Wolas! siento el retraso pero ayer entre que llegué, deshice la maleta, fui a la biblioteca y demás no me dio tiempo a ponerme con el ordenador para subir otro capítulo, sorry, sorry!
Bueno si dijo alguna estupidez o algo es culpa del cabrón(siento la palabra pero no tiene otra definición) de orgánica..ARGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG!
Bueno ahora ya un poco más calmada mejor me pongo a hablar del fic que al fin y al cabo es para lo que escribo esto.
Tras un par de capítulos de estrés, enfados, tensión y demás llega un capítulo bastante más tranquilito y nos vamos acercando más y más al final aunque soy así de puñetera y hasta el último capítulo no se sabe nada de la procedencia de la niña MUHAHAHHAHAHAHA! Y tras este capítulo de transición los dos siguientes están más centrados en la relación entre Zoro y Nami, que ya iba siendo hora (lo siento es que aunque me encanta esta pareja me cansa el romance xDDD)
Bueno a ver si con suerte esta noche puedo colgar otro capi y así tenéis dos por el precio de uno como compensación de no haberlo subido ayer (lo siento de veras).
Besotes a todos y muchas gracias por leerme y por los reviews!me siguen haciendo ilusión(si es que soy como una niña pequeña) y ahora contesto aquí los anónimos. Gracias otra vez:
-Angelus: Muchas gracias por el review! Y gracias por desearme suerte para los exámenes(realmente la necesitaré). Esto se irá resolviendo poco a poco, aunque la mayoría se resuelve en el último capítulo, aunque ya queda poquito, concretamente este mismo y otro tres que intentaré subir entre hoy y mañana. Espero que estos nuevos capítulos también te gusten! gracias otra vez!
-Camila: Nooo voy a morir xDDDD. De verdad te pareció bonito? Qué ilusión! (Fukai da saltitos en al silla). Bueno como puedes ver si estás leyendo esto,.ya he subido el capítulo, aunque he tardado un poquito más de lo habitual, perdón!Muchas gracias por el review y por leer el fic!besotes!
-Venica-chan: Hola otra vez!sí la verdad es que la única manera de que estos dos no discutan es que estén dormidos, o hechos polvo(y ni aún así). Seguro que estos son capaces de discutir hasta en sueños xDDDD . Bueno al final no pude actualizar el miércoles aunque intentaré poner hoy dos como compensación. Muchas gracias por el review, espero que te guste este capítulo. Kissu!
Y son más dilación aquí os dejo con el capi (puedo llegara ser pesada, ne?)
CAPÍTULO 12: TRES SOLTEROS Y UN BIBERÓN
Arashi lloraba desconsoladamente pero sin apenas hacer ruido sentada en una esquina de la habitación. Se había despertado hace un rato y no veía a Nami por ningún lado, por otra parte, el rubio estaba tan profundamente dormido que no la oía y al dormir en la hamaca la pequeña no podía despertarlo pues no con seguía llegar hasta él. Momentos antes y a duras penas había conseguido llegar a hasta la puerta, pero sus intentos de alcanzar el picaporte fueron inútiles, el intentar ponerse de puntillas o dar saltos sólo había conseguido que se cayese raspando la fina piel de sus rodillas contra el suelo.
La niña se limpió las lágrimas en su vestido y se levantó apoyándose en la pared dispuesta a intentar llamar la atención de alguien fuera como fuese. Con pasos vacilantes y agarrándose en todo lo que encontraba a su paso, Arashi consiguió llegar a la puerta de nuevo, peor en vez de intentar abrirla empezó a golpearla y a llorar a grito pelado, sino conseguía que alguien se despertase así, no lo conseguiría de ninguna otra forma.
Sanji se revolvió en su hamaca, entre sueños habría jurado oír el llanto de Arashi-chan. Agudizó su oído y descubrió que realmente los había oído, y que, de hecho, la niña estaba aporreando la puerta chillando a todo pulmón y con lágrimas recorriendo sus mejillas.
-Arashi-chan ¿qué pasa?- dijo él preocupado y bajando de su hamaca al instante, cogiendo a la niña en sus brazos.
-No está Nami- alcanzó a decir la pequeña entre sollozos y agarrándose de la camisa de Sanji hundiendo la cabeza en el pecho de éste.
-¿Cómo que no está?- Sanji giró la cabeza para descubrir con estupor que tal y como decía la niña, la navegante no estaba en su cama, de hecho, la cama ni siquiera estaba desecha y todo lo que Nami había traído y aún no había guardado en los armarios, seguía sobre el colchón.
Sanji, intentando controlar el ataque de histeria que estaba apunto de sobrevenirle respiró hondo y se sentó sobre la cama de la chica, sentando a la pequeña a su lado.
Miró el reloj que la navegante tenía sobre la mesa, puede que aún fuese pronto y que siguiese fuera…las 5 de la mañana, no, demasiado tarde para que siguiese fuera y demasiado pronto para haberse levantado ya.
Respiró de nuevo profundamente para relajarse, se rascó los ojos intentando despertarse del todo y tras coger a Arashi de nuevo salió de la habitación. Puede que estuviese en la cocina, o en le baño, no se habría ido de nuevo dejándolos a todos….¿verdad?
El chico apareció raudo y veloz en la cubierta, rogando por encontrar allí a su Nami-san, miró en todas direcciones, sin encontrarla, y su corazón empezó a latir con fuerza. Cuando ya estaba totalmente dispuesto a despertar a sus compañeros para hacer una partida de búsqueda por toda la isla, una mano le detuvo sujetándole del hombro con firmeza.
-Tranquilo cocinero, no se ha ido- Robin hizo aparición frente al chico, con una expresión de tranquilidad en el rostro y su típico tono conciliador en la voz.
-¿Dónde está?- preguntó nervioso e intentando tranquilizara la niña, que lloraba en silencio en sus brazos.
-Vete a la cubierta de popa, la encontrarás allí-
Sanji obedeció, y rápidamente fue a donde la arqueóloga le había dicho, para encontrarse con una escena que no le alegró el día precisamente.
Pudo ver a su Nami-swan, su querida y bella navegante, profundamente dormida y recostada contra el espadachín, al cual no parecía importarle demasiado, pues su pausada respiración indicaba que él también estaba navegando entre sueños.
Malhumorado, el chico estableció una lucha interior en la que se debatía entre si dar un puñetazo a Zoro o tirarlo al mar con una piedra atada al cuello, pero finalmente, el pensamiento de que si hacía algo así su pelirroja se despertaría se impuso sobre los otros dos y consiguió calmarse. Dejó a la niña en el suelo con delicadeza, la cual, con pasos vacilantes y agarrándose de la barandilla se acercó a la pareja, sentándose junto a Nami y apoyándose en ella con cuidado de no despertarla.
El cocinero desapareció de la cubierta un momento para volver con una fina manta y ponerla sobre la navegante que tenía la piel fría y se acurrucaba en sí misma intentando obtener calor. Tapó con cuidado a la pelirroja, dejando al espadachín sin cubrir, por él, como si se moría, un estorbo menos. Acto seguido, el rubio fue hasta la cocina para empezar a preparar el desayuno, no sin antes mostrar un gesto de desaprobación en su rostro ante la idea de que Nami hubiese pasado la noche en la cubierta con eses descerebrado espadachín. Reprimiéndose las ganas de darle una patada, el rubio se encerró en su pequeño paraíso y sacó todos los utensilios necesarios para el delicioso desayuno que tenía pensado preparar, pero por alguna razón, su cabeza estaba en otro sitio y se sentía incapaz de concentrarse, su mente no dejaba de recordar la imagen de su pelirroja y el espadachín acurrucados el uno junto al otro como si fuesen un par de tortolitos. Crispado, encendió un cigarrillo intentando encontrar en él la respuesta a sus comeduras de coco, pero tras dos cigarrillos descubrió que lo único que conseguía era toser, así que optó por intentar poner la mente en blanco y dedicarse a otra cosa
Mientras, en la cubierta, poco a poco iban apareciendo los tripulantes del barco, que somnolientos y caminando con dificultad debido a la resaca se arrastraban hasta la cocina.
El ruido de los gritos de Luffy llegó hasta los oídos de Zoro en la cubierta de popa, el cual abrió sus ojos lentamente, despertándose y dando un oneroso bostezo. Iba a estirarse cuando notó un peso anormal sobre él, y se extrañó al sentir su propio brazo rodeando algo que no lograba identificar. Abrió los ojos definitivamente una vez se hubo acostumbrado a la luz, y descubrió que había pasado la noche en la cubierta, bajó la mirada curioso para intentar descubrir que era lo que se apoyaba contra él y al hacerlo se quedó totalmente paralizado durante unos segundos.
Su mente no lograba entender por qué Nami estaba apoyada contra él, totalmente dormida y acurrucada contra su pecho. Una de sus manos se agarraba de la camiseta del chico y la otra se había agarrado inconscientemente a una manta que había sobre ella y que Zoro no tenía ni pajolera idea de cómo había llegado allí. Al fijarse un poco más descubrió a Arashi, la cual también dormitaba apoyada en Nami, lo que le confundió aún más.
Tras unos segundos de reflexión hasta conseguir asimilarlo, ató cabos y recordó lo ocurrido la noche anterior, aún así seguía sin explicar lo de la manta y lo de Arashi, pero supuso que habría sido cosa de Sanji así que optó por dejar de comerse el coco y despertar a Nami, ya que se estaba empezando a poner nervioso con el contacto de la chica.
-Nami…¡Oi, Nami!- dijo Zoro moviendo a la chica con suavidad.
La aludida, como respuesta se movió un poco sólo para acurrucarse aún más contra el espadachín, que se puso aún más nervioso e intentó librarse de la presa de la pelirroja.
-Nami despierta- dijo él ya desesperado por librarse de ella y agitándola un poco más fuerte que antes.
La chica se revolvió en sueños y abrió lentamente los ojos. Instintivamente hizo lo mismo que hacía cada vez que se despertaba, encogerse contra el colchón. Pero cuán fue su sorpresa al ver que el colchón se movía, y aún más al sentirse sentada, y no tumbada como supuestamente debería encontrarse. Sobresaltada levantó su cabeza, quedando su rostro a escasos centímetros del peliverde, que enrojeció confundido y se apartó al instante, quedándose sentado y mirando a la navegante, pero con su cara a bastante más distancia que hace un momento.
-¿Qué hago aquí?- preguntó la chica confusa y separándose del pecho del espadachín.
-Ayer por la noche nos quedamos dormidos- añadió despreocupado intentando quitarle hierro al asunto.
-Me duele todo- añadió Nami a la vez que se estiraba para posteriormente pasar a colocarse un poco su despeinada melena.
-Normal, el suelo no es muy cómodo- Zoro miró al suelo como si fuese lo más interesante del Mundo, intentando no reflejar en su rostro su nerviosismo.
Nami se levantó y cogió a Arashi en sus brazos, tras dar un par de pasos en dirección a la cocina se giró y miró a Zoro con curiosidad.
-¿No vienes? si luego no te queda desayuno no te quejes.- dijo ella suspicaz, sabiendo que así llamaría la atención del chico, que se levantó de un salto y empezó a caminar junto a ella, con las manos en los bolsillos del pantalón y mirando hacia el cielo.
Arashi se despertó es indicó a Nami con un gesto que quería bajar. La navegante la dejó en le suelo y la pequeña fue corriendo hacia la cocina, dejando de nuevo solos a la pelirroja y el espadachín, quedando un incómodo silencio en el ambiente. Nami, buscaba en su mente algo que poder decir aunque sólo fuese para romper el hielo, pero la verdad es que había muy pocos temas de los que pudiese hablar con él.
-¿Zoro?-
-¿Hai?-
-¿ Te habían dicho alguna vez que eres bastante confortable?-
-¿Eins?-
-Quiero decir que se duerme bien apoyada en ti- tras decir esto, Nami desapareció en la cocina, dejando a un Zoro confuso y desorientado en la puerta
-¿Qué se ha creído que soy?¿Un sofá?- dijo Zoro para él rascándose la cabeza y adentrándose también en la cocina, donde el resto de la tripulación ya había empezado a desayunar hace rato y se recuperaban de la resaca a base de café.
El silencio se hizo de nuevo en la estancia, todos sus compañeros exceptuando a Robin y Nami le miraron con reproche. Iba a salir de la estancia cuando una voz le detuvo.
-Zoro siéntate aquí y ayúdame a acabarme esto que no tengo mucha hambre-
Todos giraron la cabeza sorprendidos hacia la navegante, autora de esas palabras, la cual miraba a Zoro fijamente en cierto modo ordenándole que se sentase.
Sanji miró al espadachín con odio contenido y le puso la zancadilla al pasar junto a él, lo que acabó derivando en una pelea como tantas otras que se detuvo cuando la navegante hizo uso de la violencia.
-Zoro deja de hacer el tonto y tú Sanji-kun, no le molestes que no te ha hecho nada-
-Hai Nami-swan-
-Empezó él- alegó Zoro en la más infantil de las respuestas
-Mentira- respondió indignado el cocinero levantándose y cogiendo al espadachín del cuello de la camiseta
-Chicos dejadlo ya…ooo-neeeeeeeeee-gaaaaaaaaaaaai- les rogó Nami en el más dulce de los tonos de tu voz.
-Hai- contestaron los dos al unísono soltándose el uno del otro y levantándose del suelo.
El espadachín se sentó junto a la pelirroja y cogió el trozo de bollo que ésta le ofreció, comiéndoselo de un bocado y sirviéndose un vaso de leche que se bebió prácticamente de un trago.
-No hace falta que comas como un cerdo- dijo Nami mirando al peliverde suspicazmente
-¿Cómo que como un cerdo? Si no me he manchado ni nada-
-No, pero vamos, da grima verte- añadió ella mirándolo despectivamente
-OYE NO TE PASES GUAPA-
-YO NO ME PASO SÓLO DIGO VERDADES-
-ESO NO ES NINGUNA VERDAD BRUJA-
-LAS VERDADES OFENDEN-
-NO TE METAS CON NAMI-SWAN- interrumpió Sanji golpeando a Zoro en la cabeza.
-ME METERÉ CON QUIEN QUIERA FIGURÍN- contestó malhumorado Zoro a la vez que le devolvía el golpe
-Por lo que veo todo vuelve a la normalidad- dijo Robin mirando a sus camaradas con una sonrisa.
La arqueóloga tenía razón, en unos segundos el ambiente había pasado a estar muy distendido, el hecho de que Nami le pidiese a Zoro que la hiciese compañía había hecho que tanto Luffy como Ussopp y Chopper rompieran de algún modo ese muro que les había mantenido separados del espadachín tras la marcha de la navegante, y todos volvían al ambiente habitual de tonterías y discusiones por doquier.
La pelirroja miró sonriente a sus camaradas, todavía se reprochaba a sí misma el haber intentado escapar de ellos…de su familia al fin y al cabo. La chico cogió a Arashi en sus brazos con delicadeza y salió de la cocina, dejando el estruendo de sus compañeros peleándose tras de sí.
Una vez en la cubierta dejó a la niña en el suelo, y éste fue directa hasta uno de los numerosos juguetes que había esparcidos por ahí desde la noche anterior. La pelirroja miró a la niña con ternura, ya estaba tan acostumbrada a ella que no se imaginaba su vida sin la pequeña, sin educarla, enseñarla y verla crecer. Se imaginaba a Sanji enseñándola a cocinar y a Zoro empeñado en convertirla en una pequeña samurai, y también se veía a ella misma mostrándole cómo trazar mapas y cartografiar islas. La veía más mayor y ayudándola en su trabajo de hacer un mapa del Mundo, con la misma ilusión que ella había tenido desde siempre.
-Esa mirada es demasiado enternecedora para alguien como tú, navegante-
Nami se sobresaltó al oír la voz de Robin, la cual se acercó a ella sigilosamente con una cálida expresión en el rostro.
-¿Tú también te cansaste de sus gritos?-
-Te mentiría si te dijese que no, pero la razón por la que vine fue para ver cómo estabas-
-¿Ein?¿qué cómo estoy? Pues bien…supongo-Nami miró extrañada a Robin como obligándola a explicarle el por qué de su pregunta. La arqueóloga ignoró este hecho y prosiguió con su interrogatorio.
-Por lo que parece ya has hecho las paces con el espadachín-
-¿Eh? sí ayer por la noche vino a disculparse-
-Pues no sé que te diría pero supongo que si dormiste con él sería algo enternecedor-
-¿Pero qué dices?-el rostro de Nami adquirió todas las tonalidades de rojo del espectro de luz visible una tras otras y finalmente, tras aclararse la garganta y con un tono rosáceo aún en las mejillas se dispuso a seguir hablando – Era tarde, tenía sueño y simplemente me apoyé en su hombro para descansar y me quedé dormida, no pasó nada-
-Ya….pues al pobre cocinero casi le da un síncope cuando os vio- Robin la miró inquisitivamente y jugueteó con la pulsera que llevaba puesta.
-¿Sanji-kun?¿nos vio?- Nami miró a sus amiga sorprendida, el tono rojizo de sus mejillas ya había desaparecido y una mueca de incredulidad cubrió su rostro.
-Sí, él fue quien te llevó la manta-
-Claro, por eso estaba tan raro esta mañana.- Nami miró al vacío, pensativa. Como si las nubes fuesen a darle la respuesta a una pregunta que ni siquiera sabía cuál era.
-No estaría de más que hablases seriamente con él. Ayer estaba desolado, se encerró un rato en nuestra habitación y estuvo llorando, le oímos en todo el barco-
-Sanji-kun- alcanzó a murmurar Nami con la voz entrecortada.
La navegante se espabiló de golpe y tras despedirse de Robin se dirigió con paso decidido a la cocina, seguida por Arashi, que gateaba tras ella a toda velocidad. Abrió la puerta de la cocina y entró como una exhalación no dejando a los demás que se percatasen de su presencia.
-Luffy, Ussopp, salid un momento a la cubierta y llevaos a la niña-
-¿Eh? ¿Por qué?- se quejó Luffy infantilmente y poniendo cara de no comprender nada.
-Porque yo lo digo…FUERA…AHORA- los dos chicos ante la mirada asesina de la pelirroja no se lo pensaron dos veces y salieron como una bala de la estancia dejando a Nami sola con el rubio y el peliverde.
Los dos chicos la miraron con curiosidad y tragaron saliva nerviosos, la mirada de la pelirroja les indicaba que algo iba a pasar, y un escalofrío recorrió la espalda de ambos jóvenes.
-¿Qué pasa Nami-san?- preguntó Sanji ansioso secándose las manos con un trapo y acercándose a ella cautelosamente.
-Nada, sólo quiero hablar con vosotros-
-Pues habla de una vez- increpó Zoro nervioso.
-Lo primero, siento haberme ido así como así, no pretendía haceros sentir mal-
-¿Quién ha dicho que nos hicieses sentir mal?- bufó el espadachín molesto y mirando fijamente al suelo.
-Oh, Nami-swan, el hecho de que hayas vuelto es el mejor de los regalos. Además fue culpa mía por no defenderte de este estúpido descerebrado-
-¡Oye tú!¿qué te hecho yo ahora?-
-¡Callaos los dos!- la pelirroja estaba a punto de perder la paciencia, pero contó hasta diez respiró profundamente y prosiguió con su discurso.- Robin me acaba de decir que ayer estuviste preocupado Sanji-kun, sólo quería decirte que gracias y que lo siento de veras. Y en cuanto a ti Zoro, decirte que a ver cuando dejas de ser tan bocazas-
-¡Yo no soy ningún bocazas bruja!-el espadachín se levantó de la silla, golpeó la mesa y miró a Nami furibundo, justo siendo detenido en ese momento por Sanji, que le cogió del cuello de la camiseta y lo zarandeó violentamente.
-PARAD YA LOS DOS-
Ambos detuvieron su discusión y se sentaron como si nada hubiese pasado, mirando a la pelirroja atentamente, como dos niños que estuviesen siendo castigados por su profesora.
-Y para terminar aclarar una cosa. Sanji, entre Zoro y yo no ha pasado nada, simplemente estuvimos hablando por la noche en la cubierta y me quedé dormida, nada más-
-Nami-san, ya sé que desde tu punto de vista no signifique nada, pero es que resulta que Zoro te…..- Sanji se vio interrumpido por una de las katanas de Zoro, que se acercó peligrosamente a su cuello, preparada para cortar su garganta limpiamente de un momento a otro.
-Si terminas esa frase te rebanaré de tal forma que buscar una aguja en un pajar resultará más fácil que encontrar los pedacitos de tu maloliente cuerpo-
Sanji tragó saliva y se levantó, huyendo de la espada para acercarse más a su pequeña pelirroja. Ésta miró la escena sin comprender muy bien que era lo que estaba pasando para posteriormente darse por vencida y centrar toda su atención en el rubio, la cual la estaba ensalzando entre piropos y bonitas palabras. Consiguiendo así que el ego de la joven aumentase aún más, si es que es posible.
Zoro, asqueado, salió de la cocina en dirección al camarote masculino. Necesitaba entrenar para despejar su cabeza. La noche anterior había hablado demasiado, había dicho cosas de las que ni el mismo se percató hasta que oyó a su propia voz pronunciar esas palabras saliendo de su boca. Cogió sus pesas y molesto fue hasta la cubierta, donde Luffy jugaba con la niña, ante la atenta mirada de Robin, que temía por la integridad física de la pequeña. Puede que no le gustasen los niños, pero desde luego le gustaba aún menos que Arashi resultase herida de algún modo.
Al pasar frente a la cocina pudo oír como Nami y ese estúpido cocinero seguían hablando. Curioso, pegó la oreja a la puerta justo a tiempo de oír un empalagoso "Cuánto te he echado de menos mi princesa de los mares" de boca de Sanji
-¡Tsk!- Zoro puso los ojos en blanco ante el comentario y siguió su camino hasta la cubierta de popa.
Justo cuando se quitó la camiseta y cogió una de sus pesas para comenzar sus ejercicios, la voz de la pelirroja reclamándolos a todos en la proa le sacó de sus ensoñaciones. Sin más, el chico se dirigió hacia allí, dejando sus útiles de entrenamiento tal y como estaban, sin preocuparse si quiera de ponerse de nuevo la prenda de la que se había desprendido segundos antes.
-¡Oi Nami!¿Qué pasa ahora?- preguntó molesto el espadachín a la vez que subía las escaleras en dirección a donde ella se encontraba.
-Espera a que lleguen todos- contestó ella reprendiéndolo por su impaciencia con una mirada despectiva.
-¡Nami-san querida! ¿te ocurre algo?- Sanji hizo aparición mostrando su mejor faceta de gentleman , agotando aún más la nula paciencia de Zoro, que musitó un más que audible "idiota" comenzando así de nuevo otra pelea entre ellos.
Poco a poco el resto de la tripulación fue apareciendo, no sabiendo muy bien a qué venía esta reunión y mirándose curiosos los unos a los otros, como si de esta forma fuese a obtener respuesta alguna.
-Os he llamado por una razón muy simple. Hoy quiero salir de compras pero dados los numeritos que me montaron el otro día por ir acompañada por un hombre- Nami miró a Zoro con un ligero atisbo de complicidad en su mirada y él la respondió asintiendo con la cabeza - he decidido que voy a ir sola, Arashi tampoco viene. Así que Sanji, Zoro y Luffy os toca quedaros en el barco con ella.
-Por supuesto Nami-swan-
-¿Por qué me tengo que quedar yo?- preguntó Luffy ansioso mirando a Nami con carita de cordero degollado.
-Porque sino te quedas los otros dos estarán demasiado ocupados discutiendo entre ellos y no harían caso de la niña-
-Pues que se quede Luffy solo- dijo Zoro mosqueado por el hecho de verse obligado a quedarse en el barco
-¿Y dejar solo a Luffy con ella?- preguntó Nami no queriéndose creer la gran estupidez que Zoro acababa de decir.
-Vale no, pues deja a Luffy y el estúpido cocinero-
-¿Y que a la mínima se fuese con la primera cosa con tetas que viese pasar olvidándose de Arashi? No gracias-
-Está bien me quedaré- dijo Luffy desolado y fingiendo una infinita pena.
-Bueno si mi capitán así lo dice yo también me haré cargo- bufó Zoro pasándose la mano por la cabeza.
-Gracias chicos, sois un encanto- Nami sonrió complacida y tras dejar a Arashi en los brazos de un confundido espadachín, alejándose del lugar con un halo de felicidad en el rostro, sólo le faltaba dar saltitos.
Robin siguió a la navegante hasta su camarote, y minutos después las vieron salir del barco como una exhalación. Chopper y Ussopp, por otra parte, hacía rato que se habían ido al pueblo alegando que necesitaban comprar algo muy importante.
Los tres chicos se miraron entre ellos sin saber muy bien qué hacer. Luffy empezó a pedirle comida a Sanji, el cual se dirigió a la cocina encendiendo un cigarrillo intentando librarse de los continuos ruegos de su capitán, que le seguía como un perrito esperando a que le echasen algo que comer.
Zoro, aún confuso, miró a la niña que tenía en brazos y tras quedarse inmóvil durante un minuto mientras su cabeza pensaba qué hacer. Finalmente acabó por dirigirse a la cocina, al fin y al cabo allí podría sentarse y dejar a la niña con Luffy.
Es espadachín irrumpió en la cocina y dejó a Arashi en el suelo, la cual gateó hasta Luffy, que la ayudó a subirse en la mesa y empezó a jugar con ella mientras Sanji terminaba de hacerle un aperitivo(tratándose de Luffy ya podemos imaginarnos qué aperitivo es).
Zoro apoyó los brazos sobre la mesa y sobre éstos su cabeza, quedándose completamente dormido en cuestión de segundos Sanji por su parte terminó de hacer el aperitivo de su capitán y se dejó caer en una silla, encendiendo un cigarrillo acto seguido.
Luffy y Sanji se quedaron en el más completo de los silencios, sólo interrumpido por los ronquidos de Zoro, observando cómo Arashi se divertía con los juguetes que Nami le había comprado hace un par de días. Pasaron lo que debieron ser horas sin que ni las chicas ni ninguno de los demás tripulantes del barco diese señales de vida, algo extraño dado que se acercaba peligrosamente la hora de comer.
-Me aburrooooooooooooooooooooooooooooo-
-Ya te hemos oído Luffy, es la séptima vez que lo dices- contestó un molesto Zoro que se acababa de despertar.
-Pero es que me aburrooooooooooooo-
-Y yo también y no me quejo por tener que estar compartiendo mi tiempo con un imbécil y un musculitos descerebrado en vez de con mis queridas Robin-chan y Nami-san-
-Repite eso si te atreves payaso-
-Tú a mi no me llamas payaso idiota integral- Sanji se puso de pie de golpe, y miró amenazante al espadachín. Éste lo imitó y le dirigió una mirada cargada de rencor al rubio, que respondió echándole el humo de su cigarrillo a la cara.
-Te voy a partir la cara gilipollas, y ahora no está tu querida "Nami-swan" para defenderte-
-Me aburrooooooooooooooo-
-CÁLLATE- le espetaron al unísono Zoro y Sanji a su capitán.
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
-¿Arashi-chan?¿Qué pasa?-
-¿Niña?-
-Veis, ella también se aburre-
-Cállate de una vez Luffy- dijo secamente Sanji a la vez que cogía a la niña en brazos.
-Es su hora de comer- Zoro miró el reloj que tenían en la cocina y se sentó nuevo en el que era su sitio habitual, olvidándose por completo de la pelea que estaba teniendo con el rubio.
-¿Y a esta hora qué toma, papilla o biberón?- preguntó nervioso el cocinero que acunaba a la niña intentando hacer que se calmase.
-¿Y a mí que me cuentas?- le increpó el espadachín mirándole con cara de pocos amigos.
-Le voy a preparar un biberón, toma- Sanji, desquiciado, dejó a la niña en los brazos de su rival y se puso el delantal a toda prisa.
-¿Y por qué me la das a mí? Está llorando, no la quiero. Luffy cógela tú-
-Nami no me deja cogerla- dijo él inocentemente y sonriendo a su compañero.
-¿Qué más te da? No está- Zoro estaba empezando a perder la paciencia y tendió a la niña a su compañero como si de un objeto se tratase.
-No, se lo prometí, y yo siempre cumplo mis promesas-
-Tú y tus malditas promesas- el espadachín desistió, sabiendo que contra algo así no podía luchar.
El peliverde se levanto de golpe, con el rostro iluminado debido a la idea que acababa de cruzar por su mente. Salió de la cocina a toda prisa y a los pocos segundos volvió sin la niña, no oyéndose tampoco el llanto de la pequeña.
-Eh tú…¿Y Arashi-chan?- preguntó Sanji terminado de cerrar el biberón de la pequeña.
-La he encerrado en la bodega, así no la oímos- contestó el espadachín tranquilamente.
-¿QUÉ HAS HECHO QUÉ?- Sanji Soltó el biberón sobre la mesa y sin mediar más palabra salió corriendo de la estancia, apareciendo posteriormente con la pequeña llorando desconsoladamente en sus brazos y abrazada contra su cuello. Arashi levantó la vista un momento y al encontrarse con la mirada de Zoro se agarró con fuerza a la camisa del cocinero y hundió su cabeza en el cuello del joven.
-¡JAJAJAJAJA.. ZORO ERES UNA RISA!- alcanzó a decir Luffy entre carcajadas a la vez que daba palmadas como animándose a sí mismo a reírse con más fuerza.
-Se puede ser bruto y luego se puede ser como tú,¡animal!-
-No me vengas con tonterías. Tu habrías hecho lo mismo cocinero de pacotilla-
-¡¿CÓMO OSAS DECIRME ESO!- Sanji, enfurecido, miró a Zoro con rabia y se aguantó las ganas de partirle la cara.- Ya verás cuando Nami-san se entere de esto-
-Míralo, el hombrecito, que tiene que refugiarse en una mujer- el tono sarcástico de Zoro hizo que Sanji se enfureciese aún más. Hasta tal punto que soltó a la niña y se acercó al espadachín, cogiéndole hoscamente del cuello de la camiseta y retándole con la mirada.
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-¿Ves? Estaría mejor en la bodega- concluyó el espadachín a la vez que se soltaba de la presa de su camarada.
-Venga no discutáis que es un rollo-
-Luffy cállate, y tú cocinero ¡Haz callar a esa maldita cría!-
-¿Y como quieres que lo haga imbécil?-
-YO QUE SÉ, TU ERES EL QUE SABE TRATAR CON MUJERES-
-PERO ESTO NO ES UNA MUJER ES UNA NIÑA-
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-Arashi está llorando- dijo Luffy inocentemente y mirando a sus compañeros con su habitual cara de tonto
-¡YA LO SABEMOS IMBÉCIL!-
-¿ME ESTÁS LLAMANDO IMBÉCIL SANJI?¡DEBES RESPETAR A TU CAPITÁN!-
-¡HACED QUE SE CALLE DE UNA PUÑETERA VEZ!-
-¡CÁLLATE TÚ MALDITO ESPADACHÍN DESCEREBRADO!-
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-
-¡LUFFY NO CHILLES!-
-¡TÚ TAMBIÉN ESTÁS CHILLANDO ZORO!-
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-¡A VER, VAMOS A DEJAR DE CHILLAR Y A DECIDIR QUIÉN ALD A DE COMER!-
-¡PUES DEJA DE CHILLAR TU TAMBIÉN MIERDA DE COCINERO!-
Zoro y Sanji se dirigieron una mirada de odio digna de las películas del lejano oeste y se abalanzaron el uno sobre el otro, rodando sobre el suelo y dándose puñetazos el uno al otro. Luffy los animaba dando palmadas y gritando, dando ánimos a los dos y saltando por toda la cocina.
De repente… los tres chicos se detuvieron ante el sonido de una cristalina risa que los dejó perplejos. Arashi había pasado del llanto a la hilaridad en apenas unos segundos, hecho provocado por la pelea entre los chicos, que se miraron estupefactos entre ellos y se levantaron sacudiéndose la ropa.
-Bien, ahora que ya está tranquila.¿quién la da de comer?- preguntó Zoro mirando fijamente a sus compañeros.
-Yo no puedo, ya casi es la hora de comer y tengo que preparar la comida para mis queridas Robin-chan y Nami-san-
-Yo no puedo cogerla, no me deja Nami- dijo Luffy rápidamente intentándose librar del marrón.
-Eso quiere decir que te toca a ti cabeza-hueca, toma el biberón- Sanji le dio el biberón a su compañero y lo sacó de la cocina a empujones, cogiendo a Arashi y dejándola también fuera con él.
Zoro se quedó inmóvil con el biberón en la mano y miró a la niña, que se agarraba de su pantalón y estiraba un brazo como intentando llegar a su comida. El espadachín la cogió con un brazo y le dio el preciado tesoro que la niña cogió ansiosa y lo abrazó contra ella como si no hubiese comido en meses. El peliverde se sentó y apoyó su espalda contra el mástil, mirando hacia el mar para intentar relajarse. Sentó a la niña en su regazo y sujetó el biberón, acercándolo a la boca de Arashi, que había empezado a hacer pucheros de nuevo.
Mientras tanto en el pueblo…..
-Corre Robin, ya es la hora de que coma Arashi y me da miedo lo que le puedan hacer esos tres idiotas-
-No haberla dejado con ellos-
-No pensé que fuésemos a tardar tanto ¡SI NO HUBIÉSEMOS ESTADO TANTO RATO EN ESA LIBRERÍA!-
-Es que era todo tan interesante- Robin se detuvo y abrazó la bolsa llena de libros que llevaba encima provocando así que la navegante se exaltase aún más
-¡PERO NO TE PARES!-
-Esta muchacha- dijo Robin para sí misma empezando a acelerar el paso de nuevo
Tras unos minutos de carrera llegaron al puerto y pudieron ver el Going Merry tal cual lo habían dejado. No se oían gritos ni jaleo, lo que provocó que un escalofrío de pánico recorriese la espalda de la navegante. Ansiosa subió a la cubierta corriendo y dejó caer todas sus bolsas sobre el suelo de madera, buscando a los chicos con la mirada sin éxito.
-Puede que estén en la cocina, voy a ver- la arqueóloga se dirigió a la estancia y entreabrió la puerta para descubrir que Sanji y Luffy estaban en el interior, no así Zoro y la pequeña.
Nami dio una vuelta por la cubierta, y cuando iba directa a buscar a Zoro a los camarotes se encontró con que el susodicho estaba dormido apoyado contra el mástil con la niña en sus brazos en la misma situación. Con una sonrisa en los labios vio el biberón vacío de la pequeña junto a ellos y se acercó para cogerlo y llevarlo a la cocina. Cuando se agachó para hacerlo sintió que algo le agarraba la muñeca y al mirar hacia abajo vio la áspera mano de Zoro sujetándola, el cual la miraba somnoliento y entreabriendo un ojo, manteniendo el otro cerrado.
-Ah, eres tú- dijo Zoro entre bostezos y soltándola de inmediato.
-Pues sí soy yo, ya he vuelto ¿qué tal con Arashi?¿os habéis apañado? –
-Pues claro, ¿quién te crees que soy? Es facilísimo cuidar de un bebé-
-¿Ah si? Pues entonces tendré que dejártela más veces- le picó sabiendo que lo que decía el espadachín era una mentira más grande que el cuartel general de la Marina.
-No, interrumpe mi entrenamiento-
-Ya- dijo ella irónica cogiendo el biberón y caminado en dirección a la cocina.-Por cierto- la chica se dio la vuelta miró a Zoro fijamente a los ojos – Eres adorable cuando haces de papá- se burló la pelirroja señalando con la cabeza a la niña que dormitaba tranquilamente en los brazos del espadachín.
-¡Déjame en paz!- contestó azorado el espadachín a la vez que un rubor teñía sus mejillas.
Nami se alejó entre carcajadas y desapareció en el interior de la cocina, dejando a Zoro en la cubierta totalmente confuso y repitiendo en su cabeza la conversación que acababa de tener con ella.
