Y vuelvo prontito again! Quería haber puesto esto por la mañana para poder poner otro por la noche pero de nuevo he tenido problemas con la red T-T (internet me odia).

Y llegamos a un capítulo en el que se medio-solucionan los problemas más gordos que han surgido en capítulos anteriores aún así todavía tendréis que esperar otro capítulo más para que se solucionen por completo.

Poco a poco vamos acercándonos más al final pues quedan sólo 5 capítulos más aunque eso sí, líos vuelve a abarre (y siempre los habrá MUHAHAHAAHHA)

Muchas gracias a todos de nuevo tanto por leerme como por los reviews y sin más dilación paso a contestar los anónimos.

-Camila: no sabes lo que me ilusiona que me digas eso! Me alegra tanto que te hayas emocionado leyendo el fic que me estoy emocionando yo de verdad!Muchas gracias por el review y espero que te guste este capítulo, un besazo!

-Venica-chan: No he tardado mucho en colgar el capi , eh? Y seguramente mañana ponga el siguiente aunque todo depende de si mi conexión me lo permite o no ¬ ¬. Apoyémonos mutuamente desde la distancia en nuestros exámenes de septiembre!Los superaremos!Muchísimas gracias por el review y tu comentario, me han hecho muchísima ilusión. Un besote muy grande y mucha suerte en los exámenes.

Y sin más os dejo con el capítulo, espero que os guste!

CAPÍTULO 10: ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE

Sanji despertó sobresaltado y sin saber dónde se encontraba. Abrió los ojos desorientado y los notó hinchados y doloridos, miró a su alrededor y se vio a sí mismo en el camarote de las chicas, sobre la cama de Nami.

Empezó a recordarlo todo poco a poco, estaba tan agotado que se había quedado dormido mientras lloraba. Se miró en un espejo próximo al armario que tenían las chicas en la habitación y se vio hecho polvo. Los ojos enrojecidos y unas marcadas ojeras acompañadas también de bolsas alrededor de los párpados. Su piel estaba más pálida de lo habitual, y su pelo estaba enmarañado y muy enredado. Se pasó la mano por la cara intentando encontrar un rostro más parecido al que lucía habitualmente al retirarla, pero, evidentemente, no funcionó..

-Nami….- ni siquiera pudo decir su característico "san" antes de romper a llorar de nuevo. Estaba destrozado, se acababa de dar cuenta de cuánto la necesitaba, cómo habitualmente dicen "nunca sabes lo que tiene hasta que lo pierdes", antes ya creía que tenía una joya a su lado, pero ahora que ya no estaba con él, se dio cuenta de que tenía mucho más valor del que pensaba en un principio.

Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y respiró profundamente varias veces, una vez se hubo tranquilizado fue al baño y se lavó la cara, se peinó y fue hacia la cocina deseando que sus camaradas no le hubiesen oído. Al entrar en la habitación se dio cuenta de que, para su desgracia, sí le habían oído. No había más que ver las miradas de preocupación que le dedicaron Usopp y Chopper para averiguarlo.

-¿Estás bien Sanji?- preguntó nervioso el artillero.

- Sí, sí, no es nada ya se me pasará- respondió el cocinero forzando una sonrisa y encendiendo un cigarro con manos temblorosas.

El cocinero echó un vistazo a su alrededor y vio que Chopper, que ahora leía, había estado llorando también. Robin estaba inmersa en una novela, pero aún así miró al cocinero y le sonrió amablemente, un gesto que, aunque levemente, consiguió animarle.

-¿Y los demás?- preguntó el cocinero sin mucho interés.

- Han ido a buscar a Nami- contestó Chopper con la voz aún temblorosa.

-¿Zoro también?-

-Sí, y además nos dijo algo como "Decidle a ese estúpido cocinero que esta noche volveré con Nami, o no volveré".- añadió Robin dejando el libro a un lado.

-¡Ese baka! Más le vale que cumpla su promesa, porque como vuelva sin Nami-san lo mataré- dijo el rubio arrugando su paquete de cigarrillos en una mano.

-¿No vas a ir tu también, cocinero?-

-Pues claro que sí, pero antes necesito comer algo, no pruebo bocado desde ayer y me voy a quedar sin fuerzas para buscarla-

El chico se levantó y se preparó una taza de café, que acompañó con unas cuantas galletas y un trozo de tarta que había sobrado de la noche anterior. Comió son ganas, más esparciendo la tarta por el plato que llevándosela a la boca, lo que sí que tomo en demasía fue café, del cual se acabó bebiendo cuatro tazas con la excusa de que no había dormido y necesitaba mantenerse atento para encontrar a su pelirroja..

Tras llenarse el cuerpo de cafeína, el rubio decidió ir a ducharse para despejarse un poco se cambió de ropa. Una vez se consideró preparado salió de nuevo en busca de su querida Nami-san.

El aire fresco que recorría la ciudad, jugueteó con la corta melena del rubio, haciéndole cosquillas en la nuca con la punta de sus cabellos. El rubio se puso sus gafas de Sol y se decidió por buscar una por una en todas las posadas de la ciudad. Nami se tenía que haber quedado a dormir en algún sitio, y si la conocía tan bien como él creía, no lo iba a hacer en mitad del bosque teniendo el dinero suficiente como para permitirse una cama caliente y un desayuno nutritivo. Y más aún teniendo en cuenta que estaba con Arashi.

Parece mentira que desde que Zoro les había confesado que por su culpa Nami se había ido nadie hubiese hablado de Arashi-chan. Al fin y al cabo era la más desvalida de las dos y la que necesitaba más atención, pero claro, todos sabían que si la pelirroja volvía la niña también, así que lo primordial era encontrar a la navegante.

Lo primero que hizo el cocinero fue buscar un mapa del pueblo donde viniesen indicadas todas las posadas, así podría localizarlas fácilmente e ir tachando las que ya había visitado.

No tardó mucho en lograr su objetivo, ya que en el mercado, había un puesto donde vendían mapas de la ciudad con todos los sitios de interés para turistas marcados en él, entre ellos, evidentemente, los posibles alojamientos para pasar la noche. Se dirigió al que más cerca le quedaba, una posada de mala muerte regentada por un hombre que desprendía un no muy agradable olor corporal y que escupía al hablar. Ni siquiera preguntó, estaba totalmente convencido de que Nami jamás se alojaría en un sitio así, era demasiado cutre para una joya en bruto como ella. Tachó de inmediato la posada en el mapa, y cuando se iba a dirigir a la siguiente se encontró con Luffy, que se acercó a él corriendo con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Hola Sanji!¿qué tal estás?-

-Bastante mejor, gracias por preguntar- contestó Sanji intentando sonreír pero consiguiendo en su lugar una mueca triste y desesperada.

-Vamos anímate, seguro que la encontramos. Y si no nos encontrará ella a nosotros, al fin y al cabo es Nami-chan – dijo Luffy con un tono bastante más serio de lo habitual en él

-¿Nami-chan?¿a qué viene eso?- preguntó confuso el rubio

- Me gusta como suena. Bueno, voy a seguir buscando, si la encuentras avísame-

Luffy se despidió de su compañero efusivamente y salió corriendo en dirección contraria a la que había venido, gritando el nombre de la chica a los cuatro vientos. "Como si eso fuese a servir de algo", pensó el cocinero.

El chico se dirigió a la siguiente posada. Esta estaba bastante más limpia y era bastante más agradable que la otra. La atendía un chico joven, muy simpático, que respondió todas las preguntas que Sanji le hizo sin quejarse y sin rechistar, pero tampoco obtuvo ningún tipo de información que le pudiese resultar útil. Tachó esta posada también del mapa y se dispuso a ir a la siguiente.

Una posada un poco más cara, quizás demasiado para alguien como Nami, la cual se conformaría con algo como lo que había visto justo en el local anterior. Dejó ésta como una posible opción, pero no entró a preguntar al ver muy poco probable que Nami hubiese pasado la noche en un sitio tan caro.

Empezándose a desesperar de nuevo, el joven fue en busca de la siguiente posada, donde tampoco le aclararon nada, y así en la siguiente y en la siguiente….Al final sólo le quedaban dos, la primera a la que fue en la que no se había atrevido a preguntar por puro asco, y la tercera, que había descartado por ser demasiado cara.

Preguntó en ambas, y para su desgracia, descubrió que en ninguna de las dos posadas sabían nada de la pelirroja.

El cocinero decidió volver al barco para hacer la comida, sus camaradas le estarían esperando y puede que Nami hubiese decidido volver en el último momento y estuviese allí. Animado por su propia mentira, fue prácticamente corriendo hasta el Going Merry, al cual llegó en pocos minutos deseoso de que la navegante hubiese vuelto.

Como esperaba, la chica no había dado señales de vida por allí tampoco, así que aguantándose las ganas de emprenderse a tortazos con todo el que se le pusiese por delante, se encerró en la cocina y se dispuso a hacer la comida para sus compañeros.

Luffy llegó armando jaleo, como siempre, y pidiendo carne a gritos, él tampoco había conseguido nada de información con respecto a la pelirroja, lo que hizo que el rubio se preocupase aún más.

Zoro, cumpliendo su promesa, no apareció por el Going Merry, ni para comer, aunque era una mala noticia, ya que quería decir que él tampoco había encontrado a la navegante.

Sanji sirvió los platos sobre la mesa malhumorado, comió con desgana y no se llegó a acabar lo de su plato, que, cómo no, acabó en el estómago de Luffy. Una vez hubieron acabado, el rubio empezó a recoger los platos pesadamente, y los fue dejando con delicadeza en el fregadero, ya los limpiaría luego.

-Así que tú tampoco encontraste nada Luffy-

-Nada de nada, nadie recuerda haberla visto, no responde a mis gritos, nada.-

-Yo me he recorrido todas las posadas del pueblo, pero en ninguna sabían nada de ella, lo que me da pie a pensar que los ha sobornado de alguna forma.-

-Que perspicaz puedes llegar a ser, cocinero- le espetó sarcástica Robin.

-¿Y qué podemos hacer?- preguntó el reno mirando a su capitán.

-Quedarnos hasta que vuelva- dijo Luffy secamente no dando oportunidad de réplica.

-¿Pero y si no vuelve nunca?- dijo nervioso Usopp

-Pues este barco nunca zarpará, pero yo de este pueblo no me voy sin mi navegante-

-Piensa en qué entonces no podrías ser el rey de los Piratas-

-Si no tengo a mi navegante no puedo serlo- punto y final, Luffy dio por terminada la conversación, al igual que Usopp, que se quedó sin argumentos para rebatir a su capitán.

- Voy a darme una última vuelta por el pueblo, volveré para hacer la cena, no os preocupéis- Sanji bajó del barco de un saltó y se dirigió de nuevo al centro de la isla, incluso él veía las posibilidades de encontrarla prácticamente nulas, pero si él se rendía, quién iba a buscarla entonces.

Se sentó en un banco de la plaza central del pueblo con intención de fumarse un cigarrillo. Encendió su gran tesoro y dio una gran calada, en un fútil intento por relajarse y conseguir pensar con claridad. Fue entonces cuando consiguió vislumbrar a alguien conocido para él por el rabillo del ojo. En un principio se sobresaltó al pensar que podía ser Nami-san, pero al observar mejor de quién se trataba no pudo evitar poner una mueca de desprecio. El personaje en cuestión también le vio, y se dirigió a él andando a zancadas y con paso decidido, como si nada o nadie le pudiese detener.

- ¡Oi Sanji! ¿Sabes algo de Nami?- preguntó Zoro al cocinero a la vez que se rascaba la cabeza.

- No, gracias a cierta persona que está a mi lado en estos momentos-

-Oye mira, lo siento, no quería hacer que se fuese. Simplemente estaba muy enfadado y no medí bien mis palabras, si tan mal le sentaron no es culpa mía-

Sanji iba replicar pero se calló, sabía, aunque le doliese admitirlo, que Zoro tenía razón en parte, pero aún así nunca le perdonaría esto.

-¿Es verdad eso de qué si no la encuentras no volverás?- preguntó Sanji curioso

-Sí, ha sido culpa mía y yo lo solucionaré, y hasta que no lo consiga no volveré por allí.-

.-No esperaba algo así viniendo de ti, con las facilidades que tienes para librarte de las culpas, pensé que inculparías a Nami, o a mi, vete tú a saber-

-Que buen concepto tenéis todos de mí- dijo el espadachín medio ofendido medio sarcásticamente.

-El que tú nos das- replicó el cocinero..

Zoro lo miró con rabia y se sentó junto a él en el banco, dando un gran suspiro y bostezando abiertamente. Sanji, acabó su cigarrillo y lo tiró al suelo, apagándolo con el pie nada más hacerlo. Se levantó lentamente del banco, se estiró y empezó a caminar para proseguir con su búsqueda.

-Oi,¿dónde vas?-

-A seguir buscando- un incómodo silencio se produjo entre ambos, y Sanji, para escapar de él, comenzó a caminar de nuevo alejándose de allí con rapidez.

-Espera, voy contigo, cuatro ojos ven más que dos.- Zoro le alcanzó corriendo y caminó a su lado, sin ni siquiera mirarle.

Los chicos, caminaron en silencio recorriendo el pueblo durante una media hora sin encontrar rato alguno sobre la navegante. Cada vez que Sanji oía la voz o el llanto de un bebé miraba en la dirección de la que provenía ansioso, esperando encontrar a Arashi-chan y junto a ella a Nami-san, pero para su desdicha, no fue así. El cocinero se detuvo se llevó las manos a la cabeza, desesperado, y comenzó a masajear sus sienes para intentar tranquilizarse. Zoro se paró a su lado y le observó, realmente el rubio estaba tan afectado por el tema como Zoro pensaba, puede que incluso más. No tardó en darse cuenta de que por culpa de sus palabras no sólo había dañado a Nami-san, sino también al resto de la tripulación, especialmente a Luffy, Chopper y Sanji.

-¿Qué tal Chopper?- preguntó Zoro para intentar aliviar la tensión del ambiente.

-Mal, yo no estuve presente, pero según me dijo Robin estuvo un buen rato llorando-

-¿Y tú donde estab…?- el espadachín, al darse cuenta en el último momento de su error se calló al instante y siguió caminando.

-Sabes perfectamente donde estaba, lo siento pero no soy tan duro como tú y de vez en cuando lloro, sobre todo si he perdido a la persona que más quiero-

-Oye a mi no me vengas con sentimentalismos, eso déjalo para Nami cuando la encontremos-

-Si la encontramos- replicó el cocinero desesperanzado.

-La encontraremos-

-PUES DIME TÚ DÓNDE, SINO ESTÁ EN NINGUNA POSADA, EN NINGÚN RESTAURANTE EN NINGÚN LUGAR DE ESTE ODIOSO Y PATÉTICO PUEBLO - estalló finalmente Sanji con lágrimas a punto de brotar de sus ojos.

-¿Has buscado en las tabernas?-

-No- dijo Sanji sorprendido consigo mismo por no haberlo hecho aún.

-Pues entonces no digas que todo está perdido-

Zoro tiró del cocinero y lo empujó dentro de una taberna que había enfrente suyo. Allí la buscaron con la mirada y preguntaron tanto a los clientes como a los que allí trabajaban, pero tampoco obtuvieron ningún tipo de información que les pudiese servir para algo. Repitieron la operación en otras 4 tabernas más y en todas ocurrió lo mismo, nadie sabía nada de la chica. Sanji volvió a desesperanzarse de nuevo, sabía que no podía haber desaparecido así como así, pero teniendo en cuenta que ya había pasado un día desde que la perdieron bien podía haber robado un barco y estar muy lejos de allí.

-¿Dónde está, dónde está? No puede haberse ido así como así, ¡sin despedirse siquiera!-

-Ya lo hizo una vez, por qué no iba a volver a hacerlo-

-En aquel caso fue distinto, y lo sabes perfectamente. Además de eso hace mucho, ahora ya somos camaradas-

-Si tú lo dices, yo nunca me he fiado totalmente de ella-

-Me parece que estás olvidando la razón por la que se fue-

-Si se fue por algo tan estúpido como eso quizás no merece estar con nosotros-

Sanji explotó definitivamente y le estampó al espadachín un puñetazo en la cara. Zoro por su parte, se llevó la mano a la zona del golpe y sonrió maliciosamente al cocinero.

-Por lo que veo las fases de tus depresiones son distintas a las del resto de la gente, ya has pasado por el llanto, la negación y por lo que veo ahora te toca la ira, tu tercera fase, no está mal ¿Cuál será la siguiente?- el espadachín lo miró mordaz y sonrió ante su ácido comentario, lo que desató aún más la rabia de Sanji.

-CÁLLATE- dijo él furioso a la vez que lanzaba una patada contra Zoro, el cual la esquivó con relativa facilidad.

-Mírate, estás tan patéticamente indignado que ni siquiera sabes a dónde lanzas tus golpes-

-¡CIERRA TU MALDITA BOCA!- el cocinero se lanzó furioso contra su camarada, pero éste se echó a un lado, sin que Sanji, cegado por la ira, pudiese reaccionar, lo que provocó que cayese al suelo ante la risa de Zoro.

-¿Ves? Ni siquiera puedes mantenerte en pie.-

-¡CÁLLATE, CÁLLATE, CÁLLATEEEEEEE!- Sanji se levantó furioso y se lanzó de nuevo contra el espadachín, que lo esquivó de nuevo, pero por lo menos, esta vez el cocinero reaccionó a tiempo, frenando en seco y mirando a Zoro con odio.

-Vas alardeando de proteger a Nami, y mírate, en cuanto te enfureces no te puedes ni proteger a ti mismo- Zoro sonrió satisfecho, estaba disfrutando de decirle todo esto al cocinero, pues es algo que quería hacer desde hace mucho tiempo, y nunca se le había presentado la oportunidad para ello.

Para Sanji, esto fue la gota que colmó el vaso, arremetió de nuevo contra el espadachín, que no le pudo esquivar, y lo tiró al suelo sentándose sobre él inmovilizándolo. El rubio comenzó a descargar su ira a base de puñetazos en la cara de Zoro, que era incapaz de moverse, normalmente se había librado de él en unos segundos, pero la descarga d adrenalina en el cuerpo de Sanji era tal que su fuerza había aumentado de sobremanera.

El cocinero gritaba insultos al espadachín con cada nuevo golpe que le daba, y las lágrimas, fruto del desengaño, recorrían su rostro cayendo luego sobre el peliverde.

Zoro, no pudiendo soportar la expresión de desasosiego del rostro de su compañero, cerró los ojos y se encerró en su propio Mundo, intentando así no sentir los golpes del rubio, que cada vez se iban haciendo más débiles debido al cansancio del chico.

Finalmente, el rubio se levantó, dejando a Zoro en el suelo, y se secó las lágrimas con la manga de la camisa.

-¿Sabes Zoro? Si por mi fuera desearía que no volvieses más al Going Merry. Tú si que eres un estorbo que lo único que hace es dedicarse a dañar los sentimientos de los demás-

-Yo digo las cosas como las siento, si tan mal lo lleváis, aprended a ser más duros-

-No es cuestión de dureza, es cuestión de respeto- Sanji miró fijamente al espadachín mientras encendía in cigarro- tengo la impresión de que todo esto es simple fachada, y que en realidad tú no eres así, porque no puede haber una persona tan despreciable como tú. Es todo fachada, ¿verdad?-

Zoro no contestó, se quedó mirando al suelo fijamente sin mediar palabra alguna con su compañero, que sonrió victorioso y dio una gran cala a su cigarro.

-En realidad te culpas porque se haya ido…¿no es así?-

-SÍ, ES ASÍ ¿Y QUÉ PASA? YO TAMBIÉN TENGO DERECHO A QUERER A ALGUIEN ¿NO?- Zoro estalló sin pensar, y acto seguido se arrepintió de sus palabras, ni si quiera él mismo fue consciente de lo que realmente sentía hasta que lo dijo a voz en grito.

-¿Qué has dicho?- preguntó Sanji estupefacto y dejando caer el cigarrillo de su boca.

-NADA OLVÍDALO-

-No, no puedo olvidarlo ¿qué acabas de decir?-

-NO ES DE TU INCUMBENCIA, DÉJAME-

-SÍ, SI LO ES-

-¿Y POR QUÉ IBA A SERLO?-

-PORQUE DIJISTE ALGO EN RELACIÓNA NAMI QUE ESPERO NO HABER OÍDO BIEN, PORQUE SI ES VERDAD PUEDES CONSIDERARTE HOMBRE MUERTO-

-¿POR QUÉ IBA A CONSIDERÁRMELO?-

-PORQUE YO IBA A ACABAR CONTIGO, ¡NO DEJARÉ QUE TE ACERQUES A ELLA, BASTANTE DAÑO LE HAS HECHO YA!-

- ¿Y CREES ACASO QUE NO ME ARREPIENTO?¿QUÉ NO ME CONSIDERO DESPRECIABLE?¿QUÉ NO ME SIENTO COMO ESCORIA?- Zoro se acercó al cocinero y el agarró por el cuello de la camisa para amedrentarle- ¿Crees acaso que yo no lo estoy pasando mal con todo esto?- estas últimas palabras las susurró, intentándose mantener todo lo impasible que pudo. El espadachín soltó a su compañero lentamente y se masajeó las sienes, intentando tranquilizarse.

Sanji, aún conmocionado, se colocó el cuello de la camisa y miró fijamente al peliverde, que paseaba inquieto de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer.

Zoro se sentía confuso, acababa de darse cuenta al decirlo a voz en grito de cuáles eran sus verdaderos sentimientos, y eso le hizo sentirse aún peor. Cada vez estaba más convencido de que no volvería a pisar el Going Merry, y no sabía por qué, pero esta idea lo aterraba.

-Que te sientas mal no te absuelve de tu culpa, es más, me resulta aún más difícil de entender por qué si la quieres le dijiste eso-

-Precisamente por eso se lo dije…. Si quiero cumplir mi sueño no puedo permitirme atarme a nada ni a nadie. Y Nami estaba consiguiendo que empezase a necesitarla-

-¿Y ACASO ESO ES CULPA SUYA?-

-SÍ, LO ES, ¿POR QUÉ ES ASÍ? ¿POR QUÉ TIENE QUE SER COMO ES? SI FUESE COMO VIVI O COMO ROBIN NO ME TRAERÍA ESTOS QUEBRADEROS DE CABEZA-

-ESTÁS INSINUANDO QUE HAS CONSEGUIDO QUE NAMI NOS DEJE POR SU PROPIA CULPA-

-Sí…No…NO SÉ ¡DÉJAME EN PAZ!-

-NO QUIERO DEJARTE EN PAZ, NO QUIERO QUE LA ENCUENTRES TÚ, LA HARÁS AÚN MÁS DAÑO-

-CÁLLATE-dijo Zoro amenazante y preparándose para atacar.

-¡CALLAOS LOS DOS ESTOY INTENTANDO CONSEGUIR QUE UNA NIÑA SE DUERMA!…….¿eh?¿Sanji-kun?¿Zoro?-

-¡Nami-san!-

-¿Nami?-

La pelirroja les miraba incrédula desde la ventana de una casa. Sanji, ni corto ni perezoso y sin ni siquiera preguntar trepó a la ventana y entró en la casa para abrazar a Nami con fuerza.

El chico la estrechó entre sus brazos y acarició la cabeza de esta con cariño. La chica sonrió, acurrucada en el pecho del cocinero y se dejó llevar. Zoro observó la escena desde abajo, crispado, pero sin atreverse a intervenir.

-Nami-san nos tenías muy preocupados, creíamos que te habías ido. No hagas caso de ese imbécil y vuelve por favor, te necesitamos. Luffy y Chopper también te han estado buscando, el capitán incluso ha llegado a decir que no piensa zarpar de aquí hasta que vuelvas. Nami-san es capaz de renunciar a su sueño por ti, vuelve por favor tienes que hacerlo-

Nami se separó lentamente de Sanji y le sonrió con tristeza. Miró por la ventana y vio a Zoro, que la miraba expectante y con una expresión triste en el rostro. La pelirroja volvió a dirigir su vista hacia el rubio y se rascó la cabeza pensativa.

-Lo siento Sanji-kun, pero sólo sería un estorbo para vosotros –

-No digas eso Nami-san…yo, yo te necesito- el cocinero cogió entre sus manos el rostro de la chica, no pudiendo evitar derramar una lágrima. La joven se enterneció ante el gesto y abrazó cariñosamente al rubio, el cual luchaba por no romper en un lastimero llanto.

-Está bien Sanji-kun, volveré con vosotros-

-Gracias Nami-san- Sanji abrazó fuertemente a la pelirroja ante la mirada de Zoro, que se alejó del lugar no pudiendo soportar durante más tiempo la visión de la escenita que estaban montando.