

El omega cumplía con los ejercicios que Hank le pedía realizar y era ciertamente cooperativo a la hora de la terapia pasiva, pero todo parecía estar haciéndolo en automático, ni siquiera haciendo contacto visual.

Ya eran varias las veces que Hank había intentado iniciar la conversación, pero cada uno de sus intentos había sido asesinado con un "Hmm" acompañado de un asentimiento de cabeza y sonrisa que no hacía que los ojos azules del mayor brillaran como era lo usual.

Su chicharito de inseguridad que persistía aun en la actualidad (en el pasado diría que era del tamaño de una sandía, así que había avanzado considerablemente, Hank estaba orgulloso de sí mismo), insistía que algo debía haber hecho mal, tal vez sin darse cuenta había, de alguna forma, ofendido a su amigo.

Pero su parte racional, estaba convencida de que tenía que ser la preocupación provocada por la misión a la que se habían ido el jefe, Alex y Raven, entre otros. Hank también estaba muy preocupado a ratos sus ojos se humedecían y una gran presión aparecía al nivel de su cartílago tiroides.

Como amigo, sentía que debía darle espacio a Charles; como su médico, no le gustaba está clara muestra de "implosión", sabía que la cabeza del omega era un caos, pero se lo estaba guardando todo y eso no era bueno para la salud mental de Xavier.

Mientras pensaba la mejor forma de atraer la atención de su amigo de forma exitosa, la parte más difícil de la terapia comenzó.

Ayudó al mayor a ponerse de pie, para que este de inmediato se aferrara con ambas manos a las barras paralelas.

Hank se mantuvo detrás de él, cuidando cada uno de los temblorosos y débiles pasos que Charles daba.

La extremidad inferior derecha de Charles presentó un temblor más marcado y finalmente su rodilla cedió. Hank se aseguró de evitar el viaje al suelo.

Normalmente Charles se aferraba a él de inmediato, en medio de una risa discreta y un suave "Gracias, mi amigo", pero esta vez el omega no hizo ningún movimiento o ademan siquiera de que se aferraría al cuerpo de McCoy como soporte, tampoco habló.

El temblor fino en las extremidades inferiores de Charles, se extendió al resto de su cuerpo y Hank temió que el omega había perdido el estado de alerta, pero una ligera inclinación le permitió notar el suave parpadear de Xavier.

—Charles, ¿un descanso? — El telépata asintió suavemente y Hank se encargó de ayudarlo a sentarse en el mismo sitio en que estaban parados, una vez con el otro reposicionado, McCoy ahora tenía la libertad de observar apropiadamente al omega.

Temblor fino, diaforesis, palidez de tegumentos, taquipnea… Charles llevó su mano dominante a su hemitórax izquierdo.

—¿Te duele? — Cuestionó alarmado, pero obligándose a mantener la calma. El omega volvió a asentir, cerrando los ojos un instante.

Hank lo alzó entre sus brazos, acomodándolo en una camilla y de inmediato preparando todo para colocarle oxígeno por puntas nasales.

Conociendo el historial médico de Charles como lo hacía, sabía que el diagnóstico más certero era una crisis de pánico, pero debía asegurarse y comprobar que los signos vitales de su amigo estuvieran estables.

Para cuando terminó su revisión, la parte más severa de la crisis de pánico (ahora estaba seguro de que eso era lo que había sido) ya estaba pasando, por lo que consideró que una dosis de medicamento ansiolítico intravenoso no era necesario, por el momento.

—¿Mejor? — Charles finalmente le regresó la mirada y le sonrió suavemente asintiendo con la cabeza. Se notaba cansado.

—Perdón— Hank negó con la cabeza, recriminándose unos segundos por no haberse dado cuenta de las claras señales que su amigo le había mostrado de estar por entrar en una crisis de pánico. Dejó de recriminarse y continuó su interrogatorio.

—¿Has continuado con crisis de pánico así de severas? —

—No desde que empecé con el medicamento— Eso era bueno, quería decir que la situación en la que actualmente se encontraban había sido el catalizador y no el hecho de que Charles no estuviera respondiendo apropiadamente a la medicación.

—Ok, voy a cerrar el oxígeno y veremos cómo te sientes— Charles asintió nuevamente, permitiéndole quitarle la cánula nasal.

Una vez todo nuevamente acomodado y con Xavier tranquilamente recostado en la camilla, sin rastro de una nueva crisis, Hank se apresuró en seguir hablando.

—Sabes que van a regresar, sanos y salvos— Es lo que se decía Hank, cuando el miedo también quería controlarlo, miedo generado al imaginarse una vida en la que él y Scott se quedaban sin Alex, teniendo que sacudir la cabeza para sacar de su mente aquel horrible pensamiento. —Son mutantes muy poderosos, Erik es un gran líder y además hicimos un gran plan de acción— Le ofreció al omega una sonrisa agradecida, sabiendo que la razón detrás de tener un plan en el que confiaba ciegamente era gracias a las sugerencias de Xavier.

Charles intentó sonreír, pero le salió más que nada una mueca triste y preocupada.

—Estoy…— El telépata tragó saliva como si le doliera. —Estoy muy asustado de que Erik no esté aquí, quiero que esté aquí— Hank entendía, mierda, claro que entendía. —Pero también estoy asustado del momento en que regrese— McCoy estaba confundido y sabía que su rostro lo había dejado en claro por lo que Charles dijo a continuación. —Por el tema del que tenemos que hablar— No estaba seguro de si se le permitiría preguntar; no tuvo que hacerlo. —Erik me dijo que puede sentir que somos compañeros destinados— Hank no pudo detener a su boca de abrirse de forma casi cómica.

—¿Cuándo? —

—Antes de partir a la misión— Hank siempre trataba de mantenerse sereno, en calma. Durante la guerra había sido un tanto difícil, en la actualidad era más sencillo, pues perder el control de sus emociones implicaba perder el control de su mutación.

Pero mierda que Erik acababa de hacérselo difícil.

Vio el color de sus manos tornarse ligeramente azul, por lo que inspiró profundo.

No, no estaba funcionando.

—¡Ese idiota! — Exclamó perdiéndose totalmente en la transformación hacia su apariencia más bestial.

Sí, él le había sugerido al jefe el decirle a Charles, pero… ¿¡Antes de irse!?

Charles le había dejado en claro que consideraba que él y Erik tenían una "conversación pendiente", eso quería decir que el estúpido de su alfa líder solo le había dicho al omega que eran compañeros destinados y después se había ido.

¡Ese idiota!

—Estás azul— Dijo Charles aun luciendo demasiado cansado como para moverse, pero con una sonrisa de medio lado y el reconocible brillo en la mirada de un científico que acaba de encontrar un sublime espécimen a estudiar.

—¡Sí, porque estoy enojado con el idiota de Erik! — Hank se arrepintió de decir aquello tan abiertamente. —No le digas que le dije idiota, por favor— Incluso si lo era, después de todo seguía siendo su alfa líder, aunque fuera medio estúpido.

Charles terminó liberando una risa discreta.

—No le diré— Hank caminó por el laboratorio, sintiéndose con demasiada energía furiosa. —Hank—

—Hmm— Medio bufó él.

—Tú ya lo sabías—

—¡Sí! — Respondió con seguridad, arrepintiéndose de golpe. De repente su ira se apagó, como una vela sin defensa contra el viento.

Acercó una silla, para sentarse junto a su amigo.

—Me lo dijo porque soy su médico y quería mi consejo, el jefe es alguien muy privado, no le dijo a nadie más— Tal vez Raven o Logan sabían, pero no creyó pertinente exteriorizar sus sospechas. —Aunque muchos de los habitantes lo supusieron— Hizo una corta pausa. —Lo supusimos— El rostro de Charles se llenó de color, pero lejos de lucir abochornado, se notaba triste, decepcionado, auto-despreciativo.

—Yo no puedo sentirlo— Su voz había salido casi como un susurro, su llanto era igualmente silencioso. —Ya ni siquiera soy un omega— Hank suspiró, acercándose un poco más a su amigo.

—Charles, sinceramente no creo que al jefe le preocupen ninguna de esas dos cosas, no de la forma en que tú crees, al menos, sí le preocupaba decírtelo porque no quería incomodarte, pero no crees que si el hecho de que ya no seas un omega fuera importante para él, entonces no te amaría ni estaría en una relación contigo— Charles limpió su rostro suavemente. —Y sinceramente en ese caso se trataría de un alfa que no me interesaría seguir— Afirmó, siendo el receptor de una sonrisa un tanto pícara que buscó corresponder. —Le voy a decir a Raven que lo golpee cuando regresen por decirte que son compañeros destinados y no tener una conversación apropiada— Charles liberó una carcajada, logrando hacer desaparecer los últimos rastros de lágrimas.

—¿A Raven? —

—Claro, ella va a estar cien por ciento de acuerdo conmigo, créeme— Y como si todo hubiera sido previamente planeado, Azazel se teletransportó frente a ellos, con los menores haciéndole compañía.

—Scott dijo que él y Jean querían venir con ustedes— Explicó Azazel con expresión levemente incómoda. —¿Por qué estás azul? —

—Por nada—

Scott y Jean corrieron tomados de las manos, para separarse, dirigiéndose cada uno a su propio adulto.

—¡Jean y yo los extrañábamos! — Afirmó el hermano menor de su pareja, pidiéndole ser alzado en brazos con extremidades superiores estiradas. Hank se apresuró en cumplir su petición.

—Yo también los extrañé— Dijo Kurt, adornando todo con un notorio puchero aun en brazos de su padre.

—Oh, Jean, Kurt y yo los extrañamos— Rectificó el Summers menor, cuando ya estaba felizmente siendo abrazado por Hank. —Me gusta el tú no pachoncito, pero también me gusta el tú pachoncito— McCoy rio ante la honestidad de Scott.

—Muchas gracias— Ofreció, girándose a ver a Charles, que repartía besos por el rostro de Jean, que ahora estaba cómodamente acostada junto a su papá omega, notándose divertida y feliz.

Charles parecía sentirse honestamente mejor.

El decir que usaría a Raven para regañar al jefe no había sido dicho con palabras vacías. Alfa líder o no, era un idiota por hacer las cosas de esa forma y tenía que dejárselo en claro.

Y te amo, ¿no lo sabes? — Jean le sonrió.

"¡Yo también amo a Charles!", le transmitió, haciendo que el siguiente verso de la canción le saliera distorsionado entre una risa alegre.

—…que estaré contigo siempre que seas amable con aquellos que no son fuertes y que no pueden encontrar sus botas escarlatas, porque cuando hace frío te envolveré con mi bufanda y cuando sea difícil pondré tu cabeza entre mis manos…— Cantó de forma susurrante, tratando de que solo Jean pudiera escucharlo en el silencio de la casa de Hank, Alex y Scott, mientras envolvía el rostro de Jean con sus manos y dejaba un sonoro beso en la frente de la menor que se estremeció sin dejar de sonreír, aferrándose a él con un deje de impaciencia, pero claramente feliz de recibir tales muestras de afecto, se reacomodó un poco en su sitio, dejando que Jean simplemente olvidara su propio futón, compartiendo el de Charles, colocando su rostro contra el pecho de Xavier.

El telepata podía sentir que la menor finalmente se había acomodado en la posición en la que planeaba quedarse dormida.

—Y cuando gritas que no es justo, es como si me hubiera ido a la costa, dejándote atrás simplemente ahí de pie…— Imaginar alguien yéndose, dejando a otros atrás, inevitablemente inundó su mente de preocupación para la situación actual con Erik… el alfa que amaba, el alfa que consideraba su familia… el alfa que era su compañero destinado, incluso si él no podía sentirlo.

"Te quiero aquí". Se permitió rogar en silencio, enfocándose en luchar con el nudo en la garganta, obligándose a seguir cantando.

—Fingiendo no ver tu fantasma, si tan solo pudieras escuchar mi voz, pero estás gritando demasiado fuerte como para escucharme, lo juro— Inspiró profundo sintiendo como lentamente el cuerpo de Jean comenzaba a relajarse y su respiración se volvía más profunda. —El que me haya ido no significa que no esté ahí todavía— Susurró, para asegurarse de que su adorada hija se había quedado finalmente dormida, liberó un suspiro bajo, temeroso de lo que su mente haría ahora que se había quedado sin nada en que enfocarse para evitar una nueva crisis de ansiedad.

Sentía una opresión incomoda en el pecho y su cabeza se sentía como si casi pudiera escuchar una canción que estaba sonando demasiado lejos como para percibirse con nitidez, pero ahí estaba en el fondo, taladrando de forma molesta, iniciando con el proceso del desarrollo de un inminente dolor de cabeza.

—Esa es una canción súper triste— Escuchó de voz de Azazel, en medio de la oscuridad de la habitación.

Charles se exaltó, pero no pudo evitar el sonreír, aliviado ante la nueva oportunidad de mantener su mente distraída.

—¿Eso crees? — Cuestionó, sin querer dar su opinión con respecto a la letra de la canción que usaba para hacer dormir a Jean.

Sus ojos acostumbrados a la oscuridad le permitieron coordinar los movimientos que hizo Azazel en su propio futón reacomodándose a sí mismo y a Kurt con los sonidos que se produjeron.

—Claro, lo pensé desde la otra vez que te escuché cantarle a Jean— Charles creyó que había sido lo suficientemente silencioso la vez anterior, pero resultaba que no.

—Oh— Terminó articulando con torpeza.

—A mí me gusta, es una gran canción— Agregó Hank en voz baja, pero firme.

—No dije que no fuera una buena canción, solo creo que es una súper triste—

—Mhm— Murmuró Hank como si estuviera considerando las palabras de Azazel. Charles simplemente sentía que no tenía nada que decir, pero la conversación lo mantenía lo suficientemente enfocado como para ignorar la extraña estática en su cabeza. —Yo me siento como si estuviera por salir a una gran aventura cuando la escucho— Xavier sonrió.

—¿Por qué esa canción?, ¿Tus papás te la cantaban para dormir? —

—Oh, Dios, no — La cantidad de burla que impregnó en su respuesta lo avergonzó levemente, por lo que sintió que ahora les debía a sus amigos la verdad. —Yo solo… la primera vez que la escuché creí que sería una buena opción para ser usada como canción de cuna y fue lo único que vino a mi mente cuando…— Su mente se perdió levemente en el pasado, en las razones que lo llevaron a cantarle a Jean por primera vez. —Cuando surgió la necesidad de cantarle a Jean—

—¿En serio?, ¿por qué crees que es una buena canción de cuna? — Interrogó Azazel.

—Bueno, creí que haría maravillas para la autoestima de un niño un coro que dice "Sé que eres lo suficientemente fuerte para hacerlo", cuando están a punto de quedarse dormidos incluso si el contexto de la canción es ciertamente triste, no creo que el objetivo sea hacerte sentir triste, al contrario, creo que busca darte esperanza, paz… compañía—

—Sí, siento lo mismo— Afirmó McCoy.

Azazel hizo un extraño sonido con la garganta que podía pasar por una casi risa.

—Ahora me siento muy avergonzado de solo cantarle a Kurt una canción que dice el nombre de un animal, seguido del sonido que hace dicho animal— Amortiguó su risa lo mejor que pudo, al igual que Hank.

Al entrar a las instalaciones ocultas de Trask, por segunda vez en su vida, de inmediato el caos comenzó a reinar; aun así, Raven no tenía miedo y podía decir que ninguno de sus compañeros de batalla temía, todos conocían el caos de la batalla, todos venían preparados, todos habían estado anticipando el ruido de las armas y las órdenes a gritos dadas por sus enemigos; del lado de ellos no había gritos, Erik nunca había sido de los que gritaba durante una batalla, él era de los que daba órdenes silenciosas por medio de señas que cada uno de ellos había memorizado hace mucho tiempo.

Se movieron como si de un solo ser se tratara, entre balas que los esquivaban, realizando parábolas que iban en contra de su trayecto inicial, eso era ciertamente a causa de Erik.

Cada uno de sus compañeros peleaba con uso de su mutación, a pequeña escala, imprimiendo la fuerza justa como para dominar la batalla.

Alex había avanzado mucho en el control de su mutación (pese a que al principio parecía aterrado de sí mismo) ahora podía usar sus manos para generar ataques, parecía una versión más letal de un phaser de Star trek, Janos generaba pequeños remolinos que hacían que los enemigos perdieran equilibrio y que las armas terminaran dispersas por el lugar, para luego volverse una impecable imitación de un chicle masticado, Angel generaba explosiones lo suficientemente lejos para no afectarlos, Sean hacía su seña especial siempre que consideraba buen momento de usar su mutación permitiéndoles previamente encender sus auriculares anti-ruido protectores, manteniéndose un poco atrás de todos, para detener a cualquiera que intentara llegar por su retaguardia, Ellie era letal, creándoles nuevos caminos destruyendo paredes (de cualquier material, incluidas las humanas) permitiéndoles arremeter contra los enemigos con ataques sorpresa, Darwin y Erik los mantenían bien protegidos, permitiéndoles atacar con la seguridad de que nada los dañaría.

Charles hubiera querido que su mente se mantuviera silenciosa como ahora, pero de golpe la estática se volvió un ruido insoportable, siendo acompañado de un dolor punzante que pareció atravesarle la cabeza, arrancándole un quejido y obligándolo a llevar sus manos a su cabeza.

—¡Charles! — Escuchó que alguien dijo su nombre con desesperación y estaba casi seguro de que eran Hank y Azazel, pero también, sintió que alguien más dijo su nombre, con voz suave, casi como una plegaria.

Sentía que debía estar asustado, estaba experimentando dolor y no podía ver con claridad su alrededor, la habitación y los rostros preocupados de Hank y Azazel le parecía que se intercalaban con unas paredes blancas y grises, con mucha luz y demasiadas personas en trajes que parecían diseñados especialmente para protección, definitivamente debía estar asustado… pero, no lo estaba, porque había calidez en su mente, porque no se sentía solo, porque podía sentir aquella atrayente mente que ya antes había tocado, quedando maravillado de lo que había encontrado.

Raven no pudo continuar haciendo su supervisión visual (mientras permitía que cualquiera que se le atravesara hiciera un épico viaje al suelo, con mucho movimiento de piernas e inmensas cantidades de dolor de por medio), pues Erik bajando sus manos y luciendo como si su mente estuviera muy lejos de la batalla la alertó en sobremanera.

Hizo las señas que debían ser hechas cuando buscaban proteger a un compañero herido, su orden fue obedecida de inmediato, para que todos rodearan a Erik, buscando protegerlo.

—¡Erik! — Intentó llamar, pero el alfa no respondió.

—Erik— Susurró con su mente, sin darse cuenta de que Hank y Azazel habían podido escucharlo también.

El rostro de su pareja, mirándolo sin un toque de miedo ni preocupación, fue lo primero que logró ver con claridad, una vez el dolor se disipó.

El alfa le mostró una sonrisa de medio lado, Charles tuvo el deseo de tomar la mano de Lensherr, sintiendo de inmediato la calidez de la mano del otro hombre contra la suya.

—Estás conmigo— Respirar era muy sencillo y todo parecía haber adquirido una inquebrantable claridad. Charles no podía ni deseaba apartar su mirada de Erik.

—Estoy contigo— Erik no dejó de sonreír, Charles sentía que su compañero destinado de repente se veía invencible.

Él también se sentía invencible.

Erik, que había estado ignorando sus llamados preocupados, inspiró de golpe, como si previamente hubiera olvidado como respirar, para nuevamente notarse centrado y enfocado.

Raven no entendía lo que era, pero podía notar algo diferente en Erik. Era una sensación extraña, una combinación entre saber que el alfa frente a él definitivamente era el hombre que conocía, su alfa líder, podía percibirlo, pero también sentía que podía ver a alguien más al mirar a Lensherr, alguien que definitivamente había visto antes, aunque justo ahora era incapaz de ubicar.

Erik había estado usando cuchillos en contra de sus enemigos, debido a que Raven había descubierto que contaban con armas (tanto de fuego como las que contenían dosis de anti-mutágeno) no metálicas, armas claramente pensadas para funcionar contra la mutación de Lensherr; entre más refuerzos enemigos aparecían, más armas no metálicas aparecían también.

Cuando Erik había dejado de moverse recién, los cuchillos habían caído al suelo; ahora, nuevamente se alzaban amenazadoramente ante la orden de su dueño, realizada con su mano dominante moviéndose lenta y discretamente hacia arriba, mientras estiraba su otra mano en dirección a los enemigos.

—Alto— Lo escuchó ordenar; se sentía como si Erik no fuera el que estaba hablando, incluso si era su rostro y su voz.

No tuvo oportunidad de exigir una explicación, tampoco pudo mantenerse confundida mucho tiempo, pues al acto fue capaz de ver, al igual que sus compañeros de manada que quedaron con bocas patéticamente abiertas, como cada uno de sus enemigos, aun de pie, se habían quedado paralizados en sus sitios, incluso los que habían estado por dar pasos en su dirección.

—Duerman— Lo escuchó ordenar una segunda vez, con esa voz que era suya pero que no parecía. De golpe todos los enemigos cayeron al suelo.

—Erik…— Logró murmurar ella.

—Está bien, Raven, no te asustes— Y Erik le sonrió no como Erik normalmente hacía, si no como… Como… ¡Hijos de perra!

¿Podía ser verdad?

—Raven, Alex, conmigo, vayamos por Shaw, Ellie, Sean, Janos, busquen sobrevivientes mutantes, el resto cuiden nuestra retaguardia, no duden en huir y reencontrarnos si la situación se torna difícil— Habló nuevamente Erik, esta vez siendo claramente su alfa líder, no su compañero destinado.

Pese a aún sentirse confundida, siguió las órdenes recién recibidas, porque esa era la forma en que se ganaba una guerra.

Erik comenzó a correr con pasos llenos de seguridad. Ella tenía que preguntar, pese a saber la clase de respuesta que obtendría.

—¿Sabes dónde está? —

—Sí, lo sabemos— Respondió Erik y Raven sabía que no debía sentirse extrañada por la respuesta en plural.

Llegaron al lugar que, según los planos que Raven había conseguido, estaba diseñado para mantener a los mutantes usados como sujetos de experimentación.

Los guardias presentes habían sido escasos, probablemente porque la mayoría se había unido a la batalla que había tenido lugar en la entrada de las instalaciones.

Sean, Janos y ella se pararon frente a la primera puerta. Ella era la mejor opción para destruirla y sus compañeros de manada lo sabían, así que, con una simple conversación de miradas seguido de unos asentimientos de cabezas, Sean y Janos se prepararon para la potencial amenaza detrás de la puerta y ella inició con el proceso de usar su mutación; la puerta quedó totalmente desecha. El sonido que provocaba su mutación casi hizo que se perdiera de la voz que maldecía.

—¡Ay, qué mierda! — Sean y Janos se apresuraron a entrar en poses defensivas.

Se encontraron con una habitación pequeña de paredes blancas e inmaculadas, con un pequeño baño sin puerta, siendo lo único que no parecía pertenecer al lugar un hombre acostado descuidadamente en una de las esquinas de la habitación con la cara llena de cicatrices, uniforme amarillo y un collar con una luz roja parpadeante. El desconocido soltó una risa burlona con poca fuerza, no se veía muy bien y Ellie no se refería a las cicatrices.

—¡Visitas!, no sabía que tendría visitas, de haber sabido habría… ¡puta madre, no habría hecho nada! — Una nueva risa con poca energía. —Por favor, pasen, pasen, mi puta suite residencial es su puta suite residencial, necesitan usar el baño, puedo fingir que cierro los ojos y que no voy a estar viendo sus adorables traseros si lo que quieren es privacidad— A pesar de que claramente le costaba hablar, no parecía poder parar. —¿son nuevos guardias?, recordaría guardias tan sexys como todos ustedes, nunca vi guardias que abrieran puertas explotándolas—

—Vinimos a sacarte de aquí— Afirmó Sean, ante lo que el desconocido guardo silencio un instante.

—¿A mí en específico? —

—No a ti específicamente imbécil, a todos los mutantes encerrados— Explicó ella, porque Janos siempre parecía poco interesado en usar sus palabras (le daba miedo conocer la historia detrás) y Sean hablaba demasiado lento para su gusto.

—¡Oh, que buenas noticias!, ¡Bien por ustedes!, déjenme estrecharles la mano— Y el hombre hizo el intento por levantarse, pero lo único que ocurrió fue que su respiración se agitó, además de liberar un casi grito de dolor. —Denme un momento, lo haré más tarde— Dijo con voz amortiguada y regresando a su posición previa.

—¿Dónde estás herido? — Cuestionó Janos, listo para ayudar con cualquier herida.

—¿Herido?, no, no, no, solo estoy muy putas ocupado muriendo— Y una nueva risa que terminó siendo interrumpida por un escandaloso ataque de tos.

—Si de todas formas estás muriendo, entonces deberíamos dejarte aquí— Dijo Ellie sin rodeos porque ya estaba cansada de este tipo.

—¡Hey!, ¿Qué clase de salvadores desalmados de mierda son ustedes? Y yo creyendo que tenía tres sexys caballeros de dorada armadura a mi servicio— Sean se rascó el cuello, Janos no se movió ni un centímetro, Ellie se limitó a parpadear y aunque el desconocido no dejó de sonreír, sí pareció pensar mejor su siguiente respuesta, —¿Ven mi hermoso collar de perlas? — Interrogó apuntando el collar aparentemente metálico rodeando su cuello. —Esto evita que pueda usar mi mutación de curación, así que mientras tenga este collar anti-mutágeno, estoy muriendo—

No le creía del todo, todo había sonado a verdades a medias, pero tampoco podía tomar la decisión de dejarlo morir, le ordenaron ayudar a los mutantes sobrevivientes y eso era lo que iba a hacer, incluso si era uno que pronto moriría, suponía que incluso si ese era el caso, definitivamente era mejor morir en libertad que morir encerrado.

—Bien, ayudémoslo a salir de aquí y después buscaremos la forma de quitarle el collar— Concedió.

—Oh, no, háganlo explotar como hicieron con la puerta, por favor—

—Pero eso…— Sean no terminó su frase, mirándola a ella.

—No puedo hacer que la explosión sea más pequeña, definitivamente terminarías explotando tú también—

—Si todo sale bien, me regeneraré, así que hazlo, ¡explótame!, hazlo, hazlo—

—No, debemos esperar— Entre el desconocido que no dejaba de canturrear "Hazlo" y Sean intentó mantener la calma y Janos solo siendo Janos, Ellie explotó… literalmente.

Sean inspiró audiblemente y con un deje de pánico, Janos únicamente se cubrió el rostro, el desconocido quedó completamente irreconocible, sin moverse, pero el collar definitivamente ya no estaba.

—¡Ellie! — Riñó Sean.

—¿Qué?, eso es lo que él quería—

—Tal vez, pero…— El regaño de Sean se vio interrumpido por unos quejidos.

—Ay, verga, sí me dolió el… ¡Me siento mucho mejor!, gracias a mis tres caballeros de brillante armadura, definitivamente puedo lamerles lo que ustedes quieran y ordenen— Comenzó a hablar el sujeto al tiempo que su cuerpo quemado comenzaba a sanar, adquiriendo un color más saludable. Las cicatrices de su rostro se mantuvieron.

—Está bien— Dijo Ellie con un deje de decepción, refiriéndose al estado del desconocido.

—Así que tu mutación es como la de Logan— Comentó Sean.

—Ya quiero conocer a este tal Logan, suena como alguien fascinante— Ellie decidió salir de la habitación porque ya no aguantaba más a ese perdedor.

—Pues sí, sí, Logan es fascinante, supongo— Dijo Sean sin darle mucha importancia al asunto, Janos fue el segundo en salir, seguido del beta y del desconocido alfa.

—Así que… ¿ahora qué? —

—Buscar sobrevivientes y después reunirnos con el jefe— Explicó Sean. Ellie caminó hasta una nueva puerta, Janos se puso alerta en caso de necesitar atacar a quien fuera que estuviera detrás de esta nueva puerta, Sean se mantuvo vigilando a su nuevo agregado.

—¿El jefe?, ¿quién es el jefe? — Cuestionó, pero no hubo tiempo de darle respuesta, pues una nueva puerta fue destruida por Ellie, encontrándose con un nuevo hombre, el cual lucía mucho más normal y centrado que el imbécil de la primera habitación.

El hombre había estado sentado en una habitación idéntica a la anterior, ataviado en el mismo uniforme amarillo pollo.

El nuevo desconocido se puso de pie de inmediato, mirándolos con desconfianza.

—Vinimos a ayudar a los mutantes encerrados a salir de aquí— Informó Sean, el sujeto se mantuvo en silencio.

—Son caballeros de brillante armadura que perdieron sus corceles blancos— Ante las palabras ridículas del imbécil de la primera habitación el hombre silencioso dejó de lucir desconfiado.

—¡Wade! — Nombró sonando aliviado de toparse con un conocido.

—¡Oh por Dios!, ¿Coloso? — Wade, aparentemente, se apresuró en caminar hasta Coloso, colocando sus manos en el rostro del otro. —Pero… ¿qué le hicieron a tu majestuoso ser?, ¡Esos monstruos! — Exclamó dramáticamente. —¿Quién tiene la culpa de esto?, ¿a quién hay que matar?, ¿a Trask?, ¿a la ridícula autora de este ridículo fanfic? —

—No entendí eso último— Respondió el tal Coloso. Wade suspiró.

—Nunca te había visto en tu no majestuoso y metálico ser, ¿usaron anti-mutágeno contigo? — Coloso asintió con un toque sombrío en el rostro.

—Necesitamos un abrazo— Informó el idiota de Wade, para aferrarse al que ella quería creer que mínimo era su amigo, Coloso aparentemente era un santo, porque se dejó hacer en el abrazo sin poner mucha resistencia, al menos hasta que Wade le apretó el glúteo izquierdo con fuerza.

—¡Wade! — Exclamó y el nombrado se alejó decaído, aun moviendo los dedos de su mano dominante, justo la que había usado para apretar.

—No es lo mismo, ahora eres tan… "squishy"— Coloso suspiró.

—Justo ahora no soy de mucha ayuda, pero haré lo que pueda para apoyarlos en buscar a otros sobrevivientes—

—Uy, me doy cuenta de que sigues siendo el mismo hombre sexy atractivo, incluso sin tu magnífica figura, tienes una gran "energía de pene grande"… hmm… "pene metálico grande", ¿qué tal?— Coloso, claramente acostumbrado a Wade, no se inmutó ante las palabras de este.

—Gracias, Coloso— Ofreció Sean, el más apto para hablar de los tres.

—Si Coloso ayuda, yo también— Y Wade se inclinó a tomar un pedazo delgado que había quedado de la puerta. —Y no te preocupes Coloso, yo te protejo— Y guiño un ojo. —Digo que después de esto hay que tener una orgía—

Sean soltó una carcajada, Coloso ni siquiera hizo ademán de haber escuchado, Janos dio un paso más cerca de Sean.

Ellie quería matar a ese imbécil.

Los enemigos que se cruzaron fueron bastantes, pero ninguno representó una amenaza real, ella era una peleadora formidable, Alex era demasiado poderoso, Erik usaba su mutación y continuaba su camino como si ni siquiera tuviera que girarse y mirar a su enemigo para atacar apropiadamente.

Llegaron a un lugar completamente diferente del laboratorio de Trask, quedando frente a una pared que lucía como cualquier otra, Erik estiró una mano para negar con la cabeza.

—Alex, destruye la pared— El omega no necesitó que le repitieran la solicitud una segunda vez, la pared cedió con facilidad, mostrando una especie de refugio, parecía ser de metal, pero por la forma de actuar de Erik, Raven lo dudaba.

—Haznos una puerta, Alex—

Una vez la pared aparentemente metálica fue destruida, un hombre de estatura baja y con lentes (apariencia que coincidía con la foto que les había mostrado antes la líder de los no mutantes) estaba frente a ellos, paralizado en la misma forma en que sus enemigos previos lo habían estado, con un arma no metálica entre sus manos.

Erik usó uno de sus cuchillos para arremeterlo contra la mano que sostenía el arma, notó al alfa asentir al tiempo que soltaba un suspiro bajo.

Raven se giró a mirar a Alex, que pese a notarse confundido, no parecía querer buscar respuestas.

Trask hizo una inspiración forzada, para soltar un grito gutural repleto de dolor, soltando el arma mientras tomaba su mano atravesada por un cuchillo con la otra.

Ella se aseguró de tomar el arma del suelo, amenazando con un puño a Bolivar, al verlo inclinar su cuerpo casi imperceptiblemente hacia ella.

Alex hizo brillar su mano dominante, con ese intenso color rojizo y Trask dejó de moverse.

—Estoy seguro de que este no es el único laboratorio que tienes, me vas a decir las localizaciones del o los otros— Bolivar se limitó a tragar saliva, luciendo sudoroso y pálido, mientras su mano continuaba haciendo un pequeño charco de sangre a sus pies.

El sujeto pareció llenarse de valor.

—¿Planeas decirme que si respondo tus preguntas no me matarás?, conozco de política y estoy seguro de que no quieres más problemas con mi especie, así que solo me vas a entregar a la autoproclamada líder de los no mutantes— Erik le mostró una sonrisa de medio lado a Trask, para bajar la mirada y reacomodar su cabello.

—Moira McTaggert es una líder excepcional y ella sabe cuándo no vale la pena mantener a alguien con vida, incluso siendo de su especie—

—Lo sabía y traté de advertírselo a los líderes antes de la guerra, ustedes los mutantes no saben hacer otra cosa que destruir y matar— Tanto Raven como Alex se prepararon para atacar al escuchar sonidos de pasos cada vez más cerca; al girarse solo encontraron los rostros sudorosos y enrojecidos de sus compañeros de manada y algunos nuevos mutantes que no conocían. Eran muchos menos sobrevivientes de los que Raven deseaba, pero definitivamente más de los que creyó, después de su investigación previa al ataque. —…les dije que serían el final de nuestra especie—

—¿Los mutantes?, ¿te recuerdo toda la destrucción de la que tu especie fue causante?, ¿te recuerdo quién creó a los centinelas? — La autoritaria voz de su alfa líder atrajo nuevamente su atención, al igual que la de todos los mutantes presentes.

—Lo que salió mal con los centinelas no fue mi culpa—

—Si pensar eso te ayudaba a dormir por las noches… pero no te preocupes, ya no tienes que preocuparte por el insomnio—

—Moira McTaggert tiene una mente demasiado pequeña, jamás ha sido capaz de ver el panorama a gran escala, todo lo que hice y todo lo que he seguido haciendo hasta ahora ha sido para ayudar a salvar a los míos— En medio de la habitación, Raven era capaz de escuchar el sonido que Erik hacía al tragar saliva, tal vez acompañada de ira y gritos.

—Yo hago lo mismo— Trask intentó retroceder, probablemente en un último intento de plan descabellado. —No des ni un paso más— Y el científico fue incapaz de mover sus extremidades una vez más.

Raven sintió un escalofrío satisfactorio al verlo mirar sus piernas con terror.

—¿Qué es lo que…?, tú no tienes esa clase de mutación, un…— Trask había sido el que creó a los centinelas, Raven sabía que algo de inteligencia sí que había en su podrida cabeza. —Un telépata— Y los miró a ella, a Alex y al resto, como si creyera que alguno ahí tenía algo que ver. —Emma Frost no puede ser—

—No, ella no es— Afirmó Erik parándose frente al hombre. —Deja de respirar— Lo escuchó susurrar y al instante Trask comenzó a ahogarse, como si de golpe hubiera olvidado cómo realizar tal acción vital, boqueando patéticamente. —Lastimaste a tantas personas, mataste a tantos mutantes con tus experimentos— Murmuró el alfa sin escucharse ni un poco como él mismo, y Raven sintió cada una de las palabras en su cuerpo y en su mente, sintiendo como se reproducían, como una película en su cabeza, las imágenes de las atrocidades que Bolivar Trask había hecho con cada uno de los mutantes que había tenido la desgracia de caer en sus manos, destinos y resultados que mantenía archivados como simples informes en carpetas color manila en este mismo laboratorio, Raven sintió sus ojos humedecerse, siendo capaz de ver una solitaria lágrima bajar del ojo izquierdo de Erik. —No puedes seguir con vida—

Y después de aquello todos los cuchillos flotando alrededor de Erik se incrustaron en el cuerpo de Trask.

Raven no se perdió ni un solo instante del momento hasta que Bolivar Trask dio su último aliento, en su cama personal hecha de su propia sangre.

Extra (Ellie y Yukio):

Abrazó a Ororo el mayor tiempo posible, haciendo reír a la menor.

Me aplastas Ellie— Escuchó que dijo la peliblanca, sonando divertida. Ellie rio dejando que la niña se alejara de su abrazo.

Yukio le sonrió, acercándose a tomarla de la mano, justo después de cerrar la puerta de su casa.

Realizó el recorrido a la casa de Mariko y Logan en compañía de su novia y la hija de ambas, aferrándose a la mano de Yukio el mayor tiempo posible, escuchando la conversación amena y sin importancia llevándose a cabo entre su familia.

Esta era la forma en que las recordaría siempre, tal vez y este sería el último recuerdo que inundaría su mente una vez que le llegara su momento de morir.

Ororo, que todo el tiempo había estado caminando delante de ellas, fue la primera en acercarse a la puerta de la casa de la familia de su novia, abriéndola con confianza.

Ella detuvo el andar de Yukio a través de sus manos entrelazadas.

Ve adentro Ororo— Solicitó, ante lo cual la pequeña asintió, obedeciendo. Ellie se tomó unos segundos para mirar el suelo frente a los pies de su novia, obligándose finalmente a alzar el rostro; Yukio la miró con un deje de angustia, sin embargo, mostrándole una sonrisa pequeña y repleta de dulzura. —Tengo que ir con ellos— La beta no lució ni un poco sorprendida ante sus palabras.

Charles ya te perdonó, Erik también… no tienes que demostrar nada— Ellie asintió ante cada una de las oraciones dichas por su novia.

Lo sé, pero aun así tengo que ir, por mí— Los ojos de Yukio se humedecieron y un mohín leve se volvió el protagonista de su rostro, su novia abrió la boca y Ellie sabía perfectamente lo que le dirían, así que la interrumpió. —No puedes venir también, no porque no seas una guerrera hábil y poderosa o porque crea que esta no es tu batalla también, es por Ororo— Si las dos terminaban… ¿quién cuidaría de Ororo?

Yukio frunció el ceño, dejando que lágrimas recorrieran su rostro.

La beta retiró la humedad con rapidez, Ellie se apresuró en ayudarla, tratando de evitar que terminara lastimándose la piel, pese a que temió que tal vez Yukio se molestaría y no dejaría que se le acercara, su amada se dejó hacer, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

Si te atreves a no volver sana y salva me voy a enojar mucho contigo y no te voy a hablar por una semana— Amenazó su novia. Ellie rio.

Mejor regreso sin un solo cabello fuera de lugar entonces— Yukio asintió mostrándole una sonrisa petulante, para que sus ojos volvieran a humedecerse y se apresurara a abrazarla apretadamente, no había otra cosa que Ellie pudiera hacer más que aferrarse con un sentimiento desesperado acorde a las emociones de la beta.

Se separaron un poco, lo suficiente para poder unir sus labios, sintió lágrimas recorrer su propio rostro.

Ya regreso— Susurró sobre los labios de su novia.

Te estaremos esperando— Le respondieron.


Y… Bolivar Trask estuvo aquí un instante… y después se fue… jajajajajaja

¿Qué dijeron? "¡Esta mujer inestable ya abandonó la historia!", nada, nada, ¿recuerdan que dije que tal vez mi tiempo libre disminuiría?, pues lo hizo *inserte carita triste*, lo que pasa es que ahora tengo dos trabajos porque "Latinoamérica", jajaja, pues bueno, ¿qué se la va a hacer?; es algo temporal, pero por el momento no soy capaz de hacer un capítulo por semana, ¿seguirá habiendo capítulos?, claro, ¿cada cuándo?... No, "pos" quien sabe, igualmente ojalá puedan continuar esta historia junto conmigo hasta el final, muchas gracias por mandarme mensajitos de preocupación, perdón por hacerlos preocupar, pero igual agradezco el gesto.

Muchas gracias por leer.

Espero y este capítulo haya sido disfrutable.