La subasta

lo sientooooo, en serio ace milenios que abia terminado el fic pero entre una cosa y otra...para mas info mirar los caps anteriores! xD bsss

El comienzo del fin (2ª parte)

Cuando el polvo se posó de nuevo y se pudo ver con claridad, los veinte aurores encargados de la misión entraron en la sala. Pasando por encima de un Bott desmayado al que procuró pisar la cara al pasar, pero no encontró ni rastro de los otros dos seres humanos que habían percibido con el buscador de calor corporal, y que solo se podía utilizar desde el exterior...aguzó el oído esperando descubrir el rastro pues estaba seguro que una de esas personas era Harry.

Mientras, escondidos a la espera de que un auror los encontrase uno, y de que se largasen, otro, estaban Lucius Malfoy, y Harry Potter, quien era agarrado fuertemente por el primero sin posibilidades de soltarse debido al gasto de energía de su último esfuerzo.

- Muy buen truco ese de ahí fuera...- le susurró al oído Lucius consiguiendo que se le erizase la piel y forcejease nuevamente intentando soltarse..

- Ya te he dicho que yo no fui,- reprimió jadeos de cansancio.

- ¿Ah, no? No me refiero a la puerta, ya sé que esos fueron los aurores- le susurró quedamente al oído procurando que los de fuera no les descubrieran.- Me refería al hecho de que Bott esté desmayado...

- Que no se hubiese atrevido a mirarme...- respondió en tono venenoso.

- Si cuando, en un primer momento, creías que era el lord¿por qué no lo mataste?

- ¿A que viene tanto interrogatorio?

- ¿Y a qué viene tanta insolencia? Responde si no quieres saber lo que es bueno pequeño, estás en mis manos ahora, y yo soy el Lord¿recuerdas?- le susurró acelerado apretando por un segundo el agarre de la cintura lo que le produjo un corte de respiración de unos segundos.

- Tos era demasiado débil, sabía que no podía ser el Lord, demasiado poca cosa como para matarlo...

- ¿Aún después de lo que te hizo?

- ¿Cómo sabes...?

- Tu querido amante me lo contó entre risas, ya hace mucho tiempo- sonrió lascivamente- era un juego bien divertido...podría probar cómo de divertido es...- murmuró antes de morderle suavemente la oreja. Harry sintió que se derretía pero no podía dejarse dominar¡por Dios era el padre de su novio!- eres delicioso, extremadamente, delicioso- ahora esos sucios labios recorrían su cuello de manera bien distinta a Bott eso sí que había que decirlo, pero nada comparado a las caricias recibidas por Draco.

- Suéltame- no supo de dónde sacó la fuerza para hablar en un tono casi normal.

- Shhh pequeño, que nos van a oir- le volteó quedando frente a frente,- el tonto de Bott te estropeó el labio- lamió la mordedura que Bott le había hecho todavía no hacía mucho al besarlo de forma brusca. Harry se agitó para soltarse consiguiendo que la herida del labio fuese abierta nuevamente esta vez por otros dientes, pero igual de doloroso.

- Suéltame- forcejeó con la poca fuerza que le quedaba para escapar, alzando la voz lo más posible para que los aurores, a quienes sentía cercanos, le escuchasen, Lucius sonrió oscuramente mientras aplicaba un hechizo de impasibilidad, interceptado igualmente por Harry.

- Maldito mocoso- gruñó el mayor golpeando al adolorido auror para que se mantuviese quieto y no incriminase su posición.

Draco se acercó al final de la vacía habitación. Un imperceptible ruido le hizo girarse hacia la izquierda donde detrás de una columna distinguió una puerta semi-oculta. Procurando no hacer ningún tipo de ruido, se acercó a la entornada puerta y espió por la apertura:

Dentro distinguió una pequeña figura que luchaba contra otra algo mayor que le sujetaba de la cintura intentando evitar que se escapase.

- ¡Harry!- le llamó abriendo al puerta de golpe.

- Draco- un suspiro de alivio salió del cansado Harry

- No te acerques- le advirtió el hombre que poseía su mismo color de cabello.- He encontrado al auténtico Lord y pienso llevármelo. Él será mi mano derecha, además me realizará trabajitos sin importancia tú ya me entiendes...- terminó con tono lascivo.

- ¡Maldito seas, suéltale!- gritó preparando su varita para la lucha, el resto de aurores, alertados por los gritos ya se habían congregado a su alrededor.

- ¿Serías capaz de matar a tu propio padre por un mocoso?

- No sabes de lo que sería capaz de hacer- recriminó Draco en tono frío y peligroso.

- Y dime Draco...¿lo sabe él?- eso fue suficiente esperar para Draco que con un grito lanzó un hechizo hacia la familiar figura de su padre quien en última instancia puso al morocho como escudo, y se desapareció del recinto.

- Sabía que haría eso grandísimo cobarde- escupió el rubio con rabia, sin preocuparse del moreno que yacía en el suelo.

- Le has dado a Harry- gritó Ron yendo hacia el cuerpo del inconsciente joven.

- Tranquilo Weasley, solo fue un simple Expelliarmus no verbal- le intentó tranquilizar.

- No tiene pulso- el grito del pelirrojo le alertó.

- ¿Qué quieres decir con eso?- musitó sabiendo el significado pero no queriéndolo comprender- ¡Aparta!- llegó a su lado y le tomó de la fría muñeca, el corazón no daba señales y en la yugular...- sí ahí está, muy débil, necesitamos trasladarlo urgentemente...

Horas más tarde, los dos aurores, y Hermione quien había sido avisada por el resto del equipo, se encontraban a las puertas del lugar donde habían ingresado a Harry, sin quererse mover de allí, a pesar de las heridas recibidas, asaltando a cualquier médico que pudiese darle información sobre su estado. Muchas otras personas llegaron y se quedaron, se iban, volvían, pero Draco no estaba consciente de lo que ocurría a su alrededor, estaba bastante ocupado intentando relegar de su mente imágenes de Harry pálido como la cera, Harry sin casi pulso... Hasta que por fin apareció una enfermera de bata verde:

- Señores hemos hecho lo que hemos podido pero Harry James Potter, me temo que él...

- ¡Él no está muerto!- saltó Draco, sin querer creer lo que muchas veces había pasado por su cabeza, y ahora volvía con más intensidad.

La enfermera negó suavemente con al cabeza: - No lo está- un suspiro generalizado recorrió la sala de espera.- Pero pierde magia rápidamente. Sin magia un mago no es capaz de vivir y si no se detiene pronto, al señor Potter solo le quedan cinco horas de vida...- terminó en tono abatido.

- Hagan algo, se lo suplico, hagan algo- sollozó Hermione quien se veía incapaz de ver morir a su mejor amigo.

- Lo siento señora, pero no encontramos la causa, parece ser un factor interno, algo que no estaba antes ahí pero que es indetectable...

- Bott- murmuró Draco,- él debe de saber algo. Esto es cosa de mi padre, vamos a detenerle...- se levantó dispuesto a irse pero su padrino le detuvo.

- Yo iré, sacaré a Bott todo lo necesario para ayudar a Potter. Tú quédate aquí con él, te necesitará...- Draco se dejó caer de nuevo en la incómoda silla, y la sala se sumió en un silencio pesado y agobiante.

Severus salió del hospital con aire magistral y se apareció en el ministerio, justo cuando hacían pasar al mortífago a la sala de tribunales.

- Señor Ministro, debe dejarme hablar con él.

- Lo siento Severus, la ley es la ley.

- Pero señor, es cuestión de vida o muerte.

- Explíquese mejor...

- No hay tiempo, si no se hace algo ya, lo perderemos

- Lo siento pero no podrá entrar sin mi autorización expresa, y si no me dice de qué va todo esto mucho me temo que se quedará aquí hasta mañana.

Severus resopló, el ministro no era de su completo agrado pero si quería volver a ver una chispa de felicidad en los ojos de su ahijado debía tragarse sus palabras, su prisa aunque nunca su orgullo.

- El joven Potter morirá esta misma noche si no hacemos algo para detenerlo.

- ¿Y qué tiene que ver Boot en esto?

- ¡La mano derecha del nuevo Lord le dice algo?

- Hmmm, tomaré medidas para que le dejen pasar de inmediato, pero mucho cuidao con él, no le permito que le torture, hechice o someta a alguna de su pociones sin la supervisión de un mago del ministerio.

- Descuide- murmuró Severus alejándose con un amplio movimiento de capa.

Pasó frente a oficinistas y guardadores, trabajadores y aurores y absolutamente todos le miraban con curiosidad conocedores de lo ocurrido con el mago más poderoso y preocupados por su salud, pero no atreviéndose a acercarse al ex-mortífago, el cual llegó pronto a su destino sin incidencias.

- ¿Qué le hicisteis a Potter?- preguntó nada más entrar a la celda.

- Vaya, vaya, Snape, como siempre, directo al grano.

- Mire joven, no estamos aquí de cháchara, le he hecho una pregunta.

- No lo sé- respondió sarcástico.

- Se le da bien mentir¿no es verdad¿Seguiría mintiendo igual de bien con litros de Veritaserum en la sangre?- insinuó sacando una aguja con una botella al otro extremo.

- No puede, eso no está permitido- se asustó el mortífago, intentando levantarse, pero unas correas lo mantuvieron sujeto a la silla.

- Pues he conseguido permiso expreso del ministro para utilizarlo...tal vez querrías no pasar por este proceso tan doloroso, ni tener que contar todo lo que hiciste, a todas esas personas a las que de seguro mataste...te ahorrarías un besito de dementor me cabe imaginar.

- Mi jefe es sumamente listo¿no lo crees?- rió suavemente el castaño

- Así que prefieres hacerte el listo...- dijo preparando la aguja.

- Un pinchazo...

- ¿Cómo has dicho?

- El jefe pinchó con algo a Potter en la habitación.

- Continúa

- Sólo me dijo algo de que entraba en la sangre, y de que era una especie de virus parecido a uno muggle o algo así, no estoy seguro...

- ¿No recuerdas nada más?

- No...- esta vez parecía sincero.

- De acuerdo, muchas gracias, que tengas felices pensamientos con los dementores...

- Espera tú dijiste...

- Yo no te dije que te pudiese liberar de ellos...- Snape salió con aire de triunfo, dirigiéndose al hospital tan rápido como lo había abandonado, esperando no llegar demasiado tarde para salvar a ese tonto crío, pues sentía que si algo le pasaba, Draco nunca lo podría superar.Y para qué negarlo, él también lo echaría de menos -"Sería como volver a perder a James, y eso no lo puedo permitir."

- Háganle pruebas de enfermedades muggles, deprisa- ordenó Severus entrando a la habitación del moreno.

- Señor no puede entrar así...- le riñó la enfermera.

- Si quiere salvarle la vida déjeme trabajar- le amenazó el moreno comenzando por su cuenta. Pronto otros dos medimagos se le unieron sin poner pegas y entre los tres descubrieron una variante de la inmunodeficiencia, que atacaba a las barreras mágicas, además la extraordinaria cantidad de magia que había gastado ese día, ayudaba a proceder con mayor rapidez al virus.

- Espero que esto sea suficiente- suspiró el moreno de rostro cetrino al aplicarle la última poción.

- ¿Se puede saber qué demonios está sucediendo ahí dentro?- Draco volvía a la realidad por segunda vez, desesperado por la tardanza de su padrino.

- Draco, yo creo que es mejor cuanto más tarden, ya que si no pudiesen hacer nada más por él, ya habrían salido...

- Sí tienes razón- respondió Draco, demasiado liado con la lógica gryffindor como para seguirla.

- No es Gryffindor, es filosofía Ravenclaw - le susurró Ron como leyéndole el pensamiento, lo que le hizo sonreir a medias. Entre esos tres se había forjado una sana camadería a raíz de los recuerdos de Harry y el afecto que le tenían los tres.

En ese momento se abrieron las puertas de la sala contigua, por lo que todos se giraron hacia ese lugar, encontrándose con el equipo médico y entre ellos Severus quien sonreía de una manera que nadie, excepto tal vez Draco, le había visto jamás.

- El señor Potter, está recuperándose rapidamente de sus heridas...y restableciendo su magia de una manera nunca vista- Draco saltó emocionado y corrió a abrazar a su padrino, pues sabía que sólo gracias a él, se había salvado el amor de su vida.

- ¿Cuándo podré verlo?- preguntó impaciente, tras separarse de su padrino, avergonzado por haber dado tal muestra de sentimientos frente a todos los que ahí se encontraban.

- Temo que debemos darle unos días para recuperarse suficiente...- sonrió ligeramente el moren,- y ahora, todos deben irse a casa, recalcando ese todos, y mirando amenazador a Draco.

- Yo no voy...- y tras convencerlo entre todos, pensó en volver nada más pudiese quitarse de la vigilancia de esos.

Ingresó en su casa siendo atendido inmediatamente por su protectora elfina, a quien le pidió un baño de agua aliente y algo de cenar. Luego se acostó en su suave cama agotado por las emociones, se quedó profundamente dormido. Cuando despertó, aún cansado, intentó desaparecerse para ir a San Mungo, pero notó que no podía, echándole la culpa a su magia, fue a la puerta principal, e intentó abrirla, pero nada...asustado llamó a su elfina, quien le dijo lo que temía, su padrino había llegado poco después de que se durmiese, y puesto suficientes hechizos para que no se largase como pensaba hacer. Maldijo a Severus por conocerle tan bien, y se pasó lo que quedaba del día inventando mil y una formas de su reencuentro con Harry, pero ninguna como lo que en verdad ocurrió.

Y se pasó dos días, en la cama, como si fuese él el enfermo, y todo por culpa del cabezón de su padrino. Pero al tercero, por fin pudo desaparecerse y reaparecerse en el hospital. Corrió a la habitación de su novio atrayendo las quejas de miles de enfermeras, y sacudió una mano a modo de disculpa mientras las dejaba atrás. Llegó derrapando impaciente por verlo, pero en la habitación no había nadie, la cama recogida y hecha, los visitantes por supuesto que se habían ido¿es que todos sabían que se había largado menos él? Entonces se le ocurrió visitarlo en su apartamento y darle una grata sorpresa, pero si había salido sin avisarle, tal vez eso significaba que no quería verle. Desilusionado por sus pensamientos regresó a su dormitorio y se echó, bocaarriba sobre su cama, que estaba ya hecha y su cuarto ordenado.

---------Comienza el Lemmon--------------

Al cabo de unos segundos sus finos oídos captaron un ruido fuera de su habitación. Alzó la cabeza trabajosamente pero nada había cerca de la puerta. Volvió a recostarla, cerrando los ojos para cambiar la fría imagen del techo. Nuevamente oyó un ruido, similar al anterior, pero ya no le dió importancia, su imaginación ya no le iba a gastar más bromas. Y cuando ya estaba tranquilo del todo, unos suaves besos de mariposa le recorrieron las mejillas y el cuello, gimió suavecito pensando que se encontraba soñando despierto nuevamente. Entonces unos ágiles dedos le desabrocharon la camisa del pijama, extendiéndola suavemente hacia los lados, los besos le recorrieron el torso, haciéndole querer abrir los ojos, pero sabía que si eso ocurría, el sueño se esfumaría. Sólo atinó a gemir un poco más alto, y elevar una de sus manos que se posaron sobre una maraña de pelos, que agarraron sin lastimar. Un dulce olor conocido le llegó de parte del dueño de esos besos, suficiente fuerte como para abrir los ojos. Los abrió sabiendo que ese sueño por fin desaparecería, pero la sorpresa que se llevó fue mayúscula. Ahí se encontraba, era Harry, tal vez demasiado delgado, algo pálido, pero había comenzado él con las caricias, y ahora le miraba con una sonrisa que alcanzaba a sus brillantes ojos.

Sin pensarlo más, hizo un ligero esfuerzo e invirtió las posiciones. Ahora era él quien se encontraba arriba del moreno repartiendo todos los besos que podía con deseperación. El moreno rió suavemente ante tal arranque de pasión, que pronto acabó con su camisa. Pero cuando Draco se encontraba a punto de arrancarle los pantalones de un jalón, recuperó la consciencia, y elevó la mirada como preguntándole. Hasta ahora no habían llegado tan lejos como necesitaba en esos mismos instantes, y sabía que Harry no había podido recuperarse de su experiencia, mas lo ocurrido hacía poco tiempo. Pero al mirarlo con temor a los ojos vió allí una resuelta aceptación, y ciega confianza que le hizo sonreir. Le besó profundamente, y pidió entrada a esa boca que era como un pecado del que no podía prescindir, jugueteando con su lengua, hasta que, por falta de aire, tuvieron que separarse con un gemido. Entonces, con un movimiento de muñeca quedaron desnudos. Draco intentó no jadear, consiguiendo una sonrisa por parte de Harry que parecía no poder hacer otra cosa, mientras se sentía acariciado delicadamente por todas partes, de una forma que nunca había podido imaginar. Correspondió a las caricias, besando el suave cabello platinado, y notando unos besos que recorrían su pierna, entonces estos se detuvieron. Miró hacia abajo y se fijó en la zona donde su dragón se había quedado parado, ahí estaba la marca de sus pesadillas, la cual ya había olvidado en brazos de su novio.

- Draco...draco mírame- murmuró,- sólo tú me has hecho olvidar su existencia, y sólo tú la podrás hacer desaparecer...

El platinado no pudo mas que sonreír y proseguir con su caricias, ahora más fogosas, pero no por ello menos delicadas, pues el cuerpo debajo suyo pedía a gritos ser protegido. Cogió el miembro del más pequeño, y comenzó a masajearlo, hasta que sintió como estaba a punto de venirse. Con aire malicioso lo soltó, llevando en cambio tres dedos a la pequeña boca, que los acogió, lamiéndolos, chupándolos, como si no quisiese que abandonasen su boca.

Pero tuvieron que salir, para meterse uno por uno en su orificio. Con el primero soltó un ligero gemido de molestia, el segundo ya le agradó más, y al sentir el tercero ya pedía más moviendo la cadera, hasta que el rubio tampoco pudo más, y de un solo golpe entró en él. Ambos gimieron por el resultado de tan brusco movimiento, pero al contrario de lo que se podía imaginar, fue un sonido único de placer. Lentamente, se inició un movimiento que fue cogiendo intensidad a cada segundo que pasaba, y que pronto era acompañado por una deliciosa masturbación al mismo ritmo. Ya sin poder aguantarse más, acabaron con un fuerte orgasmo repitiendo sus nombres entre gemidos, y "te amo" salido de no se sabía bien donde, pues era un sentimiento recíproco.

--------Fin del Lemmon-------------

- ¿Harry¿Dónde estás?- se acababa de despertar y no lo veía por ninguna parte. Le pareció impropio de él, era su primera vez juntos pero aún así creía conocerlo mejor de lo que había conocido a nadie en la vida. Se colocó una bata plateada y salió al salón, donde por fin lo encontró, sentado en un sofá con los ojos llorosos.- Ey¿qué te pasa¿Te he hecho daño¿Sigues convaleciente¿Quieres que llame a Hermione, a Ron, a Severus...?- habría seguido una larga tanda de preguntas si no le hubiese interrumpido la falsa risa de Harry, una risa para calmarle pero que no dió el pego. Le miró severamente y eso hizo a Harry sincerarse.

- En la fortaleza... cuando estuve preso de...Lucius sentí algo, como que podría dejarme llevar por él, que iba a sentirme en el paraíso,- paró un momento su titubeante monólogo, para mirar a su novio que le observaba serio sin dejar traslucir sus emociones aunque Harry adivinaba su lucha interior.- Me resistí a él, llevándome un buen golpe- sonrió de medio lado- pero es algo de lo que no me he podido librar y ahora, al haber...me unido contigo la culpa parece más grande.

- ¿Y qué quieres hacer¿Qué quieres que haga yo?- repuso su novio con calma.

- Yo...esperaba que me perdonaras, que me siguieras queriendo porque así es como lo siento yo, como me siento yo.

- Pues claro que te perdono Harry- dijo Draco con voz suave levantándole la barbilla,- nunca te he querido tanto, y eso no fue nada, todos nos hemos sentido atraídos alguna vez por una persona en momentos límites.

- ¿Todos?- inquirió Harry alzando una ceja suspicaz.

- En fin todos no, pero bueno...¿por qué a Granger le salen bien esas teorías absurdas y a mí me las replican?- terminó fingiendo un puchero haciendo reír, y esta vez de verdad, al moreno.

- Años de práctica- le susurró antes de besarle dulcemente en los labios siendo correspondido al instante. El beso se tornaba más profundo, mucho más profundo y juguetón cuando Harry notó un quemazón en la pierna.- Ayyy- gimió separándose repentinamente.

- ¡Qué?- Draco le quitó la mano con la que se sujetaba la pierna izquierda y destapó deprisa la bata verde, lo que vió le dejó asombrado. La cicatriz en forma de T del muslo del moreno estaba roja y sangraba levemente, Harry intentó volver a posar su mano sobre la pierna pero Draco le agarró ambas muñecas impidiéndoselo. Luego llegó lo más sorprendente, ya que la T fue curvándose, abriendo más piel en el proceso hasta por fin formar una D de igual tamaño. LA sangre paró y también el enrojecimiento de la pierna del agónico Harry quien además cesó en su dolor.

- ¿Qué fue eso?- preguntó tembloroso mirando incrédulo la marca de su pierna que ya no parecía una horrible cicatriz sino un tatuaje o un dibujo de la inicial del amor de su vida.

- No lo sé, pero...¿a que la magia genial?- sonrió Draco de oreja a oreja

- Sí, genial- respondió el otro tirándosele encima.

- Ejem ejem¿interrumpo algo?- la cara de un sonriente Ronal se perfilaba en el fuego.

- ¡Síiii!- chilló Harry- ¿Qué quieres?

- Informar de que el mortífago Lucius Malfoy ha sido capturado y llevado a Azkabán.- aquello sólo fue un aliciente más para la felicidad de los enamorados que despidieron a un perspicaz Ron y corrieron a la habitación, para no salir en mucho, mucho tiempo.