wenas xiks me habeis exado d mnos? espero q os gust est nuevo capitulo de mi tercer fic. bsos

pensamientos entre "..."

Capítulo II¿Quién puja por mí?

Harry Potter paseaba nervioso por la minúscula salita a la que le habían llevado nuevamente, mas, había una diferencia, ésta vez no se encontraba solo, ni atado.

Continuó su paseo intentando encontrar una pronta solución, tanto para él como para los otros allí encerrados.

Pasó la vista por cada uno de los hombres y mujeres sentados en el frío suelo, o simplemente apoyados contra la pared. Eran algunas personas conocidas, como Neville y otros trabajadores del Ministerio, y otras personas que no había visto en la vida: bien vestidos y peinados aparentemente ricos, y también harapientos, sucios...

Suspiró profundamente siguiendo su mareante camino de un lado a otro de la corta pared sintiendo los ojos de todos clavados en su figura.

-"¿Quién ha dicho que yo tenga que salvarlos?"- pensaba desesperado- "Por qué no podría ser otro? Al fin y al cabo yo estoy encerrado con todos ellos e incluso el salvador del mundo mágico puede tener miedo, puede sentirse inseguro..."

- ¡Ustedes dos!- dos mortífagos acababan de aparecer por la puerta, y se llevaron a empujones a dos hombres de aspecto enfermizo. Esto se fue repitiendo sucesivamente cada cierto tiempo hasta que sólo quedaron dos: Neville y Harry, el cual estaba completamente conmocionado.

Pronto, fueron llamados y por precaución, atados con sogas invisibles. Los condujeron hasta un estrecho pasillo que tenía en una de sus paredes una gran cortina roja. A los pocos segundos apareció Lucius a través de las cortinas, impecablemente vestido con una túnica de gala, y una sonrisa colgate que no se la creía ni él. Empujó a Neville hasta el otro lado de las cortinas y se despidió de Harry con un susurro:

- Hasta ahora mi adonis particular, disfruta del espectáculo...- y le lanzó un beso con la mano portando una desagradable mueca de venganza.

Harry, tras la desaparición del de cabellos platinados se acercó discretamente a la cortina, y aunque no pudo moverla, lo que sí pudo fue escuchar lo que decían al otro lado, y no era nada tranquilizador.

- Con ustedes, señoras y señores, el lote número 12.324: la penúltima ganga de esta noche, espero que como les recomendé desde un principio, se estén conteniendo para el número final...

Neville Longbottom es un joven tímido e introvertido al que se le dan bastante mal las pociones, pero que maneja con destreza la asignatura de Herbología, lo cual lo ha llevado a convertirse en uno de los pocos aurores-médicos de Londres. En mi opinión, sería un magnífico jardinero. La puja comienza en...50 galeones. (pausa) ¿Nadie? Pues bien¿qué tal 30? (pausa) ¿10? Es responsable y callado, para nada curioso- Lucius se estaba poniendo nervioso pero con su habitual frialdad no lo hizo notar.

- Ofrezco 5 galeones- dijo una voz cascada.

- Yo ofrezco 10- respondió otra anciana.

- Subo mi oferta a 15- repuso la primera a la que la segunda prefirió callar.

- Muy bien¡adjudicado a la vieja del sombrero hongo! Acércalo Thomas.

Neville con un suspiro de resignación fue donde la anciana quien, muy contenta, comenzó a avanzar hacia la salida.

- Tengo una tienda¿sabes? Vendo uñas de veela, orejas de elfo...últimamente el negocio va bastante bien, y necesitaba a alguien que cultivase mis plantas.

Neville la seguía, escuchándola de refilón, y justo antes de desaparecerse con la anciana miró hacia el escenario deseando que a su compañero y amigo Harry le fuese bien allí arriba...

- ¡Y ahora, con ustedes el lote número 12.325!- la pálida mano de Lucius se coló por la cortina, y con una fuerza inusual arrastró a través de ellas a un muy asombrado Harry.- Con ustedes y en esta fantástica subasta de esclavos les presento a el niño dorado, ya no tan niño, al elegido, al que derrotó al señor tenebroso, ni más ni menos...¡Harry Potter!

Harry miró hacia más allá del escenario en el que se encontraba donde el público allí reunido se situaba alrededor de pequeñas mesas en semi-penumbra. Lo poco que alcanzaba a ver eran encapuchados y muy pocas personas con la cara descubierta, las cuales tenían claros signos de odio dibujadas.

- Éste material, a pesar de ser sangre mezclada, tiene una fortaleza tanto física como mental, excepcional. Fíjense en su esbelta figura, con una altura de 1.70, su delgadez, lo maravilloso de sus ojos esmeraldas, su culo prieto y...-Lucius le rasgó la camisa-...sus perfectos abdominales. ¿Quieren más? Pues observen sus perfectos labios...- perdiendo el control, Lucius se lanzó a a besar a un aturdido Harry. Luego se separó, mordiendo su labio inferior suavemente. Carraspeó y volvió nuevamente hacia el público.- Le excita la compañía de los hombres, y podríamos decir que es relativamente virgen¿no es así Potter?

- Que te jodan Malfoy.- el público guardó silencio, pues nadie se metería con el neo lord oscuro por su propia voluntad, sin sufrir las consecuencias. Lucius soltó un puñetazo en dirección al estómago de Harry haciendo que este cayese al suelo, pero con su innata fuerza de voluntad, estuvo nuevamente de pie en pocos instantes.

- ¿Quién no ha deseado alguna vez tener al magnífico Harry Potter en su cama, a su completa merced, indefenso...? Si siguen mi consejo le convertirán en un...esclavo sexual.

La puja comienza en 100 galeones.

- Ofrezco 150- dijo un encapuchado.

- Yo ofrezco 200- respondió otro, al otro lado de la sala.

- Yo 400- se levantó uno de su asiento.

También algunas mujeres se metieron en la discusión pero ninguna quiso subir más allá de 600.

- Mi oferta es de 1000 galeones- interrumpió Lucius, tras meditarlo detenidamente.

Rápidamente las voces se extinguieron por miedo a llevarle la contraria a su amo. Luicus, que así lo suponía, pero cuando fue a levantar el mazo para dar por concluida la sesión...

- Ofrezco 1500 galeones.

Todos se giraron hacia la recién levantada figura pero lo único que consiguieron ver, era cómo no, a una figura encapuchada.

- Y yo 2000- contraatacó Lucius observando detenidamente para intentar descubrir cual era la identidad de aquel que se atrevía a desafiarle.

Harry se perdió entre tantas cifras y decidió hacer como todos los demás de la sala, que consistía en seguir con la mirada como si de un partido de tenis se tratase.

- Adjudicado por 5000 galeones al hombre encapuchado. A fin de cuentas, es mi subasta...- decidió finalmente Lucius, no sin algo de clara irritación.

Harry no sabía si sentirse aliviado de librarse de Lucius o por el contrario aterrado ante la idea de que le tocase alguien aún peor que el rubito.

- "¿Quién será ese loco maníaco sexual que pujó por mí?"

El desconocido, la ató con cuerdas mágicas uniendo el cuello a las manos, por recomendación de Lucius, y se marchó lo más rápido posible de allí con Harry a cuestas. Una vez fuera, el desconocido se abrazó a Harry, quien se tensó un poco, pero sólo fue para desaparecerse y aparecerse en su casa. Harry estaba extrañado, se suponía que solo un hombre bastante poderoso podía hacer eso sin agotarse, y por lo que había notado, ese hombre además de ser relativamente joven, no se había agotado lo más mínimo.

Al aparecerse, notó que era un apartamento muy amplio, con altos techos y ventanas ovaladas. Contenía una decoración muy lujosa aunque con claros aires de modernismo. Además de la ausencia de magia oscura, también notó que había algunos muebles y electrodomésticos muggles. Pero...¿desde cuando un seguidor del lado oscuro vivía de esa forma?

El encapuchado, tiró de su cuerda haciendo que se moviese y lo condujo a una habitación, sencilla pero a la vez lujosa.

- Te veré mañana- dijo una voz que le resultaba familiar, pero Harry en esos momentos no estaba en la labor de pensar a quién le sonaba. Se sentó en la orilla de la cama sintiendo extraño el que ese tipo no hubiese intentado nada con él...

- " Todavía"- se contradijo mentalmente.

Pasó el tiempo angustiado por si alguien se asomase por la puerta, por si el toro hubiese cambiado de opinión, pero por lo visto se había ido a dormir. Más tarde, y cuando estaba medio dormido un nombre le vino a la mente...el de un hombre por el que suspiraba desde hacía apenas un mes, el que le rondaba continuamente la cabeza, y el que creía el amor de su vida. Musitó su nombre cayendo profundamente dormido sin saber que más cerca de lo que se imaginaba se encontraba el hombre por el que suspiraba (ains que poético), y mucho menos imaginarse que ese hombre en concreto también se moría por sus huesos desde hacía tiempo.

Fin del capitulo