CHAN-CHAN!Y por fin, aquí llega poco a poco….el último capítulo. Aviso antes que nada, en un principio NO pienso hacer segunda parte, lo digo porque este fics ya se lo han leído amigos míos y todos me piden que haga segunda parte pero siento comunicar que no la habrá(a no ser que me de una venada de inspiración repentina para hacerla). Lo que si habrá será más fics, pero cada muuuuucho tiempo porque no tengo ordenador en el piso donde vivo cuando estoy en la universidad así que es un poco difícil que pueda escribir.
Tengo más ideas para otros fics, incluso para drabbles y one-shots, sobre todo gracias a que una amiga (que vive conmigo en el piso) que tan friki de One Piece como yo y que nos ponesmoa a desvariar con cosas en plan "Qué harían los personajes de One Piece en un parque de atracciones?" y cosas así. Ese tipo de chorradillas a lo mejor puedo escribirlas algún fin de semana que me venga por casa.
Muchísimas gracias a todos por haber leído el fic hasta el final, significan muchísimo para mi todos vuestros comentarios y reviews, de verdad. Ha sido un placer escribir esta historia y más aún ver que os ha gustado. Habéis sido un gran apoyo para animarme a escribir más fanfics antes o después, sobre todo porque al ser este mi primer fic de One piece(y mi primer fic en 4 años), y mi primer fic en esta página esta historia es muy importante para mí. Intentaré leerme vuestros fics siempre que pueda y tenga tiempo(a los que escribís) y a los que no escribís pues ya espero que coincidamos poniéndoles reviews a otros fics.
Bueno y ya, contesto el último anónimo que contestaré desde aquí:
-Camila: He puesto el capi antes el domingo!1juju mi vida ya no corre peligro!No hace falta que tengas que hacer sesiones de espiritismo xDDDDD. Muchas gracias por tu review y tus comentarios a lo largo de los capítulos del fic. Un besote muy grande!
Bueno sin anda más que añadir, me despido. Espero que os guste este capítulo tanto como los otros o más y que disfrutéis leyéndolo tanto como yo disfruté escribiéndolo. Muchísimas gracias a todos. Kissu!
CAPÍTULO 15: 28 DÍAS DESPUÉS
El silencio reinaba en el barco y Zoro dormitaba en la cubierta aún confuso por la conversación que habían tenido un rato antes en la cocina, prefería no imaginarse lo que hubiese podido pasar sino hubiesen chocado contra las rocas. Por suerte, consiguieron salir de la zona peligrosa sin encallar y todos habían vuelto a sus camarotes a dormir, Nami incluida, la cual había desaparecido de su vista antes de que pudiese decirle nada más.
Resignado, optó por volver a su labor de vigía y se sentó en la cubierta apoyado contra el mástil y mirando hacia el mar que se extendía a su alrededor. Ya había dado un par de cabezadas cuando en la oscuridad de la noche creyó divisar una masa de tierra a lo lejos "imaginaciones mías" pensó para sí segundo antes de cerrar los ojos y perder la noción del tiempo.
-Zoro….¡eh! Zoro…¡DESPIERTA INÚTIL!-
-Nami-san déjalo, no se va a despertar y así no tenemos que echar a suertes quién se queda vigilando el barco-
-También es verdad. En fin, culpa suya por no despertarse. Vamos-
El cocinero siguió a Nami sin rechistar y ambos bajaron del barco llevando a la niña con ellos. Esa misma mañana, poco después de que todos le hubiesen levantado habían llegado a una isla, aunque el espadachín que cayó profundamente dormido en mitad de la noche aún no se había despertado y no tenía ni idea del suceso.
El haber llegado a ese lugar supuso una sorpresa para todos pues la guía que llevaba la navegante no señalaba hacia allí ni tampoco había encontrado noticia de ella en ninguno de los mapas que había ido comprando en islas anteriores.
Luffy y Usopp habían sido los primeros en ir a explorar el lugar, por su parte, Chopper y Robin había ido rato después a echar un vistazo al pueblo para ver si encontraban alguna librería interesante y de paso, para que la arqueóloga buscase algo de información sobre la isla en la que se encontraban.
Sanji caminaba por las calles del pequeño pueblo cargado con un par de bolsas y con una sonrisa plasmada en la cara, la navegante caminaba a su lado con la niña en brazos y miraba a su alrededor curiosa. Se notaba que era un pueblo construido hace poco tiempo, estaba todo demasiado nuevo y limpio.
En menos de media hora ya habían recorrido todo el pueblo, de hecho, se habían cruzado más de una vez con Luffy y Usopp y habían pasado varias veces por delante de la librería en la que estaban aposentados Robin y Chopper.
-¿No te parece que este pueblo es demasiado pequeño?- preguntó Nami deteniéndose en medio de la única plaza dándose la vuelta para mirar al cocinero, que caminaba tras ella.
-Sí, y también que es demasiado nuevo- contestó el aludido mirando a su alrededor con curiosidad.
-Volvamos al barco, al fin y al cabo ya hemos recorrido este lugar de arriba a abajo varias veces y no hay nada interesante. Cuando vuelva Robin supongo que nos contará lo que haya averiguado-
-Hai Nami-san-
Zoro abrió los ojos y se encontró a sí mismo en la cubierta del barco, el cual, parecía no moverse ni un ápice. Se desperezó y se frotó los ojos para librarse de su somnolencia, y su sorpresa no pudo ser mayor al ver a su alrededor el puerto de un pueblo.
Dio una vuelta por el barco intentando encontrar a alguno de sus compañeros para que le explicase dónde estaban pero su intento fue fallido así que decidió bajar al pueblo para proseguir con su búsqueda.
-Anda, el bello durmiente parece que se ha despertado de su letargo- dijo una sarcástica voz detrás de él.
-Muy graciosa Nami- contestó el con el mismo tono a la vez que se daba la vuelta para encontrarse con la ya mencionada navegante, el cocinero y Arashi.- ¿Alguno de vosotros podría decirme dónde coño estamos?-
-Como no lo sepas tú que eras el que estabas de vigía, oh perdona, se me había olvidado que te quedaste dormido. Como eres incapaz de hacer nada bien.-
-Mira guapa, mejor no te digo nada porque no estoy con ganas de discutir pero te lo estás ganado a pulso-
La navegante decidió ignorar a Zoro y subió al barco seguida por el cocinero, el cual le dedicó al espadachín una mirada cargada de burla y satisfacción. El peliverde como respuesta achicó los ojos y apretó los dientes, conteniéndose a sí mismo para no empezar otra pelea con el cocinero, realmente no le apetecía lo más mínimo tener una discusión con nadie. Resignado y sabiendo que si se adentraba solo en el pueblo se acabaría perdiendo decidió subir al barco de nuevo, simplemente intentaría ignorar los comentarios de Nami y Sanji con respecto a su "sueñecito nocturno en turno de guardia".
-Oi Nami-
-¿Qué?-
-¿De verdad no sabes dónde estamos? Tú tienes mapas y cosas de esas-
-Sí tengo mapas, pero esta isla no aparece en ellos. Tanto la isla como el pueblo en el que hemos estado son tan pequeños que no me extrañaría nada que ningún cartógrafo la hubiese descubierto aún-
-Es como si estuviésemos en mitad de la nada-
-Hombre tanto como eso no. Simplemente estamos en una isla no registrada hasta el momento nada más. Además Robin traerá información cuando vuelva- y tras decir esto la navegante fue hacia su habitación con la niña sin ni siquiera despedirse del espdachín.
Zoro caminaba por la cubierta sin saber muy bien qué hacer. Se estaba aburriendo soberanamente y como se había despertado hace poco por mucho que lo intentase era incapaz de conciliar el sueño. Para colmo de males se acercaba la hora de la comida y si iba al pueblo justo en ese momento seguramente Luffy haría aparición y le quitaría su parte, el capitán siempre tan oportuno.
-¡HE ENCONTRADO ALGO ALUCINANTE!- y hablando del rey de Roma……
-¿Qué has encontrado Luffy?- preguntó el espadachín mirando a su capitán que se acercaba corriendo al barco y subía a la cubierta de un salto.
-¿Dónde está Nami? NAMIII, NAMIIII. Tengo que hablar con ella ¿Zoro has visto a Nami?¿Ha vuelto al barco? NAMIIIIIIIIII-
-¡Tranquilízate! Sí ha vuelto al barco ¿qué pasa?-
-NAMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII-
-¿PERO QUIERES HACER EL FAVOR DE ESCUCHARME LUFFY?-
-¿QUÉ QUIERES AHORA?¿SE PUEDE SABER A QUÉ VIENE TANTO ESCÁNDALO?- la navegante hizo aparición hecha una furia, estaba intentando dormir a Arashi y los gritos de su capitán no se lo permitían.
-Namiiiiiiiiiiiiiii tengo que hablar contigo-
-¿Qué quieres?- dijo ella exasperada y controlándose para no tirar a Luffy por la borda.
-¡He visto en el pueblo un cartel de Arashi-chan, que salía y decía que la buscaban y eso y ella un retrato de sus padres que dirección y eso y también además que era ella!-
-¿Qué? Luffy tranquilízate que no me entero de nada-
-Que hemos visto un cartel de búsqueda en el que salía Arashi- dijo Usopp el cual acababa de llegar al barco y cogía aire tras la carrera que se había dado
-¿Cómo de búsqueda?¿quién la busca?- preguntó Zoro empezando a mostrar algo de interés por el tema
-Pues supongo que sus padres-
-¿Has oído Nami? ¡Hemos encontrando a los padres de Arashi-chan!-
Zoro pudo ver como la navegante se estremecía ante las palabras de su capitán y abrazaba a la niña contra sí posesivamente. Su barbilla empezó a temblar y apretó sus puños con fuerza, bajó la mirada y su rostro tomó un matiz sombrío que hizo preocuparse a sus compañeros.
-Nami ¿estás bien?- preguntó Usopp poniendo su mano sobre el hombro de la pelirroja. Ésta lo apartó bruscamente y dirigió una mirada cargada de rencor a tanto a él como a Luffy
-¡ESTOY PERFECTAMENTE! Seguramente os habréis equivocado, es imposible que los padres de Arashi vivan aquí. Sois unos inútiles no sabríais reconocerla ni aunque tuviese un cartel en la frente con su nombre-
La navegante se fue en dirección a su camarote en un abrir y cerrar de ojos, los chicos ni siquiera pudieron llegar a asimilar si se había enfadado, si sentía rabia o qué era lo que le pasaba.
-¿Qué le pasa?- preguntó Luffy mirando a sus compañeros confuso
-Pues no lo sé, pero parece que no quiere separarse de Arashi-chan-
-Voy a hablar con ella-
Dicho y hecho, el espadachín siguió a Nami, dejando a sus atónitos compañeros en la cubierta, los cuales no tardaron ni dos segundo en ir a la cocina a contarle todo a Sanji y de paso, a picar algo.
-¿Se puede?- preguntó Zoro educadamente golpeando con suavidad la puerta de la habitación de Nami
-¡NO!-
El espadachín suspiró hastiado y no obedeciendo a la navegante abrió la puerta y empezó a bajar las escaleras sin importarle lo más mínimo que Nami lo oyese.
-¿No te dije que no se podía?- dijo ella demasiado furiosa como para poder hacer un sarcasmo
-Sí, pero dado tu estado de ánimo decidí hacer caso omiso de lo que me pueda decir una histérica-
-YO NO ESTOY HISTÉRICA-
-Noooo- ironizó él mostrando una media sonrisa
-¡Déjame en paz!- estalló definitivamente la pelirroja dejando a la niña en el suelo y dándole la espalda al espadachín.
-Nami……..no me digas que no te lo advertí- dijo él con un tono bastante más amable y acercándose lentamente a ella.
-CÁLLATE- el espadachín pudo ver cómo ella apretaba los puños con rabia de nuevo al pronunciar lentamente cada una de las sílabas de su discurso- Si vas avenir a reírte de mí porque se ha cumplido lo que dijiste adelante hazlo, ya me da igual-
-No he venido a eso Nami-
-¿ENTONCES A QUÉ?- la pelirroja se dio la vuelta quedando frente a frente con el espadachín
-…- Zoro no supo qué contestar ¿a qué había ido realmente?. Confuso miró a la navegante que se tomó eso como una burla y se exaltó aún más.
-Seguramente se habrán equivocado, es imposible que los padres de Arashi estén aquí ¿entiendes? IM-PO-SI-BLE –
-Nami, deja de mentirte a ti misma. Por mucho que lo hagas no puedes evitar que esto ocurra-
-¡NO ME ESTOY MINTIENDO!-
-¡NAMI POR FAVOR! ¡PENSÉ QUE ERAS MÁS MADURA!-
- CÁLLATE-
-Nami, si quieres vamos que veas el cartel con tus propios ojos para que te convenzas. Pero deja de mentirte, con eso no conseguirás nada-
-¡Cállate!-
-Reacciona de una maldita vez ¡ya sabías que esto no duraría para siempre!-
-¡Cállate, cállate!-
-No me voy a callar, te lo repetiré las veces que haga falta hasta que lo aceptes-
Nami se acercó a Zoro hasta quedar a apenas unos centímetros de él y empezó a aporrear su pecho sin fuerza alguna mientras le seguía rogando que se callase aunque el espadachín ya no estuviese hablando. Él la cogió por las muñecas, deteniendo sus golpes y la atrajo hacia sí, abrazándola contra él intentando calmarla. Una vez vio que ella ya no tenía más intenciones de golpearle, soltó sus manos y la rodeó completamente con sus brazos, frotando su espalda cariñosamente intentando confortarla. Nami hundió su cabeza en el pecho del chico, refugiándose del Mundo exterior y se negó a salir de su "escondite". La niña observaba la escena desde el sofá en el que se había subido para jugar, sin comprender lo qué pasaba pero entendiendo de alguna forma que ahora no debía interrumpir.
-Zoro- musitó levemente levantando un poco la cabeza para poder mirar al espadachín a la cara.- No quiero que se la lleven-
-Lo sé Nami…lo sé-
-No quiero sufrir otra vez la pérdida de alguien- dijo ella a duras penas intentando contener el llanto que no quería mostrar ante el peliverde, no le gustaba la idea de que la viese aún más derrumbada.
-Nami, no te estoy diciendo esto para reprochártelo, pero ya te dije que esto pasaría-
-¿Te crees que yo no lo sabía? Pero no creí que fuese a ocurrir tan pronto, ni siquiera lleva un mes con nosotros-
-Casi es mejor que se vaya ahora, antes de que le cojamos aún más cariño-
-¿Cojamos?-
-Sí, cojamos. Puede que todos en este barco penséis que soy un tío insensible y que soy incapaz de encariñarme con alguien pero, no soy un monstruo, soy humano- dijo él ligeramente dolido y soltando a la navegante de su abrazo.
-Pero es que yo la quiero mucho. Yo no puedo darla así como así-
-Nami, ahora piensa un momento. Si tú estás así con la mera idea de separarte de ella ¿te imaginas por lo que estará pasando su madre?-
La navegante miró al suelo avergonzada, su egoísmo le había impedido pensar en ello. Pero el espadachín tenía razón, no podía hacerle eso a la madre de la niña, sería demasiado cruel incluso para alguien como ella. Nami se mordió un labio con nerviosismo, cuanto más lo pensaba más razones encontraba para no devolverle la niña a su legítima madre pero a la vez, más razones encontraba para no poder quedársela en el barco.
-Zoro-
-¿Hai?-
-¿Me acompañarías esta tarde a ver el cartel?-
-Claro-
La navegante se sorprendió ante la respuesta del espadachín, nunca se habría imaginado que le contestase tan rápido, y menos aún que lo hiciese afirmativamente. Musitó un leve "gracias" y se acercó al lugar donde jugaba la niña sentándose con ella en el sofá y conteniendo las lágrimas al ver el rostro sonriente de la pequeña.
-Yo me voy arriba, no tardes mucho en seguida comeremos-
Nami asintió y se despidió de él para posteriormente entrar su atención de nuevo en Arashi, la niña no tenía sueño ninguno así que no tendría más remedio que llevarla a la cocina, pero antes disfrutaría unos minutos más de su compañía en la soledad de su camarote.
-¿Y Nami-san?- preguntó un preocupado Sanji al ver entrar a Zoro en la cocina con una expresión cansada en el rostro.
-En su habitación... está francamente mal, no quiere separarse de ella-
-¿Vendrá a comer?-
-Sí-
Sin decir nada más Zoro se sentó en su sitio habitual y echó un vistazo a la cocina, pudo ver que Robin y Chopper ya habían llegado y por la expresión que mostraban adivinó que Luffy y Usopp ya les habían contado su impactante descubrimiento. Se palpaba la tensión en el ambiente, y todos los integrantes de la tripulación mostraban expresiones de preocupación en sus rostros. Cuando a los pocos minutos la navegante hizo aparición en la cocina la tensión se hizo aún más evidente, sobretodo al ver que traía a la niña consigo.
La navegante se sentó junto a Zoro y dejó a la niña en el suelo para que jugase a su aire. Pudo sentir las miradas de sus compañeros fijas en ella, hasta el cocinero detuvo sus habituales rituales de apareamiento y la miraba preocupado.
-¿Qué pasa?- espetó Nami secamente a sus compañeros, consiguiendo que estos desviasen sus miradas rápidamente con cierto "miedo" a ser descubiertos.
-Nada, nada- se apresuró a decir el cocinero – Sólo admirábamos tu belleza pelirroja mía-
-Sanji, que no nací ayer- le espetó ella molesta ante la sorpresa de todos al no usar el característico "-kun"
-Lo..lo siento- se disculpó él apenado ante la respuesta de la navegante.
La comida trascurrió en silencio, sin los habituales gritos del capitán ni las disputas entre todos ellos. La tensión podría cortarse con un cuchillo y todos estaba concentrados en sus platos, y sólo algunos de ellos como Luffy, Sanji o Zoro se atrevían a lanzar esquivas miradas a Nami, que lo único que había hecho era revolver la comida en el plato son probar bocado alguno.
El espadachín y el cocinero intercambiaron unas miradas de preocupación que Nami no apreció advertir ya que estaba demasiado concentrada mirando la mesa como si fuese la más maravillosa que hubiese visto en su vida
-Nami, tienes que comer-
-Estoy comiendo-
-Nami-san, por una vez estoy de acuerdo con Zoro, tienes que comer-
-Ya he comido- se quejó la navegante sin ganas y sin levantar la vista de la mesa.
-Nami- regañó el espadachín con un tono severo que no daba opción a réplica- Deja de comportarte como una cría, así no vas a solucionar nada-
La navegante, por extraño que parezca obedeció y empezó a comer, aunque a los pocos minutos se levantó y salió de la cocina despidiéndose de forma casi inaudible y dejando a todos en la cocina ligeramente preocupados. Sanji hizo ademán de levantarse e ir tras ella pero las palabras de la arqueóloga lo detuvieron.
-Necesita estar sola, cocinero-
Y con esta frase se hizo el silencio de nuevo en la cocina, ni aún tras la marcha de Nami se atrevían a hablar entre ellos. La comida terminó más rápidamente de lo habitual y como siempre Sanji se quedó recogiendo y lavando los platos. Luffy se había llevado a Arashi para jugar con ella en la cubierta dado que Nami seguía sin dar señales de vida y Robin no permitía que nadie fuese a buscarla a su camarote.
El espadachín dormitaba el la cubierta como ay era habitual que hiciese tras la hora de la comida, estaba apunto de conciliar el sueño cuando una voz lo trajo de nuevo al Mundo real y lo sacó de su somnolencia.
-Zoro, vamos a ver el cartel, Luffy me ha dicho que está en una posada –
Zoro asintió y se levantó a la vez que se estiraba. Cuando iba a preguntarle a Nami por la niña vio a ésta en brazos de Sanji, que se despedía de la pelirroja y parecía preguntarle que si estaba segura de que no quería que él también fuese. Ella negó con la cabeza y le hizo un gesto a Zoro para que la siguiese, él obedeció y la ayudó a bajar del barco, ofreciéndole su mano para que no perdiese el equilibrio. Nami aceptó su ofrecimiento y cogió la mano del chico, no queriéndola soltar aún habiendo bajado del barco y caminó tirando de él con suavidad durante unos minutos.
Al poco llegaron frente a la posada que Luffy les había indicado, no había pérdida alguna pues era la única que había en todo el pueblo. Nami soltó la mano del espadachín y sin pensárselo ni un segundo entró en el local seguida de cerca por Zoro, el cual temía la reacción que la navegante tendría al ver el cartel.
Y allí estaba, en recepción y junto al mostrador, un cartel con un claro retrato de Arashi y una dirección que sin duda alguna era de ese pueblo. Nami aguantó un sollozo y se mordió el labio inferior con impotencia, Zoro dándose cuenta se acercó a ella y puso una mano sobre su hombro izquierdo apretándolo con suavidad en un fútil intento por confortarla.
Ya de vuelta al barco la navegante caminaba cabizbaja y el espadachín observaba a su alrededor con atención, de hecho, le pareció ver el cartel en otro par de locales según pasaban por delante, pero se abstuvo de hacerle comentario alguno a la chica para no hundirla aún más.
-¿Qué tal Nami-san?- preguntó el cocinero preocupado nada más ver a la chica subir a la cubierta.
-Mañana iré a hablar con los padres y se la llevaré, ya no tiene nada que hacer aquí- dijo ella de mala manera prácticamente arrancando a la niña de los brazos de Sanji y yendo camino de su camarote
-Nami-san espera, Robin me dijo que ha descubierto cosas sobre la isla que deberíamos oír-
La navegante se detuvo e inició su camino hacia la cocina, casi siempre que hacían reuniones las hacían en la cocina, Zoro la siguió y el cocinero por su parte fue a avisar al resto de sus compañeros de que tocaba reunión general en la cocina.
-¿Qué es lo que tienes que decirnos Robin?- preguntó Nami inquieta y mirando con curiosidad a la arqueóloga.
-Supongo que os habréis dado cuenta de que este pueblo es muy nuevo – Robin esperó a que sus compañeros asintiesen y tras ello prosiguió con su discurso- Pues veréis, eso se debe a que este pueblo ha sido construido hace menos de 20 años-
-¿Hace menos de 20 años? –
-Sí cocinero, de hecho este pueblo tiene más o menos la edad de nuestra navegante ya que los habitantes de esta isla son los supervivientes que consiguieron escapar de una brutal guerra que se desarrolló hace cosa de 17 o 18 años y que llegaron aquí huyendo en barcos-
-¿Cómo? Nami, ¿a ti Bellemere no te recogió en una isla que estaba en guerra?- preguntó Usopp mirando inquisitivamente a la pelirroja.
-Sí –
-A eso voy, los habitantes de este pueblo son los supervivientes de esa isla, es decir, la gente que vivía con Nami cuando ésta tenía apenas un año-
Un silencio sepulcral invadió la cocina y todos se miraron sorprendidos, incluso Nami se permitió la licencia de olvidarse un momento del tema de Arashi y centrarse en lo que estaba contando Robin al 100.
-Un momento- dijo el espadachín - ¿Cómo sabes tú la historia de Nami si aún no te conocíamos?
-Puede decirse, que me gusta saber con quiénes estoy viajando, así que investigo-
Zoro le dedicó una mirada cargada de desconfianza y se quedó observando a sus compañeros, a la espera de que alguien se atreviese a hablar.
-Por eso este pueblo es tan pequeño, ahora lo entiendo todo- comentó Sanji
-Y por eso esta isla tampoco sale en los mapas- añadió Nami dándole más credibilidad aún a lo que Robin les había contado.
-Y de momento eso es todo lo que sé, es toda la información que he podido conseguir mirando en algunos libros y hablando con la gente.
-Cambiando de tema ¿qué vamos a hacer con Arashi? – preguntó Usopp y en milésimas de segundo todos miraron a la navegante esperando su respuesta.
-Mañana por la tarde iré a la dirección que pone en el cartel, y se la devolveré a su madre-
-¿Quieres que vayamos contigo?- preguntó Luffy preocupado y comportándose seriamente por una vez en su vida.
-Sí por favor, pero preferiría que vinieseis sólo una o dos personas, prefiero no atosigarme-
-Iré yo- declaró Sanji inmediatamente prácticamente no dejando a Nami terminar su frase. Ésta miró a Zoro y él enseguida entendió lo que quería decirle.
-Yo también- dijo el espadachín sorprendiendo de nuevo a sus compañeros ante su colaboración en este tema.
-Gracias. Ahora si me perdonáis voy a recoger sus cosas, al fin y al cabo aquí no nos servirán para nada- sin decir ni una sola palabra más Nami salió de la cocina en dirección a su camarote y no volvieron a verla en lo que quedó de día. Ni siquiera apareció para cenar y se encerró en su camarote bloqueando la puerta, no permitiendo que nadie entrase a molestarla.
A la mañana siguiente Sanji fue el primero en levantarse, como venía siendo habitual y se encontró con que los juguetes de Arashi que antes estaban en la cocina habían desaparecido. Dedujo que Nami los habría recogido la noche anterior mientras ellos dormían pero no queriéndole dar más vueltas al asunto optó por dejar de pensar en ello y ponerse a cocinar. Poco a poco y a lo largo de la mañana todos sus compañeros fueron apareciendo al olor de las tostadas, todos menos Nami, que seguía encerrada en su camarote sin permitir la visita de nadie y alegando que no tenía hambre y que ya comería algo luego.
Pero llegó la hora de la comida y Nami siguió sin aparecer y haciendo caso omiso a todos aquellos que iban a buscarla al camarote no permitiéndoles entrar, ni siquiera a Robin cuando alegó que necesitaba un libro que estaba dentro.
Y así la tarde siguió pasando y poco antes de que empezase a anochecer la navegante finalmente dio señales de vida, con la niña en brazos y llevando con ella lo que parecía ser un gran bolso lleno de las cosas que había comprado para la niña alo largo de este tiempo.
-Nami-san-
-¿Vamos?- espetó ella no permitiendo al cocinero hablar y bajando del barco decidida manteniendo un paso firme mientras se adentraba en el pueblo.
Sanji y Zoro la siguieron a duras penas y una vez la hubieron alcanzado se pusieron cada uno a un lado de ella como franqueándola en caso de que hiciese alguna tontería como intentar salir corriendo.
-Parece mentira que vaya a irse, ya formaba parte de nuestra tripulación- dijo Sanji intentando romper el hielo.
-No es para tanto, sólo lleva 28 días con nosotros- espetó secamente la navegante dejando bien claro que no quería hablar del tema.
Zoro observó en silencio, por una parte deseando llegar a casa de los padres de Arashi para librarse de la tensión pero por otra parte no queriendo llegar por miedo a la reacción que pudiera tener Nami.
En apenas unos minutos más llegaron a una casa pequeña, de una planta. Miraron el apellido en la entrada, coincidía con el de la dirección que ellos tenían. La navegante cogió aire y se acercó a la puerta, miró a sus camaradas en busca de ayuda y éstos se acercaron a ella, en cierto modo protegiéndola de lo que se pudiesen encontrar cuando se abriese la puerta.
Antes de que ella misma pudiese darse cuenta la pelirroja llamó a la puerta y se hizo el más absoluto de los silencios. A los pocos segundos la puerta se abrió y antes ellos apareció una mujer que era el vivo retrato de Nami, tenía el pelo más largo que ella pero del mismo color e igual de liso. Su altura era la misma que la de la navegante y su complexión corporal también, y sus ojos también eran prácticamente iguales con la diferencia de que los de la mujer eran más afilados. De hecho, lo único que las diferenciaba realmente era la nariz y el que la mujer debía tener ya sus buenos 40 años sino más.
-¡Fuuko! ¡Cariño es Fuuko! Han traído a la niña gracias a dios! –
De la casa salió un hombre también pelirrojo, pero este con unos enormes ojos azules y que al ver a la niña se la arrebató a Nami y la abrazó contra él no queriendo ocultar las lágrimas que brotaban de sus ojos. La mujer hizo pasar a los chicos al interior de la casa y los invitó a sentarse en un cómodo sofá.
-Lo primero de todo, yo me llamo Chizu, y él es Gyou, mi marido.-
-Encantado señora, yo soy Sanji, ése otro chico es Zoro y la bella damisela que nos acompaña se llama Nami-
-No sabéis cuánto os agradezco que la hayáis encontrado, hace unos meses unos piratas llegaron a la isla inesperadamente y se llevaron a varias niñas del pueblo entre ellas a Fuuko. Supongo que las querrían para venderlas o algo así-
-Nosotros la encontramos en una barca en medio del mar- dijo Zoro queriendo salir de allí cuanto antes.
-¿Tienen otra hija?- preguntó Sanji señalando una foto que había sobre la mesa que estaba a escasos metros de ellos donde aparecía el matrimonio visiblemente más joven con un bebé que tenía un gran parecido con Arashi.
-No, bueno, sí. Teníamos otra hija pero tras una guerra desapareció cuando apenas tenía un año y hace 17 años que no sabemos anda de ella, suponemos que moriría a manos de algún desalmado o por desnutrición, no lo sé, prefiero no imaginármelo-
-Preferimos pensar que alguien la recogió y le ha dado una buena educación y la ha cuidado como si fuese su propia hija- intervino el marido
-Siempre es mejor tener algo de esperanza-
-Bueno, ya no hay nada más que hacer aquí Nosotros deberíamos zarpar antes de que la aguja grabe algún destino nuevo, no sabemos cuánto habrá que esperar en esta isla. Señora con respecto a lo de su otra hija, nunca pierda la esperanza, puede que esté por ahí en algún sitio, viva. De hecho puede que algún día vuelva a verla- sin mediar más palabra con nadie Nami dejó el bolso con las cosas de al niña sobre el sofá y salió de la casa a toda velocidad, Zoro la siguió y Sanji se detuvo un momento para despedirse de la familia
-Nami ¿qué pasa?¿por qué has salido corriendo? OI NAMI!-
-Vámonos ya, no debemos perder el rumbo-
-¡Oi Nami!-
-Nami-san, la hija de la que estaban hablando eres tú ¿verdad?- preguntó Sanji encendiendo un cigarrillo y mirando a la navegante inquisitivamente.
Ésta se detuvo y se dio la vuelta dirigiendo una triste mirada tanto al cocinero como a un confuso Zoro que no lograba entender lo que estaba pasando.
-Nami-san, no evites la pregunta. He visto las fotos que había en tu casa de cuando eras pequeña y eras exactamente igual que la niña de esas fotos, además, la historia que cuentan coincide con la historia de tu infancia-
-Por eso le dijiste que no perdiese la esperanza. Ya me parecía a mi raro que tú animases a un desconocido-
-Sí tenéis razón, pero entended que esto han sido demasiadas emociones para mí por un día. He pasado de no tener a nadie a encontrarme con mis padres y mi hermana, así que por favor, dejad el tema ya- Nami se limpió con el dorso de la mano las lágrimas silenciosas que rodaban por sus mejillas y echó a correr en dirección al barco, seguida por los chicos que en un par de zancadas ya la habían alcanzado.
En cuanto llegaron al barco en seguida los asaltaron a preguntas pero Nami se volvió a encerrar en su camarote y fueron Zoro y Sanji los que contaron toda la historia, ante la atónita mirada de sus camaradas. En seguida se hizo de noche y Sanji fue a preparar la cena, la navegante siguió sin aparecer a la hora de cenar con todos, pero por lo menos una vez la cocina estuvo vacía se dignó a ir a comer algo.
Se sirvió un vaso de leche y cogió unas galletas de la despensa, aunque no tenía mucha hambre debería comer algo para tener las fuerzas suficientes como para partir a la mañana siguiente. Estaba sumida en sus pensamientos cuando oyó el chirrido de la puerta de la cocina al abrirse y no pudo evitar dar un bote en el asiento.
-¿Qué tal estás?- dijo una grave voz desde la puerta.
-Zoro…- musitó ella levemente al ver al espadachín cerrando la puerta tras de sí y acercándose a la mesa para sentarse a su lado.
-No has contestado a mi pregunta-
-¿Te doy la respuesta estándar o soy sincera?-
-Prefiero que seas sincera-
-Mal. La echo muchísimo de menos, y aún no ha pasado ni un día.-
-Desahógate-
-Ya lo llevo haciendo toda la tarde en mi habitación, creo que ya te he mostrado demasiado mi debilidad últimamente como para que la veas más. Podrías acabar acostumbrándote-
Zoro sonrió y acarició afectuosamente la cabeza de la navegante, ésta lo observó sorprendida pero no dijo nada. El espadachín la miró cariñosamente y tras unos segundos de incertidumbre se decidió a hablar.
-Ese lado frágil que tienes no viene mal que lo muestres más a menudo. Al fin y al cabo estás en un barco lleno de hombres dispuestos a protegerte y consolarte siempre que lo necesites-
-¿Y tú te incluyes entre ellos?-
-Eso tendrás que adivinarlo por ti misma-
-¿Sabes? este lado amable tuyo….-
-¿Qué?-
-También deberías mostrarlo más a menudo-
-¿Ah si?¿y por qué?-
-Porque te hace parecer adorable-
Zoro enrojeció ligeramente y se empezó a reír por lo bajo provocando una medio sonrisa en la navegante, lo que le hizo sentirse mejor, por lo menos había conseguido animarla un poco.
-¿Qué pasa?¿por qué te ríes?-
-Porque me parece demasiado surrealista tener este tipo de conversación contigo-
-Después de todo lo que ha pasado hoy ya nada me parece raro. Creo ni siquiera podría sorprenderme el hecho de te declarases o algo así-
-¿Y si lo hiciese?-
Un profundo silencio se hizo entre ambos, sus rostros enrojecieron y Zoro dirigió su vista al suelo totalmente avergonzado ¡ÉL Y SU MALDITA BOCAZA!. Tras unos segundos Nami sonrió, lo miró ya sin el rubor en las mejillas y se levantó dispuesta a abandonar la cocina.
-Gracias por intentar animarme, has hecho un buen trabajo- tras decir estas palabras Nami se agachó para llegar a la altura de Zoro que aún permanecía sentado.
Sujetó la cara del chico entre sus manos y acercó la suya a la de él, rozó sus rosados labios con los ásperos del espadachín y lo besó profundamente, dejando al peliverde tan sorprendido que no se vio capaz de reaccionar. Tras unos segundos se separó de él y salió de la cocina musitando un "buenas noches" casi inaudible y dejando al espadachín totalmente paralizado en su asiento.
Una vez la navegante se hubo marchado Zoro se atrevió a acercar su mano temblorosa a sus labios, aún le parecía sentir el calor de los de la navegante sobre él. Sintió su rostro enrojecer de nuevo y se avergonzó de haberse sentido tan desarmado frente a ese simple roce. Lo pensó durante unos instantes y llegó a la conclusión de que eso no le valía, de que quería más y en un abrir y cerrar de ojos salió corriendo en dirección al camarote de la navegante no fijándose ni siquiera en que Robin y Sanji estaban justo frente a la cocina, la una mirándolo inquisitivamente y el otro mirándolo con odio contenido.
-¿No vas a detenerlo cocinero?-
-No me iba servir de nada, además ella ya ha elegido-
-Sanji- llamó la arqueóloga utilizando por primera vez desde que estaba en el barco el verdadero nombre de uno de los tripulantes
-¿Hai?- preguntó él sorprendido y mirándola curioso.
-Eres un buen tipo-
-Lo sé- contentó él encendiendo un cigarrillo y dando una gran calada, haciendo que el humo se perdiera en la oscuridad de la noche.
FIN
15
