Capítulo 3: No eres tan especial

Sábado, 12 de septiembre.

Kohaku estaba acostada en su cama después de una semana de escuela en la que había tenido el doble de entrenamiento porque se acercaban las competencias regionales de artes marciales, para clasificar al torneo nacional de invierno. Se encontraba escuchando música con su teléfono mientras pensaba en todos los cambios en su vida y en los estúpidos comentarios de Amaryllis durante la pijamada, recordándole lo que había pasado con Senku.

Y es que sí, Kohaku había bloqueado a Senku de sus redes sociales para que no siguiera intentando contactarla, todo con la intención de no seguir teniendo contacto con él. Tenía que ser firme en su decisión, eso había sido un ligue de verano y nada más, no podía seguir teniendo contacto con él, porque ya tenía planes y no iba a cambiarlos por Senku, sin mencionar lo que implicaría que él también pudiera llegar a cambiar sus planes por ella. Quería estar en California con sus amigos y su hermana y ese plan no pensaba cambiarlo y la verdad es que una relación a distancia no le parecía algo demasiado coherente. Tal vez estaba siendo cruel, pero no podía, no debía, tenía que olvidarlo, olvidar sus caricias, olvidar sus besos, olvidar cómo la había hecho sentir.

La reproducción aleatoria del teléfono de repente la llevó a una canción que definitivamente no quería escuchar y rápidamente se quitó los audífonos y quitó la canción. No quería marcarla como que no le gustaba, pero tampoco quería escucharla, le traía recuerdos. Nunca le habían dedicado una canción, pero ese tonto científico había elegido una de las canciones más románticas que pudo elegir para dedicarle. Sí, definitivamente tenía que dejar de pensar en él.

Apagó el teléfono mientras se incorporaba en su enorme cama con sábanas magenta y un montón de peluches alrededor.

Suspiró y decidió escribirle a Suika: en ese momento definitivamente necesitaba hablar con una amiga, contar cómo se sentía y encontrar la fuerza necesaria para olvidarse definitivamente de Senku. ¿Qué ganarían con una relación a distancia? Sería una cruel agonía y probablemente alguno de los dos se cansaría y terminaría buscándose otra pareja, y ella sinceramente temía mucho salir lastimada porque aunque ella podía estar 100% segura de su convicción en caso de tener una relación, no podía decir lo mismo de alguien más.

Kohaku: Suikaaaaa… te necesito… ¿puedes venir a mi casa?

Aunque también podemos vernos en donde tú me digas.

Suika: Buenos días, Kohaku.

Suika acaba de despertar, ha estado con insomnio últimamente.

Kohaku: ¿Insomnio? ¿Por qué?

Suika: Nada importante, Suika ha estado pensando en ciertas cosas.

Suika se alistará y estará en casa de Kohaku en media hora.

Kohaku: Si te sientes mal, sabes que puedes contarme lo que quieras.

Me preocupa que estés teniendo problemas para dormir.

Suika: Descuida.

Kohaku: Pediré a Turqueoise que prepare algo especial para el almuerzo.

Después de eso, Kohaku bajo a buscar a Turqueoise, una de las trabajadoras de la casa, ya que quería que Suika se sintiera cómoda y poder hablar con ella sobre cómo se sentía. Además, sus palabras la habían dejado preocupada, pensando en qué estaría sucediéndole a su mejor amiga para que estuviera teniendo insomnio los últimos días, Suika no era ese tipo de persona y, más bien, siempre solía ser muy correcta en sus horarios.

A eso de las 11:20 horas, Suika llegó a casa de Kohaku y subieron a la habitación gigante en la que Kohaku dormía, ya que era innegable lo exagerado que podía ser su padre cuando se trataba de la distribución de los cuartos. Su habitación tenía, incluso, una mini sala de estar, donde se sentaron las amigas para poder hablar. Kohaku colocó unos bocadillos en el centro de la mesa y se sentó a un lado de Suika, a la que finalmente miró con lágrimas en los ojos.

—Sé que debes pensar que soy una imbécil —dijo y de repente empezó a llorar abrazando a su amiga por la cintura, quien le devolvió el abrazo y la ayudó a acomodarse sobre su regazo para que siguiera llorando con confianza mientras le acariciaba el cabello.

—¿Lo dices por el hecho de querer negar rotundamente que querías seguir hablando con Senku y haberlo bloqueado o por otro motivo? —cuestionó Suika con tranquilidad.

Kohaku siguió llorando. Y más sabiendo que incluso su mejor amiga se había dado cuenta de lo que ella misma intentaba negar, ¿era tan obvia sobre lo que le hacía sentir ese tonto científico?

—Yo… no quiero enamorarme de él, Suika —gimoteó Kohaku—. Será peor para mí superarlo si las cosas no funcionan cuando nos vayamos a California —habló rápidamente y luego siguió llorando—. Quizás él lo vea sencillo… o hasta lógico —explicó entre llantos—, pero yo soy alguien que se entrega demasiado cuando establece vínculos —aclaró, sorbiéndose la nariz—. ¡Si hasta quiero protegerte de Ryusui! —exclamó sin dejar de llorar.

—Suika te entiende —expresó la pequeña Suika acariciándole el cabello a Kohaku. Luego Suika suspiró—. Yo te entiendo. —Kohaku sabía que su amiga se pondría seria a continuación, ya que normalmente hablaba en tercera persona, salvo que la situación lo ameritara—. No quiero que te sientas mal, Kohaku, pero esto es algo que tú decidiste y que sólo tú puedes revertir. Sé que te abruma tu padre, que no quieres estar en Japón, que tu mayor anhelo es estar cerca de tu hermana mientras terminas la universidad para no sentirte agobiada por decisiones de tu padre, pero también tienes que pensar en si esto es lo mejor para ti.

Esas palabras hicieron que Kohaku se sintiera peor y siguiera llorando, por cómo iban las cosas, parecía ser que se iba a deshidratar de tanto llorar. Si bien era cierto que no sentía que estuviera enamorada de Senku, sino que más bien sentía una atracción tremenda hacia él y el deseo de permanecer con él, también era cierto que realmente ese chico le encantaba y la hacía sentir muy bien.

—Es que… yo no sé… qué siento —mencionó entre llantos Kohaku, mientras Suika le acariciaba el cabello.

—Ummm… ¡tengo una idea! —expresó Suika—. Esto no te explicaré demasiado cómo es que terminé sabiéndolo, pero te comentaré algo que estudié con Aisha mientras estuve en sus clases. Te voy a enseñar sobre los criterios para definir si estás enamorada… y no necesitas responderme hoy, sólo hablaremos de esto y luego piénsalo con calma esta semana y el próximo fin de semana si quieres vengo nuevamente y me cuentas lo que descubriste. ¿Te parece bien? —esto último lo preguntó Suika con un tono emocionado.

Kohaku supuso que sus ojos seguramente estarían brillando, pero no sabía demasiado ya que estaba enterrada en las piernas de su amiga, llenándola de lágrimas y mocos. Se prometió a sí misma que después de que terminaran de hablar, buscaría una falda que pudiera servirle a Suika y se la daría para que se cambiara.

—Bien… son tres cosas que determinan que tú amas y que esa persona y tú podrían realmente funcionar: la capacidad para comunicar sus emociones, los gustos en común que tengan y la química que tengan como pareja —describió Suika—. Te las voy a explicar un poco más para que se te haga más fácil entender —puntualizó y Kohaku agradeció el gesto, porque, aunque más o menos entendía, quería tener ejemplos de ello.

—Con ejemplos… —comentó simplemente Kohaku.

—Está bien —confirmó Suika, acariciándole el cabello—. Lo primero se refiere a que puedan contarse todo, como cuando eres muy amiga de una persona. Lo segundo se refiere a que compartan intereses, que les gusten las mismas cosas, que puedan disfrutar aficiones en común, como por ejemplo cuando tú y yo nos ponemos a jugar videojuegos porque, aunque tenemos pocas cosas en común, disfrutamos en lo posible compartiendo esas cosas que sí tenemos en común. Y el último es el más importante: la química que tengan, cómo tus hormonas y neurotransmisores se ven alterados por un simple roce, por una caricia, por un abrazo o por un beso sientas que tu cuerpo activa sus sistemas simpático y parasimpático, que hasta el más mínimo gesto sea para ti una explosión de hormonas en tu interior —explicó Suika, haciendo que Kohaku pensara seriamente en cómo recordaba cada día lo que Senku la hacía sentir.

—Yo…

—No es necesario que digas nada ahora mismo, Kohaku. Piénsalo, analízalo bien. Quizás lo que necesitas es salir con algún otro chico o tal vez otros chicos. En teoría, si no sientes lo mismo con otros que con Senku, es muy probable que lo que sientes sea más que una simple atracción física, porque no es como si puedas forzar la atracción química, aunque la atracción física es más fácil de "forzar" —se burló un poco Suika con eso último—. Al final, es tu decisión si quieres experimentar más allá de los roces, pero… no creo que sea tan fácil así. Aunque de esto último Suika no está muy segura. —En ese momento, Suika pareció meditar lo último que dijo, y Kohaku también notó que había pasado su momento de seriedad.

—¿Y si le pregunto a Elise? —inquirió Kohaku.

—Es una buena idea. Suika revisará la hora en California —expresó la más pequeña sacando su teléfono.

Kohaku pudo notar que tenía tres relojes activos: uno que marcaba la hora de Kioto, otro con la hora de Nueva Delhi y finalmente uno con la hora de California. Eran ya las 12:03 horas en Kioto, lo que implicaba que serían las 20:03 horas del día anterior en California. Suika luego buscó el teléfono de Elise e inició una videollamada con ella. Momentos después apareció la ojerosa chica del otro lado de la pantalla, y parecía más ojerosa que nunca.

—¡Ja! Te ves terrible, chica mapache —comentó Kohaku a modo de saludo.

—No sé qué me pasa, pero me siento completamente irracional —respondió al saludo Elise mientras se colocaba la mano izquierda en la frente, por lo que debía estar sosteniendo el teléfono con la derecha—. ¿Necesitan algo? —Suika y Kohaku la miraron con gotas de sudor cayendo por sus sienes.

—Realmente queríamos preguntar algo, pero también nos gustaría mantener contacto contigo, espero que no te pierdas demasiado después de esto —dijo con sinceridad Suika—. Kohaku tiene un problema emocional.

—Oh, esos son mis favoritos. —Repentinamente pareció más despierta—. Iré por café, empiecen a contar…

Vieron cómo se levantaba de su cama y caminaba por la terriblemente desordenada casa, aunque estaba con poca luz, pero era notorio que tenía días sin limpiar.

—Debes extrañar a Gen, debe hacerte falta alguien dispuesto a limpiar ese desastre —le comentó Suika en tono burlón.

—Sí, ese niño bonito es un problema para mí… —dijo sin inmutarse demasiado—. Pero no hablemos de ello, me interesa el problema de Kohaku.

Kohaku tomó el teléfono de Suika y se puso frente a él casi pegando la cara del aparato para ver mejor a Elise, y sí, con su aguda visión podía ver que el desastre de la casa era quizás peor que cuando habían estado en ella.

—Mapache… ¿crees que si existe atracción química con alguien sea posible que emocionalmente me afecte establecer vínculos físicos con otros diferentes a ese alguien? —preguntó sin rodeos Kohaku, intentando utilizar los mismos conceptos que Suika acababa de enseñarle.

Elise pareció meditarlo por un momento y vieron cómo acomodó el teléfono en la casi destruida cocina mientras lavaba la jarra de la cafetera en medio de un montón de platos y ollas sucios.

—La verdad es —empezó—, que creo que me está pasando algo parecido. Sólo que yo no sé definirlo ni entenderlo. Pero lo que he estudiado, al menos hasta ahora, indica que el cuerpo humano responde a estímulos químicos más que físicos. Dicho de otro modo: el físico atrae, pero que te estimule hormonalmente te ilusiona —señaló con una actitud diferente a la que ya conocían y sonando hasta divertida con esa frase—. La ilusión sería una etapa antes del amor, lo puedes llamar "enamoramiento" o "ilusión", que no es exactamente estar enamorado, pero tampoco es exactamente como no estarlo. Se pueden forjar lazos que no son del todo bien construidos y que quizás podrían no funcionar si la persona sólo se estanca en ese enamoramiento —aclaró con un tono más triste.

—No entendí nada, Elise —se sinceró Kohaku. En este punto de la conversación ya Elise había conseguido activar la cafetera y esperaba que terminara de colar el café, mientras lavaba una taza.

—¿Cómo explicarlo? Veamos... velo como si fuese un cálculo matemático, ya que me dijiste que te gustaban los cálculos matemáticos. Cuando te gusta alguien, supongamos que eso vale 1, cuando esa persona te corresponde, también vale 1, y cuando esa persona y tú han interactuado y han conseguido explorarse mutuamente al punto de sentir cambios en tu cuerpo con su sola presencia, también vale 1. Necesitas 3 puntos para que exista la química, es decir, no es sólo ver a esa persona y que físicamente te guste, e incluso el hecho de que te corresponda no quiere decir que tú vayas a sentir algo al acercarte. ¿A qué quiero llegar? Tu cuerpo repudiará en algún punto a cualquier persona que sólo te guste y te corresponda, pero que no active nada en ti, es decir, tener 2 puntos no necesariamente te hace ganador, es completamente necesario que haya 3 puntos —explicó y Kohaku consiguió entender un poco mejor lo que decía.

Vio cómo Elise se servía café en una taza gigante, mientras Kohaku pensaba momentáneamente las cosas. Finalmente dijo:

—Entonces, supongamos que tengo 2 puntos con alguien y 3 puntos con otra persona… ¿eso podría afectarme de alguna forma?

Elise suspiró.

—Sí. Podría incluso darte asco que esa persona te toque, no podrías siquiera avanzar y llegar a tener algo con esa persona con la que tienes sólo 2 puntos porque sólo estarás pensando en la persona con la que tienes 3 puntos. —En ese momento notaron que la mapache hacía una mueca de asco y parecía ocultar un poco un escalofrío.

—¿Quieres hablar de algo? Pareces consternada también —comentó Suika quitándole por un momento el teléfono a Kohaku.

Elise dio varios sorbos a su café mientras mantenía su actitud indiferente de siempre y empezó a caminar hasta una mesa en la sala y se sentó ahí, todas las luces estaban encendidas en la sala y pudieron ver que también estaba igual de desordenado todo. Acomodó el teléfono apoyado en alguna parte de la mesa y dio otro sorbo de su café antes de contestar:

—No… pero lo que sí pienso es que no te arriesgues a sentir incomodidad por algo. Hacer cosas estúpidas puede pesarnos por años. —Con esas palabras Elise parecía triste, pero Kohaku entendió que no hablaría de eso.

—Te contaré las cosas con más detalle, pienso que así se te hará más fácil entender. —La chica mapache asintió.

Después de eso, Kohaku empezó a contar cómo se sentía, primero abordó el tema de que había bloqueado a Senku, que antes de irse de California le había dicho que era mejor no hablar más y dejar esa relación sólo como un bonito recuerdo, un souvenir. Le comentó que después de bloquear a Senku de todas sus redes sociales se sintió mal, pero que no quería tener contacto con él, pues tenía miedo a que las cosas fuesen más intensas entre ellos, poque ella no quería dejarse llevar y que después él se cansara en un momento determinado. Que pensaba en que estar con Senku podría hacerla perder la razón y quedarse en Japón en vez de ir a California, y que simplemente esa idea le parecía completamente irracional en ese preciso momento, porque si ella renunciaba a California por Senku y luego las cosas no funcionaban, entonces la que estaría perdida sería ella.

Realmente contó todo, se desahogó hasta en lo más mínimo de sus temores respecto a Senku, especialmente porque él mismo le había dicho al principio y reafirmado constantemente que no estarían juntos más de cinco veces para evitar enamorarse. Pero entonces, ¿por qué se sentía así? ¿Por qué ese sentimiento tan cruel si ella sólo quería protegerse a sí misma en caso de que las cosas fallaran? Ella tenía miedo de enamorarse, echar todo a la basura por Senku y que él simplemente un día le dijera que ya no quería seguir con ella, pero, aunque estaba segura de que no lo amaba, igual se sentía muy triste lo que había hecho.

—Entiendo —dijo Elise cuando Kohaku terminó de desahogarse y contó todo cuento sentía.

—Ya Suika le explicó los criterios para saber si está enamorada —agregó Suika.

Elise asintió y permaneció pensativa por un momento.

—Bien… lo primero que tienes que hacer es intentar salir con algún chico. Sólo una salida, no tienes que tomar su mano, no tienes que hacer nada con ese chico, sólo ver qué tal fluye la dinámica y si sientes algún tipo de deseo hacia él —explicó con tranquilidad la mapache a Kohaku—. Si en esta salida sólo piensas en Senku, creo que lo que tendrías que hacer es analizar las posibilidades de que estés sintiendo algo más que una simple atracción.

—¿Entonces no tengo que intentar analizar lo de los criterios que me dijo Suika?

Elise negó con la cabeza.

—Esto podría producir sesgos —afirmó.

—¡Ja! No sé qué es un sesgo, pero creo que aceptaré una invitación a salir de un amigo y veré cómo me siento con eso —consideró Kohaku.

—Bien… ¿tienen alguna otra duda? Que ahora que me desperté y tomé café, dudo que pueda dormir. La buena noticia es que hay una serie en la que descubren infieles ante sus parejas y las parejas empiezan a llorar desconsoladamente y podría ponerme a ver eso —informó Elise pareciendo pensativa y hasta emocionada.

—¡Yo quiero decirte algo más, chica mapache! —exclamó Kohaku con decisión—. ¡Yo no soy la única que tiene que preguntarse a sí misma lo que siente!

—¿Acaso Suika también se ha enamorado de alguien? —cuestionó Elise evadiendo el tema.

—¿Suika? ¡NO! No está en los planes actuales de Suika interesarse por ninguna persona —respondió tajantemente Suika ante esa pregunta.

Elise miró con indiferencia y luego volteó hacia la ventana por un momento.

—Yo sólo sé que no quiero ver a nadie que no sea ese niño bonito —dijo en casi en un susurro, pero que Kohaku pudo oír perfectamente—. ¡Colgaré! —sentenció repentinamente y colgó la llamada sin avisar nada más.

Definitivamente la chica mapache era una de las persona más extrañas que Kohaku había conocido.

En ese momento Turqueoise entró en la habitación.

—Kohaku-sama, el almuerzo será servido en media hora —anunció, para posteriormente salir.

Después de que Suika se fue a su casa, Kohaku pensó en que tenía que interactuar con la única persona que podría aprovechar para su plan: Titán. Si salía con él y no sentía nada de interés, pensaría seriamente en lo de los criterios del amor. Entró en su Instagram, ya que su amigo siempre comentaba sus fotos.

Kohaku: Hola. ¿Cómo estás?

Titán: ¡Hola, Kohaku!

¡Estoy muy bien! ¿Y tú?

Kohaku: ¡Ja! ¡Mejor que nunca!

Me preguntaba una cosa… ¿crees que podríamos ir a comer un helado y al cine el viernes luego de salir del instituto?

Titán: ¿En serio?

¡Por supuesto!

Kohaku: Te mandaré una localización para que sepas dónde queda el local que he elegido. Espero que no te moleste que sea de este modo.

Titán: ¡Para nada!

Será un placer que vayamos juntos a comer helado.

Kohaku: ¡Entonces tenemos una cita!

Titán: ¡Sí!

¡La esperaré con ansias!

¡Muchas gracias por la invitación!

Kohaku envió una localización.

¡Ahora sí! Definitivamente Kohaku tenía que conseguir una respuesta a lo que estaba sintiendo.

Viernes, 18 de septiembre.

Kohaku había pasado toda la semana intentando mantenerse tranquila y realmente lo había conseguido, ya que lograba concentrarse muy bien en sus actividades escolares y sus pensamientos sobre Senku no habían sido excepcionales, aunque en las noches solitarias su cuerpo no dejaba de jugarle malas pasadas. Lo bueno había sido que durante toda la semana había estado compartiendo con Suika y se estaban preparando porque el viernes tendrían presentaciones grupales y al grupo de Kohaku le había tocado hacer una reseña histórica de la Segunda Guerra Mundial, junto con la descripción de las implicaciones económicas que había tenido para Japón.

Les fue excelente en su presentación, ya que su grupo estaba conformado por Kinro, Kirisame, Suika y ella. Y al finalizar sus actividades del día se reunió con Titán afuera de la escuela para su salida. El plan era ir en autobús hasta un centro comercial cercano y ver una película y luego tomar un helado, por lo que tendría la oportunidad de estar relativamente cerca de él y saber si realmente se sentía cómoda o no con ello.

Se movilizaron en silencio desde la escuela hasta el centro comercial y fueron a comprar las entradas. Titán se ofreció a pagar, pero Kohaku prefirió correr con sus propios gastos, verían una película nueva de James Bond, la cual a Kohaku le llamaba la atención hacía mucho tiempo. Mientras esperaban para entrar, estuvieron hablando por un momento su amigo y ella.

—¡Ja! Tengo mucho tiempo queriendo ver esta película, casualmente me gustan mucho las películas de espías, investigadores criminales y policías —contó con emoción.

—A mí me encantan también, pero de esta película en particular me gusta muchísimo que la trama parece que tiene mucha más acción que otras similares —añadió Titán con los ojos brillantes.

—Sí, eso también vi en el tráiler. Me encantó la secuencia de imágenes, no sólo por la acción, sino también por el estilo de los efectos especiales, parece que tendrá muchas explosiones —afirmó Kohaku con una gran sonrisa.

—¡También vi eso! ¡Y vi unas entrevistas del protagonista que dicen que es posible que nos sorprendamos con algunas partes en las que la trama se desvía de forma sorprendente! Aunque a mí no me gustan mucho las sorpresas —expuso con algo de preocupación.

—¡Ja! Seguro no será tanta sorpresa como Iron Man dejando su legado en su hija —aseguró con diversión Kohaku y en ese momento volvió a recordar a Senku, su actitud machista en la alfombra roja y lo lindo que le había parecido verlo haciendo berrinche ante la feminista loca amiga de Suika. Luego volvió a mirar a Titán que parecía sorprendido del cambio en la cara de Kohaku.

—¿Sucede algo? —cuestionó mirándola fijamente a los ojos.

—No es nada… —negó mientras apartaba un poco la mirada, tenía que dejar de pensar en Senku, se suponía que el plan era ver si podía sentir algo por alguien más.

De repente vieron que las pantallas del cine parecían haberse enloquecido, lo que le pareció extraño a Kohaku, pero no le dio importancia. Hasta que unos minutos más tarde salió uno de los encargados a hacer un anuncio con un altoparlante.

—Debemos pedir disculpas a los presentes —empezó el encargado—. La verdad es que estamos teniendo una falla que desconocemos y nuestros sistemas son integrados, lo que implica que no podremos mostrar las películas el día de hoy —se disculpó el hombre inclinándose en reiteradas ocasiones—. Procederemos a devolver su dinero —finalizó.

Tras este anuncio, Titán y Kohaku tuvieron que unirse a una larga fila en la que les devolverían el dinero de las entradas, ofreciéndoles un descuento si decidían volver al cine posteriormente. A la chica le pareció curioso que esa situación tan desafortunada se presentara en ese momento, pero su amigo le comentó que no se preocupara, que podrían ir para otro sitio, por ejemplo, a comer helado, mientras charlaban.

Fueron a una heladería conocida que quedaba en las cercanías del cine en el mismo centro comercial y justo cuando iban a solicitar sus helados, Kohaku recibió una llamada en su teléfono.

—Aguarda un momento —pidió la rubia a su acompañante—. ¿Hola? —saludó al contestar la llamada.

Buenas tardes, con la srita. Yamada Kohaku, por favor —solicitó una voz masculina del otro lado del aparato.

—Ella habla.

Estamos llamando de la Estación de Policía Shimogamo —explicó el hombre—. La llamo porque ha sido encontrada una mochila con su nombre y teléfono en las inmediaciones de esta prefectura y necesitamos que venga a retirarla.

Kohaku no recordaba haber perdido ninguna mochila, pero decidió que era mejor averiguar qué había sucedido, especialmente porque esa estación de policía estaba muy cerca de su casa.

—Está bien —informó la chica y colgó—. Titán… debo irme, luego planificamos por Instagram para salir nuevamente —se disculpó inclinándose un poco y salió corriendo.

Llegó a su casa en la noche. Al final la mochila no se parecía a ninguna de las suyas, pero verdaderamente era muy extraño lo que había ocurrido. Al final, los policías le entregaron la mochila debido a que literalmente decía: "Esta mochila pertenece a Yamada Kohaku", con una copia de su identificación y su número de teléfono. Eso era realmente extraño y se preocupó muchísimo porque fuese algún acosador o algo así, por lo que pensó que tenía que descubrirlo.

Al llegar a casa, revisó la mochila. Tenía un hermoso vestido azul que parecía al vestido de Tinkerbell, también tenía varios cuadernos con diseños preciosos de armas que le gustaban a Kohaku, uno de ellos tenía dos katanas atadas a unos girasoles, otro tenía un mangual en una enredadera de rosas y el último tenía una lanza con incrustaciones de ámbares. Realmente eran hermosos esos cuadernos y se notaba que sólo alguien que la conociera podría haber comprado esas cosas, pero… ¿quién? También había unos marcadores de colores, bolígrafos y diversos materiales de papelería que realmente a Kohaku le gustaba la idea de tener. ¿A quién le habría mencionado que quería tener más variedad para sus apuntes?

Esa noche Kohaku supo que no podría dormir pensando en el posible acosador, pero la verdad era que una parte de ella se había sentido bien de que existiera alguien en el mundo que le hubiera prestado tanta atención como para saber exactamente qué cosas le hubiera gustado tener. Quizás Kohaku estaba completamente demente, pero no podía dejar de anhela que ese acosador fuese alguien que pensara como Senku y que realmente se hubiera tomado la molestia de analizarla lo suficiente como para saber qué cosas exactamente quería tener.

"Debo llamar a Suika, porque esto es algo que sólo ella con sus habilidades de detective podrá entender" —pensó dejando de lado las cosas de la mochila y buscando su teléfono para marcarle a su mejor amiga.

Pero antes de marcar, le llamó mucho la atención lo siguiente que vio: era 18 de septiembre y recordó que el lanzamiento del cohete de Senku sería el 20 de septiembre. En ese momento empezó a llorar, pensando en que, quizás, si hubiera seguido en contacto con él, esa noche estaría arriesgándose a viajar varios kilómetros hasta Tokio para ir a su lanzamiento.

¿Cómo era posible que alguien a quien tenía tres semanas sin ver hiciera tantos estragos en su mente y en sus emociones?

¿Era eso a lo que la mapache se refería cuando decía que la atracción es química?

Kohaku no sabía nada de eso, pero lo cierto era que necesitaba olvidarse de ese científico y dejar de relacionar todo con él: al fin y al cabo, si seguía permitiendo que sus sentimientos desbordaran, seguramente la única lastimada sería ella misma, porque jamás un chico tan lógico como él se enamoraría de alguien como ella.

Sí, necesitaba olvidar a Senku, había millones de chicos en el mundo y seguramente alguno de ellos sería como él.

Holis. Así termina el Cap 3 de Un Millón como Tú. Espero que con este Cap puedan entender la finalidad del Cap 2, aunque igual ya saben que de este tema iremos profundizando en la medida en que transcurran los capítulos, es bueno saber más del amor y entender cómo se construye y cómo se va transformando. Además de que tocaré algunos temas que quizás sean un poco álgidos para muchos, así que están advertidos que esta historia va a tener muchos altibajos.

De igual forma, les aviso para que sepan el esquema que tendrá la historia: un capítulo de Senku, luego uno de alguien que esté cerca de Kohaku (principalmente Suika), luego uno de Kohaku y luego uno de alguien que esté cerca de Senku (muy probablemente priorice a Gen y Ryusui en este caso). Así que el próximo capítulo todavía no será desde la perspectiva de Senku.

En fin… para no explayarme más con lo que digo, quiero recordarles que Dr. Stone pertenece a Inagaki y Boichi, yo sólo tomo los personajes prestados para hacer estos fanfics. Los únicos personajes que me pertenecen ustedes ya los conocen, siendo de gran relevancia mi querida Elise, que todos saben que la amo infinitamente.

Quiero agradecer mucho a Celeste Kaomy, porque siempre está ahí apoyándome para que escriba más de la ship (así que probablemente pronto me abra una cuenta en Ao3, por recomendación de ella también jeje). Y quiero agradecer a mi querida Marisol, que de verdad Marisol ha sido mi luz en los momentos en que he pensado en dejar de escribir Un Millón como Tú.

A todos mis lectores, que sepan que los amo mucho, mucho, infinitamente y pues mi trabajo sigue estando pesado y me pongo algo lenta para actualizar, pero realmente no los abandonaré. Sepan que los amo y que aquí ando lista para seguir escribiendo, y pronto actualizaré Circunstancias Problemáticas antes de continuar con los más atrasados porque sinceramente el capítulo que viene del multiverso va a estar genial jeje.

Gracias y pues para no extenderme más, les mando todo mi amor, y espero que puedan dejarme sus lindos comentarios que me motivan a seguir escribiendo. Y si tienen alguna duda sobre los temas que he tocado en este fanfic, pueden preguntar con confianza.