Harry Potter y sus personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro.

Advertencias: Rated M, Slash (slow burn), Darkish!Harry, Time Travel, Teorías sobre el viaje en el tiempo, PTSD, temas maduros en general.

-"ABC..."-. Diálogo

-"ABC..."-. Pensamiento

ABC... Libro, carta o palabra/frase en otro idioma; depende del contexto

Reviews anónimos:

Nessa: Muchas gracias por tu comentario! Espero que este capítulo cumpla las expectativas.

Sin más por decir... Disfruten!


Oportunidad

Capítulo 4, Familia

Las casas adosadas de la calle Grimmauld en Londres eran, como la primera vez que las había visto esa noche de agosto, tradicionales… inglesas… muggles.

No lograba entender –y estaba seguro que nunca lo haría– cómo es que una familia tradicionalista y purista como los Black –generaciones de magos y brujas– podía soportar vivir rodeada de aquello que decía odiar. Él no habría soportado vivir en Privet Drive más de lo estrictamente necesario.

Quizá… quizá esa era una de las razones por las que la vida de su padrino había sido miserable… o quizá, pensó sin humor, quizá no odiaban a los muggles tanto como querían hacerlo parecer.

Estaban justo frente a la casa –casi en el mismo sitio en que se había parado con Moody y los otros la primera vez– cuando Sirius lo tomó de la mano por instinto.

Harry, que nunca había recibido un gesto así, tuvo que obligarse a no quitar su mano y alejarse.

No sabía lo que debía estar pasando por la cabeza de su padrino, pero era evidente que no podía ser nada bueno. Si tomarlo de la mano podía darle a Sirius cierta calma, entonces estaría haciendo un buen trabajo.

Caminar hacia la puerta parecía ser una sentencia de muerte para Sirius.

Tocaron la puerta dos veces.

Un segundo después, la puerta se abrió sin ayuda –magia– y Sirius hizo pasar primero a Harry, aparentemente alguna costumbre sangrepura que tendría que aprender.

Los pasillos tenían el mismo aire sombrío con el que Harry los había conocido en el futuro, sin embargo, había una diferencia notable: todo estaba en perfectas condiciones. Podía ver el color real de las paredes –un azul profundo, casi negro, con decoraciones de hilos plateados–. Bajo sus pies había madera prácticamente negra y una alfombra de un rico tono azulado.

Comenzaba a entender las razones de Sirius para advertirle no distraerse observando a su alrededor porque, aunque no era precisamente el lugar donde él elegiría vivir, Grimmauld Place era, definitivamente, interesante.

Esperaron en el vestíbulo, algo que para cualquiera sería lo normal.

Y poco después llegó hasta ellos un elfo que Harry había conocido en otro tiempo, sólo que ahora lucía completamente diferente –"Lord Black y lady Black esperan a la nueva familia Black"- dijo haciendo una reverencia pronunciada –"Sigan a Kreacher, por favor"–el elfo doméstico se giró y comenzó a caminar.

Notó que Sirius abría la boca para replicar, así que lo calló con un golpe en el estómago y ambos siguieron en silencio al elfo. No hacía falta crear un conflicto sólo por insultar al elfo, no cuando tenían la posibilidad de hacer que todo resultara a su favor.

Avanzaron hasta uno de los salones que Harry había reconocido como una futura bodega llena de artículos oscuros y peligrosos –el mismo salón donde casi habían perdido el zapato de Ginny–.

Tenía estanterías con libros y algunas decoraciones, una chimenea y sofás que combinaban perfectamente con el estilo decadente de toda la casa. La luz natural entraba perfectamente por las ventanas descubiertas y era un espacio… un espacio en el que Harry no le habría molestado pasar un poco más de tiempo en cualquier otro momento.

En dos de los sofás individuales, se encontraban dos adultos que parecían estar en la mediana edad, no más de cincuenta. De ellos, Harry sólo logró reconocer a la mujer.

La madre de Sirius era… no precisamente la misma del retrato que había desquiciado a toda la Orden, eso era seguro.

Tenía una expresión rígida como la de su retrato, pero su mirada no estaba desubicada y, si se fijaba bien, tenía más bien un rostro cansado. Al menos, pensó, no los había recibido a gritos sólo con verlos –eso ya era una gran mejora–. De tez pálida y labios con un brillo tenue, la mujer le recordó incómodamente a Bellatrix Lestrange. Excepto que el cabello negro estaba arreglado suavemente alrededor de su rostro, controlado con algún peinado, y su túnica daba la impresión de haber sido elegida especialmente para la ocasión.

Era una mujer mayor, sí, pero no lucía tan demacrada como estaría su futuro retrato.

Por consecuencia –y porque Harry no era tan idiota como todo el mundo parecía creer–, el hombre a su lado debía tratarse del padre de Sirius.

Incluso sentado, Harry podía saber que el hombre era alto.

Tenía el gesto severo, pero con cierta tensión que le decía que no estaba realmente acostumbrado a mantenerse así –no en su propio hogar, era seguro–, su mirada fija en su padrino, el hombre lo examinaba. Su cabello también era negro y sus ojos grises lo hacían ver realmente atractivo, como una versión madura de su padrino.

La presencia del hombre era imponente, casi tanto como la de su esposa, y obviamente debía estar acostumbrado a ser escuchado.

Recordando los modales que, se suponía, debía tener, Harry hizo una reverencia pronunciada –lo suficiente para demostrar un respeto que no sentía–, seguido de su padrino, que mantuvo el contacto visual a pesar de la posición en la que se encontraba.

-"Primo Adhara"- saludó Orión Black desde su asiento –"Debo confesar que tu apariencia es… una sorpresa"-.

-"Nunca pensamos que serías tan joven, primo"- aclaró la mujer, qué extraño era escuchar que se dirigían a Sirius sin saber que frente a ellos estaba una versión futura de su hijo –"Es un placer recibir a otro miembro de nuestra noble estirpe"- dijo sonriendo apenas.

Sirius respondió colocando una mano en el hombro de Harry –"Es un honor haber sido recibidos por la cabeza de la familia Black, lord y lady Black"- Harry quiso rodar los ojos, pero no hizo ningún movimiento –"¿Puedo presentarles a mi hijo?"- el menor dio un paso al frente, recibiendo un asentimiento de los mayores –"Él es Hadrian Ankaa Black"- su padrino paseó una mano por el cabello de Harry.

De nuevo, Harry hizo una leve inclinación –"Es un honor"-.

-"¿Qué edad tienes, muchacho?"- habló Walburga Black, con esa voz grave –"No puedes tener más de trece o catorce años"-.

Harry respiró sutilmente, para no responder como habría querido –"En julio cumplo dieciséis años, lady Black"- en serio, no era tan difícil de entender.

Orión se levantó y abrazó a Sirius –"Ciertamente ninguno de los dos es lo que esperábamos"- no supo cómo tomar ese comentario, así que simplemente lo ignoró, así como ellos lo ignoraban a él como cualquier mayor –"Tu carta llegó en un momento delicado, primo Adhara"- Sirius asintió, como si supiera exactamente a qué se refería.

-"Lo sé, es… complicado"- afirmó –"Lamento tanto esto"-.

Orión agitó la mano, restándole importancia –"Familia es familia"- eso… no sonaba tan mal –"Y creo que es justo mencionar que tuvimos que hacer uso del protocolo familiar para recibirlos tan rápido, estoy seguro que comprenderán"- Harry no, pero aparentemente su padrino sí.

Sirius abrió la boca para hablar, pero antes de poder intentar decir algo, la puerta por la que habían entrado fue abierta por Kreacher, que se disculpaba entre murmullos.

Harry podía distinguir la urgencia y la ansiedad de un elfo, habiéndola visto en Dobby más veces de las necesarias.

-"Kreacher lamenta la interrupción, amos"- dijo, y Harry notó que la disculpa estaba dirigida particularmente hacia la única mujer en el salón –"La visita que habían estado esperando…"-.

Los mayores se miraron por un segundo antes de que Orión se levantara de su asiento con un poco de la misma urgencia repentina –"Lamento todo esto"- pero no, no creía que lo lamentara –"Esta reunión es importante y no puedo postergarla, mi esposa se hará cargo de la situación, tengo algunos asuntos que atender"- y se fue sin más.

Eso… esa había sido una despedida abrupta, si acaso había visto una.

Era evidente que debía ser algo mucho más importante de lo que dejaba ver. No conocía muchas costumbres, pero sabía que no era prudente dejar a una persona a solas con dos desconocidos y sin protección.

Además, creía que eso debía ser una falta de educación, ¿o no?

De cualquier manera, Harry y Sirius se quedaron de pie, sin decir ni hacer nada, hasta que escucharon el suspiro de la mujer, como si estuviera resignada y no particularmente molesta con su esposo –"Siéntense, por favor"- les señaló un sofá de dos plazas que había estado frente a los dos individuales.

Harry siguió a su padrino y se aseguro de tomar asiento cerca del hombre, no confiando en las reacciones de ninguno de los dos para seguir con esa conversación como algo medianamente civilizado –"Una de las más raras que voy a tener en la vida, estoy seguro"-.

-"Como decía mi esposo"- interrumpió la madre de su padrino –"Estudiamos cuidadosamente el tapiz de la familia en cuanto recibimos tu carta, primo Adhara"- la mujer todavía veía hacia la puerta –"Me parece una desgracia que no supiéramos de ustedes antes de la tragedia que tocó a otra rama de nuestra familia"-.

Así que… estaban en el árbol de los Black, de alguna manera estaban ahí.

¿Cómo?

-"Lo entiendo, lady Black"- dijo Sirius –"Nuestra rama es mucho menor a la de ustedes, descendemos del tercer hijo de la segunda generación de Licorus"- le sonrió un poco –"Aunque nunca pude saber por qué mi familia nunca mantuvo el contacto"-.

-"Debió haber sido por los viajes de tu familia, primo"- esa era una explicación lógica –"Dime, ¿han vivido siempre en Gran Bretaña?"-.

Sirius negó con la cabeza –"No, mi bisabuelo viajó a Rusia desde joven y mi abuelo se trasladó a Francia"- por los nombres que había escrito de sus esposas, para Harry era obvio –"Mi abuela Charlotte le insistió a mi abuelo para regresar a Gran Bretaña, o eso me dijo mi padre"- agachó la cabeza un poco –"En lo personal, jamás creí que nuestra rama familiar fuera importante"- admitió con falsa culpa.

-"Es comprensible, primo"-.

-"Tampoco… nunca fue mi intención molestar a la rama principal"- la mujer asintió –"Fue… una decisión ajena a mí, lady Black"- demonios, Sirius era un buen actor –"Fui educado en una casa menor de la familia, sin mucha importancia, y la existencia de Hadrian no llegó a mí sino hace casi tres años, como les expliqué en mi carta"-.

La mujer permaneció en silencio por unos minutos, analizando lo que Sirius le había dicho y, Harry suponía, evaluando las posibilidades de utilizarlos a su favor. Su padrino ya le había contado muchas veces qué tan oportunista podía llegar a ser su madre. Al final, Walburga Black dirigió su atención a Harry.

Su mirada seria y, hasta cierto punto, triste, hizo que Harry se esforzara por mantener la postura correcta y respirara profundamente –"¿Qué puedes decirme tú, muchacho?"- se encogió un poco en su sitio –"¿Qué sucedió contigo antes de conocer a tu padre?"- Harry tragó en seco y decidió seguir los consejos de su padrino y no hacer contacto visual con la mujer, no quería arriesgarse a tener otro oclumente como Snape.

¿Qué demonios se suponía que tendría que decir para quitársela de encima? ¿Cómo podría esquivar esas preguntas sin meterse en problemas? Lo último que deseaba era hablar de los Dursley, pero si no se apegaba a lo que en verdad había vivido, sería mucho más difícil mantener una mentira por tanto tiempo. Notó que la mujer seguía esperando, así que suspiró, como para darse valor.

-"Viví con una pareja y su hijo"- se mordió el labio –"Eran muggles y… yo no les agradaba mucho…"- eso era subestimar la situación –"No les agradaba porque… sucedían cosas a mi alrededor, cosas que no podían explicar"- tomó aire –"Supongo que… me tenían miedo, tal vez"- sí, los Dursley siempre habían temido a la magia –"No eran la mejor clase de muggles con los que podría haber vivido, pero pudo haber sido peor"- admitió después de un segundo de ver a la mujer asentir –"Después conocí a mi padre"- sonrió de verdad –"Hace tres años y vivimos en…"- disminuyó el tono de voz y miró a Sirius –"Vivíamos con mi bisabuelo, antes del ataque…"-.

Bajó la mirada todavía más y no se atrevió a alzarla, incluso cuando le pareció ver a Sirius murmurar algo a la mujer.

-"Es una tragedia"- concedió la mujer al final –"Lamento que un miembro de nuestra familia haya tenido que sufrir en presencia de muggles"- al parecer, lady Black iba a contener cualquier insulto que hubiera querido gritar, seguramente como su retrato del futuro –"Primo Adhara, ¿por qué no te hiciste cargo de Hadrian?"- había cierto reproche en su voz y Sirius tuvo que detenerse para no mostrar qué tan sorprendido estaba.

-"Yo… no lo sabía"- respondió al final –"Mi relación con Lilian fue…"- miró a Harry de reojo, intentando evitar recordar a Lily mientras hablaba de ella en una distorsionada versión de lo que había sido su relación antes de James –"Lilian y yo tuvimos un romance breve"- dijo.

-"Ya veo"- ver a su madre juzgarlo era, por mucho, mejor recibido que verla genuinamente preocupada por ellos, por lo menos estaría en terreno conocido.

Pero lo juzgaba, como si ella –o cualquier otro– tuviera el derecho a hacerlo, como si ella hubiera sido una madre modelo o como si su matrimonio no fuera una completa farsa. Por favor.

-"Respira"- se recordó cuando sintió la temperatura de su cuerpo subir, listo para una discusión.

Cuando su madre abrió la boca, sin embargo, Sirius no estaba preparado para escuchar lo que ella les diría –"Es evidente que no es culpa de Hadrian lo que sucedió con ambos y obviamente no es tu culpa, primo Adhara"- jamás en su vida había visto comprensión en ella –"Es una suerte que tengamos tiempo de solucionar las cosas"- eso había sido fácil –"Mi hijo mayor tiene tu edad, Hadrian"- dijo suavemente hacia Harry, quien asintió –"Y mi hijo menor sólo va un año detrás de ustedes, confío en que puedan llevar una buena relación mientras vivan aquí"-.

Sirius no confiaba en su versión adolescente. Se conocía lo suficiente como para no confiar en sí mismo, pero sabía que podía confiar en Regulus; que jamás había actuado fuera de lo que era ser un heredero Black. Y confiaba en Harry, porque su ahijado sabía cuidarse… casi siempre… bueno, algunas veces…

Walburga observó a Harry por un momento, como si evaluara lo que tenía enfrente y qué hacer con él, algo que Sirius no descartaba. Le pidió que se levantara y se pusiera de pie a tres pasos de distancia de ella. Sirius no tenía muchas opciones para prohibirle hacerlo, mucho menos cuando su padre –no era su padre– regresó y tomó asiento sin disculparse o darles alguna excusa.

Ambos observaron a Harry, y lo único que Sirius pudo hacer fue mantenerse callado.

Él sabía lo que había visto su madre, y no le agradaba, pero… no tenía tiempo de explicarle a Harry qué sucedía, incluso si el menor estaba comenzando a cambiar ligeramente de color a uno más rojizo.

Orión y Walburga se miraron y asintieron entre ellos, fue su padre –no era su padre–, quien habló primero –"Necesito hablar con tu padre, Hadrian"- su tono era amable, mucho más suave del que había usado con Regulus o con él, algo que agradecía un poco; no deseaba que esos dos buscaran tratarlo como habían hecho con él.

Harry asintió.

-"Con suerte, Harry se los ganará"- no lo dudaba.

-"Puedes salir y esperar en el pasillo"-.

Ni Harry ni él se sentían confiados para separarse uno del otro, lo sabía a la perfección, pero después de lanzarle una mirada rápida, Harry se despidió y se fue, cerrando la puerta con suavidad. Sólo esperaba que no se le ocurriera deambular por los pasillos o intentar entrar a algún otro sitio porque ninguno de los Black estaría feliz con eso.

Sirius no se atrevió a romper el silencio, prefiriendo fingir que no tenía idea de sus intenciones. Estar frente a sus padres era… algo más que doloroso.

Ahí estaban, tal como los recordaba.

Su padre –no era su padre– tenía el mismo gesto de indiferencia que le había causado varias pesadillas y su madre seguía luciendo como la misma arpía que conocía… excepto que Orión Black lucía más bien cansado y Walburga parecía estar menos desquiciada de lo que recordaba.

De pronto, Sirius se sentía como un niño otra vez, esperando el regaño de sus padres por algo que, seguramente, no habría sido tan grave. Pero cuando parpadeó, el regaño nunca llegó; ni el regaño, ni las miradas de decepción que normalmente usaban con él, tampoco las maldiciones para corregir su comportamiento o…

Y eso comenzaba a hacer que Sirius entrara en pánico –"Tal vez no fue buena idea dejar que Harry se fuera"- miró la puerta por un segundo.

Se esforzó por respirar regularmente, hasta que Walburga habló de nuevo –"Hadrian parece ser un buen muchacho"-.

-"Lo es, lady Black"- dijo con una sonrisa sincera.

Porque Harry lo era.

Harry podía tener el mismo carácter de Lily –Merlín sabía cuántos problemas le había causado a James–, pero definitivamente su corazón era exactamente como el de James. No había manera que el niño de trece años que había aceptado a Sirius y a Remus sin siquiera pestañear pudiera ser algo menos que una de las mejores personas en ese mundo… no había manera.

Su ahijado era especial.

-"¿Fue fácil criarlo estos años?"-.

¿Cómo podría saberlo?

Sirius no tenía idea de qué tan fácil habría sido criarlo, no había hecho nada… era una vergüenza de tutor. Aunque, si era sincero, Harry había terminado siendo una mucho mejor persona de lo que él o James habían sido a la misma edad, así que tal vez su ahijado no lo necesitaba.

-"Lo fue, lady Black"- bien, no era realmente una mentira –"Hadrian es un buen estudiante, está dispuesto a aprender, es paciente y tiene una buena actitud…"- la mayoría del tiempo –"Aunque tiene un pequeño problema con la autoridad"- admitió con media sonrisa, recordando que Harry podía romper las reglas cuando era necesario –"O cuando se le acaba la paciencia"-.

Orión lo miró fijamente –"Parecen tener una relación estrecha"-.

Sí… Sirius no le llamaría así, pero morir tenía ese efecto en las personas, suponía –"Es complicado"- respondió lentamente –"He intentado darle toda mi atención desde que llegó a mi vida, pero…"-.

Pero no era suficiente.

Nunca sería suficiente para reparar el daño que había ocasionado al abandonarlo.

¿Qué podría haber hecho un padrino como él? Fugitivo, sin trabajo seguro, sin hogar, unas cuantas cartas al año…

La pequeña pausa hizo que Walburga intentara explicarle al otro lo que había escuchado mientras no había estado –"Hadrian vivió con muggles, Orión"- dijo, ambos parecían tan asqueados como cuando Sirius se había enterado que Harry había vivido toda su vida con Petunia –"Primo Adhara, ¿qué posibilidad existe de…?"- se detuvo por un segundo –"¿Crees que Hadrian fue abusado?"-.

La pregunta seria lo sorprendió.

Era una excelente pregunta, viniendo de la mujer que había tomado gran placer con los castigos a su hijo –"Hadrian no habla… no habla de su tiempo con esa familia"- cerró los ojos –"No me odies por esto, Harry"- suspiró –"Pero puedo decir que es muy probable, lady Black"-.

No pretendía admitirlo frente a Harry, pero no le molestaría mucho enterarse que, con un par de comentarios más, sus no padres hicieran algo para encargarse de la familia que había lastimado a su Harry. Tener el respaldo de los Black para cometer un crimen sería, por mucho, bienvenido.

Sirius guardó silencio mientras veía con fascinación cómo los mayores hablaban entre ellos.

No era el tipo de conversaciones a las que había estado acostumbrado a presenciar mientras crecía, para nada.

Frente a él estaban dos adultos discutiendo, seriamente, las posibilidades de proteger a Harry y a Sirius. Discutían sobre lo que habían hablado, murmurando que no creían que ninguno mintiera, preocupados… preocupados por otros miembros de la familia. Sirius casi se sentía culpable por mentirles.

Casi.

Eventualmente, Walburga y Orión regresaron su atención a Sirius –"¿Me equivoco al pensar que Hadrian es un efebo?"- preguntó directamente el hombre, haciendo que Sirius saltara en su sitio y el aire se le escapara de los pulmones.

Su reacción, sin embargo, estaba completamente justificada; porque hacía años que no escuchaba esa palabra.

Merlín…

-"¿Cómo…? ¿C-Cómo lo…?"-.

¿Cómo demonios podrían haberlo visto?

No había nada… es decir, Harry no…

Sirius se sintió enfermo y se llevó una mano al rostro para cubrirse de la luz que, de pronto, le molestaba más de lo que podría ser normal.

-"¿Cómo lo sabemos?"- preguntó Walburga con una sonrisa y humor en la voz –"Es obvio, si sabes qué buscar"- dijo mirando hacia la puerta –"La forma en que se mueve dice bastante, para empezar"-.

Sirius se mordió la lengua para no soltar un gruñido y se forzó por no dejarse llevar por sus instintos y arruinar todo, pero, ¿cómo podía proteger a Harry de esos dos cuando ambos estaban a su merced? Es decir, sabía que no lo lastimarían; había costumbres y tradiciones que no permitirían hacerle daño a Harry, pero su ahijado se merecía una adolescencia medianamente normal –o tan normal como pudiera serlo para Harry Potter–, había prometido cuidar de él y… y había fallado, de nuevo.

Quince años sin escuchar esa palabra.

Estaba seguro que Harry no tendría idea de su significado.

No es que fuera precisamente malo, porque no lo era; era sólo que no tenía idea de cuál sería la reacción que tendría Harry al enterarse, eventualmente, de su papel dentro del Mundo Mágico, de una naturaleza que no había siquiera considerado suya. Porque sería un shock para alguien que había sido criado entre muggles y sin una educación tradicional gracias a las reformas que Dumbledore había hecho dentro del colegio.

Un efebo no era muy diferente a cualquier otro joven mago.

Y tener uno en la familia era considerado una bendición, no había nada malo en ellos, todo lo contrario. Se trataba de magos poderosos, que simplemente eran bien vistos en la sociedad porque tenían ciertas capacidades que otros no. Harry no era distinto a cualquier otro adolescente de su edad.

Ser marcado como un efebo abiertamente, sin embargo, podía significar un cambio que no estaba seguro que Harry desearía. Por un lado, podría abrirle muchas puertas, pero también podía ser la causa de muchos dolores de cabeza… o un riesgo, si alguien poco adecuado se enteraba de ello.

Sus padres –no eran sus padres– decían que era sencillo identificar a uno, pero él jamás había sido muy bueno para hacerlo, así que cuando James le había confesado que era un efebo y que su hijo era uno… se había encogido de hombros y no le había dado demasiada importancia –salvo para jurarle a James que cuidaría del secreto de Harry–.

Le había jurado a James que nadie, excepto por Lily eventualmente, se enteraría por su boca del secreto de los Potter. Y ahora, tal parecía que lord y lady Black lo sabían.

Sirius intentó sonreír sin éxito –"Harry no lo sabe"-.

James había querido honrar la tradición de los Potter al educar a su hijo; educarlo como cualquier otro niño de su edad, abrirse camino en el Mundo Mágico con su propio esfuerzo y disfrutar de una vida normal. Pero sabía que la familia Black tenía tradiciones particulares para los chicos como Harry, un tipo de educación que él no conocía demasiado y que, si era similar a la que había recibido, no quería para su Harry.

-"¿No lo sabe?"- Orión levantó las cejas cómicamente –"Casi cumple dieciséis, ¿cómo es que no lo sabe?"-.

Sirius frunció el ceño –"Vivió bastante tiempo con los muggles, lord Black"-.

-"Llámame Orión, primo Adhara"- el hombre estaba de muy buen humor de pronto, eso no era agradable –"Es interesante, ¿ningún tipo de educación sobre el tema? ¿Nada?"-.

Sirius tenía que admitir que esa conversación se había convertido en algo más que incómoda, apenas podía ocultar su pánico y comenzaba a sentir el fastidio, una combinación que jamás había sido buena para él –"No conoce el término siquiera"-.

Lo único que Sirius sabía sobre la educación de los efebos, era que las mujeres de la familia Black eran las que se encargaban de llevar la educación apropiada de sus hijos e hijas –excepto por los últimos años de la infancia del heredero de la casa–, y eso significaba que dividían la educación dependiendo de su valor dentro de la familia. Es decir, la educación que Sirius había recibido era diferente a la que había recibido Regulus –afortunadamente para su hermanito–, era distinta a la que sus primas habrían tenido… y sería abismalmente diferente de la que Harry, sin duda, recibiría.

Quería gritarles, ordenarles no meterse en algo que no les importaba, pero… pero sabía muy bien que eso no era posible, dadas las circunstancias en las que se habían metido.

Walburga, para su sorpresa, no parecía molesta.

De hecho, lucía genuinamente feliz por la información que Sirius les estaba dando, no importaba qué tan negativa fuera. Se veía radiante y, por un momento, Sirius se preguntó exactamente qué estaba pasando por su cabeza.

-"Eso es excelente"- dijo a su esposo, tono ligero, como si hubiera recibido el mejor regalo en mucho tiempo –"Como dije, primo"- se dirigió a Sirius –"Tenemos tiempo para corregir cualquier eventualidad que esos muggles hayan creado"- negó con la cabeza –"E introducir a Hadrian apropiadamente al Mundo Mágico"-.

Orión sólo le sonrió indulgente a su mujer y luego dirigió una mirada a Sirius –"Primo Adhara, ahora comprendemos por qué te acercaste a la familia con tanta urgencia"-.

Ah, ¿sí?

Porque Sirius dudaba que entendieran exactamente la razón de estar en ese lugar, pretendiendo ser parte de una familia que ya antes había repudiado.

No creía que pudieran llegar a comprender que Harry necesitaba un lugar seguro –y no precisamente seguro de los peligros del mundo exterior, sino del peligro que significaba un asesino detrás de Harry y una vida de soledad– mientras él intentaba hacer todo lo posible por asesinar a Voldemort antes de perder a los que alguna vez habían sido sus amigos y familia. Por supuesto que no entendían, ¿cómo podrían, si vivían en esa burbuja de comodidades y lujos?

-"Tendremos que hacer una visita a San Mungo cuanto antes, Walburga"- dijo el hombre con media sonrisa –"Y tendremos que empezar a organizar la fiesta de bienvenida para nuestro nuevos miembros de la familia"-.

Genial.

-"Una fiesta no es necesaria…"-.

Una mirada de Walburga le hizo callarse –"Tonterías, primo"- no eran tonterías, Harry odiaba las fiestas y odiaría el tipo de fiesta que planeaban hacer –"Estoy segura que Hadrian apreciará una reunión en su honor"- Sirius no estaba muy seguro de eso, pero no dijo nada –"Es toda una fortuna que tengamos tiempo para planear todo, además… tenemos que pensar la manera de introducir a Hadrian apropiadamente a nuestros círculos"-.

Merlín, no.

-"Muchas gracias, lady Black"- decir el nombre de su madre era extraño.

-"Familia es familia, primo Adhara"- dijo restándole importancia –"Por ahora tenemos que adecuarnos a la situación presente"- su expresión se volvió tan seria como Sirius la recordaba.

Orión asintió –"Como dijimos, nuestros hijos están en edad para asistir al colegio, al igual que Hadrian, por lo que vendrán estas vacaciones de verano"- frunció el ceño –"No me siento orgulloso de mencionarlo, pero es necesario hacértelo notar, Adhara, porque vivirán con nosotros y esperamos que no exista ningún conflicto"-.

Oh, cierto.

Los problemas de actitud de dos adolescentes –"Hadrian y yo no pretendemos molestar a sus hijos… Orión"-.

Negó con la cabeza –"No me preocupan ustedes, primo"- una pequeña sonrisa casi imperceptible apareció –"Es… se trata de nuestra relación con Sirius y Regulus… no es la mejor en este momento"- admitió y Sirius se preguntó si acaso en algún momento habrían tenido una buena relación –"Nuestro hijo mayor, Sirius, es un perfecto caballero"- se apresuró a añadir –"Y también nuestro menor, por supuesto… es sólo que…"-.

Bien, Sirius sabía.

Sabía que había más problemas dentro de esa familia de los que cualquiera iba a admitir. Sabía de los castigos, las expectativas, los problemas de control… sabía de los problemas de actitud que él mismo había tenido en su momento, más allá de los problemas con su madre, y sabía de lo que podría ser capaz si se le presentaba la oportunidad.

Pero sería ridículo pensar que Orión y Walburga Black no estarían pensando en el peligro que significaba dejar a dos desconocidos tener contacto con sus dos herederos.

-"Es complicado"- ofreció Sirius, porque realmente no iba a justificar el comportamiento de sus padres hacia él y su hermano y tampoco iba a buscar una excusa para nadie.

Los mayores asintieron, casi aliviados.

-"Es mejor dejar que las cosas se presenten naturalmente, me parece"- dijo Orión, aceptando el cambio de tema –"Tenemos que hacer una visita a San Mungo, por supuesto, y eso es más importante ahora mismo"-.

Después de hablar sobre la visita que tendrían que hacer al hospital, Walburga volteó a ver a Sirius fijamente –"Adhara, ¿tienes alguna especialidad?"-.

Eh…

Sí, tenía una especialidad, había sido un Auror y había pertenecido al equipo de Operaciones Especiales… pero… sería difícil comprobarlo.

-"No, estudié nuestras costumbres y estaba… estaba preparado para hacerme cargo de mi familia, pero nada más"-.

La mujer asintió –"Tal vez deberías llevarte a Adhara contigo, Orión"- le dijo en un tono que no permitía discusión –"Podrían trabajar juntos y podrías llevarte a Sirius contigo"-.

-"Buena idea"- respondió el hombre murmurando –"Tal vez así Sirius pueda interesarse un poco más en la familia"-.

Esa era la peor idea que había escuchado… eh… justo después de sugerir a Colagusano como el guardián secreto de James y Lily… y esa vez que había decidido acercarse a los Black para usarlos para proteger a Harry…

Sirius dejó de escuchar en ese punto porque, si bien era fascinante observar la relación de sus padres sin que él… es decir, su yo del pasado, estuviera presente, en realidad no sabía qué pensar de todo lo que sucedía.

En ningún punto de las vacaciones de ese año –al menos no lo recordaba– su padre le había pedido acompañarlo y aprender lo que se suponía que debía aprender para ser el siguiente Lord Black.

Jamás había sucedido tal conversación… quizá porque Sirius se había escapado antes de que pudiera suceder.

-"Muy bien, está decidido"- dijo Orión, levantándose de su asiento decididamente feliz.

¿Qué?

-"Me haré cargo de la educación de tu hijo, Adhara, así que no debes preocuparte más"- su madre, que ya no lo era, sonreía –"Y ustedes dos se harán cargo de los debes que debe aprender Sirius y también Regulus"- asintió para sí, ignorando el horror en Sirius –"Me encargaré de Hadrian todas las vacaciones, prepararlo para poder entrar a nuestra sociedad el siguiente año, por supuesto"-.

Y, si pretendía tranquilizarlo, la mujer estaba haciendo todo lo contrario.

-"¿Q-Qué…?"- tragó en seco –"¿Y qué sucederá…? ¿Qué sucederá una vez que entre a Hogwarts?"- tal vez el colegio terminaría siendo su salvación.

Walburga arqueó una ceja y luego negó con la cabeza –"A veces olvido que los hombres Black no lo saben"- por Merlín, seguía sonriendo –"De eso no te preocupes, primo Adhara"-.

¿Por qué parecía que, de pronto, Sirius había dejado de importar demasiado en el esquema de su llegada?

-"¿Deberíamos hacer que Hadrian entre?"- preguntó Orión y Walburga asintió –"Kreacher"- llamó, el elfo apareció casi de inmediato –"Dile a Hadrian que puede entrar"-.

El elfo hizo una reverencia y desapareció.

¿En qué diablos había metido a Harry?

Unos momentos después, Harry entraba por la puerta.

Lo primero que notó al entrar fue a su padrino de pie, con el rostro acalorado y una expresión de sorpresa que no sabía si significaba algo bueno o no –probablemente no–. Sin embargo, Harry no tenía que ser un genio para darse cuenta que las decisiones que hubieran tomado ahí simplemente no eran algo que Sirius o él fueran a disfrutar.

-"Hadrian"- llamó la mujer –"Siéntate, por favor"- Harry se acercó al sofá donde había estado sentado con su padrino y se sentó en el mismo sitio que había dejado, Sirius se le unió no mucho después.

Orión Black lo observaba con curiosidad mal escondida –Harry se preguntaba si era porque el hombre era pésimo haciéndolo o si acaso no le importaba que Harry se diera cuenta–, pero no decía nada, permitiendo que la mujer tomara el control de la situación, como había hecho desde el principio.

Walburga Black, para su sorpresa, parecía feliz con lo que fuera que hubieran hablado con su padrino.

-"Llegamos a un acuerdo"-.

Por la expresión que su padrino había tenido al entrar, Harry no creía que se tratara de un acuerdo en términos tradicionales, al menos no como Harry los conocía –"Bien… no puede ser tan malo"- y no quería ser demasiado dramático sin razón, pero a veces era complicado.

-"Vivirán con nosotros durante un tiempo considerable, Hadrian"- y aunque la mujer pretendía reconfortarlo, de alguna manera había logrado hacerlo sonar como una sentencia a muerte –"Tu padre aceptó ser el asistente de mi esposo mientras se establecen"- Harry, por supuesto, no creía ni por un segundo que hubiera sido una decisión voluntaria –"Compartirás esta casa con mis hijos, así que espero que no exista ningún problema"-.

Para nada; con excepción de una ligera discusión con Sirius y James –con Remus y Pettigrew como testigos– y las amenazas que había recibido sutilmente, no… Harry no creía que fuera a tener ningún problema para compartir espacio con el adolescente Sirius Black –"No olvidemos que también existe Regulus Black, a quien no conozco, pero se supone que es un mortífago en potencia, ¿o no?"- Harry sonrió un poco.

-"No habrá ningún problema, lady Black"-.

Y, con eso, la mujer pareció completamente satisfecha.

-"Llámame tía Walburga, Hadrian"- no sintió que fuera tan sencillo como simplemente llamarla así, pero de cualquier manera asintió.

No sería muy diferente de lo que tía Petunia había ordenado en su momento, entonces. Cuando había hecho que Harry llamara a Marge su tía, incluso si todo el mundo sabía que no tenían ningún tipo de relación sanguínea –gracias a Dios o cualquiera por eso–, Harry había tenido que entrenarse por meses para lograr decirlo sin sentirse enfermo de repente.

-"Sí, tía Walburga"- sonaba mucho peor en voz alta y sabía que su padrino se burlaría de él en cuanto tuviera oportunidad.

-"Bien, ahora que establecimos eso"- la mujer seguía mirándolo –"A partir de ahora me encargaré de tu educación"- Harry abrió los ojos, pero se esforzó por morderse el interior de la mejilla para no decir nada –"Tu padre me dice que eres un buen estudiante"- añadió cuando no obtuvo respuesta.

Claro que lo era, no era Dudley al menos, aunque Snape podía diferir si quería.

Harry era un buen estudiante.

Se esforzaba por escuchar sus clases y no interrumpir para llamar la atención de todo el mundo hacia él, buscaba seguir las instrucciones al pie de la letra, pero a veces necesitaba improvisar o buscar una mejor manera de entender el tema. Había sido un buen estudiante antes de entrar a Hogwarts, hasta que tía Petunia había decidido que Dudley merecía más reconocimiento por ser capaz de… existir, suponía.

-"Estoy fuera de práctica"- admitió en su cabeza –"Mi padre es… bastante considerado"- y un idiota que no entendía el significado de sutileza.

La mujer arqueó una ceja, entretenida –"Ya veremos"- dijo y luego siguió como si Harry no hubiera interrumpido –"Vas a acompañarme a algunas reuniones y otros lugares, Hadrian, voy a hacerme cargo de ti"- luego lo miró de pies a cabeza –"Y tendremos que hacer algo sobre tu vestimenta"-.

Bien, de acuerdo, eso había sido completamente innecesario.

Harry se mordió el interior de la mejilla de nuevo –"Gracias, tía Walburga"- dijo al final.

¿Qué de malo tenía la ropa que usaba…? No era como si su padrino no estuviera usando algo peor que él. Además, no era como si Harry hubiera elegido usar la ropa de Dudley en… eh… sólo era un poco… de acuerdo, quizá necesitaban algo de ropa.

-"En septiembre entrarás a Hogwarts, así que no tenemos mucho tiempo"- por un momento, Harry había olvidado eso –"¿Presentaste tus TIMOS?"- preguntó, aunque obviamente debía saber la respuesta.

Harry negó con la cabeza –"No, tía Walburga"- borró la sonrisa –"No tuve mucho tiempo para presentarlos"-.

-"Hadrian tiene agendada su examinación dentro de dos semanas"- intervino Sirius.

Los exámenes institucionales eran importantes, Harry lo admitía. Como era imposible validar los TIMOS que ya había hecho, Harry estaba resignado a repetirlos, incluso si eso significaba visitar el Ministerio de Magia.

Para su buena suerte, Walburga sólo lucía curiosa, inclinándose ligeramente hacia Harry –"Y dime, ¿qué asignaturas planeas presentar?"- bueno, esa era una pregunta más fácil de responder, ¿verdad?

Sonrió a pesar de las circunstancias –"Defensa Contra las Artes Oscuras, Herbología, Transformaciones, Pociones, Historia de la Magia, Encantamientos… Astronomía, Adivinación, Cuidado de Criaturas Mágicas…"- luego miró a los Black e intentó no reír –"Estudios Muggles"- dijo, como si fuera lo más natural –"Aritmancia, Runas y… Artes Oscuras"- se encogió un poco y evitó mirar a su padrino para no ver la evidente opinión que el hombre tendría.

Orión Black abrió los ojos –"Impresionante"- murmuró –"¿Pudiste estudiar todo por tu cuenta?"-.

¿Y en tan poco tiempo? Escuchó la pregunta claramente, tanto como la duda en su voz.

Aunque, en teoría, Harry había tenido cinco años de formación mágica en la mayoría de las asignaturas, en un futuro que probablemente habría tenido más avances en estudios… así que no era tan sorprendente verlo ser capaz de presentarse a todos esos TIMOS. Sin embargo, si tomaba en cuenta que ellos creían que Harry había sido introducido al Mundo Mágico a sus trece años… bien, tal vez sonaba poco creíble.

-"Mi padre es bastante bueno enseñando"- se defendió –"Y mis abuelos…"- mierda, no tenía ninguna historia ensayada.

¿Por qué había dicho eso?

-"¿Crees ser capaz de aprobar todos tus TIMOS, Hadrian?"-.

No, definitivamente no –"Sí… tal vez me serviría estudiar un poco más antes de presentarlos, tía Walburga"- admitió –"Bien, al menos no he arruinado nada"- se dijo al darse cuenta de la sonrisa de la mujer y la resignación de su padrino.

-"Muy bien, en ese caso, tendrás completa libertad de usar nuestra biblioteca, Hadrian"- Harry abrió los ojos y dejó salir una sonrisa más genuina, luego asintió con más entusiasmo del que debería haber sentido.

No era Hermione, eso estaba claro. Él no tenía la habilidad de recorrer un estante y leer por ósmosis; Harry, de hecho, tenía que esforzarse por hacerlo y concentrarse en lo que hacía… pero…

Las posibilidades.

En el futuro –o su pasado–, Sirius no había permitido a nadie acercarse a la biblioteca con justa razón; Kreacher había logrado llenar grandes partes de la biblioteca con objetos oscuros que no servían para nada más que para herir gravemente a quien visitara esos lugares.

-"Sólo…"- cerró los ojos –"Sólo imagina poder ver lo que los Black ocultaban ahí"- casi podía saborear el pergamino y la tinta.

-"Hasta que presentes todos tus exámenes, te concentrarás en tus estudios, Hadrian, en cuanto los termines, me encargaré de todo lo que necesitas saber"- le sonreía, podía notarlo, pero Harry creía que valía la pena, a cambio del acceso a su biblioteca –"¿Tienes alguna pregunta?"-.

Muchas, demasiadas –"Algunas, tía Walburga"- intentó tranquilizarse –"¿Podría saber qué…? ¿A qué aspecto de mi educación se refieren?"-.

Y esa era la pregunta, ¿verdad?

¿Qué se suponía que necesitaba como para hacer que Lady Black deseara enseñarle algo? ¿Por qué Sirius no podía hacerlo? ¿No era él su padre?

Walburga no respondió, en vez de eso, Orión sonrió de lado en un gesto que le recordó vagamente a una de las primeras sonrisas que Sirius le había dado –"Walburga siempre deseó educar apropiadamente a…"-.

-"¡Lord Black!"- interrumpió Sirius tomando a Harry de la mano –"Por favor…"- Harry inclinó la cabeza hacia el hombre, sin entender precisamente qué estaba haciendo.

¿No había sido él quien había pedido expresamente dejar a un lado la imprudencia y el orgullo? Porque eso había intentado hacer desde que habían puesto un pie ahí, y Sirius no lo estaba haciendo más fácil si impedía poder obtener algunas respuestas que eran importantes.

Harry frunció el ceño –"Si cree que…"-.

-"Aún tiene quince años"- murmuró Sirius.

Se mordió el labio inferior y esperó.

-"Por supuesto"- el hombre ya no sonreía, pero no se mostraba particularmente molesto, al igual que su esposa, como si fastidiar a Sirius fuera especialmente divertido para ambos, pero no tuvieran permitido expresarlo abiertamente –"Dejaremos que tu padre explique esto, Hadrian"- el chico asintió lentamente.

-"Sí, lord Black"-.

-"Puedes llamarme tío, Hadrian"-.

Walburga tocó el brazo del hombre –"¿Tienes alguna otra pregunta?"-.

Sí, muchas.

-"No, tío Orión"- ya tendría el tiempo necesario para hacer las preguntas que quería y para encontrar las respuestas de las preguntas que no podría hacer.

Por el momento, sabía que no debía tentar a su suerte.

Walburga juntó las manos –"De acuerdo, entonces Kreacher los llevará a una habitación, deben estar cansados"- el elfo apareció detrás de ellos –"Es un arreglo temporal"- aseguró –"Antes que Sirius y Regulus regresen del colegio, tendrán habitaciones propias"- les prometió.

Harry… Harry no quería una habitación separada de su padrino, pero no dijo nada.

Después de ser despedidos –y de la promesa de acompañarlos a cenar–, Harry y Sirius subieron siguiendo a Kreacher a la habitación que compartirían.

En cuanto el elfo los dejó solos y Harry sintió que había pasado un tiempo prudente para que no fueran escuchados detrás de la puerta o por un retrato, Harry suspiró y se lanzó a la cama más cercana, mientras escuchaba a su padrino moverse hacia la otra.

Había cerrado los ojos y aunque no podía ver lo que Sirius estaba haciendo, podía sentir los hechizos que su padrino lanzaba hacia la puerta, paredes, techo y piso; no reconocía los hechizos, pero sí la paranoia que se apoderaba de su padrino –y comenzaba a pensar que el hombre tenía una buena justificación para ella–.

-"Sirius, ¿qué es lo que no querías que supiera?"- preguntó en cuanto el hombre dejó de lanzar hechizos.

Si pudiera mencionar una sola cosa que le gustaba de Grimmauld Place ahora –incluso si se trataba de un mundo al que no pertenecía, una familia que no era suya y una acumulación de recuerdos dolorosos para su padrino– Harry diría una cosa.

Y era que, a pesar de haber sido sacado del salón para que los adultos hablaran, Orión y Walburga Black no tuvieron ninguna intención consciente de ocultarle información que parecía ser relevante, a diferencia de lo que había sido el último año de su vida en su mundo.

Era una novedad, ver que dos adultos pretendían tomarlo medianamente en serio.

Que Sirius hubiera intervenido antes de escuchar una respuesta claramente honesta –y que no parecía afectar nada–, bueno, claramente eso no había hecho que Harry se sintiera… feliz.

Bufó por lo bajo cuando Sirius no respondió de inmediato.

Estaba acostumbrado.

Estaba acostumbrado desde que tenía memoria a soportar en silencio, con una paciencia que no poseía, el momento oportuno para obtener información por su cuenta. Los Dursley no eran una familia fácil, ni siquiera para estándares muggles, así que tenía cierta práctica jugando el juego que toda la Orden había jugado con él en verano.

Era sólo que… jamás había esperado que tuviera que hacerlo también en el Mundo Mágico; había sido una decepción, pero ni siquiera podía decir que lo sorprendía tanto como debería haberlo hecho en su momento.

¿No había sucedido algo similar durante el fiasco de la piedra filosofal en su primer año en el colegio? ¿Qué había sucedido durante el segundo año y el estúpido diario…? ¿Alguien se había molestado en hablarle sobre una serpiente gigante? ¿Alguien se había tomado el tiempo para hablarle sobre su padrino cuando el hombre había escapado de Azkaban?

Por favor, tenía experiencia.

Pero estaba harto… y cansado.

Si su padrino esperaba que Harry permaneciera callado y aceptara sus decisiones, entonces el hombre no lo conocía muy bien –Sirius no lo conocía, no lo conocía–.

¿Cómo pretendía que no buscara respuestas? Era obvio que estaba involucrado directamente.

Sirius cerró los ojos con fuerza y se removió en su sitio –"Harry"- intentó calmarlo –"No es tan importante, de verdad"-.

Oh, por supuesto –"Claro… y porque no es tan importante, tía Walburga quiere encargarse de mi educación"- bufó, incorporándose en la cama –"Por favor"- rodó los ojos.

-"¡Es verdad!"-.

Se cruzó de brazos y se forzó en mantenerse en su sitio –"No te atrevas a mentirme, Sirius"- sonrió sin humor –"No me gusta cuando me mienten"- un escozor en el dorso de su mano derecha apareció.

Su padrino se encogió ligeramente –"Quizá es un poco importante"- admitió después de unos segundos y añadió rápidamente –"Pero nada que cambie tu vida, ¿de acuerdo?"- cuando vio la expresión de Harry, continuó –"Bien… podría cambiar un poco algunas cosas, pero… pero te juro que no es nada, ¡nada en verdad!"-.

-"No es nada en verdad…"- no tenía caso, no sabía por qué había pensado que Sirius sería diferente a los otros –"Estoy muy cansado, Sirius, voy a dejar el tema… por ahora"- lo miró fijamente –"Tía Walburga está demasiado interesada en lo que sucede conmigo, así que eventualmente voy a averiguar qué mierda parece tan interesante que deseas ocultar tanto"- advirtió.

En cuanto dijo eso, Sirius se levantó de la cama de inmediato, en evidente pánico, y comenzó a caminar por el lugar, masajeando su cuello con fuerza –"¡De acuerdo, de acuerdo!"- suspiró con fuerza –"Merlín… eres exactamente como tu madre"-.

Harry, de nuevo, no supo qué responder.

¿Qué tenía que ver su madre con todo eso?

Después de tanto tiempo siendo comparado con James Potter y el parecido casi enfermizo que todo el mundo encontraba en él, ahora simplemente… ¿qué se suponía que tenía que decir?

No era normal.

Porque, a pesar de lo mucho que quisiera negarlo, Harry era una copia casi exacta de su padre; su cabello, su rostro, la forma en que se movía y actuaba, su aparente obsesión con el quidditch y cosas así. Todo el mundo lo decía y no entendía porque, de pronto, ahora Sirius lo comparaba con su madre.

Harry decidió no preocuparse de momento cuando, al mirar a su padrino, el hombre parecía más allá de la histeria y el pánico –"¿Qué es lo que sucede, Sirius?"- preguntó sin poder contener su mal humor.

Si no fuera porque sabía que su padrino estaba en perfecto estado de salud –dadas las circunstancias–, Harry habría pensado que el hombre se sentía mal. La extrema palidez no era natural y contrastaba con el tono rojizo de sus mejillas, las pequeñas gotas de sudor comenzaban a hacer que su rostro brillara bajo la tenue luz de la habitación… como si estuviera a punto de enfermar.

O quizá, como si temía la reacción de Harry; lo que no tenía ningún sentido, porque él sabía controlar su mal carácter y ahora mismo sólo quería respuestas… ¿verdad?

Gimió por lo bajo –"Ugh… de acuerdo"- realmente no era justo –"Está bien, Siri"- se acercó y tomó su mano, sonriéndole lo mejor que pudo –"Puedo esperar"- no, no creía poder hacerlo, pero su padrino parecía simplemente miserable –"Podemos hablar de otra cosa"- sugirió sin ánimo.

Era… era como sonreírle a Dumbledore cuando el hombre no había respondido sus preguntas sobre Voldemort en su primer año… sólo que mucho peor.

Sirius le sonrió un poco y abrió la boca –"…"- después negó con la cabeza –"Es sólo que…"- su respiración temblaba –"En verdad creí que Lily o James tendrían esta conversación contigo, ¿sabes?"- admitió, pero Harry se relajó un poco cuando vio que el mayor parecía tranquilizarse mientras más hablaba –"Esta no era mi responsabilidad… y no soy… no soy muy bueno con ellas, Harry"-.

-"Adorable"- pensó sin poder evitarlo –"¿Me…? ¿M-Me estás advirtiendo?"- intentó bromear.

Era como si su padrino realmente tuviera miedo de su reacción, por favor.

-"Por supuesto, es justo"- sonrió un poco más –"Esto no es nada fácil"- dijo para sí, como si intentara salir de una conversación que prometía ser algo más que incómoda –"Debes… debes prometerme que escucharás todo lo que diga… ¿de acuerdo?"- Harry asintió lentamente –"Que vas a dejarme hablar"-.

Comenzaba a asustarlo, si era honesto –"Lo… lo prometo, Sirius"-.

Sirius asintió un par de veces, tranquilizándose en voz baja con cosas sin sentido –"De acuerdo, sí… eh… sí"- carraspeó y miró a Harry –"¿Qué…?"- gimió y se llevó una mano al rostro para cubrirse los ojos –"¿Qué tanto sabes…? ¿Qué tanto…? ¿Q-Qué tanto sabes sobre…?"- hizo un gesto con la mano, apuntando a nada en particular, como si con eso Harry pudiera entender a qué se refería –"Ya sabes… eso"-.

Lentamente, Harry negó con la cabeza –"Eh… realmente no… no te entiendo, Sirius"-.

Su padrino gimió.

¿De qué estaba hablando?

Bien, bien… de acuerdo, tal vez era él quien tendría que dar sentido a los balbuceos de su padrino, porque el hombre no parecía encantado con la idea de explicarse.

Por un lado, Walburga quería dedicarse a enseñarle algo a Harry; suponía que se refería a una educación tradicional de un sangrepura, como Draco Malfoy o algo similar. La mujer estaba entusiasmada –tanto como podía estarlo alguien como ella– ante tal responsabilidad, incluso si se trataba de estar en presencia de un adolescente desconocido –que no era su hijo– y que, a ojos de Harry, no representaba ningún tipo de ventaja.

Orión, para sorpresa de Harry, había lucido como si disfrutara la existencia de Harry ¿y acaso no era eso una novedad? El hombre había intentado explicar de qué se trataba su nueva educación, o algo importante sobre eso, hasta que Sirius se lo había impedido… y el mayor no se había sentido insultado… o, al menos, no lo había demostrado.

En un inicio, Harry había pensado que se trataría de enseñarle a usar magia prohibida o cosas de etiqueta que no entendería y que, si no realizaba tal como se lo ordenaban, sería castigado –algo a lo que estaba acostumbrado, de cualquier forma–. Pero al ver cómo su padrino no podía explicarle rápidamente, como había estado haciendo en el Caldero Chorreante, lo que se suponía que iba a hacer… Harry simplemente tenía que sospechar que se trataba de algo malo, muy malo.

-"O algo vergonzoso"- dijo una parte de su mente.

Debía ser algo que tuviera que ver directamente con él, de alguna forma; algo distinto entre Harry y los hijos de los Black. Y tenía que ser importante, como para que la mujer quisiera tomar la educación de Harry en sus manos con tanto entusiasmo.

No era algo que deseara, pero no podía descartarlo.

Su padrino comenzó a jalar su cabello con tal fuerza, que Harry tuvo que detenerlo para que no se hiciera más daño –"¡Vamos, Harry!"- insistió –"Tuviste que tener alguna conversación sobre esto en los dormitorios, con los chicos… o tuviste que… tuviste que escucharlo de tus tíos"- casi podía escuchar a su padrino implorar para que él entendiera.

De pronto, Harry no estaba tan seguro de querer seguir con esa conservación.

¿Valía la pena ser humillado por su propio padrino cuando se trataba de algo que lo involucraba directamente?

¿Era realmente necesario hacérselo notar?

-"Sirius"- cerró los ojos –"Si necesitas más tiempo… voy a entenderlo"- no tenía paciencia para eso y si el hombre decidía seguir con la misma línea de conversación…

Su padrino no respondió de inmediato, como si le costara físicamente pensar siquiera en rechazar la oferta de Harry.

El menor rodó los ojos –"No puedo creerlo"- él no era el adulto, no se suponía que tuviera que ser comprensivo y permitirle tiempo para pensar en una respuesta apropiada, mucho menos si era algo que él debía saber y Sirius estaba ocultándolo deliberadamente –"Vamos a cambiar de tema"- decidió con firmeza.

-"No"- Harry arqueó una ceja cuando lo escuchó, pero no comentó nada –"No, creo… necesitas saberlo y creo que será mejor si intento explicarlo yo"- se despeinó sin cuidado –"Dime, Harry, ¿qué tanto sabes sobre los magos y brujas y el Mundo Mágico?"-.

Dios, eso era peor que lo que había estado balbuceando, ¿qué demonios sabía? Nada, eso era lo que sabía, nada.

-"… No entiendo"- respondió al fin.

-"¿Qué es lo que nos hace diferentes de los muggles?"- preguntó.

Bueno… su magia, obviamente.

Pero no creía que su padrino buscara esa clase de respuesta, así que comenzó a pensar en todo aquello que lo hacía diferente de los Dursley –los muggles más muggles que conocía– y cómo ellos se habían encargado de hacerle saber qué tan diferente era. Él era un fenómeno… eh… eso era lo que tía Petunia decía, pero no sabía exactamente si se refería sólo a él o si se refería a todo el Mundo Mágico… y tampoco creía que Sirius estaría contento con esa respuesta.

-"Pues… supongo que nuestra magia"- se encogió de hombros, porque en verdad no creía que existiera algo que lo hiciera distinto a los muggles porque, de otra manera, eso significaría que Voldemort tenía razón y… no.

No.

Se negaba a aceptar cualquier extraña razón que el monstruo tuviera para atacar inocentes.

-"Exacto"- respondió Sirius, ignorando el pequeño dilema del menor –"Nuestra magia es lo que nos diferencia de los muggles, es decir, seguimos siendo seres humanos"- Harry asintió –"Por lo tanto, obedecemos a las mismas reglas de la naturaleza"- eso podía entenderlo –"Sin embargo, debido a nuestra magia… y nuestra… conexión con la naturaleza… nosotros… cada mago y bruja reacciona distinto al ambiente"- el hombre le sonrió.

-"Distinto…"- repitió.

-"Te daré un ejemplo"- se frotó las manos contra su pantalón –"Nuestras enfermedades son distintas a las enfermedades muggles, porque nuestra magia nos hace reaccionar diferente a las infecciones comunes"- eso explicaba mucho, como el hecho de no haber presentado una infección importante mientras vivía con los Dursley –"Por supuesto, nuestras enfermedades pueden ser más agresivas que las muggles, ¿sí?"-.

Harry asintió –"Como la viruela de dragón"- y otras enfermedades que había leído en los libros de madame Pomfrey –"Escuché que el abuelo de Malfoy murió de eso"- no era que disfrutara escuchar al rubio hablar, pero había sido lo suficientemente ruidoso como para escucharlo.

-"Eso es porque la viruela de dragón no es nada en comparación con la muggle"- se estremeció de sólo pensarlo –"Pasa lo mismo con los medicamentos y las pociones"- al hablar con esas explicaciones sencillas, Sirius parecía tomar confianza –"Un muggle puede tomar una poción, pero no le servirá de nada… incluso podría ser perjudicial para su salud"- claro, la mayoría de los ingredientes usados eran criaturas que explotaban, envenenaban o simplemente demasiado extrañas como para llevárselas a la boca –"Un mago puede tomar medicamentos, pero los efectos serán mínimos"-.

-"Sabes mucho sobre esto"- apuntó Harry.

Sirius le restó importancia –"Es algo que te enseñan si eres un heredero a una familia como los Black"- no parecía muy feliz por eso –"Normalmente tú tendrías que haber tenido esta charla antes de entrar a Hogwarts, pero…"- sí, por obvias razones, eso no había sucedido –"Como sea, saberlo hace cinco años o ahora no hará la diferencia"-.

-"Eso espero, porque Walburga quiere encargarse de mí"-.

Sirius se encogió un poco –"Sí… jamás la había visto tan feliz por algo"- admitió –"¿Tienes dudas hasta ahora, Harry?"-.

Claro que las tenía –"No, Sirius"-.

-"Bien… bueno… como decía, nuestra magia hace que respondamos diferente al ambiente y así, nosotros somos humanos… pero diferentes a los muggles"-.

Asintió.

Tal parecía que Sirius hablaba de los magos y brujas como otra rama de la evolución humana y, si era el caso, ese tipo de ideas revolucionaría al Mundo Mágico, dándole oportunidad de mostrarle a todos que los magos y los muggles no eran tan distintos… o podría causar que los sangrepura se sintieran aún más superiores y Voldemort ganara seguidores –era una discusión que no quería tocar mientras no tuviera en claro algunas otras cosas–.

De cualquier forma, no creía que Sirius se diera cuenta de lo que significaba hablar de las reacciones de un cuerpo humano a la magia.

-"Entonces… somos distintos en nuestra fisonomía"- no creía que fuera muy diferente a un muggle, salvo que se tratara de su peso o estatura.

Claro que daba gracias a todo lo sagrado que Harry no fuera como Dudley o sus amigos… un escalofrío lo recorrió.

-"Más profundo…"- dijo –"Es… es como si cambiara la estructura interna de cada ser mágico, algo más íntimo, como tu núcleo mágico"-.

Sí… tal vez necesitaría a Hermione ahí después de todo, tal vez ella sí habría entendido esa conversación y podría explicársela sin tener que esforzarse.

-"¿Te refieres a nuestro código genético?"- todavía recordaba algunas de sus clases de biología y química, dos de sus asignaturas favoritas, y ese tipo de conceptos se habían quedado con él, a pesar de no comprenderlos en su totalidad –"La magia modifica al mago o la bruja…"- de pronto, Harry no estaba con su padrino, sino a solas, en su habitación e intentando darle sentido a algún enigma del Mundo Mágico que tal vez no lo era –"Como cuando un muggle tiene una enfermedad por nacimiento, digamos ceguera, o cuando un bebé nace con policromía"-.

Eso tenía mucho más sentido.

Si la magia en realidad se basaba en leyes que él podía llegar a comprender, todo sería más sencillo.

Comparar a la magia como una herencia genética también ayudaría a explicar cómo los nacidos muggles tenían magia cuando ningún familiar directo tenía. Porque de ser así, la magia… o al menos la habilidad para manipularla o acceder a ella era, ante la mirada científica, una mutación genética.

Y eso tenía mucho más sentido que simplemente tenerla o no.

Había una explicación para la magia.

-"¿Qué es policromía?"- preguntó su padrino sin entender muy bien a qué se refería Harry.

Por supuesto, el hombre había entendido los ejemplos que había dado, pero algunas cosas eran demasiado muggles para él, suponía.

-"Es… una… una alteración en los ojos"- frunció el ceño –"Nada que dañe la vida de alguien, sólo se trata de una persona que tiene dos colores distintos en los ojos"- se encogió de hombros.

De pronto, Harry creyó entender qué estaba sucediendo ahí –"Así que Walburga Black vio algo distinto en mí… ¿será mi cicatriz?"- la mujer quería educarlo a conveniencia, obviamente, así que había algo que Harry tenía que sus dos hijos no tenían.

Se sintió orgulloso de sí mismo de acertar al menos con una de sus teorías.

Sirius parecía entretenido con la idea que Harry le había presentado –"Imagina que algo como esa policromía sucede con los magos y las brujas"- ofreció –"¿Hay muchos muggles que tienen eso?"-.

Harry lo pensó –"No lo creo"-.

-"Bien, pues algo así sucede con nosotros"- se encogió –"Lo que quiero decir es que la magia define a los magos, ¿sí?"- Harry asintió lentamente –"Hay brujas y magos que reaccionan mejor a la magia, ya sabes, que les es más fácil… pociones, por ejemplo, ya sea por sus padres, por la familia a la que pertenecen o… o por medio de la práctica"-.

-"¿Quieres decir…? ¿Quieres decir que Voldemort tiene razón?"- frunció el ceño.

-"¿Qué? ¡No! ¡N-No!"- negó con la cabeza –"Quiero decir que un mago puede llegar a ser tan grande como Dumbledore si se esfuerza, pero… tienes que admitir que siempre existirá algún determinante en los padres"- incluso podía ver que a Sirius eso no parecía agradarle nada –"Tus padres eran muy poderosos"- lo había escuchado varias veces ya –"Yo soy poderoso… creo… porque soy yo y porque provengo de la familia Black"-.

-"… Está bien, lo siento"-.

-"No importa"- se encogió de hombros –"Remus era… es poderoso porque se esforzó en estudiar y sobrepasar su pequeño problema peludo"- Harry rió un poco –"Colagusano…"- ninguno de los dos tuvo que decir nada –"¿Puedes entenderlo?"-.

-"Creo que sí"-.

Después de compararlo con la biología humana básica y tener la sospecha de la herencia mágica como una respuesta al conflicto de los sangrepura y el resto del Mundo Mágico, Harry creía entender un poco más.

-"Bien…"- de nuevo, Sirius estaba nervioso –"Bueno… lo que estoy diciendo es que tú eres especial, muy especial"- eso era muy amable, pero Harry no se sentía especial –"Antes de nacer ya sabíamos que serías mucho más poderoso que tus padres"-.

Harry bufó –"Sí, claro"-.

Especial o no, Harry no creía en esas tonterías.

Su padrino frunció el ceño –"Estoy hablando en serio"- el menor presionó con fuerza los labios, negándose a decir otra cosa para no interrumpir de nuevo –"Es normal que no lo entiendas, creciste con los muggles y nunca has presenciado un nacimiento mágico"- a pesar de la situación, su padrino sonrió hacia él, haciéndolo sentir como un niño pequeño de nuevo –"¡Incluso hiciste algo de magia un par de horas después de haber nacido!"-.

Lo recordaba perfectamente porque en ese momento el cabello rojo de Lily se había transformado en azul y James había tomado tantas fotografías como había podido antes de que su mujer lo amenazara con la varita y un mes sin… Lily era temida por todos, de eso no cabía duda.

-"Aún no lo entiendo"- Harry llevó sus rodillas hacia el pecho –"¿Qué más da si podía hacer magia desde siempre? Gran cosa… desde que recuerdo puedo utilizar mi magia a voluntad…"- bien, que no se esforzara en la escuela era otra cosa –"No es ninguna sorpresa, seguramente cualquier otro mago hizo lo mismo"- se encogió en su lugar.

Para su sorpresa, Sirius le sonrió –"Ese es el punto, Harry"- su padrino lo abrazó, manteniéndolo en esa posición incluso cuando Harry quiso moverse –"Normalmente los primeros indicios de magia aparecen después del primer año de vida, a veces más"- dijo lentamente –"El hecho de saber que tu magia responde a tu voluntad con esa facilidad, algo que no es común, demuestra mi punto"-.

-"Así que… ¿Walburga quiere educarme porque tengo más facilidad para usar mi magia?"- le parecía algo probable, el poder era lo que movía a muchas personas, ¿verdad?

Obviamente ser el tutor de alguien así tendría que darle algún beneficio, social o algo así, algún tipo de estatus… y Harry podría aprender a usarlo, ¿o no?

Mientras pensaba en cómo es que Walburga intentaría usarlo, no notó cómo Sirius se mordía el labio y tenía un debate interno; al final, su padrino suspiró profundamente y asintió con esfuerzo hacia él, aunque seguía sosteniéndolo en sus brazos –"Sí, Harry"- decía como si le costara mucho hacerlo –"Eso es lo que quiere mi… ella"-.

El menor arqueó una ceja.

¿Tanto alboroto para eso?

Francamente, Harry habría podido deducir tal tontería, sino fuera porque no creía que hubiera nada especial en él.

Su padrino obviamente había llegado a su límite y, de alguna manera, decirle todo lo que había dicho sólo hacía que sospechara más de las intenciones de lady Black. De cualquier manera, Harry aceptó la información por lo que era –"Tendré que investigar por mi cuenta"- pensó sin mucho ánimo.

-"Lo siento"- pensó Sirius con genuino arrepentimiento mientras abrazaba al menor y evitaba que viera su rostro –"Pero así estaré honrando a James y la tradición de los Potter"-.


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Hasta el siguiente capítulo!