Harry Potter y sus personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro.
Advertencias: Rated M, Slash (slow burn), Darkish!Harry, Time Travel, Teorías sobre el viaje en el tiempo, PTSD, temas maduros en general.
-"ABC..."-. Diálogo
-"ABC..."-. Pensamiento
ABC... Libro, carta o palabra/frase en otro idioma; depende del contexto
Respuesta a los reviews anónimos:
Nancy: Gracias por tu comentario, perdón por hacerte esperar tanto tiempo.
ADVERTENCIAS: Este capítulo contiene menciones vagas de un colapso nervioso, negligencia infantil, problemas de actitud ligados a un abuso psicológico, paradojas temporales (o confusión temporal, no lo sé), menciones de terapia psicológica, entre otras.
Oportunidad
Capítulo 12, Perspectivas
Sirius jadeó intentando recuperar el aire después de la aparición forzada.
Estaba acostumbrado a la horrible sensación de la aparición conjunta, tanto que podía ignorar cómo su estómago exigía ser expulsado de su cuerpo, pero cuando la aparición era forzada… era mucho, mucho peor.
Se forzó por abrir los ojos, incluso si necesitaba un momento para poder respirar y reubicarse, porque necesitaba asegurarse por cuenta propia que estuvieran en el sótano, necesitaba saber que habían logrado regresar a casa en una sola pieza.
Quería asegurarse que todo estaba bien…
Y quiso reír, porque nada estaba bien.
No había nada que estuviera bien en toda la situación y quería reír hasta perder el conocimiento y fingir que todo había sido un estúpido sueño.
Por primera vez desde que había cumplido ocho –tal vez serían siete, no estaba muy seguro en ese momento–, Sirius no tuvo la urgencia de alejarse del contacto con su madre, soltar su mano o siquiera huir al refugio en el que se había convertido su habitación.
No podía considerar siquiera abandonar a su familia justo ahora, no podía.
Porque, a su derecha, podía sentir a Regulus temblar mientras apretaba su mano con la suficiente fuerza como para hacerle un daño considerable –no lo culpaba, Sirius creía estar haciendo lo mismo, sólo que no estaba seguro–. Y a su izquierda, su madre permanecía firme, estable… pero sólo necesitaba ver la anormal palidez en su rostro como para saber que no, nada estaba bien.
No había nada que pudiera estar bien.
Sirius comenzó a sentirse mareado de nuevo.
Habían sobrevivido a un ataque… un ataque… genuino, real… un ataque que no habían esperado, ¿cómo podrían? Todo había estado tan bien.
Tan bien.
Su hermano había estado prácticamente saltando en su sitio para visitar el Callejón y celebrar a su primo. Sirius se había esforzado por no pelear con su madre por los requisitos estúpidos que le había puesto –sorprendentemente razonables para ella– y la presencia de la contradicción que era Hadrian.
Se habían despertado temprano, su madre los había obligado a salir de sus camas y arreglarse, mientras su padre había decidido darles el día libre para pasar tiempo con su madre… incluso tío Adhara –tan diferente y tan similar al resto de su familia– lo había saludado amablemente y le había sonreído a Regulus y a él…
En ningún momento su madre había parecido molesta por su presencia y los tres se habían preparado para poder recoger a Hadrian del Ministerio para celebrar el final de sus exámenes.
Sirius había estado tan bien.
Porque desde que esas vacaciones habían iniciado, la vida en casa no había sido tan miserable –una mentira, había sido pacífica, gracias a la presencia de su tío y primo–; su padre y su madre, de pronto, cantaban alabanzas y pretendían prepararlo para tomar el título de las manos de su padre en cuanto fuera tiempo.
Regulus había podido actuar como el niño que era y él… él había podido pasar un tiempo lejos de su madre y más con su padre.
No había creído que algo malo pudiera suceder sólo porque habían decidido pasar unas horas en el Callejón para mostrarle a Hadrian más a detalle un lugar que, según su madre, Hadrian sólo había visto una vez.
Pero cuando habían estado a mitad del almuerzo, discutiendo algo que ahora mismo no podía recordar realmente, Hadrian simplemente… algo había cambiado en su expresión que le recordaba vagamente a esas veces en las que James se había visto en la necesidad de tomar la situación seriamente.
La casi imperceptible sonrisa en Hadrian había desaparecido y todo el rostro había cambiado por completo.
Y la orden de salir del restaurante había llegado demasiado tarde a sus oídos.
Habían atacado el Callejón Diagon, con ellos ahí, con todas esas personas… familias Merlín, las familias y sólo… y Sirius no podía entender cómo es que… por qué alguien habría hecho algo así, no tenía sentido. Habían atacado el Callejón y habían tomado a un grupo de personas como… como verdaderos rehenes de algo que no entendía, que no era lógico, que…
Personas con máscaras blancas y grandes capas negras que ocultaban sus movimientos –Hadrian había susurrado algo sobre mortífagos– habían atacado a un sitio mágico, un punto de reunión donde personas inocentes pasaban su tiempo libre, sin ninguna razón aparente para hacerlo.
-"¿Y los aurores?"- se había preguntado cuando los escudos de Hadrian y su madre les habían dado un momento de calma en medio de la tormenta.
¿Dónde estaban? Porque los aurores… porque ellos deberían haber estado ahí, ¿o no? Deberían haber llegado de inmediato, ayudado a las víctimas y salvado a todos porque… porque ese era su trabajo, ¿verdad? ¿Dónde habían estado?
No ahí, eso era seguro.
Ninguna túnica roja había aparecido mientras se escuchaba el llanto de esa niña –"Merlín, una niña…"- en completa agonía, antes de ser callado de pronto, irremediablemente.
Y todos… y sólo habían sobrevivido… y todos habían sobrevivido gracias… gracias a su primo.
Merlín.
Un adolescente que, a diferencia de Sirius o Regulus –e incluso su madre–, había reaccionado de inmediato, por instinto y había logrado proteger a todos, no sólo a su familia o a sí mismo.
El mismo adolescente de apariencia frágil que, hacía muy poco, Sirius había ayudado a subir a su habitación mientras tenía un ataque de pánico al ver a uno de los amigos de su padre, por algo que se había negado a compartirle.
Mientras él… se había congelado.
En su pecho sentía un frío que no le agradaba y no tenía nada que ver con el clima, era esa misma sensación que tenía cada vez que Hadrian podía conversar con sus padres sin balbucear o decir una estupidez, como solía suceder con él cada que intentaba explicarse.
Odiaba saberse tan inútil.
Y odiaba sentirse tan humillado como sabía que no debía, pero… pero…
A pesar de todo, Sirius estaba aliviado de una forma que jamás habría creído posible.
Casi no podía respirar y Hadrian había hecho todo el trabajo, mientras que él no había podido hacer nada. Ni siquiera había podido tomar su propia varita y conjurar algún escudo como lo había hecho su primo, a pesar del miedo que debía haberlo recorrido.
Y cuando ese hombre había usado ese hechizo –lo que fuera que hubiera usado para que su madre bajara su propio escudo, para verla temblar de dolor–, Hadrian ni siquiera se había inmutado.
Se había mantenido firme.
Y gracias a eso su hermanito estaba ahí, vivo, su madre estaba ahí… y Hadrian…
¿Hadrian?
¿Dónde…?
-"¡¿Ha-Hadrian?!"- giró la cabeza dolorosamente, buscando detrás de él a su primo y sólo dejó que la tensión cayera cuando vio al menor del otro lado de su madre.
A pesar de la palidez –que rivalizaba con la de su madre en los peores días–, Hadrian estaba ahí, de pie, sin temblar, sin la evidente muestra de ser transportado por una aparición conjunta forzada o algún signo que pudiera decirle a Sirius que Hadrian estaba en la misma condición que ellos. No, Hadrian lucía, relativamente, bien.
No sentía ningún tipo de cariño por otro Black más, mucho menos un Black que había aparecido de la nada y con una historia que no conocía –sus padres evitaban hablar del tema, tío Adhara y Hadrian ni siquiera parecían interesados en hacerles saber–, pero no podía negar que haber presenciado ese pequeño momento de debilidad le había dado… ciertas cosas a considerar.
Esa vez, Hadrian había estado a punto de desmayarse, Sirius lo sabía porque básicamente había cargado con su peso por las escaleras y hasta la puerta de su habitación –había ignorado deliberadamente lo fácil que había sido cargarlo y cómo su brazo había podido rodear su torso fácilmente, al grado de sentir la columna y las costillas de Hadrian sobresaliendo–. Sus pasos no habían sido tan seguros al moverse.
Incluso su voz había cambiado a un tono más suave, un susurro, algo que… que no había podido relacionar con el chico que se había enfrentado a todos ellos en Hogwarts sólo para defender a Quejicus…
Y ahora, que habían sobrevivido a un ataque de… de personas… de monstruos, de monstruos que habían reído cuando los habían arrinconado, Hadrian se enfrentaba a todos ellos, usando su magia, protegiendo a su familia, cuidando de Regulus sin siquiera tener que pedírselo.
Lo cierto era que… que todo le comenzaba a parecer demasiado borroso y era difícil enfocarse en algo en particular que no fuera el frío que había empezado a sentir desde que habían salido del Callejón.
¿Cómo era que una persona pudiera ser tan… extraña?
No era normal, eso era obvio.
-"Hadrian"- llamó la voz de su madre hacia su primo, con el mismo tono que solía usar en él y, por un segundo, sintió verdadera pena por Hadrian.
No era agradable ser el centro de atención cuando su querida madre usaba ese tono.
-"¿Sí, tía Walburga?"- Sirius abrió los ojos y jadeó.
-"Cuida ese tono conmigo, Hadrian"-.
El menor arqueó una ceja hacia su madre, pero asintió –"Por supuesto, tía Walburga"- había algo rígido en su tono, no tenía el mismo color que usaba normalmente cuando mantenía una conversación con su madre mientras le sonreía indulgente –"¿Todos están bien?"- y se giró hacia Regulus, ignorando a su madre con una naturalidad que no era normal.
Debía admitir, siquiera mínimamente, que Hadrian tenía valor para responderle a su madre así.
-"¿Por qué lo hace?"- era obvio, al menos para él, que su madre estaba lívida.
Preocupada por el niño dorado que había tomado un lugar en esa familia fácilmente, algo que a Sirius le había tomado años ganarse. Unas pequeñas gotas de sudor se asomaban por sus sienes y Sirius podía ver claramente cómo es que su madre estaba sufriendo por la aparición repentina.
Y Hadrian estaba ahí, como si fuera normal… como si estuviera acostumbrado.
Ni siquiera había tenido la intención de disculparse con su madre por preocuparla.
En vez de prestarle atención a su madre, como lo había demandado al llamarlo, Hadrian se inclinó hacia Regulus y tocó su mejilla y luego su frente suavemente, haciendo algo que Sirius no entendía muy bien, pero que había visto a Evans hacerlo con un par de niños de segundo año –"¿Estás bien?"-.
Le tomó un par de segundos más de lo normal, pero al final Regulus asintió con la cabeza y Hadrian suspiró de alivio.
-"No le cree"- pensó, porque Hadrian había aceptado la respuesta de su hermano, pero era evidente que la preocupación estaba ahí.
Eso era novedoso.
-"¿Es porque te recuerda a tu madre hace unos minutos? ¿O porque Hadrian lo demuestra abiertamente cuando nadie en tu familia lo hace?"- sintió el calor en las mejillas aparecer, pero hizo todo lo posible por ignorarlo.
Casi de inmediato, Hadrian se giró hacia él –"¿Sirius? ¿Cómo te sientes?"-.
La mano de Hadrian estaba fría –"¿Cómo se acercó tanto?"- Sirius no había visto el momento en que Hadrian se le había acercado –"Demasiado fría, ¿eso es normal?"-.
No era normal, al menos eso sabía.
Cuando no respondió de inmediato a cualquier pregunta que Hadrian le hubiera hecho, Regulus se acercó con el mismo temblor que no había desaparecido –"¿Madre?"-.
Siempre había detestado eso de Regulus.
La forma en que su hermano se colgaba de las respuestas que cualquiera de sus padres le diera, como si se tratara de la verdad revelada –y Sirius era consciente que, en algún punto de su vida, él no había sido tan diferente–. No le gustaba porque Regulus sabía pensar por sí mismo, resolver sus propios problemas, investigar y obtener respuestas. Pero, suponía, la situación por la que habían pasado no era precisamente muy normal… y quizá Regulus necesitaba ser reconfortado por alguien que supiera un poco más sobre algo.
-"Estará bien, Regulus"- dijo Hadrian hacia el menor –"Sirius entró en shock…"- se volteó hacia su madre –"Tal vez deberíamos llevarlo a un lugar más cómodo, ¿tía Walburga?"- notó, con cierta gracia, que Hadrian no estaba preguntando, no realmente.
-"Ahora que lo pienso… casi nunca pregunta…"- de hecho, pocas veces lo había escuchado pedir permiso para hacer o no hacer algo, como si su derecho fuera simplemente decidir –"Y así debería ser, ¿o no?"-.
Excepto que no.
Así no eran las cosas en su familia.
Dentro de los Black, había una jerarquía bastante clara que debían seguir.
No era simplemente que su madre fuera lady Black y, de pronto, mereciera todo el respeto del mundo… pero sí. Sus padres eran lord y lady Black, pero también eran los que le habían dado a Hadrian y a su padre un lugar donde vivir, así que estaban bajo sus órdenes mientras estuvieran bajo su techo.
Normalmente, todos los miembros de la familia quedaban bajo la protección del miembro de mayor rango presente; sus padres eran la mayor autoridad, pero si estuvieran en otro sitio, quizá serían sus tíos o Sirius, si acaso se dieran las circunstancias para eso –él seguía siendo, después de todo, el heredero para ser el siguiente lord Black–.
Como el resto de la familia, todos debían acatar una orden directa de lord y lady Black, pero si vivían bajo el mismo techo, había muchos límites más –quizá era por eso que nadie soportaba vivir en Grimmauld Place, excepto para algunas visitas al año, y quizá por eso era que los Black preferían no usar el Palacio Black para vivir como una gran familia–. La condición de dejar todo en manos de dos personas cuando querías tener libertad era… horrible, Sirius apenas había podido soportarlo y, sólo por Regulus, que seguía soportándolo.
Pero Hadrian no parecía verlo así.
Él… él se comportaba como había visto a James hacerlo cuando había visitado a sus padres el Yule de su cuarto año, quizá hasta algo más agresivo –no era exactamente la palabra que usaría para describirlo, porque todo Hadrian era cualquier cosa, menos agresividad, no realmente–.
Había una deferencia en el tono con el que se dirigía a los adultos sí, como si fuera normal otorgarles ese respeto, pero… pero no era respeto. Era más bien… no lo sabía, ¿condescendencia? ¿Paciencia? Porque seguía las órdenes que le daban, casi siempre, pero lo hacía como si fueran sus propias ideas o quizá como si no le importara demasiado probarse obediente. Pero lo había visto discutir con su padre de la misma forma que James discutía con su padre cuando creían que era necesario y un tema no llegaba a la conclusión que deseaba –por supuesto, no iba a admitir que Hadrian normalmente hacía ver sus argumentos más lógicos que lo que James podría hacer, como si tuviera la misma experiencia y lengua afilada que Evans o Snape, por ejemplo, tenían cuando discutían–.
Hadrian…
Hadrian era orgulloso, terriblemente.
No por ser un Black, o quizá sí, sino porque… algo.
Algo que se le escapaba de las manos.
-"Como si estuviera acostumbrado…"- frunció el ceño –"¿Acostumbrado a estar en peligro?"- no, no era eso.
Sirius se dejó llevar por las escaleras hasta el salón familiar; las manos frías de Hadrian en su cintura eran suficiente para no dejarse caer y, por un segundo, recordó al niño que él había llevado a su habitación prácticamente de la misma forma.
-"Bien, él dijo que estaba en shock"- reconocía los síntomas, entonces, o al menos era una excelente excusa para él.
Hadrian lo sentó en el sofá más grande, con Regulus a un lado y su madre en el otro.
Cinco o diez minutos de incómodo silencio después, Sirius tenía en su mano un vial medio vacío de una poción calmante, al igual que su madre y Regulus. Hadrian, por su parte, los miraba sentado en el reposabrazos del sofá a su derecha, con una expresión que no supo identificar, sin vial en la mano.
Era evidente que seguía preocupado por ellos –qué amable, pensó sin mucho humor–, pero también estaba cansado y… tal vez fastidiado, ¿impaciente? ¿Impaciente por algo? ¿Esperaba algo?
Quizá esperaba a tío Adhara, Sirius había visto qué tan unidos eran, así que no le sorprendería si Hadrian sólo esperaba algún tipo de apoyo así –"Bien, yo tengo a Regulus… y a nuestra madre, supongo… ¿a quién tiene él?"- era triste, de cierta manera, porque Hadrian no parecía tener hermanos o una madre.
Pero Sirius se consolaba al saber que toda la familia de Hadrian era, por extensión, suya y Sirius definitivamente no necesitaba más Black si todos iban a ser como sus padres –"Bueno…"- miró de reojo a su madre, que no se había movido de su sitio, pero que su mano derecha estaba en la rodilla de Sirius y había estado así desde que se habían sentado.
Odiaba todo eso, no era normal… ¿por qué su querida madre no podía gritar y actuar como lo hacía normalmente? Era incómodo.
-"Hadrian, tu reacción fue impresionante, excesivamente impulsiva, pero impresionante"- Sirius tragó saliva, esperando poder ignorar la amargura que nada tenía que ver con la forma en que su madre se dirigía a un perfecto extraño, porque Hadrian en verdad había hecho algo impresionante, más allá de lo que cualquiera a su edad podría hacer –"¿Cómo es que te diste cuenta que algo sucedía?"-.
Hadrian se abrazó –"Olía a humo… y todo estaba demasiado silencioso"- se encogió de hombros, sin mirar a su madre –"No sabía que algo sucedía, sólo… teníamos que salir de ahí"- negó con la cabeza –"Sólo me alegra poder salir de ahí a salvo"- sonrió hacia ellos.
-"¿Estás seguro que todo está bien, Hadrian?"- presionó su madre –"¿Necesitas hablar…?"-.
-"Estoy bien, tía"-.
-"Hadrian, ¿estás seguro que no necesitas algo para calmar los nervios?"- preguntó su madre, frunciendo el ceño al verlo negar con la cabeza –"Al menos deja que Kreacher prepare un té para ti"-.
Hadrian sonrió de lado –"No es necesario, tía Walburga"- rió un poco y se llevó una mano al rostro.
-"Gracioso, James hace lo mismo"- no era educado, pero dadas las circunstancias, Sirius no podía importarle menos.
-"¿Estás seguro?"-.
-"Sí, tía, muchas gracias"- suspiró –"Aunque podría aceptar algo más fuerte"- murmuró para sí mismo y Sirius se encontró compartiendo su opinión.
Un ataque al Callejón Diagon, a plena luz del día… ningún auror a la vista y… y Sirius no quería pensar en todo lo que habrían causado ahí.
-"No es una situación graciosa, Hadrian, esto es grave y el peligro que corrimos no es algo de lo que puedas hacer ese tipo de comentarios"- su madre frunció el ceño –"Te lo diré por segunda vez, cuida ese tono conmigo, Hadrian"-.
-"Jamás pensé que fuera gracioso"- repuso Hadrian encogiéndose de hombros –"¿Acaso lo dije? Es sólo que… no hay mucho que pueda hacer un té por mí, estoy siendo honesto, tía Walburga"- era como si él y Regulus no estuvieran ahí.
-"Estoy consciente que esto debe ser una situación complicada para ti, pero eso no excusa tu actitud ahora mismo"-.
-"¿No excusa…?"- Hadrian abrió los ojos cómicamente –"Tía… no estoy intentando ser grosero, de ninguna forma"- dijo con cuidado –"Tal vez deberían descansar un poco, ¿sí? Estoy seguro que ha sido un día peculiar para todos"-.
¿No lo veía?
¿No veía la evidente preocupación? Ni su madre, ni Regulus estaban ocultándolo muy bien.
Su madre lo miró fijamente y luego hizo algo que Sirius jamás la había visto hacer, al menos no recientemente –"Hadrian, creo que necesitas recostarte un momento"- dijo suavemente.
Tenía… tenía ciertas memorias que dolía recordar.
No eran malos recuerdos o momentos, no en realidad.
Sirius las reconocía fácilmente cuando su mente las convocaba contra su voluntad y hacía todo lo posible por distraerse, usando cualquier cosa a su disposición para hacerlo. Eran sobre esos pequeños momentos en que… en que le hacían pensar si sus padres realmente lo veían como una decepción o… o si algo sucedía con él. Eran esos instantes de su vida cuando todo había sido perfecto.
Por años, Sirius había intentado encajar.
Sabía, instintivamente, que él era diferente al resto de su familia, pero jamás se había cuestionado su propia existencia –al menos, hasta que había comenzado a ver cómo interactuaban otros magos y brujas, especialmente después de entrar a Hogwarts, pero no necesariamente desde ese momento–.
Había intentado ser como lo que se esperaba de un Black –de un heredero, además– y, por los primeros años de su vida, lo había logrado.
No era especialmente complicado y, muchas veces, Sirius parecía olvidarse de lo que intentaba no repetir y… y simplemente replicaba lo que le venía tan fácil como respirar. James lo notaba, estaba seguro, pero no parecía molestarle –y esa era una de las tantas razones por las que adoraba a su mejor amigo tanto como lo hacía–.
Pero para otros –como Evans y los nacidos de muggles–, Sirius terminaba siendo exactamente como el resto de su familia.
Aunque era fácil, Sirius era diferente, lo sentía.
Encajaba porque repetía lo que le enseñaban y, gracias a eso, los primeros años de su vida habían sido bastante agradables…
Había sido el hijo modelo que cualquier sangrepura habría deseado –sus palabras, no las de él–, había conseguido ser el mejor ejemplo posible para su hermano. La vida era agradable y, cuando algo malo sucedía y simplemente no podía controlarse, si se lastimaba jugando o haciendo algo estúpido, su madre hacía eso.
Ella suavizaba su mirada y toda su postura, a veces olvidaba su posición y lo que debía enseñarle y se arrodillaba a su lado o se acercaba para abrazarlo… era extraño, pero un contacto que Sirius había adorado. Le hablaba en un tono bajo, para calmarlo y obligarlo a entender… se comportaba como una madre y él… lo disfrutaba.
Las cosas habían cambiado gradualmente; primero con la atención que Reg demandaba al ser el menor –no era algo que le molestara, su hermanito era adorable incluso a los quince años–, y después con ciertas preguntas que surgían de Sirius en momentos inoportunos, quizá un comentario fuera de lugar… o tal vez después de las primeras veces en que Sirius se negaba a aceptar las palabras de sus padres como la ley.
Había sido Walburga la que había estallado primero, porque su paciencia por fin había llegado a su fin… después había sido Orión, sólo que de una forma menos violenta. Mientras que su madre intentaba afianzar sus creencias mientras alejaba a Sirius cada vez más y más, Orión simplemente… dejó de prestarle tanta atención.
O quizá había sido al revés; Sirius se había alejado de su padre… por miedo de ser rechazado como lo había rechazado su propia madre, ¿o no? Realmente no lo sabía, no recordaba todo a la perfección y, para ser sincero, Sirius prefería no ser el culpable de nada.
Últimamente, desde que habían regresado de Hogwarts –desde que Hadrian y su padre se habían convertido en una parte de la vida en Grimmauld Place, podía apostarlo–, su madre había regresado a ser… sus padres habían comenzado a ser ellos.
¿Quería agradecerle? No lo sabía.
Y veía a Hadrian simplemente… desdeñarlo.
-"Estoy bien, tía Walburga"- y, por el tono, realmente lo creía.
Su madre arqueó una ceja –"Tuviste un duelo con un mago evidentemente más experimentado y fuerte que tú, Hadrian, en medio de un ataque"- negó con la cabeza –"¿No querrías visitar San Mungo?"- el hospital, de hecho, sonaba a una buena idea.
La expresión afable de Hadrian no cambió, pero podía ver cómo la tensión se acumulaba en su cuello y brazos –"Estoy bien, tía Walburga"- repitió.
-"Lo repites, Hadrian, pero no estoy segura que entiendas exactamente lo que sucedió"- Hadrian bufó y sonrió con una sonrisa no muy agradable, amarga –"Lo que vivimos fue terrible, Hadrian, entiendo que el estrés esté tomando tanto de ti"-.
-"¿Por qué? Estoy bien, tía, ya te lo dije"- negó con la cabeza, incrédulo –"¿Has visto a Sirius? ¿A Regulus? Ellos están en peor estado, tú debes estar cansada, ¿por qué no van a descansar?"- Sirius podría haberle creído, excepto que podía ver cómo su mano temblaba muy cerca de donde había guardado su varita, como ansiando tomarla –"Estoy bien"-.
Regulus se inclinó, intentando decir o hacer algo, pero al final no lo hizo.
-"Hadrian"- dijo su madre con cuidado –"No sólo se trata del duelo, mis hijos están impactados y, sin duda, pasando un mal momento por lo sucedido, pero tú… tú mantuviste esos escudos por casi dos horas"-.
El silencio lo sorprendió.
-"Bien… ¿acaso no lo…?"- miró la expresión vacía de Hadrian, lo más cercano a la sorpresa que había visto en él.
-"¿Y qué con eso?"- preguntó, genuinamente confundido –"Ustedes están bien, ¿o no?"- la pregunta no esperó respuesta –"Es decir, hice lo mejor que pude, no creí que soportarían mucho tiempo, pero fue suficiente, ¿verdad?"- y, si había cierta frustración en su tono, nadie dijo nada –"Los ayudé, ¿qué más podía hacer?"-.
-"Los salvé, ¿qué más quieren de mí?"- sustituyó Sirius en su mente.
Fue en ese momento que Sirius creyó entenderlo.
Hadrian… no lo veía.
Simplemente no entendía, genuinamente no sabía lo que había sucedido.
El idiota había decidido jugar a ser el héroe y, sí, lo agradecía porque su hermano y su madre estaban vivos, pero… pero.
Hadrian había salido seguro de sí mismo, enfrentándose a un grupo de personas que habían planeado algo con todos ellos, como si fuera normal, como si estuviera acostumbrado. Lo había hecho sin cuidado, sin detenerse a pensar en cómo la ruptura de su propia magia –en la forma de una barrera– podía doler por semanas, sin pensar exactamente en que, quizá, podría haber tomado a la familia y escapado. Hadrian había respondido al peligro con la misma naturalidad que Sirius se dejaba llevar por su entrenamiento como heredero de los Black.
Lo peor era que, aparentemente, Hadrian realmente no lo entendía.
No lo entendía.
Parecía como si estuviera acostumbrado a lidiar con eso, a hacer las cosas solo o no recibir ayuda alguna… o siquiera esperar la genuina preocupación de otros –de su madre, por el amor a Merlín–.
Como si no entendiera que nada de eso era normal –las preguntas, la ansiedad, la necesidad de llevarlo a descansar o tranquilizarlo de alguna forma–, como… como si estuviera entrenado, viviendo en conflicto y… no lo sabía. Había algo inherentemente malo con esa actitud, no sabía qué era, pero… pero estaba ahí y Hadrian simplemente no lo entendía.
El horror se apoderó de sí mismo.
¿Qué tenía que suceder para hacer que un niño como Hadrian se comportara así?
Sirius ignoró el jadeo de su madre –"No lo entiendes, ¿verdad?"- se atrevió a decir.
Todas las miradas se centraron en él, pero Sirius decidió mirar sólo a Hadrian –"¿Lo siento?"-.
¿Cómo explicarle? ¿Quería hacerlo?
Era obvio que nadie ahí veía exactamente cómo hacerlo –"¿Qué podría hacer tío Adhara?"- de todos, era evidente que el padre de Hadrian podría hacer mucho más por él que cualquiera, el menor confiaba en su padre de una forma que no había visto antes, ni siquiera en James o Regulus –"Eres un idiota"- sentenció –"No puedes arriesgarte así de nuevo, ¿lo entiendes?"- no creía que lo hiciera, para ser honesto.
-"Yo…"-.
-"Suficiente"- su madre suspiró y le lanzó una sonrisa rápida, algo que le hizo sentir bien –"Creo que es tiempo de hacerle una visita al sanador Kozlov"- alzó una mano para detener cualquier protesta, pero Hadrian no abrió la boca –"Tendremos que discutirlo en privado y con tu padre, pero creo que es tiempo de considerar seriamente la terapia"-.
Kreacher apareció no mucho después con una bandeja, una tetera y cuatro tazas.
-"Madre, ¿qué…? ¿Qué fue lo que sucedió?"- las preguntas de su hermano estaban llenas de la misma ansiedad que los había acompañado hasta ese momento, pero también de un obvio deseo por cambiar la tensión en el ambiente.
Eso quería saber él y, en contra de su buen juicio, Sirius terminó girando la cabeza hacia la mujer, en espera de una respuesta que pudiera satisfacer la curiosidad de su hermano y calmar el terror que vendría con ella.
Hacía años que no dependía de su madre para obtener respuestas, pero en ese momento…
-"El Callejón Diagon fue atacado por la Orden de la Paz"- respondió su madre –"Esas máscaras blancas… es inconfundible"-.
Sirius tragó en seco, porque conocía ese nombre.
Se trataba del grupo que muchas otras veces había proclamado estar a favor de la equidad entre todos los magos y brujas. Había escuchado ciertas cosas sobre cómo el líder reclutaba a jóvenes prometedores, pero no sabía exactamente cómo o para qué.
Había facciones, en el Mundo Mágico, eso era todo lo que sabía. Facciones que peleaban en el Wizengamot, discutían en tiendas y tenían problemas y debates en… en Hogwarts, por ejemplo. La mayor parte de los slytherin proclamaban estar a favor de la supremacía de los sangrepura –por supuesto–, y muchos en Gryffindor se les oponían por inercia… Sirius no… no estaba seguro.
En realidad, la Orden de la Paz proclamaba que la sociedad mágica y los muggles no eran muy diferentes, pero los diarios se negaban a hablar mucho de ellos y su padre, aunque discutía con ellos sobre las sesiones en el Wizengamot, jamás hacía mención sobre qué facción decía o promovía una ley.
-"¿C-Cómo?"- Hadrian parpadeó un par de veces, pero fuera de eso, no hizo ningún gesto para mostrar sorpresa –"¿La Orden…? ¿La Orden de la Paz?"-.
Sirius no sabía muy bien dónde había pasado su vida antes de llegar a Grimmauld Place, pero si había estado aislado de todo el mundo, podía entender su confusión.
-"La Orden de la Paz"- repitió su madre –"Es un grupo que fue creado para quitarle derechos a las familias como la nuestra, Hadrian"- frunció el ceño –"Desde hace años… lo disfrazan con un discurso bastante elocuente sobre la defensa de los sangre sucia, pero sus acciones hablan por ellos… sin embargo… jamás habían llegado a atacar una zona con civiles, no así…"-.
Había escuchado de esos ataques, esporádicos, normalmente contra aurores o miembros del Ministerio que pretendían hacer pasar una ley u otra. El Profeta no decía mucho, pero Sirius sabía leer entre líneas.
-"¿Predican la paz con ataques?"- la incredulidad en Regulus era algo que todos ahí compartían, era simplemente estúpido –"No, no lo entiendo, ¿por qué…? ¿Por qué alguien atacaría el Callejón?"-.
Hadrian lo miró por un segundo muy largo –"Porque lo disfrutan"- respondió como pensándolo.
-"Hadrian"- su madre negó con la cabeza –"No sabemos eso, es…"-.
-"Los escuché reír, a esas personas no les importaba demasiado lo que sucediera con nosotros, sólo querían tener su diversión"- la voz amarga hizo que Sirius se cuestionara realmente qué demonios sucedía con su primo.
-"Parecía que querían atacar a los sangre sucia"- se encogió ligeramente al decirlo de esa forma, pero no se detuvo –"Eso no es lo que busca esa Orden, ¿o sí, madre? Dijiste que los usaban para su discurso"-.
Hadrian se cruzó de brazos –"Tía, ¿sabes…? ¿Estás completamente segura que son ellos? ¿Esa Orden?"- tragó pesadamente.
-"Sí… no entiendo por qué atacarían así, pero fueron ellos"-.
-"Y… ¿y sabes quién es el líder?"-.
Su madre lo miró fijamente y luego arqueó una ceja –"Albus Dumbledore, por supuesto"-.
Sirius escuchó un jadeo y sólo cuando la puerta detrás de ellos se abrió, fue que se dio cuenta que el jadeo provenía de él.
Hadrian parecía sorprendido, pero no lo suficiente –no tenía ninguna razón, su primo apenas conocía al director, no sabía quién era, fuera de lo que la prensa decía sobre él–.
Albus Dumbledore no sería capaz… ¿verdad?
Es decir, era el director de Hogwarts, a cargo de tantos niños… Sirius hablaba con él varias veces al año y no podría haberlo ligado a ese tipo de ataques. Pero su madre sonaba tan segura de sí misma, ni siquiera parecía haber dudado su respuesta, como si asumiera que todos ahí lo sabían y sólo necesitaban la confirmación.
-"No, no puede ser…"- en ningún momento el hombre había intentado reclutarlo, como decían los rumores… aunque admitía que era bastante conveniente para él, porque tenía acceso a tantas personas.
Pero era difícil creerlo, cuando las máscaras blancas no parecían traer ningún atisbo de paz.
Además, Hadrian había estado bastante seguro que habían sido mortífagos.
Lo había mencionado antes, ¿o no?
¿Confusión? No, había estado tan seguro, tan seguro como su madre al responder sus preguntas.
Quizá su sorpresa venía de haber sido corregido…
-"¿Hadrian?"-.
-"¿Harry?"-.
Hadrian se giró.
Tío Adhara era… extraño.
¿Quién en su sano juicio llamaba a su propio hijo con una versión tan simplificada de su propio nombre? Ni siquiera recordaba a lord Potter hacerlo con James… es más, James odiaba cuando Evans se burlaba de él llamándolo Jimmy, Jim y otras variantes.
Sirius no sabía qué pensar sobre él.
Desde el primer día, el hombre le había dado una sensación que no sabía describir –y las miradas de advertencia que le había lanzado cada que abría la boca para hablar con Hadrian habían sido bastante claras–.
Era un hombre joven, apenas lo suficiente como para tener a un hijo de la edad de Hadrian –y no descartaba que Hadrian se tratara de un error, Sirius sabía lo que una noche de descuido podía ocasionar–, pero reconocía que sabía su camino en el negocio de la familia.
Su presencia en las lecciones que su padre les había dedicado habían sido esclarecedoras y era bastante bueno para explicar conceptos que se le escapaban, trataba muy bien a Regulus y, por supuesto, notaba que era un padre devoto. El hombre servía de puente generacional, suponía, porque sabía minimizar la tensión que aparecía cuando Sirius abría la boca imprudentemente o Regulus comenzaba a hacer preguntas de más –por supuesto, hasta la fecha, sólo Hadrian conseguía desviar la atención y desvanecer por completo toda tensión entre sus padres y Sirius–.
Tío Adhara era diferente del resto de los Black con los que había tenido la mala suerte de convivir y, aunque no podía decir que le agradaba –había algo en el hombre que simplemente no le sentaba bien–, le hacía preguntarse si, acaso, habría más familia como él.
Claro, conocía a su tío Alphard, bastante más afable que otros, pero era uno entre muchos.
Por supuesto, Hadrian adoraba a su padre, eso era bastante claro, así que decía mucho sobre su relación y sobre el hombre en sí.
Y Hadrian, admitía, no era tan malo… casi siempre.
Le agradaría más si no se metiera en asuntos que no tenían que ver con él –y sí, quizá estaba un poco molesto porque su intervención en una broma inofensiva había llevado a James y a él a cumplir con detención las últimas semanas en Hogwarts–.
Su madre asintió hacia Hadrian y el menor no esperó en otra confirmación, simplemente se acercó a su padre y lo abrazó.
No era un comportamiento aceptable, lo sabía, pero nadie dijo nada.
El abrazo era tan íntimo, que Sirius desvió la mirada por un momento.
-"¿Walburga?"- preguntó su padre, caminando detrás de tío Adhara hacia su madre –"¿Podemos saber qué sucedió?"- su padre, notó, todavía tenía algo de ceniza en el borde de su túnica de viaje y el cabello algo más revuelto de lo que se atrevería a usar un día que no fuera domingo.
Su madre no habló, así que Sirius intentó hacerlo por todos, explicarse –"El Callejón Diagon fue atacado… por algunas personas"- la Orden de la Paz, los famosos mortífagos de los que Hadrian hablaba, no tenía idea quiénes habían sido, pero decidió no decirlo –"Fue hace unas horas… estábamos celebrando el final de los exámenes de Hadrian… en el bistró que está frente al Bonheur"- su padre asintió –"Hadrian nos alertó y salimos de ahí tan rápido como pudimos, pero…"-.
-"Algunos magos y brujas cercaron un perímetro en la calle Bessel, no avanzamos mucho, y nos obligaron a replegarnos contra Twilfitt & Tatting, algunos colocamos escudos, intentábamos proteger a todos"- se encogió hacia su padre –"Estuvimos ahí hasta que pudimos escapar"-.
-"Ese es… un pésimo resumen"- Hadrian ni siquiera había intentado explicar su duelo o lo que había hecho al negarse a quitar los escudos –"Bien, que no se diga que no apoyo a la familia, ¿verdad?"- suspiró –"Hadrian y mi madre colocaron algunos escudos y esas personas amenazaron si no los quitaban, tuvieron que llamar a uno de sus hombres para hacerlo, pero el hombre hizo algo con el escudo de mamá…"- se mordió la mejilla –"No sé qué sucedió, pero todos empezaron a bajar sus escudos, excepto Hadrian"-.
No notó la mirada de reproche que Hadrian le mandaba.
-"¿Alguien…?"- su padre se aclaró la garganta –"¿Alguien obligó a Walburga a quitar un escudo?"- no podía creerlo.
-"No, Orión, fui obligada a quitarlo… alguien colapsó mi magia"-.
-"Hadrian mantuvo sus escudos"- añadió Regulus –"Ese hombre intentó hacer lo mismo que hizo con nuestra madre"- giró a ver a Sirius, pero no esperó ninguna respuesta –"Hadrian se mantuvo en pie, padre… nos salvó"-.
Vio a su madre asentir –"Es cierto, Hadrian sólo quitó sus escudos voluntariamente cuando nos dimos cuenta que teníamos que escapar"-.
-"¿Y qué hay con los aurores?"- preguntó su padre.
-"Nada"- Sirius estaba un poco decepcionado con sus héroes personales, si era sincero –"Nadie llegó"-.
-"Había barreras contra aparición"- eso no era, definitivamente, una excusa, se suponía que los aurores sabían exactamente qué hacer para no dejar que ese tipo de encantamientos los detuvieran, había leído sobre el tema.
-"Hadrian estuvo asombroso, padre"- dijo Regulus antes de que Sirius pudiera continuar con su explicación.
Escuchó vagamente cómo es que Regulus exageraba cada pequeño detalle del ataque y cómo Hadrian intentaba intervenir, sólo para ser ignorado por todos.
En ese tiempo, tío Adhara se mantuvo inusualmente callado.
-"¿Papá?"-.
-"Hoy es siete de julio, ¿no es así?"- preguntó hacia nadie en particular, y nadie respondió.
-"¿Papá?"- Hadrian pregunta de nuevo, esta vez mirando hacia su padre, con la misma expresión de preocupación que le había regalado a Regulus y a él.
Era… adorable, en un retorcido y desagradable sentido de la palabra, por supuesto… para nada como Regulus y su incesante curiosidad, más como… como un animal pequeño, inclinando la cabeza hacia un lado y hacia el otro, buscando ver algo diferente cada vez –como un cachorro de crup, quizá–.
-"Tendríamos que… sentarnos, sí, sentarnos"- tomó la mano de Hadrian y se lo llevó al sofá sin detenerse, llevándolo consigo.
-"Para ser un idiota que tuvo un duelo con ese hombre, no parece…"- Hadrian se dejó llevar con facilidad, con la misma facilidad que se había dejado llevar ese día, cuando Sirius lo había llevado a su habitación.
No parecía tan fuerte ahora.
-"Esto es… Walburga, ¿todos están bien?"- su padre se acercó y puso una mano en la cabeza de Regulus, casi de inmediato, hizo lo mismo con Sirius y… y no supo qué decir.
-"Estamos tan bien como podemos, Orión…"- luego miró a Hadrian –"Aunque sería buena idea mandar una carta a San Mungo, para una revisión"- se volteó a ver a tío Adhara –"Quisiera consultarte algo, en privado, Adhara"-.
-"Por… por supuesto, Walburga"- asintió lentamente –"¿Es algo de lo que deba preocuparme?"-.
Su madre negó con la cabeza –"No es urgente, pero sí algo que deberíamos abordar en cuanto sea posible, hablaremos más tarde"-.
Cuando el silencio comenzó a ser más incómodo de lo que cualquiera podría soportar, su padre decidió hablar, dirigiéndose a Hadrian –"Estoy realmente asombrado, Hadrian, mira que tener una batalla mágica… un duelo en medio del Callejón"- sonrió un poco –"Estamos orgullosos, Hadrian, tal vez deberíamos pensar en un tutor"- asintió.
Hadrian abrió la boca un par de veces –"No… no fue un duelo, tío… no fue ninguna batalla"- miró hacia él, y Sirius no supo qué se suponía que debía decir –"No lo fue… sólo intentaba proteger a Regulus, cualquiera habría hecho lo mismo"-.
-"Harry… ¿Crees que Regulus mintió?"- su primo negó con la cabeza –"El intercambio de hechizos es un duelo, algo peligroso, ¿de acuerdo? No quiero… no deseo que tengas que volver a enfrentarte a ese hombre"- el miedo en su voz era inconfundible.
Tío Adhara tenía miedo por Hadrian.
-"No fue mi elección, papá"- dijo cortante –"No lo habría hecho si tuviera otra elección, Regulus estaba en peligro y ningún auror aparecía, ¿qué se supone que debía hacer?"-.
-"Lo sé"-.
Hadrian simplemente no entendía… no aceptaba que su propio padre estuviera preocupado por él.
Tío Adhara suspiró y abrazó a Hadrian contra su pecho –"Estoy orgulloso"-.
Después de un momento eterno, Hadrian volvió a hablar.
-"Tía Walburga, tío Orión"- dijo con cuidado, deliberadamente, en los brazos de su padre, mirando fijamente hacia un punto en el tapiz familiar –"El hombre con el que tuve ese duelo… ese hombre, y otros más, estuvieron en el ataque… a casa"-.
¿Ataque?
¿Cuál ataque?
Sirius volteó a ver a sus padres, esperando que pudieran aclarar sus dudas, pero nada de eso llegó.
Su madre se llevó una mano a la boca y su padre tomó asiento a su lado.
Alguien había atacado a su familia, ¿antes?
¿A su familia?
Se trataría de esa Orden de la Paz.
Sabía que los Black no tenían una buena reputación –por Merlín, sabía perfectamente que ni siquiera podía ser una reputación decente–, pero… pero Hadrian era un niño, ¿no? Era como Regulus, algo más maduro, quizá amargado con algo, cínico… pero…
Había vivido con otros miembros de la familia antes, no sólo su padre, ¿verdad?
¿Por qué atacarían a una rama menor de los Black?
-"Esto… lo cambia todo"- dijo –"Quizá es tiempo de declarar nuestro apoyo a un bando, Walburga"- el rostro inusualmente duro de su padre no dejó espacio a réplica y, por una vez en su vida, Sirius sintió que podía aceptar las decisiones de su padre, incluso si él mismo no estaba seguro, las decisiones del jefe de su familia –"Marvolo, por supuesto, estará feliz con nuestra respuesta"- miró a Hadrian por un segundo muy largo y, cuando Sirius giró la cabeza, sólo pudo distinguir la extrema palidez en su primo y una dureza en su mirada que podía competir con la de su padre.
-"Orión…"-.
-"Tío Orión"- tío Adhara iba a hablar, pero Hadrian lo interrumpió –"¿No lo consideras precipitado?"- preguntó firmemente –"Tengo… ciertas dudas, dudas sobre el ataque a mi familia y dudas sobre este último ataque, no creo que todo sea lo que parece ser"-.
-"Eso suena a algo que Dumbledore diría"- se encogió ligeramente en su sitio, no quería pensar en el director ahora mismo –"¿Qué quieres decir?"-.
-"Quiero decir, Sirius, que creo que la familia es demasiado importante si estos conflictos terminan empeorando"- miró a su padre –"Los Black representan más de lo que crees… no es sólo…"- agitó una mano y pareció cambiar de opinión sobre algo –"Hay un peso en tu voz, ¿no es así, tío Orión? En el Wizengamot, en los negocios"- dijo de pronto, de la nada.
-"Cierto…"- asintió lentamente –"Nuestra familia tiene una influencia importante en las esferas más altas de nuestra sociedad"-.
-"Es por eso que creo que deberías tomar el privilegio de la neutralidad un paso más allá, tío"- cortó suavemente –"Con un conflicto en puerta, con la amenaza que cualquiera de estas facciones trae, ¿por qué deberíamos pintar un blanco en nuestras espaldas? ¿Por qué lo haríamos cuando podemos tener algo mejor?"- cuando su padre asintió –"Estoy seguro que puedes hacerlo, tío, confío en ti"- Sirius terminó por asentir, a lo que fuera que Hadrian estuviera diciendo realmente –"Si juegas con la neutralidad como lo has estado haciendo, no sólo protegerás a toda la familia, sino que permitirías que, gane quien gane, los Black permanezcan donde se merecen"-.
Persuasivo.
Esa era la única palabra que podría usar para describirlo.
Porque Hadrian no había dicho ninguna mentira, y la confianza en sus palabras y en las acciones de su padre eran… era un don –"Hadrian es todo un personaje"-.
En cualquier otra circunstancia, Sirius habría aceptado todo lo que decía, sin más.
Su padre sonrió –"Hadrian… manejas un excelente punto"- la sonrisa en el rostro de su padre era amplia, orgullosa, del tipo de sonrisas reales que le hacían recordar que su familia, por todos los defectos que tenían, seguían siendo humanos –"Nuestra familia no tiene por qué someterse a los designios de nadie, ellos son los que deben buscar nuestro favor"- luego se giró –"Debo presentarte a un viejo amigo, Hadrian, estoy seguro que se llevarían de maravilla"-.
-"No hay duda, Orión"- cortó su madre –"Pero tal vez después, ¿no lo crees? Por ahora, todos los chicos necesitan descansar, ha sido un día… complicado, para todos"-.
Sirius sonrió.
Su padre se dejaba llevar demasiado por sus ideas, así que había sido una buena idea interrumpirlo antes de que llamara a su viejo amigo para conocer a Hadrian a las… a medianoche.
-"Orión, Walburga, creo que… no, dejaré que Hadrian suba a su habitación, ¿puedo esperarte en el otro salón, Walburga? Dijiste que teníamos que hablar"- cuando su madre aceptó y ella misma se llevó a Regulus hasta su habitación, Sirius permaneció con su padre.
-"Sirius, acompáñame a mi despacho, por favor"-.
Su despacho era, obviamente, una habitación pequeña frente al salón familiar, acondicionada con todo lo necesario para el trabajo de su padre. Sirius había pasado ahí más tiempo ese verano que toda su vida junta. No le desagradaba, el escritorio de ébano combinaba muy bien con la alfombra y los estantes, Sirius habría elegido colores más brillantes, pero eso era sólo una preferencia.
Visitar su oficina ya no le traía el dolor de estómago de antes, una anticipación que no deseaba… aunque ahora parecía que no iban a tratar algo muy agradable.
-"Sirius"- llamó cuando se sentaron, su padre detrás del escritorio y él justo en frente –"Sé que tu hermano tiene buenas intenciones, pero quisiera escuchar tu versión de la situación"-.
Y Sirius habló.
No se contuvo.
Le habló de los pequeños detalles de Hadrian, la forma en que, de pronto, se había levantado de la mesa, sin siquiera esperar una respuesta o pedir permiso, cómo había prácticamente ordenado a su madre y a ellos salir de inmediato y huir –buscar salvarlos–. Le habló sobre cómo había defendido instintivamente a todos, cómo se había negado a bajar sus escudos y cómo incluso cuando su madre había sucumbido al hechizo del hombre, Hadrian había soportado sin hacer mueca alguna.
-"Escúchame bien, Sirius"- dijo seriamente –"Esos encantamientos son peligrosos, no hay nada inofensivo en forzar a otro mago o bruja a retirar su magia de la forma en que lo describes… puede lastimarlos más de lo que se puede ver a primera vista, es más que una quemadura, quizá… no es algo que quiera que repitas, pero quizá sea tiempo de enseñarte algunos trucos familiares"-.
Sirius aceptó porque, aunque había sido aterrador, lo cierto era que, si hubiera podido quitar las barreras de esos hombres, quizá habrían podido huir.
Le contó sobre cómo él no había hecho nada por salvar a su familia y cómo, no tan arrepentido, había golpeado a Hadrian en el rostro –había sido el pánico, porque había visto a Hadrian al borde de un colapso–. Pero su padre sólo había entendido.
-"A veces no estamos preparados para todo"- dijo –"Como heredero de nuestra familia, Sirius, debes aprender de esos errores… y no cometerlos de nuevo"- lo miró fijamente –"Te entrenaré para proteger de nuestra familia"- y luego añadió –"Aunque creo que no debo decirte que esas reacciones no deben repetirse, ¿verdad? Golpear a tu primo como un muggle cualquiera no es aceptable, y tampoco lo es atacarlo de cualquier otra forma, lo sabes"- Sirius asintió.
Era más de lo que habría podido esperar.
Hadrian era, después de todo, el primer efebo que tenían en la familia desde… no tenía idea –"Bien, últimamente no sé muchas cosas"- cómo ansiaba por escribirle a James, o quizá a Remus, tal vez así podría entender algo, lo que fuera.
Cuando sintió que no podía contenerse más, Sirius tuvo que preguntar –"¿Qué sucedió con la familia de… del tío Adhara?"-.
Habían aparecido de la nada, ocupado un lugar en Grimmauld Place como si siempre hubieran estado ahí… pero Sirius jamás había escuchado de ellos.
Su padre suspiró –"No sabemos todos los detalles"- pero no le negó la información –"La familia de Seginus, una rama menor de nuestra familia, fue atacada alrededor de abril"- el frío de la habitación no era natural, lo sabía –"Sólo Adhara y Hadrian sobrevivieron"- eso, eso no era lo que había esperado –"Nos explicó que intentaron vivir por sus medios, no molestar a la familia, pero… bien, las cosas no resultaron para él y su hijo"-.
-"¿Abril?"- Sirius negó con la cabeza –"Conocí a Hadrian en Hogwarts"- admitió después de un segundo –"En junio, después de los exámenes"-.
Recordó al menor.
Demasiado delgado para su edad y algo más bajo de lo que debería ser normal en un Black. Su cabello revuelto y sin orden, la ropa de segunda mano, rota y evidentemente muggle… las ojeras en sus ojos y la forma en que… en que se había acercado para defender a un completo desconocido, sin siquiera pensar en su bienestar al enfrentarse a dos personas por sí mismo.
-"¿Oh?"- la sorpresa no duró demasiado –"Adhara nos comentó de su visita a Hogwarts, nos dijo que habían tenido un pequeño encuentro contigo y tus amigos, pero no le di mucha importancia"-.
-"No fue nada… sólo… hablamos"- bien, no habían tenido opción y si Hadrian había mantenido su promesa, no tendría que mencionar bajo qué condiciones habían hablado –"¿Qué fue lo que sucedió?"- preguntó –"¿Cómo es que están vivos?"-.
-"Al parecer, esa Orden quemó la propiedad, hasta los cimientos"- Sirius reconoció su furia sólo porque vio su mandíbula tensarse y no pudo evitar replicar el gesto –"Adhara estaba fuera, recolectando ingredientes… por eso se salvó de lo peor"-.
Hadrian había estado solo, solo contra esas personas…
-"¿Y…?"- se aclaró la garganta –"¿Y Hadrian?"-.
-"Tu primo… estuvo más involucrado"- respiró profundamente –"Sobrevivió, ambos sobrevivieron y eso… quizá tu primo necesite asistir al sanador por un tiempo, ¿puedo confiar en tu discreción?"-.
Su primer impulso fue querer negar vehementemente, pero realmente no podía hacerlo, así que asintió firmemente –"¿Por qué Hadrian no entró a Hogwarts antes?"- sólo quería no pensar en ver Grimmauld Place quemándose mientras él intentaba salvar su vida y la de su familia.
Odiaba esa casa, pero… no podía imaginarse verla desaparecer.
No con su familia dentro, no con Regulus ahí y… Merlín.
-"Eso es… algo personal, Sirius"- cuando no se movió ni buscó hacer otra pregunta, su padre accedió fácilmente –"Hadrian no vivió con la familia siempre"-.
Oh.
-"Bien, eso explica por qué es tan extraño"-.
-"Hadrian fue el resultado de una indiscreción de Adhara"- y, si había algo de desaprobación en su voz, Sirius no lo notó –"Su madre, Lilian Scordia, murió joven y él fue llevado a un centro para niños sin familia, muggle"- casi escupió la palabra –"Después de un tiempo fue aceptado en el hogar de una familia muggle… pero al ser testigos de su magia accidental… bien, no fue bien recibido en ese lugar"-.
-"¿Bien recibido?"-.
Sirius admitía que él no tenía mucho contacto con los nacidos de muggles en Hogwarts. Su mayor contacto era Evans, o Snape, y la chica jamás hablaría con él sobre su vida familiar. No podía creer que los muggles, sin embargo, pudieran hacerle algo a un niño mágico… es decir, ¿no deberían verlos como una bendición en la familia? Orgullosos, quizá admirados por el gran regalo de la magia en sus vidas monótonas…
-"Afortunadamente, Adhara supo de Hadrian y pudieron reunirse cuando tu primo tenía trece"- asintió, sin escucharlo –"De ahí, Adhara se ha encargado de toda la educación de Hadrian hasta que llegaron a nosotros"-.
No le parecía un alivio, como su padre lo quería hacer notar.
Aunque Hadrian estaba más saludable que cuando lo había visto en Hogwarts, el niño lucía tan miserable como en un principio. Sólo parecía tomar un poco de vida cuando estaba cerca de su padre o se distraía lo suficiente como para no pensar en lo que fuera que pensara –"O cuando tenía duelos mortales en medio de la calle con un completo desconocido"-.
Lo que fuera que su madre le enseñara era… parecía paja en Hadrian, no demasiado interesante, pero no lo suficientemente irrelevante como para no prestarle un mínimo de atención… y estar encerrado… no podía creer que fuera agradable para alguien estar encerrado y siendo vigilado las veinticuatro horas, todos los días.
-"Me alegra que sobrevivieran"-.
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