La Venganza del Heredero y la Traición de la Marquesa
Valmont Riddle
Capítulo 3: Eugenie
- Señorita, me parece que es usted la hija de Charles Magthe ¿no es así?
Emily volteó. Frente a ella, tenía a una mujer joven, de cabello rubio y ojos café, muy imponente pero a la vez amable. Era alta, y delgada.
Se había estado escondiendo de su padre y de su madre después de haberlos oído pelear en el cuarto. Se había vuelto normal escuchar discutir a sus padres, pero jamás lo habían hecho mencionándola. Ese momento había llegado y Emily sabía que no tardarían en pelear porcausa de ella. Eso si no lo estaban haciendo ya. Sabía, además, que su padre la estaría buscando con la intención de darle unas palabras de consuelo que lo único que lograrían sería hacer sentir a Emily culpable.
- ¿Sí es usted la hija de Charles Magthe? – volvió a preguntar aquella mujer.
Emily la miró espantada por un momento, pero ella parecía agradable.
- Sí, yo soy. – le contestó en voz baja.
- Yo soy Miranda Coll. – le dijo sonriendo – Soy la Segunda en el Consejo de Amhat, la sociedad clandestina que dirige el Doctor Finch. Te hemos asignado un dormitorio, ya que el de los Magthe es para dos.
Emily la miró sorprendida.
- Si no tienes inconveniente, sígueme, por favor.
Miranda se dio la vuelta y empezó a caminar con paso seguro hacia unas puertas de oro que había frente a ella. Cuando se acercó, se abrieron dejando paso a un elevador. Miranda volteó a ver a Emily, quien la había seguido muy de cerca.
- Entremos. – le dijo.
Ambas entraron al elevador, el cual inició su descenso que duró casi un minuto.
- Señorita Coll… ¿en dónde estamos?
- Llámame Miranda, por favor. Estamos en Paris, bajo la torre Eiffel. Es una estructura idéntica, sólo que invertida y subterránea.
- Genial… – murmuró Emily.
Se abrieron las puertas del elevador y fueron a dar a un pasillo de aspecto más alegre que en el que estaban antes. Perfectamente iluminado por algo no viable ante Emily, de paredes blancas, y daba sensación de tranquilidad. Miranda condujo a Emily hasta un cuarto en cuya puerta estaba en escritas las letras EMM, que como ella supuso serían sus iniciales: Emily Marissa Magthe.
El amueblado de la habitación era muy sencillo, pero no dejaba de ser del gusto de Emily.
Miranda la dejó adentro, diciéndole que recibiría la visita de su mentor. Para no morirse de impaciencia, Emily empezó a inspeccionar el cuarto.
Había un armario, dentro del cual habían túnicas, vestidos y ropa muggle de talla ideal para alguien como Emily, hasta parecían haber sido escogidos especialmente para ella.
Además del armario, había un tocador, una cama con dosel blanco, un pequeño escritorio con su silla y un ventanal. Emily suponía que el paisaje era falso, pues estaban enterrados. Veía desde el ventanal un hermoso lago en una especie de cráter. Emily contempló por largo tiempo el paisaje sentada en la cama, hasta que alguien golpeó la puerta.
Emily volteó sobresaltada.
- Adelante. – dijo, pues recordó que su mentor iría a verla.
La puerta se abrió y por ella cruzó no un hombre, como Emily esperaba, sino una mujer. Era alta, delgada, pelirroja y muy bonita. Cargaba varios papeles en un fólder azul. Tenía expresión sociable y a Emily le agradó en cuanto cruzó el umbral.
- Hola, tú debes ser Emily Magthe. – Emily asintió. – Yo soy Eugenie Akabani, voy a ser tu mentora.
Emily sonrió de alegría. Por alguna extraña razón, la presencia de Eugenie la hacía sentirse muy reconfortada.
- Mañana es tu iniciación. – le dijo. – Y es mi deber prepararte para ello.
Como si hubiera leído la mente de Emily, se sentó en la silla del escritorio, y dejó el fólder sobre la madera.
- Pero antes, háblame un poco de ti. – le dijo a Emily sonriéndole.
Ella quedó desconcertada. No sabía qué quería Eugenie que le contara.
- Pues… ¿de qué le puedo hablar?
- Háblame de tus habilidades.
- Eh… soy buena en Transformaciones, Encantamientos, Pociones, Defensa Contra Artes Obscuras, Cuidado de Criaturas, Adivinación, Herbología, Historia de Magia y Runas antiguas…
- ¿Qué tan buena?
- Eh… Recibí las matrículas, saqué extra en todas…
- Estás en Beauxbatons¿no?
- Sí, ahí estoy. En Astronomía y Estudios Muggles saqué sobresaliente.
- Magnífico, pareces ser gran estudiante. – dijo Eugenie complacida.
Emily sonrió con las mejillas coloradas. Se sentía tan rara con Eugenie…
- ¿Y en la práctica qué tal eres?
Emily sonrió de manera muy pronunciada.
- SI te refieres a hacerles bromas pesadas a mis compañeras… – dijo Emily.
Eugenie rió con sinceridad. Emily, contagiada por la sincera risa de su mentora, también.
- Bueno, háblame de tus travesuras. – le dijo.
Emily sonrió.
- Bueno… A una de ellas, una creída insufrible la dejé en cama un mes pues le hice un hechizo de conjuntivitis tan fuerte que quedó ciega todo ese tiempo.
Eugenie miró sorprendida a Emily…
- Hechizos menores agigantados. – dijo mientras empezaba a escribir en una de las hojas.
- Sí, a otra, su mejor amiga, la convertí en una zarigüeya.
Eugenie quedó estupefacta, y continuó escribiendo con más velocidad.
- En otra ocasión, hice un Veritaserum para hacer confesar a una soplona.
- ¡Un Veritaserum! – murmuró Eugenie mientras escribía.
- El imperius y el cruciatus me salen a la perfección. Los probé con animales. – dijo ante la inquisitiva mirada de Eugenie. – Nunca con gente.
Eugenie asintió y siguió escribiendo.
- Y pues cosas así…
- Sólo una cosa más: criaturas mágicas¿qué tal te llevas con ellas?
Emily sonrió, mientras recordaba a Sterpeack.
- Tengo un hipogrifo, Sterpeack.
Eugenie dejó caer la pluma de entre sus manos por la impresión que le causó el comentario.
-¿Que tienes… qué dijiste? – le preguntó a Emily con un hilo de voz.
- Que tengo un hipogrifo. – le respondió sorprendida la chica. – ¿Tiene algo de malo?
- No, claro que no. – contestó Eugenie con la pluma en su mano nuevamente. – Para nada…
Se levantó y le sonrió a Emily.
- No sabes¿verdad?
Emily la miró intrigada.
- ¿No sé qué?
Eugenie sonrió amargamente y se acercó a la puerta. Antes de salir, le habló a Emily.
- En unos minutos vuelvo. Seguramente Calixto querrá saber esto, además, hay algunas cosas de las que tú tienes que enterarte.
Continuará...
