Hola de nuevo, como prometí esta vez no he tardado tanto en poner el capi, puede incluso que mañana ponga el capítulo 8, todo depende de si me da tiempo no. Estoy en plenos exámenes de septiembre en la Universidad y me iré a hacerlos en breves y allí no tengo ordenador allí que no prometo nada.

Bueno, a partir de este capítulo las cosas se empiezan a poner un poco más serias y la tensión que inunda el barco debido a la niña aumenta por momentos.

Esto es sólo un preludio de lo que acontece en capítulos siguientes que es cuando estalla todo realmente.

Muchas gracias por los reviews, espero que os guste!

CAPÍTULO 7: MOTIVOS PERSONALES.

Zoro abrió los ojos lentamente siendo despertado por la suave caricia del sol que entraba por la ventana llegando hasta el sofá dónde descansaba. Miró a su alrededor y vio la cama vacía perfectamente hecha de Nami y que la niña no estaba en la habitación.

Aún somnoliento bostezó abiertamente y se rascó la cabeza, se incorporó en el sofá y se rascó los ojos intentando enfocar mejor la vista, siempre, cuando se acababa de despertar, tardaba unos segundos en poder enfocar bien los objetos de su alrededor.

Se levantó lentamente y se estiró recolocando todos los huesos y músculos de su cuerpo, se puso la camiseta que se había quitado la noche antes para dormir y cogió sus katanas. Una vez se consideró preparado salió de la habitación en dirección a la cocina, suponía que Nami estaría allí, y aunque odiase reconocerlo aunque sólo fuese para sí mismo, se había quedado preocupado por ella por lo ocurrido la noche anterior.

Efectivamente, cuando abrió la puerta de la cocina, lo primero que vio fue a Nami sentada en una silla junto a la mesa y con Arashi en sus brazos, y a Sanji sentado a su lado haciendo el tonto con la niña.

-Oi- espetó secamente Zoro a modo de saludo

-Ya iba siendo hora- dijo sarcástica Nami mirando acusadoramente al espadachín.

-Creíamos que te habías muerto..¡qué decepción!- añadió Sanji lanzándole una mirada de desprecio a su rival.

El peliverde, no sin esfuerzo, ignoró los ácidos comentarios de sus camaradas y se dirigió a lo que era su propósito desde un principio.

-¿Qué tal estás Nami?- preguntó inocentemente el chico más por cortesía que por otra cosa.

La pelirroja reaccionó al instante, abriendo los ojos como platos, dejando apresuradamente a la niña en los brazos de Sanji y arrastrando a Zoro fuera de la cocina .

-SHHHHHHH, CÁLLATE NULO!-

-¿PERO QUÉ PASA? ¡ENCIMA QUE TE PREGUNTO!- arremetió picado el espadachín.

-Ven- Nami agarró el brazo de Zoro, llevándolo a rastras hasta su camarote y empujándolo con fuerza contra el sofá.

-¿PERO QUÉ HACES?- preguntó él confuso y sujetándola con fuerza de la muñeca para que le soltase.

-Zoro, por favor, no le digas nada a nadie de lo ocurrido anoche, y mucho menos a Sanji. Tú más que nadie sabes lo pesados que se llegarían a poner si se enterasen. Y si eso ocurriese vete preparando un buen seguro de vida, para que así a parte de la recompensa por tu cabeza pueda cobrar una indemnización por el esfuerzo de llevarte hasta un cuartel de la Marina-

El espadachín, ante la amenaza tragó saliva y se hundió en el sofá en un instinto defensivo, cogiendo un cojín protegiéndose con él como si del más resistente escudo del Mundo se tratase.

-Vale, vale, tranquila, no diré nada-

-Gracias Zoro- la chica se dejó caer derrotada en el sofá apoyó la cabeza entre sus manos intentando aliviar la maraña de pensamientos que pasaban por su mente en esos momentos.

-¿Quieres hablar del tema?- preguntó Zoro intentando romper el incómodo silencio que se había formado entre ellos.

-No hay nada que hablar- y punto en boca, si Nami decía que no había nada de que hablar, no lo había.

Si había algo en lo que se parecían el espadachín y la navegante era en que para hablar de su pasado y demás temas personales, ambos eran muy reservados y callados, y nada gustosos de ir contando su vida a los demás. Y otro punto en el que se parecían, era en que a ninguno de los dos les gustaba pedir ayuda, preferían resolver sus problemas por sí mismos, sin necesidad de que nadie más supiese de sus desgracias. Ambos estaban acostumbrados desde bien pequeños a afrontar todo solos, sin nadie que les diese el más mínimo apoyo ni que tuviese la mínima compasión.

Nami se levantó sin mediar palabra alguna y le hizo un gesto con la cabeza a Zoro para que la siguiera. El chico obedeció sin queja alguna y cerró la puerta tras de sí cuando salieron del camarote.

-Si tardamos en ir Sanji se pondrá histérico y me empezará a buscar por todo el barco-

Zoro asintió dándole la razón a la chica, y ambos se dirigieron a la cocina, donde el rubio, ya ansioso, jugaba con la niña, que reía descontroladamente.

El cocinero miró amenazadoramente al peliverde, que le correspondió con una mirada triunfante y sonrió impertinentemente haciendo rabiar así al otro joven. Sanji, crispado, se levantó dejando a la niña en brazos de Nami y arrastró a Zoro fuera de la cocina al igual que había hecho antes la chica.

-¿Qué quería Nami-san de ti?- estalló el cocinero una vez estuvieron lo suficientemente apartados del resto de la tripulación y sin peligro de que alguien oyese su conversación.

-Nada que te importe, ahora si me haces el favor, voy a desayunar- contestó crispado Zoro, empezándose a cansar de la situación.

- Pues sí me importa, me importa mucho el tipo de cosas que le hayas podido decir a mi princesa- Sanji cogió a Zoro del cuello de la camiseta y le miró retándolo, aguantándose las ganas para partirle la cara.

-Mira figurín, si da la casualidad de que Nami confía en mí para contarme ciertas cosas que a ti no quiere ni mencionarte no es culpa mía, y ahora DEJAME- el espadachín se soltó de Sanji empujando a éste contra la barandilla y dirigiéndose de nuevo a la cocina, ignorando los insultos del cocinero.

El rubio se quedó en la cubierta, no se sentía con las fuerzas suficientes como para ir a la cocina y enfrentarse a la acusadora mirada de Nami y a la expresión de victoria que seguramente luciría Zoro en ese momento. Tras estar unos minutitos al Sol y decidir que hacía calor, Sanji optó por ir a cambiar su traje habitual por unos pantalones negros de raya diplomática y una camisa de manga corta roja, adornando su atuendo con una fina corbata también negra.

-Con esto Nami caerá a mis pies, seguro- se dijo a sí mismo mientras se miraba en el espejo y se peinaba por enésima vez en lo que iba de mañana

Un poco más animado, el cocinero fue en búsqueda de su princesa, la cual estaba aún en la cocina con el espadachín. Ignorando por completo al peliverde, el rubio se acercó a Nami, cogió la mano de ésta con suavidad y la besó ceremoniosamente en el más puro estilo "príncipe de cuento"

-Nami-san preciosa, me preguntaba si esta bella y dulce damisela me honraría esta noche con una cena a solas conmigo- dijo él cogiendo las manos de Nami entre las suyas y arrodillándose ante ella.

Zoro puso los ojos en blanco y resopló ante la escena, aguantándose las ganas de darle un puñetazo al cocinero por gilipollas.

-Por favor, lo que faltaba por ver- comentó hastiado el espadachín.

-Sanji-kun, es que así tan de repente, tengo que cuidar a la niña y..-

-La cena sería en el barco… por favor Nami-san…-

-Pero..-

-Por favor….-

-Vale, está bien, pero no te pases ni un pelo ni intentes nada, eh? Más te vale a no se que mañana para desayunar haya tostadas untada con paté de Sanji.-

El rubio tragó saliva pero asintió eufórico para posteriormente besar repetidamente las manos de Nami, que acabó propinando un empujón al chico para que la soltase.

-Sanji-kun sino dejas de hacer el imbécil me lo replantearé-

-NO, NO no Nami-san, ya paro ya paro.- el chico se detuvo al instante y se sentó junto a la mucha, mirando a Zoro, que estaba enfrente de él con sorna y una expresión de victoria en el rostro. El aludido se rascó la cabeza sin comprender pero le dirigió igualmente una mirada de odio al cocinero, pues nunca estaba de más. Nami, no pudiendo aguantar el ambiente hostil que en un momento se había formado, salió de la cocina sin mediar palabra con ninguno de los dos, dejando a ambos en el más absoluto de los silencios e insultándose mutuamente a base de miradas.

La hora de la comida llegó, como cualquier otro día, bajo la insistente voz de Luffy rogándole a Sanji que acabase de cocinar. Esta hora solía ser la única en la que se reunían juntos los tripulantes del barco, ya que había muchas veces que aún viviendo en un espacio tan reducido algunos camaradas sólo se veían en ese tipo de reuniones.

Luffy y Usopp comían ávidamente de sus platos, Chopper intentaba competir con ellos pero se atragantaba continuamente no pudiendo dar más de tres bocados sin que le sobreviniera un repentino ataque de tos. Robin, pro su parte, comía un poco más alejada del resto en búsqueda de algo de tranquilidad, mientras que Sanji, Zoro y sobre todo, Nami, se turnaban entre ellos para echarles la bronca al trío diabólico por comer y comportarse como auténticos cerdos maleducados.

-¡No puedo más!-chillo de repente Nami consiguiendo provocar un silencio absoluto en la cocina- me crispáis, mosqueáis e irritáis todas y cada una de las personas que estáis en esta sala- dijo ella visiblemente indignada y señalándolos a todos unos por uno mirándolos con cara de odio contenido. Tras ello se levantó de golpe tirando la silla y haciendo que ésta chocase estruendosamente contra el suelo, para posteriormente salir de la cocina a zancadas dando un portazo y dejándolos a todos boquiabiertos.

-¿Y a esta qué le pasa?- se aventuró a preguntar Luffy.

-Le habrá dado otra venadas de las suyas, o tendrá la regla…yo que sé-

-Yo la comprendo, sois inaguantables- dijo Robin con indiferencia y dando un bocado del pescado que había en su plato.

-¡Qué mal genio le ha entrado de golpe!- añadió Usopp robando una patata del plato de Chopper.

-Eh, que eso es mío… puede que esté enferma, luego iré a visitarla-

-¡CALLAOS! DEJAD DE HABLAR DE NAMI-SAN DE UNA MALDITA VEZ- Sanji se levantó hecho una furia y lanzó su mandil a lo primero que encontró en su campo de visión, que resultó se Zoro, para posteriormente seguir el ejemplo de la navegante y saliendo de la cocina dando otro portazo

-Si alguien se vuelve a enfadar y sale de la cocina que el portazo se lo imagine por favor. El Going Merry no está para estos trotes- dijo Usopp preocupado por la integridad del barco, que, realmente, estaba que se caía a cachos

-No me estoy enterando de nada- dijo Luffy con toda la sinceridad del Mundo

-Pues ya somos dos- añadió Usopp.

Los presentes en la cocina acabaros de comer tranquilamente, intentando entre todos encontrar una respuesta lógica a lo sucedido, pero sin lograrlo, así que finalmente optaron por acabar la comida y dejar a Zoro fregando ya que era su turno.

Mientras tanto, en la cubierta, Sanji buscaba a Nami desesperadamente imaginándose lo peor. Cuando ya lo daba todo por perdido e iba a visar a sus camaradas de que la navegante se acababa de tirar por la borda la encontró sentada en un rincón abrazándose a sí misma.

-Nami-san…- se aventuró a decir el cocinero.

-¿Qué quieres?- dijo ella molesta

-¿Estás bien?- preguntó él preocupado.

-Perfectamente,¿no me ves?.. ahora te agradecería que me dejases sola un rato-

-Pero Nami-san preciosa, ¿Qué pasó antes?-

-NADA ahora déjame por favor-

-Nami-san si quieres hablar o algo-

-QUE ME DEJES EN PAZ DE UNA VEZ IMBÉCIL, ¿CÓMO QUIERES QUE TE LO DIGA, EN VERSO?-

-Na…Nami-san-

Sanji se dio la vuelta y se dispuso a marcharse, totalmente hundido y echo polvo. Las palabras de la navegante le habían hecho mucho daño, pero eso es algo que él nunca reconocería y menos delante de ella. En cuanto Nami se encontrase mejor haría lo de siempre, actuar como si todo estuviese olvidado y volver con sus rituales de apareamiento en busca de algo de atención por parte de la muchacha.

La navegante, por su parte, se maldecía a sí misma por la reacción que acababa de tener. La situación en la que se encontraba en la cocina momentos antes, y la presencia de Arashi, le hacían recordar tanto su pasado que una maraña de sentimientos se agolpó en su cabeza, estallando de la forma que era el principal medio de expresión en Nami, la ira. Le iba a costar, pero una vez las cosas en su cabeza se hubiesen calmado iba a tener que pedir perdón uno por uno a todos los tripulantes del barco. Le fastidiaba mucho tener que humillarse así, pero era la única forma de demostrarles que realmente no pensaba eso de ellos. Ahora más que nunca le debía esa cena a Sanji, sabía que él la perdonaría incluso antes de que le pidiese perdón, Luffy lo olvidaría enseguida y Usopp se haría el ofendido pero aceptaría las disculpas sin rechistar. A Robin le daba un poco igual, y el pobre Chopper estaría tan deprimido que en cuanto se disculpase el renito se iba a echar a llorar descontroladamente de la emoción. Pero había cierto personaje con el que iba a ser más difícil lidiar, el famoso espadachín Roronoa Zoro, conocido en los siete mares por su destreza con la espada y su carácter frío y severo.

Nami suspiró, intentando encontrar en su mente, ahora más clara, la forma de conseguir que Zoro la perdonase.

La navegante pudo oír a Arashi, que al parecer y por los sonidos que allí le llegaban, debía estar jugando con Luffy, la chica sonrió para sí y se dispuso a comenzar con su dura labor, la de pedir perdón a sus camaradas

-Chicos- musitó débilmente la chica a la vez que se acercaba a Usopp y Luffy, que tal y como había imaginado, estaban con la niña.

Ambos miraron extrañados a la navegante, Usopp incluso llegó a intentar protegerse poniéndose tras de Luffy, deseando que a Nami no le diese otro ataque de rabia.

-Ne, lo siento mucho, no se que me pasó antes, no debí pagarlo con vosotros.-

-Tranquila Nami no pasa nada ya está olvidado- dijo Luffy con una sonrisa de oreja a oreja

-Si, sí tranquila, que sepas que me dolió- añadió Usopp en una falsa mueca de tristeza.-pero te perdono porque soy muy buena persona- Nami lo miró suspicaz, sabía perfectamente que la perdonaba por miedo, no porque fuese buena persona, ya que ella, de eso tenía más bien poco. Una vez satisfecha se dirigió a su siguiente objetivo, Nico Robin, que leía tumbada en la hamaca a unos metros de Nami .

-No hace falta que te disculpes navegante, te entiendo perfectamente-

-Gracias Robin-

-Anda ve a hablar con Sanji y Chopper, ambos están hechos polvo-

Dicho y hecho, la navegante no dudó en ir en busca de Chopper, el cual estaba acurrucado en el camarote de los chicos, con los ojos llorosos y luchando por no estallar en un estruendoso llanto.

-Chopper?- dijo Nami con delicadeza apoyando su mano derecha sobre la cabeza del renito.-¿me perdonas?

El médico de a abordo asintió y acto seguido se echó a llorar abrazándose de la navegante como si de un niño pequeño se tratase. La chica le correspondió y le achuchó un ratito, hasta que el llanto del reno cesó y tras darle un pequeño beso en la mejilla fue en busca de su siguiente víctima, Sanji.

El cocinero miraba al horizonte en la cubierta de la parte trasera del barco, donde estaba completamente solo. Se había quitado la corbata dejándola atada a la barandilla, y se había desabotonado su impecable camisa.

Nami se acercó a él por detrás sin hacer el más mínimo ruido y cuando estuvo lo suficientemente cerca apoyó su cabeza en la espalda del cocinero haciendo que éste se sobresaltase.

-Nami-san- dijo él con voz débil y apagada.

-Sanji-kun, lo siento muchísimo. No tenía que haberte tratado así, ¿me podrías perdonar?- preguntó ella sin atreverse a levantar la vista del suelo para mirar a su interlocutor.

El cocinero cogió con suavidad la barbilla de la chica con su mano derecha, y la obligó a mirarle.

-Nami-san, sólo te perdonaré si me cuentas que te ha pasado-ante esta respuesta ella apartó la mirada hacia un lado y tras un gran suspiro se decidió a contestar.

-Esta noche en la cena, te lo prometo-

-OHHH NAMI-SWAAAAAAAAAAAAAAAAN VAS A CENAR CONMIGO SOY EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO!- toda la seriedad que pudo haber en el ambiente momentos antes se evaporó en un instante dando paso a una atmósfera empalagosamente dulzona proveniente del cocinero, que se lanzó contra Nami en un fútil intento por tenerla entre sus brazos.

-Bueno Sanji, esta tarde llegaremos a la isla e iremos de compra, ne? Matta nee- dijo ella en un desesperado intento por huir del cocinero yendo directamente a la parte delantera de la cubierta para ir a hablar con Zoro, el cual aún seguía fregando.

En cuanto Nami entró en la cocina, despertó al atención del chico, que se quedó mirándola durante unos segundos y posteriormente la ignoró y siguió a lo suyo, pasando descaradamente de ella. La navegante, para disimular se acercó a la nevera y cogió la jarra de cristal que tenían con agua fresca, viendo horrorizada que su plan no había funcionado, pues todos los vasos que había estaban sucios.

-Zoro, en cuanto acabes con ese vaso pásamelo por favor-

El chico terminó de fregar el vaso y lo dejó con furia sobre la mesa, provocando un fuerte ruido haciendo que la chica diese un pequeño bote sin moverse del sitio y se acercase a cogerlo un poco cohibida.

-¿Estás enfadado?- Zoro ni se dignó a contestar, ya no a hablar, ni siquiera a mirarla y siguió fregando como si nada, eso sí, posando cada vez con mas furia los utensilios que iba aclarando. Tanto iba a aumentando su irritación que llegó un momento que apoyó el vaso en la encimera con tal fuerza que éste estalló, rompiéndose en mil pedazos y provocando algunas heridas en la mano de Zoro.

-¿Estás bien?-

Otra vez, la navegante se quedó sin respuesta.

-Pues anda y que te den – espetó ella furiosa saliendo de la cocina con un portazo.

¿Quién demonios se creía ese tipejo? Encima que se preocupaba en disculparse al baka de Zoro no se le ocurría cosa mejor que ignorarla y ni dignarse a mirarla. Pues por ella se podía ir un poquitito a la mierda, podía vivir perfectamente sin tener el perdón de un musculitos descerebrado con el pelo de lechuga, la sensibilidad bajo cero y un coeficiente intelectual inferior al de un mosquito con sobredosis de pastillas.

Los pensamientos de Nami se vieron interrumpidos por los gritos de "UNA ISLA, UNA ISLA" que daba Luffy desde lo alto del mástil, donde estaba con Arashi. Tras una larga y cansina bronca de la navegante hacia el moreno por subirse a esos sitios tan peligrosos con la niña.

-¡REUNIÓN GENERAL!- anunció Nami desde la cubierta a la vez que arrebataba a Arashi de los brazos de Luffy.

Sanji apareció como una exhalación y se situó al lado de Nami, rodeando la cintura de la chica con su brazo. La navegante, se lo permitió por una vez, al fin y al cabo, hoy tendría que ser un poquito más tolerante con todos para compensar lo anterior, bueno tolerante con todos, menos con ese inútil y descerebrado espadachín.

Usopp y Chopper aparecieron juntos, mientras que Robin llegó caminando tranquilamente y con cara de no tener muchas ganas de reunirse.

El último en irrumpir en escena fue Zoro, y en el momento en el que lo hizo, la tensión entre él y Nami era tan evidente y tan hostil que se podía cortar con un cuchillo. El cocinero, al notar bajo su brazo como el cuerpo de la navegante se estremecía de rabia al hacer aparición el peliverde, no pudo evitar dirigir una mirada de odio contenido a éste, que actuó dedicándole su expresión "mírame como quieras me da igual porque soy mejor que tú".

-Bueno, como ya habréis sido capaces de deducir por los gritos de Luffy y la gran masa de tierra que hay allí al fondo- dijo Nami señalando hacia la isla que se encontraba detrás suyo- estamos llegando a una isla… aunque bueno, ahora que lo pienso puede que algún espadachín que otro aún siga sin enterarse- la chica hizo este último comentario con un tono burlón en su voz, lo que hizo exaltarse al espadachín que no dudó en replicarla.

-¡Oi, Nami, conmigo no te pases ni un pelo!-

-TÚ A NAMI-SAN NO LE CHILLAS- amenazó el cocinero al peliverde.

-Hay paz, haya paz. Bien navegante ¿para qué nos has reunido?- la siempre conciliadora Robin detuvo a Sanji y Zoro con ayuda de sus brazos "mágicos" y se acercó a su compañera esperando una respuesta.

-Como iba diciendo antes de que el cabeza de lechuga me interrumpiese, vamos a llegar a una isla. Tenemos que decidir quién se queda cuidando del barco y quiénes pueden salir al pueblo. Yo ya aviso, tengo que ir a comprar cosas para Arashi-chan

¿Alguien más tiene que hacer algo importante en el pueblo?-

-Comprar medicinas- dijo Chopper

-Y yo comida y cigarrillos- añadió Sanji.

-Bueno, entonces, ¿alguien se ofrece para quedarse en el barco?-

-Yo- dijo Robin desinteresadamente

-Yo también, tengo que trabar un poco en la reparación del Going Merry- añadió Usopp

-Bien entonces, Robin y Usopp os quedáis, Sanji y Chopper vais a comprar comida y medicinas, Luffy….bueno haz lo que quieras y yo tengo que ir a comprar cosas para Arashi-chan, Zoro te vienes conmigo.-

-¿Cómo qué? ¿Y POR QUÉ?- dijo él furioso ya que aún estaba MUY enfadado con ella y no tenía ninguna gana de pasar toda la tarde de compras con la navegante.

-¡CÓMO DEMONIOS QUIERES QUE CARGUE CON LA NIÑA Y CON TODO LO QUE LE TENGO QUE COMPRAR!¿ERES TONTO O TE LO HACES?-

-ME LO HAGO PARA PODER ESTAR A TU NIVEL DE INTELIGENCIA-

-ESO ES ALGO QUE NUNCA LOGRARÍAS NI CON AÑOS DE ENTRENAMIENTO, ¡NULO!-

-MIRA QUIÉN FUE A HABLAR, LA QUE ES INCAPAZ DE MATAR UNA MOSCA-

-PUES NO, UNA MOSCA NO LA MATO PORQUE TIENE MÁS DERECHO A VIVIR QUE UN INÚTIL COMO TÚ-

-TU A NAMI-SAN NO LE HABLAS ASÍ CABEZA DE CACTUS-

-APÁRTATE FIGURÍN CALENTURIENTO-

-ZORO ESTO ES ENTRE TU Y YO DEJA EN PAZ A SANJI-KUN-

-OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH NAMI-SWAAAAAAAAAN!gracias por preocuparte por mí-

-PERO QUÉ LAMECULOS ERES, MALDITO CALZONAZOS-

-CALZONAZOS LO SERÁS TÚ ESPADACHÍN DE PACOTILLA-

-ZORO, QUE DEJES A SANJI-KUN EN PAZ-

-HARÉ LO QUE QUIERA MALDITA ARPÍA, TU NO TIENES PODER SOBRE MÍ COMO SOBRE ESTE ESTÚPIDO COCINERO-

-¿QUIERES VER TODO EL PODER QUE TENGO SOBRE TI IMBÉCIL?-

-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-

-No Arashi-chan, no llores, tranquila, tranquila no pasa nada ¿veis lo que habéis conseguido?- acusó Nami acunando a la niña en sus brazos.

-¡Pero si ha sido por tu culpa!-

-Zoro ni se te ocurra pensar eso-

-No sólo lo pienso, también lo digo-

-Cabeza de lechuga, deja de meterte con Nami-san-

Robin, cansada de la situación y viendo que el tema no iba con ella, se fue sin gana ninguna de aguantar otra discusión entre la navegante el espadachín y el cocinero. Chopper la siguió, asustado por la situación, al igual que Usopp, que arrastró a Luffy en dirección a la cocina con la excusa de ir a picar algo.

-Menos mal que la niña, ya se ha calmado..y no gracias a ti Zoro-

-¿Pero qué te pasa hoy conmigo?- dijo confuso el espadachín, tan confundido porque la navegante la hubiese tomado con él, que fue incapaz de enfadarse.

-Quizás se haya dado cuenta de que eres inaguantablemente imbécil- dejó caer Sanji indiferentemente, sabiendo que esto irritaría al peliverde.

-Sanji-kun ahora no te pases tú, y dejad de discutir, que vais a volver a molestar a la niña- dijo Nami crispada.

-Me callaré cuando me digas que tienes en contra de mí así de repente-

-¿Qué que tengo en contra de ti? No sé..veamos, déjame pensar… puede que sea que tras tragarme todo por lo que estoy pasando, cuando se me ocurre ir a disculparme contigo por haber estallado te dediques a ignorarme y menospreciarme… eh? Quizás sea eso lo que me pasa. Pero da la casualidad de que en tu vocabulario sólo existen las palabras "Yo, mi, me conmigo" y que eres incapaz de escuchar a nadie- Nami soltó toda la parrafada tranquilamente, sin alterarse un ápice y mirando fijamente y con desprecio a Zoro, consiguiendo que éste se estremeciese. Seguidamente la joven fue hacia los camarotes y cerró la puerta tras de sí de un portazo, dejando a ambos chicos totalmente anonadados en mitad de la cubierta.