Te he visto en la plaza y le he dicho a Lartrec que te metiese en mi grupo, nada más-respondió el asesino, señalando con la cabeza al monje vestido de blanco, queen estos momentos hablaba con el cruzado, que debía de ser Arthion. El monje, al oír mencionar su nombre, se dio la vuelta.

-¿Eh, qué?-preguntó, dudoso, sin saber de qué estaban hablando.

-¿Tú me has metido en este grupo?-preguntó Aysha, desviando la mirada hacia Loki.

-¡Sí, claro!-afirmó el monje- Es que hacía yo los grupos y como conocía a Shayan, pues le he metido a él, y luego me ha dicho que si podías entrar tú, y yo le he dicho que sí.

Dijo todo esto de sopetón, sin respirar, pero conservaba el mismo aire risueño de hacía unos minutos.

-Un día me lo encontré entrenando y le ayudé-aclaró Shayan.

-¿Y dónde vamos a ir?-preguntó el arquero?

-A Payon-respondió Arthion-. Dicen que en el bosque de los alrededores...

-¡Sí, y también en la mazmorra! Creen que hay ciertas bandas del equipo contrario que están controlando a algunos monstruos.-le interrumpió Lartrec.

-¡Quieres dejarme terminar cuando te hablo!-gritó Arthion.

-Te ofendes por todo, chico- dijo Lartrec, divertido.

-Cállate, marica-soltó Arthion, de mal humor.

Lartrec sonrió, dando a entender que Arthion era un caso perdido y se dio la vuelta.

-¡Rumbo a Payon!-gritó, señalando el camino y comenzó a andar.

Segundos después, la mercader que debía de ser su hermana se colocó a su lado y le dio la mano, abriendo la marcha.

Tras ellos, Axeia había conseguido entablar conversación con Arthion, a cuya derecha se encontraba el acólito, que parecía necesitar la seguridad de las personas de un trabajo superior al suyo. Aysha les seguía con Chris y Shayan tocándole los talones, que hablaban formalmente. Shayan levantaba la cabeza de vez en cuando, para ver si la tensión de Aysha había desparecido, pero, por lo visto, eso no ocurría nunca.

Al anochecer ya habían avanzado bastante a través de los campos de Prontera y se iban alejando de la capital. Decidieron parar para descansar y, al anochecer todos parecían dormir excepto Arthion, al que le tocaba hacer la primera guardia. Shayan no conseguía dormir y además la segunda guardia era para Aysha, así que no pensaba cerrar los ojos ni un momento; tenía que hablar con ella.

Dos horas más tarde, Aysha, que tampoco parecía haber dormido mucho, se levantó para relevar al cruzado, que fue de buena gana a dormir. Aysha se sentó junto al fuego, prácticamente extinguido. Pronto notó que alguien se acercaba.

-¿Se puede saber qué quieres ahora?-preguntó Aysha, sin mirar a Shayan, que en ese momento se sentaba junto a ella.

-Quizás podrías tratar de ser un poco más amable alguna vez-dijo Shayan, aunque en realidad no parecía molesto.

-Si has venido a decirme eso...-empezó Aysha.

-¿Tan mal te ha sentado que tuvieras que estar conmigo?-preguntó Shayan, amodo de disculpa, sin dejar terminar a Aysha.

Ella se giró y miró a Shayan, que en ese momento le devolvía la mirada fijamente. Sus ojos verdes con destellos grisáceos eran fríos y, aunque no tanto como los suyos, también expresaban confianza, comprensión, y una amabilidad que nadie había mostrado nunca con ella. Aysha se dio cuenta de que, sin querelo, sus caras estaban a muy poca distancia y sintió que los nervios de la posada volvían a invadirla, pero esta vez se asemejaban más a un torrente que a la calma de la otra vez. Ella siempre había evitado que cualquier cosa la pusiese nerviosa, pero esta vez no podía evitarlo y eso era lo que más la molestaba. Un pequeño nudo en el estómago la dejó sin habla, pero dos segundos después recuperó la compostura.

-Yo...da igual-contestó, para después bajar la mirada.

-Es que como ni siquiera has hablado conmigo...ni con nadie-aclaró Shayan.

-La verdad es que nunca hablo con nadie-dijo Aysha, bajando aún más la cabeza, con lo que uno de sus mechones de cabello negro resbaló por su hombro y cubrió su mirada, que en ese momento destellaba más tristeza que auténtica frialdad.

Shayan sintió el impulso de colocar su mano sobre el hombro de la chica, pero se contuvo al entender que quizás prefería estar sola, seguir sola. Lo que él no sabía es que se equivocaba, pues Aysha no deseaba seguir sola, en el fondo necesitaba a alguien a su lado, pero nunca nadie la había abrazado, ni la había sonreído, nunca nadie la había besado.

-Buenas noches-susurró Shayan.

-Buenas noches.

Sí, lo sé, tengo que hacer los capítulos más largos, pero es que este necesitaba terminarlo aquí, que si no me parecía que acababa mal, pero bueno, espero que os guste, porque a mí me ha acabado gustando mucho la relación entre Shayan y Aysha, y la voy a tratar mucho en el fic. Bueno, seguid dejando reviews, que es lo que me da ganas de continuar publicando, y gracias a todos por leer mi fic. Intentaré actualizar pronto.